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El ecúmene
La búsqueda de condiciones para el establecimiento de asentamientos humanos en
determinadas áreas en donde poder subsistir, definen el establecimiento poblacional en
el mundo.
El ecúmene proviene de la palabra griega oikumene, que se define como las zonas
habitadas y habitables del mundo.
Entre las regiones que integran el ecúmene, se destacan las siguientes:
Tanto por su extensión, como por la cantidad de población que reúnen, se
distinguen las llanuras y valles bajos, con clima tropical, cálido y húmedo del Este
y Sudeste asiático, a pesar de las grandes inundaciones que reciben.
Encontramos una gran cantidad de poblaciones, localizadas en el golfo de Guinea
en Africa Occidental, en el Este y el Sudeste de Brasil, como también en el Sudeste
de Estados Unidos.
Las llanuras de clima templado, en Europa, centro de Estados Unidos, norte de
China y oeste de Rusia, reciben gran cantidad de población, por tener suelos aptos
para producir cualquier tipo de cultivo.
Las llanuras de Australia y Sudáfrica son regiones del ecúmene, pero menos
pobladas.
El ecúmene está integrado por algunas áreas montañosas de América del Sur
como los Andes, también de Centroamérica, del Nepal e islas Filipinas, de Asia y
en África Central y Oriental.
La última área del ecúmene la constituyen los oasis que aparecen en medio de los
desiertos.
Necesidades vitales y culturales de los seres humanos
Las necesidades humanas ponen a los individuos en estado de alerta, haciéndolos
activos. Es así que la necesidad, no es algo más que un estado interno de insatisfacción,
inquietud, tensión y desequilibrio, sino más bien, una energía corporal que es movilizada
y dirigida hacia partes del ambiente.
Las necesidades se pueden clasificar en vitales y culturales.
Necesidades vitales: consideradas de supervivencia e impostergables, son las primeras
que aparecen en los seres humanos, las más poderosas que deben ser satisfechas, para
que el organismo pueda funcionar y de este modo, pueda resolver otras necesidades
más complejas, como las culturales.
Las necesidades vitales son por ejemplo: alimentación, temperatura adecuada,
descanso, movimiento, aire puro, agua, respirar y reproducción, entre otras.
Las necesidades vitales tendrán mayor prioridad, por consiguiente, si estas no se han
satisfecho o cubierto, las personas pueden estar impedidas o no tener interés por trabajar,
en las necesidades de un nivel superior, como las culturales. Por ejemplo, si una persona
no ha satisfecho su necesidad de sueño o alimentación, no podrá dedicarse a estudiar o
a compartir socialmente, con los demás.
Necesidades culturales: son creadas por los seres humanos para hacer más cómoda y
placentera su forma de vivir. Éstas son, educación, vivienda, vestidos, trabajo, entre
otras.
Existen barreras para cubrir las necesidades, tanto vitales como culturales. Estos
obstáculos los constituyen el ambiente, como también la ausencia o deficiencia de
recursos económicos y del lugar donde se localizan los pueblos. Estas barreras limitan o
condicionan la evolución de los diferentes grupos humanos.
Adaptaciones humanas al medio geográfico
El medio geográfico, en forma individual y colectiva, ejerce influencias diversas sobre la
vida de los diferentes grupos humanos, pero éstos, luchan y tratan de superar los
obstáculos que el medio geográfico pone ante ellos, para convertirse entonces, en una
influencia recíproca.
Los movimientos de traslación y rotación de nuestro planeta, causan que los rayos
solares eviten llegar de la misma manera a la Tierra y por eso, se originan distintas zonas
climáticas.
En esta sección, vas a estudiar cómo se clasifican estas zonas y su influencia en los
diferentes grupos humanos.
Las zonas geográficas son cinco divisiones originales de la superficie de la Tierra. De
norte a sur, los límites de las zonas vienen marcados por el círculo polar ártico, el trópico
de Cáncer, el trópico de Capricornio y el círculo polar antártico.
Las zonas templadas: con esta clasificación, se unen una gran variedad de climas que
tienen en común el hecho de contar con una temperatura más elevada en verano que en
el invierno. Las zonas templadas son regiones propicias para la actividad humana. Se
localizan entre los trópicos de Cáncer y Capricornio hasta los círculos polares.
Esta zona templada está formada por las zonas templado mediterráneas, templado
boscosas y templado esteparia.
Templado mediterráneo: Se localiza entre 38° de latitud norte y sur. Se caracteriza por unos
veranos calurosos y secos, que provocan el traslado de las personas hacia sitios más
propicios, como son el caso de las montañas, y ocasionan el fenómeno conocido como
trashumancia.
Los inviernos se caracterizan por ser suaves, frescos o moderadamente fríos. Las
precipitaciones, comúnmente, son en forma de lluvia, se concentran entre los meses de
primavera y otoño, especialmente. Las lluvias son irregulares, pero muy intensas.
Las regiones representativas de este clima, se localizan en el entorno del mar
Mediterráneo, en Europa y África; en Norteamérica, California central y meridional; en
Australia Suroccidental; la costa chilena en torno a Santiago y la región de Ciudad del
Cabo.
Su flora o vegetación característica es el matorral, pero existen vegetaciones como
dátiles, higueras, la vid, olivo, entre otros.
Templado boscoso: Se localiza cerca de los océanos; las lluvias son abundantes,
provocan una vegetación, donde predominan los árboles de coniferas, como también los
abedules, robles; aquí se concentra una gran cantidad de población.
Templado estepario: Suele localizarse en el interior de las regiones continentales, entre los
35° a 45° de latitud norte o sur.
Generalmente, sin árboles, y no existe una formación vegetal densa, debido a que el
clima suele ser muy frío o muy caluroso, lo que dificulta el crecimiento de plantas, y
provocan escasez de vegetación. La flora la componen, plantas serófilas, arbustos y
matorrales bajos, e igualmente tubérculos y bulbos.
Las zonas tropicales: La diferencia entre verano e invierno o día y noche, es muy pequeña.
Poseen una estación seca, sin precipitaciones, y una estación lluviosa o húmeda. Según
sean dichas estaciones, se distinguen cuatro variantes: tropical marítimo o monzónico,
tropical de sabana, tropical estepario y tropical árido desértico.
En la variante tropical marítima o monzónica, la estación lluviosa es muy húmeda, y
contribuye a la formación de una vegetación de jungla. Las especies características son
los árboles caducifolios, como el eucalipto y la teca.
El tropical de sabana: la vegetación es de arbustos pequeños y medianos. También la
integran las hierbas que se secan durante la estación seca.
En la variante tropical estepario, existe una larga estación seca y una breve estación
lluviosa. Su vegetación la integran pequeños árboles y arbustos como cactus.
Cerca de los dos trópicos, se localiza la variante tropical desértica, caracterizado por una
escasez de vegetación, aunque en algunos lugares, se pueden encontrar los oasis, como
resultado de la acumulación de algo de humedad, permitiendo el crecimiento de algunos
arbustos.
La zona desértica: Se ubica entre los 20° y 30°, de latitud norte y sur. En estas áreas
desérticas, existen altas temperaturas y escasez de precipitaciones que traen como
resultado una escasa vegetación, representada por plantas con raíces y espinas. La
escasa población se concentra en los oasis.
Además de los desiertos, propios de la zona cálida o tropical, existen, en la zona
templada, otros tipos desérticos resultado de la degradación de los climas propios de sus
latitudes.
La zona de alta montaña: Se determina a partir de los 2 500 metros de altura, por ello las
montañas tienden a tener condiciones climáticas, diferentes del clima zonal donde se
encuentra, debido a un descenso de las temperaturas por las lluvias.
Las temperaturas son frías y constantes a lo largo del año, casi no tiene estaciones de
otoño y primavera. El verano es corto y el invierno, largo y frío. Las temperaturas
descienden a medida que aumenta la altitud. Además, experimentan una gran oscilación
entre el día y la noche. El paisaje natural que se localiza entre las alturas de 2 500 a 3
000 metros, son bosques de coníferas, seguidos de líquenes y musgos; pero cuando
aumenta la altitud, la vegetación va desapareciendo, y se presentan nieves perpetuas.
Las precipitaciones son escasas, a menudo en forma de nieve, que se acumula y, con la
llegada del verano, se funde. A partir de los 3 000 metros, es decir, mayor altura son aún
más escasas las precipitaciones.
Los seres humanos, cuando están en grandes alturas, suelen padecer de trastornos
fisiológicos provocados por la altura; sin embargo, se han desafiado las alturas, y la
población desarrolla cualidades y tecnologías apropiadas que se adaptan a estas
condiciones.
Existen áreas en América, de grandes alturas que están densamente pobladas como
México y Perú; los pastores nómadas que viven en las estepas de la meseta del Tíbet y
en las estribaciones del Himalaya, a una altitud de 3 000 y 5 000 metros, son otro ejemplo
de adaptación de los seres humanos a su medio ambiente.
Las zonas polares: Se originan en los círculos polares árticos y antárticos. Las
temperaturas son inferiores a 0°C y pueden llegar a ser extremadamente bajas en el
invierno. Casi no tienen estaciones de otoño y primavera. El verano es corto y el invierno
largo. Las precipitaciones son escasas, siempre en forma de nieve, la cual se acumula y
no se deshiela durante años. Los vientos son continuos y alcanzan grandes velocidades.
Aquí no existe vegetación, como consecuencia presenta una escasa humedad. Casi toda
la Antártida es un desierto polar.
El calentamiento global
La temperatura de la atmósfera ha variado drásticamente a lo largo del pasado y el
presente siglo. La causa del calentamiento global, es el incremento en la proporción de
determinados gases, como el dióxido de carbono, metano óxido nitroso y clorofluoro, por
parte de la industria, y la agricultura, que absorben la radiación de onda larga reflejada
en la superficie terrestre.
El dióxido de carbono, originado por la industrialización, se estima que ha duplicado su
proporción en la atmósfera, respecto a su presencia natural, previa a la Revolución
Industrial.
La combustión de carburantes fósiles, genera dióxido de carbono que contribuye, en un
65% al calentamiento atmosférico, y el óxido de nitrógeno, que contribuye en un 5%.
El incremento del consumo de energía y de emisiones contaminantes, se debe a la
primacía del transporte, con motores de combustión interna y al incremento de la
movilidad, que genera la apertura de mercados.
Otros gases que contribuyen al calentamiento global son: el metano, procedente de las
conducciones de combustible, la minería y las actividades agrícolas; el óxido nitroso,
procedente en su mayor parte de la fertilización agrícola, pero también proviene de la
industria y la generación de energía y los gases halogenados, como los CFC, y HFC,
utilizados en refrigeración, aerosoles y espumas.
Según estimaciones, y debido a todas estas prácticas, la temperatura media global puede
aumentar, entre 1 y 4,5°C, para el año 2100. La repercusión más preocupante del
calentamiento atmosférico está en los cambios, en la precipitación pluvial del mundo,
unión de las masas de hielo continental y polar, como también en el aumento del nivel
del mar, estimado para el 2100 entre 15 y 95 cm. Se producirán cambios en la humedad
del suelo, con efectos inmediatos, sobre todo en la práctica de la agricultura.
El calentamiento global puede producir un cambio climático
La deforestación
La reducción de la superficie de bosques y de selva, para explotar la madera o para
dedicar tierras a la agricultura, está provocando el agotamiento de muchos suelos y la
desertización, es decir, el aumento de las tierras donde no puede crecer ninguna
cobertura vegetal.
El mejoramiento ambiental
La toma de conciencia sobre el deterioro en que se encuentra el ambiente, ha provocado
el establecimiento de políticas y prácticas proteccionistas, como por ejemplo, el uso
racional y sostenible de los recursos del medio para el mejoramiento y conservación del
hábitat humano.
El desarrollo sostenible es la técnica aplicada al desarrollo económico y social que
permite hacer frente a las necesidades del presente, sin poner en peligro la capacidad de
futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Esta práctica se basa,
principalmente, en hacer uso de los recursos en forma racional, estableciendo un
equilibrio entre la población y el uso de los recursos como bosques, aguas, aire puro,
suelos, clima, fauna y flora, entre otros.
La necesidad de hacer cambios, en la manera que tradicionalmente hemos producido y
consumido, hace que sea necesario un replanteamiento para poder salvar el ambiente.
De allí que evitar el gasto excesivo de energía y de materias primas, redunda en el
mejoramiento y conservación ambiental, es decir un desarrollo sostenible de los
recursos.
A pesar de que los adelantos tecnológicos han beneficiado a la humanidad, también han
causado desequilibrio ambiental; sirvieron de estímulo para poner los correctivos
conservacionistas necesarios, para mejorar nuestro ambiente y conservar nuestro
planeta.