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Crateres de Meteoritos
Crateres de Meteoritos
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Índice
1 Características
2 Efectos de la atmósfera
5 Véase también
6 Referencias
7 Enlaces externos
Características
Los meteoritos que caen sobre los astros pueden tener dimensiones muy diferentes
comprendidas entre la de ínfimos granos de polvo y la de asteroides de decenas de kilómetros.
La energía cinética de un meteorito es tan grande que su disipación brusca en el suelo provoca
su fragmentación violenta, como si explotara (ver imagen).1
Ha habido casos, cuando la masa del meteorito ha sido muy grande, en los que la lava
procedente del interior irrumpe en la excavación y forma un lago que, al solidificarse, confiere al
cráter un fondo llano. En razón de su forma, los cráteres de ese tipo se denominan circos.
La extraordinaria potencia de esos proyectiles caídos del cielo queda fácilmente explicada por su
velocidad (de 50 000 a 100 000km/h) y por su masa. La combinación de estos dos parámetros se
traduce en una energía cinética colosal: un meteorito de 250 m de diámetro llegado a 75 000
km/h libera tanta energía como el mayor terremoto terrestre o erupción volcánica que la historia
de nuestro planeta conozca.
Efectos de la atmósfera
En los planetas que tienen una envoltura gaseosa los cráteres son menos numerosos. La fricción
con la atmósfera frena bruscamente a los meteoritos y éstos sufren un calentamiento muy
intenso. Su temperatura llega a millares de grados y puede dar lugar a tres fenómenos diferentes
según sean la composición, la masa, la velocidad, la dirección y la forma del meteorito. Se puede
producir volatilización a gran altura (cae entonces lentamente al suelo un polvillo meteorítico);
desintegración cerca del suelo, debida a la enorme diferencia de temperatura entre el interior y
el exterior del meteorito (en cuyo caso los fragmentos mayores proyectados en la dirección del
suelo se comportan en el terreno como si fueran otros tantos meteoritos primarios); desgaste
considerable durante la travesía de la atmósfera (ablación). En este caso puede llegar al suelo
algo así como un bloque homogéneo, que si mide varios metros produce la desintegración
explosiva ya señalada. Así, la presencia de atmósfera tiene como consecuencia la reducción del
número y las dimensiones de los meteoritos que llegan al suelo.
Además, la atmósfera ejerce otras acciones que con el tiempo borran las huellas dejadas en el
suelo por estos impactos. Se trata de la erosión, que puede revestir muchas formas: aguas
corrientes, viento, congelación y descongelación del suelo, actividad biológica, etc. Todo ello
concurre a colmar las depresiones de los cráteres y a desgastar la muralla de los circos.
Mercury shadown.jpg
En Mercurio
En Venus
En Venus existen alrededor de un millar de cráteres de impacto con tamaños que varían entre
1,5 y 280 km. No los hay con un diámetro menor debido a la densidad de la atmósfera,
sobreviviendo únicamente aquellos meteoritos que son superiores a un tamaño crítico. Un
ejemplo es el cráter Maria Celeste, con 96,6 km de diámetro.
La gran actividad volcánica y tectónica que tiene el planeta hace que existan menos cráteres que
en Mercurio.2
En la Tierra
Pese a su atmósfera mucho más densa que la de Marte, la Tierra no ha escapado al bombardeo
meteorítico. Suponiendo que en promedio pasen 10.000 años entre la caída de 2 meteoritos
capaces de excavar un cráter de 750 m de diámetro, desde hace 4.000 millones de años
terrestres han debido caer unos 400.000. Y teniendo en cuenta que los mares ocupan las siete
décimas partes de la superficie del globo, sólo en los continentes deben existir unos 120.000
astroblemas de más o menos 750 m de diámetro. De ellos han sido inventariados unos
centenares presuntamente meteoríticos, entre los cuales cerca de 170 lo son ciertamente o con
mucha probabilidad. El más conocido en el Cráter Barringer, en Flagstaff, Arizona. El mayor de
todos se encuentra cerca de la ciudad de Astaná, Kazajistán, que mide 350 km de diámetro.
Mare Imbrium-AS17-M-2444.jpg
En la Luna
Acribillado por proyectiles celestes de todos los tamaños, el suelo lunar presenta hoy millones
de cráteres cuyo diámetro se halla comprendido entre algunos centímetros a centenares de
kilómetros. Como la caída de los meteoritos ha ocurrido desde hace miles de millones de años,
muchos cráteres recientes se han formado en la estructura de otros anteriores.
Mars atmosphere.jpg
En Marte
Marte tiene una atmósfera tan tenue que ha podido ser franqueada por un número de
meteoritos proporcionalmente menor que el de los que han acribillado el suelo lunar, pero
mayor que el de los que han caído sobre la Tierra en el mismo tiempo.
Por otra parte, por tenue que sea su atmósfera, ella ha ejercido durante millones de años una
acción erosiva que ha colmado muchos cráteres menores y desgastado las murallas de los
mayores. El suelo marciano conserva actualmente no pocos cráteres, pero no está salpicado
enteramente como la Luna o Mercurio.
Ordenados por continentes, en cada enlace siguiente aparece una lista de cráteres meteoríticos
inventariados por los científicos:
En Europa
En Asia
En África
En América
En Oceanía