Está en la página 1de 20

RESPONSABILIDAD POR EL DAÑO

AMBIENTAL PURO Y EL CÓDIGO

CIVIL PERUANO

AUTORES:

Fernando Calizaya, 2017057972

Gabriela Candia, 2017057977

Valey Villalba, 2015051387

Elias Melendez, 2017057950

Thamara Huaco, 2017057931

Maria Isabel Berrios, 20170573689

Dayana Acero, 2017057959


I. RESUMEN:

II. ABSTRACT:

III. SUMARIO:
I. PALABRAS CLAVE, V. INTRODUCCIÓN, VI. OBJETIVOS, VII. NOCIONES

BÁSICAS, A) AMBIENTE, B) EL DAÑO EN LA LEY GENERAL DEL

AMBIENTE. VI. RESPONSABILIDAD CIVIL Y EL DAÑO AMBIENTAL

PURO, A) LOS PRINCIPIOS, B) LA REPARACIÓN, EL ESTABLECIMIENTO

Y INDEMNIZACIÓN, C) LA COMPENSACIÓN EN LOS TÉRMINOS

AMBIENTALES, 1. LINEAMIENTOS PARA LA COMPENSACIÓN

AMBIENTAL EN EL MARCO DEL SISTEMA NACIONAL DE EVALUACIÓN

DE IMPACTO AMBIENTAL (SEIA), D) NEXO CAUSAL EN EL DAÑO

AMBIENTAL, E) LA CUESTIÓN DE LA ANTIJURICIDAD Y EL EJERCICIO

REGULAR DE UN DERECHO, F) UN PLAZO DE PRESCRIPCIÓN DISTINTO,

VIII. CONCLUSIONES, IX. BIBLIOGRAFÍA

IV. PALABRAS CLAVES:


Daño ambiental puro, contaminación ambiental, desgaste, desaprovechamiento, explotación,

recursos, impacto ambiental, indemnización, ambiente.

V. INTRODUCCIÓN

Los daños ambientales van aumentando vertiginosamente en la actualidad. Día a día

observamos que este daño, que en sí mismo se hace al ambiente, afecta a la sociedad en su

conjunto, a la calidad de vida de sus miembros; y, más aun, a su desarrollo, porque el ambiente

es el sustento que hace posible la vida en la Tierra hoy y la hará posible mañana.
En el presente ensayo tocamos aspectos referentes a la reparación del daño ambiental en

relación con las disposiciones del Código Civil peruano y la Ley General del Ambiente.

Siguiendo la base del ensayo de Lorenzo de la Puente Brunke, reflexionamos de la importancia

que tiene cuidar nuestro medio ambiente en la actualidad.

Por ello tenemos como objetivo explorar las diversas respuestas jurídicas que pueden

producirse frente a la generación de un daño ambiental en el Perú, invita también a la reflexión

sobre los desafíos y oportunidades que las normas ambientales brindan a los ciudadanos para

reivindicar sus derechos afectados.

VI. OBJETIVOS
 El objetivo de este presente trabajo es realzar el gran impacto ambiental que
obtenemos al realizar ciertas actividades, pero de forma más comprometedoras.
 No se que poner
 No se que poner
OBJETIVO GENERAL:
 No se que poner

VII. NOCIONES BÁSICAS

A. Ambiente

El Ambiente es el sistema global constituido por elementos naturales y artificiales de naturaleza

física, química, biológica, sociocultural y de sus interrelaciones, en permanente modificación

por la acción humana o natural que rige o condiciona la existencia o desarrollo de la vida.

Está constituido por elementos naturales como los animales, las plantas, el agua, el aire, y

artificiales como las casas, las autopistas, los puentes, etc.


Incluye aquellas cosas que son producto del hombre y que lo incluyen. Por ejemplo, las

ciudades son el resultado de la sociedad humana y forman parte del ambiente. La cultura de un

pueblo también, sus costumbres, sus creencias, etc.

Algunos creen que el ambiente es únicamente la naturaleza ¡Pero no!, el hombre también forma

parte. Somos un componente muy importante porque podemos transformarlo más que

cualquier otro ser del planeta y por ende tenemos una responsabilidad superior.

El ambiente está en constante modificación, positiva o negativa, por la acción del hombre o

natural. O sea que los cambios pueden ser hechos por los humanos o por la naturaleza misma.

Sin duda nosotros transformamos lo que nos rodea pero también la lluvia modela el paisaje, el

mar construye y destruye playas, el frío y el calor rompen las rocas, otras especies son

arquitectas de su entorno, etc.

En síntesis, el ambiente es todo aquello que nos rodea, que forma parte de nuestro entorno, ya

sea biótico o abiótico, sumado a lo que nosotros mismos somos y creemos.

Pese a que todos los días vemos los motivos por los cuales es tan importante proteger nuestro

ambiente, aún hay gente que se pregunta ¿Por qué? ¿Por qué debemos cuidar nuestro planeta?

Creemos que la belleza del mundo es inmensa y que la sola idea de ir perdiéndola poco a poco

es terrible. Amar a la naturaleza es lo que nos da fuerzas para defenderla día a día. Mirar el

cielo limpio, observar un río claro y lleno de vida, sentir el aroma especial que tiene un bosque

después de la lluvia, contemplar a un pájaro construyendo delicadamente su nido... todas estas

cosas queremos seguir haciéndolas.

Ahora bien, para algunos amar al mundo no es suficiente razón. Y creemos que hay más...

Imagínate que el ambiente fue prestado a los hombres. Cuando un amigo te presta un juguete
o un libro tú puedes usarlo; está bien que lo hagas. Pero estaría mal si lo rompieras, si lo usaras

con descuido.

Es importante entonces pensar que el mundo no nos pertenece, nos ha sido prestado para que

vivamos en él y lo utilicemos con sabiduría. Y eso es lo que debemos hacer, vivir, no destruir.

Si destruimos el ambiente estaremos perjudicándonos a nosotros mismos, y a nuestros hijos y

nietos. Cuidar el mundo es cuidarnos y ésa es otra muy buena razón.

B. El daño en la Ley General del Ambiente

La Ley General del Ambiente incorporó en su artículo 142 una definición de daño ambiental.

Dicho artículo reitera, en primer lugar, el principio general por el cual quien pudiera producir

un daño ambiental debe asumir los costos que impliquen su prevención—principio de

internalización de costos— o su mitigación.

Por ello, la ley define como daño ambiental «todo menoscabo material que sufre el ambiente

y/o alguno de sus componentes, que puede ser causado contraviniendo o no disposición

jurídica, y que genera efectos negativos actuales o potenciales» (Ley General del Ambiente,

2005).

En primer lugar debemos precisar a qué se alude con el ambiente o sus componentes. La propia

Ley General del Ambiente señala que ellos comprenden «los elementos físicos, químicos y

biológicos de origen natural o antropogénico que, en forma individual o asociada, conforman

el medio en el que se desarrolla la vida». Sin embargo, esto nos da como resultado un conjunto

muy grande de elementos. Por ello, la ley 28611 precisa que son «los factores que aseguran la

salud individual y colectiva de las personas y la conservación de los recursos naturales, la

diversidad biológica y el patrimonio cultural asociado a ellos, entre otros» (Ley General del

Ambiente, 2005)
. Es decir, se trata de aspectos ambientales esenciales para el desarrollo pleno de la vida humana

y de los ecosistemas en general. Es por ello que el ambiente —y sus componentes—es

considerado un bien jurídicamente protegido. En segundo lugar, el daño es equiparado a un

menoscabo material del ambiente o de sus componentes que trae como resultado la disminución

de su valor o importancia. Dicha reducción debe derivarse, conforme lo indica la definición,

de una alteración material. Esta, sin embargo, debe leerse desde una visión dinámica de los

procesos ambientales. Podría ocurrir que la alteración consista en el mantenimiento de la

situación física de un componente del ambiente. Para ilustrar el caso, imaginemos que se busca

alterar el ciclo natural —previo a la intervención humana— de un río, buscando que este

mantenga el mismo caudal durante el año, sin variaciones. Si el funcionamiento de los

ecosistemas se ve afectado negativamente, nos encontraremos ante un daño ambiental. No

obstante, de acuerdo con la Ley General del Ambiente, solo si dicho menoscabo material

genera efectos negativos —sean actuales o potenciales, sean materiales o intangibles—sobre

otros bienes jurídicos protegidos, puede denominarse daño ambiental. En particular, estamos

hablando de la vida y salud humanas, así como otros bienes sociales, económicos —incluyendo

la propiedad—, o culturales que pudieran ser afectados. De esta manera se establece una línea

entre el menoscabo material ambiental tolerable del que no lo es. (Di laura, 2003)

Se trata de distinguir entre el daño al ambiente y el daño a través del ambiente. La salud, la

vida, o la propiedad pueden sufrir un menoscabo por un cambio en la situación del ambiente y

sus componentes. De igual modo, derechos colectivos como la identidad cultural pueden ser

afectados como consecuencia del daño ambiental. Estos daños se producen a través del

ambiente, pero no son, propiamente, un daño al ambiente. Dado que debemos relacionar el

menoscabo material a sus efectos negativos, es necesario tomar en cuenta dos aproximaciones

diferentes. Una, que podríamos llamar de carácter fuertemente científico, esta se centra en el

valor que tiene el ambiente para el mantenimiento de procesos ecológicos —incluyendo los
que sostienen los aspectos biológicos de la vida humana— de gran dinamismo y en ocasiones

de enorme fragilidad. La segunda, liga los distintos componentes ambientales con la sociedad

humana, con lo cual su mantenimiento se vincula con la esfera económica, social y cultural de

las poblaciones humanas. En consecuencia, constituyen menoscabo material con efectos

negativos —y por lo tanto, daño ambiental— tanto la pérdida de determinada especie o la

reducción significativa del número de individuos que la componen —que producen una pérdida

en la capacidad de un ecosistema de sostenerse en el tiempo—, como la alteración del paisaje,

que podría no tener un efecto mayor sobre los ecosistemas, pero sí implicar una afectación

negativa del valor estético que le asigna la sociedad humana. La alteración de un paisaje le

resta valor en tanto el mismo cumple un papel de satisfacción estética, tanto individual como

colectivo. Este último ejemplo es, por su propio origen, mucho más proclive a generar serias

desavenencias sobre el valor de los componentes del ambiente, dadas las modificaciones que

pueden aparecer sobre dicho juicio estético al interior de los colectivos e incluso en los propios

individuos. Las dos aproximaciones señaladas deben ser analizadas reconociendo, en primer

término, los naturales límites del conocimiento humano así como las variaciones que este ha

tenido, tiene y puede tener, sobre la conceptualización del daño ambiental. Por ejemplo,

podemos ser ignorantes de la producción de un menoscabo ambiental con efectos negativos,

como lo fuimos por mucho tiempo con relación al daño que se estaba generando en la capa de

ozono estratosférico que rodea el planeta o el fenómeno del calentamiento global. Nuestro

desconocimiento sobre el número total de especies existentes en muchos lugares del planeta

limita nuestra capacidad de evaluar el daño que pudiera estar produciéndose sobre los

ecosistemas en general. Esta ignorancia es entendible considerando la enorme complejidad

ecosistémica que posee la Tierra. Lo mismo puede decirse de los cambios en las valoraciones

humanas sobre el ambiente. No es difícil comprender los cambios históricos que pueden
producirse en el valor que se asigna al ambiente por razones sociales, económicas y culturales

(Múller, 2012, pág. 60).

En un mundo globalizado, se debe agregar los desafíos de la diversidad cultural que pone en

relieve las diferencias valorativas presentes a la vez. De otra parte, los efectos negativos del

menoscabo ambiental también pueden presentarse muy alejados física o temporalmente (o

ambas cosas) de este. Aquí también encaramos los desafíos en la definición del vínculo causal

entre el daño ambiental y los efectos negativos que buscamos atribuirle. Nuevamente, esta

relación también está estrechamente ligada al grado de conocimiento científico de las

sociedades. La definición cierra con una referencia a que el menoscabo es independiente de

que se hubiera «causado» contraviniendo o no disposición jurídica alguna. Es decir, la acción

humana que genere un daño ambiental o contribuya a él no es necesariamente infractora de

alguna norma legal. El ejemplo más sencillo es el efecto de acumulación de múltiples acciones

permitidas, o al menos no prohibidas, las que combinadas pudieran contribuir a producir un

menoscabo material negativo (Múller, 2012, pág. 63).

También puede ocurrir que la falta de conocimiento científico no permita al sistema jurídico

establecer alguna prohibición o limitación de ciertas conductas que pueden dañar el ambiente,

como fue por mucho tiempo el caso de las emisiones de sustancias agotadoras de la capa de

ozono, caso ya mencionado. Y no debemos olvidar que, incluso con conocimiento disponible,

no siempre es viable incorporar prohibiciones y restricciones a todas las conductas que pueden

generar —por sí mismas o por un efecto acumulativo— daños ambientales. De otro lado, la

causa del daño ambiental no siempre puede ser atribuida a la acción humana. Una erupción

volcánica puede lanzar, al ambiente, más contaminantes que años de producción industrial. El

fenómeno natural será el agente productor del daño al ambiente, daño que tendremos

igualmente que enfrentar, por más que no podrá ser atribuido a acción humana alguna.
VIII. RESPONSABILIDAD CIVIL Y EL DAÑO AMBIENTAL PURO

El camino jurídico que ha seguido el tratamiento de la protección del ambiente ha ido

transformando la disciplina jurídica. En este camino se distinguen, al menos dos grandes

etapas. Una inicial, caracterizada por un Derecho que protegía indirectamente algunos

componentes del ambiente considerados propiedad privada; para luego pasar a una segunda

etapa en la que ya se reconoce a la naturaleza como un bien jurídico que debe ser protegido por

sí mismo. (Brunke, 2011)

A. Los principios

La LGA establece en su título preliminar los siguientes principios:

a) Principio de sostenibilidad (artículo V):

La gestión del ambiente y de sus componentes, así como el ejercicio y la protección de los

derechos que establece la presente ley, se sustentan en la integración equilibrada de los aspectos

sociales, ambientales y económicos del desarrollo nacional, así como en la satisfacción de las

necesidades de las actuales y futuras generaciones.

b) Principio de prevención (artículo VII):

La gestión ambiental tiene como objetivos prioritarios prevenir, vigilar y evitar la degradación

ambiental. Cuando no sea posible eliminar las causas que la generan, se adoptan las medidas

de mitigación, recuperación, restauración o eventual compensación que correspondan.


c) Principio precautorio (artículo VII):

Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza absoluta no debe utilizarse

como razón para postergar la adopción de medidas eficaces y eficientes para impedir la

degradación del ambiente.

d) Principio de internalización de costos (artículo VIII):

Toda persona natural o jurídica, pública o privada, debe asumir el costo de los riesgos o daños

que genere sobre el ambiente. El costo de las acciones de prevención, vigilancia, restauración,

rehabilitación, reparación y la eventual compensación, relacionados con la protección del

ambiente y de sus componentes de los impactos negativos de las actividades humanas debe ser

asumido por los causantes de dichos impactos.

e) Principio de responsabilidad ambiental (artículo IX):

El causante de la degradación del ambiente y de sus componentes, sea una persona natural o

jurídica, pública o privada, está obligado a adoptar inexcusablemente las medidas para su

restauración, rehabilitación o reparación según corresponda o, cuando lo anterior no fuera

posible, a compensar en términos ambientales los daños generados, sin perjuicio de otras

responsabilidades administrativas, civiles o penales a que hubiera lugar.

f) Principio de equidad (artículo X):

El diseño y la aplicación de las políticas públicas ambientales deben contribuir a erradicar la

pobreza y reducir las inequidades sociales y económicas existentes; y al desarrollo económico

sostenible de las poblaciones menos favorecidas. En tal sentido, el Estado podrá adoptar, entre

otras, políticas o programas de acción afirmativas, entendidas como el conjunto coherente de

medidas de carácter temporal dirigidas a corregir la situación de los miembros del grupo al que

están destinadas, en un aspecto o varios de su vida social o económica, a fin de alcanzar la

equidad efectiva.
g) Principio de gobernanza ambiental (artículo XI):

El diseño y aplicación de las políticas públicas ambientales se rigen por el principio de

gobernanza ambiental, que conduce a la armonización de las políticas, instituciones, normas,

procedimientos, herramientas e información de manera tal que sea posible la participación

efectiva e integrada de los consensos, sobre las base de responsabilidades claramente definidas,

seguridad jurídica y transparencia.

De todos estos principios, toman particular relevancia el de sostenibilidad y el de precaución.

Respecto del primero, autorizada doctrina nacional advierte que “[...] no cabe duda de que

nuestra sociedad no pretende —ni puede pretender cuerdamente— preservar una pureza

ambiental y paisajística prístina y absoluta a cualquier costo. Por este motivo, no todo daño

ambiental es antisocial, sino solo aquel que la sociedad considere excesivo para su grado de

conciencia del peligro”.

B. La reparación, el restablecimiento y la indemnización

El artículo 147 de la LGAMB define a la reparación del daño como “el restablecimiento de la

situación anterior al hecho lesivo al ambiente o sus componentes, y de la indemnización

económica del mismo”. Y añade que “de no ser técnica ni materialmente posible el

restablecimiento, el juez deberá prever la realización de otras tareas de recomposición o

mejoramiento del ambiente o de los elementos afectados”. Luego, a párrafo seguido, dispone

que “la indemnización tendrá por destino la realización de acciones que compensen los

intereses afectados o que contribuyan a cumplir los objetivos constitucionales respecto del

ambiente y los recursos naturales”. (Múller, 2012)

 La reparación de daño ambiental: La reparación ambiental es el proceso jurídico-práctico

por el cual, a partir de la determinación valorativa de un bien que ha sufrido deterioro por un

daño ambiental, el agente dañoso debe indemnizar efectivamente al o a los afectados; sostiene
que es no solo el resarcimiento pecuniario propio del ordenamiento civil, sino también la

restitución de los ambientes ecológicamente dañados o deteriorados, a su estado anterior.

 El restablecimiento del daño ambiental: como su nombre lo dice, restablecer el daño

ocasionado por nosotros a traves de diferentes acciones, retribuyendo al estado el bien

en perfectas condiciones por más que haya sido usado con unos fines dados a la

población.

 La indemnización del daño ambiental:

C. La compensación en términos ambientales

El artículo IX del Título Preliminar de la Ley General de Ambiente dispone la obligación de

“compensar en términos ambientales los daños generados, sin perjuicio de otras

responsabilidades administrativas, civiles o penales a que hubiera lugar”; obligación que está

limitada a aquellos casos en que no fuera posible adoptar medidas de restauración,

rehabilitación o reparación (Múller, 2012)

1. Lineamientos para la Compensación Ambiental en el marco del Sistema Nacional

de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA)

Lograr la reducción de los impactos ambientales en el Perú es un camino largo, pero que se

recorre a paso firme en el Ministerio del Ambiente (MINAM). Uno de los hitos más

importantes en esta ruta ocurrió a fines de 2014, con la aprobación de los Lineamientos para la

Compensación Ambiental, que hoy tenemos el gusto de presentar a través de esta valiosa

publicación. Y es que, si se entiende la compensación desde una perspectiva complementaria

con los instrumentos de gestión ambiental preexistentes, es posible valorar la importancia de

esta herramienta, que prevé y determina lo que se debe hacer para mitigar y gestionar los

impactos ambientales inevitables.


De esta manera, la compensación se convierte en una medida que fortalece y moderniza el

Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental - SEIA. Asimismo, no podemos dejar

de mencionar otros instrumentos que se unen a ese propósito, como la Zonificación Ecológica

y Económica (ZEE) o el Ordenamiento Territorial (OT), pues todas juntas contribuyen al

desarrollo sostenible. Los Lineamientos de Compensación Ambiental establecen mecanismos

que permiten garantizar el mantenimiento de la biodiversidad y la funcionalidad de los

ecosistemas. Así, son una guía clara que permite a las empresas (u otras inversoras)

implementar medidas y acciones de conservación y restauración. Con orgullo, podemos decir

que ya estamos viendo las primeras iniciativas privadas que se vienen aplicando y que son un

ejemplo de inversiones sostenibles.

Este documento, además, resultará de gran interés para las ONG, consultoras, funcionarios

públicos de otros sectores, investigadores de las universidades y público en general, pues

podrán conocer de qué manera se debe implementar un Plan de Compensación Ambiental de

los Estudios de Impacto Ambiental (EIA).

Desde el MINAM, estamos convencidos de que tanto la norma como sus lineamientos

permitirán que las actividades económicas se ejecuten adecuadamente, haciendo del desarrollo

una realidad de perspectivas variadas en que el factor ambiental ocupa cada vez más un lugar

preponderante y de competitividad. Por ello, saludamos el resultado de un proceso técnico y

participativo —conformado por expertos internacionales y nacionales, el sector privado y los

organismos no gubernamentales en coordinación con otros sectores del gobierno— que nos

demostró una gran capacidad de respuesta a necesidades concretas de la gestión ambiental

peruana sobre la base del diálogo y consenso entre el Estado y la ciudadanía.


D. NEXO CAUSAL EN EL DAÑO AMBIENTAL

Espinoza en lo que a nexo causal se refiere, sabemos que el análisis causal es dual, vale decir,

se debe indagar sobre quién es el responsable (causalidad de hecho) y hasta dónde se es

responsable (causalidad jurídica). En doctrina se sostiene que la investigación relativa a los

perfiles causalísticos se concentraría en la causalidad de hecho: es decir en el nexo entre la

conducta contaminante y el evento que constituiría la saturación .Creo que en este tipo de casos

es perfectamente aplicable la denominada carga dinámica de la prueba o, como se prefiere

hablar en responsabilidad civil, la teoría de la causalidad probabilística. Es evidente que la

carga probatoria debe recaer en quien está en mejor posición para asumirla. (Espinoza, 2011)

El Derecho ambiental tiene hoy en día soluciones incluso singulares en materia de relación de

causalidad. Por ejemplo, los casos por daño ambiental son los llamados casos arduos, ríspidos,

difíciles o complejos desde el punto de vista procesal. Dada esta situación, se han generado una

serie de teorías en materia de relación de causalidad que tratan de aligerar la carga de la prueba,

de suavizar la exigencia de prueba con respecto a la relación de causalidad, porque se sabe que

puede fracasar todo el sistema de responsabilidad si no se prueba el nexo de causalidad entre

la actividad presuntamente o potencialmente dañina y el daño. Por ejemplo, en una situación

de contaminación por hidrocarburos, en la zona donde se generó aparentemente el hecho, o

zona de afectación, las empresas tienen lo que se llama una pluma contaminante, que genera

una zona de afectación. En el sector afectado por este hecho, basta con ubicar a las dos o tres

industrias que manipulan o producen hidrocarburos para considerar que alguna de ellas, debe

haber sido la responsable. Si no se conoce el aporte individual de cada una de ellas al daño, la

Ley señala es que son todas responsables solidariamente por la reparación del daño ambiental.

(Cafferatta, 2013)

¿Cuáles son los supuestos de ruptura del nexo causal?


El art. 146 establece que no existirá responsabilidad en los siguientes supuestos:

 Cuando concurran una acción u omisión dolosa de la persona que hubiera sufrido un daño

resarcible de acuerdo con esta Ley.

 Cuando el daño o el deterioro del medio ambiente tenga su causa exclusiva en un suceso

inevitable o irresistible.

 Cuando el daño o el deterioro del medio ambiente haya sido causado por una acción y

omisión no contraria a la normativa aplicable, que haya tenido lugar con el previo

consentimiento del perjudicado y con conocimiento por su parte del riesgo que corría de

sufrir alguna consecuencia dañosa derivada de tal o cual acción u omisión.

Llama la atención que no se haya contemplado el supuesto del hecho de un tercero (aunque

podría incluirse en el inc. b, al tratarse de un “suceso inevitable o irresistible» o incluso

complementarse con los arts. 1972 y 1973 C.C., este último, que opera como concausa).

Mención aparte merece el inc. c: Es cierto que el derecho formalmente válido establece límites

y standars en los cuales está permitido dañar, sin embargo, este dispositivo colisiona

frontalmente con el art. 142.2 ya que puede haber daño ambiental «contraviniendo o no

disposición jurídica”.

No se debe confundir el supuesto del art. 146. de la L.G.A. con el de las cláusulas en las cuales

se exonera o se limita de responsabilidad extracontractual al dañante (art. 1986 ce). Si bien

(formalmente) sólo serían válidas si obedecen a culpa leve (no por dolo ni culpa inexcusable)

¿acaso no se violan normas de orden público. En efecto, también merece pasar este acuerdo

por el filtro de constitucionalidad ¿no se debe resarcir un daño al medio ambiente cuando media

culpa leve? La respuesta correcta es la afirmativa: se impone el respecto a la persona humana

(art. I Const.) y la propia protección al medio ambiente (art. 67 Constitución, cuando se refiere

al “uso sostenible” de los recursos naturales). Por consiguiente, aunque exista “previo
consentimiento”, no cabe la configuración de una supuesta ruptura del nexo causal ni, mucho

menos, estamos frente a un «ejercicio regular de un derecho» (art. 1971.1 ).

E. La cuestión de la antijuricidad y el ejercicio regular de un derecho

La antijuricidad no representa una complejidad al contrario, como sabemos la naturaleza del

ambiente es un bien jurídico que esta constitucionalmente protegido, ya que este es el sustento

de la vida de las personas, por ende también determina que todos tengamos la obligación de

preservarlo, cuidarlo y protegerlo. Esta obligación, que se encuentra normada en nuestra

legislación nacional determina que toda conducta que atiente con lo que está previsto en el

presente artículo es considerado antijurídica, en el caso que dañen; también señala que si se

incumple este debe ser reparado con una disposición jurídica si es que se da el caso.

Si hacemos una revisión de nuestros ordenamientos jurídicos civiles, nos damos con la sorpresa

que en el párrafo 1 del artículo 1971 del Código Civil establece que no hay responsabilidad

civil en el ejercicio regular de un derecho. Sin embargo, en la actualidad si lo pasamos en el

contexto jurídico que se ve en el día a día, el ejercicio del derecho no será irrestricto. A caso

esta ¿Esta norma del Código Civil es una exención viable de responsabilidad para todos los

casos de derechos ambientales afectados? Es fácil darnos cuenta de la respuesta la cual es no

es, porque para esto la facultad otorgada.

Nosotros como ciudadanos debemos exigir el cumplimiento del reglamento y demás

disposiciones legales para poder proteger, cuidar nuestro medioambiente. Y si por alguna razón

la dañamos debemos repara el daño hecho, y esto lo respalda las disposiciones constitucionales,

las de la Ley Orgánica para el Aprovechamiento Sostenible de los Recursos Naturales, Ley

26821, así como lo establecido en los artículos VIII y IX del Título Preliminar de la LGAMB

lo prohíben.
F. Un plazo de prescripción distinto

El código civil del 2001 en el artículo 4, establece que “prescriben, salvo disposición diversa

de la ley (…) a los dos años, (…) la acción indemnizatoria por responsabilidad

extracontractual”.

Según lo expuesto, damos a entender que la acción prescribe, pasado dos años, contado desde

el momento que la víctima conoce el daño, esto es un requisito fundamental, los daños

ocasionados al medio ambiente por la mayoría son visibles y podemos darnos cuenta tan

fácilmente. Un ejemplo claro, será la contaminación de los mares, uno de los más contaminados

y difícil de reparar el daño causado.

Luego de unos 16 años, fue aprobada la ley donde el plazo de prescripción es de veinte años

para un caso ambiental específico. El apartado 1 del artículo 23 de esta ley, bajo el epígrafe

“Responsabilidad por residuos sólidos peligrosos frente a daños”, establece que “el que causa

un daño durante el manejo de residuos sólidos peligrosos está obligado a repararlo, de

conformidad con el Artículo 1970 del Código Civil”.

IX. CONCLUSIÓN

Para concluir este tema, tan caótico y después de haber realizado un estudio breve referente a

esta problemática tan tradicional como es la contaminación ambiental, pasamos a explicarle

paso a paso como se encuentra las normas relacionas al tema en si en nuestro Código Civil,

también de cómo es la protección del ambiente por la vía administrativa. Es así, como la

legislación ambiental peruana ha tomado mucho más importancia estos últimos años, aunque

no fue de una manera uniforme. Pero debemos tener en cuenta que a pesar de la dispersión y

no regularización de varios puntos sobre el derecho ambiental, no implica que el estado y las

empresas depreden de una manera excesiva nuestro recurso natural o contaminar con la
extracción de estos, porque no se encuentra normado tal cual en nuestro ordenamiento jurídico

civil.

En el ámbito de los daños ocasionados por la contaminación en el Perú, aun no hay una

regularización exacta o definida respecto a ese punto, sin embargo las normas ambientales,

deben ser interpretadas para poder abarcar este tema. Aunque los derechos generales en si sobre

el medio ambiente, son muy literarios y para la regularización de los daños debe ser, mucho

más realista.

Debemos ser conscientes de nuestras acciones, y tratar poco a poco a ayudar a mejorar nuestro

medio ambiente, y apoyar con la responsabilidad por el daño ocasionado.


X. BIBLIOGRAFÍA

Brunke, L. d. (2011). RESPONSABILIDAD POR EL DAÑO AMBIENTAL PURO Y EL

CÓDIGO CIVIL PERUANO. Obtenido de

revistas.pucp.edu.pe/index.php/themis/article/view/9070

Cafferatta, N. (02 de Junio de 2013). “La responsabilidad por daño ambiental”. Obtenido de

“La responsabilidad por daño ambiental”:

http://www.pnuma.org/deramb/documentos/VIProgramaRegional/3%20BASES%20

Di laura, M. E. (2003). El daño ambiental colectivo y la nueva Ley General.

Espinoza, J. (2011). Derecho de la Responsabilidad Civil. Lima: Rodhas. SAC.

Ley General del Ambiente. (15 de Octubre de 2005). Ley General del Ambiente- ley 28611.

Lima, Perú: articulo 142.

Múller, E. C. (2012). «El daño ambiental en la ley 25.675». Revista de Derecho Ambiental.
CONTENIDO

I. INTRODUCCIÓN .............................................................................................................. 2

II. NOCIONES BÁSICAS ...................................................................................................... 3

A. AMBIENTE .................................................................................................................... 3

B. EL DAÑO EN LA LEY GENERAL DEL AMBIENTE................................................ 5

III. RESPONSABILIDAD CIVIL Y EL DAÑO AMBIENTAL PURO ............................. 9

A. LOS PRINCIPIOS .......................................................................................................... 9

B. LA REPARACIÓN, EL RESTABLECIMIENTO Y LA INDEMNIZACIÓN ........... 11

C. LA COMPENSACIÓN EN TÉRMINOS AMBIENTALES ........................................ 11

1. LINEAMIENTOS PARA LA COMPENSACIÓN AMBIENTAL EN EL MARCO

DEL SISTEMA NACIONAL DE EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL

(SEIA) ............................................................................................................................... 12

D. NEXO CAUSAL EN EL DAÑO AMBIENTAL ......................................................... 14

E. LA CUESTIÓN DE LA ANTIJURICIDAD Y EL EJERCICIO REGULAR DE UN

DERECHO ........................................................................................................................... 16

F. UN PLAZO DE PRESCRIPCIÓN DISTINTO ............................................................ 17

IV. CONCLUSIÓN ............................................................................................................. 17

V. BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................. 19

También podría gustarte