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Held, D. (1997). Ciudadanía y Autonomía. Revista Política.

Revista de estudios sobre el Estado y la


sociedad, 3(41-68).

Las reflexiones en torno a la ciudadanía han puesto en evidencia que ésta se encuentra determinada por
el sistema económico de las sociedades donde se ejerce. Esto significa que la participación de los
ciudadanos en la constitución de las comunidades se ve, hasta cierto punto, determinada por su
posición socioeconómica. El texto de David Held titulado Ciudadanía y Autonomía aborda este
problema. El objetivo del artículo es cuestionar las consideraciones de dos autores frente al tema de la
ciudadanía: Marshall y Giddens. Held demuestra que el marco en donde se estudia la ciudadanía en
relación con las clases sociales es restringido, conduciendo a limitaciones y ambivalencias en las
propuestas de los autores analizados. El texto de Held se divide en 5 secciones. En la primera desarrolla
los plantemamientos de Marshall en torno a la ciudadanía y la clase; en la segunda, Held evalua la crítica
que Giddens realiza a Marshall, luego, analiza las limitaciones de la crítica realizadas por Giddens con el
fin de, en la cuarta sección, evidenciar que el marco explicativo de ambos autores está condicionado.
Por último, Held explica las ambigüedades que dicho marco ha producido.

En cuanto a los planteamientos de Marshall frente a la ciudadanía, el autor parte de la definición


que Marshall dio a este fenómeno. De esta manera, la ciudadanía se entiende como la plena
pertenencia a una comunidad, en donde existe una participación para determinar las condiciones de
asociación. A la par, se sostiene que la ciudadanía tiene como fin la igualdad; hecho que se contrapone
al sistema de clases, pues este se basa en la propiedad de la educación y en la estructura económica.
Este hecho conduce a Marshall a sostener que ciudadanía y clase son contradictorias; sin embargo, la
primera puede, a través de un ejercicio político, modificar la primera; es decir, modificar el sistema de
clases. Un ejemplo de esta modificación es el Estado de derecho en donde, siguiendo a Held, se
implantan medidas redistributivas que permiten la ampliación de los derechos sociales. Además, en el
análisis de la propuesta de Marshall, Held sostiene que hay una relación directa entre derechos civiles y
políticos, pues los primeros, al permitir la consagración de un sujeto libre, permitieron el desarrollo de
los segundos; esto es, la consolidación de un sujeto libre y políticamente responsable. De esta manera,
las luchas sociales permiten la obtención de derechos políticos y sociales. Sin embargo, el sistema
capitalista entra en una dinámica de tensión con estos y muchas veces tiende a reducirlos, haciendo
según Held, a que el imperio del mercado no se subordine a la justicia social como optimistamente creía
Marshall.
Luego de plantear los postulados de Marshall, el autor analiza las críticas que Giddens ha
realizado a esta propuesta. En primera instancia, Giddens considera que el desarrollo de la ciudadanía y
la obtención de derechos no pasan por etapas tan lineales y claras como lo postula Marshall. Además, el
rol del Estado en la obtención de derechos no ha sido tan colaborativo como se cree, pues, siguiendo a
Giddens, la obtención de ciertos derechos ciudadanos ha pasado por unas luchas. Held considera; sin
embargo, que estas críticas no están bien fundamentadas; ya que un análisis exhaustivo de la propuesta
de Marshall permite evidenciar que para esta autor, la obtención de derechos ciudadanos es un proceso
que lleva su propio ritmo dado que participan diferentes poderes. Además, Marshall consideraba que
los derechos podían perderse, es decir, el procesos es inestable y no lineal ni estable. Por último, Held
considera que la crítica de Giddens no está fuertemente argumentada y lo que debe rescatarse es el
marco explicativo de este autor.

En cuanto a la propuesta de Giddens, Held resume en tres sus aportes a la reflexión en torno a la
ciudadanía. Primero, la idea de que existe una dialéctica de control entre el Estado y los ciudadanos.
Esto significa que hay reciprocidad entre gobernantes y gobernados que permite que los grupos
subordinados influyan sobre las autoridades, permitiendo la obtención de derechos ciudadanos. En
segundo lugar, el desarrollo de la ciudadanía condujo al surgimiento del nacionalismo, pues los sujetos
eran cada vez más conscientes de su participación en una comunidad. El tercer aporte de Giddens fue
enmarcar la obtención de derechos ciudadanos desde una perspectiva de lucha de clases. Para esta
autor, la lucha es un medio de ampliación de los derechos que, no obstante, es frágil, ya que las
ganancias en derechos están determinadas por fuerzas políticas y económicas. Estos aportes, sin
embargo, deben ser revisados según Held en la medida en que presentan ciertas limitaciones.

Una de las principales propuestas de Held en su ampliación del concepto y tratamiento de la


ciudadanía, apartados cuatro y cinco, es que ésta no se debe limitar solo a la clase social. Para el autor,
el ejercicio de la ciudadanía implica diversas dimensiones de la vida como el género, la raza y la edad. De
esta manera, el conflicto de clases no es el único medio importante para el desarrollo de los derechos
ciudadanos, pues hay otros movimientos sociales que entran en escena y que han permitido la
reivindicación de derechos ciudadanos. El autor sostiene entonces que hay más derechos que solo los
propuestos por Marshall y Giddens y que no vienen solo de luchas clasistas como por ejemplo los
derechos reproductivos. Además, ampliar la propuesta de Giddens y Marshall implica reevaluar el
significado de los derechos. Para Held, se debe mirar no solo los derechos que los ciudadanos disfrutan
formalmente sino también las condiciones bajo los cuales se hacen valer. Otro punto importante es que
Held considera que Giddens y Marshall se centran exclusivamente en la relación ciudadano- nación,
dejando de la lado la globalización en donde se incrementan las relaciones. Por último, el autor llama la
atención sobre la separación de la esfera económica y política, considerándola beneficiosa para ambas
esferas y no sólo para la primera como sostenía Giddens, pues en lo económico se asegura un desarrollo
que muchas veces genera asimetrías, pero en lo político se crea un espacio de disfrute de los derechos
civiles. De esta manera, el autor cierra su texto argumentando que dadas las condiciones actuales en
donde el Estado y los ciudadanos entran en dinámicas globales, es necesario plantear teorías políticas y
sociales que den cuenta de dichos cambios y así superar la perspectiva limitativa de Giddens y Marshall.

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