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Marco
está tumbado tranquilo en su cama; él duerme bien. Quinto no puede dormir, porque no
solo la cabeza sino también el pie le duelen. El brazo también le duele a Quinto; así que
no duerme, sino que está despierto.
Aire frío entra en la habitación de Marco, en efecto la ventana está abierta. Marco
duerme con la ventana abierta. La ventana de Quinto no está abierta. Una de las dos
ventanas está abierta, la otra cerrada. ¿Cuál de las dos ventanas está cerrada? La ventana
de Quinto. Él duerme con la ventana cerrada porque está enfermo.
Marco no abre los ojos ni se mueve. Quinto, que está tumbado con los ojos
abiertos, se gira sobre la cama. El niño que duerme no escucha al gallo que canta. El niño
que está despierto escucha al gallo y llama a Davo.
Quinto responde: “El pie está mal, y no solo el pie, sino también me duelen la
cabeza y el brazo. ¡Oh, qué larga es la noche! Pero ya es por la mañana / es de día, pues
el gallo canta. ¡Dame agua, Davo!”
Davo da a Quinto agua en una copa. El niño bebe el agua. El esclavo ve al niño
bebiendo.
Davo deja a Quinto tumbado en su cama y entra en la habitación de Marco. Marco
aún duerme. Davo se acerca al niño que duerme y lo despierta. ¿Cómo despierta el esclavo
al niño? Al oído del niño que duerme grita con una gran voz: “¡Marco! ¡Es de día!”. De
este modo es despertado Marcos, y al abrir los ojos ve al esclavo de pie al lado de su
cama. Ya ninguno de los dos niños duerme.
Marco se levanta de la cama. Ya no está tumbado en la cama, sino que está de pie
al lado del lecho. Marco ordena que Davo traiga agua: “¡Tráeme agua para las manos!”.
El esclavo trae agua a Marco y dice “aquí está el agua”, “¡lávate la cara y las
manos! Tus manos están sucias”.
Davo: “¡Cállate, niño! No solo la cara, ¡lávate toda la cabeza! ¡Sumerge la cabeza
en el agua!”
Marco sumerge toda la cabeza en el agua y también lava las orejas y el pelo. Ya
está limpia toda su cabeza. El agua no está limpia, sino sucia.
El agua con la que es lavado / se lava Marco está fría; así que el niño se lava solo
las manos y la cabeza, no todo el cuerpo. Por la mañana los romanos se lavan la cara y
las manos con agua fría, después del mediodía se lavan todo el cuerpo con agua caliente.
Marco secándose la cabeza y las manos pregunta a Davo: “¿Por qué está tan quieto
mi hermano?”
“No duerme”, dice Davo, “tu hermano está despierto y no se puede levantar,
porque le duele el pie y la cabeza”.
Davo: “¡A ti no te duele ni la cabeza ni el pie! La cabeza que está bien no duele y
tampoco los miembros que están bien”.
Por la ventana abierta entra aire frío, Marco tiene frío, porque su cuerpo está
desnudo (esto es: sin ropas); así que Marco pide sus ropas al esclavo: “¡Dame la túnica y
la toga! ¡Vísteme!” Davo da la túnica y la toga al niño que tiene frío, pero no lo viste: es
necesario que el niño se vista solo. Marco se pone la túnica en primer lugar, después la
toga. El niño ya no está desnudo.