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Páez pudo dominar sin mayores esfuerzos estos conatos de insurrección. Con el apoyo de la
oligarquía caraqueña y de otros sectores influyentes, entró en conversaciones con Monagas y
llegó a acuerdos con él, mediante los cuales los alzados depusieron las armas y reconocieron al
gobierno nacional, y a cambio, éste les concedió indultos y les garantizó sus bienes, grados
militares y personas.
1.- El Choque entre el Gobierno y la Iglesia Católica, por la mala interpretación de la Ley de
Patronato Eclesiástico. En base a esta interpretación errada, el Congreso de Valencia dispuso
que el día siguiente de promulgada dicha Constitución fuese jurada por todos los dignatarios
de la iglesia, en cada lugar, durante la celebración de la misa. El arzobispo Ignacio Méndez de
Caracas, quien desde el 21 de mayo de 1821 era el titular de la iglesia caraqueña y la más alta
autoridad eclesiástica de Venezuela para entonces, expuso al gobierno, con una serie de
argumentaciones, que él no juraría la Constitución en la Catedral durante una m isa, sino en la
Casa de Gobierno. Emplazado nuevamente por el gobernador de Caracas, reafirmó su posición,
arguyendo además que sobre las ceremonias litúrgicas, como el Te Deum y la Misa, sólo las
autoridades eclesiásticas podían decidir. La situación se agravó entre las relaciones de la iglesia
con el gobierno, cuando el consejo de Gobierno despojó de toda autoridad al arzobispo
Méndez y le desterró el 21 de noviembre de 1830. Por sostenerse en la misma posición que el
Arzobispo de Caracas, fueron igualmente expulsados del país los Obispos de Mérida y
Guayana. Posteriormente el 17 de abril de 1832, el Gobierno decretó la suspensión de la pena
y los prelados afectados regresaron al país y juraron la Constitución ante el Encargado del
Poder Ejecutivo, Dr. Diego Bautista Urbaneja. Pero la lucha por parte del Arzobispo de
Caracas, para que el Gobierno reconociera la Ley del Patronato Eclesiástico, valió para una
nueva expulsión del Arzobispo. Salió hacia Nueva Granada, murió en Villeta, población cerca
de Bogotá, en 1839.
2.- La Sublevación del General José Tadeo Monagas, se conoce como el levantamiento de
Oriente y fue dirigido por Monagas y Santiago Mariño. El 22 de mayo de 1831, el Cabildo de
Aragua de Barcelona resolvió:
invitar a las provincias de Cumaná, Margarita y Guayana para que junto con la de Barcelona
formen el Estado de Oriente, con el objeto de confederarse con las demás de Venezuela y de la
antigua Colombia, si se quieren adherir…
Que se establezca la Religión Católica, Apostólica y Romana como religión del Estado.
Que se Reconozca el fuero militar y que sea investido con el cargo de Gobernador jefe de
Estado, e4l General Santiago Mariño, con José Tadeo Monagas, como segundo.
Contra los alzados y secesionistas salió el General Páez y pudo someter a los rebeldes. En Valle
de la Pascua se firmó el 3 de julio de 1831 un convenio, por el que el Gobierno respetaba la
persona y propiedades de los alzados y con ello se dio fin al Estado de Oriente.
3.- Los Levantamiento de José Dionisio Cisneros en los Valles del Tuy y de Cayetano Gabante,
en Tucupido (Guárico); el primero quiso revivir el sistema monárquico tratando de restablecer
la monarquía española y el segundo proclamo la reconciliación con la antigua Colombia. Estos
rebeldes fueron vencidos y juzgados por las autoridades.
Pero en este ejercicio se realizaron dos sucesos que en alguna forma lastimaron y lesionaron
los intereses de la patria y de la ciudadanía: La Ley del 10 de abril de 1834 y la pérdida de La
Goajira, por la indolencia e ignorancia del Gobierno y Congreso de Venezuela, que no supieron
enfrentar al Gobierno y Congreso de Nueva Granada, quienes, por su cuenta, se apropiaron de
la mitad de la Península.
1.- La Ley del 10 de abril de 1834, y con el fin de que se entienda el malestar social que produjo
esta Ley, se cita a Fermín Toro, quien expuso:
“…el clamor contra la Ley del 10 de abril se ha visto acompañado con hechos muy
comprensivos, el odio a las calificaciones de logreros usureros, estafadores, por una parte y
por la otra, alzados, tramposos y arteros. No diré que sea causa única del estado de cosas de la
ley del 10 de abril, son varias las que obran simultáneamente; pero si que contribuye muy
poderosamente a la perturbación y a la inmoralidad y que por una reacción natural, obra
contra la libertad, la seguridad y la introducción de capitales, objeto que principalmente se
tuvieron en m ira al sancionarla…”
2.- La pérdida de la Goajira, para 1833 los delegados tantos de Venezuela como del Gobierno
de la Nueva Granada, entraron a discutir el asunto limítrofe entre los dos países sobre la base
del territorio de la antigua Capitanía de Venezuela. Los delegados venezolanos, cuyo jefe era
Santos Michelena, no aceptaron las proposiciones de los delegados neogranadinos, bajo la
jefatura de Lino de Pombo, porque esas proposiciones le hacían perder al país buena parte del
territorio. Especialmente en lo concerniente a la península de la Goajira en la que los
neogranadinos dispusieron que la mitad de ella fuese de Colombia y la otra mitad de
Venezuela. Nunca se resolvió este asunto y el congreso neogranadino dispuso que el límite en
el área era partiendo del Cabo Chichivacoa y no el Cabo de la Vela, como había sido lo
tradicional en los derechos venezolanos.
Venezuela no acepto esa posición y los granadinos, por el derecho de la fuerza y porque así lo
decidieron, se quedaron con ese territorio, que más tarde ampliarían hasta castilletes.