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CONCLUSIONES

La biotecnología ofrece una amplia variedad de instrumentos para mejorar nuestra


comprensión y ordenación de los recursos genéticos para la agricultura, la alimentación, salud y
otros. Estos instrumentos en la actualidad ya se encuentran facilitando el diagnóstico,
tratamiento y prevención de enfermedades de las plantas y los animales y mejorando algunos
aspectos productivos en estos.

La aplicación de la biotecnología proporciona al investigador nuevos conocimientos e


instrumentos que aumentan la eficacia de su trabajo. De este modo, los programas de
investigación basados en la biotecnología pueden ser considerados como una prolongación más
precisa de los métodos convencionales de mejoramiento genético. Al mismo tiempo,
la ingeniería genética puede ser considerada como una desviación radical de las técnicas
convencionales de mejoramiento porque confiere a los científicos la capacidad de
transferir material genético entre organismos que no podrían obtenerse por los medios clásicos
o naturales.

Es probable que la aplicación de las nuevas biotecnologías moleculares y de las nuevas


estrategias de mejoramiento a cultivos y razas de especial interés para los pequeños
productores de los países en desarrollo sea limitada en un futuro próximo por diversas razones,
tales como la falta de fondos seguros a más largo plazo para la investigación, la insuficiencia de
la capacidad técnica y operativa, el escaso valor comercial de los cultivos y razas, la ausencia de
programas adecuados de mejoramiento convencional y la necesidad de elegir entre los entornos
de producción pertinentes. Sin embargo, los países en desarrollo se enfrentan ya con la
necesidad de evaluar cultivos modificados genéticamente y en su momento tendrán también
que evaluar la posible utilización de árboles, ganado y peces modificados genéticamente. Esas
innovaciones podrían ofrecer una oportunidad para aumentar la producción, la productividad,
la calidad de los productos y la aptitud para la adaptación, pero sin duda plantearán desafíos a
la capacidad de investigación y reglamentación de los países en desarrollo.

Ante la poca información y posibles temores de la población en general, es importante señalar


que aun los conocimientos actuales son insuficientes para evaluar los beneficios y riesgos de los
alimentos genéticamente modificados, especialmente a la luz de las consecuencias a largo plazo
que estas tecnologías puedan tener no sólo en la salud humana, sino en el medio ambiente y en
la vida de los pequeños productores.

De acuerdo a los pocos estudios científicos independientes con los que se cuentan, es posible
que las “pequeñas” diferencias entre los cultivos transgénicos y sus equivalentes convencionales
sí sean significativas, de manera que el principio de “equivalencia sustancial” pierde sentido.
Ante ciertas evidencias científicas de posibles efectos adversos sobre la salud humana como
consecuencia del consumo de alimentos transgénicos, estudios independientes en el ámbito
científico internacional son impostergables. Se requieren métodos y conceptos nuevos para
analizar las diferencias de origen toxicológico, metabólico y nutricional entre los alimentos
transgénicos y sus equivalentes convencionales.

Necesitamos más ciencia, no menos.

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