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Las relaciones entre Introducción


ciencia y sociedad:
hacia una sociología U a teorización de las relaciones entre
ciencia y sociedad ha sufrido diversos
histórica del avatares a lo largo de su historia. El
intento de separar tajantemente estos ámbitos ha
conocimiento científico sido, sin duda, un demento decisivo en la cons-
titución de la perspectiva actual sobre sus rela-
ciones. No obstante, hoy se hace necesario revi-
sar esta distinción para comprender la situación
presente de sus vínculos.
Este articulo se propone investigar la natura-
leza de las relaciones entre ciencia y sociedad
desarrollada en los trabajos realizados dentro
del Programa Fuerte en la Sociología del Cono-
J. Rubén Blanco cimiento [PF] (Bloor, 1976), cuya repercusión
en el campo de la sociología del conocimiento
ha sido muy considerable. Sin embargo, es me-
nos conocido su proyecto de investigar, descri-
bir y explicar la ciencia, como un fenómeno so-
cial más, teniendo en cuenta su dimensión
socio-histórica. Este artículo versa, en suma, so-
bre la historiografía del Programa Fuerte.

Ciencia y Sociedad: Una


perspectiva socio-histórica del
proceso de separación entre
ciencia y sociedad

H asta finales del siglo xix la separa-


ción entre ciencia y sociedad no era
tan evidente como en la actualidad.
Al contrario, existía entre ambas esferas una co-
municación y apoyo mutuo que hacía difícil es-
tablecer una demarcación tan acentuada como la
existente hoy en día. Los intereses públicos in-
fluían poderosamente sobre la dirección del tra-
bajo científico y la definición de lo que se consi-
deraba como conocimiento científico ¼
La situación cambió de forma sustancial du-
rante el siglo pasado. Progresivamente, la comu-
nidad científica erigió fronteras más precisas,
elevando el grado de compromiso profesional
hasta excluir a los amateurs. El campo quedó así
dividido entre especialistas (la ciencia) y legos (la
sociedad). Steve Shapin señala que «este distan-
ciamiento y disciplina del público fueron las

Ji Rubén Blanco. Sociólogo e investigador del Plan Nacional.


Política y Social, 14/15 (1993-1 994), Madrid (pp. 35-45)
condiciones necesarias para la producción de flujo de comunicación entre la experiencia ordi-
conocimiento propiamente científico. En cam- naria y la experiencia especializada de la naturale-
bio, allí donde la ciencia siguió influida sustan- za—?
cialmente por intereses públicos, el conocimien- Un hecho clave en la historia de las relaciones
to objetivo y fiable se vio comprometido» ciencia/sociedad es que durante la revolución
(1990:991). La separación radical de ambas es- científica del siglo xvii la corriente científica do-
feras ha llevado aparejada una estricta codifica- minante, la representada por la Royal Society y
ción de los roles para cada una de ellas. El rol de liderada por Robert Boyle, propugnaba el carác-
la sociedad se ha reducido a recibir pasivamente ter público de la ciencia. En concreto, insistía en
los juicios científicos y a suministrar el apoyo la necesidad de la presencia del público en la
necesario a las actividades que los científicos de- práctica científica; en su forma más extrema, sus
finen como esenciales para el progreso de la defensores identificaban la ausencia del público
ciencia y, por ende, de la sociedad. con la no-cientificidad del experimento en cues-
Este hecho, aún vigente en gran medida, re- tión. Aquellas experiencias que propugnaban
presenta una inversión de las relaciones de po- una cierta privacidad o esoterismo eran rechaza-
der anteriores entre ciencia y sociedad. Se ha pa- das y etiquetadas como modernos dogmatismos.
sado de un control de la ciencia por parte del El trasfondo de estas polémicas era un debate
público y de las instituciones sociales a una si- sobre la aprehensión de la naturaleza, bien a tra-
tuación en la que la comunidad científica con- vés de la propia experiencia (o evidencia de los
trola sus propios procedimientos, estipula la na- sentidos), bien a través de procedimientos no-
turaleza de sus relaciones con la sociedad e, experimentales que dictaban y convenían en có-
incluso, extiende su influencia al escenario de mo debía ser la naturaleza (Shapin, 1988a,
los asuntos públicos más generales (influencia 1988b; Shapin y Schaffer, 1985).
de los expertos). Ahora bien, Sbapin (1990) advierte que el pú-
La noción de competencia intelectual (Shapin, blico presente en esas sesiones era cuidadosa-
1990) vertebra las relaciones históricas entre mente seleccionado e instruido. No se puede de-
ciencia y sociedad. En el curso de su profesiona- cir que esta forma de práctica científica estuviese
lización, la práctica de la ciencia llega a exigir la abierta a todos los miembros de la sociedad ~.
adquisición y desarrollo de complejas habilida- Así pues, la popularidad de esta nueva ciencia
des y destrezas intelectuales. Esta competencia debe tratarse con precaución y teniendo en
tiene como principal ámbito de relevancia, no la cuenta que desde finales del siglo xvíí, la vía ex-
sociedad en general, sino el conjunto de proble- perimental coexistió con un programa matemáti-
mas técnicos definidos por la propia comunidad co revitalizado y muy activo.
científica. La configuración e institucionaliza- La irrupción del naturalismo cientifico a me-
ción de esa competencia es un fenómeno históri- diados del siglo xix establece por fin los limites
co surgido de la propia cultura científica y ha te- sociales y culturales modernos entre ciencia y
nido una evolución desigual en las diversas sociedad. El naturalismo, caracterizado por su
parcelas del conocimiento científico
2 rechazo de los elementos que habían vinculado
Dentro del proceso histórico de demarcación la cultura científica con la cultura social más am-
del conocimiento científico no puede obviarse, plia, el sentido común del público, rompió con
sin embargo, el influyente papel de las creencias la concepción de una naturaleza humanizada y
del público acerca del mundo natural sobre el la reemplazó por una concepción definitivamen-
desarrollo del conocimiento científico y de la te naturalizada de los hombres y de sus experien-
ciencia como institución. De este modo la géne- cias. Si en el Renacimiento, la idea de que el
sis y el desarrollo de las creencias sociales sobre hombre era la medida de todas las cosas era un
la naturaleza en general y sobre el conocimiento punto de paso obligado para la ciencia y las
científico en particular, se convierten en proble- otras formas de cultura, el triunfo de Darwin y
ma y tema de investigación socio-histórica. La del naturalismo cienttflco desmanteló totalmente
pregunta clave en este caso es: ¿Por qué la co- la relación tradicional entre ciencia y discurso
munidad científica separó la ciencia del sentido público a favor de la emergente y poderosa co-
común y las competencias ordinarias de los munidad científica.
miembros de la sociedad —en especial, dado que A partir de este momento, quién es un cientí-
en los inicios de la práctica científica existía un fico competente y quién no, quién pertenece a la
comunidad científica, cuál es el origen de la con- contextos. De esta forma, una vez que el conoci-
fianza, la legitimidad y la autoridad conferida a miento científico ha sido etiquetado como tal,
la ciencia institucionalizada, cómo se define el puede trasvasarse al contexto social y cultural
conocimiento científico, cómo se evalúa éste, más amplio donde su verdad opera como razón
etc. son temas que los científicos establecen al suficiente para ser aceptado como descripción
margen de la sociedad. De otro lado, este mono- única y válida de la realidad. Sólo entonces, una
polio de la competencia cognitiva por parte de vez admitida la definición científica de cómo es
los científicos genera en la sociedad en general la naturaleza, puede ésta ser extrapolada y utili-
expectativas sobre el desarrollo y la consecución zada en otros contextos sociales y para otros fi-
de logros sociales, económicos, políticos, etc. gra- nes, ajenos a labúsqueda de la verdad propia del
cías al avance científico En este proceso, el
‘~. contexto antecedente de producción y evalua-
Estado se convierte en el defensor legítimo de la ción del conocimiento científico.
sociedad y dc sus intereses frente al importante Frente a este planteamiento, la sociología his-
papel que va adquiriendo la ciencia. Por último, tórica del conocimiento científico propugna la
en el siglo xx, y especialmente después de la Se- conexión del núcleo cognitivo de la ciencia con
gunda Guerra Mundial, el apoyo estatal a la elementos que anteriormente quedaban exclui-
ciencia ha ido en constante aumento (sobre todo dos del sanctasanctórum técnico/esotérico.
en las áreas relacionadas directa o indirectamen- Estos elementos pueden ser descritos como so-
te con intereses militares). La percepción que la dales, políticos, culturales, ideológicos, econó-
sociedad tiene de la naturaleza de la investiga- micos, etc. y pueden afectar a todos los aspectos
ción científica, de su autonomía y de sus valores de la cultura científica, desde los modelos e imá-
en las últimas décadas ha venido conformada en genes generales, pasando por las estructuras teó-
gran medida por Ja utijidad técnica, económica, rico-abstractas y afirmaciones de facto, hasta las
cognitiva y moral que comporta el hecho de que representaciones iconográficas y la misma estruc-
la naturaleza sea representada por especialistas turación de las percepciones.
sancionados socialmente para esta tarea (Shapin, La concepción clásica de la historia de la
1990). ciencia rechaza analizar estos elementos por
considerarlos espurios o irrelevantes y asocia su
estudio con una historia externalista cuyo único
objeto sería la explicación ad hoc del error en la
ciencia. De este modo, se postula un programa
La Historiografía de investigación interesado principalmente en
del Programa Fuerte celebrar el conocimiento científico y defenderlo
de cualquier contaminación, influencia, etc.; pro-
yecto que se identifica con una historia intelec-

L
tualista o iluminista de las ideas científicas. En
a visión tradicional de la ciencia pre- cambio, Shapin (1980) plantea el estudio natu-
supone el carácter autónomo (no so- ralista de la ciencia como una empresa cultural
cial) del conocimiento científico situada históricamente y desplegada por grupos
(Mulkay, 1979). Este enfoque historiográfico sociales que sirven a un abanico de intereses que
tradicional de la ciencia descansa en un modelo no se pueden especificar sin una investigación
de iluminación, esto es, asume que el conoci- empírica previa.
miento científico lo producen individuos inmer- Una sociología histórica que vaya más allá de
sos en subculturas esotéricas mediante la con- una historia intelectualista necesita, para comen-
templación y la manipulación desinteresadas de la zar, una aproximación antropológica a la cultura
naturaleza y la posterior evaluación racional de científica. Abordar la cultura científica, como
sus descubrimientos. Si bien la producción de cualquier otra cultura diferente, exige no contem-
conocimiento (el contexto de descubrimiento) piaría como un sistema formal de conceptos y
puede recibir ocasionalmente influencias exter- enunciados ni interpretarla como un conjunto
nas —lo que explica el papel de la creatividad o abstracto de ideas y conceptos. Muy al contrario,
de la suerte en este ámbito— el contexto de justi- toda cultura verbal —también el lenguaje científi-
ficación, donde se juzga el conocimiento científi- co— debe estudiarse siempre tal como se mani-
co, se mantiene rigurosamente separado de otros fiesta en su contexto de uso. La comprensión de
una cultura sólo puede realizarse siguiendo su sobre la observación y construcción de los hechos
desarrollo, observando cómo se emplea y cómo científicos para materializar la pretensión inicial
cambia su significado conforme cambia su uso. de una sociología histórica del conocimiento
En el caso de la cultura científica, el estudio del científico. Los componentes y líneas de investi-
significado de sus conceptos y prácticas debe gación fundamentales de esta sociología serían
tener en cuenta los contextos y factores contin- tres. En primer lugar, la cuestión de los intereses
gentes en y con los cuales se desenvuelve y de- sociales en la ciencia; segundo, el uso social de la
sarrolla. Como señala Rudwick, «la ciencia que naturaleza (esto es, del conocimiento científico)
hacen los individuos o los grupos sociales puede y tercero, el análisis de las cosmologías naturales
estudiarse de la misma forma que cualquiera y su relación con las estrategias sociales (como
otra de sus actividades, como expresiones de nexo de unión entre antropología y sociología en
una posición cultural particular. Desde esta su aproximación al estudio de la cultura cientí-
perspectiva, ya no sorprende encontrar elemen- fica).
tos existenciales, conceptos intelectuales y habi-
lidades técnicas externas a lo que ahora defini-
mos como ciencia o la transferencia entre Intereses y explicación socio-histórica:
distintas disciplinas científicas. De esta forma,
podemos observar la construcción de las nue- Dentro de cualquier comunidad científica
vas ideas científicas como el resultado de em- existe una distribución de las diferentes habilida-
plear todos aquellos recursos culturales que des y competencias técnicas y cognitivas. Estas
estaban disponibles en cada situación socio-his- habilidades y competencias, por lo general, se
tórica específica», (1975:18). adquieren a través de los procesos de socializa-
La aproximación al fenómeno científico des- ción dentro de un proceso de inversión especial
de una sociología histórica del conocimiento cien- por parte de sus poseedores. Estos tienden a uti-
¿¡fico constituye, además, un intento de afirmar lizarlas para demostrar su capacidad en el traba-
la viabilidad de una sociología del conocimiento jo y para extender progresivamente el ámbito de
científico, negada por diversos filósofos de la su aplicación. Tales habilidades y competencias
ciencia, entre ellos Larry Laudan (1977). Shapin técnico-cognitivas pueden representar y respon-
resume el argumento filosófico tradicional de la der a un conjunto particular de intereses sociales
siguiente forma: «si las representaciones científi- dentro de la comunidad científica. Barry Barnes
cas estuvieran simplemente determinadas por la y Steve Shapin (1979) los denominan intereses
naturaleza de la realidad, entonces no se podría creadosprofesionales.
ofrecer ningún estudio sociológico de la produc- En la práctica científica cotidiana pueden sur-
ción y de la evaluación del conocimiento cientí- gir conflictos sobre la aplicación de estos intere-
fico. A lo sumo, se podría quizá intentar com- ses. Shapin (1982) plantea que los intereses crea-
prender porqué ciertas características de la dos profesionales pueden explicar el surgimiento
realidad se investigaron en diferentes períodos de controversias científicas, la disponibilidad de
históricos y en distintos marcos sociales, pero no recursos por parte de diversas líneas de investi-
se podría decir nada de interés sociológico sobre gación o el grado de credibilidad que se concede
el conocimiento resultante» (1982:160). al trabajo de los científicos en diversos campos.
Este realismo positivista ingenuo se ha visto so- Ahora bien, dado que el uso de la coerción es
cavado en los últimos años desde dentro de la infrecuente en ciencia, los científicos encuentran
propia filosofía de la ciencia por las tesis de la pocos obstáculos para cambiar sus posiciones
carga teórica de la observación y de la sub-deter- bien adquiriendo nuevas competencias, bien ce-
minación de las teorías por la evidencia factual rrando la controversia si perciben la posibilidad
empírica (véanse, entre otros, los trabajos de de compartir determinados intereses. En último
Mary Hesse, 1970a y 1970b) >t Así pues, el estu- extremo, los científicos producen estrategias
dio social de la ciencia parece construirse mejor para defender y/o promover intereses basadas
desde una apreciación de las circunstancias con- en complejos cálculos sobre la conveniencia de
tingentes que constituyen la producción y eva- tomar diferentes cursos de acción durante la in-
luación del conocimiento científico. vestigación. Esta variedad en la actuación de la
Es desde esta posición que se manifiesta la comunidad científica hace obligada una aproxi-
necesidad de llevar a cabo estudios históricos mación naturalista en el análisis de los intereses,
Las relaciones entre Ciencia y Sociedad: Hacia una sociología histórica... 39

de los usos de las representaciones científicas y ta, las creencias y las prácticas científicas están
de los factores contextuales que afectan al cam- siempre mediadas por los intereses sociales y
bio científico. políticos existentes en la sociedad.
El planteamiento de una teoría de los intere- El programa historiográfico que propone el
ses como explicación sociológica del cambio PF se identifica por completo con la última posi-
científico arranca de los trabajos de Barry Bar- clon: «la historia de la ciencia es una disciplina
nes (1974, 1977). Las creencias tienen funcio- en gran parte empírica y con ciertos problemas
nes sociales y parecen estar relacionadas en mu- que se ajustan a las orientaciones empiristas. Los
chos casos con los intereses y posiciones estudios empíricos que relacionan factores so-
sociales de los grupos que las proponen. Asimis- ciales más amplios con el conocimiento científi-
mo, el conocimiento crece bajo el impulso de co pueden aportar importantes contribuciones al
dos grandes clases de intereses: un interés explí- desarrollo de la sociología del conocimiento en
cito en la predicción, manipulación y control de general. Si son vistos colectivamente, que lo son
la realidad y un interés implícito o encubierto en rara vez, muestran similitudes interesantes y va-
la racionalización del discurso y en la persuasión liosas en sus orientaciones sociológicas implíci-
del público. En la práctica, la distinción de estos tas» (Shapin, 1982:177). Este programa plantea,
dos tipos de intereses es puramente analítica. No por una parte, el desarrollo de una metodología
obstante, la justificación naturalista para mante- empírica de estudios de caso históricos como
nerlos como elementos explicativos es que los elemento de aproximación al fenómeno científi-
actores creen en esa distinción, basan su con- co (y a su relación con otras formas de cultura en
ducta en ella y la consideran crucial para validar períodos históricos concretos).
que esta justificación no se perciba como una le- Los estudios de caso históricos son el medio
gitimación a posteriori. Es decir, tratan estos dos de superación de la yana dicotomía existente en
grandes intereses asimétricamente: consideran la historiografía clásica de la ciencia entre histo-
legítimo el interés natural-instrumental e ilegíti- riografía racional e historiografía social de la cien-
mo el social-instrumental (Barnes, 1977). cia. De otra parte, un planteamiento multifuncio-
La institucionalización de la ciencia es un pro- nal en el empleo del recurso explicativo de los
ceso paralelo al desarrollo y enraizamiento de intereses en el cambio científico contribuye a di-
intereses propios en el seno de la comunidad luir los perjuicios de un demarcacionismo exce-
científica. Históricamente, la comunidad científi- sivamente rígido al mostrar cómo en el desarro-
ca ha perseguido el reconocimiento social de su lío científico se ponen en práctica tanto recursos
autoridad acerca de y sobre la naturaleza a tra- técnicos predictivos y de control como recursos
vés de la consecución y gestión de posiciones de ideológicos legitimadores. En suma, la ciencia,
expertez y de credibilidad, controlando sus pro- como toda subcultura social, está afectada por
pios recursos, esto es, administrando el conoci- los mismos elementos que cualquier otra subcul-
miento científico. Este proceso ha conllevado la tura social esotérica o especializada. Como
profesionalización de la ciencia tal como la cono- apunta Barnes, «con esta concepción instrumen-
cemos en la actualidad. Asimismo, la profesio- tal del conocimiento, uno no tiene porqué mo-
nalización de la ciencia ha cambiado radical- lestarse, ni preocupar a los historiadores de la
mente la forma en que los intereses de la ciencia, ni a muchos epistemólogos, por el hecho
comunidad científica se relacionan con los inte- de que la ideología de ayer frecuentemente se
resesde la sociedad más amplia. transforma imperceptiblemente en la ciencia de
Las distintas corrientes historiográficas estu- hoy» (1977:40-41).
dian de maneras diversas el proceso de profe-
sionalización de la ciencia y la relación de esta
nueva ciencia con la sociedad. La principal di- El uso social de la naturaleza en lasociedad
ferencia entre estas historiografías reside en el
distinto peso explicativo que confieren a los fac- Con frecuencia se habla del despliegue en las
tores sociales. Para la visión tradicional, la conse- ciencias naturales de modelos, teorías y actitu-
cucton de plena autonomía del conocimiento des del pensamiento social y político como me-
científico moderno respecto del ámbito social táforas que dan forma a determinados elementos
significa el fin del papel explicativo de dichos del conocimiento científico. Dentro del PF tam-
factores sociales. Para la historiografía naturalis- bién se aborda el despliegue dc las concepciones
de la naturaleza en la sociedad o, más concreta- plicación sociológica con la innovación de facto-
mente, lo que el PF conceptúa como los usos so- res macrosociológicos externos y conforma la
ciales de la naturaleza y, por ende, de la ciencia. explicación sociológica del conocimiento cientí-
Los grupos sociales concretos emplean las re- fico en contra del hecho de que éste se funda-
presentaciones o visiones de la naturaleza como menta empíricamente en el input sensitivo de la
herramientas para articular y promover sus inte- realidad natural. Este modelo coercitivo, en reali-
reses específicos (Sbapin, 1975, 1979a y dad un modelo de explicación sociologista de la
1979b). De este modo, el trabajo socio-histórico ciencia, es el que filósofos e historiadores tradi-
del PF pone de manifiesto dos cuestiones im- cíonales de la ciencia malinterpretan como la
portantes: unica posibilidad de hacer sociología histórica
de la ciencia.
1. La explicación de las actividades científi-
Shapin rechaza este planteamiento por varias
cas más técnicas o esotéricas puede necesitar la razones. En primer lugar, si éste fuese el modelo
referencia a intereses sociales más amplios que
de explicación sociológica imperante, sería fun-
los estrictamente técnicos o profesionales.
2. El hecho de acudir a los intereses socia- damentalmente prosopográfico: buscada corre-
laciones estadísticas entre las circunstancias so-
les como herramienta explicativa no supone ha-
ciales de los grupos y sus creencias científicas.
blar de ellos como lo externo al conocimiento En segundo lugar, se preocuparía por las excep-
científico (tal como se considera en las perspec-
cíones y por el nivel de significación de dichas
tivas analíticas que consideran el núcleo esotéri- correlaciones y los individuos serian observados
co de la ciencia como lo generado desinteresada-
generalmente como molestos, pues, por lo gene-
mente). Este tipo de modelos explicativos de
doble nivel en la sociología del conocimiento ral no se adaptarían a las pretendidas conexio-
nes causales. La conexión entre lo social y lo
son espurios. Los cuerpos de conocimiento
cognitivo se plantearía exclusivamente a través
científico pueden sustentarse en una amplia va- del empleo de orientaciones individualistas por
riedad de intereses sociales, rompiendo así con
medio de la categoría de motivación Lo racio-
las categorías convencionales interno y/o exter- nal, en consecuencia, seda excluido del ámbito
no de los tradicionales historiadores de la cien-
cia (Medina, 1983). social y tratado como auto-explicativa De este
modo, los factores internos de la comunidad
Con la conexión entre los intereses existentes científica serian tratados como no-sociales. En
en la sociedad de la que participan los científi- suma, este modelo conduce a a-simetrías explica-
cos y los juicios de estos sobre la adecuación y tivas y metodológicas entre la sociología y la his-
validez de las formulaciones científicas esotéricas toria de la ciencia, algo radicalmente opuesto a
se cierra el círculo metodológico del PF para un principio central del Programa Fuerte, el
constituir una sociología histórica del conocI- principio de simetría: plantea el compromiso de
miento científico. El PF empezó alentando y basar la práctica explicativa socio-histórica del
produciendo estudios históricos que mostraban conocimiento científico en los mismos tipos de
la contingencia de los juicios científicos para lle- explicación para todos los tipos de explicación
gar finalmente al punto en el que se puede perci- sancionadas como científicas (Bloor, 1976).
bir que tales juicios pueden estar estructurados De otra parte, el modelo instrumental trata la
por intereses sociales más amplios. Desde esta generación y la evaluación del conocimiento
perspectiva, Shapin (1982) rechaza dos tipos de como acciones dirigidas-a-fines. El conocimiento
modelos interpretativos dentro de la sociología científico no se percibe como si fuera el produc-
del conocimiento: el modelo coercitivo y el mode- to de la contemplación de individuos aislados, si-
lo instrumentaL no que se estudia como producido y juzgado con
El modelo coercitivo se caracteriza por mante- respecto a fines posteriores particulares apoya-
ner que la explicación sociológica consiste en dos colectivamente. Desde esta perspectiva, el
pretensiones del tipo, «todos (o muchos) indivi- conocimiento científico se elabora para hacer
duos en una situación social específica creerán cosas. En ese proceso de creación (de hacer
en una posición intelectual concreta». Esta expli- cosas) es donde toma su significado el conoci-
cación plantea una conexión determinista entre miento científico (por este motivo, las nociones
la situación social y la creencia. Por otra parte, de uso y de significado se encuentran entrelaza-
iguala lo social con lo irracional, identifica la ex- das). En este modelo, el rol de lo social pre-es-
tructura la elección de las metas y, por tanto, del científico, los parámetros de una cosmología
conocimiento científico producido. científica y los mensajes sociales expresados por
Shapin rechaza el modelo instrumental basán- la misma existencia institucional de la ciencia son
dose en que no existe un apoyo empírico a la modos importantes de control social. La expan-
perspectiva de que el conocimiento científico se sión de la ciencia ha producido un sistema de co-
genera primero en un contexto a-social, de pura munícación y de propagación eficaz para el dis-
contemplación y después adquiere unos deter- curso y la interacción social, ha creado canales a
mtnados usos sociales, prácticos y técnicos. Para lo largo de los cuales se pueden articular un nú-
el PF, los usos (incluyendo los sociales) de la mero indefinido de intentos futuros de negocia-
cultura científica adquieren su significado en el ción y de intervenciónsocial. Además, ha estable-
propio contexto de generación, evaluación y va- cido un marco de trabajo de acuerdo con el cual
lidación del conocimiento científico. El análisis la cultura de una sociedad estabilizada e integra-
de los usos sociales de la ciencia y de los contex- da puede ser reformada en cualquier momento.
tos donde se realiza intenta romper con la de- Este planteamiento induce la pregunta de si
marcación estrecha de contextos (científico ver- los sistemas generales de ideas, las visiones del
sus social) 6 mundo o las cosmologías pueden, por sí mismas,
controlar efectivamente la conducta de las au-
diencias a las que se dirigen. Shapin y Barnes
Cosmologías naturales y estrategias sociales (1977) lo ponen en duda como resultado de su
estudio sobre los institutos mecánicos británicos
Cualquier sistema organizado de representa- del siglo xix: «las cosmologías y cuerpos de co-
ción de la naturaleza puede ser empleado para nocimiento que se plantearon en los institutos
expiicar o interpretar ci orden y la experiencia no fueron efectivos en el cumplimiento de sus
socíal; asimismo, puede también ser desarrolla- tareas encomendadas. Los Institutos fracasaron
do y adaptado a nuevas funciones en el marco en crear una audiencia viable entre los mecáni-
de sociedades distintas. Uno de los logros de la cos y los artesanos, evidentemente, mostrándose
antropología social desarrollada por la escuela mucho más atractivo para los grupos pequeño
durkheimiana ha sido elucidar el carácter de la burgueses cuya existencia y conducta no fue ob-
relación entre orden social y orden natural en las servada como problemática. Fallaron en la mo-
sociedades primitivas. En esta línea, la antropó- dificación de la consciencia de las clases trabaja-
loga Mary Douglas persigue generalizar este he- doras en un grado significativo. Y su ciencia no
cho como recurso potencial para comprender llegó a ser aceptada entre las clases bajas como
nuestro propio orden natural tal como se expone interpretación objetiva de la naturaleza o ele-
en la práctica científica. Douglas (1966, 1970, mentos neutrales para el discurso y la comunica-
1975) considera las representaciones colectivas clon» (1977:59-60). Los trabajadores no pudie-
de la naturaleza encontradas en las sociedades ron ser controlados a través de las ideas. Una
tribales como instituciones inextricablemente cierta formación básica científico-profesional les
unidas a los asuntos sociales de las comunidades resultaba difícilmente aceptable si iba unida a la
especializadas que las generan y las sustentan. redefinición de sus intereses de clase como alia-
Estas creencias pueden ser utilizadas como re- dos naturales de sus patronos. Su cooperación
cursos y estrategias para desalentar la desvia- hubo de forzarse mediante la coerción, la mani-
ción, para justificar los acuerdos sociales exis- pulación de sus derechos o la generación de
tentes o deseados, para criticar los acuerdos otros intereses comunes promovidos por un or-
actuales, para describir apropiadamente la reali- den social vigente muy concreto (remuneración
dad, etc. Por esto, se puede plantear que las re- de status, Imperio, etc.).
presentaciones de la naturaleza institucionaliza- ¿Cuándo y bajo qué condiciones y circunstan-
das en nuestra cultura tienen también una cias los grupos sociales recurren a las concepcio-
importante función de legitimación, mantení- nes de la naturaleza como instrumentos para in-
míento o crítica del orden social. El problema tentar lograr un control social? Para Mary
del orden social es un factor importante en la Douglas (1966), el hecho de que el conocimien-
adopción de estos planteamientos antropológi- to natural refleje un interés en el control social
cos por el PF. viene determinado por la estructura social. En
Las características generales del discurso las sociedades simples, debido a la falta de la di-
ferenciación institucional que caracteriza a las Hacia una Sociología Histórica del
modernas comunidades industriales, el control Conocimiento Científico
social es particularmente problemático. En ta-
les sociedades falta la interdependencia de las

P
partes que establecen la estabilidad y encapsu-
lamiento del conflicto, tampoco tienen institu- or último, queda la cuestión referen-
ciones especializadas desarrolladas —fuerzas ala puesta en práctica de la socio-
policiales, trabajadores sociales, jueces, fiche- logía histórica del conocimiento
ros y registros públicos— para percibir y con- científico propugnada por elPF. Los estudios de
trolar la desviación. El mayor grado conse- caso reunidos en la obra Natural Order(Barnes y
cuente de preocupación por el control social Shapin, 1979) son la fuente clásica para com-
como problema práctico conduce a la invoca- prender su enfoque. La mayoría de sus artículos
ción de la naturaleza como garante del orden versan sobre las concepciones del orden natural.
moral. Los estudios antropomórficos de la na- Estas pueden ser multifuncionales. Las influen-
turaleza c~stalizan en las instituciones y, por cias sociales deben describirse y sus consecuen-
este motivo, surge una cosmología moralmente cias ser delimitadas. En ningún caso estos facto-
viva. Al contrario, en las sociedades modernas res se presentan como elementos corruptores
el conocimiento moral y el conocimiento natu- del conocimiento científico. Las representacio-
ral están completamente diferenciado. Como nes del orden natural no se construyen primero
consecuencia, las implicaciones cosmológicas mediante el examen y representación de la reali-
del conocimiento natural pueden ser imperso- dad para ser empleadas posteriormente en un
nales y no funcionar necesariamente en interés contexto social. Las representaciones no se
del orden social vigente o cualquier otro. La construyen primero, se evalúan después y, por
ciencia moderna sería, pues, el conocimiento último, se usan. Más bien, las representaciones
impersonal característico de una estructura so- se constituyen y reconstituyen, se evalúan y se
cial diferenciada, un conocimiento que se ha re-evalúan continuamente en el proceso de apli-
desarrollado sin ser constreñido por un interés cación. Por este motivo, no pueden estudiarse
en el orden y en el control social. por métodos que les asignen características inde-
En obras posteriores, sin embargo, Douglas pendientes o inherentes (de significado, implica-
(1970, 1975) abandona estas tesis. En lugar de ción o verdad) antes de su utilización.
vincular el uso moral de la naturaleza a las so- La metodología historiográfica que contienen
ciedades simples y la existencia de cosmologías estos estudios mantiene en común los siguientes
impersonales a una sociedad más compleja, sc pasos: se construye el objeto de estudio identifi-
limita a avanzar una hipótesis más modesta: cando, en términos de los actores, un cambio
donde la gente valora el orden social existente cognitivo significativo, puesto que es en éste
y los controles sociales fuertes, ello se reflejará donde mejor se aprecia la influencia de los fac-
en sus cosmologías y sistemas de símbolos; tores causales. Los cambios son de dos tipos,
donde no lo bagan, no será así. En las socieda- apertura de una controversia entre dos tradicio-
des modernas, el interés en el control social y nes (caso de la frenología, biometría-mendelis-
el mantenimiento del orden existente es siem- mo, etc.) o aparición de una nueva tradición
pre evidente, al menos, en ciertos grupos. Dou- (caso de la neurología, darwinismo, fisiología,
glas arguye consecuentemente que nunca pode- etc.). El paso siguiente identifica los grupos so-
mos asumir nuestro propio conocimiento ciales relacionados con la producción, difusión,
natural sosteniéndolo independientemente de enseñanza y crítica de esa tradición así como su
tal interés. De hecho, sugiere que resulta inima- público. Se registra acto seguido la pertenencia
ginable una sociedad en la cual las concepcio- de los científicos a grupos formales, publicacio-
nes de la naturaleza nunca fueran invocadas nes, redes informales, debates en prensa, etc. En
para fines morales o políticos. Douglas conclu- muchos casos no se puede establecer un censo
ye que el control social es siempre problemáti- exhaustivo e inequívoco de los miembros de una
co para los grupos dirigentes en todas las socie- comunidad ni construir la identidad de ésta. En
dades y el conocimiento está siempre sujeto a estos casos se recurre a individuos que ilustran
las influencias de este grupo para reflejar la dis- como arquetipos sus aspectos relevantes.
tribución del poder ~. En segundo lugar, se restablece el vínculo en-
tre conocimiento y contexto social que desapa- y Shapin, «existe hoy un interés real en nuestro
recerá con la objetivación del primero en el pro- conocimiento como un producto de nuestra for-
ceso de su justificación pública; los intereses de ma de vivir, como algo que hemos construido,
los actores se identifican a través de sus declara- más que como algo que nos ha sido, por decirlo
ciones y de su conducta. Los intereses se pueden de alguna manera, revelado» (1979:9). Este nue-
agrupar en cuatro categorías: intereses esotéricos vo planteamiento ha roto con los viejos supues-
de predicción y control, intereses profesionales tos de la filosofía y de la historia tradicionales de
de justificación y racionalización, intereses ideo- la ciencia (por ejemplo, la falsa dicotomía entre
lógicos concretos e intereses legitimadores de los factores internos y externos en el análisis de la
clase (Barnes, 1977). La adscripción de intere- ciencia) y ha permitido el avance de las ciencias
ses suele establecerse por la descripción de la es- sociales en el estudio de la ciencia, que «como
tructura social y de la posición que ocupan en una forma típica de cultura, debería ser sensible
ella los actores significativos. a cualquier método avanzado de la comprensión
En tercer lugar, se vinculan los intereses gru- de la cultura en general» (Barnes y Shapin,
pales con los rasgos de identidad de las tradicio- 1979:10).
nes de investigación a través de paralelismos es- Dentro de este panorama, el Programa Fuerte
tructurales o a través de vínculos instrumentales aspira a describir y explicar la constitución y uso
entre conocimiento y posición ideológica y/o de los recursos cognitivos de que disponen los
social. En cuarto lugar, hay que mostrar que los sujetos inmersos en controversias científicas. El
vínculos no sólo existieron sino que fueron la análisis de la génesis, evaluación y aceptación o
respuesta causal a la incertidumbre de la situa- rechazo de los productos científicos que realiza
clon, es decir, que fueron activamente produci- el PP considera explícitamente a la ciencia como
dos a partir de los recursos cognitivos existentes un proceso social. La meta última del PF era y
para satisfacer los intereses de los actores que sigue siendo proporcionar una explicación so-
los crearon. El quinto y último paso hace refe- ciológica del cambio científico desde una pers-
rencia al mecanismo causal eficiente mediante la pectiva histórica, trata de demostrar que las de-
descripción de las conductas de los sujetos cisiones técnicas están intrínsicamente relacio-
orientadas a utilizar los recursos disponibles nadas con los rasgos del entorno grupal, discipli-
para llevar a cabo los intereses imputados ~. nar y más ampliamente social donde se produ-
La conclusión metodológica última es que «en cen. Ahora bien, el PF en ningún caso plpntea
la práctica, el estudio de cómo los intereses técni- que la estructura social determine el contenido
co-instrumentales, por un lado, y los intereses de de la ciencia, sino que algunos rasgos de la es-
conveniencia social, por otro, influyen sobre el tructura social influyen en la decisión de selec-
crecimiento cultural, simplemente no se puede di- cionar, transformar y/o reinterpretar los recur-
vidir entre el estudio de la ciencia y el estudio de sos que dan lugar al nuevo conocimiento
los símbolos o de la ideología de forma aislada. científico.
Además, pasar por alto los intereses sociales es re- Tanto la caracterización de los actores como
presentar equivocadamente la historia de la cien- la interpretabilidad de la situación son elemen-
cia. Rastrearlos, afortunada o desafortunadamen- tos claves para el PF. El PP concibe el significa-
te, es acrecentar nuestra propia auto-compren- do como una realización social, algo así como la
sión» (Barnes y Shapin, 1979:64-65). acción que llevan a cabo los actores en el curso
del quehacer de cosas con su cultura en circuns-
tancias históricas concretas. El significado se
discierne a través del contexto de uso dentro de
Conclusiones los marcos históricos concretos antes que a tra-
vés de la simple exégesis de textos aislados o a

L
través de la burda teorización sobre el estado psi-
cológico del autor. En suma, no es posible un
a década de los años setenta supuso único significado inherente o lógicamente dado
un cambio en los estudios de la cien- en los trabajos científicos. Los participantes en
cia por cuanto el conocimiento cien- las controversias dotan continuamente de signi-
tífico comenzó a considerarse como un aspecto ficado sus acciones, a la vez que generan el co-
más de nuestra cultura. Como señalaron Barnes nocímiento, en interacción con el conocimiento
previo, con las propuestas colectivas y/o con la actividad diferenciada entre sus practicantes cualificados y
información obtenida de su realidad natural. el público más amplio fue el de las ciencias matemáticas (in-
Existe una consideración especial de las relacio- cluyendo la astronomía, óptica y física). Galileo y su famosa
metáfora sobre el libro de la naturaleza y la escritura de éste
nes entre los juicios y evaluaciones científicas y en el lenguaje de las matemáticas constituyen el elemento
los marcos históricos en los que se establecen. El inicial y paradigmático para comprender este hecho. A par-
punto más importante es considerar que la eva- tir de este momento, la capacidad para hablar y leer la técni-
luación nunca puede ser comprendida en térmi- ca y esotérica matemática (frente al lenguaje cotidiano) se
convertirá en un discriminador efectivo para establecer el
nos de contextos independientes y, por tanto, que filtro entre quién es un científico y quién no lo es. Siglos
comprender lo que puede ser aceptado como después, la profesionalización de la ciencia moderna ha co-
evaluaciones propiamente científicas requiere un rroborado esta máxima a través del reconocimiento institu-
estudio histórico y sociológico de dichos marcos. cional del científico como experto en el conocimiento de los
Todo lo dicho queda resumido en la siguiente fenómenos físico-naturales.
El nombre que se daba a los «testigos cualificados» que
afirmación: «los juicios de los científicos son certificaban la corrección del resultado de un experimento
siempre eventos históricos que se producen en era virtuos¿ Este término traduce literalmente al latín el tér-
situaciones concretas particulares y que deben mino griego aristócrata: los poseedores de la areí4 virtud o
ser hechas inteligibles exactamente de la misma nobleza. De hecho, estos vinuosi eran en su mayoría nobles
aristócratas que ayudaban a financiar la Royal Society, sin
forma que lo son otros eventos» (Barnes y Sha- ser ellos mismos científicos practicantes, a cambio de ser
pin, 1979:187). Por este motivo, es necesaria la ilustrados» regularmente sobre sus logros y de su legitima-
referencia continua a los episodios históricos (a clon como sancionadores del conocimiento.
través de los estudios de caso) para situar el es- De aquí, la existencia de determinadas formas de patro-
tudio de las controversias y cambios científicos. nazgo y mecenazgo a lo largo de la historia como nexo de
unión entre ciencia y sociedad, si bien progresivamente
Ahora bien, el PF afirma taxativamente que hay reemplazados por los procesos de profesionalización y de
que tener también en cuenta los inputs sensitivos, reconocimiento de los hombres de ciencia (en especial, a
pues los científicos realizan su trabajo con sus partir del siglo xviii) y por el establecimiento de relaciones
ojos abiertos al mundo, comoquiera que esa ex- formalizadas entre ambos ámbitos.
A este respecto, es también interesante analizar las ne-
periencia resulte conformada, interpretada, ela- gociaciones que se establecen alrededor de la clasificación
borada y transmitida conforme a los procedi- correcta y de la interpretación adecuada de las evidencias
mientos sociales admitidos del grupo cognitivo observacionales y, por tanto, el establecimiento de la des-
al que pertenezcan los científicos. Por este moti- cripción adecuada de la naturaleza, En este sentido, son
vo, tanto en la «literatura empírica como en la muy interesantes los trabajos de 8. M. CoUins (1985) sobre
la replicación y negociación en los experimentos científicos.
sociología teórica del conocimiento no hay ra- Sin embargo, aquí no termina la tarea de la sociología del
zón para negar el rol causal de la realidad no- conocimiento científico. Para Shapin, «una sociología empí-
verbalizada sobre el foco de las creencias cientí- rica del conocimiento tiene que hacer algo más que demos-
ficas dadas» (Shapin, 1982:205). trar la sub-determinación de los estudios y de los juicios
En conclusión, esta forma de hacer sociología científicos, tiene que continuar mostrando por qué se reali-
zaron los estudios y las evaluaciones particulares. Y tiene
histórica o historia sociológica del conocimiento que hacer esto para mostrar las conexiones históricas con-
científico viene a demostrar la posibilidad y viabi- tingentes entre el conocimiento y los intereses de los distin-
lidad de alternativas a la historiografía clásica de la tos grupos sociales en sus entornos sociales e intelectuales
ciencia y, lo que es más importante, crea un inten- concretos» (1982:207).
6 Al respecto, ya existe un corpus de estudios de caso que
so y prolífico clima de debate y de disputas prove- empiezan ha mostrar resultados interesantes sobre estas cues-
chosas para la buena marcha de nuestra disciplina. tiones. Por ejemplo, Desmond, 1989; MacKenzie, 1981; Pic-
kering, 1984; Pinch, 1986; Richards, 1988; Rudwick, i985.
Esta última postura se ha consolidado en los Estudios
Sociales de la Ciencia. No obstante, Shapin y Barnes se
NOTAS muestran inclinados a no reducir el interés por el control
social a las éiites o grupos dotados de autoridad de una so-
Hoy entenderíamos este fenómeno como una intromi- ciedad. En este sentido, Shapin y Barnes consideran como
non de la sociedad en la ciencia En la época, era la sociedad una cuestión crucial la operación de un interés en el control
(cultivada) la que hacía la ciencia. Desde la invención de la social sobre el conocimiento que promueve una mayor im-
imprenta hasta la consolidación del sistema académico mo- personalidad y objetividad de éste en muy diversos contez-
derno la «Filosofía Natural» fue una actividad de ocio respe- tos y escalas del orden social. (Por ejemplo, prácticamente
table de las ciases superiores europeas, de un modo similar todo el mundo tiene un interés en que exista algún orden so-
al mecenazgo de las artes o al cultivo de las letras. cial que permita cierta predecibilidad en las acciones de los
2 Como señalase Thomas 5. Kuhn (1987), el primer área agentes sociales.)
científica en desarrollar este espacio de comprensibilidad y Cf. iranzo, 1992.
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Bob DEACON: Los agentes de la política social global y la configuración de la política social
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