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* Está constituida en la actualidad po 15 municipios:

* .

* .

* Historia de la hablana
* Fundación
*
* El Templete, lugar donde se celebró el primer cabildo de la villa de La
Habana.
* La Habana fue la sexta ciudad fundada por la Corona Española en la isla de
Cuba, llamada San Cristóbal de la Habana, tal vez porque el santo era el
patrón de los navegantes, y La Habana, como toponímico indígena. En
la Plaza de Armas, que fue en la época colonial española el centro de la
vida oficial y pública de la ciudad, se alza un monumento llamado El
Templete, que conmemora la fundación de la villa en ese lugar en 1519 por
un grupo de españoles capitaneado por el toledano Juan de Rojas
Manrique, emparentado con el rey Fernando el Católico. 10 En su columna
conmemorativa hay una inscripción en latín, casi borrada, que traducimos
como sigue:
* Fundóse la villa (hoy ciudad) de La Habana el año de 1515, y al mudarse
de su primitivo asiento a la ribera de este puerto el de 1519, es tradición
que en este sitio se halló una frondosa ceiba bajo de la cual se celebró la
primera misa y cabildo: permaneció hasta el de 1753 que se esterilizó. Y
para perpetuar la memoria, gobernando las Españas nuestro católico
Monarca el señor Dn. Fernando VI, mandó erigir este padrón el señor
Mariscal de Campo Dn. Francisco Cagigal de la Vega, del orden de
Santiago, Gobernador y Capitán General de esta Isla, siendo Procurador
General Doctor Dn. Manuel Phelipe de Arango. Año de 1754.
* Allí, bajo una ceiba, se celebró la primera misa y el Cabildo recibió la
guarda y custodia de los fueros y privilegios de la villa de La Habana, según
costumbre y usanza de las leyes de Castilla. La columna conmemorativa
fue erigida por el gobernador Francisco Cagigal de la Vega en 1754,
cuando la ceiba no pudo sostenerse más.11
*
* No obstante, antes de la fundación de La Habana en su emplazamiento
actual, la ciudad tuvo, entre 1514 y 1519, por lo menos dos asentamientos
distintos: el original de 1514, que según uno de los primeros mapas de
Cuba (Paolo Forlano, 1564) se encontraba en la desembocadura del
río Onicaxinal cerca de la playa Mayabeque, en la costa sur de Cuba y otro
asentamiento en La Chorrera, junto al río Almendares, que los indios
llamaban Casiguaguas, donde los fundadores trataron de represar las
aguas. Aún se conservan los muros de contención de esa obra hidráulica,
la más antigua del Caribe.12
* Siglos XVI al XVIII[editar]
* La Habana resurgió en varias ocasiones de los escombros y cenizas a que
la reducían de cuando en cuando los piratas y corsarios franceses durante
la primera mitad del siglo XVI, hasta que en 1561 la Corona dispone que la
villa sea el lugar de concentración de las naves españolas procedentes de
la colonias americanas antes de cruzar juntas el océano, lo que se conoció
como Flota de Indias. A ese fin, se construyen defensas militares a la
entrada de la bahía de La Habana y en sitios estratégicos, con lo que la
ciudad pasa a ser la mejor defendida del Nuevo Mundo.
* Oro y plata, lana de alpaca de Los Andes, esmeraldas de Colombia, caobas
de Cuba y Guatemala, cueros de la Guajira, especias, palo de tinte de
Campeche, maíz, patatas, mandioca y cacao son las materias primas que
llegan en los veleros al puerto mejor protegido de América, entre marzo y
agosto, para formar los grandes convoyes que, custodiados por las naves
militares, parten en días señalados rumbo a España.
* Con ellos, miles de marinos, funcionarios, colonos, comerciantes,
aventureros llegan a la incipiente ciudad, que crece desde el puerto a ritmo
vertiginoso.
*
* Óleo del puerto de La Habana (1665).
* El 20 de diciembre de 1592, Felipe II confiere a La Habana el título de
ciudad, veintinueve años después de que el gobernador de Cuba trasladara
a ella su residencia oficial desde Santiago de Cuba, sede hasta entonces
del gobierno de la isla.13
* La importancia estratégica de La Habana y las riquezas que a ella llegan y
de ella parten la convierten en codiciado objetivo de piratas y galeones
con patente de corsode las potencias enemigas de la Corona Española.
*
* Mapa alemán de La Habana, datado en 1888.
* La Habana se fortifica durante el siglo XVII por mandato de los reyes que la
suscriben como «Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias
Occidentales». Al mismo tiempo, se edifica con los materiales más
abundantes de la isla, entre ellos las maderas, que proporcionan a la
arquitectura de la época un encanto peculiar en combinación con los estilos
llegados de la península ibérica y, muy profusamente, de las islas
Canarias.14
* En 1649 una epidemia de peste llegada de Cartagena de Indias, en
Colombia, extermina a una tercera parte de la población habanera. El 30 de
noviembre de 1665, la reina doña Mariana de Austria, viuda de Felipe IV,
ratifica el escudo antiguo de Cuba, que tenía como símbolos heráldicos los
tres primeros castillos de la ciudad: el de la Real Fuerza, el de los Tres
Santos Reyes del Morro y el de San Salvador de la Punta, como tres torres
de plata sobre campo azul. Se añade al conjunto una llave de oro que
simbolizaba el título de «Llave del Nuevo Mundo», con el que ya se conocía
la ciudad.15
* Durante el siglo XVII La Habana se engrandece con construcciones
monumentales civiles y religiosas. Se erige el convento de San Agustín, se
concluye el castillo de El Morro, y se construyen la ermita del Humilladero,
la fuente de la Dorotea de la Luna en La Chorrera, la iglesia del Santo
Ángel Custodio, el hospital de San Lázaro, el monasterio de Santa Teresa y
el convento de San Felipe Neri. En 1728 se funda la Real y Pontificia
Universidad de San Jerónimo en el convento de San Juan de Letrán. 14
*
* Entrada de la flota británica a La Habana en 1772 (óleo de 1775)
* A mediados del siglo XVIII, La Habana tiene más de 70.000 habitantes. El 6
de junio de 1762, al alba, apareció una impresionante armada británica, con
más de 50 navíos y 14.000 hombres. Para tomar la ciudad, los ingleses
tuvieron que rendir el Castillo del Morro, defendido por una decidida
guarnición al frente del capitán de navío Luis Vicente de Velasco e Isla y el
marqués Vicente Gómez. La Habana cayó tras dos meses de sitio. Al tomar
posesión de la ciudad, los ingleses también capturaron la flota española
que había quedado atrapada en la bahía de La Habana, compuesta por
nueve barcos de línea de 74 y 64 cañones, además de 25 barcos
mercantes cargados con todo tipo de provisiones, tres millones de pesos
pertenecientes a la Compañía Real y grandes cantidades de provisiones
almacenadas en la ciudad. Sir George Keppel la gobernó durante once
meses, hasta mediados de 1763, fecha en la que los británicos devolvieron
La Habana a los españoles, a cambio de la Florida. A ese período se
remontan las libertades de comercio y de culto.
* En 1763 se comenzó la construcción de la Fortaleza de San Carlos de la
Cabaña, la mayor de las construidas por España en el Nuevo Mundo, que
apuntaló el sistema defensivo de La Habana tras la ocupación inglesa. Las
obras se prolongaron por más de once años y tuvieron un costo tan enorme
para su tiempo que se dice que Carlos III, rey de España se asomó a la
ventana de su palacio con un catalejo para que le indicaran donde se
encontraba tan cara construcción. Su posición privilegiada la convertía en
un bastión inexpugnable. Contaba con un elevado número de cañones
fundidos en Barcelona en el siglo XVIII, que siguen guardando
simbólicamente la entrada de la bahía de La Habana.14
* En 1774 se realiza el primer censo oficial de Cuba: 171.670 habitantes, de
los cuales 44.333 son esclavos. Entre 1789 y 1790 se divide la diócesis de
Cuba: se erige en catedral la Iglesia Mayor de La Habana mientras que la
antigua mitra permanece en Santiago de Cuba. Seis años más tarde, el 15
de enero de 1796, llegan a La Habana los restos de Cristóbal
Colón procedentes de Santo Domingo.16
*
* Antiguo hotel Habana Hilton, posteriormente llamado Hotel Habana Libre,
situado en la esquina más céntrica del Vedado.
* Siglos XIX y XX[editar]
* El siglo XIX se abre con la llegada a La Habana de Alexander von
Humboldt, quien queda impresionado por la vitalidad del puerto habanero.
En el año 1837 se inaugura el primer tramo de ferrocarril, de 51 km, entre
La Habana y Güines, que se usa para el transporte de azúcar desde el valle
de Güines hasta el puerto de la ciudad. Dicho tramo de 27,2 km se
completó en el pueblo de Bejucal y al año siguiente la línea llegó hasta
Güines. Con ello España se convierte indirectamente en el quinto país del
mundo en tener ferrocarril (ya que Cuba pertenecía por aquel entonces a
España). Cuba fue así el primer territorio de habla española y de
Latinoamérica en contar con ese medio de transporte.
* A lo largo del siglo, La Habana se enriquece con centros culturales, como
el Teatro Tacón, uno de los más lujosos del mundo y posterior sede del
Centro Gallego de La Habana, el Liceo Artístico y Literario, el teatro
Coliseo. Visita la ciudad Garibaldi bajo el nombre de Giuseppe Pani y se
suceden las conspiraciones de patriotas independentistas al mismo ritmo
que la autoridad de la Corona las reprime y sofoca.
* Hacia la década de 1850, el desarrollo de la industria azucarera, el
ferrocarril, la industria tabacalera, entre otras, produjeron una pujante
economía que llevó a Cuba a ser un país enormemente rico. Se fundaron
fábricas como La Real Fábrica de Tabacos H. Upmann, fundado
por Hermann D. Upmann (hoy Fábrica José Martí) que también fundó la
banca H. Upmann & Co. que llevaron más tarde los hermanos Hermann
Firedrich y Alberto Upmann y Theodore Garbade.17 Su edificio es hoy la
agencia del Banco Central de Cuba.18 En la década de 1860 Cuba alcanzó
su máximo esplendor económico, y La Habana fue el vivo reflejo de esa
riqueza y prosperidad. En 1863, las murallas de la ciudad fueron derribadas
para que pudiera ampliarse la urbe y construirse nuevos y espléndidos
edificios. A finales del siglo XIX, las clases acomodadas comenzaron a
trasladarse al elegante barrio del Vedado, con sus numerosas quintas y
palacetes.
* A finales del siglo XIX, La Habana, después de dos guerras de
independencia lanzadas por los patriotas cubanos, vivió los últimos
momentos de la colonización española en América, que se cerró
definitivamente cuando el acorazado estadounidense Maine fue hundido en
su puerto. Según las investigaciones más recientes, el hundimiento fue
accidental, pero en aquel momento dio a los Estados Unidos el pretexto
para invadir la isla. El cambio de siglo transcurre en Cuba bajo la ocupación
y el gobierno de los Estados Unidos y el 20 de mayo de 1902, pasan los
poderes del gobierno a manos cubanas, cuando simbólicamente se iza la
enseña nacional, en el Castillo de los Tres Reyes del Morro. Hasta 1959 la
influencia de los Estados Unidos será constante y decisiva, sobre todo en el
plano económico.
*
* Antigua Sección de Intereses de los Estados Unidos en Cuba, hoy es la
Embajada de los Estados Unidos de América en Cuba.
* Bajo la influencia estadounidense, la ciudad creció y se enriqueció con
numerosos edificios desde la década de 1930, cuando se construyen
suntuosos hoteles, casinos y espléndidos clubes nocturnos. Ejemplos
notables de estas construcciones son el Edificio Focsa, el Hotel Habana
Hilton (nombrado actualmente Hotel Tryp Habana Libre) y el Hotel Nacional
de Cuba.
* Santo Trafficante lleva la ruleta del "Sans-Souci", Meyer Lansky dirige el
"Riviera", y Lucky Luciano el "Nacional".[cita requerida] Por aquel entonces, el
dinero de la mafia servía, por lo menos, para embellecer a la ciudad,
conocida como «la Gomorra de las Antillas» debido a su vida
nocturna.[cita requerida] Pero los barrios de barracas que rodeaban la ciudad se
desarrollaban al mismo ritmo. La Habana se convirtió en capital del juego y
de la corrupción (y capital mundial del turismo sexual19:127). Una galería de
retratos en blanco y negro de personajes de aquella época aún adorna los
muros del bar del Nacional. Puede verse a Frank Sinatra y Ava Gardner, al
gran torero Luis Miguel Dominguín, al primer ministro británico Winston
Churchill, a Marlene Dietrich y a Gary Cooper, y otros muchos.
* Desde el triunfo de la Revolución en 1959 se hicieron grandes
transformaciones sociales, principalmente en lo que afecta a la educación,
la sanidad pública, los servicios, disminuyó drásticamente la construcción
de viviendas sociales y edificios oficiales; por lo que respecta a la topografía
de La Habana, se puede seguir describiendo de acuerdo a las mismas
grandes áreas de 1958, aunque añadiendo alguna más. Muchas de estas
transformaciones se reflejaron en las construcciones después de 1959.
Tales son el imponente Hospital Hermanos Almejeiras (para el que se
adaptó el edificio del Banco Nacional de Cuba que se encontraba en fase
de terminación en 1959), numerosos hoteles modernos (muestra de una
mayor preocupación por el turismo desde 1990, luego de perderse el
subsidio de la Unión Soviética) como el Meliá Cohiba, el Panorama o
el Meliá Habana, que imitan las fachadas de los rascacielos del Primer
Mundo.

* Paseando por La Habana, 2007. Fotografía de Araucochinchon


* Desde hace unos años, el centro histórico de la Ciudad de La Habana,
declarado monumento nacional por el Gobierno Cubano en 1976 y
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982, es objeto de
restauraciones, realizadas por un equipo de historiadores y arquitectos
dirigidos por la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal,
encargado de los trabajos de renovación. Desde enero del año 2011 dejó
de ser la capital administrativa de la Provincia de La Habana, al quedar
dividida en las provincias Artemisa y Mayabeque.

Las puertas de las bodegas, restaurantes, cafés, tiendas, bancos, instituciones


económicas, ministerios y otras muchas dependencias amanecieron cerradas en
La Habana el jueves 8 de enero de 1959. La venta de bebidas alcohólicas quedó
prohibida. Las principales calles se engalanaron colocando banderas
cubanas y del 26 de Julio en dependencias estatales, en comercios y
viviendas. Así se dispuso para que todo el pueblo pudiese dar una calurosa
y hermosa bienvenida a Fidel Castro y los barbudos de la Sierra Maestra.

Siete días tardó Fidel Castro, luego del Primero de Enero, en llegar a La Habana.
Salió de Santiago de Cuba el 2 y entró en la capital del país el 8. Encima de
tanques y otros equipos blindados del Ejército de Batista, acompañado por mil
combatientes rebeldes, incluidos los integrantes de la Columna Uno José Martí de
la Sierra Maestra y también por alrededor de unos dos mil soldados del ejército
vencido, Fidel encabezó la Marcha de la Libertad, la Caravana de la Victoria o la
Caravana de la Libertad como la llamaron indistintamente en aquellos días los
periódicos. En definitiva, Caravana de la Libertad es el nombre que ha quedado
registrado para identificar ese acontecimiento.

En esos días, en cada ciudad y en cada pueblo por donde avanzaba la


caravana, multitudes gigantescas dieron su saludo a Fidel, que calificó
aquello de “un baño de multitudes, un baño de pueblo”. Todo el pueblo
quería ver a Fidel y a los combatientes que habían dado la libertad a Cuba.
Lo recibían enarbolando banderas cubanas y del 26 de Julio, lanzando flores
sobre los tanques, jeeps y camiones, y gritando sin cesar ¡Fidel! ¡Fidel!
¡Fidel! En cada lugar la caravana hacía un alto y Fidel aprovechaba la
oportunidad para decir al pueblo que únicamente habíamos conquistado el
derecho a comenzar y les hablaba del futuro y de los sueños de la
Revolución para mejorar la vida del pueblo y llevarle bienestar y felicidad en
una nueva Cuba.
Recuerdo que el capitán Jorge Enrique Mendoza contaba que cuando llegó a El
Cotorro, Fidel se reunió con los que trabajaron en la Radio Rebelde, entre ellos el
propio Mendoza, Orestes Valera y Ricardo Martínez, y les encomendó una misión
que para ellos resultó sorprendente pues no tenía que ver con la función que
habían tenido en la Sierra Maestra. Dirigirse al campamento militar de Columbia,
donde se efectuaría la concentración popular del pueblo habanero, y cuidar que a
los micrófonos no se acercase nadie que el Movimiento 26 de Julio había decidido
que fueran los oradores. Había noticias de que viejas figuras de la politiquería
criolla estaban planeando hablar en ese acto. Y, efectivamente, ese día llegaron al
campamento de Columbia el ex presidente Carlos Prío Socarrás y Tony Varona,
ambos del Partido Auténtico, a quienes por supuesto se les permitió asistir a la
concentración y ocupar un lugar en la presidencia, pero no estar entre los
oradores. Ya el politiquero Tony Varona había enseñado de lo que era capaz
cuando, en pose de libertador, intentó asumir la guarnición militar de Camagüey, lo
que se lo impidieron las fuerzas del 26 de Julio.

Sobre su entrada en La Habana, el periódico El Crisol escribió: “Todos los


sonidos de la ciudad se unieron al vocerío de las muchedumbres: las sirenas
de los barcos, las campanas de las iglesias, las bocinas de los autos, los
silbatos de las fábricas. Se escucharon las salvas de 21 cañonazos
disparados por dos fragatas de la Marina de Guerra…La garganta del pueblo
enronquecía en un grito: ¡Viva Fidel! ¡Viva Cuba Libre! ¡Viva la Revolución!”

Antes de enfilar rumbo a Columbia, la caravana se detuvo primero en el edificio de


la Marina de Guerra y, luego de saludar a su oficialidad, se dirigió hacia el muelle
cercano y subió nuevamente al histórico yate Granma, 767 días después de su
desembarco en Las Coloradas.

“Me siento orgulloso de poder estar con ustedes en estos momentos y junto a los
marinos –les dijo Fidel–, pues con el desembarco del Granma comenzó, para
suerte de Cuba, la insurrección que acaba de obtener la victoria y abrir el camino a
la Revolución…”
En Palacio, a donde llegó a las 3 y 50 de la tarde, saludó al presidente provisional
Manuel Urrutia. Cuando iba a salir, una gigantesca multitud en la Avenida de las
Misiones hacía casi infranqueable el retorno de Fidel a los vehículos de la
caravana que esperaban para la continuación de la marcha. Alguien comentó a
Fidel que iban a necesitar miles de soldados rebeldes armados para abrir el
paso. Y Fidel dijo: No hace falta ningún soldado ni ninguna arma, yo pediré al
pueblo que abra una larga fila y voy a atravesar solo por esa senda…Y así
ocurrió. Quien esto les cuenta vio en una transmisión de la televisión a esa
multitud abrir paso para que Fidel pasase y pudiese llegar hasta el jeep que
lo aguardaba en la avenida…Esa imagen jamás se me ha borrado de la
mente.

La caravana continuó su recorrido triunfal por el Malecón habanero, la calle 23 y la


Avenida de Columbia (hoy calle 31) con rumbo al campamento militar. Las
crónicas de los periódicos señalan que también debió hacer numerosas paradas,
pues la multitud se le encimaba para saludarlo y rendirle sincero homenaje.

COLUMBIA ES DEL PUEBLO

Cumpliendo una orden de Fidel, el comandante Camilo Cienfuegos entró en


el campamento militar de Columbia apenas llegó a La Habana. Fue el primer
jefe del Ejército Rebelde que lo hizo. Y ocupó ese bastión militar sin disparar
un tiro. Un periodista del periódico La Tarde, que tuvo corta vida, contó que
Camilo dio un paseo por los jardines de la residencia que fuera de Batista y
se dirigió a una jaula donde había varios pájaros, abrió de par en par sus
puertas, y dijo: “Desde este momento hasta los pájaros tienen libertad en
Cuba”.

El 8 de enero Camilo fue al Cotorro a recibir a Fidel, y se incorporó a la caravana


de la libertad. A partir de ahí todo el tiempo permaneció junto al líder de la
Revolución. Testimonio de ello son las históricas fotos y películas de aquel día. Y
la más significativa: a su lado en la tribuna de Columbia, mientras Fidel hablaba al
pueblo, y tres palomas blancas, una de ellas sobre el hombro de Fidel, y dos en el
pasamano de la glorieta. ¿Quién no recuerda aquel momento en que Fidel se
inclina hacia Camilo, y le susurra: “Voy bien, Camilo”?

De todos los preparativos para la concentración en ese campamento militar se


encargó Camilo. Dispuso que el pueblo entrase por la posta 3, situada frente al
obelisco en memoria de Carlos J. Finlay, y que lo hicieran ordenadamente, de
cinco en cinco. Que no entrase al polígono ningún vehículo, a excepción de los de
los medios de comunicación. Que se colocase una mesa frente a la tribuna para
que la prensa pudiese reportar el acontecimiento. Y en esta mesa también tomó
asiento un equipo de taquígrafos que había estado al servicio del Estado Mayor
del Ejército de Batista, encabezado por el primer teniente Rafael Usatorres. Que al
fondo de la tribuna presidencial se colocasen las banderas de las 21 repúblicas
americanas y la del 26 de Julio.

Fidel llegó a Columbia pasadas las 8 de la noche. Casi tres cuartos de hora le
llevó trasladarse hasta la tribuna, pues el pueblo se le encimaba, lo abrazaba y lo
vitoreaba y no lo dejaba avanzar. Al llegar a la tribuna, saludó al presidente Urrutia
y a los miembros de su gabinete, así como al cuerpo diplomático.

El acto se inició con las notas del Himno Nacional cantado por la multitud. Antes
de que Fidel hablase, hubo dos oradores: Juan Nuiry, recientemente fallecido, y
Luis Orlando Rodríguez. Ambos estuvieron en la Sierra Maestra.

Juan Nuiry, destacado dirigente de la FEU, comenzó diciendo: “Cuba es territorio


libre, por la voluntad de sus hombres, de sus mujeres, de los niños, que prefirieron
vivir de pie y morir por la libertad”. Recordó la figura de José Antonio Echeverría y
las luchas de los estudiantes de la Universidad de La Habana para combatir la
dictadura de Batista, y al final de su breve discurso hizo referencia a una
respuesta que dio en cierta ocasión a un periodista que le preguntó ¿con quién
piensan ustedes ganarle la guerra a Batista?, y le dije: con la vergüenza de los
cubanos, y vamos a ganar la paz con esa misma vergüenza.

El comandante Luis Orlando Rodríguez, uno de los fundadores de la Radio


Rebelde, con un largo historial revolucionario de luchas contra Machado y Batista,
quien había dirigido el periódico La Calle, clausurado por Batista tras los sucesos
del Moncada, también escaló la tribuna, y ante el micrófono dijo:

“Abogaremos por la creación de tribunales que juzguen y condenen a todos los


que asesinaron y a todos los que malversaron el Tesoro Nacional…” Llamó a todo
el que haya luchado contra la tiranía a trabajar ahora por la paz y por el porvenir
de la patria. Y, finalmente, dijo que tenía fe “en el insigne líder, doctor Fidel Castro,
que será el hombre con capacidad y prestigio para encauzar los destinos de la
patria”.

El último orador fue Fidel Castro. Y, en la parte inicial de su discurso, dijo


algo en que la historia de los últimos 50 años le ha dado toda la razón.
“…este es un momento decisivo de nuestra historia. La tiranía ha sido
derrocada. La alegría es inmensa. Sin embargo, queda mucho por hacer
todavía. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil,
quizás en lo adelante todo será más difícil. Decir la verdad es el primer deber
de todo revolucionario, engañar al pueblo despertándole engañosas
ilusiones, siempre traería las peores consecuencias y estimo que hay que
alertarlo contra el exceso de optimismo”.

A la medianoche, concluido el acto, Fidel rehusó quedarse a dormir en Columbia.


Se fue para la Habana Vieja, y en un viejo hotel de la calle Monserrate, donde
acudía en sus días de estudiantes, pernoctó. Al menos, así lo publicó la prensa de
la época.

La entrada a La Habana del los combatientes revolucionarios comandados por


Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, tras el triunfo de la Revolución, ocurrido el
1 de enero de 1959.

A bordo de un tanque, Fidel y el Che, llegaron a la capital cubana acompañados


por 1.000 luchadores y miembros de la Columna Uno José Martí de la Sierra
Maestra, para encabezar la Marcha de la Victoria, también llamada Caravana de la
Libertad, que fue secundada multitudinariamente por el pueblo cubano, en una
gesta tan inolvidable como histórica.

Con la llegada de la Revolución Cubana se dio inicio a una serie de


transformaciones sociales, políticas y económicas en beneficio del pueblo que aún
continúan su ejercicio, pese al duro bloqueo impuesto por Estados Unidos contra
la isla.

La garganta del pueblo enronquecía en un grito: ¡Viva Fidel! ¡Viva Cuba


Libre! ¡Viva la Revolución!”, reseñó entonces el periódico cubano El Crisol
sobre ese día.

Este martes, Cuba y el mundo recuerdan los 60 años de la victoriosa entrada a


La Habana del los combatientes revolucionarios comandados por Fidel
Castro y Ernesto Che Guevara, tras el triunfo de la Revolución, ocurrido el 1 de
enero de 1959.

A bordo de un tanque, Fidel y el Che, llegaron a la capital cubana acompañados


por 1.000 luchadores y miembros de la Columna Uno José Martí de la Sierra
Maestra, para encabezar la Marcha de la Victoria, también llamada Caravana de la
Libertad, que fue secundada multitudinariamente por el pueblo cubano, en una
gesta tan inolvidable como histórica.

Fidel Castro y Camilo Cienfuegos, en su entrada a La Habana, tras una larga


lucha por acabar con la tiranía de Fulgencio Batista. | Foto: Cuba Debate

"Este es un momento decisivo de nuestra historia. La tiranía ha sido derrocada. La


alegría es inmensa. Sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos
engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante
todo será más difícil", dijo el comandante Fidel en aquel momento al dirigirse al
pueblo.

Mientras emitía su discurso, un grupo de mujeres liberó algunas palomas blancas.


Una de ellas, se posó en el hombro del revolucionario, hecho que llenó de
misticismo el momento, tanto para los presentes como para la posteridad
histórica.

Una paloma se posa sobre el hombro de Fidel Castro el 8 de enero de1959 |


Foto: TV Italia

Entre los asistentes se encontraba la periodista Marta Rojas, quien recuerda


que miles de habaneros se lanzaron a las calles a darle la bienvenida a Fidel. "A
bordo de tanques y camiones, los guerrilleros recibieron un baño de multitud que
los aclamaba y dejaba escuchar gritos de ¡Viva Fidel!", relató Rojas.

Con la llegada de la Revolución Cubana se dio inicio a una serie de


transformaciones sociales, políticas y económicas en beneficio del pueblo que aún
continúan su ejercicio, pese al duro bloqueo impuesto por Estados Unidos contra
la isla.

"Todos los sonidos de la ciudad se unieron al vocerío de las muchedumbres: las


sirenas de los barcos, las campanas de las iglesias, las bocinas de los autos, los
silbatos de las fábricas. Se escucharon las salvas de 21 cañonazos disparados por
dos fragatas de la Marina de Guerra (…) La garganta del pueblo enronquecía en
un grito: ¡Viva Fidel! ¡Viva Cuba Libre! ¡Viva la Revolución!”, reseñó entonces el
periódico cubano El Crisol sobre ese día.

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