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TEXTO COMPLETO:
2ª Instancia. Salta, 8 de julio de 2013.
Vistos:
El recurso de apelación deducido por los actores a fs. 140/146;
El Dr. Renato Rabbi Baldi Cabanillas, dijo:
Considerando:
I.- Vienen estas actuaciones en virtud de la impugnación de
referencia efectuada contra el decisorio de fs. 131/136 por el que se rechazó la acción
de amparo incoada; imponiéndose las costas por el orden causado.
II.- Antecedentes
Los actores, quienes se hallan unidos en matrimonio, habían
iniciado acción de amparo solicitando "se ordene a la demandada que proporcione la
cobertura integral y total de los gastos que insuma el primer intento de inyección
intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) y en caso de resultar positiva, la
cobertura integral del niño o niña por nacer, desde el embarazo, incluyendo el parto y
el servicio neonatal. Asimismo peticionaron para el caso de que no se produjese el
embarazo, el reconocimiento de los intentos que resulten necesarios para lograrlo a
cargo del Dr. J. M. A." (fs. 12).
III.- A fs. 140/146 los recurrentes expresaron su
disconformidad con la resolución impugnada por cuanto contiene una valoración
incompleta de la normativa vigente, habiendo el juez de grado omitido, según
relataron, referirse al derecho a la vida; a la salud (en particular a la salud
reproductiva y el derecho de procrear); a una mejor calidad de vida; a la integridad
física; a la autodeterminación y a la igualdad. Conjuntamente, subrayaron que el
magistrado soslayó la consideración de los arts. 14 bis y 41 de la Constitución Nacional.
Asimismo advirtieron que, contrariamente a lo sostenido por el a quo respecto a la
supuesta omisión de acompañar prueba que detalle el procedimiento a seguir, hicieron
especial hincapié en informar el tipo de tratamiento requerido. Sobre el punto
reseñaron al diagnóstico emitido por el Dr. Juan José Aguilera, el estudio de
espermograma histernosalpinografía, el informe psicológico de ambos y el presupuesto
del profesional tratante. A las consideraciones que anteceden añadieron, con cita del
reciente fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos "A.M. y otros
(fecundación in vitro) c. Costa Rica", sentencia del 28/11/12, que la prohibición de la
fecundación in vitro constituye una discriminación contra las personas con
discapacidad; que el embrión no está sujeto al derecho a la vida al igual que las
personas, ejerciéndose su protección a través del derecho que tienen las mujeres
embarazadas y que las leyes de protección de embriones no pueden afectar el
derecho de las mujeres de ampararse en el ordenamiento internacional. A su turno
sostuvieron que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha entendido que la salud
reproductiva y sexual es fundamental para las personas, las parejas y las familias, así
como para el desarrollo social económico de las comunidades y naciones. Luego de
definir e incluir a la infertilidad dentro de las problemáticas vinculadas con la salud
reproductiva aseguraron que para hacer efectivo el derecho a la salud, de rango
constitucional, resulta necesario garantizar la salud reproductiva y con ello los
tratamientos que permitan su acceso, incluidos los requeridos para paliar la
infertilidad. En este contexto, afirmaron que tanto las empresas de medicina prepaga
como las obras sociales están obligadas a atender todos los embarazos, partos y
tratamientos de los recién nacidos, más allá de como hayan sido concebidos, puesto
que, en caso contrario, aseguraron, se estaría ante una forma de discriminación hacia
ellos y respecto de la población de menos recursos que ve frustrado su anhelo de
descendencia y vulnerado su derecho a la protección de la familia consagrado en el
art. 14 bis de la Carta Magna. Por último precisaron con relación a los costos de las
técnicas solicitadas que el hecho de que el magistrado interviniente tenga la facultad
de tomar una decisión distributiva de recursos escasos, como lo son los medios
económicos con que cuenta una obra social o una empresa de medicina prepaga, no
significa de manera alguna que ello sea causa suficiente para privarlos del goce al
derecho a la salud reproductiva, el que no puede verse vulnerado o restringido, según
aseveraron, por razones o motivos meramente económicos. Caso contrario, señalaron,
el citado derecho quedaría reservado a las personas que poseen los medios
económicos para solventar los tratamientos más sofisticados y eficaces contra la
esterilidad y resultaría vedado para quienes carecen de recursos suficientes.