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Mi Otro Prójimo FERNANDO VALLEJO
Mi Otro Prójimo FERNANDO VALLEJO
Pero volviendo a los Evangelios, ¿qué decía que se me olvidó? Ah sí, que san Mateo
escribió su Evangelio en arameo pero que de inmediato lo tradujeron al griego. ¿Quién lo
tradujo? No se sabe. ¿Y dónde está el original arameo? Se perdió. ¿Y la traducción
original griega? También. ¿Y cómo sabemos que el Evangelio de San Mateo que
conocemos hoy y que leen los curas en misa (antes en latín y hoy en lengua vernácula)
no es un fraude del viento, un invento de los siglos transcurridos, casi veinte? Ah, yo no
sé, Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que saben responderlo. Lo que sí sé, porque
salta a los ojos en una lectura atenta, es que los evangelistas se contradicen. O sea, el
viento tramposo y fraudulento que ha tenido veinte siglos para ponerlos de acuerdo se ha
limitado a soplar como en un caracol vacío. Un ejemplo. Cuando crucifican a Cristo le
ponen a lado y lado, en sendas cruces, a dos ladrones, de los cuales hablan los cuatro
evangelistas. Juan apenas si los nombra ("en el Gólgota donde lo crucificaron, y con él a
otros dos, uno a cada lado, y en el centro Jesús"). Mateo dice lo mismo ("También
crucificaron con él a dos ladrones: uno a la derecha y otro a la izquierda), pero luego
agrega que los príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, más los que
pasaban cerca a la cruz, injuriaban a Cristo y se burlaban de él diciéndole que si era tan el
Hijo de Dios y tan el Rey de Israel, que se bajara de donde lo habían colgado, y "de la
misma manera, también lo insultaban los ladrones que habían sido crucificados con él". Y
lo mismo cuenta Marcos: que lo crucificaron con "dos ladrones, uno a su derecha y otro a
su izquierda", y que los príncipes de los sacerdotes y los escribas y los que pasaban lo
injuriaban y se burlaban de él, para terminar el pasaje diciendo: "Incluso los que estaban
crucificados con él le insultaban". Pero Lucas, después de contar que lo crucificaron con
dos ladrones, "uno a la derecha y otro
Señor presidente Uribe: hago una pausa aquí para preguntarle cómo supo que fue el
Espíritu Santo el que lo salvó de las Farc y no el Padre o el Hijo. ¿Tiene usted forma de
distinguirlos? ¿De decirnos cuál de las Tres Personas Distintas de la Santísima Trinidad
es cuál, separándola de las otras? Le dijo usted a Patricia Janiot que el Espíritu Santo fue
su salvador. ¿Cómo lo reconoció, cómo lo supo? ¿Por la apariencia? ¿Por la voz? ¿Por el
olor? ¿A qué olía? ¿A azahar, o a tabaco rancio? Propongo que la Universidad de
Lovaina le dé a Su Excelencia el Doctorado Honoris Causa en Teología y que lo firme el
Papa Ratzinger. ¡Hosanna, colombianos, de Primer Mandatario tenemos un teólogo,
Colombia está salvada!
Cristo es un loco arbitrario y rabioso. ¿Qué es la parábola de los obreros de la viña, que
cuenta Mateo, si no la consagración de la arbitrariedad? Un amo sale a contratar obreros
para su viña, a denario por día. A unos los contrata al amanecer, a otros a la hora tercia, a
otros a la hora sexta, a otros a la hora nona y a otros a la hora undécima. A la caída de la
tarde llama a su administrador y le ordena: "Llama a los obreros y dales el jornal,
empezando por los últimos hasta llegar a los primeros". Y así procede, a todos les paga
un denario, a los que trabajaron el día entero bajo el calor y a los que sólo trabajaron una
hora, y no sólo eso sino que les paga primero a los que llegaron de últimos. Y cuando los
que trabajaron el día entero se lo reprochan, a uno de ellos le contesta: "Amigo, no te
hago ninguna injusticia; ¿acaso no conviniste conmigo en un denario? Toma lo tuyo y
vete. Quiero dar a este último lo mismo que a ti, ¿no puedo yo hacer con lo mío lo que
quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo sea bueno? Así los últimos serán los
primeros y los primeros serán los últimos". Les evito la explicación entera de los secuaces
del Opus Dei por descarada y estúpida. Concluye así: "A primera vista, la protesta de los
jornaleros de primera hora parece justa. Y lo parece porque no entienden que poder
trabajar en la viña del Señor es un don divino". Va fan culo, que trabaje su madre en ella,
en la viña del Señor, que yo me siento a rascarme las pelotas. Ésta es la parábola de la
arbitrariedad y la injusticia. ¡Por las barbas de Castro, por la calva de Lenin, por la tumba
de Marx! ¡Viva la revolución matacuras!
En cuanto al rabioso, sirva para retratarlo la expulsión de los mercaderes del templo. "Y
entrando en el templo comenzó a expulsar a los que vendían y a los que compraban y
derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas. «Escrito
está que mi casa será llamada casa de oración y vosotros la habéis convertido en cueva
de ladrones»" (Marcos, 11, 15-19). Y yo pregunto: ¿Si no quería que los cambistas y los
vendedores de palomas trabajaran en el templo, por qué no los hizo ricos? ¿No dizque
era pues el Hijo del Padre, y su padre el Todopoderoso? Lo que pasa es que según
mandato del Éxodo (23,15) los judíos no se podían presentar en el templo con las manos
vacías sino que tenían que traer siempre una víctima para el sacrificio. Así que para
facilitarles a los que venían de lejos el cumplimiento de este mandato infame se había
montado en el atrio del templo un especie de feria de ganado, un mercado de venta de
animales para el sacrificio. Infame la religión judía que no respetaba a los animales, e
infame la religión cristiana que nació de ella. ¿Cómo se puede sacrificar a un cordero, que
siente y sufre como nosotros, en el altar de Dios, que no existe? ¿Y que si existe es el
Todopoderoso que no necesita de la sangre de un pobre animal inocente? ¡Judíos
cabrones! ¡Cristianos cabrones! ¡Maricas! ¡Pirobos!
En cuanto a las palomas que vendían los mercaderes del templo, ¿no estaría entre ellas
el Espíritu Santo, el Paráclito? ¿El que salvó a Uribe de las acechanzas de las Farc? Y ojo
a no leer "paralítico" ni ir a pensar que el Paráclito es el que lo tiene todo el tiempo
parado. No. Ésos son los lectores de SoHo. ¡Ah con estas viejas en pelota que salen aquí
crucificadas, en un vía crucis más doloroso que el que padeció Cristo! ¡En qué estado nos
mantienen! Tan perturbadoras ellas, tan capaces de parir, desde sus entrañas
tenebrosas, los muchachos más hermosos...