Está en la página 1de 1

Hola, esta carta debí haberla escrito hace dos años, así que por esta vez permitirme

hablar en primera
persona y, os prometo que ya acabo,

Mamá…

Me encanta escribir a ordenador, aunque detesto todo lo que trae el Word dos mil dieciséis como
predeterminado, sonara extraño pero es como si la existencia me hubiese concedido la habilidad de leer
entre opciones de interlineado y la verdad es que, detesto el Cuerpo del Calibri, los once puntos, y el
uno coma cero de espaciado,

Mamá…

Me enseñaste que la vida resumía, en pedir disculpas, dar las gracias y decir por favor, y también en
guardar cada cinco minutos los archivos de Word, porque en cualquier momento podía producirse un
apagón y nos quedábamos días sin luz,

Mamá…

Gracias por tu gratitud, por todo lo bueno de preocuparte del cuándo, el dónde, y con quien salía, yo y
mi juventud, a veces contestándote con mala actitud hasta que tú y tus collejas, me recordabas que…
pa’ mala tú,

Mamá…

Lo siento por entender demasiado tarde que por más veloz que sea el amor a primera vista, siempre
quedara segundo si se enfrenta al amor de madre, por enseñarme que padre no es solo aquel que tiene
un hijo, padre son todos aquellos a los que los sueños les quedan pequeños a lo poco que duermen para
cumplirlos y aparte, lo siento por buscar lo extraordinario en otros planetas, por contestarte con
mensajes cuando ya había encontrado vida en llamarte,

Mamá…

Ahora… Ahora el mundo se detiene cuando hablo,

Mamá…

Porque tú te casaste con la felicidad y no firmaste la separación de bienes, y ahora, jamás volverá a
pasar por mi cabeza la idea de quitarme la vida… Porque la felicidad me debe la mitad de todo lo que
tiene,

Mamá…

Talvez yo solo sea un instante, como uno en esas faltas de ortografía que en el Word dos mil dieciséis se
corrigen solas, o se borran,

Mamá…

Talvez yo sea eso, pero yo te quiero recta, a doble espacio, y en Times New Roman…

Gracias.

También podría gustarte