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COMENTARIO LITERARIO CABRERA.pdf


COMENTARIOS LITERARIOS SELECTIVIDAD

1º Lengua Castellana

Asignaturas comunes

Selectividad Canarias

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su
totalidad.
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UN DÍA HABRÁ UNA ISLA - PEDRO GARCÍA CABRERA

“Un día habrá una isla” es un poema perteneciente al género lírico, dada la expresión de
sentimientos y pensamientos de su autor, Pedro García Cabrera. Esta se sitúa dentro del
poemario “Las islas en que vivo”, publicada en 1971.

En 1936, en España se produce el golpe de Estado liderado por Francisco Franco, lo que dio
lugar al estallido de la Guerra Civil Española (1936-1939). A partir de 1939, se establece un
régimen franquista, que desemboca en múltiples cambios sociales y políticos. A raíz del asfixiante
ambiente de la dictadura, surge la literatura de Posguerra, caracterizada por el contenido social y
humanístico y comprometida con los conflictos sociales y políticos, a pesar de la Ley de censura
establecida. Destacan autores como Alonso Quesada, Eugenio de Nora y Miguel Delibes.

Pedro García Cabrera, nacido en La Gomera en 1905, y fallecido en Tenerife en 1981, fue un
poeta y periodista español coetáneo de la Generación del 27, y una de las figuras literarias de la
España insular de mayor proyección en el tiempo. Colabora en revistas como Herpemides,
Cartones, la Gacela del Arte o El Socialista, donde manifiesta sus pronunciamientos sociales.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Cabrera toma influencias del Vanguardismo y del Surrealismo, al igual que de autores como
Lorca, Alberti o Juan Ramón Jiménez. Posee gran compromiso social. Además, el autor estuvo
en prisión por su ideal republicano revolucionario. Desarrolla obras de tono social con denuncias
sobre las desigualdades y las injusticias del régimen franquista. El poeta reitera en sus obras un
mundo libre sin fronteras, sin exiliados y con amnistía total para los perseguidos. Algunas de sus
obras son Día de Alondras (1951), Las islas en que vivo (1971) y Al mar fui a por naranjas (1980)

Las islas en que vivo es un poemario donde prima el motivo de la libertad y la esperanza de un
futuro mejor, construido entre todos. La voz poética se funda con la voz de los habitantes de su
tierra, los canarios, y se plasma la fuerza del paisaje del archipiélago, en especial el mar.

El tema principal es el deseo de libertad junto a la necesidad de la esperanza frente régimen


franquista. También está presente el motivo poético de la isla y sus residentes. Utiliza la palabra
como espacio de denuncia y como arma transformada de la sociedad junto con el uso de la
primera persona gramatical, el “yo” lírico.

El poema corresponde al modelo métrico de la silva, con versos heptasílabos con endecasílabos,
de rima asonante i-a de los versos impares (1,5,9,13,17) y focaliza así la atención sobre el
concepto isla. Se caracteriza por su disposición circular: el poema empieza y acaba de modo
similar “que no sea silencio amordazado”.

En relación a la justificación literario, presenta un lenguaje sencillo y directo. Aparecen adjetivos


especificativos: “amordazado” y “viva”, que describen al sustantivo al que acompañan, y
abundantes sustantivos concretos: “libertad”, “silencio”, “alegría”. Con ellos, se forman un campo
semántico de la privación de la libertad: “silencio amordazado”, “heridas”, “tormentas”, “rabia”,
“tiempo”, “combate”; y un campo semántico relaciona con las formas de libertad en valores
connotados: “libertad”, “orillas”, “horizontes”, “esperanza”, “mar”.

Por el notorio carácter literario, la función del lenguaje predominante es la poética. Aparecen
numerosos recursos estilísticos: hipérbaton: “Solo no estoy. Están conmigo siempre…”, que pone
de relieve ideas y conceptos claves; antítesis: “del combate en que muero y en que vivo”,
enfatizando así la idea que presenta; personificación: “mis palabras se liberen”, confieren un
poder expresivo; las metáforas: “manos de esperanza” y la metonimia: “aquellos que no cesan/de
mirarse la cara en sus heridas”). La frecuencia del encabalgamiento subraya la contundencia del
mensaje que quiere ser unánime: “isla/ que no sea...”, “cesan/ de mirarse...”.

La obra viene cargada de simbología. La isla se convierte en el símbolo de la libertad, una


especie de utopía por conseguir por la dictadura. La mar también aparece como símbolo de
libertad, y sus orillas hace alusión a los que empiezan a romper sus ataduras y van acercándose a
esa isla símbolo de libertad. La paradoja “silencio amordazado”, expresión que se repite, enfatiza
la situación de dictadura, de falta de libertad de expresión, por la ley de censura.

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El objetivo prioritario de García Cabrera es hacer de la expresión artística una vía irrenunciable de
denuncia y compromiso social ante la imposición del silencio, ante el “silencio amordazado”. La
complicidad con el lector es absoluta. Si bien este poema parece referirse a aspectos históricos
de las Islas y de España bien concretos por los conocimientos biográficos que tenemos del
poeta, debemos señalar que la grandeza y la universalidad del autor es mayor, puesto que este
poema es aplicable a cualquier otro país y tiempo, como el actual, en que la democracia en que
vivimos nos da una apariencia de bienestar... Ahí reside la fuerza del poema: hacer de la
expresión artística una vía irrenunciable de denuncia y compromiso social.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.

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