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Personajes:
El Profesor
La Alumna
Una Criada
Una mesita, una lámpara, un teléfono, una silla. Un sillón grande al otro lado
quizá una pequeña banqueta dónde poner los pies. Sillas de distintos tipos y
tamaños por el espacio, se sugiere algunas colgadas, otras clavadas en la pared.
Toque de puerta, se caen objetos que hacen ruido, como si alguien hubiera
chocado con ellos nerviosamente, tiempo. Vuelven a tocar. Sale la CRIADA,
siempre mira al sitio por donde salió, enciende una lamparilla, se arregla y abre
la puerta.
CRIADA: Buenos días, ¿Señorita?
ALUMNA: ¿Está en casa?
CRIADA: ¿Viene por…? Es para…
ALUMNA: (Entrando) Si, ¿Señora?
CRIADA: Le espera, siéntese un momento mientras voy a…
La CRIADA camina hacia donde salió y a su vez la ALUMNA entra y se sienta,
no le gusta una de las sillas y se cambia, la CRIADA que le mira con recelo
apaga una de las lamparillas, la ALUMNA enciende la que está sobre la mesa.
La CRIADA regresa para incriminarle, la ALUMNA apaga la lamparita y se
cambia de silla. La CRIADA sale de escena. La ALUMNA enciende la lamparilla,
mientras se arregla y se prepara.
PROFESOR: (Que entra) Buenos días, señorita. ¿Usted es…? Si es, ¿Es usted, no?
ALUMNA: Sí, soy… Como ve he llegado a la hora y…
PROFESOR: Gracias pero no tenía que apresurarse, disculpe por haberle hecho
esperar, terminaba justamente de… Bueno… Usted sabe.
ALUMNA: No hay nada que perdonar.
PROFESOR: ¿Le acompañó alguien? ¿Le han visto los vecinos?
ALUMNA: De ningún modo…
PROFESOR: Hoy hace buen tiempo, mas bien no tan bueno, aunque a pesar de
todo, no hace un tiempo demasiado malo, no llueve… No nieva…
ALUMNA: Sobre todo porque estamos en verano.
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Sale la CRIADA y recoge de escena cualquier objeto inútil, se crea un breve
silencio, enciende una lamparilla y se va.
PROFESOR: En este mundo señorita, no podemos estar seguros de nada.
ALUMNA: Evidentemente, señor.
PROFESOR: Estoy seguro de que usted será una buena… Me parece instruida y
tiene… (Le mira la falda corta) Buena memoria.
ALUMNA: Mis padres desean que profundice en mis conocimientos. Creen que
una simple cultura general, aunque sea sólida, no basta en nuestra época…
¿Tiene algo mi falda?
PROFESOR: (Que deja de mirar) Hay que ponerse a trabajar. Apenas tenemos
tiempo que perder.
Entra la CRIADA y se dirige a la ventana, la abre y riega la maceta de flores,
limpia, etc.
PROFESOR: Hagamos un poco de… Aritmética, que es también una terapia. (A la
Criada) ¿No ha terminado aún?
La CRIADA se sobresalta, no tiene justificación, cierra la ventana, avanza.
CRIADA: Si, señor, ya encontré… El… Ah, mire que casualidad, un cuchillo.
PROFESOR: Dése prisa, nos interrumpe. (Con la Alumna) Bueno, aritmeticemos
un poco.
ALUMNA: Uno y uno son dos.
PROFESOR: ¿Dos y uno?
ALUMNA: Tres.
PROFESOR: ¿Tres y uno? Es usted magnifica, no merece la pena continuar, en
cuanto a la suma es usted magistral. Veamos la resta. ¿Cuatro menos tres?
ALUMNA: ¿Siete?
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PROFESOR: Ahora no se trata de sumar, sino de restar. ¿Entonces?
ALUMNA: Pues…
PROFESOR: ¿Puede abrir la ventana? Hace calor.
La CRIADA se va.
PROFESOR: Usted es lo bastante adulta como para que pueda hacer el esfuerzo
intelectual necesario y llegue a comprender. ¿Y bien?
ALUMNA: No llego a comprenderlo…
PROFESOR: Tomemos un ejemplo más sencillo. Si usted tuviera dos narices y
yo le arrancara una, ¿Cuántas le quedarían?
ALUMNA: Ninguna.
PROFESOR: ¿Cómo que ninguna?
ALUMNA: Precisamente porque usted no me ha arrancado ninguna, tengo una
ahora. Si me la arranca, ya no tendría ninguna.
PROFESOR: No ha entendido mi ejemplo, bien. Suponga que tiene una oreja.
ALUMNA: ¿Y después?
PROFESOR: Yo le agrego dos más. ¿Cuántas tiene?
ALUMNA: Tres orejas.
PROFESOR: Le quito una, ¿Cuántas quedan?
ALUMNA: Dos.
PROFESOR: Quito otra más, ¿y quedan?
ALUMNA: Dos.
PROFESOR: ¿Pero cuántas tiene?
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ALUMNA: Dos.
PROFESOR: Una.
ALUMNA: Dos.
PROFESOR: Tiene una.
ALUMNA: ¡Dos!
PROFESOR: Me pregunto si es usted la persona que espero, ¿tiene algún recibo
de la cita?
ALUMNA: No sé, mejor me voy.
PROFESOR: ¿Viene a una lección sin saber si es la suya? Dígame su nombre la
buscaré en mi lista…
ALUMNA: Quizá me he confundido, tengo que llamar a mi casa.
PROFESOR: ¡Escuche! Usted tiene, tiene… Por ejemplo…
ALUMNA: ¡Diez dedos!
PROFESOR: Como usted quiera. ¿Cuántos tendría si tuviese cinco? ¡Y no diga
diez!
ALUMNA: Pues sí. Tengo diez.
PROFESOR: ¡Le digo que no!
ALUMNA: Usted me dijo que…
PROFESOR: Le he dicho inmediatamente después que…
ALUMNA: Pero no tengo cinco, tengo diez.
Entra la CRIADA y abre la ventana.
ALUMNA: (Se levanta nerviosa) ¿Dónde está el baño?
CRIADA: Al fondo, la última puerta.
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La CRIADA le sigue y le golpea la cabeza con una sartén.
Oscuro Rápido.
A un tiempo. Llega la luz, ruido de un reloj despertador. Sale la CRIADA,
siempre mira al sitio por donde salió, enciende una lámpara, se arregla y apaga
el reloj. Saca una taza de té, la prepara. La luz descubre a La ALUMNA dormida
en el sillón, lleva visiblemente mucho tiempo, está algo tapada, quizá con
cojines, alguna bolsa de agua en la cabeza, etc. La CRIADA le observa
detenidamente, se sienta, espera. Vuelve a sonar el reloj. Lo apaga y se dirige a
la ALUMNA, le toma el pulso, comprueba sus signos vitales está visiblemente
ansiosa, no ocurre nada, y se retira, a punto de salir de escena, la ALUMNA
empieza a moverse y a despertar, la CRIADA corre y vuelve a la mesita
mientras ensaya la postura de la cara y forma del cuerpo con que hablará en
los próximos minutos.
CRIADA: Buenos días, ¿Señorita?
ALUMNA: ¿Qué pasa? Yo... ¿Qué hago aquí? ¿Dónde estoy? ¿Señora? ¿Le
conozco?
La CRIADA se acerca rápidamente y le mira muy de cerca.
CRIADA: ¿Le parezco... Conocida?
ALUMNA: Espere. Yo vine por un anuncio y... Había un profesor, pero...
La CRIADA le golpea la cabeza con un sartén. La ALUMNA vuelve a
desmayarse. La CRIADA respira aliviada. Le examina.
CRIADA: Aún necesita más tiempo. Es solo una cuestión de tiempo.
La luz desaparece lentamente.
Regresa la Luz y entra El PROFESOR con un vestuario estrambótico.
PROFESOR: Bien después de un breve descanso. Continuemos… Le ruego que
escuche con la mayor atención los elementos de la lingüística y la filología
comparada. En quince minutos podrá adquirir los principios fundamentales de
las lenguas neo españolas. Todo idioma, ¿señorita? Sépalo y recuérdelo hasta la
hora de su muerte, como principio fundamental, todo idioma no es sino un
lenguaje, lo que implica necesariamente que se componga de sonidos o…
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ALUMNA: (Que aún está turbada) Fonemas.
PROFESOR: Cállese y quédese sentada.
ALUMNA: Me duelen… Las muelas.
PROFESOR: Eso no tiene importancia, no vamos a detenernos por tan poco.
Llamo su atención sobre las consonantes que cambian la naturaleza de las
conjunciones.
ALUMNA: Me duelen las muelas.
PROFESOR: Resumamos. Para hacer que salgan las palabras, los sonidos…
ALUMNA: Me duelen las…
PROFESOR: Silban poniendo todo un complejo sistema en movimiento: La
campanilla, la lengua, el paladar, los dientes…
ALUMNA: Las muelas…
PROFESOR: Me está enfadando.
ALUMNA: Que me duelen las…
PROFESOR: ¡No me interrumpa! No me enoje, ¡Las muelas! ¿Las muelas? ¡Se las
voy a arrancar! (La Alumna, va a decir algo) ¡Silencio! O le machaco el cráneo.
¿Me oye?
ALUMNA: Mire. Mejor me voy y como amigos.
PROFESOR: ¿Y la lección? Vine a mi casa, sigue mi juego, acepta las
condiciones y ahora se arrepiente y se va. No puedo permitirlo, ¿me entiendes?
ALUMNA: ¡Me voy!
La CRIADA regresa rápidamente, vuelve a golpearle y la ALUMNA queda
inconsciente.
CRIADA: Un poco más de tiempo. Solo un poco más…
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Oscuro rápido. Vuelve la luz. Suena el reloj. La ALUMNA se despierta. No hay
nadie. Está desorientada, se destapa y tiene vestidos de “ Criada” se mira
extrañada. Comienza a incorporarse. Tiene un visible dolor de cabeza. Camina
desorientada y en la mesita apaga el reloj. Aparece la CRIADA con trajes de la
“Alumna”
CRIADA: ¡Buenos días!
ALUMNA: ¿Y usted, quién es?
CRIADA: ¿No me recuerda?
ALUMNA: ¿Dónde estoy?
CRIADA: ¿Se siente desorientada? ¿Recuerda su nombre? Míreme bien. ¿No le
recuerdo a alguien?
ALUMNA: ¿Sabe quién soy?
CRIADA: (Muy contenta) ¡Excelente! Por lo pronto y mientras recoges este
desastre, le explico. Has estado muy enferma. Te he cuidado mucho, vives... O
sea. Trabajas aquí. Eres, la chica de la limpieza. Y yo: La señora de la casa. O
sea, la señorita (Ríe)
ALUMNA: No recuerdo...
CRIADA: (Cambio drástico de actitud) ¿Entonces, que recuerdas?
ALUMNA: Ese es el problema... Estoy confundida. ¿Y cuál es mi nombre?
CRIADA: (Se sorprende) ¿Tú nombre? (pensativa y preocupada por no tener
respuesta) Te llamas... Romualda Virginia María de Nuestra Anunciación (Ríe
satisfecha) Pero te llamamos Paqui.
ALUMNA: ¿Es que hay otra persona en casa?
CRIADA: (Muy drástica) ¿Qué has recordado?
ALUMNA: Nada, usted ha dicho: “te llamamos”
CRIADA: Es una forma de hablar, una expresión.
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ALUMNA: ¿Y cómo se llama?
CRIADA: ¿Quién? Te he dicho que en esta casa nunca hubo ni hay nadie más.
ALUMNA: Usted. ¿Cuál es su nombre?
CRIADA: No voy a discutir con una empleada.
ALUMNA: Mejor señora...
CRIADA: ¡Señorita!
ALUMNA: ¿Ah si? ¿En serio?
CRIADA: Póngase al trabajo. Recoja un poco este desastre.
La ALUMNA enciende la lámpara, mientras se arregla y empieza a limpiar.
CRIADA: Buenos días, señorita. ¿Usted es…? Si es, ¿Es usted, no?
ALUMNA: Sí, soy… ¿Qué es lo que dice?
CRIADA: Forma parte de su trabajo, yo le indico las respuestas, usted dice lo
que yo le diga. No es nada complicado. ¿Me has entendido?
ALUMNA: No.
CRIADA: (Muy amenazante) Más vale que por tu propio bien, hagas
exactamente lo que te pido... Más te vale.
ALUMNA: Muy bien. ¿Y ahora que digo?
CRIADA: En este mundo señorita, no podemos estar seguros de nada.
ALUMNA: ¿Qué ha dicho?
CRIADA: ¿Qué pasa?
ALUMNA: Esa frase... Me parece familiar. ¿Dice que yo... Trabajo y aquí?
CRIADA: ¿Ya recuerdas... Algo?
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ALUMNA: ¿Siempre estuve... Vestida... Así?
CRIADA: ¡Bien! Ponte esto.
Le da una falda corta.
CRIADA: Bueno, aritmeticemos un poco... (Con ella misma) Siempre quise hacer
esta parte.
ALUMNA: ¿Qué dice?
CRIADA: Sólo limítese a contestar y todo saldrá bien. Continúe.
ALUMNA: Uno y uno son dos.
En esta parte la CRIADA asume los movimientos de la antigua Alumna. La
ALUMNA mira absorta “este sin sentido” y al final le parece familiar
CRIADA: ¿Dos y uno?
ALUMNA: No llego a comprenderlo… Hay momentos en que... Usted me parece,
yo no soy. Esta casa... Mis zapatos ¿Cómo dice que me llamaba?
CRIADA: ¡Ya le dije que no! No se salga de las reglas o sufrirá las
consecuencias.
Entra el PROFESOR ahora como un criado, trae una bandeja con tazas de Té.
PROFESOR: Es la hora.
ALUMNA: ¿Y usted...?
CRIADA: Llega en muy mal momento.
PROFESOR: Prefiere la señora, entonces... Hacerlo después.
ALUMNA: ¿Hacer, que, a que se refiere?
CRIADA: Nos interrumpe.
PROFESOR: Bien... Estaré atento, por si me necesita. Ya sabe que no tiene que
hacer más que llamarme.
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El PROFESOR sale de escena muy lentamente y crea una tensión.
CRIADA: No ha entendido mi ejemplo, bien. Suponga que tiene una oreja.
ALUMNA: O sea. Yo soy empleada suya. Trabajo aquí. ¿Pero cuánto tiempo?
Luego estuve enferma y usted fue muy buena ¿Y después?
CRIADA: Yo le agrego dos más. ¿Cuántas tiene?
ALUMNA: He perdido la cuenta. Pero lo que no entiendo es...
CRIADA: Le quito una, ¿Cuántas quedan?
ALUMNA: No sé... Hay algo que no comprendo.
CRIADA: Si le quito otra más, ¿ cuántas quedan? Diga dos.
ALUMNA: Dos.
CRIADA: Una.
ALUMNA: Dos. ¿No me ha dicho que le diga dos?
CRIADA: ¡Tiene una!
La CRIADA encuentra la sartén y le golpe a la cabeza. Esta se desmaya. La
CRIADA algo más tranquila se dirige a la mesa, coge un cuaderno y escribe.
CRIADA: Querido diario... Hasta ahora tenemos pocos resultados. Pero confío en
que pronto podré realizar mi sueño y al fin, seré la ganadora y finalista de este
juego macabro. Pronto esta casa será chica para mis pretensiones. La ciudad
me espera. Pero aún tengo que corregir algunos errores. Empieza la segunda
parte...
Oscuro lento Regresa la luz. La ALUMNA está totalmente vestida de “Alumna”
Vuelve en si. La CRIADA sentada tomando una taza de té.
CRIADA: Me pregunto si es usted la persona que espero...
ALUMNA: No le entiendo... ¿No me dijo que llevo trabajando aquí...? ¿Y esta
ropa? No recuerdo, ¿tacones?
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CRIADA: ¿Viene a una lección sin saber si es la suya? Dígame su nombre la
buscaré en mi lista…
ALUMNA: ¿Mi nombre? Pero... ¿Yo dónde vivo? No recuerdo nada de mi pasado,
solo desde que abrí los ojos... Esta casa. ¿Cómo dice que me llamo?
CRIADA: ¡Escuche! Usted tiene, tiene… Por ejemplo... ¡Diez dedos!
ALUMNA: Si... ¿Y qué?
CRIADA: ¿Cuántos tendría si le arrancara cinco? ¡Y no diga diez!
ALUMNA: ¿De verdad... No nos conocemos?
CRIADA: ¡Le digo que no!
ALUMNA: Usted me dijo que…
CRIADA: Le he dicho inmediatamente después que…
ALUMNA: Pero no tengo cinco, tengo diez.
CRIADA: Reconozco que se trata de algo abstracto, evidentemente, pero tiene
que conocer los elementos esenciales y poder calcular, por ejemplo, tres mil
setecientos cincuenta y cinco millones novecientos noventa y ocho mil
doscientos cincuenta y uno, multiplicados por cinco mil ciento sesenta y dos
millones trescientos tres mil quinientos ocho.
ALUMNA: No tengo ni idea...
CRIADA: (Rápidamente) Son diecinueve trillones trescientos noventa mil
billones dos mil ochocientos cuarenta y cuatro mil doscientos diecinueve
millones ciento sesenta y cuatro mil quinientos ocho. Venga repítalo... Tiene
que decirlo y rápido.
ALUMNA: No puedo. No sé. ¿Pero explíqueme que es todo esto?
CRIADA: Está equivocándose de camino, le he dicho y muy claro que haga
exactamente lo que le pida... No entiende que si no colabora…
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ALUMNA: La verdad es que no recuerdo nada, pero... Estoy comenzando a
ponerme muy nerviosa. Entonces me dices lo que pasa o empiezo a gritar y
tendrás que matarme...
La CRIADA se sorprende por la idea, en un momento está decidida a hacerlo,
luego vacila y vuelve a su estado de neutralidad.
CRIADA: ¿No te acuerdas de nada?
ALUMNA: Espera... Había un profesor. Tú... Eras esa ¡Señora!
CRIADA: Tú. Le mataste.
ALUMNA: ¿Yo? No puede ser... Recuerdo que… Luego este dolor de cabeza que
no me deja pensar... Pero hay momentos en que me parece conocerte, esto me
resulta familiar, estoy muy confundida, así que me dices lo que pasa o empiezo
a dar gritos hasta que venga alguien. Estoy perdida, tengo que irme.
La ALUMNA se levanta con prisa y va hacia la puerta, cuando está a punto de
salir, La CRIADA le golpea con la sartén. La CRIADA va a su mesa, consulta su
diario, va corrigiendo la posición de los elementos de la escena, según sus
notas. Cuando todo está, según lo escrito. Se viste con una bata de médico.
Despierta a la ALUMNA con una regadera. Esta vuelve en si.
CRIADA: Bien después de un breve descanso. Continuemos… Le ruego que
escuche con la mayor atención. Intentaré explicarle en qué consiste su
padecimiento.
ALUMNA: ¿Dónde estoy?
CRIADA: ¿Parece usted enojada? ¿Algún problema?
ALUMNA: Mi cabeza...
CRIADA: Lamento decirle que sufre de ataques severos de migrañas y tiene
delirios, alucinaciones... Su mente altera el sentido de las cosas. Es usted una
paranoide.
ALUMNA: ¿Yo? ¿Pero... que?
CRIADA: Lleva días con una obsesión compulsiva, habla de un asesinato, de
gente escondida tras las puertas.
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ALUMNA: Si, pero... ¿Y esto es un hospital?
CRIADA: Interesante… Dígame, ¿qué ve exactamente?
ALUMNA: Sillas, sillones, mesas... Una casa. Me parece familiar.
CRIADA: Créame, delira. Entienda que está peor de lo que suponía. Tome este
medicamento. Le hará sentirse mejor.
ALUMNA: ¿Si? Entonces. No son sillas. ¿No es esto una casa?
CRIADA: La realidad nunca es lo que parece. No lo olvide nunca…
La CRIADA se va.
La ALUMNA se aburre. Empieza a mirar y descubre otro libro.
ALUMNA: (Lee) Querido diario…
La ALUMNA lee absorta y descubre que pasa en realidad, sus gestos van desde
el horror, la sorpresa, el miedo. Hasta que deja de leer y toma la decisión de la
venganza. Se tumba en el sillón y espera con un ojo abierto a la CRIADA.
CRIADA: (Que entra, como al principio) ¿Y bien? ¿Pero que hace dormida?
ALUMNA: ¿Yo, doctora...?
CRIADA: ¿Qué dice? ¿Acaso esto le parece un hospital? Mire hoy es su última
lección y llega tarde. Encima no trae los deberes aprendidos y va y se queda
dormida. ¡Esto es el colmo!
ALUMNA: Ah... Es mi... última lección.
CRIADA: Cállese y quédese sentada. Cómo ya le vengo diciendo desde antes…
ALUMNA: Creo que han tocado a la puerta.
CRIADA hacia la puerta, la abre, mira, le mira, vuelve a mirar fuera y cierra,
camina. Mirando a la ALUMNA de manera tensa.
CRIADA: No era nadie. Dígame su nombre la buscaré en mi lista…
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Tocan a la puerta. La ALUMNA va corriendo y es el PROFESOR.
PROFESOR: Buenos días.
ALUMNA: ¿Qué hora es?
PROFESOR: La misma de ayer a esta hora. Aunque en otros sitios es distinta.
Todo depende en donde uno esté. En fin... Nada parece lo que es.
ALUMNA: ¿Y que quiere?
PROFESOR: Ah... Perdón. Creo que me confundí de apartamento. Desaparece.
La
ALUMNA cierra la puerta y retoma el estado anterior.
ALUMNA: (Va a decir algo) Mire una sombra, ¡allí!
CRIADA: ¡Silencio! ¿Qué pretende asustarme?
ALUMNA: Se lo juro. He visto una sombra. En aquella puerta.
CRIADA: ¿Lo dice en serio?
ALUMNA: Acabo de verle otra vez. Se parece a... Mejor me voy y como amigos.
CRIADA: ¿Cree que voy a caer en su trampa?
La ALUMNA se levanta y deambula como si viera al fantasma. Se acerca a
dónde está la sartén y golpea a la CRIADA en la cabeza. Esta se desmaya.
Oscuro. Se escuchan los ruidos de la ALUMNA tropezando con todo, llega al
teléfono e intenta hacer una llamada de auxilio. En algún momento, enciende
un mechero que se apaga. Llega la luz. La CRIADA está vestida de ALUMNA. Y
esta de PROFESORA. Empieza a volver en sí La CRIADA y está muy confundida.
ALUMNA: Buenos días ¿Señorita?
CRIADA: ¿Nos conocemos?
ALUMNA: Ya lo creo que si... Pero en fin, ahora, digamos que de forma
diferente.
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CRIADA: ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?
ALUMNA: Hace un poco de… ¿Frío? (va y abre la ventana, coge aire y se
refresca, vuelve y mira a la CRIADA) ¿Y usted? ¿Cómo se siente?
CRIADA: No recuerdo nada, solo este dolor de cabeza.
ALUMNA: Todo a su tiempo. Aunque tampoco tenemos mucho, así que... me
alegra que haya despertado pues tengo una historia terrible que contarle
respecto a su pasado.
CRIADA: Recuerdo que... ¡Usted! ¡Es usted!
La ALUMNA golpea nuevamente y La CRIADA vuelve a desmayarse. La
ALUMNA carga con La CRIADA. Oscuro. Vuelve la Luz y La ALUMNA está
sentada en una silla junto a La CRIADA, que despierta.
CRIADA: Tengo la impresión de haberla visto en alguna parte…
ALUMNA: A mi también me parece.
Entra el PROFESOR a escena.
PROFESOR: Cuchillo… ¡Cuchillo!
CRIADA: ¿Ha dicho cuchillo o me ha parecido?
ALUMNA: Muy bien, sólo nos queda el final. No hay un buen drama sin... Un
cuchillo así que... Tome y con él continúe…
De pronto el PROFESOR, en un movimiento, apuñala a la CRIADA.
PROFESOR: Espero hagas mejor que ella su papel. O correrás la misma suerte.
ALUMNA: El juego continúa.
Tocan a la puerta. Vuelve a escena La ALUMNA y enciende algunas lámparas,
recoge los restos de la maceta, vuelven a tocar.
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ALUMNA: Esta tiene mucha prisa, ¡Un momento! (Termina de recoger y va a la
puerta) Buenos días, ¿viene para la lección? Le esperaba, comenzaremos
inmediatamente… Pase, no se quede en la puerta.
Oscuro rápido.
TELÓN
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