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Minería y economía de los hogares en la sierra peruana.pdf (757.2Kb)


Fecha
2007
Autor
Zegarra, Eduardo
Orihuela, José Carlos
Paredes, Maritza
Metadatos
Mostrar el registro completo del ítem
Es una exploración cuantitativa del impacto de la actividad minero-metálica en los hogares de la
sierra peruana ubicados en su entorno. Hemos usado métodos estándares de evaluación de
impactos, comparando una serie de atributos observables —tomados de bases de datos
nacionales— en un conjunto de distritos con minería y sin minería. Para medir potenciales
impactos en los hogares usamos la ENAHO 2003/04 y realizamos un análisis separado para
hogares rurales y urbanos. Encontramos una asociación positiva de la minería con los ingresos y
gastos de las familias urbanas, pero no de las familias rurales. En este último caso, sin embargo,
sí encontramos una menor tasa de pobreza relacionada con la presencia minera. Junto a estos
resultados, hallamos correlaciones negativas en el acceso a servicios de agua y desagüe y una
mayor incidencia potencial de enfermedades crónicas y agudas, especialmente en los hogares
urbanos con presencia minera. Por otro lado, no hemos encontrado evidencia agregada de un
proceso de desagrarización de las zonas rurales asociado a la minería, aunque sí hemos
detectado un efecto de este tipo en la sierra centro, lo que indicaría una mayor competencia entre
minería y agricultura por los recursos agrarios en dicha zona. Algunos de los resultados cambian
o se agudizan al desagregar el análisis en sierra norte, centro y sur. Por ejemplo, en la sierra norte
los ingresos rurales parecen haber aumentado con la minería, mientras que en los hogares
urbanos de la sierra sur se observa el único caso de aumento de la pobreza con la presencia
minera. También encontramos resultados diferenciados según el nivel de educación del jefe del
hogar, que indican que, aun cuando el impacto medio agregado es positivo, en los grupos más
pobres o vulnerables el impacto puede ser nulo o incluso negativo. Este conjunto de elementos
caracterizan lo que llamamos un “espacio objetivo” de potenciales conflictos entre la minería y su
entorno, el cual en nuestra opinión no ha sido enfrentado adecuadamente por las actuales
políticas, normas e institucionalidad públicas de promoción de la inversión minera en el Perú.
URI
http://repositorio.minedu.gob.pe/handle/123456789/1270
Colecciones

 Libros electrónicos y capítulos de libros


PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Algunos datos ilustran las condiciones de
extrema pobreza de la región Apurímac, que tiene una población total de 426,904
habitantes.
·Esperanza de vida: 64 años en promedio.
·Servicios: el 54% de la población se encuen-tra sin agua potable y el 80%
no tiene servi-cios de saneamiento. El 55% de la población
no tiene alumbrado eléctrico.
· Educación: el 30% de la población es analfa-
beta.
·
Salud: el 45% de los niños menores de 5 añostienen desnutrición severa, el 87%
de la población enferma hizo consultas médicas elaño pasado; existen tres
médicos por cada 10 mil habitantes.La provincia de Cotabambas tiene 44,069
habitantes con 119 nuevos soles de ingreso familiar per cápita, mientras que la
provincia Grau tiene una población de 27 508 habitantes con 130 soles al mes de
ingreso familiar per cápita
2
.
Según declaraciones del Alcalde Provincial deCotabambas, Luis Calderón Jara,
tienen 54 mil habitantes, de los cuales el 61% es analfabeto. Sólo tienen cinco
médicos en toda la provincia y la desnutrición alcanza el 52% de la población.
Encuanto a servicios básicos, solo el 30% puede ac
ceder a ellos.
Por otra parte, en lo que respecta a las potencialidades mineras de las dos
provincias de Apurímac en las que se encuentra la mina Las Bambas
(Cotabambas y Grau), se debe manifestar que de ellas se tiene noticias desde 1911.
Se trata de una gran y vasta zona minera que comprende los yacimientos de
Chalcobamba, Ferrobamba, Sulfobamba, Charcas y Azuljaja. Las Bambas puede
alcanzar una inversión cercana a los dos mil
millones de dólares y crear miles de puestos de trabajo. Es evidente que estos
testimonios acreditan que la región Apurímac es, en efecto, una
gran reserva minera nacional que requiere necesariamente de capital extranjero y
tecnología de punta para que el Perú se consolide como país
minero.
El gran proyecto minero Las Bambas comprende yacimientos de cobre con
presencia de oro,molibdeno, plata y hierro. Los yacimientos de cobre son del
tipo skarn (rocas con minerales como calcio, magnesio y hierro). Las reservas
probadas se calculan en 40.5 millones de toneladas de mineral, con leyes mayores a
2% de cobre, y un potencial de exploración superior a los 500 millones de toneladas.
Si bien los yacimientos son básicamente de cobre (con contenidos promedio
de 4.85% de ese mineral), diversos estudios revelaron también la presencia de 0.43
gramos de oro por tonelada y 26.65 gramos de plata por tonelada. Más de siete mil
500 metros de perforaciones diamantinas se realizaron como parte del programa de
exploraciones en Las Bambas, desde 1966.
Estudios geológicos refieren que se situaría en la continuación del Copper Belt del
Sur, zona en la que se hallan los importantes yacimientos cupríferos de La
Escondida y Chuquimata en Chile; Cuajone, Toquepala, Tintaya, Quechuas,
Antapacca y Los Chancas, en el Perú
3
.
De otro lado es necesario destacar que la explotación de las riquezas naturales
en general trae consigo, inexorablemente, la degradación del medio ambiente. En lo
que respecta a la explotación minera, la contaminación generada reviste aún
mayor gravedad por las evidentes secuelas negativas de la contaminación
ambiental de orden físico (radiación solar, aire, suelo, agua, etc.)
y biológico (plantas, animales, personas). Por tales razones, la humanidad empieza
a manifestarsus preocupaciones en torno a la degradación atmosférica y de la
biodiversidad configurándosetoda una megatendencia universal por la conservación
medioambiental y por la ecología, queposibilite establecer un equilibrio armónico
entre el hombre y su medio en la búsqueda del progreso de la humanidad.
La gestión ecológica –proceso destinado a resolver el gran problema mundial de
la contaminación ambiental– constituye uno de los elementos más importantes de
la actual cultura de las organizaciones, que es imposible ignorar por
cuanto la asunción plena de sus responsabilidades sociales de no contaminar el
medio ambiente a través de la concepción e implementación de estrategias
sistemas de gestión medioambiental así como con la ejecución de periódicas
auditorías,ecológicas, les permite generar ventajas competitivas para la conquista de
mercados mundiales y para el logro de mejores condiciones en la convivencia
humana. La actividad minera en la región Apurímac afectará inevitablemente al medio
ambiente físico y biológico cuando menos en la formación de sustancias ácidas con
contenidos metálicos tóxicos tales como el cadmio, mercurio,arsénico, selenio,
zinc, plomo, etc.; generación de aceites y disolventes contaminantes; emisión de
gases, polvos, vibraciones, humos y ruidos; generación de oxidaciones de
minerales que no se pueden disolver, lo que ocasiona la presencia de desechos
orgánicos e inorgánicos (basura); contaminación de los recursos hídricos (ríos, lagos,
mares), sobreexplotación del agua y la generación de aguas residuales. Asimismo se
destruirían paisajes naturales, se alteraría la identidad cultural
de grupos humanos, además de afectar al patrimonio cultural. En suma, la minería
destruye la atmósfera y la biodiversidad.
Es en el contexto de estos tres problemas vinculantes señalados (extrema pobreza
de la región Apurímac, potencialidad minera de la región y degradación ambiental)
que se plantea la necesidad de la explotación minera siempre y cuando se tomen
actitudes vigilantes para que la empresa minera haga uso de las tecnologías
modernas para el control del impacto ambiental, respetando la identidad de los
pueblos y, sobre todo, adoptando actitudes positivas y razona-
das para exigir la puesta en marcha de un sistema de gestión ecológica regional
concertado,destinado a resolver el gran problema de la contaminación ambiental en
Apurímac.

Cotabambas (Prof. Gumercindo Huanca


Villancal) y al Alcalde Provincial de Grau (Prof.
Milder Tuiro Hurtado
EL ESTUDIO

Se realizó un estudio observacional para caracterizar los riesgos de salud pública de los
pobladores que habitan en La Rinconada en el 2008. Se usó el enfoque de sistemas;
entrevistas a profundidad y trabajo con grupos focales en una población de 260 familias.

AUSENCIA DE AGUA POTABLE Y SERVICIOS DE DESAGÜE

El 89% de la población de la mina la Rinconada consume agua proveniente del lago


Cumuni (Figura 1), en las inmediaciones de la mina, la cual sin que tenga el tratamiento
de potabilización es trasladada mediante cisternas y tuberías aéreas y terrestres hasta
los tanques que funcionan a modo de surtidores de agua para la venta a la población. El
resto de la población se abastece del agua proveniente del deshielo de la zona
denominada Riticucho. Ambas fuentes presentan niveles de contaminación, por la falta
de salubridad, el 80% de la población manifiesta malestares estomacales, ello se
corrobora con datos del Ministerio de Salud que de las 70 muertes registradas en el
2002, 11 fueron debidas a enfermedades diarreicas.

En relación a servicios básicos, la Rinconada cuenta con solo diez servicios higiénicos de
uso público, llamados así a los silos rústicos que vierten sus desechos a socavones
mineros o huecos aperturados a baja profundidad debido al macizo rocoso en que se
encuentra el asentamiento minero de la Rinconada. Cada servicio cuenta con tres a ocho
silos individuales, haciendo un total de aproximadamente 60 silos, los cuales son
deficientes e insuficientes para sus 35 000 habitantes.

No contar con saneamiento básico municipal, obliga a que toda la población de la


Rinconada desde sus viviendas y restaurantes elimine las aguas residuales en la vía
pública, los que discurren a través de canaletas por todas las calles principales,
generando olores nauseabundos (Figura 1) y acreciente los riesgos de salud pública, y
de contaminación extrema.

CONDICIONES DE LAS VIVIENDAS

Las condiciones de habitabilidad urbana en La Rinconada para su categoría de un centro


poblado es caótico, a pesar de contar con una población estimada cercana a los 35 mil
habitantes a finales del 2008. Se registra hacinamiento y tugurización en el 78% de los
casos, 88% de las familias habitan en espacios de 4 a 10 m2, en viviendas rústicas de
pared y techo en calamina, con una sola habitación usada para dormir y cocinar, sin las
condiciones mínimas de salubridad y seguridad.

Hay un incremento en el uso de servicio eléctrico desde su instalación en el 2000,


todavía se observa el uso de generadores eléctricos, debido a que suele haber cortes
intempestivos del servicio. La irregularidad y clandestinidad de instalaciones eléctricas
como cableado en calles, viviendas, y molinetes, es común, de este modo aumenta el
riesgo de incendios por la precariedad y construcción de viviendas con materiales
inflamables como madera, como lo sucedido con el incendio de 120 viviendas en el año
2008.

RESIDUOS SÓLIDOS Y SALUD AMBIENTAL

La producción de residuos sólidos es de 0,54 Kg/día/habitante, siendo la recolección


municipal de 10%. La disposición de basuras por las familias se realiza a campo abierto,
acumulándose en las inmediaciones de La Rinconada (Figura 2), siendo una fuente de
proliferación de vectores, que genera olores nauseabundos, contamina y afecta la
calidad del suelo, agua y aire.

SERVICIOS DE SALUD

Al 2008 el único centro de salud cuenta con ocho trabajadores, siendo insuficiente para
la atención, indudablemente, la categoría de un centro poblado con que se nomina al
centro minero artesanal la Rinconada, no permiten una adecuada atención a las
necesidades que requiere una población de más de 35 000 habitantes. El 94% de los
consultados refiere no conocer una política de salud en la Rinconada, de echo nuestra
percepción reflejan el abandono del gobierno central en salud ambiental, percibiéndose
en varias formas de exclusión.

PARTICIPACIÓN Y VIGILANCIA CIUDADANA

Ninguno de los participantes del estudio estuvo inmerso en una política de participación
y vigilancia ciudadana. Los recientes sucesos de septiembre del 2008 con cuatro muertos
en una gresca en bares, que ocasionó el incendio accidental de 120 viviendas. Así como
otros sucesos, acaecidos en enero del 2008 con actos delincuenciales promovidos a
partir del movimiento y actividad minera artesanal de La Rinconada; un asalto a dos
ómnibus de la ruta Sina Juliaca –que produjo la muerte de cinco personas además de
despojar de todos sus bienes en oro y plata a los pasajeros–; el asalto a cinco casas de
refogueo y compra de oro y asesinato de dos personas, nos alerta una vez más sobre los
riesgos a que se expone a la sociedad inmersa en la actividad minera de esta localidad, y
la necesidad de atenuar mayores escaladas que atenten contra la paz ciudadana.

EL USO DE MERCURIO

Los riesgos de salud pública por contaminación ambiental alcanzan niveles críticos por el
cambio en el proceso de recuperación del oro, debido al incremento exponencial del uso
de mercurio y cianuro, antes del año 2004 todo el proceso de separación del oro se
realizaba utilizando el quimbalete, en el cual se molía un balde de 35 kg en 8 horas con
el uso de 0,5 kg de mercurio. Ahora se utiliza el molinete eléctrico (Figura 3), con el cual
se muele la misma cantidad de material mineral con el uso de la misma cantidad de
mercurio en una hora, es decir un incremento de uso de mercurio en ocho veces.

El uso indiscriminado e ineficiente del mercurio para amalgamar el oro ocasiona que
grandes cantidades de esta sustancia se pierdan y se viertan al medioambiente en forma
líquida o se emanen sus gases libremente, siendo el principal problema de
contaminación ambiental en la Rinconada.

DISCUSIÓN

Pese a tener una legislación que resguarda la calidad de vida desde la Constitución
Política, la Ley de General de Salud, así como políticas del Ministerio de Salud a nivel
nacional y regional (6,7), se percibe que las mismas no se cumplen en este lugar del
país, lo que evidencia la ausencia del Estado que no asume con responsabilidad sus
obligaciones con medidas de promoción, prevención e intervención en este centro
poblado, principalmente con programas tendientes a disminuir las condiciones de
exposición a contaminantes como consecuencia de la actividad minera.

El mayor problema es de contaminación ambiental generado por la minería informal por


el uso exagerado e inadecuado de mercurio para la extracción de oro (8), que altera a la
flora y fauna silvestre, así como cultivos y ganadería, con los consiguientes riesgos sobre
la salud pública de más de 1 000 000 de habitantes (peruanos y bolivianos). Se estima
que se pierden cada año alrededor de 15 toneladas de mercurio líquido en la zona de
Puno, al año 2009 el valor de perdida estaría en 120 toneladas, acrecentando la
contaminación ambiental y los riesgos de salud pública (9).

Debido a la deficiente tecnología en la recuperación del oro por refogueo y lixiviación por
cianuro, más del 50% del mercurio usado se libera al aire y se precipita en las zonas
inmediatas y fuentes de agua (10). Hurtado et al. encontraron altos niveles de mercurio
en sangre en todos los miembros de las familias que habitan en las casas donde se
quema la amalgama (11). Las fuentes de agua derivan en el río Ramis que acarrea los
relaves mineros al lago Titicaca, Gammons et al. evidenciaron la contaminación
mercurial en peces que habitan en las aguas del Titicaca y del río Ramis (12).

La actividad minera es uno de los más importantes medios con que cuenta el Estado
para el desarrollo económico y mejoramiento del bienestar social del país. Se requiere el
equilibrio entre la actividad minera y el medio ambiente, pero es más importante los
principios de salud de la población humana, por ello se requieren diversas intervenciones
en La Rinconada para proteger la salud de los residentes del centro poblado permanente
más alto del mundo.

}
Problemas de salud por minería en laas zonas andinas

DISCUSIÓN

La valoración de los efectos de la contaminación ambiental sobre la salud se hace desde


dos puntos de vista, uno directo que consiste en medir los contaminantes del ambiente y
referirlos a cifras preestablecidas que se considera “ seguras” , y el otro indirecto, por el
cual se verifica el deterioro de la salud de los habitantes de un determinado ecosistema,
hombres, animales o plantas (18).

En la medición del impacto en salud es importante valorar los efectos agudos o sub
agudos que producen en las poblaciones expuestas, pues todos condicionan o agravan
enfermedades crónicas respiratorias, cutáneas u oculares. Por ejemplo, el ozono y los
NOx (oxidos nitrosos), gases ubicuos en una ciudad, producen aumento de síntomas
respiratorios y disminución de la función pulmonar; mercurio, cromo, níquel, HCN
(cianuros), alquitrán, benzopirenos o arsénico producen lesiones en piel y ojos; material
particulado unido a SOx (oxidos sulfurosos) aumenta la frecuencia y morbilidad de las
enfermedades respiratorias estacionales y alérgicas, desencadenan ataques de asma,
aumentan la morbilidad en los portadores de enfermedad pulmonar obstructiva crónica
(EPOC); el monóxido de carbono disminuye la capacidad de ejercicio físico en adultos
saludables y aumenta la morbilidad de los portadores de enfermedad cardiaca
isquémica. El problema se agrava porque actúan sinérgicamente y existe relación directa
entre enfermedades crónicas o degenerativas (cáncer, embriogénicas, mutagénicas,
etc.) e industrialización-contaminación por emisiones ambientales “ de rutina” (plomo,
asbesto, dioxinas, policloruros de bifenilo); por las fugas accidentales (H 2 SO4,
etilenglicol, mercurio, amonio, petróleo crudo o refinado, HCN) o por mala disposición de
desechos industriales tóxicos (arsénico, níquel, plomo, cromo, cadmio) ( 16,20,21), pero por
la naturaleza crónica de este tipo de exposición ambiental sus efectos tardan años en
manifestarse (19-22).

En el Perú existen investigaciones puntuales sobre el efecto dañino para la salud de


nuestros habitantes, principalmente en ciudades industriales y en ciudades aledañas a
instalaciones minero metalúrgicas. Sin embargo, a la fecha no tenemos un consolidado o
inventario de la evolución de estas enfermedades, visto que en los últimos años ciudades
de tamaño pequeño o intermedio han comenzado a desarrollarse en forma desordenada
con un mosaico de micro o pequeñas industrias, incluyendo industrias “ caseras” , cuyos
trabajadores pertenecen al mismo grupo familiar del dueño, y se puede afirmar en el
100% de los casos, estos trabajadores desconocen los riesgos que enfrentan y generan
(23-25).

Precisamente nuestro estudio se orienta a valorar el impacto producido por el


crecimiento industrial en los habitantes de la ciudad estudiada, contrastándolo con
aumento de enfermedades atribuibles al deterioro ambiental urbano causado por su
crecimiento. Para evaluarlo seleccionamos parámetros aceptados internacionalmente
como indicadores de desarrollo industrial (26).

El análisis de los resultados de nuestro estudio mostró incremento sostenido de las


enfermedades ambientales paralelo al desarrollo industrial. La enfermedad respiratoria
presentó su mayor significancia estadística al compararla con aumento de número de
vehículos valor de p= a0,0001, lo que concuerda con los estudios de Ramírez-Bejar y
Andrade en Ilo, Perú (27,28) y con los de Nowak en Alemania (29), Ginn en el Reino Unido
(30), Keidin en Holanda (31) y con la American Thoracic Society (32). Hallamos también
correlación significativa pero de menor cuantía cuando la correlacionamos con
producción lechera p= 0,019, consumo de energía p= 0,01, con ganadería p= 0,01 y con
producción minera de plomo y de plata/oro p= 0,01 ambos. Pero, la correlación no fue
significativa al compararla con aumento de población, p= 0,05.

Al contrastar el incremento de dermatitis, también obtuvimos alta correlación con


aumento del número de vehículos p< 0,0003, con producción minera de plomo p= 0,001
y con la de oro/plata p= 0,003. En menor grado se correlacionó con producción
ganadera p= 0,039 y producción lechera p= 0,04. Finalmente, la correlación no fue
significativa cuando comparamos dermatitis con aumento de población p= 0,06 ni con
aumento de consumo de energía p= 0,13. Excepto la variable aumento de población, las
otras concuerdan con el análisis Brack y León en Perú (10, 33) y con Katsouyanni en
Europa (34) además de lo sostenido en medicina e higiene ambiental (20,22,35).

La correlación para conjuntivitis y actividad industrial fue positiva en las variables


estudiadas, tal como lo describen Rom, Aunam e Isselbachen ( 18,36,37). Sin embargo,
para producción de leche el valor de p es 0,36 y para población 0,05, por lo que en estos
dos últimos casos nuestra correlación no fue significativa.

Creemos que la asociación con aumento de población no se correlaciona con las


variables investigadas, porque el número de habitantes indicado por el Instituto Nacional
de Estadística e Informática (INEI) es sólo una proyección estadística a partir del censo
de 1993; desde entonces, no hemos tenido un censo nacional, y por tanto no toma en
cuenta la fuerte inmigración recibida por la ciudad debida al auge de la actividad minera
del oro, que inicia la ciudad precisamente en 1993 (14).

Por otro lado, la disminución puntual de la actividad industrial ocurrida el año 2000,
creemos fue ocasionada indirectamente como una respuesta a un conocido derrame
accidental de mercurio en sus cercanías. A pesar de esta disminución, las consultas por
enfermedad ambiental mantienen su tendencia y al año siguiente recobran su ascenso,
lo que es explicable porque ese mismo evento determinó incertidumbre en la población.

Por los resultados de nuestro estudio, concluimos que el temprano desarrollo industrial
de la ciudad estudiada ha traído también un aumento estadísticamente significativo de
las enfermedades relacionadas a contaminación ambiental, principalmente respiratoria,
dérmica y ocular, en ese orden.

Para consolidar estos resultados recomendamos investigar directamente variables de


contaminación ambiental, como plomo sanguíneo en la población, plomo, metales
pesados, material particulado, CO (monóxido de carbono), SOx, NOx y otros en el
ambiente.
Minería, crecimiento económico y conflicto social

Desde la década de 1990, en el ámbito mundial, la actividad minera se ha incrementado


considerablemente con respecto a las décadas anteriores y el Perú ha sido uno de los
territorios en los que más se ha expandido (De Echave, Diez, Huber, Revesz, Ricard &
Tanaka, 2009; Dammert & Molinelli, 2007). Asimismo, la demanda mundial de metales y
el precio internacional de los mismos ha aumentado de manera dramática desde los años
noventa, llegando a tasas de crecimiento de alrededor del 180% en promedio durante el
período 2001-2006, donde resaltan los casos del cobre y del zinc que llegaron a triplicar
sus precios (Dammert & Molinelli, 2007). Frente a esta situación, desde esa misma
década, los gobiernos peruanos han ido estableciendo un sistema legal dirigido
principalmente a ofrecer condiciones políticas y normativas favorables para la inversión
privada y extranjera en el sector minero, con el objetivo de incrementar los ingresos del
país provenientes de la exportación de minerales e hidrocarburos (Glave & Kuramoto,
2007; Dammert & Molinelli, 2007; De Echave, et al., 2009). Algunas cifras nos
demuestran que estos objetivos se cumplieron en gran parte: entre 2001 y 2006 los
ingresos percibidos por el Perú como consecuencia de la exportación de cobre se
quintuplicaron y, en general, para el caso de otros metales se triplicaron o duplicaron
(Dammert & Molinelli, 2007). Entre 1995 y 2004 la economía peruana creció a un
promedio de 3,5% anual y la minería lo hizo a un promedio cercano al 7,2% anual.
Como efecto de esto, mientras en 1995 la minería representaba el 47,6% del total de las
exportaciones peruanas, en 2004 había pasado a representar el 55%. Esto último la
convierte actualmente en el principal generador de divisas para el Perú (Glave &
Kuramoto, 2007; Dammert & Molinelli, 2007).

Su contribución a la generación de las divisas necesarias para mantener el equilibrio y


crecimiento macroeconómicos hacen que el sector minero sea apreciado y considerado
positivamente por los grupos de la sociedad que pueden beneficiarse directamente de los
ingresos generados por éste. Estos grupos son principalmente, como afirman Glave y
Kuramoto (2007), los habitantes urbanos de los sectores socioeconómicos medios y altos
de la costa y, en especial, de la ciudad de Lima. Para Glave y Kuramoto (2007), esta
actitud favorable hacia la minería se basa en una concepción simplista del desarrollo en
la cual la generación de mayores ingresos monetarios generará, como consecuencia
necesaria, un mayor nivel de bienestar para los ciudadanos de todo el país. En contraste
con esta visión, en la última década, el volumen y magnitud de los conflictos sociales
vinculados directa o indirectamente con la actividad minera (De Echave, et al., 2009)
muestran que la creencia acerca de la minería como motor del desarrollo y la
consecuente actitud favorable hacia ella, no es compartida por aquellas poblaciones que,
ubicadas lejos de las ciudades, habitan alrededor de los centros de explotación minera
(Glave & Kuramoto, 2007; De Echave, et al., 2009; Bebbington & Humphreys, 2009). El
descontento de las poblaciones cercanas a los núcleos de actividad minera se basa
principalmente en dos consecuencias potenciales de la propia actividad extractiva: a) los
riesgos ambientales que la minería representa y b) la modificación y hasta la destrucción
de las formas de vida y organización social de las comunidades rurales andinas,
amazónicas e incluso costeñas (Moran, 2001; De Echave, et al., 2009; Bebbington &
Humphreys, 2009). Fuera del contexto peruano, en un estudio realizado en poblaciones
rurales de El Salvador, la actitud hacia la minería de los pobladores adyacentes a los
centros mineros fue bastante negativa con respecto a sus consecuencias ambientales
(contaminación, perjuicio para la agricultura y la pesca), sociales (destrucción de las
formas de vida originales y aparición de actividades delictivas) y económicas (pocas
expectativas con respecto al progreso económico local) (IIDOP, 2007). En el Perú, como
señalan Tanaka, Huber, Revesz, Diez, Ricard y De Echave (2007), con respecto a las
comunidades rurales ya sea de la región andina, la Amazonía o la costa, los proyectos
mineros «(.) terminan alterando sus vidas y comprometiendo su futuro hacia vías que,
por lo general, no habían considerado ni evaluado anteriormente». (Tanaka, et al., 2007,
p. 10). Pese a ello y a los conflictos sociales que se desencadenan, la posición del Estado
y de los sectores privilegiados de la población urbana con respecto a los conflictos socio-
ambientales producidos por la minería, se enfoca principalmente en asegurar o
restablecer el orden público para que las protestas no desalienten la inversión privada en
este sector (De Echave, et al., 2009).

Como se ha mencionado anteriormente, los sectores urbanos que pueden beneficiarse


con mayor facilidad de las divisas generadas por la minería, la conciben como una fuente
de desarrollo y progreso en sí misma y tienden a olvidar que el progreso no es
automático, que no se reduce al aumento de los ingresos en materia de exportación y
que debe estar acompañado de una serie de complejas estrategias de desarrollo local.
Estos sectores también olvidan (quizás por su lejanía con respecto a los centros de
explotación) los efectos negativos que la actividad minera puede llegar a generar, tanto
en el medio ambiente natural como en el tejido social de las poblaciones adyacentes
(Glave & Kuramoto, 2007; Bebbington & Humphreys, 2009).

En este contexto, resulta relevante indagar acerca de la relación entre el


conservadurismo político y las actitudes hacia la explotación minera, en la medida en
que el conservadurismo, estudiado desde la psicología política, se asocia con la
necesidad de poseer creencias simples acerca de la organización del mundo social y su
funcionamiento (Jost, Glaser, Kruglanski & Sulloway, 2003). Asimismo, algunas
dimensiones del conservadurismo político como el autoritarismo o la orientación hacia
dominancia social, han presentado relaciones consistentes con determinadas propuestas
económicas, ya sea porque son las más convencionales o porque se encuentran en
concordancia con los intereses del propio grupo de pertenencia (Duckitt, 2006, Duriez,
Van Hiel & Kossowska, 2005; Sibley, Wilson & Duckitt, 2007; Napier & Jost, 2008).
Niveles de metales pesados en el ambiente y su exposición
en la población luego de cinco años de exploración minera
en Las Bambas, Perú 2010

Es función de los gobiernos vigilar la conservación del medioambiente y de los recursos


naturales. La alteración del estado natural de estos recursos, por lo general, se genera
como consecuencia de la actividad humana, que ocasiona impacto ambiental, por lo cual,
satisfacer las necesidades de las actuales y futuras generaciones es competencia del
estado y de todos los pobladores. En efecto, existe una política ambiental
nacional (1,2) cuyo objetivo es proteger y conservar el medioambiente y los recursos
naturales con la finalidad de hacer posible el desarrollo integral de la persona y
garantizar una adecuada calidad de vida. Esto es aún más importante si se trata de un
lugar donde se desarrollan actividades socioeconómicas ya que estas, además de
contribuir con el desarrollo local de la zona involucrada, podrían causar daños de
naturaleza ambiental (3,4).

El Perú cuenta con un gran potencial geológico y con un marco normativo propicio para
la inversión y la industria minera, la cual resulta ser la fuente más importante de divisas.
Pero en muchas oportunidades se presentan altos niveles de conflicto social en torno a la
gran minería debido a su impacto en el medioambiente y a los efectos negativos en la
vida y salud de las poblaciones aledañas a las zonas mineras. En ese contexto,
encontramos al proyecto minero Las Bambas, ubicado a 72 kilómetros del Cusco, entre
las provincias de Cotabambas y Grau, departamento de Apurímac, y cuya área de
influencia social la constituyen los distritos de Challhuahuacho, Progreso y Haquira. Los
yacimientos de Las Bambas fueron descubiertos en el año 1911, época desde la cual se
han realizado diversos estudios: en 1966, por la Cerro de Pasco Cooper Corporation; en
1993, por la empresa Tintaya, y en el 2002, por Centromin, quien determinó su
potencial polimetálico, principalmente para la explotación de cobre y oro. Actualmente,
la explotación de Las Bambas puede generar minerales como sílice, plomo, cobre,
cadmio, mercurio, cianuro, arsénico, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno, que son
sustancias con efectos negativos en la salud de las poblaciones.

En el año 2005, el Centro Nacional de Salud Ocupacional y protección del ambiente para
la Salud (CENSOPAS) del Instituto Nacional de Salud (INS), realizó un estudio en la zona
del proyecto Las Bambas (5). Desde ese entonces hasta el 2010, la empresa minera se ha
encontrado desarrollando actividades de exploración, las cuales pueden haber
ocasionado cambios respecto a la situación encontrada en el 2005. El presente estudio
busca determinar las concentraciones de material particulado (PM10) y de metales
pesados en el ambiente, así como los niveles de plomo, cadmio, arsénico y mercurio en
la población, como consecuencia de la actividad de exploración realizada durante los
últimos cinco años.

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