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Contra la ceguera
Sinopsis
CONTRA LA CEGUERA
«Soy más libre que nunca porque por fin puedo hablar. Hay
cosas que, hasta ahora, me he permitido insinuar, pero no decir. No
hablaba porque mis palabras podían crear problemas. Durante mucho
tiempo he hablado poco con todo lo que, me imaginaba, tenía que
decir. Necesitaba clamar. Este libro que escribimos juntos es ese grito.
Y algo más. Una idea creativa. Y los peajes que hubo de pagar esa
idea para intentar desarrollarse».
JULIO ANGUITA
Córdoba, 2013
JULIO FLOR
¡Ver!
ANTONIO GRAMSCI
ERNEST FISCHER
El Ayuntamiento de Córdoba
Víctor Hugo dejó escrito que «nada mejor que el sueño para
engendrar el porvenir. La utopía de hoy es carne y hueso mañana». La
utopía se mueve de la mano del coraje, del corazón del ser que no ceja,
del insistente, del imbatible. Utopía. El concepto será un Guadiana en
nuestras conversaciones, aparece y desaparece, pero siempre un río
presente.
Él se considera deudor de muchos libros. Tal es así que siente los
libros como impulsores, como la inspiración de su proyecto, de sus
ideas. Sócrates, Miguel de Cervantes, Marx, Lipovetsky, Kafka,
Kolakowski, Tolstói, Chéjov, Beckett, Ugo Betti, Ionesco, Buero
Vallejo, Lorca, Aleixandre, Blasco Ibáñez, Jacques Monod, Thomas
Mann... «Fueron los libros, sí, gracias a los libros salí al mundo».
—Hubo un libro que me impresionó mucho en los años setenta,
El final de la utopía, del profesor Herbert Marcuse. «Hemos llegado ya
a conseguir determinada utopía. Hoy —Marcuse estaba hablando de
1970— es posible dar de comer a todos los habitantes del planeta
Tierra». Sí, hoy es posible erradicar todas las enfermedades que
científicamente se pueden erradicar, y es posible hacerlo con el
conjunto de la humanidad. Igualmente hay capacidad para que el
conocimiento llegue a los confines de la Tierra... Luego, eso, que era la
utopía del siglo XIX se ha hecho posibilidad. Acabar con el hambre,
con las enfermedades, esa utopía es hoy posible.
—La otra tarde, atravesando la plaza de la Corredera,
reflexionaste sobre la utopía a escala de Córdoba.
—Antes de hacer ciertas tareas, a veces, se nos antojan
imposibles. ¿Qué cosas parecieron irrealizables en otro tiempo? En mi
Córdoba, cuando yo era niño, una familia pobre o iba a la beneficencia
cuando tenía una enfermedad o se endeudaba de por vida. Bien, pues
ya tenemos un servicio de salud. Eso era una utopía en los años
cincuenta. También era impensable que los hijos de los trabajadores, en
mi Córdoba, pudieran acceder a los institutos y a la universidad. Ahora
con la política de Rajoy comienza a reaparecer aquella época. El
político que no tenga utopías no tiene estímulo. Eso me lo explicaba a
mí un campesino de mi tierra con los olivos, que son nuestro cultivo
por excelencia. Cuando la tierra de los olivos hay que ararla y rodear
los olivos con el arado, ¿saben ustedes lo que hace el que va arando?
Pues coge el arado y se fija en un punto al que lleva el arado, da la
vuelta y se fija en otro punto. Esa es la utopía, pues si no, estaría
haciendo una especie de meandro constantemente. Yo hablo de los
derechos humanos, de ese punto, de llevarlos a la praxis. En eso me
siento hermanado con mucha gente. No aspiro a más. Es decir, no
aspiro a un Estado socialista, o comunista, o anarquista... puede que
llegue en su momento, pero ahora, con mayor modestia, pido que la
utopía sea la plena realización de los derechos humanos para más de
7.000 millones de habitantes que tiene el planeta.
»Parece que estoy en las nubes, pero el hombre que ha dicho
«programa, programa, programa» es porque está tocando mucho el
suelo. Y si al lector estas afirmaciones mías le parecen altamente
escandalosas le aconsejo que lea la obra de Marx y Engels escrita en
1845, llamada La ideología alemana. Vamos a las catedrales para
evidenciar el cambio que se produjo en el Renacimiento. En las
catedrales, en la Edad Media, estaba el pantocrátor, Jesucristo se sienta
en su trono como único dueño del universo, domina a toda la
humanidad. Mas cuando llega Miguel Ángel y pinta la Capilla Sixtina,
Dios toca a Adán, y están casi en el mismo plano. Adán es el centro de
la creación, lo que es un paso importante. El ser humano comienza a
ser el centro y a él se debe todo lo demás, lo cual implica un mundo de
valores. Creer en la utopía es creer en algo que en un sentido absoluto
es inalcanzable, pero que tiene etapas.
—Tú has intervenido en la ciudad de Córdoba, en una escala
abarcable, porque hay otras ciudades que serán más inabarcables. Una
ciudad que ahora tiene 352.000 habitantes.
—Hay una anécdota... Estaban dialogando dos señoras que van
con frecuencia a misa, dos beatas. Una le dice a la otra que va a venir
un nuevo predicador, preguntándole: «¿Quién es el mejor predicador?»,
a lo que la otra le contesta que «fray ejemplo». El político tiene que dar
ejemplo. El político no tiene vida privada. Tiene vida íntima. Pero vida
privada, ¡de qué! La gente tiene que saber de qué vivo yo, y si soy o no
un maltratador de mi pareja, o si he abandonado a mis hijos sin cumplir
mis obligaciones económicas para con ellos y si gasto en lujos en
contraste con lo que yo estoy hablando. El político no tiene vida
privada. En Córdoba sabían de qué vivía. Y de mi sentido de gobernar
y trabajar de manera colectiva, de hacerlo todo de una manera
colegiada. Eso va marcando a la gente. Pero ocurre que ahora el
ejemplo es malo. En política, a veces y con demasiada frecuencia
surgen excusas para medrar, «hombre, es que la dignidad del cargo...».
No, marca el ejemplo, estudia, conoce lo que hay, sé afable, firme,
porque cuando se gobierna a veces hay que ser firme, pero la dignidad
del cargo es una cosa muy distinta a tener un Mercedes como coche
oficial, una Visa y no sé qué prebendas... esa es la trampa para alguien
que ya está corrupto.
»La segunda trampa es que el ejercicio del poder necesita de
toda una parafernalia, de lujos. Me dijo una vez un alcalde de la
promoción del 79, de una población muy importante de la Comunidad
de Madrid: «Teníamos problemas con la elección del coche oficial,
hasta que me dijeron los compañeros: “La revolución ya la hicimos
cuando conseguimos que tú llegaras a ser alcalde”», con lo cual la
visión de ser alcalde es que quien llega se instala y misión cumplida, y
no «cómo lo cambiamos todo». Y luego parece que hay que tener un
lenguaje que la gente no entienda.
»Córdoba fue el primer Ayuntamiento donde pusimos en marcha
la participación ciudadana. Mis compañer@s y yo mismo fuimos a
asambleas con vecinos en las que la discusión sobre la propuesta a
tratar no siempre era amable. Fuimos al contacto con los vecinos,
incluso para explicar los presupuestos municipales. A veces éramos
duros: cuidado con romper el jardín recién inaugurado, porque si lo
rompen lo tendrán que pagar. Desde el contacto cálido pero con
claridad. Porque otra de las cosas que debemos criticar es el lenguaje
político de aquellos que tratan a la gente como discapacitados mentales.
Ese ha sido un error de la izquierda también. Trabajadores, yo os
defiendo, se dice. Yo no defiendo a nadie. Mejor decir: trabajador,
vente conmigo a la primera línea donde se da la leña y allí todos
luchamos, pero si tú estás viendo el fútbol, yo no voy a estar peleando
por ti. Decirnos mutuamente las cosas claras es ejercicio de igualdad.
En una población como Córdoba todo esto es fácil de hacer. Yo creo
que se puede hacer en otras ciudades más grandes si te acompaña el
equipo de gobierno, como a mí me acompañó. Si el partido político al
que perteneces está de acuerdo, sí se puede hacer. Es la escala de la
ciudad, y es la escala de los valores humanos. Quiero recordar por qué
estaba y estoy aquí, haciendo política. No estoy en esto por
engrandecerme, ni por fastidiar a alguien. No. Aquí estoy, como dije
hace ya mucho tiempo, por exclusivo amor de rebeldía.
Enfrentamientos con Santiago Carrillo
—ES tan increíble como cierto todo lo que acabo de contar sobre
mi elección como secretario general del PCE. Jamás lo olvidaré... Ha
de ser tremendo escuchar un relato como ese, ¿no?
—Y a la vez, es tremendamente humano.
—Sí. Es luchar contra la adversidad permanentemente, y a la vez
mantener una lucha con los tuyos, o con los que crees tuyos.
—Lo que me ha puesto la piel de gallina es la insistente soledad,
tu sentimiento de víctima, y cómo te llevan cual Ecce Homo a la cruz.
Algo a lo que no puedes negarte. Eso me parece... trágico, a la vez que
ciertamente increíble. Me recuerda, salvando las distancias del relato,
al texto de Kafka sobre Joseph K en su libro El proceso.
—De Córdoba me llevaron a Sevilla para salvar el proyecto. De
Sevilla a Madrid, para salvar el proyecto. Y siempre, siempre, contra
mi voluntad. No me permitieron terminar mi alcaldía con dignidad, con
sus aciertos y sus errores. Ni terminar aquellos años de Convocatoria
por Andalucía. Y por último, también dejé a medio hacer las cosas, en
este caso porque mi vida peligraba, en el último momento, por la
operación de corazón, tuve que hacerlo todo deprisa y corriendo.
—¿Qué te muestra todo esto, cuál es la lectura que haces de esa
parte de tu vida?
—Demuestra que en todo esto sí ha habido un hilo conductor.
Tengo la satisfacción de que mucha gente me ha dicho, incluidos
muchos compañeros y compañeras, el propio Paco Frutos, que la mía
ha sido la etapa más democrática que ha habido en el PCE. Me lo van a
decir a mí. Todo, todo se discutía. Todo.
—¿Cómo se tenía que haber producido tu nombramiento en el
PCE para que fuera adecuado?
—Debieron hablar conmigo, como hizo Gerardo, que era el
secretario general, intentar convencerme. De ser así, llevarlo al plenario
y todo lo demás. Debió hacerse así cuando yo a Gerardo lo dejé con la
palabra en la boca porque me urgían gravemente los de la delegación
andaluza —«perdona Gerardo, que me tengo que ir»—, y los míos me
sometieron a aquel chantaje, a una especie de tercer grado que yo
resistí al principio. Las cosas llegaron al disparate que te he contado,
por increíble que parezca. Es la primera vez que lo cuento.
—Te prometieron un apoyo que nunca te llegó. Solo pa-labras.
—«No te preocupes —me dijeron—, te enviaremos apoyo». Me
enviaron una m... Me dejasteis solo. Pero es verdad que las criaturas
acostumbradas a la soledad sacamos fuerza de donde parece que no la
hay. Tenemos mucha fuerza. Yo nunca he sido débil, aunque pueda
parecerlo. En la soledad me crezco. Si no hubiera sido así hubiese
sucumbido a la primera de cambio. Por si fuera poco, me encontré con
un equipo en manos de los que serían mis adversarios internos, los de
Nueva Izquierda.
—Aquellos años viviste por y para el PCE e Izquierda Unida,
totalmente consagrado.
—Así fue. Diré que tenía una compañera sentimental, Juana
Molina, con la que he vivido muchos años, con la que luego tuve una
hija, Carmen, y yo me fui a Madrid el 1 de marzo de 1988, y ella no
vivió conmigo hasta noviembre de 1989. No me he equivocado de año.
Veinte meses separados. Hubo muchos momentos en los que añoraba
Córdoba con tanta angustia que hacía el disparate de coger el coche,
conduciendo yo, de irme por la mañana temprano a Córdoba para estar
allí un rato, comer y volverme por la tarde a Madrid: cuatrocientos tres
kilómetros sin autovía, que me acuerdo que una vez tardé once horas en
volver de Córdoba a Madrid, en plena Semana Santa. Y claro, todo eso
después me ha ido pasando factura. Es una historia tremenda que tiene
su lado humano, que es la mejor manera de entender la política, porque
la política la hacemos los seres humanos.
—Ahora entiendo esa leyenda sobre Anguita, la leyenda del
«mito» que no sufre.
—Han ido alimentando esa leyenda de espaldas a la realidad. Se
ha ido tejiendo con retazos de mi vida, pero es ajena a mí. Habla del
mito que aparentemente no siente la soledad, del mito que no sufre ni
padece. El que tiene unos buenos resultados electorales, que es firme
frente a todos, que convence hablando... Pero nadie sabe cómo el mito
en los momentos de soledad, cuando llora.
—¿Qué fue Madrid para ti, en el fondo y en la forma?
—Madrid está ligado a IU y al partido. Y a sus avatares. Es más
que un sentimiento de soledad. Por supuesto. Cuando vino mi
compañera de entonces y luego nació mi hija, tuve por fin vida
familiar. Y unos amigos que ya conocía de antes. Un amigo que hoy es
concejal del Ayuntamiento de Madrid, Ángel Lara. Íbamos a su casa, o
a Navaluenga, en Ávila, donde tenían una casa. Allí nadaba en verano
en el río Alberche.
—El profesor que tú eras tendría que prolongar el ya largo punto
y aparte, haciendo esperar a su alumnado. Olvidando la docencia en las
aulas.
—Estuve muy condicionado, pero nunca determinado. Sacrifiqué
la enseñanza, sí. Pero el viaje va a merecer la pena, nunca mejor dicho.
Y siempre enarbolando mi libertad.
4. Cae el Muro, desaparece la URSS
IU y el Muro de Berlín
STÉPHANE HESSEL
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No es demasiado tarde
El bipartito PP/PSOE
JEAN-PAUL SARTRE,
(...)
(...)
(...).
Bibliografía
LIBROS publicados
Alberti, Rafael, Otra Andalucía, Ayuso, 1986.
Anguita, Julio, Combates de este tiempo, El Páramo, 2011.
Buero Vallejo, Antonio, En la ardiente oscuridad, Espasa-Calpe,
1977.
—Un soñador para un pueblo, Espasa-Calpe, 1988.
Cacho, Jesús, El negocio de la libertad, Foca, 2000.
Casas, José Luis, El último califa, Temas de Hoy, 1990.
Flor, Julio, El sueño sigue vivo, Ezker Batua-Berdeak, 2008.
García Barbero, Miguel Ángel, Julio Anguita, humano,
demasiado humano, Akal, 1998.
Hessel, Stéphane, ¡Indignaos!, Destino, 2011.
Jáuregui, Fernando, Julio Anguita. ¿Yo soy así?, Grupo Libro,
1992.
Lipovetsky, Gilles, La era del vacío, Anagrama, 2005.
Monod, Jacques, El azar y la necesidad, Tusquets, 1985.
Morán, Gregorio, Miseria y grandeza del Partido Comunista de
España, Planeta, 1986.
Sampedro, José Luis; Fuster, Valentín y Lucas, Olga, La ciencia
y la vida, Debolsillo, 2009.
Saramago, José, Ensayo sobre la ceguera, Alfaguara, 2006.
Toffler, Alvin, El shock del futuro, Plaza & Janés, 1992.
Otras fuentes consultadas
Antologías poéticas con poemas de Vicente Aleixandre, Federico
García Lorca, Rafael Alberti, Antonio Machado, Juan Gelman, Bertolt
Brecht, Mario Benedetti, Alejandra Pizarnik, Walt Whitman y Pablo
Neruda.
Artículos de Mundo Obrero, Diario 16, El Mundo y El País.
Constitución española de 1978.
Cuadernos de la Izquierda-Ezker Liburuxkak, Foro de la
Izquierda, noviembre de 2008.
Devocionario Trinitario, editado por los PP Trinitarios, 1947.
Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, 1989-1999.
El libro de las amapolas, El documento cero, Propuestas,
Acuerdos políticos y Asambleas Federales de IU, del archivo personal
de Julio Anguita.
Manifiesto-Programa del PCE, Colección Ebro, París, 1975.
Página web del Colectivo Prometeo:
www.colectivoprometeo.blogspot.com.es.
Solemne Declaración de Derechos Humanos de 1948.
Textos y discursos de Julio Anguita, 1981-1985.
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