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Los primeros indicios de trepanaciones datan del neolítico, en las tribus del Alto Perú y del norte

de África, en donde todo se explicaba en base a la Teología. Se cree, que la lógica que explica estas
prácticas, radica en que los nativos creían que el comportamiento de los afectados por patologías
psicóticas estaba ligado a que estos, cargaban con demonios o espíritus malignos en el interior del
cráneo, lo que los llevó a aplicar la trepanación para extirparlos.
Las primeras aplicaciones de lobotomía con fin científico, fueron hechas a chimpancés por el Dr.
John Fulton en 1928. Desdichadamente, estos no lograron sobrevivir a la intervención.
Las aplicaciones de esta práctica en personas, comienzan a partir de 1935, por la mano del
neurólogo Egas Moniz y compañía, quien en la Universidad de Lisboa realiza las primeras
lobotomías en el lóbulo prefrontal de seres humanos.
Las evaluaciones de esta práctica fueron hechas por los mismos médicos que realizaron la
operación, por tanto estas resultaron ser bastante sesgadas, dando como resultado evaluaciones
demasiado optimistas.
Este procedimiento se populariza en EEUU por Walter Freeman, quien no era cirujano. Este
inventó la lobotomía de “picahielos” que consistía en el uso de un verdadero picahielos y un mazo
de caucho. Freeman martilleaba el picahielos con el mazo en el cráneo hasta cortar las conexiones
entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro. La vocación de Freeman era notable, este empezó a
viajar por todo Estados Unidos entre 1935 y 1950 en su furgón personal llamado “Lobotomobile”,
haciendo lobotomías en muchos centros médicos. Según Freeman, este método servía para curar
todas las enfermedades psicológicas que se conocían. Lamentablemente, Freeman pierde la
licencia cuando uno de sus pacientes muere accidentalmente durante el proceso de la aplicación
de la lobotomía.
En Chile, en el Manicomio Nacional, se realizaron 31 lobotomías a enfermos psicóticos. Como
consecuencia los pacientes cayeron en estado de estupor e indiferencia y volvieron a la
normalidad entre intervalos de 3 a 6 meses. Los resultados: Disminución de conducta antisocial y
de síndromes angustiosos. En total, se calcula que entre 45.000 y 50.000 pacientes fueron
lobotomizados hasta que esta práctica fue, por fin, sustituida por el desarrollo de antipsicóticos.

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