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DANZAS DE GRUPO.

Son danzas colectivas circulares, danzas del mundo, danzas sin fronteras preparadas de manera que todas podamos
disfrutar sin dejar a nadie fuera. Se aprenden sobre la marcha en poco tiempo y si te equivocas, no causarás ningún
problema. Estas danzas relajan tensiones, desarrolla el espíritu comunitario, la cooperación, la alegría, la creatividad,
estimula el desarrollo de la motricidad, la expresión corporal, ayuda a vencer la timidez y a conocer las costumbres de los
pueblos. Al preparar y presentar estas danzas no hemos puesto un cuidado especial en los aspectos musicales o rítmicos
sino más bien están presentadas de forma que puedan constituir una alegre y divertida forma de estar en grupo y
relacionarnos de forma constructiva.
Tenemos danzas desde dos años en adelante. Las danzas están distribuidas por edades pero la distribución es
orientativa. Todas se pueden hacer en edades superiores a las indicadas y algunas se pueden hacer en edades algo
inferiores con alguna pequeña adaptación.

La coreografía
es el arte de crear estructuras en las que suceden movimientos. El término composición también puede referirse a
la navegación o conexión de estas estructuras de movimientos. La estructura de movimientos puede ser considerada
como la coreografía. Las personas que crean la coreografía son llamados coreógrafos/coreógrafas.
Si bien es usado principalmente en relación con la danza, el término coreografía puede ser aplicado en varios escenarios,
entre ellos:
 Coreografía grupal: ésta es la danza más usada en todo el mundo. Estas se construyen por el coreógrafo quien
corrige los movimientos que se actuaran, para ser una coreografía grupal tiene que haber de 2 personas en
adelante, o una persona que haga bailar al público.
 Coreografía expresiva: es aquella en la que recurren expresiones interjectivas y diversas manifestaciones de la
danza.
 Coreografía distributiva: está marcada por una división. Mientras que las otras personas bailan, el principal hace
actos pero vuelve a recurrir a ellos, se pueden dividir entre las personas por ejemplo: la principal danza igual que
cinco personas colocadas atrás, mientras que dos al lado del principal danzan igual pero diferente a los otros.
 Coreografía principal: es un solo baile realizado por solo una persona en concreto
 Coreografía folclórica: ésta es la más usada entre los pueblos rurales en la que destacan los bailes o danzas
culturales sembrada en un país. Ésta la usan más los países para destacar la cultura entre las personas y dar
conciencia al pueblo y entretenerlos.
 Coreografía histórica: es aquella en la que se reproduce un acontecimiento histórico o de gran importancia.
 Coreografía simétrica: en las que los movimientos siguen un equilibrio de simetria entre dos partes del cuerpo o
del espacio.
 Coreografía asimétrica: es aquella en la que sus movimientos se realizan teniendo en cuenta la simetría para
desequilibrarla..
 Coreografía del espacio parcial: La que ocupa solo una parte del escenario.
 Coreografía individual, es cuando un bailarín/actor/performer se marca un solo.
La bachata
es un género musical bailable originario de la República Dominicana, dentro de lo que se denomina folclore urbano. Está
considerado como un derivado del bolero rítmico, con influencias de otros estilos como el son cubano y el merengue.1
En la ejecución de la bachata tradicional, las maracas del bolero fueron sustituidas por la güira, se asumió la ejecución
virtuosa y libre del bongó propia del son cubano y se incorporaron guitarras al estilo de los tríos
latinoamericanos populares en México, Cuba y Puerto Rico. 2En un primer momento, esta manera cruda de interpretación
fue conocida como «bolerito de guitarra».
La bachata surgió en la marginalidad urbana de los bares y burdeles de Santo Domingo. Durante los años 1960 y
principios de los años 1970, desdeñada como música de las clases pobres, fue conocida como «música de amargue».
Este concepto se refería al estado de melancolía provocado por el desamor, siempre reflejado en la temática de sus
composiciones. Su difusión por esos años, estuvo limitada a escasas emisoras, ya que era considerada como una música
vulgar. El interés masivo por el ritmo surgió a partir de los años ochenta, con la importancia que alcanzó el ritmo en
los medios de comunicación.

Vestuario para bailar bachata


El vestuario que se utiliza en la bachata no es uno especifico pero si tuviéramos que imponerle uno seria muy similar al
de la salsa, ya que en determinadas cosas esos dos estilos se parecen.
El diseño de los trajes de bachata debe estar pensado teniendo en cuenta la exigencia física y los trucos que serán
realizados, dando libertad de movimiento a los bailarines, acompañando sin molestarlos o impedirlos.
Es por ello que se utilizan los tajos en las faldas y se realiza el vestuario con telas flexibles y cómodas que acompañan el
movimiento de los músculos y su elongación.
Es imprescindible que el traje combine con los zapatos de baile.
Algunos de los elementos indispensables en el vestuario para bailar bachata son:
· Flecos, que acompañan y recalcan los giros y movimientos de cadera.
· Volados, que aumentan los movimientos de cadera y hombros, acentuando la pequeña cintura.
· Brillos, que aumentan la fantasía de la danza, pero tienden a engordan la silueta.
· Escotes, que brindan erotismo a la danza.
· Faldas cortas, que resaltan la belleza de las piernas y recalcan sus movimientos.
· Pantalones, destacan las piernas y brindan color y seguridad.
· Mallas, muy cómodas por su flexibilidad y sumamente estéticas.
· Tajos en las faldas, brindan movilidad y sensualidad.
· Vestidos, prácticos si necesitas un cambio rápido.
La vestimenta de la mujer y del hombre son sumamente cómodas y flexibles en cuanto a la coreografía que tienen que
hacer. La mujer con la falda (vestido) y el escote y el hombre con un traje que hace juego con el de la mujer ,
un pantalón que da flexibilidad y seguridad a la hora de bailar y una remera que también hace juego.
Tecnologías para la sostenibilidad
Cuando se plantea la cuestión de la contribución de la tecnociencia a la sostenibilidad, la primera consideración que es
preciso hacer es cuestionar cualquier expectativa de encontrar soluciones puramente tecnológicas a los problemas a los
que se enfrenta hoy la humanidad.
Existe, por supuesto, un consenso general acerca de la necesidad de dirigir los esfuerzos de la investigación e innovación
hacia el logro de tecnologías favorecedoras de un desarrollo sostenible (Comisión Mundial del Medio Ambiente y del
Desarrollo, 1988; Gore, 1992; Daly, 1997; Flavin y Dunn, 1999.), incluyendo desde la búsqueda de nuevas fuentes de
energía al incremento de la eficacia en la obtención de alimentos, pasando por la prevención de enfermedades y
catástrofes, el logro de una maternidad y paternidad responsables o la disminución y tratamiento de residuos.
Es preciso, sin embargo, analizar con cuidado las medidas tecnológicas propuestas, para que las aparentes soluciones no
generen problemas más graves, como ha sucedido ya tantas veces. Pensemos, por ejemplo, en la revolución agrícola
que, tras la Segunda Guerra Mundial, incrementó notablemente la producción gracias a los fertilizantes y pesticidas
químicos como el DDT. Se pudo así satisfacer las necesidades de alimentos de una población mundial que experimentaba
un rápido crecimiento… pero sus efectos perniciosos (pérdida de biodiversidad, cáncer, malformaciones congénitas…)
fueron denunciados ya a finales de los 50 por Rachel Carson (1980). Y pese a que Carson fue inicialmente criticada como
“contraria al progreso”, el DDT y otros “Contaminantes Orgánicos Persistentes” (COP) han debido ser finalmente
prohibidos como venenos muy peligrosos, aunque, desgraciadamente, todavía no en todos los países.
Conviene, pues, reflexionar acerca de algunas de las características fundamentales que deben poseer las medidas
tecnológicas. Según (Daly, 1997) es preciso que cumplan lo que denomina “principios obvios para el desarrollo
sostenible”:
 Las tasas de recolección no deben superar a las de regeneración (o, para el caso de recursos no renovables, de
creación de sustitutos renovables).
 Las tasas de emisión de residuos deben ser inferiores a las capacidades de asimilación de los ecosistemas a los
que se emiten esos residuos.
Por otra parte, como señala el mismo Daly, “Actualmente estamos entrando en una era de economía en un mundo lleno,
en la que el capital natural será cada vez más el factor limitativo” (Daly, 1997). Ello impone una tercera característica a las
tecnologías sostenibles:
 “En lo que se refiere a la tecnología, la norma asociada al desarrollo sostenible consistiría en dar prioridad a
tecnologías que aumenten la productividad de los recursos (.) más que incrementar la cantidad extraída de
recursos (.). Esto significa, por ejemplo, bombillas más eficientes de preferencia a más centrales eléctricas”.
A estos criterios, fundamentalmente técnicos, es preciso añadir otros de naturaleza ética (Vilches y Gil-Pérez, 2003) como
son:
 Dar prioridad a tecnologías orientadas a la satisfacción de necesidades básicas y que contribuyan a la reducción
de las desigualdades.
 La aplicación del Principio de Prudencia (también conocido como de Cautela o de Precaución), para evitar la
aplicación apresurada de una tecnología, cuando aún no se ha investigado suficientemente sus posibles
repercusiones.
 Diseñar y utilizar instrumentos que garanticen el seguimiento de estos criterios, como la Evaluación del Impacto
Ambiental, para analizar y prevenir los posibles efectos negativos de las tecnologías y facilitar la toma de
decisiones en cada caso.
Se trata, pues, de superar la búsqueda de beneficios particulares a corto plazo que ha caracterizado, a menudo, el
desarrollo tecnocientífico, y potenciar tecnologías básicas susceptibles de favorecer un desarrollo sostenible que tenga
en cuenta, a la vez, la dimensión local y global de los problemas a los que nos enfrentamos.
Debemos señalar, para terminar, que existen ya soluciones tecnológicas para muchos de los problemas planteados
-aunque, naturalmente, será siempre necesario seguir investigando- pero dichas soluciones tropiezan con las barreras
que suponen los intereses particulares o las desigualdades en el acceso a los avances tecnológicos, que se acrecientan
cada día.
Todo ello viene a cuestionar, insistimos, la idea simplista de que las soluciones a los problemas con que se enfrenta hoy la
humanidad dependen, fundamentalmente, de tecnologías más avanzadas, olvidando que las opciones, los dilemas, a
menudo son fundamentalmente éticos (Aikenhead, 1985; Martínez, 1997; García, 2004). Se precisan también medidas
educativas y políticas, es decir, es necesario y urgente proceder a un replanteamiento global de nuestros sistemas de
organización, porque estamos asistiendo a un deterioro ambiental que amenaza, si no es atajado, con lo que algunos
expertos han denominado “la sexta extinción” ya en marcha (Lewin, 1997), de la que la especie humana sería principal
causante y víctima. A ello responde el llamamiento de Naciones Unidas para una Década de la Educación para un futuro
sostenible..
Referencias en este resumen
AIKENHEAD, G. S. (1985). Collective decision making in the social context of science. Science Education, 69(4), 453-475.
CARSON, R. (1980). Primavera Silenciosa. Barcelona: Grijalbo.
COMISIÓM MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y DEL DESARROLLO (1988). Nuestro futuro común. Madrid: Alianza.
DALY, H. (1991) Steady-State Economics (Washington D.C., Island Press).
FLAVIN, C. y DUNN, S. (1999). Reinvención del sistema energético. En Brown, L. R., Flavin, C. y French, H. (Eds.). La
situación del mundo 1999. Barcelona: Icaria.
GARCÍA, E. (2004). Medio ambiente y sociedad. Madrid: Alianza.
GORE, A. (1992). La Tierra en juego. Ecología y conciencia humana. Barcelona: Ed. Emecé.
LEWIN, R. (1997). La sexta extinción. Barcelona: Tusquets Editores.
MARTÍNEZ, M. (1997). Consideraciones teóricas sobre educación en valores. En Filmus D. (compilador). Las
transformaciones educativas en Ibero América. Tres desafíos: democracia, desarrollo e integración. Buenos Aires: Ed.
Troquel.
VILCHES, A. y GIL-PÉREZ, D. (2003). Construyamos un futuro sostenible. Diálogos de supervivencia. Madrid: Cambridge
University Press. Capítulo 12.
https://www.madrimasd.org/blogs/CTSiberoamerica/2005/04/17/294

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