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Si tuviera

Me gusta la poesía de Teillier porque su temple sereno y melancólico se deja vencer sin drama
por la belleza, y desarma cualquier esquema preestablecido, esfumándose hacia el país de
Nevermore. Basta sólo un verso de este poeta para quedar meditabundo por largo rato,
resonando internamente en nuestra asombrada memoria ese hallazgo que se torna
imperceptiblemente familiar. A través de este libro “la nostalgia dispara sus últimos cartuchos”.
¿Quieren comprobar? Escuchen: “El sol al abandonar los avellanos / nos deja los relatos / de los
muertos que amamos”, o “El final es siempre conocido: / me despido del que fui frente a un
espejo”. ¿Se le puede pedir algo más a las palabras?

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