Está en la página 1de 1

EMMI PIKLER: LOS NIÑOS

NECESITAN LIBERTAD DE
MOVIMIENTO
Creado por Familias en Ruta | 9
septiembre 2013 | Crianza, Crianzas del
mundo, Educación, Juegos | 2

USO DE COOKIES
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor
experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su
consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y
la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para
mayor información.
ACEPTAR

“¿Ya tiene un año y medio y todavía no


anda?. ¿Ya ha cumplido los dos y todavía
no habla?. El mio con un año ya era
tertuliano de radio”. Seguro que esto os
suena, ¿verdad?. Vivimos en una sociedad
donde no hay tiempo que perder y parece
que la competición hacia el éxito empieza
desde el mismo nacimiento. Tendemos a
comparar el estado de desarrollo de
nuestros bebés sin darnos cuenta de que
corremos el riesgo de ir demasiado
deprisa a riesgo de saltarnos las etapas
necesarias de un proceso que es diferente
en cada niño.

De igual manera que cada niño es


diferente sus etapas de desarrollo
también lo son. La naturaleza es sabia y,
al modo de una semilla, cada niño
contiene ya en su interior todo lo
necesario para crecer. Tan solo necesita
amor y sentirse respetado siendo
reconocido sus propios logros pues la
motivación para superarse más grande y
genuina de un bebé y del niño al que dará
lugar será la suya propia.

Nuestros bebés no necesitan que les


enseñemos el camino sino más bien que
les dejemos trazar el suyo
acompañándoles en el desarrollo
autónomo y espontáneo de su instinto.
Bajo la aparente torpe fragilidad de los
movimientos bebé se esconde la
ejecución de un plan prodigioso que ha
necesitado para fraguarse miles de años
de evolución de la especie humana.

Los escaparates rebosan de los más


variados cachivaches de puericultura,
pero casi todo es – nunca mejor dicho-
accesorio. El movimiento libre basado en
la actividad autónoma favorece en el niño
el descubrimiento de sus propias
capacidades, la utilización de sus propias
adquisiciones, y el aprendizaje a partir de
sus propios fracasos y logros. A nosotros
nos corresponde asegurar las
condiciones para una motricidad libre sin
forzar el desarrollo inconcluso de cada
etapa acelerando la siguiente.

Tales son los planteamientos de Emmi


Pikler una pediatra húngara, que investigó
sobre el papel del adulto y su intervención
en el desarrollo motor del niño. En el año
1946 fue directora del célebre Instituto
Loczy de Budapet un centro de niños que
tenían que estar fuera de la familia y
escribió su libro Moverse en libertad:
desarrollo de la motricidad global. Si bien
estas enseñanzas están centrados en las
etapa tan temprana como decisiva de
crecimiento de los 0 a los 3 años, sus
principios generales son aplicables a
todas las etapas de la infancia recogidos
en su recomendable libro Moverse en
libertad.

A continuación compartimos sobre el


tema un artículo Marta Graugés, maestra,
psicomotricista y directora del espacio de
crecimiento y juego Gira-Sol de Girona,
formada en este centro y miembro de la
Associación Pikler Hengstemberg.

Els infants necessiten …

MOVERSE EN LIBERTAD

Emmi Pikler creó un sistema educativo


basado en el respeto al niño y una actitud
no intervencionista del adulto, que
permite su desarrollo autónomo. Ella creía
que se tenía que respetar el ritmo
individual de cada individuo y asegurar​le
todas las posibilidades de tener
iniciativas autónomas, de movimiento
libre y de juego independiente. Velaba por
la salud física y psíquica de los niños,
teniendo en cuenta el movimiento , el aire
libre y la alimentación. Actualmente se
sigue este sistema al instituto Loczy de
Budapest y hay varias asociaciones en
todo el mundo que lo promueven.

¿QUÉ MOVIMIENTO VEMOS EN


LOS NIÑOS 0 A 3 AÑOS
CUANDO PERMITIMOS
SU RITMO?
El movimiento es una necesidad vital del
niño, la vida nos lleva a experimentar
constantemente . Por el niño el primero a
conocer es su cuerpo y a partir del
movimiento irá descubriendo sus partes y
las posibilidades de encontrar diferentes
posturas y más tarde llegar a desplazarse.

Cuando respetamos su ritmo, sin


anticiparnos, sin prisas, no esperando el
siguiente paso, sino disfrutando de cada
uno, el niño hace evolucionar sus
movimientos. La genética permite a los
niños hacer este proceso por ellos
mismos. Son unos pasos que hacen
todos los niños sean del país que sean -a
no ser que tengan algún problema de
salud- cuando confamos en ellos y los
damos el espacio y el tiempo necesario.

Si nosotros interferimos haremos que se


salten etapas, que pueden echar de
menos en el transcurso de su
crecimiento. A continuación podéis ver un
esquema de la evolución de estos
movimientos:

​Està estirado sobre su dorso y mueve el


cuello hacia un costado, hacia el otro y los
brazos de tanto en tanto. Hacia los dos
meses observa las manos y más tarde coge
algún objeto.

El niño realiza cada vez movimientos más


variados con los brazos y tronco. Descubre
sus pies, los mira pero no puede todavía
cogerlos.

​Se gira sobre un lado y a la cabeza de un


tiempo ya se puede girar sobre la barriga y
volver a la posición de antes.

Su tronco y abdominales ya han madurado y


sus manos y sus pies ya se pueden
encontrar, puede jugar tanto con las manos
como con los pies, o con todos a la vez.

​Puede quedarse jugando sobre la barriga


fortaleciendo su tronco, y sus pectorales. Ya
tiene muchas maneras de moverse en el
tierra. Va adquiriendo fuerza a los brazos.

Se empieza a desplazar girando o


rastreando, con los codos o con las manos.
Entra y sale de la caja.

Foto cedida por Espai Gira Sol

Variantes de rastreo:

​ Se empieza levantar del tierra,


manteniéndose sobre un lado y apoyado con
el adelante-brazo (movimientos intermedios,
semi-sentados ). En esta postura disfruta de
seguridad sufciente para poder jugar y su
visión se amplía.

​ Empieza a encontrar la postura a gatas y


pronto marchará gateando y se ensartará
con facilidad.

​Se sienta y empieza a encontrar diferentes


maneras de hacerlo.

Sentado, todo el tronco es móvil y tiene las


dosmanos disponibles para jugar.

​ Va a gatas con manso y pies.

​ Se arrodilla y vuelve a sentar, o estirarse.

​ Se levanta con espaldarazo (pared, barras..)

Practica levantarse y volver a tierra. Puede


dar algunos pasos de lado cogido.

​ Se mantiene derecho, se levanta y vuelve a


agacharse

​ Da los primeros pasos

​ Empieza a andar

El benefcio de respetar su evolución se


nota en la armonía y seguridad de sus
movimientos. Él
mismo llega a las diferentes posturas y
esto le permite volver con seguridad, con
un movimiento kuido, a la postura de
antes. Todo el que ha aprendido está en
su registro personal y lo puede encontrar
siempre que lo necesite. Con el suyos
movimientos irá conociendo su cuerpo
(esquema corporal), sus límites y hará
madurar su cerebro. Con sus
desplazamientos ampliará el
conocimiento del espacio y sus
posibilidades.

En los primeros años, el pasar de estirado


a la vertical es una de las tareas más
importantes por el niño. Le servirá por
toda la vida. NO se puede dejar perder
ESTA LIBERTAD

ALGUNOS DE LOS
LIMITADORES QUE IMPIDEN LA
LIBERTAD DE MOVIMIENTOS
Hay situaciones en las que la posibilidad
de movimiento del niño/a queda muy
reducida. El lugar donde lo colocamos lo
obliga a adoptar una postura
determinada,
sin dejarle explorar los movimientos tanto
ricos que su cuerpo permite.

Si no se hace un uso adecuado, algunos


limitadores son:

ANDADORES
Cómo puede madurar la cadera del niño,
cuando lo hacemos trabajar sin
estar preparado. ¿Enseñamos la
velocidad antes de que la seguridad y
después decimos que
tenemos niños movidos?

COCHECITOS:
A menudo colocamos los niños desde su
nacimiento, en cochecitos donde el
movimiento se ve muy reducido. No
puede estar estirado, sólo puede coger
una posición y además va ligado, como si
fuera de rally.

ESPACIO QUE DEJAMOS PARA


MOVERSE EL NIÑO:
Muchas veces el lugar que los dejamos
para moverse es una tumbona.
Los adultos de aquí utilizamos poco el
tierra en nuestra vida, por lo tanto
tampoco
dejamos disfrutar a los niños, y hay unos
movimientos que sólo el suelo los
permite.
Los suelos de gres, mosaico son fríos y
poco adecuados.

Para conseguir que el niño disfrute del


movimiento, necesitamos suelos cálidos,
con parqué o una alfombra que lo
permitan girar y desplazarse, espacios
seguros, donde no haya ningún peligro.

JUGUETES:
Habitualmente en nuestras habitaciones
de niños hay demasiados objetos y
estímulos.
Incluso los cochecitos tienen juguetes
colgados. El niño primero necesita
encontrar su cuerpo, encontrarse en él
mismo. Cuando hay móviles, objetos por
todas partes, pasa primero a conocer el
fuera que no el más importante, él.

RUIDOS Y DEMASIADOS ESTÍMULOS:


Las alfombras de juego llenas de
estímulos auditivos, táctiles y visuales no
le permiten
disfrutar del silencio y de su voz. Es difícil
encontrar un solo objeto cuando todo
está tan
lleno.

Si queremos dar espacios limpios donde


el niño pueda ver los objetos que le
interesan lo primero es procurar un
ambiente de silencio donde el canto de
los pájaro o una música relajante
resultará preferible a todos los sonidos
electrónicos.

COLCHONES BLANDOS:
Si el niño está sobre un colchón blando, el
movimiento se ve muy reducido.

TRONAS:
¿Es imprescindible tener a los niños
ligados?. Cuánto los traemos en coche sí
que hará falta, pero en casa todavía
podemos hacer lo que nosotros creemos
más conveniente con nuestros hijos. En
Loczy nunca encontramos un niño ligado,
siempre hay un espacio. (Por ejemplo,
para comer tienen tronas bajas donde el
niño puede entrar y salir, como la de la
fotografía.

INFLUENCIAS EXTERNAS:
Familia, pediatra, gente con prisas,
miedos, poco respeto. A un árbol nadie le
dice el que tiene que hacer y él va
creciendo cuando encuentra las
condiciones necesarias y son mucho más
altos y fuertes que nosotros. ¿Por qué
mucha gente da consejos sobre el que
tienen que hacer los niños, como lo
tienen que hacer y cuando lo tienen que
hacer si su organismo ya sabe el que
necesita para crecer?. Contemplamos el
universo y seamos amables y cuidadosos
con la vida que
nos ha sido dada.

ACTITUD DEL ADULTO:


Porque un niño pueda moverse en libertad
necesita un adulto que se lo permita, que
esté presente, con una mirada respetuosa
y limpia, que no se anticipe a sus
movimientos, que acepte el que hay, que
no compare y juzgue, que espere.
Queremos un adulto que ponga en
palabras las acciones del niño/a, un
adulto que permita su autonomía con
respeto, amor, mucha paciencia y
confanza en el proceso del niños o niña.

Es muy importante la actitud del adulto en


el momento de las atenciones cotidianas:
en las curas, la comida, el baño. El adulto
está al 100%, con toda su presencia, esta
manera de estar, le permite conseguir una
relación afectiva de calidad.

Es aquí donde se forja la seguridad que


permitirá al niño explorar su entorno y sus
posibilidades a solas. Algunos elementos
que lo ayudarán y que el adulto puede
proporcionarle:

LA MANO:
¿En qué momentos del día a día
encontramos que nuestra mano da,
recibe, pide ,
espera, acaricia, acompaña, apoya?, ¿
cuántas veces ofrecemos una mano
dulce ? ¿y cuántas una mano brusca?. En
Loczy tienen la norma. “Ni un grito, ni un
movimiento brusco,”

LA MIRADA, COMUNICACIÓN:
¿Cuando estamos con los niños pedimos
la colaboración, esperamos y buscamos
la mirada?. En el centro Loczy cuando se
habla a los niños se busca la mirada. No

También podría gustarte