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Ensayo II
Ensayo II
Ensayo:
Profesor:
Guillermo Meneses Marín
Realizado por:
Eugenia Howell
Como amante de estos seres “sin capacidad analítica”, expongo en las siguientes
líneas mi desapruebo y condena en contra de este tipo de agresión hacia seres que,
en su forma más pura, son sometidos a descuidos, malos tratos y subyugaciones
que les ha provocado, en el peor de los casos, la muerte.
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EL MALTRATO ANIMAL
Ensayo
Los animales sienten, respiran, tienen corazón, terminales nerviosas y en casos que
muchos hombres ven como inverosímil, muestran emociones. No es para nada,
aceptable la muerte de un perro porque su amo no le dio de comer, el daño en un
caballo que sufre las heridas de las espuelas, o en un modo más salvaje, el
despelleje que sufre un mapache, aún vivo, por su hermosa piel.
Muchas culturas alrededor del mundo, han visto dentro de sus prácticas
tradicionales, pena, angustia, dolor y muerte en animales para honrar costumbres
absurdas que argumentan con discursos vacíos. Destacar el festival danés llamado
'Grindadráp', donde cientos de delfines y ballenas piloto, son brutal y cruelmente
asesinados en nombre de la subsistencia por los escases de recursos en las Islas
Feroe. Las acorralan y tomadas por el orificio nasal para cortarles la cabeza,
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muriendo desangrados y en la más terrible agonía. Se suman a esta, costumbres
realizadas por culturas diversas en las que sus prácticas condenables, son
permitidas en base a un absurdo argumento: “pasar un buen rato en grupo”. Ejemplo
de ello, es el KOTS KAAL PATO, EN YUCATÁN, en el que cada año, lugareños
colocan diversos animales, mayormente zarigüeyas e iguanas, en piñatas para
golpearlas por turnos, hasta que los animales mueren para, posteriormente, ser
descuartizados y esparcir su sangre por todo el lugar. YULIN FESTIVAL, EN CHINA
es otro desalmado evento, en donde miles y miles de perros son insertos en cajas
sin luz, agua ni comida para llevarlos a ser sacrificados de las formas más terribles,
entre ellas, el despellejamiento en vida. Otro ejemplo de estas absurdas
costumbres, es PEROPALO, EN ESPAÑA, en el que un burro es empujado,
golpeado y pateado mientras hace su recorrido por las calles, y es en ocasiones,
obligado a tomar alcohol; aunque el burro no muere, es claro el ejemplo de una
tradición basada en el maltrato animal.
Más casos de estos se pueden enlistar, pero ya siendo existentes, las reacciones
de la gente siguen aún “pasivas”. No es concebible que se deba esperar a la
aprobación de leyes con todos sus desfiles burocráticos y de protocolos, teniendo
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conocimiento de causa, que el maltrato, a quien sea y en el grado que sea, no es
negociable ni debe, en ningún sentido, ser admisible.
Un perro que sufre por la partida de su amo, es un animalito que tiene como
pendiente la espera de su llegada. Un gato que lleva ratones a la casa para
“alimentar a su familia”, es un animalito que muestra apego. Un hámster que
requiere de un espacio para sí y de cuidados especiales, es un ser dependiente al
que le es necesario un amo que le preste su atención.
Por otro lado, no se puede negar el hecho de que hay animales que son destinados
para el consumo humano, siendo esto, algo que no se puede erradicar ya que su
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carne es parte de la dieta, costumbres e identidad de muchas culturas. Este es tal
vez, el punto más frágil en esta exposición, porque se debe hablar de la muerte de
animales para comerciar su carne, piel, órganos, y demás partes que puedan ser
aprovechables al ser humano. Sin embargo, y sin pretender “tapar el sol con un
dedo”, se debe despertar en la sensibilidad en el consumidor para fomentar estas
“muertes programadas” para que se realicen sin dolor. Aplicar una muerte que no
provoque, de previo, ansiedad, miedo o angustia en la especie, sería la manera
ideal de consumar este proceso inicial, al suplir de carne a quienes la consumen.
La misericordia debe ser parte de todo procedimiento en el que los animales deben
ser involucrados. Los científicos en un sinnúmero de eventos, se valen de animales
para experimentar, descubrir y aprender en diversas áreas. La estética, la medicina,
y la biotecnología, tienen su parte en ello, llevando incluso a la práctica la vivisección
de diversas especies animales, que aún vivos, son sometidos a esos niveles tan
excesivos de tortura.
Los animales son, por conocimiento, una creación divina que como parte del
planeta, merecen su espacio, respeto, consideración y piedad. Ellos en muchos
sentidos hacen de este, un mundo mejor, mejorando las condiciones ambientales
que en muchos contextos, nos enseñan a apreciar y a admirar. Ellos aprenden
solos, viven para sí, sin perjudicar o dañar a otras especies, por el solo hecho de
hacerlo. Un animal no debe, nunca, ser utilizado como un arma o como un escudo.
No están aquí para lastimar en nombre de alguien que se los ordena. Ellos nacieron
libres, y los que tomamos como mascotas, son a los que hemos elegido amar.
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de trabajo, son todos seres vivientes. Merecedores de un posicionamiento racional,
de respeto y tolerancia. Ellos no hablan, no pueden expresar lo que sienten con
palabras, y por eso se cree que son “inferiores”. Sin embargo, situaciones
registradas han dado evidencia de que sus miradas, acciones y comportamientos,
denotan algo más que un poco de inteligencia, y alejándolos de un accionar
aprendido o entrenado, en ocasiones han actuado por instinto. Ese instinto creado
o nacido bajo un vínculo de amor con su amo, cuando se trata de una mascota.
La tolerancia es clave para comprender muchas de las acciones que se deben evitar
de forma tajante, para suprimir el sometimiento y la tortura en los animales. Una
conciencia que enfoca sus miramientos hacia la empatía que provoca el ver o
infringir dolor a otro ser, es lo que debe protagonizar todo acto que involucre a un
animal.
Cuidémoslos, protejámoslos y evitemos tanta injusticia para con los animales. Ellos
comparten nuestro mundo y siendo nosotros la especie racional, por qué hemos de
actuar como salvajes?
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CONCLUSIÓN
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REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA