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Maestros que enseñen a aprender y escuelas

flexibles, futuro de la educación


Especial. El entramado entre factores para el desarrollo de una buena educación es complejo y nada
puede quedar fuera para lograrlo, muchos de éstos fueron analizados por expertos de México, EU e
Iberoamérica en el cuarto Congreso Internacional de Innovación Educativa, realizado en diciembre
pasado en el Tec de Monterrey. Crónica presenta algunos de estos conceptos expuestos por los
principales exponentes del encuentro

Decía Sigmund Freud que existían tres profesiones imposibles: el psicoanálisis, gobernar y educar,
pues podemos estar seguros que, desde antes de que se obtengan sus resultados, siempre serán
insatisfactorios. En el caso de la educación, las evaluaciones internacionales como PISA, nuevos
modelos y reformas educativas, la evolución de algunos otros en la educación pública y privada, serán
objeto de insatisfacción para muchos.
El entramado entre factores para el desarrollo de una buena educación es complejo y nada puede
quedar fuera para lograrlo: modelos, profesores, políticas, ambientes de aprendizaje e innovación en
la educación y nuevas tecnologías. Muchos de éstos fueron analizados por expertos de México, EU e
Iberoamérica en el cuarto Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE), realizado en
diciembre pasado en el Tec de Monterrey, del cual se desprendieron conceptos importantes, como la
redefinición de las plataformas educativas para el futuro, el papel de los profesores para el desarrollo
de nuevas habilidades y la generación de una preparación integral más humanística y a lo largo de la
vida.
Crónica presenta algunos de estos conceptos a través de entrevistas y las presentaciones de algunos
de los principales expertos que participaron en el congreso, así como investigadores del MIT, directivos
de universidades y de empresas en educación como Pearson y Coursera, entre otros.
EDUCACIÓN MÁS HUMANA. “En la educación, lo que funcionó antes no servirá para el mundo que
viene”, señaló Salvador Alva, presidente del Tecnológico de Monterrey. Por muchos años, ejemplificó,
en la educación superior se diferenció a los seres humanos entre los “muy inteligentes” y los que no,
de ello dependía el reclutamiento que hacían las universidades y el resultado, a su vez, eran personas
que tenían mayor éxito en la vida.
Esa valoración puede desestimarse cada vez más si la automatización y la inteligencia artificial
realizarán la mayoría de procesos y servicios en las próximas décadas, dijo. “Qué sentido tiene esa
valoración si la inteligencia artificial superará en velocidad a la humana, entonces, ¿para qué
serviremos los humanos? Es por ello que se necesita de una educación humanística cada vez más,
de desarrollar nuestras capacidades creativas y de pensamiento”.
De acuerdo con Santiago Iñiguez, presidente de la Universidad IE Business School de España, las
instituciones de educación superior prevén que el desarrollo tecnológico humanizará la educación y
que si las universidades del futuro formarán ciudadanos cosmopolitas comprometidos con la
transformación de la sociedad, se necesitará volver a la versión clásica de las humanidades y
combinarlas con las habilidades digitales del siglo XXI. “Esos graduados deberán de discriminar las
fake news que proliferan hoy en día, por ejemplo, para ello, nuestros graduados necesitan mejorar su
pensamiento crítico”.
En este escenario, refirió por su parte Salvador Alva, se debe replantear el modelo de educación
universitaria, insuficiente si se considera sólo como un espacio donde los estudiantes pasan cuatro
años de su vida en tiempos específicos. Las personas no sólo pueden programarse así, entonces “las
universidades deben volverse plataformas de vida para un aprendizaje continuo. Eso transformará la
educación”.
ENTORNOS EDUCATIVOS. Uno de los paradigmas que deben cambiar irrefutablemente en el futuro
más próximo es comprender que la escuela no es el espacio físico y único donde los estudiantes
desarrollan su aprendizaje. Repensar la ingeniería de ambientes en la educación requiere de nuevas
estructuras que ya ocurren en muchas partes del mundo, aunque con modelos, experiencias y
resultados distintos. ¿Cuál es mejor o más conveniente para una escuela o un país? Eso es muy
complicado de develar. No obstante, para Jennifer Groff, ingeniera educativa, diseñadora e
investigadora del Media Lab en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) hay puntos generales
desde los que se pueden partir.
“Tenemos que preparar personas que sepan aprender y apoyarlos en diferentes ambientes
educativos, porque las escuelas ya no son más el centro de toda la educación. Repensemos los
espacios físicos para apoyar a los estudiantes y brindarles un aprendizaje para toda la vida, no sólo
desde la perspectiva de cada disciplina individual, sino mediante competencias transversales y
procurando el desarrollo socioemocional de los estudiantes”.
Para la especialista, uno de los principales recursos para rediseñar la educación básica y que ya se
desarrollan actualmente en el mundo, es el cambio en los ambientes de aprendizaje, común
denominador que ha encontrado en los últimos años de su experiencia. Refirió que en algunas de las
escuelas de educación básica que han analizado alrededor del mundo, encontraron resultados
positivos cuando la enseñanza es más personalizada, los conocimientos se centran en el desarrollo
de los estudiantes y se puede aplicar en su entorno inmediato o su propia comunidad. No obstante,
aclaró, se deben mantener la innovación y una dinámica continua para explorar y rediseñar los
procesos educativos.
A lo largo de su carrera, consistente en investigar y diseñar nuevas formas más eficientes de enseñar,
ha buscado el fundamento mismo de su objeto de estudio, que es entender cómo aprenden las
personas. Para ello, enfatizó, debemos entender que somos seres emocionales y operamos a través
de las emociones. “Si no hay un compromiso, motivación o contexto de lo que enseñas, el aprendizaje
no será profundo y no se retendrá en los estudiantes”.
EDUCACIÓN A DISTANCIA. Jennifer Groff se especializa en educación básica, pero el fundamento
de repensar los ambientes y entornos educativos más allá de los espacios físicos tiene sentido en
todos los niveles. Jeff Maggioncalda es director general de Coursera, la cual desarrolla contenidos en
línea de las mejores universidades del mundo para ofrecer cursos gratuitos. Actualmente tiene
alrededor de 30 millones de usuarios, que la posicionan como la plataforma de educación web más
grande del mundo.
“Tomar clases en línea ya es toda una realidad y son miles de usuarios en todo el mundo quienes
utilizan la tecnología con este fin”. Para que este tipo de contenidos sean exitosos, mencionó, se
requiere de empatía e incluso simpatía de los profesores, quienes deben enseñar con pasión y tener
interacción con sus alumnos. Además, es necesario que los contenidos tengan el nivel adecuado y
que muestren claramente los resultados que obtendrán los alumnos”, aseguró Maggioncalda. Pero las
implicaciones de esta tecnología les ha permitido atisbar un poco hacia el futuro.
“No sólo hemos presenciado la ampliación de la educación en línea, donde cada vez acceden más
personas a menores costos, sino además vemos que nuestras universidades asociadas (150) y los
empleadores en la industria diseñan una unión para crear el aprendizaje del futuro”. Las universidades,
explicó, están creando un aprendizaje más fundacional y más perdurable, en tanto que la industria
crea proyectos y aprendizajes más aplicados para que lo aprendido en la universidad sea más
relevante para los trabajos. Esto incluye otro tipo de acreditación de las personas que no son un título
o grado académico, sino microtítulos que avalan sus habilidades.
OpenClassrooms es otra iniciativa novedosa en el rediseño educativo, cuyo objetivo es atender la
obsolescencia de habilidades por la llegada de la tecnología. Pierre Dubuc, cofundador y director
general de este proyecto, refirió que una tercera parte de los empleos actuales será impactada en los
próximos 15 años, mientras que una tercera parte también de la fuerza laboral global tendrá que
adquirir nuevas habilidades. “Esto se traduce en mil millones de personas. La educación en línea debe
enfocarse en dos mercados: el de los estudiantes y el de los empleadores, ya que los primeros se
quejan de la falta de oportunidades laborales y los segundos, de la falta de talento”, aseguró durante
su participación en el CIIE.
PROFESORES DEL FUTURO. Los especialistas refirieron que los trabajos cambian muy rápido y las
habilidades que se requieren para éstos no serán los mismos bajo el entendimiento de ese futuro
automatizado referido por el presidente del Tec. En este sentido, resulta interesante hacer “futurismo
argumentado”, una prospección sobre las habilidades y trabajos que se requerirán en los próximos
años. La empresa educativa Pearson llevó a cabo un estudio para hacerlo y los resultados pueden ser
sorpresivos o no.
El trabajo más importante, de acuerdo a las habilidades que se requerirán en las próximas décadas,
es la de profesor de educación básica, afirma. “Las escuelas y universidades serán lugares donde los
estudiantes aprenderán a aprender y serán las facultades y los profesores los primeros en el frente
para ello, porque ayudarán a los estudiantes a aprender nuevos tipos de habilidades y desarrollar su
aprendizaje”, dijo Amar Kumar, vicepresidente senior de Efectividad e Investigación en Educación de
Pearson.
Kumar explicó que el análisis realizado por Pearson consistió en analizar y procesar la información
estudiada por especialistas a través de un algoritmo para trazar un mapa de las habilidades más
importantes que se requieren para desempeñar un trabajo. Los especialistas resaltan las más y menos
importantes, para que después el algoritmo analice los valores y proyecte una predicción sobre la
utilidad de las habilidades más importantes en los próximos años. “En función de ello, vemos qué
habilidades tendrán mayor demanda”.
De acuerdo con el especialista, y con base en el análisis que realizaron, entre las 10 principales
profesiones que se requerirán con miras hacia el 2030, se encuentran adicionalmente las de
abogados, jueces y trabajadores relacionados; ingenieros; científicos sociales; consejeros,
trabajadores sociales y especialistas en trabajo comunitario y social; bibliotecarios, curadores y
archivistas; así como especialistas del entretenimiento, deportistas y trabajadores relacionados.
Con base en la automatización de procesos en el mercado laboral, entre otros parámetros, por otra
parte, los menos demandados serán los relacionados con trabajadores de metales y plásticos;
empleados financieros; operadores de plantas y sistemas; ensambladores y fabricantes; trabajadores
en el procesamiento de alimentos y conductores de transporte terrestre de carga, entre otros. Lo
importante no es centrarse en el nombre de la profesión, sino en las habilidades que requiere, puesto
que así se puede comprender cómo en ésta desaparecerán, cambiarán o evolucionarán, enfatizó.
Por ejemplo, un resultado sorpresivo de la investigación fue encontrar que trabajos como el de
bibliotecario será importantes para el futuro, esto bajo el argumento del desarrollo de nuevas
tecnologías, herramientas digitales y la disminución de bibliotecas como espacios físicos donde
desempeñen su trabajo. El bibliotecario del futuro tendrá como tarea encontrar información y darle
sentido, ayudar a las personas para discernir entre la que es real y la falsa, agregó. “Esas habilidades
serán muy importantes en el futuro, para entonces el trabajo del bibliotecario podría llamarse ‘científico
de datos’ o ‘científico de la información’.
A diferencia de ésta, la profesión de profesor se mantendrá con ese nombre, pero su trabajo no se
centrará sólo en dar una clase, sino activar el aprendizaje en la mente de los alumnos. “Entonces,
pensamos que el papel del maestro es muy grande para ayudar a los estudiantes a desarrollarse en
los trabajos para el mundo del mañana”. Kumar menciona que también hay un rol importante en ayudar
a universidades e instituciones educativas a evolucionar y distanciarse del modelo de educación que
ofrece a los estudiantes universitarios, por ejemplo, una experiencia académica de cuatro años en un
campus. “Muchos estudiantes necesitan más flexibilidad en sus horarios, algunos de medio tiempo,
otros podrían requerir más años. Las universidades deben ser lugares que permitan eso, y que las
veamos ya no como un lugar de aprendizaje, sino como una plataforma para aprender toda la vida”.
— Entonces, ¿serán los profesores quien estén paso delante de las mismas universidades?
— Muchas facultades están abriéndose a nuevas formas, no sólo nos podemos reunir en el campus,
sino también en línea para desarrollar una experiencia educativa nueva. Los profesores y las
facultades son la línea frontal porque pueden innovar en pequeñas dosis y enseñar qué funciona, a
diferencia de una universidad con 100 mil estudiantes, que no puede hacerlo así de rápido. Es
excitante encontrar nuevas cosas en estos pequeños entornos junto con los profesores para mejorar
la flexibilidad de los estudiantes. Habrá más innovación ahí y aprenderemos de ellos y lo podremos
aplicar después al nivel de la universidad.
Kumar recuerda el entorno sobre el que se han desarrollado las ideas vertidas en el CIIE y destaca el
reto que significará para las instituciones de educación pensar de nuevas formas y hacia nuevos
caminos, repensar el rol de los seres humanos y de las universidades en el futuro. “Esos son los
grandes temas que debemos analizar para preparar a la siguiente generación, prepararla para la vida”.

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