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La prevalencia de GQ es de 0.5 a 7 por cada 10000 recién nacidos vivos. Se presenta en forma
aislada y muy ocasionalmente asociada a otras malformaciones congénitas, con una relación
masculino/femenino de 1/1.3 en casos aislados y de 4/1 en casos no aislados. Desde 1980 se ha
observado un aumento de 10 a 20 veces en la frecuencia a escala mundial.
Aunque no existe predilección por raza o sexo, las madres de estos pacientes son primíparas y
muy jóvenes, existiendo una relación inversa entre la cantidad de gestas y el riesgo de presentar
un hijo con este defecto.
A través del tiempo varios autores han propuesto diversas hipótesis para el desarrollo de la GQ.
Stevenson et al. en el año 2009, proponen que esta entidad es ocasionada por la falla del saco y
del conducto vitelino, así como de los vasos vitelinos, para incorporarse inicialmente al alantoides
y posteriormente al tallo corporal. Se ha determinado que existe un segundo orificio en la pared
abdominal, además de la del anillo umbilical, a través de la cual el punto medio del intestino
(Punto de Meckel) está unido a las estructuras vitelinas exteriorizadas. Éstas se unen al intestino
de modo anormal, separándolo del tallo corporal, lo que ocasiona una falla en la incorporación al
tallo umbilical. Como consecuencia, el intestino es expulsado a la cavidad amniótica, sin
remanentes del saco vitelino o del amnios, por lo que el punto medio del intestino siempre está
exteriorizado y hay ausencia de remanentes vitelinos en el cordón umbilical. La localización
derecha del defecto puede explicarse por la tendencia del tallo vitelino a desplazarse a este lado
debido a la presencia del corazón y al crecimiento más rápido de la pared lateral izquierda.
Los cambios celulares sufridos por los órganos eviscerados en contacto con el líquido amniótico
generan daños que en ocasiones pudieran ser irreversibles para el adecuado funcionamiento de
las vísceras, además de condicionar sepsis, siendo esta la causa principal de muerte. El pronóstico
de los pacientes con GQ en definitiva se relaciona con el grado de lesión intestinal prenatal, por lo
cual el mejoramiento del diagnóstico prenatal, el tratamiento quirúrgico adecuado, y el cuidado
postoperatorio pueden impactar favorablemente en la morbimortalidad de esta compleja
patología.
Si bien no hay lugar para la corrección prenatal de esta malformación en el ser humano, existe
consenso en adelantar el nacimiento en aquellos pacientes con alto riesgo de presentar lesión
intestinal, para así limitar el tiempo de exposición del intestino al líquido amniótico. La medición
de Alfafetoproteína en suero materno entre las 16 y 18 semanas de gestación es útil para la
detección de defectos de la pared abdominal y el índice acetilcolinesterasa/pseudocolinesterasa
permite distinguir los defectos de la pared como la GQ de los defectos congénitos del tubo neural.
De tal manera que la primera sospecha de la existencia de esta patología puede surgir al constatar
la elevación de Alfafetoproteína en el suero materno; este se solicita como parte de un screening
para detectar distintas malformaciones fetales y placentarias. Valores elevados también se puede
observar en otras patologías presentes en el feto, como el Mielomeningocele y el Onfalocele.
1) La presencia de varias asas intestinales herniadas desde el borde derecho del cordón umbilical y
flotando libremente en el líquido amniótico sin membrana circundante;
Actualmente, existe un considerable debate sobre el método quirúrgico ideal así como el tiempo
para el cierre del defecto. Los dos métodos de reparación más comunes son el Cierre Primario y el
Cierre Diferido posterior a la colocación de un silo. Ambos métodos de tratamiento tienen como
objetivo disminuir la estancia hospitalaria, acortar el tiempo que el paciente requiere de
ventilación mecánica, nutrición parenteral, ayuno y finalmente evitar las complicaciones, las
infecciones y disminuir la mortalidad. Hasta el momento no existe ningún criterio avalado
internacionalmente para seleccionar la mejor técnica quirúrgica en cada paciente.
Una de las principales complicaciones que presentan los recién nacidos con GQ a quienes se les
realiza reducción de vísceras y el cierre primario del defecto de la pared abdominal consiste en el
aumento de la presión intra-abdominal; la cual puede ocasionar un Síndrome compartimental
abdominal, incrementando la mortalidad de estos recién nacidos hasta un 100% si no son
manejados adecuadamente. El valor de la presión intraabdominal normal se considera
subatmosférico o cero, aunque hasta 15 cm de H2O (20 mmHg) no produce consecuencias
fisiológicas. Por encima de este valor existe compromiso de la función renal, cardiovascular y
pulmonar.
Es una técnica quirúrgica en la que, una vez obtenido el producto mediante cesárea, se mantiene
la circulación feto placentaria garantizando la adecuada oxigenación temporal del recién nacido
mientras se realizan procedimientos diagnósticos y terapéuticos.
El primer caso reportado en la literatura data del año 1989 cuando se realizó traqueotomía a un
recién nacido con diagnóstico prenatal de teratoma laterocervical. Su principal indicación es la
obstrucción de la vía aérea del neonato por patologías diagnosticadas prenatalmente como
quistes linguales, teratomas cervicales, displasia esquelética cervical e higroma quístico entre
otras.
Recientemente Svetliza y col. han descrito la reducción intraparto de las vísceras herniadas
utilizando este principio, produciendo excelentes resultados en los recién nacidos a los cuales se
les aplicó dicho procedimient. Los criterios propuestos por Svetliza para realizar esta técnica son;
control ecográfico seriado del feto semanalmente a partir de la 30 semana de gestación;
establecer como indicadores ecográficos para la finalización del embarazo; las 34 semanas de
gestación, a partir del cual el líquido amniótico es muy irritante para el intestino, provocando su
inflamación y dificultando su reducción al abdomen, así como la dilatación del intestino igual o
mayor a 18 milímetros de diámetro después de las 30 semanas.
La reducción manual de los órganos abdominales sin anestesia general y sin incisión quirúrgica
para reducir el contenido abdominal herniado en una gastrosquisis, fue llamada originalmente
“reducción en la sala de operaciones” o Simil EXIT, por su similitud a los procedimientos intraparto
previamente utilizados como complemento de la cirugía fetal. La estabilidad hemodinámica
materna y fetal mostrada con esta técnica y su reproducción fácil y sencilla en ambientes
quirúrgicos pediátricos con experiencia en cuidados intensivos neonatales, ha permitido su rápida
expansión a nivel internacional.
El procedimiento EXIT para gastrosquisis es una práctica multidisciplinaria que requiere coordinar
la presencia simultánea de obstetras, cirujanos neonatales, anestesiólogos y neonatólogos en la
sala de parto, cuyos roles individuales son relevantes, pero cuya actuación combinada permite
implementar un procedimiento de avanzada de forma exitosa.
Sin duda alguna, el secreto del éxito es el trabajo interdisciplinario calificado, en donde cada
miembro del equipo de atención conoce perfectamente no solo los aspectos fisiológicos propios
del recién nacido, sino también en relación con el grado de inmadurez que presentan; las
patologías que los afectan y los factores de riesgo predisponentes.
La consideración de que un recién nacido (más aun si es pretérmino) tiene una enfermedad
potencialmente tratable representa un cambio relativamente reciente en la práctica de la
medicina. Históricamente la probabilidad de muerte durante la etapa neonatal era tan alta que
cualquier práctica se posponía para después de unas cuantas semanas de vida, cuando el bebé
podía sobrevivir con mayor probabilidad.
Los cuidados del recién nacido enfermo están determinados por los cambios fisiológicos que
implica el paso de la vida intrauterina a la extrauterina, lo cual requiere de la puesta en marcha al
nacer de complejos mecanismos de homeostasis maduración de órganos y sistemas,
indispensables para poder sobrevivir fuera del útero materno. A todas estas complejas
modificaciones que ocurren durante el período neonatal y que lo definen, las llamamos
“adaptación” y esta se caracteriza por ser sumamente dinámica, a tal punto que situaciones
clínicas o de laboratorio francamente patológicas a determinadas horas o días de vida, son
normales en poco tiempo. Se trata de la etapa de mayor vulnerabilidad en la vida del ser humano
y donde existen más probabilidades de enfermar y morir o de presentar secuelas graves,
particularmente neurológicas.
CARACTERÍSTICAS ANATÓMICAS DEL NEONATO
Si se compara el aspecto de un neonato con un niño mayor o un adulto veremos que varían sus
proporciones corporales, en general cuanto más prematuro es y más pequeño tendrá mayor
superficie corporal en su cabeza, extremidades pequeñas y tórax alargado. La relación con los
adultos en cuanto al peso es 1:20, sin embargo si nos referimos a la talla es de 1:3-4, superficie
corporal de 1:20 pero con relación al volumen de 70.
La composición corporal también es muy diferente y la proporción de peso asignada a los órganos
del neonato en relación al adulto tiene variaciones significativas.
El CEC está compuesto a su vez en 87% por líquido intersticial y en 13% por plasma. Después del
nacimiento, el neonato de término presenta una disminución fisiológica de peso de 5%-10% como
consecuencia de la contracción del CEC a través de las pérdidas insensibles de agua y diuresis de
agua y sodio. Estas pérdidas aumentan inversamente con la inmadurez del neonato, es así que
cuantomás pretérmino sea, mayor será el descenso proporcional de peso llegando a 15%-20%.
Datos a recordar por el anestesiólogo con respecto al sistema respiratorio del neonato
El desarrollo prenatal del sistema respiratorio no está completo hasta que no se ha formado una
estructura de intercambio suficiente para sustentar al feto en el momento de su nacimiento, esto
incluye la vasculatura pulmonar, la superficie de intercambio gaseoso, la estructura del tórax y el
desarrollo neuronal y muscular. Este desarrollo, sin embargo, continúa luego del nacimiento hasta
avanzada la infancia .
Hay factores que influyen en la maduración del pulmón fetal, estos son físicos como los
movimientos respiratorios, el líquido pulmonar y el volumen torácico; hormonal como los
glucocorticoides, la insulina y la prolactina, y locales como el monofosfato cíclico y las
metilxantinas.
La vía aérea superior (ventilación alveolar) está compuesta por conductos cartilaginosos,
heterogéneos, que no participan del intercambio gaseoso, se extiende desde la nariz hasta la
tráquea extratorácica. Su función consiste en filtrar, conducir, humidificar y atemperar el aire e
intervenir en el proceso de vocalización. La vía aérea superior se estrecha progresivamente hasta
los bronquios de pequeño calibre, la vía respiratoria membranosa y los bronquiolos terminales.
Toda ella es distensible, compresible y extensible y sus ramificaciones irregulares, a excepción del
anillo cricoides (única estructura circular no distensible). El balance estable de presión cambios en
la postura o flexión del cuello, producen importantes modificaciones de sección y diámetro,
pudiendo obstruirlas con facilidad.
La vía aérea inferior incluye la tráquea intratorácica y lleva los gases respiratorios para su
intercambio en los bronquiolos terminales, bronquiolos respiratorios y los ductos alveolares.
El músculo liso de la ventilación alveolar juega un rol importante en el control de la luz de la vía
respiratoria y su tono es evidente desde etapas tempranas de la vida fetal controlando la
permeabilidad por medio de la inervación excitatoria e inhibitoria que produce broncoconstricción
y broncodilatación, respectivamente.
Las costillas del niño son cartilaginosas y la configuración de la caja torácica tiende a ser circular
más que elipsoide como en el adulto. El ángulo de inserción del diafragma es casi horizontal en
lugar de oblicuo (como en el adulto) esta característica determina una reducción en la eficacia de
la contracción. Además, el diafragma contiene menos fibras musculares del tipo l (de contracción
lenta, altamente oxidativas) resistentes a la fatiga. El diafragma del niño pretérmino contiene
únicamente alrededor de 10% de fibras altamente oxidativas: en el recién nacido existen
aproximadamente 25% de fibras de tipo I. La relación ventilación alveolar-capacidad residual
funcional es de 5-1 (1,5-1 en el adulto). Esto influye sobre la velocidad de inducción y
recuperación.
La capacidad de producir mayor presión intratorácica está reducida por el menor grado de
retracción costal y esternal. Los músculos respiratorios tienen distinto grado de maduración
influyendo negativamente en la fatiga cuanto más inmaduro sea el neonato. Por otra parte tienen
cierto grado de insuficiencia ventilatoria restrictiva condicionada por la presencia de hígado y
estómago relativamente grandes, lo que dificulta los movimientos respiratorios.
La mayor parte del trabajo respiratorio del neonato se destina a superar la resistencia al flujo que,
a diferencia del adulto, en el niño lo representan los bronquiolos y las vías aéreas pequeñas (esto
se debe al pequeño diámetro y a la falta de estructuras de soporte).
El factor más importante al determinar la resistencia al flujo es el radio de las vías aéreas, esto
explica la mayor resistencia absoluta de la ventilación alveolar en los niños. Debido a un menor
diámetro absoluto de la ventilación alveolar, grados mínimos de inflamación edema reduce la luz
en un 70% en un neonato de 3.000 g de peso. Existe una relación inversa entre la resistencia de la
vía aérea y la capacidad residual funcional, a la inversa, cualquier causa de disminución del
volumen pulmonar (atelectasia, neumotórax), aumentarála resistencia de la ventilación alveolar .
En el neonato ventilado el diámetro del tubo endotraqueal es menor que la glotis, por lo tanto el
tubo endotraqueal aumenta significativamente la resistencia de la ventilación alveolar.
Como se comentó anteriormente, la espiración es pasiva y el tiempo que se requiere para espirar
un volumen de gas de los pulmones está directamente relacionado con la compliance y la
resistencia del aparato respiratorio (más la del tubo endotraqueal y el circuito del respirador).
Estos factores determinan la constante de tiempo. En una constante de tiempo se espira 63% del
volumen corriente y se requieren tres constantes de tiempo para exhalar 95%.
La constante de tiempo normal para un neonato es de 0,15 segundos, por lo que necesita unos
0,45 segundos para lograr la espiración.
Todos estos conceptos también son válidos para la inspiración y esto, junto a la patología de base,
es fundamental a tener en cuenta a la hora de elegir los parámetros con los que se ventilará al
bebé durante la cirugía. En caso que no se respeten adecuadamente las constantes de tiempo se
puede generar PEEP inadvertido (atrapamiento aéreo y presión positiva al final de la espiración
inadvertida).
Cuando esto sucede, por ejemplo por el uso de frecuencias respiratorias inapropiadamente altas,
se sobredistiende el pulmón y la pared torácica, ocasionando una disminución de la compliance y
una notable caída del volumen corriente. Lo mismo se genera ante una obstrucción parcial del
tubo endotraqueal.
Los signos de PEEP inadvertido son: sobreexpansión del tórax, menor excursión torácica, retención
de CO2 al disminuir el volumen corriente, aumento inicial de PaO2, deterioro de la función
miocárdica, hipotensión, acidosis, barotrauma y caída del gasto cardíaco.
Otro aspecto importante es el modo en que se administran los gases en el neonato ventilado. El
tubo endotraqueal genera una conexión directa entre el ambiente y la ventilación alveolar inferior,
de tal modo que se “anulan” los mecanismos fisiológicos para calentar y humidificar el aire
inspirado y para el aclaramiento de secreciones, por lo tanto se debe administrar a todo neonato
ventilado los gases de modo humidificado y calentado.
Tanto el aire frío como el caliente estimulan los receptores sensoriales de la vía aérea y provocan
constricción del músculo liso, esto aumenta el trabajo respiratorio, la demanda metabólica y
disminuye el flujo sanguíneo al árbol traqueobronquial. Si el gas es caliente y de humidificarlo. Si el
aire es frío y seco, el epitelio traqueal se ulcera y se erosiona .
a. Circulación fetal
In útero la circulación fetal funciona como un circuito en paralelo donde ambos ventrículos
reciben sangre de un reservorio auricular común (por el foramen oval) y los propulsan a un
receptor vascular común que lo forman arteria pulmonar y la aorta (por el ductus). Es por esto que
en esta circulación se debe hablar de gasto cardíaco combinado (GCC) y no de cada ventrículo en
particular.
En el feto el órgano de oxigenación es la placenta por la que fluye alrededor del 40% del GCC
saturándose la sangre hasta un 80%. Las venas umbilicales drenan en el conducto venoso (del 40 al
60% del flujo placentario) y el resto al hígado y finalmente se mezcla con la sangre que drena de la
porción inferior del cuerpo (bajando la Sv02 de 80 a 67%). Al llegar a la aurícula derecha la Sv02
desciende a un 62% debido a que confluye el drenaje venoso pulmonar (que representa el 7% del
GCC) y el coronario (3% del GCC). Sin embargo, esta saturación es sustancialmente mayor que la
que viene por la vena cava superior (SvG"2 de 52%). Por esta razón, es importante la disposición
anatómica de la cava inferior con la aurícula derecha, que por la estructura llamada crista dividens
permite que de el flujo de la cava inferior (76% del GCC) una buena parte de esta sangre con
mayor saturación (que representa el 34% del GCC), sea derivada hacia la aurícula izquierda a
través del foramen oval. De esta forma los lechos coronario y cerebral son perfundidos por sangre
con mayor saturación que el resto del cuerpo.
El resto del retorno venoso, el 66% del GCC (21% de la cava superior, 3% del seno coronario y 42%
de la cava inferior) es propulsado por el ventrículo derecho y es propulsado hacia la arteria
pulmonar. De este 66% del GCC solo una pequeña parte (7% del GCC) pasa al pulmón ya que la
resistencia vascular pulmonar es muy alta y la mayor parte (59% del GCC) se deriva a la circulación
periférica a través del ductus arterioso hacia la aorta porque la resistencia vascular periférica es
baja principalmente por el lecho placentario. Esta sangre (59% del GCC) más 10% del GCC que
proviene de la sangre de la aorta ascendente (que no va al cerebro y circulación coronaria)
perfunde la porción inferior del cuerpo, y de ésta una parte pasa por las arterias umbilicales (40%
del GCC) a ser oxigenada por la placenta. Es necesario notar la importancia del ducto venoso el
cual hace bypass de la circulación hepática. Normalmente como se mencionó un 40 a 60% del flujo
de las venas umbilicales se deriva por éste y el resto drena en el hígado donde se extrae una
cantidad de oxígeno y por lo tanto se desatura. En experimentación en ovejas fetales se ha
demostrado que una compresión parcial del cordón umbilical desencadena una respuesta
cardiovascular adaptativa. Se produce una significancia caída del GCC con una redistribución de las
resistencias vasculares.
Así, el porcentaje del GCC que reciben el cerebro y el corazón aumenta y el del resto del cuerpo
disminuye. Además, intervienen las resistencias vasculares de las venas umbilicales pues se
produce un aumento del flujo a través del ducto y una reducción hacia el hígado lo que sumado a
una reducción a del retorno del resto del cuerpo permite que la saturación de la sangre que se
deriva a la aurícula izquierda y finalmente al cerebro y corazón sea mayor que la normal y aún con
compresiones severas del cordón el aporte de oxígeno (Da02) a estos órganos sea adecuado.
b. Circulación adulta
Al nacer se producen cambios drásticos en el sistema cardiovascular del neonato. El punto crítico
está en los cambios que se producen a nivel de los corto-circuitos que al cerrarse convierten la
circulación fetal (en paralelo) en una circulación normal o adulta (en serie). En el intervalo en el
que éstos están en proceso de cierre, la circulación del neonato se encuentra en un período de
circulación inestable (hacia sistema en serie o en paralelo) conocido como circulación transicional.
Son dos los principales cambios que desencadenan todos los eventos subsiguientes en la
circulación del neonato.
El segundo cambio drástico es el aumento de la RVS por la ligadura del cordón umbilical y
exclusión del lecho placentario. Es importante recordar el efecto que se produce al modificarse
una resistencia en paralelo como es el lecho placentario o por ejemplo, una extremidad. Es
evidente que al eliminarse un lecho en paralelo, la resistencia vascular aumenta tanto mayor sea
el lecho ocluido, como ocurre al colocarse un torniquete en una extremidad. Por lo tanto, se hace
evidente que la exclusión del lecho placentario, a través del cual ocluye el 40% del GCC, produzca
un gran aumento de la RVS, como ocurre en un adulto al clampearse la aorta para la colocación de
un injerto vascular por un aneurisma. Este evento de aumento de la RVS genera naturalmente, un
aumento significativo de la presión arterial, de la presión que deberá generar el ventrículo
izquierdo (VI) y de la PFDVI (Presión de Fin de diástole del Ventrículo Izquierdo). Como la RVP
disminuyó, el flujo sanguíneo pulmonar (FSP) aumenta, ya que el flujo de la arteria pulmonar
tiende a derivarse hacia el hecho pulmonar antes que a través del ductus, debido a que la RVS es
mayor que la pulmonar. Así mismo, al ser la RVP menor que la RVS tiende a haber corto-circuito a
través del ductus, es decir, de la aorta a la arteria pulmonar (de izquierda a derecha). Al
aumentarse el FSP, el retorno venoso por las venas pulmonares de incrementa también, lo que
hace que el volumen de la aurícula izquierda se incremente sustancialmente.
Por lo tanto, los aumentos tanto del volumen auricular así como el de la PFDVI, hacen que la
presión auricular izquierda (PAI) aumente. Simultáneamente, se produjo una reducción del
retorno venoso por el cierre del lecho placentario lo que reduce la PAD. Como el septum primum
del foramen oval funciona como una válvula unidireccional permitiendo flujo únicamente de
derecha a izquierda, al aumentarse la PAI y disminuirse la PAD, el foramen oval se cierra e
independiza el corazón derecho del izquierdo. Igualmente, el aumento de la Pa02 desencadena el
cierre del ductus arterioso, al tiempo con la disminución de los niveles de prostaglandinas por la
degradación incrementada en el pulmón al aumentarse el FSP. Con el paso de las horas el ductus
se va ocluyendo existiendo mientras tanto corto-circuito de |->-D hasta que los 24-96 horas está
funcionalmente cerrado.
Esta independencia de los dos circuitos (pulmonar y sistémico) hace que el sistema funcione en
serie, es decir, que el GC pasa del sistema pulmonar al sistémico y viceversa. De esta forma, se
produce entonces una sobrecarga volumétrica para cada uno de los ventrículos ya que cada uno
propulsará la totalidad del gasto. Es así como el VI estará sometido a la mayor carga pues aumenta
el GC de un 34% a un 100%(vs 66% a 100% del GC para el VD); y también está sometido a movilizar
el GC a mayor resistencia vascular (RVS mayor que la RVP). Como puede inferirse de todo lo
anterior el corazón del neonato está sometido a un gran estrés al nacer, que sin embargo, se
atenúa en algún grado porque los requerimientos de GC neonatales (400 ml/kg/min-1 ) en
condiciones normales son menores en un 20% a los fetales (GCC de 500 ml/kg/min). Esto permite
compensar un poco los grandes cambios volumétricos que se producen al irse cerrando los corto-
circuitos. Como se mencionó al principio, la circulación transicional puede oscilar entre el sistema
en paralelo y en serie. La posibilidad que funcione uno u otro depende básicamente de la
interacción de varios elementos que son: a) el foramen oval, b) el ductus, c) la RVS y d) el
miocardio inmaduro del neonato.
El miocardio neonatal tiene la capacidad de elevar el gasto cardíaco con sobrecargas de volumen
(a diferencia del feto) y quizá por el desarrollo morfológico de los betarreceptores su bloqueo no
logra deprimirlo mucho en reposo. Por otro lado, las hormonas tiroideas (TSH, T3 y T4), aumentan
significativamente en las primeras 24 horas después del nacimiento y se considera que esto podría
ser responsable del aumento en el gasto cardíaco y el consumo de O2.
Datos a recordar por el anestesiólogo con respecto al sistema cardiovascular del neonato
Cuanto más temprana sea la edad del paciente pediátrico más cantidad de agua corporal,
por lo que la volemia estará aumentada. (En un prematuro la volemia será de 90-100
ml/kg). El gasto cardíaco será aproximadamente de 200-325 ml/kg/min, con una reserva
miocárdica • disminuida.
También nos encontramos con menor capacidad de aumentar el débito cardíaco y un
sistema de transporte de calcio inmaduro.
En resumen, nos encontramos con un aparato cardiovascular inmaduro e inestable
En el neonato, el cierre del ductus arterioso se produce en dos estadios, uno funcional y otro
anatómico y permanente. El primero ocurre por contracción de la musculatura lisa de la pared
ductal estimulada por el aumento de la oxigenación y el permanente por destrucción endotelial,
proliferación subíntima y formación de tejido conectivo.
La circulación fetal se caracteriza fundamentalmente por una alta resistencia vascular pulmonar
(RVP) secundaria a un estado de vasoconstricción de sus arteriolas que tienen una bien
desarrollada capa muscular. Por otro lado, la circulación sistémica cuenta con la circulación
placentaria, sector de muy baja resistencia vascular.
La presión de la arteria pulmonar es superior a la de la aorta y, por lo tanto, la mayor parte del
débito del ventrículo derecho pasa a la aorta a través del ductus arterioso. La circulación pulmonar
recibe solo 10% del débito del ventrículo derecho.
La mayor parte del débito cardíaco va a la circulación sistémica y placentaria, lo que produce un
gran retorno venoso a través de la vena cava inferior. Esto resulta en una presión de la aurícula
derecha superior a la de la izquierda.
La disposición anatómica del foramen oval, y la mayor presión que el flujo de la cava inferior
produce en la aurícula derecha, hace que cerca de 50% de este pase directamente a la aurícula
izquierda. Esta es la sangre mejor oxigenada que viene del sector placentario y que irrigará las
arterias coronarias y el cerebro antes de mezclarse con la sangre menos oxigenada proveniente
del ductos.
LA FRECUENCIA CARDÍACA
Se regula por un sistema cardioinhibidor (vago) y otro cardioestimulador que adapta las
necesidades fisiológicas; normalmente el corazón mantiene sus contracciones periódicas por
medio del automatismo cardíaco. Los agentes anestésicos inhalatorios producen inestabilidad por
ser depresores de la fibra miocárdica y el neonato pretérmino alcanza el equilibrio con mayor
rapidez dada la gran proporción del gasto cardiaco dirigido a los tejidos muy irrigados, como el
corazón. Tienen una reserva cardíaca limitada, menor distensibilidad y contractilidad, el sistema
simpático inmaduro y respuesta taquicardizante ante aumentos del volumen. Se cree que el
parasimpático está desarrollado desde el nacimiento y el simpático se desarrolla más tarde; el
sistema cardioascelerador llega al miocardio neonatal (muy sensible a las catecolaminas) y sus
terminales pueden liberarlas, pero no están bien arborizadas y entonces la concentración tisular
está disminuida, hay mayor cantidad de a-receptores que de b-receptores. Los barorreceptores
están presentes desde el nacimiento y responden en base a los niveles de catecolaminas
modulando (se cree) las variaciones de tensión arterial según los niveles especialmente de
noradrenalina.
La frecuencia cardíaca (FC) del neonato normal es de 120-160 latidos/minuto y ante una
sobrecarga de volumen insignificante, aumenta la FC, hecho que se explica a través de la
distensión diastólica que afecta también las fibras nerviosas del sistema autonómico. La mitad de
los neonatos sanos presenta alteraciones del ritmo cardíaco, especialmente del tipo bloqueo
auriculoventricular (AV) y la administración de atropina puede desencadenar taquicardia de hasta
200 latidos/minuto. En el neonato, el volumen de sangre constituye 8%-10% del peso corporal, por
lo que un prematuro de 800 g tendrá un volumen aproximado de 65-80 ml totales. Esto hay que
considerarlo al momento de realizar extracciones y cuando las pérdidas de sangre durante la
cirugía son abundantes, para evitar anemia aguda en un niño que predominantemente cuenta con
hemoglobina fetal (con alta afinidad por el O2), el hematocrito se encuentra por encima de 45% y
hasta 65% al nacer y la hemoglobina se reduce después del nacimiento progresivamente a
expensas de una disminución de la eritropoyesis y menor supervivencia del glóbulo rojo fetal; esto
se acelera en los prematuros. Otro parámetro a tener en cuenta son los cambios en el número de
leucocitos normales que pueden ser muy elevados durante el primer mes de vida y la fórmula
leucocitaria con linfocitosis relativa; es frecuente la plaquetopenia en los niños pretérmino
aumentando el riesgo de sangrados (esto es fundamental en el incremento de morbilidad por
hemorragia endocraneana al sangrar la matriz germinal y, aun en neonatos de término normales,
la inmadurez hepática condiciona la caída de los valores de factores de coagulación K
dependientes (20%-60% que en el adulto y menos aun en recién nacidos de pretérmino), con
tiempo de protrombina alargado que requiere de la administración rutinaria de vitamina K al
nacer.
Los quimiorreceptores periféricos son activos desde las 28 semanas de gestación; su función no
madura hasta varios días después del nacimiento. Por lo tanto, en el recién nacidos y en el
prematuro está alterada la respuesta a la hipoxia y a la hipercarbia. Cuando respira muestras
hipóxicas, tiene un período inicial de hiperventilación de 1 a 2 minutos, seguido de una
hipoventilación. En estos niños, la curva de respuesta del CO2 está desviada a la derecha. Los
agentes inhalatorios deprimen los barorreceptores del neonato en concentraciones de 0,3%-0,5%.
Estas concentraciones se obtienen al recuperarse el pequeño de la anestesia. El fentanilo y los
otros opioides también deprimen los quimiorreceptores. En el recién nacido está reducida la
actividad barorrefleja, por lo tanto, cuando hay hemorragia se modifica muy poco la frecuencia
cardíaca y la resistencia periférica total.
Los quimiorreceptores se encuentran activos desde las 28 semanas de edad gestacional pero su
función es inadecuada, esto condiciona la respuesta a la hipoxia y a la hipercarbia con alteraciones
del patrón respiratorio (hiperventilación inicial, hipoventilación/apnea
posterior) y la curva de respuesta al CO2 está desviada a la derecha. La mayoría de los anestésicos
volátiles deprimen los barorreceptores en concentraciones de 0,3%-0,5%. Los quimiorreceptores
son deprimidos por acción del fentanilo y otros opioides y, en general, en el recién nacido está
reducida la actividad barorrefleja, por lo que en situaciones de pérdida de sangre se modifica muy
poco la frecuencia cardíaca y la resistencia vascular periférica total.
Funciona desde la etapa embrionaria aunque con menor nivel de respuesta que en el adulto. Los
neonatos son muy sensibles a la atropina pudiendo desencadenar arritmias por exceso de dosis
con facilidad. Hay poca respuesta a las catecolaminas, por lo que tienen mala adaptación a la
hipovolemia, manifestando asimismo labilidad en el registro de tensión arterial por mecanismos
autorregulatorios inmaduros y por el tono simpático basal pobre.
TERMORREGULACIÓN
Existe un gradiente térmico interno (diferencia de temperatura entre el interior del cuerpo, en
donde está la mayor actividad metabólica productora de calor, y la piel) y uno externo (diferencia
de temperatura entre la piel y el ambiente).
Conducción: transmisión de energía térmica entre dos cuerpos que están en contacto directo.
Depende de la diferencia de temperatura, de la superficie en contacto, y del coeficiente de
conducción de los elementos.
Radiación: transmisión de calor entre dos cuerpos que están a distancia a través de ondas
electromagnéticas. Depende de la diferencia de temperatura entre los cuerpos, el tamaño de la
superficie expuesta, la distancia entre los mismos y la emisividad de las superficies radiantes
(capacidad de absorber o reflejar calor).
Evaporación: se pierde calor por gasto energético al evaporar agua (1 g de H2O evaporado
requiere 0,58 calorías), las pérdidas por este mecanismo dependen de la temperatura ambiente,
fuentes de calor radiante y humedad ambiente.
En el neonato, las pérdidas de calor se producen por los cuatro mecanismos mencionados y la
importancia de cada uno depende de las condiciones relativas ambientales en las que se
encuentre el niño y el estado del neonato.
GRASA PARDA
El neonato tiene una forma especial de producir calor en ambientes fríos a través del metabolismo
de la “grasa parda”, a diferencia del adulto que utiliza los movimientos musculares voluntarios o
involuntarios como es el “escalofrío”.
La influencia del ambiente térmico en el que se cuida al neonato constituye una de las principales
preocupaciones para quienes los La grasa parda (rica en inervación simpática y muy irrigada) está
formada por células adiposas especiales y se encuentra sobre todo en el tejido interescapular,
axilas, alrededor de los riñones y vasos sanguíneos del cuello, esófago y tráquea. La producción de
calor la realiza por medio de procesos oxidativos mediados por el sistema simpático y las
hormonas tiroideas.
La respuesta termogénica está limitada por la hipoxia, los betas bloqueadores, los anestésicos y
miorrelajantes. Esta respuesta necesita, para ser eficiente, algunas particularidades básicas como
euvolemia, oxigenación adecuada y glucosa disponible. Cualquier déficit de estos parámetros hace
poco probable la compensación, iniciando un círculo vicioso de difícil manejo.
◦ Siempre caliente.
◦ Estabilizar al neonato desde el punto de vista térmico antes de su traslado al centro quirúrgico.
◦ Colocar al neonato sobre colchón térmico y usar mantas con aire caliente forzado.
En pacientes de pretérmino con igual edad gestacional pueden tener distinta función renal por
diferencias en la edad postnatal o por presencia de patologías. El peso de nacimiento no influye
para valorar el filtrado glomerular (niños con igual peso pero con edad gestacional diferente
tendrán distinta función renal). El filtrado glomerular se puede estimar midiendo el clearence de
creatinina. La creatinina plasmática reflejará inicialmente los valores maternos y disminuye
rápidamente en las primeras semanas de vida alcanzando valores normales estables de 0,4 mg/dl
al quinto día de vida en el neonato a término, en los de pretérmino puede permanecer elevada
por más tiempo.
La inmadurez del filtrado glomerular en el prematuro implica una lenta eliminación de sobrecarga
acuosa y un alargamiento de la vida media de drogas que se excretan por vía renal, por lo que es
necesario aumentar el intervalo de administración de las mismas. Además, la presión positiva
intermitente en la vía aérea altera el flujo sanguíneo renal, disminuyendo el flujo a la corteza
externa, por lo tanto un neonato en asistencia respiratoria mecánica (ARM) (condición muy común
en pacientes de pretérmino), puede sufrir caída de la función renal. También se debe tener en
cuenta como posible causa de insuficiencia renal la administración a la madre de inhibidores de la
síntesis de prostaglandinas (útero inhibidores) o de algunos fármacos para el tratamiento de la
hipertensión severa.
LA SINAPSIS NEUROMUSCULAR
Después de los 6 meses de edad, los lactantes y niños precisan mayores dosis y una administración
más frecuente de relajantes no despolarizantes. Como se ha mencionado anteriormente, en el
recién nacido y el lactante el diafragma está formado por una menor cantidad de músculo
resistente a la fatiga. Un bloqueo neuromuscular residual combinado con los efectos prolongados
de los agentes anestésicos intravenosos puede provocar la fatiga de los músculos respiratorios y la
apnea durante el período postanestésico en particular en el lactante pequeño.
La capacidad de acidificación renal del neonato es similar a la del niño mayor, excepto en el
pretérmino, sin embargo se debe recordar que aun en el neonato a término funciona al máximo
de sus posibilidades dado el crecimiento rápido y la carga ácida que le otorga la ingesta proteica,
por lo que en situaciones de sobrecarga ácida es frecuente la aparición de acidosis metabólica. El
rango de concentración normal de bicarbonato es menor en el neonato de término y con menor
umbral renal.
HIPOCALCEMIA
Definida por unos niveles séricos de Ca total inferiores a 7 mg/dl en prematuros y de 8 mg/dl en el
neonato a término, es uno de los trastornos metabólicos más frecuentes en el período neonatal. El
Ca sérico total se encuentra en tres fracciones: 50% como Ca iónico, 40% unido a proteínas
(principalmente albúmina) y 10% restante unido a otros aniones (fosfato, citrato), aunque esta
proporción varía en función del pH sanguíneo. Dado que las manifestaciones clínicas aparecen
cuando las cifras de Ca iónico o Ca metabólicamente activo son inferiores a 3 mg/dl (1 mM/L), no
puede establecerse el diagnóstico de hipocalcemia con la determinación aislada del Ca total, ya
que las cifras de Ca iónico estarán influenciadas por la cantidad de albúmina y el pH sanguíneo; así,
niveles de Ca total de 6,5-7,5 mg/dl pueden no tener traducción clínica si se asocian
conhipoproteinemia (como sucede frecuentemente en neonatos), al mantener el Ca++ en rango
normal (superior a 3,4-4 mg/dl).
Una historia materna de adicción a los narcóticos o a los barbitúricos producirá bebés con
síndrome de abstinencia, síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) o convulsiones.
MANEJO INTRAOPERATORIO
El reciclaje frecuente causa compresión crónica de la extremidad con petequias y edema, por lo
tanto para evitar esto se recomienda una toma cada 3 a 5 minutos.
(1 KPA= 7 mmHg)
La hipertermia (T 38s ) es indeseable y se asocia con aumento del consumo de oxígeno, apnea,
aumento en la pérdida de agua por evaporación, lo cual produce hipernatremia.
La hipotermia (T 35s ) produce apnea, vasoconstricción pulmonar, elevado consumo de oxígeno y
acidosis metabólica.
— Gases húmedos y calientes (monitorizar la temperatura de la vía aérea conector del tubo ET
hasta 37°C).
Monitoreo respiratorio
El uso de medidas de C02 de aire espirado (capnografía) para evaluar la eficacia del intercambio
respiratorio ha comenzado a ser casi rutinario. Da información sobre la concentración de C02
espirado y nos muestra una curva que puede indicar reinhalación, desconección ventilatoria,
embolismo aéreo y estados hipermetabólicos.
El oxímetro de pulso es una técnica esencial y rutinaria. Nos proporciona una continua y precisa
lectura de la saturación de 02 de la Hb. Esta información permite detectar diferentes demandas
ventilatorias sin monitoreo invasivo.
Líquidos y Electrolitos:
Los neonatos en cirugía están sujetos al uso de lámparas de calor radiante que incrementan los
requerimientos líquidos. El prematuro y el RN menor de 5 días no tolera cargas de agua; debido a
la inmadurez del sistema renal elimina un 50 a 70% de la misma por \o tanto los requerimientos
líquidos son de 2.7 – 3 ml/ 1 Kg/1 hora.
b. Oximetría de pulso.