Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tupac Amaru
Tupac Amaru
Índice
1Biografía
o 1.1Sublevación
o 1.2Juicio y ejecución
2Mesianismo de Túpac Amaru II
3Reconocimiento
o 3.1Siglos XX y XXI
4Árbol genealógico
5Música
6Novelas
7Películas
8En la cultura popular
9Bibliografía
10Referencias
11Enlaces externos
Biografía[editar]
José Gabriel Condorcanqui fue hijo de Miguel Condorcanqui y Rosa Noguera. Por su
condición de indígena noble realizó sus estudios con los jesuitas del Colegio San
Francisco de Borja o Colegio de Caciques del Cuzco.
Dominaba el quechua, castellano y latín, destacando entre sus lecturas los Comentarios
Reales del Inca Garcilaso de la Vega, las Siete Partidas de Alfonso el Sabio, las Sagradas
Escrituras, el drama quechua Apu Ollantay, así como posterior y clandestinamente textos
de Voltaire y Rousseau, en aquella época censurados.
El 25 de mayo de 1758, contrajo matrimonio con Micaela Bastidas Puyucahua con quien
tuvo tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando (todos apellidados Condorcanqui Bastidas);
seis años después de su matrimonio fue nombrado cacique de los territorios que le
correspondían por elemental herencia. Condorcanqui fijó su residencia en la ciudad del
Cuzco, desde donde viajaba constantemente para controlar el funcionamiento de sus
tierras.
Debido a sus prósperas actividades económicas, Condorcanqui empezó a sufrir la presión
de las autoridades españolas, en especial por presión de los arrieros que vivían en la
región de la cuenca del Río de la Plata, quienes intentaban tener el monopolio del tránsito
de mineral por el Alto Perú. Las autoridades españolas sometieron a Condorcanqui al pago
de prebendas.
Vivía la situación típica de los curacas: tenía que mediar entre el corregidor y los indígenas
a su cargo. Sin embargo, se vio afectado, como el resto de la población, por el
establecimiento de aduanas y el alza de las alcabalas. Realizó reclamos sobre estos
temas pidiendo también que los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las
minas, reclamos dirigidos por las vías regulares a las autoridades coloniales en Tinta,
Cusco y después en Lima, obteniendo negativas o indiferencia.
Además buscó que se le reconociera su linaje real inca, siguiendo por años un proceso
judicial en la Audiencia de Lima y siendo este finalmente rechazado.
Monumento actual en el Cusco, en homenaje a José Gabriel Túpac Amaru, en la plaza del mismo
nombre.
Sublevación[editar]
Véase también: Rebelión de Túpac Amaru II
El 4 de noviembre de 1780 se inicia la rebelión de José Gabriel Condorcanqui contra la
dominación española, adoptando el nombre de Túpac Amaru II, en honor de su
antepasado el último Inca de Vilcabamba. Túpac Amaru se autodeclara Inca, Señor de los
Césares y Amazonas,5 y jura con el siguiente bando su coronación: «... Don José Primero,
por la gracia de Dios, Inca Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y
Continentes de los Mares del Sur, Duque de la Superlativa, Señor de los
Césares y Amazonas con dominio en el Gran Paititi, Comisario Distribuidor de la Piedad
Divina, etc...».6 Al comienzo el movimiento reconoció la autoridad de la corona, ya que
Túpac Amaru afirmó que su intención no era ir en contra del rey sino en contra del «mal
gobierno» de los corregidores. Más tarde la rebelión se radicalizó llegando a convertirse en
un movimiento independentista.
Su esposa Micaela Bastidas así como familiares de ambos tuvieron una participación de
primer orden en el movimiento, tanto en el reclutamiento, abastecimiento y hasta cierto
punto en la toma de decisiones.
Con el apoyo de otros curacas, mestizos y algunos criollos, la rebelión se extendió,
llegando a tener tropas de decenas de miles de combatientes.7 Entre sus ofrecimientos se
hallaban la abolición tanto del reparto como de la alcabala, la aduana y la mita de Potosí.
La rebelión se desarrolló de manera especialmente violenta, sin toma de prisioneros y con
la práctica de ejecutar a cualquier persona que hablase castellano o vistiese a la manera
europea. Así, la ejecución sistemática de los “puka kunka” (literalmente cuellos rojos o
gringos) convirtió la rebelión en un auténtico baño de sangre en el que se estima se
produjo el asesinato de entre ochenta y cien mil personas8.
La convocatoria de Túpac Amaru II buscó integrar a indígenas, criollos, mestizos y libertos
negros en un frente anticolonial, pero no pudo evitar que la masificación del movimiento
convirtiera el accionar en una lucha racial contra españoles y criollos (en general, en el
Virreinato, los criollos no tenían en su actuar antagonismos con los españoles, siendo
como mucho contrarios a las reformas borbónicas pero fieles a la corona en los demás
aspectos).
Su movimiento tuvo dos fases:
Tras ser capturado el 6 de abril de 1781, fue llevado a Cuzco encadenado y montado en
una mula. Ingresó a la ciudad una semana después, «con semblante sereno» mientras las
campanas de la Catedral repicaban celebrando su captura. Apresado en el convento de
la Compañía de Jesús, fue sucesivamente interrogado y torturado al límite del
fallecimiento, con el objetivo de arrancarle información acerca de sus compañeros de
rebelión en Cuzco y otras ciudades, y de sus ejércitos que aún conservaban grandes
territorios. Torturas que fueron inútiles ya que no dio confesión alguna. Más bien trató de
enviar mensajes escritos con su propia sangre, pero estos fueron interceptados. La
madrugada del 29 de abril a causa de los rigores del tormento le fracturaron el brazo
derecho.
Un día durante el encierro cuando el visitador José Antonio de Areche, autoridad del
interrogatorio y ejecución enviado por el rey Carlos III de España, entró intempestivamente
al calabozo para exigirle, a cambio de promesas, los nombres de los cómplices de la
rebelión, Túpac Amaru II le contestó: «Solamente tú y yo somos culpables, tú por oprimir a
mi pueblo, y yo por tratar de libertarlo de semejante tiranía. Ambos merecemos la muerte».
El 18 de mayo de 1781, en acto público en la Plaza de Armas de Cuzco, se cumplió la
ejecución de Túpac Amaru II, su familia y sus seguidores. Los prisioneros fueron sacados
de sus calabozos, metidos en zurrones (un tipo de costal) y arrastrados por caballos todos
a la vez, uno tras otro, hasta llegar a la plaza. Ya al pie del cadalso, Túpac Amaru II fue
obligado, tal y como señalaba la sentencia, a presenciar la tortura y asesinato de sus
aliados y amigos, su tío, sus dos hijos mayores y finalmente su esposa, en ese orden.
Después, al igual que hicieron con varios de sus lugartenientes, con su tío y su hijo mayor,
le cortaron la lengua.9