Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Por su parte, el gas natural, la electricidad, el gas licuado de petróleo - GLP y el diésel, serán
los recursos energéticos con mayor participación en la estructura del consumo final de
energía. Los energéticos con mayor tasa de penetración serán el gas natural y el GLP,
mientras que el petróleo residual y los derivados de la biomasa (leña, bosta y yareta) tendrán
menor participación, debido a su reemplazo en los mercados residenciales e industriales.
Asimismo, la contribución de las energías renovables no convencionales (solar, eólica,
geotermia) aún será pequeña; sin embargo, las energías renovables convencionales
(hidroelectricidad) continuarán con una participación alta.
Fig. Proyección del consumo final de energía en (TJ) – Fuente: MINEM
El creciente consumo final de energía, que se estima pase de 800 miles de Tera Joule (TJ) a
la fecha, a un rango entre 1321 miles de TJ a 1612 miles de TJ en el 2025, según el escenario
de crecimiento del PBI, será abastecido con recursos energéticos internos y con tecnologías
de generación de energía a costos competitivos, donde el gas natural será el recurso más
utilizado en el consumo final como en el sector transformación. Las otras fuentes relevantes
continuarán siendo la electricidad, el diesel y el GLP.
El crecimiento económico y las políticas de inclusión social exigen esfuerzos para masificar
el consumo de gas natural - Gasoductos, Gas Natural Comprimido (GNC) y Gas Natural
Licuefactado (GNL) - de manera que nos permita seguir siendo autoabastecidos con un
energético nacional y disminuir las importaciones. Es necesario también promover el
desarrollo del mercado de combustibles marinos (IFO´s) (2) para obtener un mejor destino
de los petróleos industriales que hoy se exportan.
La demanda por sectores (hidrocarburos y electricidad) nos dan una perspectiva más precisa
de la evolución de estos mercados según se indica:
HIDROCARBUROS
En el periodo 2014 - 2025 se espera que el consumo de combustibles líquidos pase
de 209 miles de barriles día (MBD) a 285 MBD o, en otro escenario, de 212 a 339
MBD, por lo cual es necesario impulsar el desarrollo de una infraestructura logística
de distribución de combustibles para abastecer a los mercados regionales y, en
especial, a los sectores que promueven el crecimiento económico, así como
continuar con una política de precios de hidrocarburos que siga la tendencia del
mercado internacional, evitando distorsiones en el mercado interno de
combustibles. En ese sentido los proyectos de modernización de las refinerías de
Talara y La Pampilla son de gran importancia.
En relación al Gas Natural, en los lotes en exploración 58, 76, Z-1, Z-6 y XIII y
explotación 88, 56, 57 y Z-2B también hay una serie de prospectos o estructuras
geológicas con potencial de reservas.
ELECTRICIDAD
La demanda de electricidad continuará con la tendencia creciente de los últimos
veinte años. Se estima que su crecimiento estará basado principalmente en el
desarrollo de los proyectos mineros e industriales, y en la facilitación de estas
inversiones, así como en el desarrollo de las principales ciudades en las regiones del
país.
La demanda pasará de los actuales 5 800 megavatios (MW) a un rango entre 9 500
MW y 12 300 MW al 2025 según los escenarios de crecimiento del PBI de 4,5% y
6,5% respectivamente. En los primeros tres años, su crecimiento será mayor con
tasas de 6,6%, y luego disminuirá en espera de nuevos proyectos. El mercado de
electricidad cuenta con dos segmentos: el regulado que atiende a más de 6,5
millones de familias (55% del consumo total), y el segmento libre con 260
consumidores industriales y mineros principalmente.
En el ámbito de la cobertura eléctrica, los niveles actuales de 91% de electrificación
alcanzarán valores de cobertura cercanos al 100% (luego de más de 130 años de su
inicio) mediante redes convencionales instaladas en lugares de fácil acceso, y
mediante sistemas fotovoltaicos off-grid (fuera del sistema interconectado) para las
poblaciones alejadas (atendiendo en una primera etapa a 150 mil viviendas y, en
una etapa posterior, hasta 500 mil según la reciente subasta). La demanda asociada
a este incremento no será significativa con relación al crecimiento del mercado
actualmente atendido, no obstante, será importante contar con una política de
acceso a la energía que haga sostenible las reformas.
I. INTRODUCCION
La planificación integrada del sistema energético de un país es una tarea crucial para alcanzar
un desarrollo sustentable. Este introductorio resalta, desde diversos aspectos, la importancia de
la Planificación Energética en las sociedades modernas, remarcando el rol fundamental del
Estado en ese proceso. Así, se presentan los antecedentes y los elementos que justifican la
necesidad de la planificación energética para garantizar un suministro confiable y sustentable
de energía. Enseguida, se consignan consideraciones conceptuales sobre el desarrollo
sustentable y el desarrollo energético, como marco de referencia de una planificación moderna
y adecuada a las responsabilidades ambientales y sociales de orden local y global.
II. ANTECEDENTES
El desarrollo de la humanidad está íntimamente ligado a la evolución del dominio que fue
logrando sobre las diversas fuentes de energía que la naturaleza pone a su disposición y sus
diversas transformaciones para su uso. Se puede identificar el incremento histórico de la energía
aprovechada per cápita y la eficiencia de los medios para servirse de ella. Esta circunstancia
implica una relación directa y permanente entre las fuentes de energía, como parte del sistema
energético, y el ambiente considerado en un sentido amplio y sistémico.
Tal evolución reconoce etapas que, incluso, podrían denominarse “modelos socio-energéticos”,
a saber: Pre-agrícola, Agrícola, Agrícola avanzado, Preindustrial, Industrial, Industrial avanzado.
En la primera de ellas sólo se utilizaban los flujos naturales de energía (el sol, el viento y el agua)
de una manera directa, es decir sin ningún equipo o tecnología intermedia. Por otra parte, existía
un consumo energético vinculado a los alimentos que se obtenía también en forma directa de
la naturaleza. Es la etapa primitiva y su consumo energético, tal como se lo mide actualmente,
se puede decir que era prácticamente marginal. Si se incluye el contenido energético de los
alimentos se puede estimar una cifra del orden de las 2.000 kcal/día/persona.
El descubrimiento del fuego que va a permitir, por primera vez, pasar a consumir una forma de
energía acumulada, la leña, que puede ser considerada como energía solar almacenada, a través
del proceso de fotosíntesis, en un período de tiempo variable, pero en el orden de magnitud de
una vida humana. Es la etapa que comienza con la cultura nómada, cazador, que aún no ha
descubierto la agricultura y cuyo consumo energético se ha estimado en unas 5.000
kcal/día/persona, parte de las cuales correspondían a la “producción” del fuego. A partir de allí
se producen una serie de desarrollos tecnológicos simples que le permiten mejorar la captación
de los flujos energéticos (la vela, la palanca, la rueda), perfeccionar el aprovechamiento de la
energía animada (humana y animal) y por lo tanto incrementar paulatinamente su consumo de
energía.
Entre estos desarrollos se puede mencionar el uso del gas natural por parte de los chinos (1000
años A.C.) utilizando cañas de bambú como cañerías, ruedas primitivas para captar energía
hidráulica en Babilonia, Egipto y China, el viento para mover los barcos miles de años antes de
Cristo, a pesar de que la energía humana de los esclavos fue una fuente de energía importante
hasta 1000 años después.
Los procesos de transición, como parte de la historia de la energía, implican cambios de energía
no comercial a comercial, de renovables a fósiles, de consumo rural a urbano, de baja energía a
alta energía, mejoras de eficiencia y productividad, profundización de la conversión (p.ej.
Electricidad), incremento de densidad oferta/demanda y/o descarbonización, solo por
mencionar algunas de las modificaciones de mayor relevancia.
III. PROCESO DE LA PLANIFICACION ENERGETICA
Tal como se ha expresado la planificación energética debe ser concebida como una herramienta
fundamental de la política energética, ya que en esta última donde se establece la visión para
establecer la agenda energética, los objetivos y los lineamientos estratégicos que debe seguir el
proceso de planificación.
Por tanto, el rol de la planificación es concretar, dar operatividad de modo coherente a los
lineamientos establecidos dentro de la política energética. Por supuesto, tal como se señala al
presentar el contenido del diagnóstico para el proceso de planificación energética, el análisis del
sistema energético que se requiere para la planificación tendrá que ser mucho más amplio y
detallado, tanto a nivel global como en el plano sub-sectorial.
A nivel sub-sectorial debe examinarse la estructura de todas las cadenas productivas que
integran el sistema energético, considerando la organización institucional y productiva de los
diferentes eslabones que las conforman, los actores que se desenvuelven en cada eslabón y las
características de su racionalidad y también estructura de los mercados.
El análisis de las condiciones del plano internacional resulta relevante para el proceso de
planificación energética. Dentro de las condiciones del contexto internacional importa incluir un
análisis de la situación energética mundial y regional, especialmente en aquellos aspectos
inciden sobre la situación y evolución del sistema energético nacional. Este análisis resulta
relevante la formulación, implementación y evaluación de la planificación energética.
A nivel nacional, el diagnóstico involucra un análisis integral del sector energético, conformado
por una serie de análisis parciales, sobre sus cadenas productivas energéticas, interrelaciones
en los diferentes niveles (upstream, centro de transformación y consumo final). Entre ellos:
Por supuesto, en el análisis se requieren ciertas iteraciones, en la medida que algunos centros
de transformación suponen el uso de energías secundarias.
El caso más notable es el de las centrales eléctricas que pueden requerir derivados del petróleo
(fuel oil, diesel oil, etc.) y gas distribuido.
Entre las distintas cadenas que integran el sistema energético de los países, la cadena eléctrica
es la que presenta la mayor complejidad, debido a que la electricidad es una fuente no
almacenable que debe ser abastecida instantáneamente al presentarse la demanda, posee
abundantes vínculos con las otras cadenas energéticas, se asocian a ella múltiples tecnologías y
la electricidad es empleada por la totalidad de los sectores de consumo final y, en alguno de
ellos, sería capaz de abastecer casi todos los servicios energéticos.
De este análisis de diagnóstico se deriva la identificación de las fortalezas y los elementos críticos
del sistema energético nacional.
La secuencia se completa con la interrelación del Diagnóstico con los Objetivos de la Política
Energética, en cuanto en muchas oportunidades estos objetivos están prefijados en los países –
explícita o implícitamente – y preceden al análisis de diagnóstico.
Los Objetivos Generales pueden caracterizarse como objetivos de largo plazo de carácter
general, que involucran transformaciones estructurales sobre la situación presente. Responden
a la determinación de las políticas sectoriales y pueden tener distintas prioridades,
constituyendo la agenda de temas prioritarios para el desarrollo energético del país.
Tales Objetivos generales son las premisas genéricas que abarcan lo siguiente:
VII. INDICADORES
Establecer las áreas de desempeño relevantes a medir (surge de las variables críticas que se
necesita monitorear)
Los indicadores deben facilitar el conocimiento del desempeño de los procesos (resultados
intermedios) para identificar atrasos y dificultades.
Deben informar sobre el nivel de avance y progreso hacia el logro de las metas.
El número de indicadores debe limitarse a una cantidad que apunte a lo esencial y puedan
ser utilizados y controlados
Nominar adecuadamente el indicador y su método de cálculo
Establecer la fuente de datos, las metas y referencias de comparación (línea base,
desempeño de otros sistemas, procesos o planes similares).
El monitoreo de los indicadores es el proceso que nos permite seguir su evolución con frecuencia
periódica (de mensual a anual), de forma tal que permita evaluar si el desempeño se ajusta a lo
programado o si se aparta de lo esperado.
Los destinatarios y usuarios de tal información serán las instancias públicas de opinión y decisión
en materia de política general y de política energética del país. De ello derivarán las instrucciones
y acciones políticas para la eventual reformulación de la planificación, análisis y revaluación de
las estrategias, planes y metas, en procesos periódicos que toman frecuencias de uno o varios
años.
Verificar el cumplimiento de las metas de corto, mediano y largo plazo establecidas en los
planes de acción. √ Realizar la evaluación de las acciones planificadas.
Identificar las correcciones necesarias en la implementación de programas de ajuste. Los
componentes básicos del Monitoreo son: √ Definición de metodologías de evaluación
Determinación de los indicadores de control
Verificación de los mecanismos de financiamiento de las acciones previstas en el plan
Establecimiento de los sistemas de información para el control y seguimiento
La Metodología utilizada para la elaboración del Balance Nacional de Energía del Perú, se basa
en la metodología de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), y respecto de la
presentación de la información contenida en este documento, ésta se basa en el “Sistema Legal
de Unidades de Medida del Perú” que se estableció mediante Ley N° 23560.
En general, cada país debería evaluar sus programas y metodologías de recolección de datos, y
la extensión y calidad de su información energética. Esto puede incluir una revisión de las
agencias y organizaciones que recolectan datos y elaboran estadísticas, y una evaluación de los
datos que ya están siendo recolectados. La información requerida para la planificación
energética no incluye exclusivamente datos puramente energéticos, sino también información
socio-económica, y ambiental tanto del país como un conjunto, así como de algunos subsectores
específicos (agricultura, residencial, comercial, industrial, transporte, etc.). Las organizaciones
en donde se puede encontrar tal información incluyen oficinas gubernamentales de estadísticas,
agencias de rentas e impuestos, bancos centrales, institutos de investigación, organismos de
cooperación y organizaciones no gubernamentales, (Naciones Unidas, 1983).
DESCRIPCIÓN GENERAL
Para poder expresar las relaciones que se ponen de manifiesto en un balance energético es
indispensable establecer una estructura lo suficientemente general para obtener una adecuada
configuración de las variables físicas propias del sector energético. La matriz (M), sintetiza la
oferta, la transformación y el consumo, lo cual puede visualizarse en el flujo energético:
ESTRUCTURA GENERAL
Energía Primaria
Transformación
Energía Secundaria
Consumo Final de Energía
ENERGÍA PRIMARIA
Una fuente de energía primaria es toda forma de energía disponible en la naturaleza antes
de ser convertida o transformada. Consiste en la energía contenida en los combustibles
crudos, la energía solar, la eólica, la geotérmica y otras formas de energía que constituyen
una entrada al sistema. Si no es utilizable directamente, debe ser transformada en una
fuente de energía secundaria (electricidad, calor, etc.).
El sector transformación agrupa a todos los centros de transformación donde las energías
primarias y/o secundarias son sometidas a procesos que modifican sus propiedades o
naturaleza original.
Centros de Transformación
Son aquellos que ocurren durante las actividades que se realizan para suministrar energía,
desde la producción hasta el consumo final.
ENERGÍA SECUNDARIA
OFERTA
Producción
Energía primaria y secundaria que se obtiene de los recursos minerales, vegetales, animales
e hídricos. Tiene signo positivo.
Importación
Cantidad de energía primaria y secundaria que ingresa al país proveniente del exterior y
constituye parte de la oferta en el balance. Tiene signo positivo.
Variación de Inventarios
Es la diferencia de la existencia inicial y final para cada forma de energía. Un aumento del
almacenamiento de energía en un año determinado significa una reducción en la oferta total
y por lo tanto debe caracterizarse con signo negativo y viceversa.
Oferta Total
Es la cantidad de energía teóricamente disponible para ser consumida por el país. Es la suma
algebraica de la Producción, importación y variación de inventarios .
Exportación
No Aprovechada
Es la cantidad de energía que por la naturaleza técnica y/o económica de una explotación,
actualmente no está siendo utilizada.
Transferencias
Es la cantidad de energía primaria y secundaria que se pone a disposición del país para ser
sometida a los procesos de transformación, distribución y consumo.
CONVERSIÓN DE SIGNOS
En la parte referente al sector energético (Ver matriz en anexo), toda cantidad de energía
que tienda a aumentar la energía disponible en el país es:
Finalmente, todos los datos que se encuentran en la parte referente al consumo final de
energía son también negativos, pero por motivos de simplificación no se presentan como
cantidad aritmética (sin signo).
IX. RECOLECCIÓN
La recolección de datos se refiere al uso de una gran diversidad de técnicas y herramientas que
pueden ser utilizadas por el analista para desarrollar los sistemas de información, los cuales
pueden ser la entrevistas, la encuesta, el cuestionario, la observación, el diagrama de flujo y el
diccionario de datos.
Es importante que cada país tenga programas y metodologías para la recolección de datos con
fines de estadísticas energéticas, que deberán cumplir con criterios de calidad de la información,
métodos de cálculo estandarizados, fuentes de datos tanto nacionales como internacionales de
manera que se tenga información: detallada, completa, oportuna y confiable.
El manual de planificación energética de OLADE recomienda a los países realizar las siguientes
acciones con el fin de obtener un proceso de recolección de la información adecuado:
- Determinar las organizaciones que son específicamente responsables de los datos y los
análisis estadísticos.
- Revisar y verificar el alcance, calidad y confiabilidad de los datos básicos. Esta evaluación
puede incluir disponibilidad de los datos, frecuencia del reporte o recolección de los
datos, periodos de tiempo, calidad, confiabilidad y relevancia. Las estadísticas deberían
ser consistentes en forma y definición. Las unidades de medida deberían ser
estandarizadas.
- Determinar la existencia y el tipo de indicadores de energía que ya están siendo usados.
En este caso habría que determinar si esos indicadores están en armonía con los
propuestos en este capítulo.
- Identificar las fuentes de información y los mecanismos y protocolos para acceder a los
datos.
- Evaluar la estructura institucional responsable de la generación de información y de la
verificación de la adecuada coordinación sistémica u organizacional.
De acuerdo a las recomendaciones internacionales del IRES (2011), asumidas dentro del Manual
de Planificación Energética de OLADE (2014), la tarea de recolección de los datos debe tener en
cuenta: El diseño conceptual, las instituciones de las que se obtendrá la información, la
cobertura geográfica, el periodo de referencia y la frecuencia con la cual los datos se recolectan.
Las instituciones y organizaciones de las que se obtienen los datos, deben ser conocidas por el
grupo de trabajo que realizará la recolección de los datos con el fin de realizar un trabajo
eficiente. Es recomendable la clasificación en grupos como: empresas energéticas,
autoproductores y consumidores de energía.
La Cobertura geográfica identifica el área física para la cual se recolectan los datos estadísticos
que es en general de alcance nacional, pero, dependiendo de las prioridades de los países se
podrá realizar también a nivel regional, teniendo en este caso un nivel de detalle en la
información energética de mejor calidad.
El Período de referencia se refiere al periodo de tiempo que abarcan los datos recolectados. En
ese periodo de referencia los datos pueden ser recolectados con una frecuencia de hora a hora,
día a día, mes a mes, etc.
El periodo de referencia de datos debe ser planificado y registrado cuidadosamente ya que los
datos recolectados pueden tener un comportamiento cíclico o estacional. Esto último puede
establecer una gran diferencia en el análisis, pudiendo ser una fuente de error en caso de que
la época del año en la que se recolecta la información no sea la adecuada.
En algunos casos la recolección de datos con frecuencia menor a la anual, se desarrolla por
razones especiales como llenar vacíos en los datos que se recolectan anualmente, para
establecer una línea base de la información.
En OLADE se realiza la recopilación de datos anuales con el fin de realizar el balance energético,
así como información anual de reservas, potenciales, precios de los energéticos, infraestructura
energética, variables nacionales e impacto ambiental. Existe también una propuesta de
recolección de datos mensuales de oferta y demanda de hidrocarburos con el fin de armonizar
las estructuras con el JODI, también se recopila información mensual de electricidad,
biocombustibles, precios al consumidor final y de comercio exterior.
En esta etapa se procesan los datos obtenidos de la etapa anterior (recolección) para
convertirlos en nueva información. El procesamiento se realiza mediante modelos estadísticos
que de manera organizada y siguiendo un conjunto de reglas toman los datos y los transforman
en salidas estadísticas. De acuerdo a la experiencia de OLADE y con base en estándares
internacionales como el IRES (2011) el análisis de los datos contempla las siguientes etapas:
La primera etapa organiza los datos y los procesa con el objetivo de dar una mirada a la
información, para determinar si hubo errores en la etapa de recolección tales como, cobertura
insuficiente, preguntas que no obtuvieron respuesta, respuestas fuera del rango esperado,
respuestas contradictorias, entre otras. En la siguiente etapa se procesan los datos con
respuestas insuficientes o contradictorias mediante un proceso de sustitución de valores con el
objetivo de tratar los datos con técnicas estadísticas. Finalmente, en la tercera etapa cuando no
se observan datos con características confiables se necesitará realizar una estimación de los
datos faltantes de acuerdo a los datos históricos obtenidos.
Es un proceso necesario que garantiza la calidad de los datos recopilados desde distintas fuentes
de estadísticas, principalmente desde encuestas. Se realiza un análisis sistemático de la
información con el objetivo de identificar y/o modificar los datos cuestionables, con base en
procedimientos ordenados de tipo estadístico.
Los procedimientos y criterios para la validación deben ser establecidos por la autoridad
estadística correspondiente de acuerdo al tipo de información que se esté procesando. Es
importante resaltar que con estos procedimientos organizados se trata de evitar la alteración
improcedente de los datos originales.
Algunos problemas con los datos pueden ser prevenidos desde la etapa de diseño de los
cuestionarios (para el caso de encuestas) relacionando varias preguntas de manera que si no se
obtiene respuesta de una de ellas haya varias opciones para ser reemplazadas. Otra posible
solución para obtener respuestas adecuadas es dar más tiempo a los proveedores de
información para que obtengan los datos.
Debido a que la etapa de validación y edición de los datos requiere personal altamente
capacitado, así como herramientas estadísticas que pueden ser muy costosas, es importante
una valoración adecuada de las áreas más importantes en las que deberán ser enfocados los
esfuerzos con el objetivo de no corregir información que no es necesaria, tanto por su poco
impacto en los resultados finales como porque pudiera ser el caso de que esté repetida.
Imputación de datos
Según el IRES, la siguiente etapa en el análisis de los datos es la imputación que se refiere al
proceso de reemplazar las respuestas equivocadas o la falta de datos, por valores consistentes
de manera que se obtenga un conjunto de datos congruente.
Existe una amplia gama de métodos de imputación desde sencillos hasta procedimientos
estadísticos complejos que incluyen etapas de optimización con el fin de mejorar los tiempos de
procesamiento de la información. En general para elegir un método de imputación de los datos
deberá tenerse en cuenta las características de los datos perdidos y la relevancia en el análisis
global de dichos datos. Algunas de las propiedades recomendadas por las agencias
internacionales para la imputación de datos tienen que ver con:
Después de que los datos han sido validados, editados y las imputaciones han corregido las
respuestas erróneas y las preguntas sin respuesta, los procedimientos especiales se aplican a los
valores de la muestra para estimar las características requeridas de la población (estos se
denominan procedimientos de “extrapolación”). En algunos casos, se pueden utilizar métodos
estadísticos más sofisticados para este propósito. La aplicación de estimaciones es un
procedimiento complejo y es recomendable que sean siempre los especialistas quienes hagan
esta tarea.