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•El Baratillo.
APOGEO INQUISITORIAL
E N el último número espe-
cial de la revista «Más
allá» leo un interesante re-
portaje, firmado por Josep
Guijarro, en el
que se r e s e ñ a
cómo el historia-
dor Eduardo
Pons Prades, a
raíz de publicar
el libro al que me
referiré más ade-
lante, ha sido
marginado por
los historiadores
de E s p a ñ a , de-
m o s t r á n d o s e así
que en nuestro
viejo solar no se
han erradicado
aún las prácticas inquisito-
riales y cómo el estamento
de la llamada «cultura ofi-
cial» tiene la fueza suficiente
para eliminar a quienes, por
las razones que sean -sobre
todo por difundir experien-
cias que no entran en sus es-
quemas-, le resultan incó-
modos.
Desde hace más de veinte
años me honro con la amis-
tad de Eduardo Pons Prades,
un hombre de cuerpo entero
que a su capacidad intelec-
tual como historiador de la
posguerra española suma la
limpia ejecutoria de su hon-
radez a carta cabal, de su ge-
nerosidad, de su entrega a
los desheredados de la for-
tuna. Ajeno a cualquier de-
seo de notoriedad, así como
a toda fantasía y a lo que no
se sustente sobre verdades
demostradas y tangibles, vi-
vió las dificultades del exilio
en Francia hasta 1962.
Vuelto a E s p a ñ a , t r a b a j ó
como redactor en «El Diario
de Barcelona», y fue en esta
última época cuando le ocu-
rrió algo que no dudó en con-
tar en un libro titulado «El
mensaje de otros mundos».
Sucedió la noche del 31 de
agosto de 1981 en las cer-
canías de Prats de Molió, en
los Pirineos catalanes,
donde su mujer - l a historia-
dora Antonina Rodrigo- to-
maba las aguas. Sería alrede-
dor de las ocho de la tarde
cuando Eduardo tomó la ca-
rretera con idea de pasar la
noche en P e r p í ñ á n y, de
pronto, notó que, sin darse
cuenta, se había desviado de
su ruta. En ese momento su
coche se paró, de forma inex-
plicable. En vista de que ni
el motor, ni la radio ni los fa-
ros funcionaban,. Pons Pra-
des bajó del venículo y an-
duvo poco menos de un kiló-
metro por un sendero en
ABC SEVILLA (Sevilla) - 01/04/1997, Página 16
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OPINIÓN
El Jardín de las Delicias
busca de ayuda. Fue enton-
ces cuando advirtió entre las
hojas de los árboles un deste-
llo de luz que llamó su aten-
ción. Eduardo ca-
m i n ó hacia ella
descubriendo un
objeto ovoide, de
unos cincuenta a
setenta y cinco
metros, posado
en la linde de un
prado.
Ab. to en la
contemplación
del objeto, no
s a b í a qué hacer
n i qué pensar,
hasta que oyó
una voz, proce-
dente del objeto, que le decía
en perfecto castellano: «No
temas. Acércate, por favor.»
Así lo hizo. Acercándose a
una especie de rampa, ob-
servó a un ser alto, corpu-
lento, vestido con un traje
ajustado al cuerpo, acom-
pañado de otros dos seres,
quienes le invitaron a entrar
en la nave.
Eduardo Pons Prades - e l
hombre m á s negado del
mundo a toda clase de suges-
tiones y presupuestos
f a n t á s t i c o s - estuvo varias
horas en el interior del ob-
jeto, donde recibió el men-
saje de recapitulación y de
paz que luego reflejaría en
su libro.
Esta es la historia. Quien
quiera creerlo, que lo crea;
quien no, que haga de su
capa un sayo. Por cierto que
cuando fue a exponerle al
editor José Manuel Lara su
p r o p ó s i t o de publicar «El
mensaje de otros mundos»,
éste le dijo: «Te advierto que
vas a perder toda tu credibi-
lidad como historiador.»
Así ha ocurrido. «Pons
Prades -escribe Josep Guija-
rro- se ha sentido marginado
del colectivo de historiadores
y su obra es considerada
poco menos que maldita»;
donde se demuestra que en
España no se ha abolido la
Inquisición, cuando un hom-
bre honrado, incapaz de una
mentira, es objeto de las crí-
ticas más injustificadas e im-
placables, tan sólo porque
contó lo que le había pasado
una noche de agosto de 1981,
sin pretender que los demás
se lo creyeran o dejasen de
creérselo. Lamentable-
mente, la historia se repite,
mientras el recuerdo de Gali-
leo y Giordano Bruno planea
sobre nuestros temores.
Manuel BARRIOS
MARTES 1-4-97
E
F, L1 desterrado sabe que su tie-
rra sólo existe en su concien-
cia y su ilusión. La realidad inme-
MURCIA E
diata del precio del dinero, los dé-
ficit públicos, el comercio exte-
rior, son una irrealidad profunda
indirecta de la mística sufi, y,
muy en particular, de la obra de
Ibn'Arabí. Don Pedro Sainz Rodrí-
para quien conoce la realidad del guez pensaba que esa misma hue-
destierro: él solo vive en la inme- lla estaba muy presente en
diata realidad del recuerdo y la Ramón Llull. Prolongando ese in-
nostalgia. concluso rescate, Luce López-Ba-
La edición en curso de la obra rat lleva años invitándonos a pen-
de Ibn'Arabí, que está publicando sar qué caminos pudieron seguir
en su tierra, que es la mía, la Edi- la mística sufi y la mística judía
tora Regional de Murcia, prueba hasta desembocar en el frondoso
que la realidad de la técnica, el co- río de la mística castellanocarme-
mercio y los intercambios indus- litana, San Juan de la Cruz, Santa
triales pueden ser, en ocasiones, Teresa, Fray Luis.
mucho más ilusorias que la reali- Pablo Beneito acaba de traducir
dad de las no siempre volátiles co- y anotar por vez primera, al caste-
sas del espíritu. La obra por fin llano, uno de los libros capitales
editada en su tierra natal de uno para entender ese gigantesco pro-
de los más grandes místicos mu- ceso de gestación del espíritu y la
sulmanes de todos los tiempos conciencia ética y estética de los
reinstala a Murcia en la nueva y españoles, «El secreto de los nom-
más universal geografía de las co- bres de Dios» (Ed. Regional de
sas de la cultura. Murcia). Título que ya nos invita
Asín Palacios sus discípulos a preguntarnos por la huella más
descubrieron que la noción euro- tarde transitada por Llull y Fray
pea del amor que culmina, provi- Luis, siguiendo unos senderos
sionalmente, en la Divina Come- donde también se cruzan y se bi-
dia, había florecido, en buena me- furcan, sin cesar, a través de la teoría
dida, bajo la influencia directa o del lenguaje, la más alta mística
ZIGZAG
La Liga Árabe condena a Israel
La política de nuevos asenta- Liga Árabe, normalmente con-
mientos israelíes en los territo- temporizadora con Israel, adopta
rios autónomos de Gaza y Cisjor- una actitud u n á n i m e y reco-
dania emprendida por el Go- mienda la ruptura (o el no esta-
bierno de Netanyahu hace más blecimiento, según los casos) de
remota la posibilidad de paz. La relaciones diplomáticas, desde
posición de los palestinos no deja los acuerdos de paz. Cabe, pues,
lugar a dudas: «no habrá paz con afirmar que es el punto más bajo
los asentamientos». Además, las desde entonces en las relaciones
resoluciones de las Naciones entre árabes e israelíes. E l Go-
Unidas apoyan su pretensión. En bierno de Netanyahu debería re-
esta situación, la condena de la capacitar, pues si tiene todo el
Liga Árabe a Israel y su reco- derecho a garantizar la seguri-
mendación de poner fin a las re- dad de su territorio, no puede en-
laciones normales con Tel Aviv tenderse la relación que pueda
revisten como mínimo el valor tener con el imperativo de la se-
testimonial del símbolo. Aunque guridad nacional esa provoca-
no se trata de una resolución tiva política de asentamientos,
vinculante sino de una mera re- inaceptable para los palestinos.
comendación a los países miem- No habrá paz sin concesiones
bros, es la primera vez que la mutuas y sin la mínima justicia.
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