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Resumen
Introducción
La mayor industria que ha sabido como controlar la psique del sujeto desde los
postulados de Freud ha sido la industria pornográfica valiéndose de la sexualidad
y el cuerpo como la expresión del deseo fetichizado. Reproduciendo imágenes de
la figura femenina que la han sexualizado, objetivado y cosificado a la mujer a estos
roles para el servicio del hombre. La instrumentalización de la mujer dentro de la
pornografía ha creado patrones de reproducción hacia la violencia, acoso verbal y
sexual, así como el uso del alcohol y drogas.
Así como el libre albedrio del internet para la recreación del cuerpo pornográfico
donde el hombre de diversas edades parte de este consumo.
El deseo constituye la necesidad de satisfacción del sujeto, según Freud los deseos
son ideas que pueden ser transformadas del sueño a una realidad como imágenes
visuales (Freud, pág. 88) estos pueden ser amorosos o sexuales que se estimulan
el escenario de satisfacción alucinatorio e imposible. Esta fuerza del deseo para
crear representaciones e intenciones de la pulsión, según el psicoanálisis:
Siendo el deseo el motor de las creaciones satisfactorias del sujeto (la sexualidad),
es aquí donde el deseo se convierte en un fetiche. La materialización de los deseos
para el uso de la mercancía es el fetiche de la sexualidad, para Freud el fetiche:
Freud profundiza más sobre el fetiche sexual pero lo que tratamos de abordar aquí
como es que este fetiche (deseo, fantasía, necesidad, etc.) de la sexualidad se
convierte en mercancía, aquí es donde Marx ve al fetiche como mercancía debido
a que no solo representa el valor de uso sino la posibilidad de satisfacer las
necesidades del sujeto convirtiéndolo en objeto de valor de uso y de intercambio.
Claro estas satisfacciones son momentáneas permitiendo su reproducción y
consumo constante por parte de los sujetos.
Podemos ver como desde los postulados de Freud y Marx como el sujeto se
convirtió en un consumidor de su propio deseo. El fetiche es tomado desde la
cultura del hombre como objeto de producción de consumo, de esta manera es la
industria de la pornografía quien ha tomado estos deseos convirtiendo las ilusiones
imaginarias en una probable realidad de placeres y fantasía como su medio de
reproducción y producción de la mercancía.
No es nuevo ver que el cuerpo de la mujer ha formado parte del arte a lo largo de
la historia, la figura femenina es a la que se le ha dado más relevancia se le ha
dado ese magnetismo de lo bello y hermoso, pero no estamos tan lejos del arte ya
que en la actualidad y con la accesibilidad a la tecnología la cámara recrea estos
lienzo digitales reproduciendo la figura femenina como misteriosa, codiciable para
el ojo masculino, yo siendo fotógrafa también e tocado esta parte artística de la
sexualidad, fotografiando cuerpos desnudos como una expresión y visibilidad del
ser humano como sujeto podría tratar de interpretar un poco y pueda que esa algo
hipotético hasta cierto modo será la exhibición del cuerpo de la mujer en las
marchas feministas que expone que quiere que se les reconozca como sujeto y no
como objeto.
Pero se entiende que el placer tiene que ser sexo genital y es quizás lo que tenga
más cerca el ser humano de lo sublime, porque el sistema nos cosifica como objetos
de placer sexo genital y es aquí donde la industria pornográfica es demasiado
grande enfocada al placer del hombre mayoritariamente.
Referencias