Hola mi hombrecito, mi pequeño ser, mi mate, mi amor, mi
príncipe, mi cosita hermosa, mi hijo amado… en estos quince años de vida te he llamado de diferentes maneras así como tú a mí: Honey, gordita, pero el apodo más bonito ha sido Mamá….
Confieso que no fue tu primera palabra pero cuando la
mencionaste me hiciste sentir la mujer más feliz del mundo… fue un sentimiento tan indescriptible, un estado perfecto para mi cuerpo y alma.
Hoy no solo te veo crecer en estatura, en personalidad, en
humildad, en honradez, en tu ternura inconfundible, en tu cariño, en tu amor por los tuyos, en tu preocupación por la familia, en tus dones, en tu fe y en tantos valores que Dios, la Virgen y el Espíritu Santo han puesto en tu vida, ellos han sido tu guía y la nuestra para poder llevarte por el camino que hoy con orgullo compartimos contigo.
Hoy, otro paro más en tu vida, de pequeño elegíamos por ti,
ahora que ya eres un hombre (aunque para mi seguirás siendo mi pequeño) elegiste hacer tu confirmación, me siento orgullosa y comparto tu decisión.
Recuerda que te amo con toda mi alma, eres mi orgullo, mi
tesoro y el regalo más lindo y preciado que Dios y la Vida me han dado. Gracias por existir y por elegirme a mí como tu Mamá.