Creo la época de la Inquisición, en el estado de veracruz, vivió una bella
joven mulata. Ella era tan hermosa que la acusaron de brujería, aunque la iglesia no encontró pruebas en su contra.
Tiempo después, el alcalde se enamoró de ella, pero nunca fue
correspondido. Enojado, acusó a la mujer de hacer pacto con el diablo para enamorarlo; ya teniendo acusaciones previas, esta vez fue encontrada culpable y sentenciada a la hoguera.
La noche antes de su ejecución, encerrada en un calabozo, pidió al guardia
un trozo de carbón; con este dibujó una gran barca. Impresionado, el guardia le dijo que lucía tan real que solo le faltaba andar; acto seguido, la mulata subió al navío y despareció.