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á,; Etica Dil"rr,a-s morde:.

kantiana
mentir es
La cuestión de si
moralmente inaceptable. sean
cuales sean las consecuencias. Ya
se le planteó a Kant durante su vida,
y,rréri pciilíenó¡ld't¡}mé: ái§ü§lrrpi§lgiae
Está dando refugio a un disidente político, a quien el ',', cstegóricas e insistía en que, de
régimen represivo en el gobierno ha mandado dar cazay hecho, es una obligación moral ser
ejecutar. La policía secreta aporrea su puerta y le pregunta
,::iii::l0oiri'.U:ñ1,,a§é§th1,;,,i§ii¡,i§mffil]gqrrti(r.Fr,ir,iiiii:ltil.,t,,rt,ul
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si conoce dónde se encuentra el disidente. No tiene duda ,r,;,,: iüi-ütlí i á*iol,f áG«ín,eiA¡idit.
de que si se lo dice, la persona a su cargo será arrestaday como parece. ¿No es inevitable que
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fusilada. ¿Q*é debería hacer? ¿Decir la verdad o mentir? ,.ltb§rirll¡iúei¡tiv,,gl.páld§ti¡i¡g(s.qcá]bés¡r:iir¡rt,rr,
chocando? «Ayudar a personas-
lii'.,.ii*e**¡'.,rÑitát':lá."ar4lii6i,:',tl1lr..,!11¡r''':
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Apenas parece que valga la pena plantear la pregunta. Por supuesto, nü¡(tx,;,nn;rrb¡uqyt,;;;..;¡;,,,11::,,11,,'
candidato como un imperativo
debería mentir, es una mentira muy piadosa, teniendo en cuenta las categór¡co: con toda seguridad
terribles consecuencias de decir la verdad. Sin embargo, no es una
respuesta que haya parecido tan simple a todos los teóricos morales, al
menos no al teórico alemán del siglo xvIII, Immanuel Kant, uno de
los filósofos más influyentes de los últimos trescientos años. En su opi- sin condiciones y sin excepción. De hecho, según Kant, son acciones
nión, decir la verdad es una obligación absoluta e incondicional: men. que se llevan a cabo puramente por un sentido de la obligación y que
tir contraviene un principio fundamental de la moral, o como é1 1o tienen valor moral, Las acciones motivadas por alguna motivación
llama, "un imperativo categórico". externa (el deseo de ayudar a un amigo, por ejemplo, o de conseguir
Imperativos hipotéticos y categóricos Kant explica qué es un un objetivo particular) no son acciones distintivamente morales en
imperativo categórico, en primer lugar, comparándolo con un impera- absoluto. Al contrario que los imperativos hipotéticos, los imperati-
tivo hipotético, esto es, una instigación no moral a la que debería vos categóricos constituyen leyes morales.
responder si desea conseguir un fin superior. Supongamos que le digo Máximas trniversales Kant cree que debajo de cada acción hay
qué hacer con una orden (un imperativo): "iNo fume!". Implícita- una regla de conducta subyacente, o máxima. Thles máximas pueden
mente, hay una serie de condiciones que se pueden unir a esta orden, tener la forma de imperativos categóricos, pero no pueden llegar a ser
por ejemplo, nsi no quiere arriesgar su salud, o .si no quiere malgas- leyes morales a menos que pasen la prueba de la universalidad, que es
tar su dineror. Por supuesto, si no le importan ni su salud ni su dinero, en sí misma una forrna suprema de imperativo categórico:
la orden no tiene peso para usted y no necesita cumplirla.
Obra solo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se con-
En el caso de un imperativo categórico, por el contrario, no hay nin. vierta en una ley universal.
gún usi" añadido: ni implícito ni de ningún otro tipo. "¡No miental"
y "¡No mate a nadiel" son mandatos que no están sujetos a hipótesis, Esta prueba asegura que una acción es moralmente permisible solo si
objetivo o deseo que puede o no tener; tienen que cumplirse sin más, está de acuerdo con una regla que puedas aplicarte consistente y uni-

Gnonología
lmmanuel Kant analiza la obligación en Se publica la novela Tancredo o La
Dios entrega los Diez Mandamientos a La revolución americana establece el
su obra Fundamentación de la nueva cruzada, de Beniamin Disraeli.
Moisés en el Monte Sinaí. sistema de derechos y obligaciones en
Estados Unidos. metafísica de las morales.
por cl irrrper¡rlivo cutcgórico a[ contenido rnoral rcal, esto es, explicar
c(uno lir *razón pura», liberada de toda tendencia o deseo, puede infor-
,La- ,obli ión d4iq{q!|n«da mar y dirigir la voluntad de un agente moral. La respuesta se encuentra
en el valor inherente de la entidad moral en sí misma, el valor se basa
en el "simple principio supremo de la moralid¿d", la libertad o auto-
nomía de una voluntad que obedece a las leyes que impone en sí mis-
mas. La importancia suprema que va unida a los
agentes autónomos y que disponen de libre albe- {{ oos cosas llenan
drío se refleja en la segunda gran formulación del mr.,anrmo ce
imperativo categórico: creciente admiración
Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto y respeto a medida
en tu persona como en la de cualquier otro, que pienso y
siempre como un fin, y nunca solo como un me- profundizo en ellas:
dio.
el eielo estrellado
(Jna vez que el valor incomparable de la propia sobre mí y la ley
entidad moral se reconoce, es necesario exten- moral dentro de
der ese respeto a la entidad de los demás. Tiatar mí. ))
'rrllllilllii i't,)iriilltllllrr,rlr, iirlil' ir|trlr,t.lill

rri,,lrllt;lll:,r,r:rrlrrfiii(r,,4:,il\:'r a los demás simplemente como un medio para


promocionar los propios intereses implica la des- Immnnuel l{amt,
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trucción de su agencia, así que las máximas inte- §t itiss de la


resadas o que dañan a los demás contravienen ,,azúr, §rá§tioa,
versalmente a ti mismo y a los demás. Por ejemplo, para probar si esta formulación del imperativo categórico y, 17ü
mentir puede ser una ley universal podemos plantear alguna máxima por tanto, no pueden considerarse leyes morales.
como "Miente siempre que te apetez6¿». ¿Qué pasa cuando este prin. En esencia, nos encontramos con un reconoci-
cipio se universaliza? Bien, mentir es posible solo en un contexto en el miento de que hay unos derechos básicos que pertenecen a las perso-
que la expectativa general es que la gente esté diciendo la verdad. sin nas en virtud de su humanidad, y que no pueden ser ignorados, y de
embargo, si todo el mundo mintiera todo el tiempo, nadie confiaría en ahí que haya obligaciones que deban obedecerse pase 1o que pase.
nadie nunca más, y mentir sería imposible. La idea de que mentir sea
una ley universal es, por tanto, incoherente y contraproducente. Del
mismo modo, robar presupone una cultura de la propiedad, pero el
concepto en conjunto de la propiedad se vendría abajo si todo el mun-
do robara; romper promesas presupone que esté instituida ra cultura de
cumplirlas; y así podríamos continuar.

Mientras que los requisitos de universalidad descartan ciertos tipos de


conductas por una base lógica, parece que hay muchas otras que po-
dríamos universalizar, sin embargo, no sería deseable que las .o.rtá.r.
mos como morales. «Actúa siempre por tu propio interésr, .Rompe
promesas cuando puedas hacerlo sin socavar la institución de la ho.
nestidad»: en esos casos, no parece haber nada inconsistente o irra-
cional en pretender que debieran convertirse en leyes universales. Así
pues, ¿cómo se enfrenta Kant a este peligro?
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Razón pura y autonomía La genialidad del ético de
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Kant es cómo se mueve de la estructura puramente impuesta
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