Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Daniel Chui
AREQUIPA - 2017
Unidad de Aprendizaje 2
CONTENIDOS
2
Unidad de Aprendizaje 2
3
Unidad de Aprendizaje 2
1. LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD
Aristóteles distingue dos clases de actividad humana: el conocer (la teoría) y el actuar.
A su vez distingue el actuar en dos direcciones: aquella que acentúa el bien del sujeto
mismo, es decir su propio perfeccionamiento (praxis) y el que acentúa la actividad del
sujeto hacia fuera para perfeccionar o transformar un objeto (poiesis). La praxis se
juzga según el uso de la libertad del sujeto, es decir si actuó bien o mal, es la que
corresponde al juicio moral. En cambio la poiesis se juzga según el objeto logrado, si es
útil o bello.
La teología moral no se contenta con dar un juicio moral sobre los actos externos de la
persona, examina también su conciencia, sus intenciones y condicionamientos, pero no
para quedarse en una lectura psicologista o sociologista, sino para discernir como
inciden estos elementos en la responsabilidad moral del sujeto.
Dios crea por amor ya que no existe acto de mayor amor que el dar la vida y el ser a
otro. Al crear al hombre su creación es un acto libre Dios no hace sino compartir aquello
que Él mismo es: Ser y Amor.
4
Unidad de Aprendizaje 2
El hombre es una criatura racional que posee entendimiento y voluntad, y por lo tanto
conocimiento, iniciativa y dominio de sus actos.
Por el libre arbitrio o libre albedrío, (libertad de elección) cada uno dispone de sí mismo.
El libre arbitrio consiste en la capacidad de elegir, de tomar decisiones entre diversas
opciones. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la
verdad y la bondad. La libertad se perfecciona en el recto ejercicio de la misma. El
hombre se hace cada vez más libre o más esclavo dependiendo de las opciones y
decisiones que haga.
5
Unidad de Aprendizaje 2
El uso recto del libre albedrío va generando en la persona hábitos de libertad (virtudes).
Lo mismo se puede decir en sentido contrario (vicios). La mala elección afecta la
naturaleza de quien obra. Introduce un elemento de desorientación en el conocimiento
(área cognitiva) y en el querer (área volitiva). Surge la “concupiscencia” o inclinación al
mal que afecta las facultades de la persona humana: el entendimiento se inclina al error,
y la voluntad se inclina al mal (que siempre se presenta como un bien aparente) y el
hombre corre el peligro de verse arrastrado por las pasiones mal orientadas.
Recordemos que la auténtica libertad, aquella cuyo ejercicio no sólo es una cualidad de
la persona, sino que nos personaliza, es la que iluminada por la verdad opta sin dejarse
imitar por el hecho de que tal camino no se ajusta al facilismo, a la sensualidad, al
sentimentalismo, a lo que más gusta, etc., etc. Por todo ello hay que ser muy consciente
de que el dejarse llevar por el imperio de fuerzas que dominan a la persona y la
conducen más allá del libre ejercicio de la libertad, la va hundiendo al nivel de cosa, la
despersonaliza, al menos psíquicamente».
6
Unidad de Aprendizaje 2
La libertad hace al hombre responsable de sus actos en la medida en que éstos son
voluntarios y deliberados. Por la libertad el hombre es un sujeto moral es decir sus actos
son merecedores de un juicio moral: son buenos o malos. Todo acto libre es imputable
al sujeto que lo realiza, quien por tanto responde de él. Imputar es atribuir algo a
alguien. Ese acto es mío, me pertenece, sin mi querer (voluntad) no se hubiera
producido (libertad).
¿Ante quién debe responder el hombre por sus acciones? Ante los demás y ante la
sociedad, pero en primer lugar ante Dios y ante su propia conciencia.
La libertad se ejercita en las relaciones entre los seres humanos ya que el hombre es un
ser social por naturaleza. Toda persona humana tiene el derecho natural de ser
reconocida como un ser libre y responsable, capaz de «actuar según su propio criterio y
hacer uso de una libertad responsable, no movido por coacción, sino guiado por la
conciencia del deber».
7
Unidad de Aprendizaje 2
«Acto humano» es aquel que procede de la voluntad deliberada del hombre. Veamos
porque podemos afirmar que no todos los actos realizados por el hombre son «actos
humanos».
a) Acto humano. El acto humano es aquel que procede del hombre en cuanto inteligente
y libre. Por tanto, se entiende por acto humano o acto libre aquel que nace de la
voluntad iluminada por la inteligencia. Es decir, aquel que se realiza libremente tras un
juicio de conciencia. Los actos humanos son calificables moralmente: son buenos o
malos. El acto humano puede ser llamado también de: acto libre, voluntario, deliberado,
moral, imputable.
b) Acto del hombre. Todas las otras acciones, como pueden ser las meramente naturales
(digestión, respiración, sensación de dolor); las acciones realizadas sin conciencia (los
dementes, los locos, niños sin uso de razón, hipnotizados, embriagados, etc.) y los actos
realizados por una coacción violenta externa contra la voluntad interna (actos violentos
obligados).
8
Unidad de Aprendizaje 2
a) Natural. Con las solas fuerzas de la naturaleza, sin la ayuda de la gracia (pensar,
hablar, sumar, restar, cortar un árbol, etc.).
a) Actos buenos (virtuoso). Es la acción recta según la ley moral natural y al Plan de
Dios. Según la procedencia podría ser natural o sobrenaturalmente bueno (p.e. dar
limosna a un pobre, puede ser por compasión natural o por amor a Dios).
b) Acto malo (vicioso): Es el que se aparta del recto orden moral. No hay ningún acto
naturalmente malo, que no lo sea también en el orden sobrenatural.
La libertad hace del hombre un sujeto moral. Cuando actúa de manera deliberada, el
hombre es, por así decirlo, el padre de sus actos. Los actos humanos, es decir,
libremente realizados tras un juicio de conciencia, son calificables moralmente: son
buenos o malos. Catecismo de la Iglesia Católica 1749.
2. INTENCION: ¿Para qué o por qué lo hago? Se refiere al fin que se busca o la intención
del agente (objeto del acto interior) (Vg. Por dinero, para evitar males mayores, para
vengarme, para servir, etc.).
9
Unidad de Aprendizaje 2
El objeto elegido es la materia del acto humano. Hay actos que «objetivamente» -es
decir «intrínsecamente», independientemente de la intención y las circunstancias- son
siempre malos y nunca pueden ser justificados por un fin ulterior. Ya que un fin bueno
nunca justifica un acto malo en sí mismo (el fin no justifica los medios).
En realidad, la moralidad de los actos humanos no se reivindica solamente por la
intención, por la orientación u opción fundamental. Hay comportamientos concretos cuya
elección es siempre errada porque esta comporta un desorden de la voluntad, es decir:
un mal moral.
Este carácter intrínsecamente malo de determinados actos, es el que lleva al Papa Juan
Pablo II afirmar en la Veritatis splendor que los preceptos morales negativos
(prohibiciones) son objetivamente malos y no admiten excepciones.
«Los preceptos morales negativos, es decir, aquéllos que prohíben algunos actos o
comportamientos concretos como intrínsecamente malos, no admiten ninguna excepción
legítima; no dejan ningún espacio moralmente aceptable para la «creatividad» de alguna
determinación contraria. Una vez reconocida concretamente la especie moral de una
acción prohibida por una norma universal, el acto moralmente bueno es sólo aquél que
obedece a la ley moral y se abstiene de la acción que dicha ley prohíbe». Juan Pablo II.
Veritatis splendor 67.
El mismo Concilio Vaticano II, en el marco del respeto debido a la persona humana,
ofrece una amplia ejemplificación de tales actos.
«Todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los
genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la
integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas corporales y
mentales, incluso los intentos de coacción psicológica; todo lo que ofende a la dignidad
10
Unidad de Aprendizaje 2
. Un acto malo no se vuelve bueno, porque tenga un fin bueno (torturar para saber la
verdad).
. Un acto indiferente se califica como malo o bueno por el fin.
. Un acto bueno se puede volver malo si tiene un fin malo (dar limosna por vanidad).
Un fin puede estar referido a una acción aislada o a varias acciones (p.e. la santidad
como fin último de todas mis acciones). Una misma acción puede estar inspirada por
varias intenciones como hacer un servicio por caridad sincera pero que busca también
para satisfacer la propia vanidad. Es necesario preguntase sobre las propias intenciones
y purificarlas.
Las circunstancias, se refieren a las preguntas: ¿quién obró, que medios utilizó, cómo
lo hizo, cuándo lo hizo, dónde, qué otros elementos intervinieron en el acto? Son los
elementos secundarios o accidentales de un acto moral. También forma parte de las
circunstancias las consecuencias de la acción.
Contribuyen a agravar o a disminuir la bondad o la malicia moral de los actos humanos
(por ejemplo, la cantidad de dinero robado, la relación sexual de un soltero o de un
casado, puede llegar incluso a cambiar la especie del pecado ¿fue fornicación o
adulterio?).
Pueden también atenuar o aumentar la responsabilidad del que obra (p.e. actuar por
miedo a la muerte, o cometer un asesinato con premeditación y sangre fría). Las
circunstancias no pueden de suyo modificar la calidad moral de los actos; no pueden
hacer ni buena ni justa una acción que de suyo es mala.
11
Unidad de Aprendizaje 2
El acto externo deja una huella más profunda en quien lo comete y muchas veces lleva a
la repetición y al hábito. El acto externo conlleva muchas veces escándalo. Dios nos
juzgará al final por la caridad, pero por la caridad verificada en obras.
Se entiende por "acción moral" cualquier acto que haya sido ejecutado obedeciendo a
los mandatos de las leyes morales. Por tanto, no todas las acciones humanas son
susceptibles de recibir una cualificación moral (por ejemplo, desde el punto de vista
ético el estornudar no puede merecer ninguna valoración moral propiamente dicha,
salvo que lo hagamos encima de una persona para fastidiarla, con lo cual lo valorable
moralmente sería nuestra intención de dañar a esa persona, no el acto de estornudar en
sí). Sólo podemos hablar de acciones morales o inmorales cuando cumplan al menos un
conjunto de condiciones:
Ser una acción que afecte a normas, principios o valores morales.
Haber sido realizada con libertad, es decir, haber tenido la oportunidad de elegir
entre varias opciones antes de realizar la acción. En el caso de que no exista esa
libertad (por ejemplo, si alguien me obliga a realizar un acto apuntándome con un
revólver), el individuo no puede ser considerado responsable moral de esa acción.
Que haya sido realizada voluntariamente y siendo consciente de los efectos que
iba a producir esa acción. Por ejemplo, si yo realizo un acto y, sin que yo lo sepa,
ese acto causa trastornos graves a otra persona, no puedo ser considerado
responsable moral del daño causado involuntariamente.
Las intenciones o fines con los que yo he llevado a cabo esa acción, puesto que
puede darse el caso de realizar un acto bueno en sí mismo aunque las intenciones
que motivaron ese acto fueran inmorales (por ejemplo, alguien que ayuda
económicamente a una familia pobre, aunque lo hace con la secreta intención de
obtener favores sexuales). O a la inversa: provocar un daño aunque mis
intenciones sean buenas.
12
Unidad de Aprendizaje 2
El acto plenamente humano está penetrado en todas sus etapas por la inteligencia que:
. Juzga la conveniencia de los mismos, examinando la inclinación que siente hacia ellos.
. Delibera acerca de los medios que se podrían emplear para realizar el acto.
. Capta el sentido moral de estos actos como buenos o malos (juicio moral). Este juicio
práctico es realizado por la conciencia moral que realiza una valoración moral del acto,
es decir si está o no ordenado al fin, si conviene o no realizarlo.
La Advertencia
- La acción misma, el darme cuenta lo que estoy haciendo: p.e. «me estoy comiendo un
lomo».
13
Unidad de Aprendizaje 2
- El conocimiento de la norma moral que rige esa acción: p.e. «no sabía que estaba
prohibido comer carne los viernes de Cuaresma». En ese caso, la falta de advertencia
sobre una norma moral es llamada ignorancia.
- La relación de este acto con la norma moral: p.e. «me doy cuenta que me estoy
comiendo un lomo, sé que los viernes de Cuaresma no se debe comer carne, pero al
comerlo no me di cuenta que era viernes».
- La responsabilidad moral del acto será mayor o menor según el grado de advertencia
con que se haya realizado. La falta de advertencia podría hacer que una falta de suyo
grave, no sea más que un pecado leve. P.e. me encontré un lapicero y me lo quedé, sin
saber que era de mi compañero de trabajo y sin intentar averiguar de quien era; es
menos grave que si me lo quedo sabiendo a quien le pertenece.
Junto con el elemento cognitivo, para que un acto sea humano, es necesario que esté
presente el elemento volitivo o consentimiento de la voluntad. Por el elemento volitivo
se entiende el influjo que ejerce la voluntad en el acto humano a partir del
consentimiento dado. El elemento volitivo es decisivo en la moralidad de un acto y tiene
enorme importancia en juicio moral del mismo.
El Consentimiento
14
Unidad de Aprendizaje 2
- Los actos son imputables moralmente en la medida que son voluntarios. El grado de
responsabilidad es mayor o menor según lo sea el consentimiento. No es lo mismo un
pecado cometido por pasión que uno cometido con malicia.
Para que una omisión voluntaria sea imputable al agente se requiere que tenga
obligación de realizar el acto contrario. P.e. un particular no tiene obligación de capturar
un ladrón, como sí lo tiene un policía.
15
Unidad de Aprendizaje 2
«Si un acto es grave por la materia, aunque se haya cometido bajo el influjo de un
hábito o por pasión, no se puede presumir, como regla general, la ausencia de
responsabilidad grave. Esto sería desconocer la capacidad moral de las personas».
Los factores que condicionan el acto humano son aquellos que privan o disminuyen
alguno de los elementos esenciales en cuanto su voluntariedad y libertad. Pueden ser de
dos clases, aquellos que afectan la plena advertencia (entendimiento) o el pleno
consentimiento (voluntad).
4.1 La ignorancia
16
Unidad de Aprendizaje 2
- del error: que es el juicio equivocado sobre la verdadera naturaleza de una cosa; p.e.
yo pensé que este tema no entraba en el examen.
División de la Ignorancia
- Absolutamente invencible: no tenía manera de saberlo (no asistí a una reunión, porque
no me llegó la invitación).
- Moralmente invencible: puso todos los medios debidos, y pese a ello no llegó al
conocimiento de la verdad (no sabía que tenía que bautizar a un niño en peligro de
muerte a pesar de haber preguntado en el momento).
- Vencible o culpable: hay negligencia y culpa en el sujeto que pudo y debió salir de la
ignorancia. Caben tres grados:
- Crasa o supina: no hizo nada o casi nada por superarla, la ignorancia se debe a
una negligencia grave (el médico que opera sin haber investigado antes la exacta
condición del paciente).
17
Unidad de Aprendizaje 2
- Afectada: evita informarse para actuar según su apetencia o gusto personal (No
se si es bueno para mí ir a tal lugar, pero evito preguntar para que no me digan que
no).
4.2 La violencia
La violencia, en general, es la coacción (moción) que se ejerce sobre una persona para
obligarla a actuar contra su voluntad. Puede ser física (recurre a la fuerza física) o moral
(amenazas, chantajes, manipulación psicológica, etc.). Para que haya violencia debe ser
ejercida por otro y debe oponerse al querer del sujeto. Cuando este cede o colabora ya
no se puede hablar de violencia perfecta.
b) Los actos externos cuando son impuestos mediante violencia física perfecta son actos
involuntarios y eximen de responsabilidad moral.
El miedo es la ansiedad mental y emocional ante un mal presente o futuro que nos
amenaza. A veces se produce también cuando ese mal amenaza a nuestros familiares o
amigos muy íntimos, a quienes consideramos como otro yo. Supone no un temor
pasajero, sino una verdadera perturbación generalizada del ánimo.
18
Unidad de Aprendizaje 2
a) Por su intensidad:
b) Por su naturaleza:
- Subjetivo: otras que son graves para la persona que padece el miedo (miedo a los
ratones, a la oscuridad, a la altura, etc.). Dentro del miedo subjetivo, existe el miedo
reverencial ante la autoridad (los hijos ante sus padres, súbditos ante sus superiores,
etc.). Este miedo reverencial suele ser leve, aunque muchas veces influye en la voluntad
de la persona obnubilando su razón o paralizando su voluntad.
El miedo –a menos que sea tan fuerte que impida el uso de la razón- no anula
totalmente la responsabilidad en el acto, solo la disminuye.
- Voluntarios: son adquiridos por la voluntaria repetición de los actos y no han sido
retractados por la voluntad (el hábito de hacer chistes obscenos, o de fumar).
19
Unidad de Aprendizaje 2
El hombre no sólo actúa movido por la inteligencia y la voluntad, sino que en su obrar
también juegan un papel muy importante las pasiones o sentimientos.
El hombre no sólo actúa movido por la inteligencia y la voluntad, sino que en su obrar
también juegan un papel muy importante las pasiones o sentimientos. Son movimientos
del apetito sensible, que suscitan una resonancia interior o afectiva, y que se convierten
en fuerzas con las que la persona se adhiere al bien o rechaza el mal.
El Silencio de Pasiones
Debe existir un señorío de la persona sobre sus pasiones. El hombre con su razón debe
guiar sus pasiones y con su voluntad debe tener un dominio sobre las mismas. El pecado
produce en la persona una scotosis (autoengaño) que lleva a un «ocultamiento de la
verdad». Por la scotosis la persona busca satisfacer sus necesidades no con bienes
verdaderos, sino con “bienes aparentes” dotando así de una dirección errada a las
pasiones.
Guiadas por la sensualidad, las pasiones suelen obedecer a la ley del gusto y del
disgusto, y no a la ley del debo-no debo. Así se convierten en pasiones desordenadas
que oscurecen la mente y esclavizan la voluntad, arrastrando a la persona al pecado. La
persona ya no decide de manera serena y libre, sino de manera subjetiva dejándose
20
Unidad de Aprendizaje 2
arrastrar por su mundo emocional y por las fuerzas que tienen mayor resonancia
sensible en su interior.
No se trata de eliminar o reprimir las pasiones, para llegar a una apatía estoica, sino a
reorientarlas, reordenarlas según el Plan de Dios. Este reordenamiento supone un cierto
impulso negativo, un “agere contra” (ir en contra), para que reguladas por la razón y
sometidas a la voluntad, estén dirigidas a los valores verdaderos y al bien integral de la
persona.
21