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Inclusión social en el contexto del adulto mayor: las problemáticas.

Los cambios demográficos que nos afectan como sociedad en Chile y Latinoamérica, traen consigo
una realidad, donde los soportes institucionales -con respecto a los adultos mayores- reflejan una
limitada cobertura, siendo los sistemas de protección deficientes, debido a políticas públicas que
no garantizan un nivel de bienestar adecuado que promueva el envejecimiento saludable.

Esto ocurre debido a varios factores, donde el adulto mayor se vuelve vulnerable al verse afectada
en ocasiones su independencia o la capacidad de generar recursos económicos que le permitan
solventar sus necesidades.

El adulto mayor a medida que avanza en su ciclo vital, ya sea ligado a razones de salud o
económicas, ve mermada su autodeterminación y/o autoestima, generando una suerte de
incertidumbre, respecto al apoyo institucional, familiar o de recursos personales. Al disminuir la
participación social, (no trabajar, no contar con espacios de recreación) surge una menor
vinculación con el medio, las redes de apoyo se agotan, aumentando las probabilidades de
enfermar e incluso morir. Esto resulta en un círculo vicioso:

Inseguridad
Enfermedad
(autoestima)
Muerte

Baja
Escasas redes Participación
de apoyo
social

La relación inexistente entre sistemas de apoyo estructurados y los recursos con los que cuentan
los adultos mayores, determinan el acceso a servicios adecuados, a redes sociales de apoyo, al
reconocimiento y otros refuerzos positivos para fomentar su bienestar. En chile la desigualdad en
cuanto a una perspectiva económica, no permite fluidamente la cohesión social, vulnerando la
equidad y la justicia social. En este contexto los adultos mayores se ven afectados, en mayor
medida dependiendo de si el sujeto es pobre, longevo, dependiente o mujer.

La solidaridad intergeneracional se encuentra actualmente mermada, donde la visión acerca de los


adultos mayores es pasiva e incluso fatalista, promoviendo el prejuicio y la discriminación,
generando la gerentofobia (miedo a envejecer), que como sociedad adquirimos, esto explicaría
porque tendemos a invisibilizar una realidad que nos compete a todos.

El rol de estado social, es prever de un sistema de protección social adecuado, generando políticas
publicas que contrarresten el desequilibrio demográfico de la población, con el fin de crear
alternativas que satisfagan las expectativas ciudadanas en un contexto donde la desigualdad
persiste. Derechos como una pensión digna, a la salud o a recibir apoyo para los cuidados de las
personas mayores son necesidades que deben ser cubiertas, buscando acortar la brecha de
desigualdad.

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