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La objeción
Presentar objeciones ante los argumentos de los demás no es una
tarea fácil; debemos saber expresar nuestro desacuerdo, pero
sobre todo explicar por qué. A esto se llama contraargumentar.
Si en un diálogo en nuestra vida diaria es muy normal contradecir lo
que alguien dice (cuando no estamos de acuerdo, decimos "eso no
es así, porque"), también a la hora de escribir hay que hacerlo, es
decir, adelantarnos a posibles argumentos, y tener en cuenta las
opiniones ajenas. De ese modo nuestro receptor ve un
razonamiento más amplio, y nos mostramos más objetivos.
Pedir aclaraciones
Puede que en un debate existan términos importantes sin que se
haya aclarado suficientemente su significado. También puede
ocurrir que se maneje una misma palabra y cada uno de los
contrincantes la use con un significado diferente. Cuando eso
ocurra, no basta tampoco con la definición de un diccionario, pues
el diccionario recoge varios significados de gran parte de las
palabras. De ahí que resulte conveniente introducir una pregunta
aclaratoria del tipo:
¿Puedes definir la palabra X que acabas de introducir en el
debate? o
Has usado la palabra X. ¿Podrías aclarar su significado? ¿Qué
entiendes tú por…?
Señalar incoherencias
Podemos plantear una objeción hacia los argumentos de nuestros
contrincantes en el debate señalando que, en la justificación de sus
puntos de vista, han introducido algunas incoherencias. Es decir,
que ha ido cambiando, en algún aspecto, algo que decían. Si, en dos
momentos diferentes, alguien expresa una idea y su contraria
entonces la incoherencia se transforma en contradicción.
Podemos hablar de algunos tipos de incoherencia: incoherencia
terminológica, incoherencia lógica, incoherencia entre los fines
perseguidos y los medios elegidos: