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«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese así mismo, tome su cruz y

sígame» (Mt 16,24).

Estamos aquí, conscientes de que el Viacrucis del Hijo de Dios no fue


simplemente el camino hacia el lugar del suplicio. Creemos que cada paso
del Condenado, cada gesto o palabra suya, así como lo que han visto y
hecho todos aquellos que han tomado parte este, drama, nos hablan
continuamente, En su pasión y en su muerte, Cristo nos revela también la
verdad sobre Dios y sobre el hombre.

Madre Teresa de Calcuta dice, “el Vía Crucis es camino de Pasión, pero de
nada nos serviría que meditáramos en estas estaciones, sino somos capaces
de reconocer a Cristo en las vidas de nuestros hermanos que sufren, a solas
y sin nadie que les consuele”. Dispongamos nuestros corazones a recorrer
con Jesús vivo en nuestros prójimos estas catorce estaciones.

Señor Jesucristo,
colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo,
para que, siguiéndote en tu último camino,
sepamos cuál es el precio de nuestra redención
y seamos dignos de participar
en los frutos de tu pasión, muerte y resurrección.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R/. Amén.
PRIMERA ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Mateo


"Llegada la mañana todos los príncipes de los sacerdotes, los ancianos del
pueblo, tuvieron consejo contra Jesús para matarlo, y atado lo llevaron al
procurador Pilatos" (Mt 27,1-2)

El pequeño niño que deambula por las calles, que es abusado sexualmente,
que es obligado a trabajar a su corta edad, y que tiene hambre, que se come
su pan pedacito a pedacito porque teme que se termine demasiado pronto y
tenga otra vez hambre, ese es Cristo con hambre. Esta es la primera
estación de calvario. ¿Somos capaces de ver a Cristo en ese niño? O solo
pasamos de largo.

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Cristo, qué aceptas una condena injusta,


concédenos, a nosotros y a los hombres de todos los tiempos,
la gracia de ser fieles a la verdad
y no permitas que caiga sobre nosotros
y sobre los que vendrán después de nosotros
el peso de la responsabilidad
por el sufrimiento de los inocentes.
A ti, Jesús, Juez justo,
honor y gloria por los siglos de los siglos.

R/.Amén.
SEGUNDA ESTACION
Jesús carga con la cruz

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Juan


"Entonces se lo entregó para que lo crucificasen. Tomaron, pues, a Jesús,
que llevando la cruz, salió al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice
Gólgota" (Jn 19,16-17)

¡Muchas veces miramos pero no vemos nada! Todos nosotros tenemos que
llevar la cruz y tenemos que seguir a Cristo al Calvario, si queremos
reencontrarnos con Él. Jesucristo, antes de su muerte, nos ha dado su
Cuerpo y su Sangre para que nosotros podamos vivir y tengamos bastante
ánimo para llevar la cruz y seguirle, paso a paso. Participamos con fe en la
comunión con el Papa, los Obispos y ministros del altar o ¿cuestionamos
sus actuar, creyendo que nosotros lo haríamos mejor?

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Cristo, que aceptas la cruz de las manos de los hombres


para hacer de ella un signo del amor salvífico de Dios por el hombre,
concédenos, a nosotros y a los hombres de nuestro tiempo
la gracia de la fe en este infinito amor,
para que, transmitiendo al nuevo milenio el signo de la cruz,
seamos auténticos testigos de la Redención.
A ti. Jesús, Sacerdote y Víctima,
alabanza y gloria por los siglos de los siglos.

R/.Amén.
TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Mateo


"Dijo Jesús: El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo,
tome su cruz y sígame, pues el que quiera salvar su vida la perderá: pero
el que pierda su vida, ese la salvará". (Mt 16,24)

En nuestras estaciones del Vía Crucis vemos que caen los pobres y los que
tienen hambre, como se ha caído Cristo. ¿Estamos presentes para ayudarle
a Él? ¿Lo estamos con nuestro sacrificio, nuestro verdadero pan? Hay miles
y miles de personas que morirían por un bocadito de amor, por un pequeño
bocadito de aprecio. Esta es una estación del Vía Crucis donde Jesús se cae
de hambre.

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Cristo, que caes bajo el peso de nuestras culpas


y te levantas para nuestra justificación,
te rogamos que ayudes
a cuantos están bajo el peso del pecado
a volverse a poner en pie
y reanudar el camino.
Danos la fuerza del Espíritu,
para llevar contigo la cruz de nuestra debilidad.
A ti, Jesús, aplastado por el peso de nuestras culpas,
nuestro amor y alabanza por los siglos de los siglos

R/.Amén.
CUARTA ESTACIÓN
Jesús encuentra a su Madre

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Lucas


"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi
salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava... Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes en mí" (Lc 1, 45-49)

Nosotros conocemos la cuarta estación del Vía Crucis en la que Jesús


encuentra a su Madre. ¿Somos nosotros los que sufrimos las penas de una
madre? ¿Una madre llena de amor y de comprensión? ¿Estamos aquí para
comprender a nuestra juventud si se cae? ¿Si está sola? ¿Si no se siente
deseada? ¿Estamos entonces presentes, para ellos? O por el contrario
somos de los que pensamos que nuestra juventud está perdida y sin
remedio.

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Oh María, tú que has recorrido


el camino de la cruz junto con tu Hijo,
quebrantada por el dolor en tu corazón de madre,
pero recordando siempre el «fiat»
e íntimamente confiada en que Aquél para quien nada es imposible
cumpliría sus promesas,
suplica para nosotros y para los hombres de las generaciones futuras
la gracia del abandono en el amor de Dios.
Haz que, ante el sufrimiento, cl rechazo y la prueba,
por dura y larga que sea,
jamás dudemos de su amor.
A Jesús, tu Hijo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/.Amén.
QUINTA ESTACIÓN
El cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Lucas


"Cuando le llevaban a crucificar, echaron mano de un tal Simón de Cirene,
que venía del campo y le obligaron a ayudarle a llevar la Cruz" (Lc 23,26)

Muchas veces escuchamos que hay organizaciones civiles que buscan


mitigar los padecimientos y las necesidades elementales de nuestros
pueblos, incluso escuchamos que nuestros gobiernos locales tratan de
brindar ayuda a los desposeídos y cuando nuestra Iglesia socorre a los que
sufren, ¿formamos parte de estos movimientos, o somos simples
espectadores? ¿Pensamos que es un trabajo innecesario pues la pobreza no
se puede erradicar de nuestra realidad social? ¿Y pensamos que es un
trabajo que otros deben solucionar?

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Cristo, que has concedido a Simón de Cirene


la dignidad de llevar tu cruz,
acógenos también a nosotros bajo su peso,
acoge a todos los hombres
y concede a cada uno la gracia de la disponibilidad.
Haz que no apartemos nuestra mirada de quienes
están oprimidos por la cruz de la enfermedad,
de la soledad, del hambre y de la injusticia.
Haz que, llevando las cargas los unos de los otros,
seamos testigos del evangelio de la cruz y testigos de ti,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R/.Amén.
SEXTA ESTACIÓN
La Verónica limpia el rostro de Jesús

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Mateo


"Porque tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me distéis de beber"
(Mt, 25, 35)

Hay manchas de sudor, de dolor, de soledad en el rostro de Jesús. Hay otras


muchas manchas que desfiguran los rostros de los que son discriminados.
¿Con respecto a los pobres, los abandonados, los no deseados, los
encarcelados, las prostitutas, los alcohólicos, los homosexuales, los
enfermos de sida, somos como la Verónica? ¿Estamos presentes para quitar
sus preocupaciones" y compartir sus penas? ¿Les ayudamos a que tengan
un rostro digno, como lo hiciera Verónica con Jesús?

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Señor Jesucristo,
tú que aceptaste
el gesto desinteresado de amor de una mujer
y, a cambio, has hecho
que las generaciones la recuerden con el nombre de tu rostro,
haz que nuestra obras,
y las de todos los que vendrán después de nosotros,
nos hagan semejantes a ti
y dejen al mundo el reflejo de tu infinito amor.
Para ti, Jesús, esplendor de la gloria del Padre,
alabanza y gloria por los siglos.

R/.Amén.
SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Mateo


"¿Quiénes son mi madre y mis parientes? Y extendiendo su mano sobre sus
discípulos dijo Jesús: he aquí a mi madre y a mis parientes... quienquiera
que haga la voluntad de mi Padre" (Mt 12, 48-50)

Jesús cae de nuevo. ¿Hemos asistido a personas de la calle que han vivido
como animales y se murieron entonces como ángeles? ¿Estamos presentes
para levantarlos? También en nuestro país podemos ver a gentes en el
parque que están solos, sentados en una esquina, miserables. Nosotros los
rechazamos con la palabra "alcoholizamos o drogadicción". No nos
importan. Pero es Jesús quien necesita nuestras manos para levantarse de
esta segunda caída. ¿Somos conscientes que en ellos Jesús extendiendo su
mano en busca de una mano que le ayude a continuar?

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Señor Jesucristo,
que caes bajo el peso del pecado del hombre
y te levantas para tomarlo sobre ti y borrarlo,
concédenos a nosotros, hombres débiles,
la fuerza de llevar la cruz de cada día
y de levantarnos de nuestras caídas,
para llevar a las generaciones que vendrán
el Evangelio de tu poder salvífico.
A ti, Jesús, soporte de nuestra debilidad,
la alabanza y la gloria por los siglos.

R/.Amén.
OCTAVA ESTACIÓN
Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Lucas


"Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se lamentaba y
lloraban por Él. Vuelto hacia ellas les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis
por mí, llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos" (Lc
23,27-28)

Hoy día, en nuestros pueblos escuchamos los gritos de mujeres que exigen
igualdad de derechos y acusan a los gobernantes de que su cuerpo les
pertenece. Acusan a la Iglesia de que les pretende esclavizarlas a
embarazos no deseados. Pero también hay otras mujeres: madres de
familia, trabajadoras del mercado, lavanderas, mujeres que trabajan la
tierra, a las que no se les escucha ninguna palabra, ellas simplemente
deciden seguir a Cristo y entregarse amorosamente por los demás. Jesús al
detenerse a consolar a las mujeres, les recuerda que su dignidad de mujer
reside en que son hijas de Dios.

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Cristo, que has venido a este mundo


para visitar a todos los que esperan la salvación,
haz que nuestra generación
reconozca el tiempo de tu visita
y tenga parte en los frutos de tu redención.
No permitas que por nosotros
y por los hombres del nuevo siglo
se tenga que llorar
porque hayamos rechazado la mano del Padre misericordioso.
A ti, Jesús, nacido de la Virgen, Hija de Sión,
honor y gloria por los siglos de los siglos.

R/.Amén.
NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Juan


"Les he dicho esto para que tengan paz conmigo. En el mundo tendrán
tribulaciones, pero confíen: yo he vencido al mundo" (Jn 16,33)

Jesús cae de nuevo para ti y para mí. Esta caída de Jesús nos hace volver la
mirada a los no nacidos, pequeños que les robaron el amor, la oportunidad
de ser alguien, el anhelo de cambiar el mundo. Ellos tienen que morir
porque nosotros no deseamos a estos niños. Son un atraso para los
proyectos de sus padres o no era el momento para que estuvieran entre
nosotros. El no nacido toma este sufrimiento porque no tiene más remedio,
sufre silenciosamente desde el vientre de su madre.

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Señor Jesucristo,
que por tu humillación bajo la cruz
has revelado al mundo el precio de su redención,
concede a los hombres del tercer milenio la luz de la fe,
para que reconociendo en ti
al Siervo sufriente de Dios y del hombre,
tengamos la valentía de seguir el mismo camino,
que a través de la cruz y el despojo,
lleva a la vida que no tendrá fin.
A ti, Jesús, apoyo en nuestra debilidad,
honor y gloria por los siglos.

R/. Amén.
DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Juan


"Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, haciendo
cuatro partes, una para cada soldado y la túnica" (Jn 19,23)

Jesús es expuesto ante los ojos de todos, en especial de su Madre que le


acompaña en éste camino de la Cruz. En nuestros días el desnudo es
sinónimo de venta. Hombres y mujeres por igual, se desnudan para poder
tener un trabajo y los jóvenes ven en ello algo normal. Se han olvidado de
que su cuerpo es templo del Espíritu Santo y que al exponerlo en estas
circunstancias lo están profanando. En nuestras sociedades erotizadas la
desnudes cada vez más desplaza a la dignidad de ser hijos de Dios.

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Señor Jesús,
que con total entrega has aceptado la muerte de cruz
por nuestra salvación,
haznos a nosotros y a todos los hombres del mundo
partícipes de tu sacrificio en la cruz,
para que nuestro existir y nuestro obrar
tengan la forma de una participación libre y consciente
en tu obra de salvación.
A ti, Jesús, sacerdote y víctima,
honor y gloria por los siglos.

R/.Amén.
UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es clavado en la cruz

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Juan


"Al llegar al Gólgota crucificaron a Jesús, junto con otros dos uno a su
derecha y el otro a su izquierda, Pilatos redactó también una inscripción y
la puso sobre la cruz. Lo escrito decía así: Jesús el Nazareno rey de los
judíos" (Jn 19,18-20)

Los clavos que sujetaban a Jesús a la cruz fueron puestos por nuestras
propias acciones. Al igual que a Jesús también clavamos a nuestro prójimo
cuando le ponemos cargas pesadas en nuestros negocios, pensemos en las
personas que están subordinadas a nuestras órdenes. ¿Somos capaces de
reconocer los sufrimientos de nuestros hijos? ¿De nuestros trabajadores? O
es que las ansias de poder, el orgullo, la falsa humidad nos han segado.
Como dice San Pablo, cuando soy más débil, soy más fuerte.

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Cristo elevado,
Amor crucificado,
llena nuestros corazones de tu amor,
para que reconozcamos en tu cruz
el signo de nuestra redención
y, atraídos por tus heridas,
vivamos y muramos contigo,
que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo,
ahora y por los siglos de los siglos.

R/.Amén.
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Juan


"Después de probar el vinagre, Jesús dijo": Todo está cumplido, e
inclinando la cabeza entregó el espíritu" (Jn 19,30)

La muerte de Jesús es el signo del amor de Dios. Seguramente si nos


preguntaran que haríamos por Jesús diríamos muchas cosas buenas, pero
olvidamos a nuestras abuelitos recluidos en los Asilos de Ancianos, los que
mueren cada día de tristeza sin poder intercambiar sus sentimientos. El
anciano muere recordando que una vez fue amado, que recibió cariño y
atenciones de manos amigas, hoy sentados en sillas solo esperan ser
llamados a la casa del Padre sumidos en desconsuelos.

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Señor Jesucristo,
Tú que en el momento de la. agonía
no has permanecido indiferente a la suerte del hombre
y con tu último respiro
has confiado con amor a la misericordia del Padre
a los hombres y mujeres de todos los tiempos
con sus debilidades y pecados,
llénanos a nosotros y a las generaciones futuras
de tu Espíritu de amor,
para que nuestra indiferencia
no haga vanos en nosotros los frutos de tu muerte.
A ti, Jesús crucificado,
sabiduría y poder de Dios,
honor y gloria por los siglos de los siglos.

R/.Amén.
DECIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús es bajado de la Cruz y entregado a su Madre

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Mateo


"Al caer la tarde vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era
discípulo de Jesús... tomó su cuerpo y lo envolvió en una sábana limpia"
(Mt 27,57.59)

El gesto de José de Arimatea puede parecerse al de los filántropos que,


esperando que les reconozcan sus buenas obras o para procurarse un estado
mental estable ayudan a los necesitados, de éstos pueden haber muchos en
nuestras comunidades eclesiales, pero lo que distingue éste actuar es que
reconoce en la persona de Jesús al Cristo y por él actúa en favor de los que
sufren, sin importarle lo que puedan hacer contra él.

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Salve, Regina, Mater misericordiae;


vita dulcedo el spes nostra, salve.
Ad te clamamus...
illos tuos misericordes oculos ad nos converte
et Iesum, benedictumfructunz ventris tui,
nobis post hoc exilium ostende.
Alcánzanos la gracia de la fe,
de la esperanza y de la caridad,
para que también nosotros, como tú,
sepamos perseverar bajo la cruz
hasta al último suspiro.
A tu Hijo, Jesús, nuestro Salvador,
con el Padre y el Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos

R/.Amén.
DECIMOCUARTA ESTACIÓN
Jesús es sepultado

✠ Te adoramos Cristo y te bendecimos.


R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Juan


"Había un huerto cerca del sitio donde fue crucificado Jesús, y en él un
sepulcro nuevo, en el cual aún nadie había sido enterrado... y pusieron allí
a Jesús" (Jn 19,41-42)

Miremos a nuestro alrededor y veamos, miremos a nuestros hermanos y


hermanas no sólo en nuestro país, sino en todas las partes donde hay
personas con hambre que nos esperan. Personas que necesitan de nuestras
manos, pies, fuerzas, voces y corazón. Hay desnudos que no tienen patria.
¡Todos os miran! ¡No le volváis las espaldas, pues ellos son el mismo
Cristo!

Padre nuestro…

En tus sangrientos pasos Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso


moriré.

Oración

Señor Jesucristo,
que por el Padre, con la potencia del Espíritu Santo,
fuiste llevado desde las tinieblas de la muerte
a la luz de una nueva vida en la gloria,
haz que el signo del sepulcro vacío nos hable a nosotros
y a las generaciones futuras
y se convierta en fuente viva de fe,
de caridad generosa y de firmísima esperanza.
A ti, Jesús, presencia escondida
y victoriosa en la historia del mundo
honor y gloria por los siglos

R/.Amén.

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