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Si bien es cierto que en esto de la consultoría no es del todo suficiente con tener buenas
actitudes e intenciones, también es verdad que muchas de ellas sirven para suplir algunas
aptitudes esenciales. Existen consultores con aptitudes mediocres que han llegado mucho
más lejos que otros con actitudes mediocres.
No obstante, cuanto más azúcar más dulce, es decir, una combinación de todos estos
aspectos puede dar lugar a resultados imparables, pero siempre de la mano del esfuerzo,
como en cualquier otro trabajo. Y ¿qué aptitudes se necesitan exactamente para ser un
buen consultor?
EMPATÍA
Este factor está directamente relacionado con la capacidad de implicación que
mencionábamos anteriormente; empatizar con el cliente y su proyecto será esencial para
que nos impliquemos al máximo en sacar nuestra tarea adelante.
Cuando un consultor es realmente empático no requiere de muchos esfuerzos para
implicarse en sus trabajos, puesto que su propia forma de ser le empujará a sentir las
empresas de los clientes totalmente como suyas. Esta aptitud puede suplirse de un modo
relativamente sencillo, pero lo cierto es que contar con ella te hará tener mucho ganado.
PACIENCIA
La paciencia es la madre de la ciencia, dicen por ahí, y probablemente también sea la madre
de la consultoría. En muchas ocasiones te encontrarás con clientes que puedan llevarte un
poco al límite, pero aquí entran en juego dos aptitudes necesarias para ser consultor, la
señalada empatía y la bendita paciencia. Piensa que un consultor es requerido en muchos
casos para resolver situaciones tensas y que los clientes no siempre saben cómo
gestionarlas, lo que significa repetir explicaciones, saber lidiar con las tensiones e insistir
en los puntos más importantes, como mínimo.
ENFOQUE COMERCIAL
Otra de las aptitudes necesarias en el mundo de la consultoría es el enfoque comercial.
Hablamos de algo que es tan bueno para vendernos al propio cliente como para, una vez
contratados, desarrollar nuestras tareas como consultores. Tengamos en cuenta que
cualquier empresa tiene un cometido lucrativo, y como sociedad busca recibir un dinero a
cambio de unos productos o servicios que venderá a un público; ¿cómo podría un consultor
aportar valor a cualquier compañía si no tiene esa capacidad comercial nata que se precisa?
Imposible.
CAPACIDAD ANALÍTICA
Esta aptitud engloba otros muchos aspectos como la capacidad de escucha, y también
algunas actitudes, como lo es la señalada proactividad. Nos referimos, ni más ni menos,
que a la atención que has de poner cuando estés trabajando como consultor. No te puedes
perder detalle de nada, porque cualquier factor al que los clientes no le den la menor
importancia puede convertirse en una de las claves de tu tarea. Mantén los ojos y los oídos
Sabiendo estos atributos que son inherentes a cualquier proyecto de consultoría, hay una
serie de acciones que usted puede realizar para llegar al precio ideal.
Para empezar, existen diferentes tipos de precios que pueden ser utilizadas en un proyecto
de consultoría. Los principales métodos son:
Por valor - el precio se genera a partir de la percepción de valor del cliente. Una
misma consultoría puede costar R $ 1.000 o R $ 50.000, depende de quien la
ofrezca y de cómo el cliente percibe ese consultor o consultoría.
Si desea entender más sobre cada uno de estos casos le recomiendo que lea nuestro
artículo que muestra 5 ejemplos de precios que usted puede utilizar en su negocio.
Independiente del tipo elegido, me gusta pensar (y utilizar) un término medio de todos estos
elementos que he citado.
Digo esto porque no existe la posibilidad de que usted venda un proyecto por debajo de su
costo (sólo si desea fallecer), pero al mismo tiempo es importante que su cliente vea valor
en la consultoría y que esté feliz con el precio final, ya que esto puede influir en la futura
percepción de calidad del proyecto como un todo.