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Derecho a la alimentación

El derecho a la alimentación es un derecho humano, reconocido por la legislación internacional, que


protege el derecho de todos los seres humanos a alimentarse con dignidad, ya sea produciendo su
propio alimento o adquiriéndolo.

Para poder producir su propio alimento, una persona necesita tierra, semillas, agua y otros recursos,
y para comprarlo, necesita dinero y la posibilidad de acceder al mercado. El derecho a la
alimentación requiere, por tanto, que los Estados proporcionen un entorno propicio en el que las
personas puedan desarrollar plenamente su potencial para producir o procurarse una alimentación
adecuada para sí mismas y para sus familias. Para comprar alimentos, una persona necesita una
base de ingresos adecuada: el derecho a la alimentación requiere que los Estados garanticen, por
consiguiente, políticas salariales y redes de seguridad social que permitan a los ciudadanos poder
realizar su derecho a una alimentación adecuada.

Derecho a la vivienda

Toda persona tiene derecho a la vivienda. Una vivienda adecuada, como parte de un nivel de vida
adecuado, es fundamental para el disfrute de todos los derechos económicos, sociales y culturales.
No debe entenderse como limitada solamente a una vivienda básica. En lugar de ello, los Estados
deben promover los entornos nacionales apropiados para hacer realidad este derecho (incluyendo
hacer frente a las amenazas inmediatas a la vivienda), el desarrollo de políticas y prácticas para
responder a las necesidades de vivienda a largo plazo por los cambios poblacionales, y la regulación
de la provisión de vivienda por parte del sector privado.

Derecho a la atención medica adeacuada

La buena atención médica es el tipo de medicina que practican y enseñan los líderes
reconocidos de la profesión médica en un cierto periodo del desarrollo social, cultural y
profesional de una determinada comunidad o grupo de población.

Los criterios en que se basan los procedimientos básicos de la atención médica en lo relativo
tanto a prevención y diagnóstico de las enfermedades como a su tratamiento, no son sin
embargo estándares definitivos. La práctica médica es un arte, y como tal no puede ser
estandarizado, del mismo modo que no se puede uniformar el arte de escribir. Todo escritor
obedece ciertas reglas de gramática, pero cada uno mantiene la individualidad de su
expresión; de manera similar, algunos aspectos básicos de la práctica médica actualizada se
aceptan de manera general, aunque cada médico desarrolla sus propios métodos y
procedimientos. Por tanto, en la descripción de los servicios esenciales para una buena
atención médica, únicamente se han utilizado los requerimientos más ampliamente
aceptados. En una definición así no tienen lugar los detalles técnicos, que deben ser buscados
en las fuentes apropiadas: libros de texto y revistas especializadas de medicina, odontología,
enfermería y salud pública.

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