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Teorías de la ciudad: París, un recorrido por la historia del urbanismo europeo.

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Carmen Seva Victoria


Universitat Politècnica de València
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Introducción. p.2

París Antiguo. p.3

París medieval. p.7

París clásico. p.21

El siglo XIX y los Grands aménagements. p.29

El siglo XX y la época contemporánea. p.52

París del siglo XXI: tendencias. p.63

Bibliografía. p.65

1
En el estudio del urbanismo en Europa goza de numerosas ciudades cuyos
cimientos reflejan el paso del tiempo y de las diferentes sociedades y culturas que por
ellas han transitado hasta convertirlas en lo que en la actualidad son. Una de las
propuestas de estudio más interesante es sin duda la capital francesa, París, en torno a la
cual decidimos realizar este estudio.

La elección se justifica por varias razones. En primer lugar, porque los diferentes
pueblos y periodos ideológicos han derivado en evoluciones muy distintas de los planos
y formas de la ciudad, siendo un valioso objeto de estudio. También es importante
mencionar que, al contrario que otras metrópolis como Londres, Lisboa o Berlín, París
no ha sido nunca destruida y, por tanto, quedan buenos trazos del paso del tiempo y de
numerosos soberanos en esta ciudad. Finalmente, tras diez siglos de historia, siempre ha
tenido un rol principal en los planos político y económico, y estudiar la relación con su
estructura urbanística presenta un gran interés.

De esta permanencia disponemos hoy de una gran riqueza de monumentos y


tradición urbanística y arquitectónica, así como de las huellas del pasado más antiguo en
el trazado de las calles y de las radicales modernizaciones ocurridas a los largo de los
siglos, a pesar de las crisis de los últimos dos siglos.

El objetivo de nuestro estudio será precisamente hacer un tour histórico por el


crecimiento y florecimiento de la villa de París a nivel del plano y su infraestructura. La
metodología a seguir será el estudio de fuentes secundarias, planos, fotografías y demás
recursos visuales que nos permitan explotar los conocimientos teóricos sobre la ciudad
para este ejemplo concreto.

Así pues, el trabajo constará esencialmente de seis partes. Comenzaremos


analizando los datos sobre la época más antigua de París, para pasar después a la etapa
medieval y su radical crecimiento. Seguiremos con el estudio de la época clásica y la
emergencia del plano cartesiano en la ciudad. Estudiaremos después los grandes
cambios del siglo XIX, las experiencias y dudas del conflictivo siglo XX y, finalmente,
nos preguntaremos sobre el rumbo del París del siglo XXI.

2
Aunque se considera que los Parisii fueron una estirpe celta establecida a las
orillas del Sena, que fundaron un asentamiento en la Isla de la Cité, los restos históricos
más concretos en los que se funda París son los de la villa galo-romana construida en el
1er siglo A.C, en el año 52, en la orilla izquierda del río, denominada Lutetia
Parisiorum por los romanos, previo a su conquista, y más conocida como Lutecia. Más
tarde se convirtió en una importante ciudad en la provincia romana de Gallia
Lugdunensis, siendo el precedente de la ciudad merovingia restablecida, antecesora de
la actual París.

Plano 1. Mapa de Lutecia (representación del siglo XVIII).

Fuente: Wikimedia.org. Disponible en:


http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a0/Plan_de_Paris_Lutece_BNF07710744.png

3
Se cree que Lutecia se extendía aproximadamente desde el boulevard de Sant-
Germain hasta el Val-de-Grâce y de la calle Descartes al Jardín de Luxemburgo.
Estaba construida alrededor de la villa de Saint-Jacques, en su momento el cardo, según
un plano en damero, organizado en calles perpendiculares.

El cardo maximus de París es el eje norte-sur que baja


de la montaña Sainte-Geneviève por la calle de Saint-
Jacques, rodeado de una serie de edificios antiguos como
las Termas de Cluny, teatros, anfiteatros, la arena…

Este eje atravesaba además el Sena y luego la Isla de


Maqueta de las termas de Cluny.
la Cité por la calle de la Cité, para terminar con la calle de
Saint-Martin. Se habla también de otro cardo de París, que
corresponde al boulevard de Saint-Michel. En la cima de la
montaña anteriormente citada, ambos cardos encuadraban el
edificio central de la Lutecia romana: el forum. También se
cree que la calle de Vaugirard podría haber sido de origen
antiguo.
Maqueta del foro de París.
Un acueducto de 26 km de largo proporcionaba agua a
la ciudad con un manantial recogido de varios puntos. Para cruzar el valle Bièvre en
Arcueil-Cachan, era necesario un puente, del cual todavía son visibles las pilastras y
arcos arruinados.

El módulo que los historiadores han recuperado como la anterior ciudad de


Lutecia mediría exactamente 300 pies romanos, con puntuales subdivisiones; y se trata
de una medida elegida que demostraría que no se quiso hacer caso o no se tuvo en
cuenta las eventuales ocupaciones anteriores. Este sistema de medida también se usó en
la ribera derecha del Sena. Al final, entre el primer cardo y el cardo maximus habría un
espacio de 600 pies.

El trazado del plano se hizo con una serie de rutas principales, que todavía
existen, pero las vías decumanas sí se habrían ido borrando con el tiempo. No obstante,
también quedan vestigios de unas rutas alternativas, de acuerdo a las necesidades
urbanas, que se hubieran trazado como adaptaciones del plano ortonormal para agilizar

4
el tránsito en rutas comerciales (por ejemplo hacia la actual Italia), como serían la calle
de la Sorbona y la vía de Merlun.

Además, en la periferia de la ciudad se encuentran algunas orientaciones


secundarias que sin duda correspondieron a rutas que conducían hacia Lutecia y se
beneficiaban del acceso a su puente. Es posible que algunas de estas, como la vía de
Merlun o la calle de Vaugirard fueran ya vías anteriores. En concreto, la desviación del
cardo de Saint-Jacques, según estudios de su proximidad, podría haber sido la ruta más
histórica y determinante de la fundación de la ciudad, uniendo el lugar de Lutencia con
el oppidium galo de Genabum (Orléans); si bien también podría ser una simple
adaptación al relieve, lo cual suele ser el caso mayoritario en el resto de orientaciones
divergentes al plano de damero.

Plano 2. Un plano cuadriculado en París, villa antigua.

Fuente: BUSSON y CHARLANNE, V. Plan D. Cliché IGN Photothèque Nationale - 1999.

Para concluir, bajo este gobierno, Lutecia fue intensamente romanizada, con una
población estimada de alrededor de 8.000 personas. No tuvo gran importancia política
porque la capital de su provincia, Lugdunensis Senona, era Agedinco (la moderna Sens).
Fue una ciudad próspera, no obstante, fue destruida en 280 por los bárbaros. Más tarde,
en el siglo III, la ciudad fue convertida al catolicismo en un proceso relativamente
violento, y fue rebautizada como París en el año 360, tomando su nombre del pueblo
galo de los parisios, un nombre ya usado durante siglos como un adjetivo
("Parisiacus").

5
También sufrió en adelante en manos de los hunos, a quienes, según la leyenda,
logró resistir gracias al liderazgo de Santa Genoveva (que se convirtió en la patrona de
la ciudad), en 451. Aun así, Roma perdió el control de la ciudad a manos de los pueblos
germanos. Más adelante, en el siglo IX, los vikingos tomaron la ciudad y finalmente, el
establecimiento de Hugo Capeto, Rey de los Francos, en ella tuvo como resultado su
radical transformación1.

Reproducción de la ciudad de Lutecia.

1
Una visión detallada de la cronología y sucesos en la historia de la ciudad se ofrece en el
portal de cultura del Ayuntamiento de París, disponible en el siguiente enlace:
http://www.paris.culture.fr/fr/ow_chrono.htm.

6
Esta parte se inicia con una cronología de guía que reúne los eventos más
importantes a nivel de la ciudad durante la Edad Media:

 508: En la época merovingia Clodovico convierte a París en la capital de su reino.


 Siglos VIII y XIX: Los Carolingios abandonan París. Es el tiempo de las invasiones
normandas. Hugo Capeto, conde de París, coronado rey de Francia.
 1163: Empieza la construcción de la catedral de Notre-Dame.
 1180 - 1210: Felipe Augusto manda construir las murallas de París y la fortaleza del
Louvre.
 1248: San Luis construye la Santa Capilla para recibir la corona de espinas de
Cristo.
 1257: Robert de Sorbon funda la Universidad de la Sorbona. La ciudad se convierte
en una de las cunas de la cultura europea.
 1268: La potente corporación de los marineros adopta el lema latino «Fluctuat nec
mergitur» («Flota sin hundirse»), que más tarde se convertirá en la divisa de París.
 1345: Finaliza la construcción de Notre-Dame.
 1364-1380: Edificación de la Bastilla, una nueva muralla para París, y
transformación del Louvre en residencia real bajo el reinado de Carlos V.
 1420-1436: La ciudad es ocupada por los ingleses.

El Sena era la vía principal de comercio de la región, de modo


que pronto París se concentró en la exportación de vinos de la Île-de-
France. Surgió así la “hansa de los comerciantes de agua”, que logró
por decreto real el monopolio del comercio entre la ciudad y Mantes-
la-Jolie. Esta hansa de los navieros parisinos todavía adorna el escudo
actual de París, si bien lo que realmente destaca de este periodo a
nivel de la ciudad es la creación de la muralla defensiva a ambos
lados del río en 1190, cuya autoría se adjudica a Felipe II Augusto. La Blasón de París
ciudad fue un escenario importante durante la Guerra de los Cien
Años.

7
Durante la Edad Media, las murallas que rodeaban la
ciudad de París fueron empujadas hacia el exterior, a la par que
se absorbían los suburbios: primero el de Felipe Augusto y
después el de Carlos V.

El París medieval es difícil de aprehender hoy día, puesto


que la mayoría del centro se compone de edificios posteriores a
Enrique IV; aunque, en algunos casos se comprenden las

Restos de la muralla
construcciones medievales tras reformas de fachada. No
construida por Felipe II obstante, lo que más marcó a París durante este periodo sí es
Augusto.
visible sobre el plano de la ciudad.

Todavía se reconocen con facilidad los ejes del París medieval: calles poco rectas
convergen hacia los alrededores, nombradas a partir de nombres de Santos. Algunos
ejemplos serían Saint-Honoré, Montmartre, Saint-Denis (antiguamente Grand'rue),
Saint-Martin, calle del Templo (rue du Temple), Saint-Antoine, Saint-Jacques, o el eje
de la calle de Buci. Fuera de éstas, la ciudad se vuelve a menudo un laberinto de
callejuelas mejor o peor mantenidas, se habrá de esperar para alcanzar las grandes
avenidas y perspectivas majestuosas que más han impregnado la ciudad a lo largo de la
historia.

Si pasamos a ver cómo era la ciudad en el periodo en sus detalles, primero habría
que recrear las formas de las casas. En el París de la Edad Media, lo más frecuente eran
los muros de madera (“à colombage”), en una revisión medieval del opus craticium
(entramado reticulado de madera que se rellena de piedras irregulares y yeso, o cal y
arena).

Casa con fachada "à colombage" en Saint-Jean-d'Angély.

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Solían ser hogares muy estrechos, con una o dos ventanas por planta. La planta
baja era de piedra, con tres o cuatro pisos de madera y adobe, comunicadas por
escaleras de caracol. Los voladizos permitían que los habitantes se
pusieran a cubierto, pero restaban mucha entrada de luz. Sólo las
residencias de nobles y burgueses poseían cocina y chimenea.

Respecto a la distribución del espacio, en una misma calle se


podía pasar delante de casas, hostales, conventos o tiendas. La
identificación de las actividades de las casas se hacía a través de
letreros forjados en hierro o en madera pintada. Ejemplo de letrero medieval.

Las reducidas dimensiones de las calles (con un largo máximo de unos cinco o
siete metros) se empequeñecían todavía más por la corriente central dedicada a tirar los
residuos, en salidas a cielo abierto que desembocaban en el Sena. En consecuencia el
suelo era fangoso. Hubo que esperar la llegada de Felipe Augusto para que las arterias
principales fueran pavimentadas.

Estas calles medievales no estaban adaptadas a la circulación, de modo que los


atascos eran muy frecuentes, además de los accidentes por las irregularidades de las
vías, o también porque las ruedas arrancaban los andamios a su paso.

En este periodo se generalizaron también los hospicios, casas de leprosos y


hogares de beneficencia, pero dada la promiscuidad y las malas condiciones de higiene,
las posibilidades de sobrevivir no eran muy altas.

En efecto, el consumo del agua del Sena comenzó a ser un verdadero problema al
volverse no potable al tener que absorber todos desechos de letrinas, la sangre de los
mataderos y la polución causada por las curtidurías. Para corregir esto se pusieron en
marcha sistemas de acueductos para las aguas y se instalaron bajo Felipe Augusto dos
fuentes (Saint-Lazare y Les Halles). Luego desde el siglo XIII se cavarían pozos, pero
tampoco resultaría una mejora dado que las aguas freáticas también habían sufrido la
polución por infiltración.

En cuanto a los baños o saunas, como es característico de la Edad Media,


brillaban por su ausencia y esto no sería corregido hasta el Renacimiento.

9
El asunto de los deshechos era realmente preocupante y enfermizo dado que tanto
hombres como animales compartían la calle para todas sus basuras y residuos. En los
días de calor, los malos olores era insoportables y los nombres de ciertas calles son
testigos de su suciedad: Merdière, Pipi, Merderon…

A nivel de la población, estas ciudades eran núcleos de personas con una alta tasa
de enfermos, leprosos, pobres, vagabundos… que vivían de la caridad. En su momento
existían igualmente las llamadas rues chaudes para el oficio de las “damas de vida
alegre”. La ciudad es además el escenario de toda clase de crímenes, especialmente
durante la Guerra de los Cien Años. Vale la pena mencionar que la condición de los
judíos comenzó a deteriorarse con Felipe Augusto y acabó siendo dramática bajo el
reinado de Felipe IV el Bello.

Aunque al principio, como hemos mencionado, las actividades se mezclaban, con


el paso del tiempo ciertos oficios tuvieron la tendencia de reagruparse por
especialidades, dando lugar a calles de zapateros, curtidores, carniceros… (rue de la
Savaterie, rue de la Tannerie, rue de la Boucherie…). Los artesanos exponían sus
artículos y, salvo en ocasiones especiales, era el rey quien fijaba los precios de venta
para todos en el mismo valor.

A pesar de que las calles eran estrechas y estaban atestadas de gente siempre,
seguían siendo el único lugar para los juegos. Los niños jugaban en las calles entre
semana y los domingos los adultos compartían el llamado jeu de paume, considerado
por algunos el ancestro del tenis, y a la soule, ancestro del rugby. Solían enfrentarse
solteros a hombres casados, parroquias contra parroquias o entre barrios; y contribuían a
relajar un poco la violencia en la población. También se practicaban juegos como el tiro
con arco o a la ballesta y las justas.

Tras haber dado una dimensión de la vida medieval de la gran mayoría de


ciudadanos en la ciudad de París, es pertinente dar un paseo por los edificios más
emblemáticos construidos durante este periodo.

10
Notre-Dame de París.

La Catedral de Notre-Dame surge


íntimamente ligada a la idea del
esplendor gótico, un reflejo de las
necesidades y aspiraciones de la
sociedad de la época que pretendía el
acercamiento espiritual y que llena de
luz lo que antaño eran pequeñas iglesias
oscuras y humildes. La respuesta a la
Fachada de la Catedral de Notre-Dame de París.
búsqueda de una mayor dignidad desde
la ciudad acaba con la construcción de este magnífico edificio entre 1163 y 1345.

La catedral presenta una dualidad de influencias de estilos: tiene reminiscencias


del románico normando (unidad compacta) y aprovecha las evoluciones del gótico para
conferir al edificio ligereza y aparente facilidad en la construcción vertical y el soporte
de su peso, de modo que el esqueleto sólo es visible desde el exterior. La planta tiene
forma de cruz romana orientada a Occidente, aunque no es perceptible desde fuera, y la
cruz está incrustada en el edificio por el doble deambulatorio que circula en la zona del
coro de la cabecera y se prolonga en la nave dando lugar a cuatro naves laterales.

En la siguiente imagen pueden verse las partes de esta catedral y en honor a quién
fueron destinadas:

11
Es interesante destacar que se eligió para este emplazamiento un espacio que a lo
largo de la historia ya había “acumulado” espiritualidad. Los celtas habían celebrado ya
en ese punto sus ceremonias donde, más tarde, los romanos erigirían un templo de
devoción al dios Júpiter. También en este local existió la primera iglesia cristiana de
París, la Basílica de Saint-Etienne, en 528, que fue a su vez sustituida por una iglesia
románica hasta 1163, cuando comenzó la construcción de la catedral que hasta ahora ha
perdurado.

Para terminar, en 1431 fue el escenario de la coronación de Enrique VI de


Inglaterra, pero tras los tumultos de siglos posteriores esta catedral se vería dañada.

La Bastilla.

La Bastilla de San Antonio fue edificada durante el reinado de Carlos V de


Francia, en la baja Edad Media, entre 1370 a 1383 (durante la Guerra de los Cien Años)
por Hugo Aubriot. La construcción tenía como objetivo defender la puerta de San
Antonio, la parte este de París y el Palacio Real de Saint-Pol.

Estaba organizada con cuatro


torres de acuerdo al modelo de la
época, que más tarde se convertirían en
ocho. En un primer momento tenía un
largo de 66 metros, un ancho de 34
metros y una altura de 24 metros en las
torres.

Pronto se demostró que su


eficacia a nivel militar era escasa, por
lo que se construyó un nuevo recinto.
La Bastilla fue usada como fortín y
como lugar de recepción para
Francisco I.

Plano 3. Planta de la Bastilla de San Antonio. 12


Le Palais de la Cité.

La Conciergerie es el resto principal del antiguo Palacio de la Ciudad de París


(Palais de la Cité), que fue la residencia del poder de los reyes de Francia del siglo X al
XIV (hasta Carlos V de Francia), situado en lo que en el presente es el Palacio de
Justicia. La Conciergerie se refería al principio al lugar donde se alojaba el conserje,
después pasó a designar también la prisión en la que mantenía a los prisioneros. En un
recorrido histórico, será interesante analizar algunos de los cambios básicos por los que
este emblemático edificio pasó a lo largo del periodo de la Edad Media.

Cuadro 1. Très Riches Heures del Duque de Berry, representa el Palacio de la Ciudad.

13
Inicialmente, el Palais de la Cité fue la vivienda de los Condes de París. Hugo
Capeto estableció en el palacio al Consejo Real (Curia Régis) y servicios de su
administración. Roberto II el Piadoso lo hizo reconstruir. En todo caso, era el centro de
decisiones que organizaba la vida medieval parisina.

Entre 1242 y 1248, Saint Louis hizo construir la Sainte-Chapelle. El palacio


estaba rodeado por muralla que protegían los edificios administrativos, aunque también
jurídicos y religiosos. Al norte del palacio, el Sena daba nombre a un cuarto conocido
como la sala del agua (salle sur l’eau), dedicada a la tortura para hacer confesar a los
torturados. Cada año en mayo, el palacio se convertía en el centro de celebración de la
nueva estación, plantando un árbol de una quincena de metros.

Bajo el mandato de Felipe IV el Bello, el palacio fue modificado de nuevo: dos


enclaves separaron el terrero real y el rey expropió a sus ocupantes. Creó una muralla
con una función más decorativa que
defensiva al borde del Sena, que reforzó
las torres existentes: la tour d’Argent
(torre de plata, alusión al tesoro real que
guardaba) y la tour César (así nombrada
en honor al pasado romano de la ciudad y
su construcción sobre antiguos
asentamientos). En 1310 fue edificada la
Sala de los Guardias (Salle des Gens
d'Armes), que servía además de
Salle des Gens d'Armes en La Conciergerie.
antecámara de la Gran Sala.

14
La Salle des Gens d'Armes se considera excepcional por ser uno de los mayores
vestigios de sala civil medieval en Europa, construida por Enguerrand de Marigny.
Servía de refectorio de los numerosos empleados al servicio del rey (unas 2000
personas).

La Gran Sala (Grand-Salle), por su parte, aprovechó el espacio de la antigua Aula


regis de Roberto II y se extendió por un área disponible en el norte. Fue el cuarto en que
el rey hacía sus recepciones. La inmensa sala estaba soportada por una fila de pilares
que la separaba en dos naves cubiertas de bóvedas artesonadas. Tanto las paredes como
los pilares estaban decorados con estatuas que representaban a cada uno de los reyes de
Francia desde Pharamond a Felipe IV, que era el contemporáneo durante dichos
trabajos.

Hasta 1358, el Palacio sería la residencia de los reyes de Francia. Hacia esta
década, Juan II el Bueno hizo construir en el ángulo del palacio el pabellón cuadrado de
cocinas destinado a la gente “común” al servicio del rey. Los cuatro tramos oeste de la
Salle des Gens d'Armes fueron separados del resto de la sala por rejillas y un muro.

Bajo este monarca tuvo lugar la construcción de


una torre en el ángulo nordeste del palacio con forma
cuadrada y muy sólida, con anchos muros y de una
altura de 47 metros, para acoger el primer reloj
público de París, siendo nombrada en consecuencia la
Torre del Reloj (Tour de l’Horloge). El reloj sería
modificado en varios momentos a partir de entonces,
en concreto añadir un cuadrante exterior para que los
habitantes de la ciudad pudieran regular los asuntos
tanto del día como de la noche. En su momento, el

Reloj de La Conciergerie. reloj estaba enmarcado de dos grandes figuras


alegóricas que representaban la ley y la justicia.

En la segunda mitad de ese siglo, Carlos V de Francia decidió abandonar el Palais


de la Cité e instalarse en el Palacio de Saint-Pol y en el Palacio del Louvre. No
obstante, mantuvo en el mismo su administración (Parlamento, Cámara del Congreso,
Cámara de Comercio, Cancillería) y nombró un conserje.

15
En la Edad Media, La Conciergerie acabó convirtiéndose en la prisión del palacio,
momento en el que empieza su historia como centro carcelario de importancia en épocas
posteriores. También a partir de esta época se construirá progresivamente en el lugar del
Palais de la Cité el conjunto arquitectural del Palacio de Justicia de París.

Finalmente, junto a La Conciergerie en sí, otra parte


fundamental del conjunto del Palais de la Cité es la Santa
Capilla (Sainte-Chapelle), anteriormente mencionada. Este
edificio es considerado una obra maestra del arte gótico,
incluso una muestra del apogeo de dicha corriente para
algunos autores. Concebida como un santuario para la
conservación de reliquias, servía igualmente de capilla real.

Se compone de dos capillas, la inferior era para la


gente común y la superior para el séquito del rey, siguiendo Maqueta de la Santa Capilla.
la separación que era corriente en las construcciones de la
Edad Media. En su construcción, Pierre de Montreuil hizo la notable aportación de una
verdadera innovación técnica que no sería redescubierta hasta el siglo XX: la armadura
metálica.

Vista de la Santa Capilla.


Interior de la Santa Capilla.

16
Le Palais du Louvre.

La historia del Louvre es indisociable de la de París y se extiende durante más de


800 años. Se trata actualmente del palacio más grande de Europa, con más de 135.000
metros cuadrados, y se sitúa en la rivera derecha del Sena.

Cuadro 2. Reconstrucción del Louvre medieval por el Profesor Pitte.

Fuente: Sitio web Historic Cities. Disponible en: http://historic-


cities.huji.ac.il/france/paris/stroll/louvre/louvre.html

En el medievo, el Palacio del Louvre ocupaba un cuarto de la zona actual y su fin


fue reforzar las defensas parisinas para hacer de la ciudad el centro político y religioso
del reino. Surgió en el mismo momento en que Philippe-Auguste construyó la primera
gran muralla, al oeste de la misma. En su momento fue un torreón poderosamente
fortificado de 31 metros de alto y 19 metros de largo, en un recinto cuadrado reforzado
con torres. Los trabajos terminaron en 1202.

17
Aunque bajo el mandato de Luis IX el castillo se desarrolló y agrandó con nuevas
salas con fines defensivos, donde se acabó trasladando el tesoro real, dando un nuevo
carácter a la fortaleza; no se convertiría en residencia de reyes hasta Charles V, a mitad
del siglo XIV.

Con el despliegue de nuevas murallas,


el Louvre queda protegido en un nuevo
sistema defensivo y adquiere una doble
función: de protección y de residencia del
rey y la corte, junto a otros edificios como
el castillo de Vincennes, el hotel Saint-Pol
(palacio) y el Palais de la Cité que, como
mencionamos previamente, adoptó una
función más administrativa y sobre todo
judicial tras la instalación del Parlamento de
París. Arquitecturalmente, se añade una
Maqueta del Louvre medieval.
gran escalera helicoidal y una serie de
efigies de la familia real.

París se convierte en ese periodo en un importante centro de lujos y el Louvre se


abre a la ciudad bajo el mandato de Carlos V, amante del arte, que transfiere parte de su
biblioteca (la primera biblioteca real) a una de las torres del Louvre, apodada la
Librairie.

En todo caso, a lo largo de la Edad Media, el Palacio del Louvre pasó de


fortificación de mera función defensiva a residencia y símbolo de la autoridad real,
hasta la Revolución, relegando el Palais de la Cité a la función de justicia.
Posteriormente, durante el Renacimiento, el Louvre se fraccionaría en dos partes, la que
a futuro se tornaría uno de los mayores museos del mundo, y el Palacio de las Tullerías,
como se puede apreciar en el dibujo siguiente.

18
Palais du Louvre y Palais del Tuilleries. Representación de 1615.

Para terminar, vale la pena destacar que, durante más de siete siglos (hasta 1919),
París seguiría siendo una ciudad fortificada; lo cual explica su forma circular (los
bulevares concéntricos fueron reemplazado los murallas sucesivas), la densidad de
ocupación del suelo y la escasez de espacios libres y de jardines.

Cerramos este apartado con un mapa de la ciudad de París en el que se pueden


situar los aspectos previamente vistos, y donde se aprecia que la ciudad no se construye
desde la segregación del poder. Esto es característico de la Edad Media en Occidente:
aunque los gobernantes son superiores por su derecho divino, no existe una separación
clara como en los grandes imperios (China, Aztecas, Incas…) de las áreas destinadas a
los “elegidos” y al pueblo.

Resumiendo, ahora podemos distinguir las tres partes importantes que se unen en
París: la Cité, la Université y la Ville. La Cité es la isla más grande del Sena y allí se
asentó la primera tribu de París (los parisios). La Université hereda el lugar donde
estuvo la ciudad romana (la “lutetia parisiorum”), también denominada Barrio Latino.

19
Por su lado, la Ville representa los aspectos administrativo, municipal y judicial, sede
del Palacio del Louvre y el Palacio de la Tullerías.

Plano 4. Mapa medieval de París.

Fuente: BARTHOLOMEW, J.G. Atlas Europeo de Literatura e Historia. 1912. Disponible en:
http://historymedren.about.com/library/atlas/natmapmedparis.htm.

20
Con el decaimiento progresivo de las estructuras feudales a mediados del siglo
XV, a favor del más puro absolutismo, París entró en la Edad Moderna. Durante dicho
momento se inició la era de la occidentalización y la economía mundial con los grandes
descubrimientos. El hito que puso fin a este periodo fue sin duda la Revolución
Francesa.

En efecto, París se vio mezclada en un periodo de sangrientas batallas entre


católicos y protestantes, que duraron gran parte del siglo XVI. Durante el reinado de
Enrique IV, que tuvo que convertirse al catolicismo para ser aceptado, se sentaron las
bases de la monarquía absoluta. Así, comenzaría un periodo de gobierno autoritario
basado en la fuerza y en la economía, que sería continuado por los siguientes reyes.

Este momento se caracteriza por importantes cambios en el urbanismo, que nace


con los siguientes fines:

 Embellecer la ciudad, después de las guerras de religión.


 Aportar prestigio a la nueva dinastía.
 Eliminar parte del paro.
 Abastecer de agua adecuadamente la ciudad para que sea habitable.
 Mejorar la comunicación (por ejemplo, con la construcción del Puente
Nuevo).

Este nuevo urbanismo, como se espera del periodo, recoge las características del
barroco: centralización, tanto de las plazas como los nudos de comunicación;
continuidad, buscando vías que comuniquen adecuadamente; y extensión, desde un trato
homogéneo de las calles y plazas.

Opera nacional de París, ejemplo


de construcción barroca.

21
Hay que destacar que París clásico supuso la emergencia del llamado plano
cartesiano. El principio de este plano es que sea susceptible de ser medido por medio de
abscisas y ordenadas, con el objetivo de permitir la formación de parcelas identificadas
con un número, donde puedan caber las actuaciones futuras sean cuales sean, sin
entorpecerse y donde exista un fácil acceso los servicios públicos.

Gráfico 1. Esquema de las redes de comunicación urbana de París.

Fuente: Wikimedia.org.

El siglo XV representó el inicio de las operaciones de urbanismo para la ciudad,


antes anárquica en sus construcciones: las nuevas vías se construyeron alargadas y
rectilíneas, siempre que era posible. El edicto de 1607 y la ordenanza de 1667
instauraron la tradición de los reglamentos de urbanismo en París. Las razones de los
mismos eran esencialmente de higiene y de seguridad: se impidió el uso de planchas de
madera que no estuvieran recubiertas de yeso (por el peligro de los incendios), se
hicieron remodelaciones para regular los salientes sobre las calles y también se limitó la
altura de los edificios.

Reglamentos posteriores seguirían los mismos principios. En concreto, a finales


del XVIII, los documentos oficiales establecían las siguientes limitaciones:

22
Largo de la calle. Altura máxima de la fachada.
Menos de 7,80 metros. 11,70 metros.
Entre 7,80 y 9,75 metros. 14,62 metros.
Más de 9,75 metros. 17,55 metros.

De entre los ejemplos de estas nuevas preocupaciones podemos mencionar la


Place des Vosges (Plaza de los Vosges). Construida a principios del siglo XVII, y una
de las más ancianas de París, esta plaza sirve todavía como modelo de la voluntad de
orden y armonía.

Place des Voges de París (1605-1612).

La plaza fue concebida sobre un plano prácticamente cuadrado de 127x140


metros, rodeada por edificios de dos plantas de habitaciones en ladrillos rojos con
piedras de cal blanca y techos de pizarra azulada. Las ventanas tenían forma de
pequeños cuadrados, con una gran unidad de presentación. En efecto, el edicto real
impuso la unidad de la composición de sus edificios, así como una altura uniforme para
todos a la excepción del pabellón del rey (al centro del lado sur) y el pabellón de la reina
(al centro del lado norte), intencionalmente más altos.

23
Pabellón de la Reina en la Place des Vosges.

En este mismo siglo, la muralla de Luis XIII englobaba en la rivera derecha el


conjunto que hoy en día cubren los cuatro primeros distritos de París. Su sucesor, Luis
XIV, destruyó las fortificaciones de este lado del Sena y construyó en su lugar grandes
y largos bulevares. A partir de entonces, los edificios fueron ganando en anchura. Esto
es visible, por ejemplo, en el conjunto construido entre 1669 y 1678 en la rue de
Ferronnerie.2

No quedan actualmente muchos restos de embellecimiento urbano del XVIII


realizado en París, principalmente porque la mayoría de intervenciones fueron puntuales
y alrededor de algún monumento. Por ejemplo, la parcelación y urbanización del área
que rodea el teatro, hoy en día
llamada Odéon, théatre de
l’Europe, fue realizada por
Marie-Joseph Pevre y Charles De
Wailly, sobre principios barrocos
inspirados de Italia, país que
importó muchas de sus técnicas a
la arquitectura europea. Entrada del Teatro Odeón.

2
Una visita de 360º a la rue de la Ferronnerie actual está disponible en el siguiente enlace:
http://www.360cities.net/image/rue-de-la-ferronnerie-paris#-1211.85,15.69,70.0

24
Entre 1785 y 1788, el muro de Fermiers géneraux (Granjeros generosos) fue
erigido como una de las murallas sucesivas de París, pero, al contrario que las
anteriores, con el solo fin de forzar el pago y los impuestos sobre las mercancías que
entraban en la ciudad. Este muro suponía una prueba del creciente poder del comercio y
los intercambios.

Cuadro 3. La barrière blanche. Representación de parte del mur des Fermiers géneraux.

Evidentemente, su función únicamente fiscal lo volvió tremendamente impopular


desde el principio, aparte de ser considerado por algunos parisinos como un tipo de
encierro, y también como una construcción terriblemente antiestética. No obstante, no
se mantendría como tal mucho tiempo tras los cambios sociales.

Nuestro recorrido temporal nos acerca al momento del gran cambio, la


Revolución Francesa, resultado de un creciente poder burgués que ya se había
expandido con el capitalismo prematuramente en otros puntos de Europa y que chocaría
brutalmente con el sistema absolutista francés, obsoleto e inviable para la sociedad del
momento. Esto nos obliga a volver al edificio emblemático del estallido de la
revolución: la Bastilla.

25
La Bastilla fue transformada en prisión del Estado francés por el Cardenal
Richelieu, simbólicamente unida a la injusticia por la historia de las Lettres de cachet.
Estas cartas firmadas por el rey o sus ministros ordenaban ingresar en prisión sin juicio
alguno. La prisión estaba organizada en diferentes espacios, más o menos confortables
según los prisioneros, hasta el punto de tener departamentos de servicio y buenas
comidas para las altas personalidades (aristócratas y burgueses).

Dibujo del interior de la Bastilla, de 1785, de Jean Honoré Fragonard.

Era igualmente un pozo financiero y el propio Luis XVI ya había barajado


destruirla. Aunque el pueblo no parecía haber temido realmente al edificio tanto como la
literatura ha reflejado, en vísperas de la revolución, los cuadernos de quejas
(herramientas para callar las reivindicaciones del pueblo) ya pedían su destrucción.

Como símbolo del poder del rey que era, su toma supuso el emblemático punto de
partida del desencanto que llevaba tiempo fraguándose. Si bien, su toma fue mucho más
tranquila de lo que los historiadores presumieron; el objetivo del pueblo era hacerse con
las armas que contenía la Bastilla, que no estaba en exceso protegida por guardias.
Además, los cañones que defendían el área de los Inválidos de París no abrieron fuego
contra la muchedumbre que revolucionarios que avanzaban sobre el Campo de Marte.

26
Toma de la Bastilla, cuadro de Jean-Pierre Louis Laurent Houel.

A modo de resumen, todo este periodo se caracterizó por un urbanismo de


acumulación. Hasta Louis-Philippe, ninguna operación de envergadura se replanteó la
organización medieval del territorio. No se remplazaba el laberinto de las calles
antiguas por ejes monumentales ni se recortaron las parcelas existentes. Para alojar a
una población creciente sobre el mismo espacio, sólo se contentaban con construir
nuevas plantas de edificios o edificios al fondo de los cursos interiores.

De esta forma, las innovaciones urbanas sólo tenían lugar sobre los espacios
todavía vírgenes o recuperados. Así, sería sobre los emplazamientos de una muralla
destruida donde Luis XIV haría construir los grandes bulevares. Ya en el siglo XVIII,
los hostales particulares o los conventos, en la periferia de la ciudad de entonces, se
acabaron transformando en parcelas urbanizables.

A partir de entonces se hizo mucho más cierto el carácter mixto de la sociedad: las
mansiones se edifican pegadas a los barrios populares. En los “edificios de renta” basta
con fijarse en las fachadas para comprobarlo: todos los estratos de la sociedad se
superponen a partir del segundo piso, designado como el “noble” donde viven los
burgueses, hasta los últimos, habitados por estudiantes y obreros.

27
Los “edificios de renta” o immeubles de rapport
eran edificios de pisos alquilados por uno o varios
propietarios, concebidos como espacios de alquiler desde
un primer momento, que se generalizaron mucho a partir
del reino de Luis XVI.

Durante la restauración y periodos posteriores,


grandes terrenos serían adquiridos y alquilados por los
especuladores para la construcción de esta clase de
edificios. Lo más notable es que las modas de los
immeubles de rapport son una de las fuentes de
homogeneidad de la arquitectura parisina en la actualidad.

A finales del siglo XVIII, el muro des Fermiers


géneraux (Granjeros generosos) que la Revolución
Immeuble de rapport.
francesa había privado de su papel fiscal, poco después de
que su construcción fuera terminada, encerraría juntos los
once primeros distritos de la actualidad. Sin embargo, la ciudad como tal ocupa
esencialmente la antigua muralla de Carlos V, así como los suburbios que se estiran a lo
largo de las carreteras.

Durante más de siete siglos (hasta 1919) París continuaría siendo una ciudad
fortificada, lo que explica su forma circular (los bulevares concéntricos fueron
reemplazado los murallas sucesivas), la densidad de ocupación del suelo y la escasez de
espacios libres y de jardines. Tras esto, dejamos atrás la época moderna para
introducirnos en los cambios de la ciudad de París durante los inicios de la era
contemporánea, impulsados por la revolución burguesa e industrial.

28
Cuando se hablar del urbanismo parisino, lo más identificativo es el influjo que
recibió del senador Haussmann. En efecto, fue en la época de Napoleón III cuando París
adoptó su cara “moderna”, y se ha asociado directamente con el Barón Haussmann, de
modo que se habla del París de Haussman. No obstante, el gran movimiento de
renovación urbana ya lo iniciaron sus predecesores.

Aunque es cierto que la Revolución y el Primer Imperio lanzaron poco de las


grandes operaciones de urbanismo, sí empujaron a la reflexión de las necesidades de
modernización de la ciudad de París. En 1794, una comisión publicó un plan de
renovación llamado “plan de Artistas”, cuya propuesta era trazar grandes ejes rectilíneos
a través de París para mejorar la comunicación y expandir la ciudad. Según ésta
propuesta, una calle debería partir de la plaza de la Nación para desembocar en el
Louvre en mitad de la Grande Colonnade. El Consulado impulsó el camino de la calle
de Rivoli, como un proyecto de paisajes monumentales que bordeaban el Jardín de las
Tuilleries. Aunque no sería hasta cincuenta años más tarde cuando se convertiría, con
Haussmann, en el gran eje este-oeste del centro de París.

Plano 5. De la Plaza de la Nación (B) al actual Museo del Louvre (A), por la calle de
Rivoli.

Fuente: Google Maps.

29
Durante este periodo, Napoleón se preocupó también por el aprovisionamiento de
agua en la capital, con la construcción del canal de l’Ourcq, así como de mejoras
dispares, desde equipamiento público útil (mercados, mataderos…) hasta puentes y
monumentos de prestigio como la columna Vendôme (en la plaza de mismo nombre,
que posteriormente sería tirada abajo al ser considerada un símbolo de la tiranía
napoleónica) y la finalización del Palais-Bourbon (sede de la Asamblea Nacional) y de
la iglesia de la Madeleine.

Plano del Canal de l’Ourcq en París.

Tal y como se puede apreciar en las fotografías siguientes, este periodo está muy
marcado por el clasicismo, corriente arquitectónica y artística en la que París destacó
enormemente en este periodo.

El Palais Bourbon, fotografía del Petit Journal.

30
Iglesia de la Madelaine de París, fachada exterior.

Altar en la iglesia de la Madelaine de París.

Por otro lado, la ley del 16 de septiembre de 1807, aplicada a toda Francia,
instauró la obediencia a la alineación; esto es, toda ciudad que tuviera más de 2.000
habitantes sería obligatorio un plan de alineación que indicara en cada calle el límite que
las fachadas no podían desbordar. Estos principios debían ser respetados en toda nueva
construcción y en toda reconstrucción de edificios, de forma que se favoreciera un
alargamiento progresivo de las calles en las manzanas más antiguas.

31
Sin embargo, esta normativa no produjo muchos efectos en París, dado que el
ritmo de las destrucciones y las reconstrucciones era tan lento que el senador del Sena,
Gilbert de Chabrol de Volvic, calculaba con ironía en 1819 que harían falta varios siglos
para realizar completamente el plan de alineación. Serían la Restauración y la
monarquía de julio las que supondrían las primeras grandes aberturas en la ciudad de
París.

En los años 1820, el regreso a la paz y la renovación de la economía favorecieron


el lanzamiento de grandes operaciones de urbanización, como las de los siguientes
barrios: quartiers de l'Europe, quartiers François-Ier, Saint-Vincent-de-Paul,
Beaugrenelle alrededor de la plaza Violet y Passy alrededor de la plaza Victor-Hugo.
Una planificación urbana nueva organizó algunos de estos barrios alrededor de un eje en
forma de estrella y distinguió las vías principales de las calles de las destinadas al
servicio local. En concreto, la urbanización de Beaugrenelle y de Passy cubrieron una
superficie de alrededor de un kilómetro cuadrado.

El senador Gilbert de Chabrol de Volvic confió la realización de estas operaciones


a los promotores privados. Los poderes públicos no intervinieron más que para hacer
respetar el reglamento urbano sobre la alineación y la altura (gálibo) de los edificios,
anteriormente mencionado. De todas formas, la crisis de la segunda mitad de los años
1820 retrasó bastante su realización.

En 1833, Claude-Philibert Barthelot de Rambuteau se convirtió en el nuevo


senador del Sena y mantendría este puesto durante toda la monarquía de Julio. Varios
elementos determinaron una nueva orientación del urbanismo parisino: en primer lugar,
las preocupaciones sobre la higiene subrayaron el problema de los barrios insalubres,
puestos en evidencia por la epidemia de cólera de 1832; mientras que los nuevos modos
de transporte en común permitieron a los empleados vivir más lejos de su lugar de
trabajo. Un siglo más tarde, esas dos cuestiones ocuparían una posición central en la
reflexión de los urbanistas modernos y, en particular, de Le Corbusier.

Rambuteau se apoyaba para sus planes sobre la ley de la expropiación durante


1841, en causas de interés público, para lanzar la renovación de París. Él, antes que
Haussmann, fue el que imaginó los grandes bulevares y avenidas que debían sanear los
barrios centrales y facilitar el transporte público. La fórmula de los bulevares-paseos de
Luis XIV se convirtió en el principio estructurador del conjunto de la trama urbana.

32
Así pues, Rambuteau lanzó la restructuración del mítico mercado de Les Halles,
pero realizó sobre todo, entre 1838 y 1844, la calle que hoy en día porta su nombre. Fue
la primera vez que se destruía un barrio para abrir una calle en el centro de París, con
una extensión, en su momento considerable, de 13 metros. Pasaría a segundo plano
cuando Haussman recortara vías mucho más largas en el mismo barrio.

La reforma de Les Halles.

El mercado de Les Halles (en 1912).

33
Calle de Rambuteau en la acutalidad.

La acción de Rambuteau también afectó al equipamiento urbano a través de


plantaciones de árboles a lo largo de las avenidas, alcantarillado, iluminación a gas e
incluso urinarios. Su lema del momento fue: “agua, aire y sombra” (« de l’eau, de l’air,
de l’ombre »).

Fue el senador Haussmann el que continuaría a una escala mucho mayor las
transformaciones de Rambuteau, dotando a París de una red de ejes que, incluso hoy en
día, constituyen su osamenta principal. Se benefició del soporte de Napoleón III, que
también participó en algunos de los cambios, de gran interés acerca de la dimensión
política del urbanismo. Pasamos a ver este periodo con mayor detalle.

La renovación de Haussman.

Entre la Revolución de 1789 y la renovación de Haussmann cambiaron los ideales


de los parisinos: de ser una ciudad políticamente motivada pasó a tener los ideales
propios de una ciudad centrista, tanto a nivel económico como social. La tecnología
moderna, como los ferrocarriles y las lámparas de gas, serían mejoras que la burguesía
en auge podía disfrutar en un estilo de vida más cómodo. Con la renovación se crearon
nuevos espacios en los que la burguesía hizo ostentación de su nueva riqueza, creando
una economía floreciente.
34
Todos los ejemplos de cambios que acontecieron en París en esta época pueden
verse en representaciones de la ciudad. En consecuencia, hay dos visiones del Barón
Haussmann: una la representa como el hombre que destruyó el París antiguo, y la otra
como el hombre que creó el Nuevo París. En efecto, gracias a sus intervenciones, la
ciudad se transformaría en menos de dos décadas, dejando de ser una ciudad medieval
para convertirse en la ciudad más moderna del mundo… si bien a altos precios de
segregación social.

Además, influenciados por Saint-Simon y la ideología del momento, Napoleón y


algunos de sus ingenieros, como Michel Chevalier, y empresarios como los hermanos
Pereire continuaron creyendo en el voluntarismo económico como medio de
transformación de la sociedad, a la par que una forma de reabsorber la pobreza. Fue una
disposición rígida, incluso autoritaria, aquella de impulsar a los capitalistas a lanzar
grandes trabajos que beneficiarían al conjunto de la sociedad. El pilar central lo
representaron los bancos, que se desarrollaron considerablemente a base de estar
involucrados en los proyectos de renovación de París.

En junio de 1852, Napoleón III encargó a Georges-Eugène Haussmann, un


funcionario público y senador que más tarde sería nombrado Barón, que convirtiera
París en una ciudad “moderna”. En su concepción, pretendía que París tuviera calles
más seguras, mejores casas, comunidades más salubres (esto es una constante, como
hemos visto, de los problemas de higiene y enfermedades en la historia de esta ciudad),
comunidades hospitalarias y que facilitaran las compras, además de una mayor fluidez
en el tránsito, es decir, mejoras en la comunicación.

El cambio fue posible porque hubo un progreso en las técnicas urbanísticas y,


además, se adaptaron leyes adecuadas; si bien siempre basadas, como previamente, en
expropiación forzosa, cuando el tradicional derecho liberal concebía la propiedad
privada como un derecho ilimitado.

Fue así como Haussmann se permitió eliminar muchas calles antiguas,


serpenteantes, de la trama medieval parisina, así como derribar casas de apartamento
para sus regulados planes. A cambio, construyó anchos bulevares rodeados de árboles,
creando además extensos jardines, por los que hoy en día es famosa la ciudad de París.

35
Su plan mantuvo los principios de las alturas uniformes de los edificios y elementos de
referencia, como el Arc de Triomphe y el Gran Palacio de la Ópera.

No entraremos en todos los detalles del sistema “hausmaniano”, pero es


fundamental mencionar los puntos fundamentales del mismo.

En primer lugar, la regulación pública: Haussmann se benefició de un marco


legislativo y reglamentario amañado para facilitar los trabajos y asegurar la
homogeneidad de las nuevas arterias. Algunas de las herramientas jurídicas del decreto
de marzo de 1852, por ejemplo, eran:
 Disposición esencial, esto es, la administración decide sola el perímetro de las
expropiaciones.
 Propietarios obligados a limpiar y repintar sus fachadas cada 10 años.
 Reglamentación del nivel de las vías de París, de la alineación de los edificios y
de la longitud del alcantarillado.

En concreto, se aumentó el límite de altura de los edificios (hasta 20 metros, antes


17,55) en calles de más de 20 metros; y en los nuevos edificios construidos era obligado
que las plantas tuvieran la misma altura en todos y la misma alineación de fachada.

El desarrollo de las operaciones reflejó la evolución del Imperio francés,


autoritario hasta 1859, y luego menos rígido a partir de 1860, Se destruyeron unas
20.000 casas para construir más del doble en dos décadas. Algunas de estas operaciones
se continuaron incluso en Tercera República, cuando París fue absorbiendo sus
suburbios hasta la muralla de Thiers, en 1860.

Por otra parte, Haussmann no tardó en superar los 13 metros de la rue de


Rambuteau, que ya había sorprendido a los parisinos en su momento, para crear arterias
de 20 y hasta 30 metros de largo.

De 1854 a 1852, Haussmann puso en marcha el periodo más autoritario del reino
de Napoleón II para realizar en una década lo que a París le había costado toda su
historia: transformar el centro, a base de crear una brecha gigantesca: el eje norte-sur. El
mismo iba desde el bulevar de Sebastopol al bulevar Saint-Michel, fagocitando a su
paso muchas callejuelas. Formó un cruce al nivel del Chatelet con la calle de Rivoli, que

36
el Segundo Imperio prolongaría hasta la calle Saint-Antoine. A la vez, el arquitecto
Baltard gestionaría Les Halles.

También la Isla de la Cité sería en gran parte derribada y reconfigurada, en


particular, a nivel de los puentes. Haussmann completó el gran cruce a través de ejes
que conectarían la primera corona de bulevares al centro, como la calle de Rennes en la
rivera izquierda y la avenida de la Ópera en la rivera derecha.

Plano 6. Comparativa entre la Isla de la Cité antes y después de las obras de Haussman.

Fuente: Bibliothèque nationale de France (BNF).

37
Plano 7. Ejes creados en el centro de París entre 1850 y 1870 por Haussmann.

Fuente: JAROSKI, Mark (2004).

38
Como hemos avanzado antes, Haussman siguió la obra de Luis XIV,
construyendo bulevares grandes como aquellos que rodeaban el mur del Fermiers
Généraux, el bulevar Haussman, la línea derecha de la calle La Fayette, el bulevar
Voltaire, los “boulevards du midi” de la rivera izquierda, o el bulevar Saint-Germain.

Bulevard Haussmann, óleo de Antoine Blanchard.

Bulevard Haussmann en la acutalidad.

39
Respecto a los distritos, Haussmann comenzó a gestionar los que se crearon sobre
el emplazamiento de las comunidades anexadas en 1860, creando así una larga vía
sinuosa que comunicaba los distritos 19, 20 y 12.

Plano 8. Los antiguos distritos y el nuevo límite de París tras las reformas de 1860.

Fuente: Wikimedia Commons (cedido libre por el usuario Starus).

Los barrios del oeste se beneficiaron de una prestigiosa operación: doce avenidas
que se reencontraban en la plaza de la estrella. Otros ejes como la avenida Daumesnil o
el bulevar Malesherbes permitieron atravesar los distritos en dirección al centro.

En efecto, un importante cambio fue la aparición de las plazas-rotonda: la


necesidad de interconexión entre los grandes bulevares obligó la creación de plazas a
medida, dando lugar a rotondas o puntos radiales de conexión que organizaban otras
plazas a lo largo de todo París. Las más notables son place de l'Étoile, place Léon-Blum,
place de la République, y place de l'Alma.

40
Place de l'Étoile (actual Plaza Charles de Gaulle) de París.

En concreto, en la siguiente vista aérea se puede apreciar la posición estratégica


de la place de la République como centro de distribución de los ejes de comunicación
de la trama urbana.

Vista aérea de la Plaza de la República de París.

41
Respecto a las estaciones, Haussmann encargó la construcción de la estación de
Lyon en 1855 y la estación del norte en 1865, soñando con interconectar estos puntos
por vías férreas, aunque tuvo que contentarse con facilitar el acceso desde ejes
importantes. En adelante se facilitaría la conexión con la estación del Este.

A nivel de los monumentos, visto que el interés de Napoleón III y Haussmann era
dotar de prestigio a París, evidentemente surgieron impresionantes edificios, como:
 La Ópera de Garnier, de estilo ecléctico.

Ópera de París.

 Los teatros dimétricos sobre la plaza del Châtelet de Gabriel Davioud.


 El Hôtel-Dieu, el cuartel de la Cité, que sería la futura prefectura de policía, y el
tribunal de Comercio (los tres remplazando uno de los barrios medievales de la
Isla de la Cité.
 A nivel religioso: la iglesia de Saint-Eugène, la iglesia de la Santa Trinidad, la
de Saint-Ambroise y la iglesia de Saint-Augustin (siendo esta última destacable
por su alta bóveda, sin contrafuertes, posible gracias al uso de un armazón
metálico; así como por su situación emblemática en el cruce de varios bulevar).

42
Iglesia Saint-Ambroise de París. Iglesia de San Agustín de París.

Iglesia de la Santa Trinidad de París.

Además, Haussmann se aseguró de que los emblemáticos monumentos quedaran


adecuadamente conectados a través de los ejes principales y entre ellos, contribuyendo a
la magnificación del espacio parisino, como se puede apreciar en el plano siguiente.

43
Plano 9. París, sus redes y los monumentos más emblemáticos.
Sobre la estética en sí, como hemos explicado, la regulación de los poderes
públicos forzaron la puesta en marcha de una tipología que, junto a la evolución clásica,
llevaron las fachadas parisinas a un estilo propio, “haussmanniano”, marcado por las
siguientes características principales:
 Planta baja y entreplanta con hendiduras profundas de la pared.
 Segunda planta "noble", con uno o dos balcones, y el tercero y cuarto piso
en el mismo estilo, si bien con menos marcos y detalles en las ventanas.
 Quinto piso con balcón, sin adornos.
 Desvanes y buhardillas de 45 grados.

Las fachadas se
organizaban alrededor
de líneas horizontales,
que con frecuencia
seguían de un edificio a
otro, con un
alineamiento perfecto
de balcones, cornisas y
fachadas.

Rue Monge, los tres niveles de fachada haussmaniana.

Sobre equipamientos públicos, el agua potable pasó a provenir del Ourcq, aunque
también máquinas a vapor extraían agua del Sena, cuya higiene era deplorable.
Haussman encargó un nuevo acueducto que acabaría midiendo 600 kilómetros en 1900.
Otra red fue concebida para agua no potable, con el fin de alimentar los espacios verdes.
El sistema de alcantarillado se mejoró, y la ley de 1852 obligó a todos los edificios a
conectarse al mismo siempre que tuvieran acceso. Napoleón también reorganizó la
distribución del gas, concediendo a una compañía el monopolio, aunque él seguía
fijando los precios. Haussman confió a Davioud la puesta en marcha del mobiliario
urbano.

45
Como hemos comentado antes, la creación de espacios verdes fue algo muy
importante durante este periodo, porque escaseaban tradicionalmente dada la situación
de París como ciudad amurallada. En imitación al modelo londinense, Napoleón III
ordenó al ingeniero Jean-Charles Alphand la creación de parques y bosques, de entre los
que podemos mencionar: el bosque de Boulogne y el bosque de Vincennes rodeando la
villa; y dentro de la muralla de Thiers, el parque de Buttes-Chaumont y el parque de
Montsouris.

Parque de Buttes-Chaumont, vista aérea.

Vemos interesante volver atrás, sobre el estado del Louvre en este momento,
cuando se empezó a denominar el “nuevo Louvre”. Éste es el nombre que se da a
menudo a los pabellones y alas que ampliaron el Palacio a lo largo de alrededor de 500
metros hacia el oeste en los lados septentrional (durante el reinado de Napoleón I y
Napoleón III) y meridional (durante el de Napoleón III) del Cour Napoléon y Cour du
Carrousel.

46
Plano 10. El complejo del “Nuevo Louvre”.

Fuente: GAILLARD, Arnaud. Greatpatton.

Jardin des Tuilleries, símbolo del poder napoleónico.

Fue Napoleón III quien finalmente conectó el Palacio de las Tullerías con el
Louvre en la década de los años 1850, logrando así finalmente el Grand Dessein (“Gran

47
Diseño”), originalmente planteado por Enrique IV en el siglo XVI. Esta consumación
sólo duró unos pocos años, sin embargo, porque las Tullerías, que eran todo un símbolo
del poder napoleónico y la tiranía, serían incendiadas en el año 1871 y completamente
arrasadas en 1882.

Nos parece también pertinente hacer otra puntualización sobre una parte
fundamental del París de finales del siglo XIX, en relación a su formidable movimiento
impresionista, pues no hemos tenido ocasión de considerar previamente la colina de
Montmartre.

Montmartre fue en realidad una antigua comuna francesa del departamento del
Sena, que no sería anexada por París hasta 1860. Fue anexada en 1860 por París, cuando
Napoleón III y Haussmann se plantearon hacer de París la ciudad más bella de Europa.
Para ello, necesitaban conseguir grandes extensiones de tierra y esto los empujó hasta la
comuna de Montmartre.

Desde entonces, su territorio constituye esencialmente el distrito 18, salvo una


fracción que fue atribuida a la comuna de Saint-Ouen. Fue la cuna del movimiento
impresionista, reuniendo diferentes locales ahora considerados de culto como el Café
des deux Moulins, el Folies Bergère, el Moulin Rouge, y el Lapin Agile. El barrio se
prolongaba de la plaza Pigalle hasta la Iglesia de Sacré-Coeur; alojando también un
renombrado
Boulevard Montmartre (1897), visto por Camille Pissarro.
cementerio.

48
Tampoco hay que olvidar que sería a finales de este siglo cuando París se
convertiría en anfitrión de un acontecimiento cultural de relevancia mundial.

En efecto, la
Exposición Universal de
París (1889) tuvo lugar en
París, del 6 de mayo al 31
de octubre, siendo
celebrada en el centenario
de la toma de la Bastilla,
un acontecimiento
tradicionalmente
considerado como el
Exposición Universal de París en 1889.
símbolo del comienzo de
la Revolución francesa.

La Exposición cubrió un área total de 96 hectáreas, incluyendo el Campo de


Marte (Champ de Mars), el Trocadéro, la estación de Orsay, una parte del Sena, y la
explanada de los Inválidos (Hôtel des Invalides). Es bien conocido que el símbolo
principal de la Exposición Universal fue la Torre Eiffel, completada en 1889, y que
servía como arco de entrada a la Feria. Su apreciación fue tal que, aunque estaba
previsto su desmontaje, se acabó convirtiendo en uno de los monumentos más
representativos de la ciudad.

Resumiendo, hay que conceder que los grandes cambios de Haussmann


contribuyeron a mejorar la sanidad y la comunicación… pero la renovación tuvo
también manifiestas finalidades políticas, siendo especialmente aplaudida por las clases
enriquecidas mientras que gran parte de los parisinos se lamentaban por la forma en que
la “haussmannización” destruía sus raíces y conexiones sociales.

Pero, además de conseguir sus objetivos de mejoras sanitarias y de comunicación,


la renovación sirvió para finalidades políticas. Y por ello la obra de Haussmann fue

49
especialmente aplaudida por las clases enriquecidas, mientras que parte del pueblo
parisino sintió que las obras de Haussmann destruían sus raíces y conexiones sociales.

Debido a la haussmannización, considerada una destrucción creativa para la


mejora de la sociedad, los años 1860 fue una época de intensa revuelta en París. Esto es
visible en el movimiento impresionista, que mostraba la pérdida de conexión con sus
raíces. El historiador Robert Herbert afirma: “la continua destrucción del París físico
llevó asimismo a la destrucción del París social”.

De forma más detallada, la segregación que permitió el urbanismo de Haussman


comenzó, en primer lugar, por desplazar a las masas obreras del centro de las ciudades a
los barrios de la periferia. La clase que más sufrió en el pasado las condiciones de vida
medievales del antiguo París se tuvo que exiliar a los suburbios por la
haussmannización, puesto que los barrios bajos fueron limpiados y sustituidos por
apartamentos para la burguesía.

En segundo lugar, el nuevo plan de la ciudad dificultaba revueltas como las de


1830 y 1848, a base de impedir físicamente la colocación de barricadas (fácil en
estrechas callejuelas medievales, difícil en anchos bulevares) y facilitar la labor de las
fuerzas del orden con un rápido desplazamiento por las calles y la colocación estratégica
de edificios oficiales como los cuarteles. En este sentido, fueron reformas que se
pusieron al servicio de regímenes políticos conservadores.

Cuando contrató a Haussmann, Napoleón III también tenía pensada esta finalidad
de conseguir calles demasiado anchas para que los rebeldes construyeran barricadas a lo
largo de ellas y donde pudieran circular batallones en formación y la artillería, si se
diera tal necesidad. El hecho de que Haussmann creara las anchas avenidas unidas con
las principales estaciones de tren también obedecía al interés de lograr que las tropas de
provincias pudieran estar operativas en un corto periodo de tiempo.

Así, esta obra realizada durante el Segundo Imperio fue una de las circunstancias
que contribuyeron a la rápida represión de la comuna de París en 1871: desde la
revolución de 1848, Adolphe Thiers se obsesionó con reprimir y aplastar la siguiente y
previsible rebelión parisina. En consecuencia, planeó abandonar la ciudad y retirarse, de
manera que pudiera tomarla de nuevo con más fuerzas militares. Sería el diseño

50
Haussmann de calles y avenidas, combinadas con la nueva importancia que adquirió el
ferrocarril, lo que facilitara el triunfo de este plan y la sencilla derrota de la Comuna de
París.

Revolucionarios como Debord, que consideraban el urbanismo una ciencia de


estado e inherentemente capitalista, subrayaron que Haussmann separó muy bien las
zonas de ocio de las de trabajo, anunciando así el funcionalismo moderno (y que se
reflejaría en la tripartición de Le Corbusier).

Haussmann fue criticado también por el gran coste de su proyecto. Napoleón III
despidió a Haussmann en enero de 1870 con el fin de mejorar su propia popularidad en
declive.

A modo de conclusión, las trascendentales reformas llevadas a cabo siguen


rigiendo la fisonomía y el funcionamiento de París aun hoy en día. Así los famosos
bulevares del centro de la ciudad se conservan con el mismo trazado original proyectado
por Haussmann. Uno de ellos ha recibido el nombre de Boulevard Haussmann en su
honor. Obras de infraestructura como las canalizaciones de agua siguen funcionando
150 años después.

Como referencia, los cambios llevados a cabo por el Barón Haussmann en las
calles de París pueden verse documentados en la película “Paris: Living Space”, con
Edmund N. Bacon, basada en secciones de su libro Design of Cities (1967).

51
Avanzamos ahora hacia el estudio de París en el siglo XX, controvertido periodo
de conflictos y brutales cambios en la innovación y el progreso de las sociedades.
Trataremos de ceñirnos al plano más urbano, dejando de lado los azares bélicos,
sabiendo que lo más nuclear en la construcción de la ciudad de estudio fue precisamente
el siglo previo, al que hemos dedicado un análisis más profundo.

En efecto, la llamada Belle Époque supuso un momento de transición entre ambos


siglos, mostrando el efímero clímax urbanístico y los problemas a los que tendrían que
enfrentarse las ciudades europeas en el nuevo paradigma.

La Belle Époque.

Al final del siglo XIX y hasta 1914, la ausencia de inflación, los préstamos a
intereses muy bajos, consentidos sobre todos por el banco de crédito de empresarios,
permitieron obtener numerosas órdenes de particulares a los arquitectos y los
empresarios, para urbanizar y construir nuevos terrenos adquiridos por la ciudad de
París en el interior de las fortificaciones. Estos, hasta entonces, habían sido dejados a los
horticultores y los cazadores.

La abundancia de capitales a bajo interés y las canteras de piedra caliza para la


construcción dentro de la propia París, así como la mano de obra a buen precio y la
formación mejorada de los artistas plásticos permitieron construir edificios con cuartos
de alquileres moderados y de un lujo hasta el momento desconocido, que desaparecerían
con la Primera Guerra Mundial. Incluso los edificios más modestos se beneficiaron de
fachadas de piedra esculpida, de escaleras y de chimeneas de mármol, o tejados de
pizarra y molduras de yeso decorativas en techos y muros.

Barrios enteros fueron construidos a veces por los propios arquitectos, convertidos
en urbanistas de hecho. De esta forma, prácticamente todos los edificios de la calle
Belgrand (en el distrito 20), desde la plaza Gambetta a la puerta de Bagnolet, y una
gran parte de los de la calle de la Glacière (en el distrito 13), fueron construidos por
Arsène Lejeune o los arquitectos de su gabinete. Algo similar sucedió con Pierre

52
Humbert, que construiría la totalidad de los edificios de las calles Verdi e Yvon-
Villarceau en el distrito 26.

Place Gambetta.

Antes de la Segunda Guerra Mundial: el tiempo de los proyectos.

No se puede comprender el frenesí de construcción que siguió a la Segunda


Guerra Mundial sin tomar en cuenta dos elementos que hoy en día han desaparecido:
 La obsesión higienista heredada del siglo XIX, que chocó con la persistencia de
barrios insalubre en París.
 Al relativo inmovilismo de la primera mitad del siglo se añadió la fuerte demanda
de alojamientos, causa del “baby boom”.

Por tanto, París seguía siendo a todos los efectos, una ciudad por sanear. En 1900,
a pesar de todos los esfuerzos de Haussmann y sus sucesores, París contaba con
numerosos barrios deteriorados. Varias encuestas (realizadas, por ejemplo, en 1904 y en
1918), censan las manzanas insalubres o “taberculosas”, basándose sobre todo en la
frecuencia de los casos de esta enfermedad. En la Charte d’Athènes, Le Corbusier
describirá de la siguiente forma los “tugurios”:

53
1. “Superficie habitable insuficiente por persona.
2. Pobres aberturas hacia el exterior.
3. Ausencia de sol (por la orientación norte o las sombras).
4. Decrepitud y presencia permanente de gérmenes mórbidos (tuberculosis).
5. Ausencia o insuficiencia de instalaciones sanitarias.
6. Promiscuidad derivada de las disposiciones interiores de la vivienda, de la mala
organización de los edificios y de la presencia de vecindarios indeseables.”

Sin embargo, a pesar de esta conciencia, los barrios tendrían que esperar a más
adelante para sufrir renovaciones de envergadura.

Los sueños de los urbanistas.

Entre las dos guerras, uno de los temas de la reflexión fue la idea de una gestión
de conjunto para la región parisina. Esto sería el objeto de un concurso en 1919, y de
una posterior ley en mayo de 1932, que derivaría en el plan de Henri Prost en 1934. Sus
propuestas se centraron en la realización de nuevos ejes o la prolongación de ejes ya
existentes con la pretensión de descongestionar el centro de París.

Durante dicho tiempo, los arquitectos independientes multiplicaron las


proposiciones para resolver los problemas de las ciudades en asuntos de alojamiento y
circulación. El plan de urbanismo más famoso de la entreguerras tenía como objetivo
inicial provocar y estimular los espíritus.

Así, en 1925, el joven Le Corbusier, obsesionado por la insalubridad del


anticuado París, propuso arrasar con la mayor parte de los distritos 1 y 4 para construir
en su lugar una treintena de rascacielos cruciformes capaces de albergar cada uno varios
miles de habitantes, en el seno de un inmenso parque recorrido por vías rápidas.

Le Corbusier es conocido por su definición de la vivienda como la máquina para


vivir (“la machine a habiter”). Con ello, Le Corbusier ponía en énfasis no sólo el
componente funcional de la vivienda, sino en que esta funcionalidad estuviera destinada
a la forma de vivir, comprendiéndose esto último desde un punto de vista metafísico. Le
Corbusier creía que el objetivo de la arquitectura era generar belleza y que ésta debía
repercutir en la forma de vida de los ocupantes de los propios edificios.

54
En cuanto al criterio
de “máquina de habitar”,
Le Corbusier estaba
fascinado por las entonces
nuevas máquinas (en
especial los automóviles y
aviones) y consideraba
que tenían diseños
prácticos y funcionales,
Maison Blanche, la primera obra
que podían servir de individual de Le Corbusier.
modelo a una arquitectura
práctica y funcional, desde
una óptica racionalista.

Por su lado, los hermanos Perret diseñaron en esa misma época proyectos de
rascacielos para el centro, tan bonitos como los de Manhattan, aunque sin una
distribución tan caótica como en dicha ciudad de referencia. Otros arquitectos querían
experimentar nuevas formas de construcción en los barrios periféricos… pero se ven
limitados por el riguroso reglamento de 1902: las construcciones no podían sobrepasar
el gálibo tradicional del largo de una pendiente de 45º hacia el interior de la parcela.

En consecuencia,
Henri Sauvage
propondría enormes
edificios escalonados,
como zigurats3 modernos,
de los que construyó una
muestra en el 26 de la
calle Vavin.

Edificio escalonado de Sauvage en el 26 de la rue Vavin.


3
Recordamos que un zigurat es un tipo de templo de la antigua Mesopotamia, con forma de torre o
pirámide escalonada, cuyo diseño va desde una simple base con un templo en lo alto hasta diferentes
prodigios matemáticos y arquitectónicos, con varias terrazas rematadas con un templo.

55
Otros arquitectos propusieron, dado que no les sería permitido extender los
edificios en altura, penetrar bajo tierra. Clément Tambuté quiso conectar la plaza
Malesherbes al aeropuerto du Bourget por un enlace subterráneo, mientras que Gaston
Bardet, por su parte, abogaba por enterrar almacenes y vías rápidas, de modo que la
ciudad quedara relegada a su función principal de “lugar de paseo”. Estos proyectos no
llegaron muy lejos, más que a dejar a Paris con subterráneos en los bulevares des
Maréchaux al nivel de sus puertas más importantes.

Mientras tanto, los barrios periféricos fueron convirtiéndose y ampliándose como


pintorescos espacios urbanizados. Algunos ejemplos son la plaza del Abad Georges-
Hénocque o el Hameau del Danubio.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el momento de las revelaciones.

Cuando terminó la guerra, a pesar de los análisis, los planes y los sueños, ninguna
operación de envergadura se había llevado a cabo. Seguían existiendo los espacios
insalubres. Los Treinta Gloriosos impulsarían operaciones cuya amplitud provocaría
una vuelta brusca, en los años 1970 y 1980, a un urbanismo más tradicional.

Uno de los nombres destacados de los años cincuenta sería el de Raymond Lopez,
que comparó el París cristalizado de los primeros distritos al París de los distritos
periféricos, el cual necesitaría de una profunda reorganización.

Lopez concibió este cambio tomando como base una franja de vías rápidas que
ocuparan el lugar de la antigua muralla de los Granjeros Generosos y que además
pasara por Pigalle, Belleville y Montparnasse. Ya no se trataba de facilitar el acceso al
centro, como en los planes previos al conflicto bélico, sino de fomentar su
circunvalación. Los coches ya no atravesarían más París por el tradicional eje del
bulevar Saint-Michel y el bulevar de Sebastopol, sino que usarían una autopista urbana
que partiría de la puerta de Vanves o la puerta de Italia para conectarse a la puerta
d’Aubervilliers, pasando por el bulevar Richard-Lenoir. Ése fue el “plan de autopista
para París”, en 1960.

56
Plano 11. Plano de los planes de autopista de París.

 Autopistas y rutas exprés actuales.  Autopistas diferentes previstas en el plan.


 Autopistas previstas en 1960.  secciones bajo tierra
(*) Los trazos finos corresponden a secciones unidireccionales.

Fuente: GFDL (licencia libre GNU).

Las conclusiones de Lopez fueron objeto de un plan en 1957, en el cual distinguió


las zonas mal construidas que debían ser remodeladas, de las zonas juzgadas dignas de
ser conservadas. Un cuarto de la ciudad de París debía ser renovada, según un
urbanismo de conjunto y no ya el tradicional sistema de alineación: las construcciones,
sin estar sumisas a las parcelas existentes, debían poder explotar soluciones nuevas
inspiradas en ciertas teorías expuestas por Le Corbusier.

Al contrario de los análisis precedentes, los de la década de los cincuenta sí serían


parcialmente plasmados, realizándose de forma espectacular y beneficiándose del sostén
del nuevo régimen del General de Gaulle. El objetivo de la modernización de París no
generaría oposiciones, ni tampoco los medios empleados, al contrario que en momentos
previos.

El Plan de urbanismo redactado en 1959 y aplicado dos años más tarde,


transformó en proyecto concreto la visión de los urbanistas. La trama urbana ya no
estaría definida por las calles, sino por el ordenamiento funcional de las construcciones.

57
Un ejemplo de esta visión lo tenemos en la puesta en marcha del barrio de Les
Olympiades (entre 1969 y 1974), dirigido por Michel Holley, en el distrito 13.

Les Olympiades.

Plano 12. El barrio de Les Olympiades, prueba del ordenamiento funcional.

Fuente: BRUNET, George. France, le trésor des régions. Sitio web: http://tresordesregions.mgm.fr/

Se trató de una ruptura mayor en el urbanismo parisino, que tanto había trabajado
por su alineación enfermiza y gálibos homogéneos en los edificios. Las dos principales
operaciones, que ahora comentaremos en detalle, se situaron ambas sobre la rivera
izquierda.

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En primer lugar, debemos hablar de la “Opération Italie 13”. Ésta fue llevada a
cabo entre los años 60 y 70, y transformó notablemente en sur del distrito 13 a base de
la construcción de numerosas torres y altos edificios, donde inscribimos el ejemplo de
las Olympiades.

Las alrededor de treintaicinco torres eran bastante uniformes, sino idénticas en el


seno de un mismo barrio, salvo por algunas excepciones. Aunque fueron implantadas de
forma independiente a la calle, nunca serían realmente independientes. Además, la
rareza de los espacios verdes y la concentración de los edificios entraba en
contradicción con los principios de Le Corbusier sobre el espacio necesario, que
supuestamente habían inspirado ese plan.

Por tanto, este barrio, implantado en una altura bien visible desde otra parte de
París, acabó teniendo parte de la responsabilidad sobre la desconfianza de los parisinos
hacia los rascacielos; a pesar de la imagen positiva del barrio chino, instalado en mitad
de las torres, y que salvó la operación Italia 13 en el plano inmobiliario.

Vista panorámica del barrio Olympiades.

La otra gran operación se situó en el Front-de-Seine, barrio junto al río en el


distrito 14. Una veintena de torres fueron construidas, la mayoría en los años 70, sobre
un pavimento de motivos cuyo diseño era sólo apreciable desde los pisos más altos. Al
contrario que las torres que hemos visto en el caso previo, los estilos eran muy variados.
Por ejemplo, las dos torres más originales son, sin duda, el Hotel Novotel (antiguo
Nikko) con sus cuadradas ventanas en rojo, y la torre Totem, una gran pila de bloques de
vidrio.

A pesar del elevado standing de las torres, el pavimento se deterioró


considerablemente y el centro comercial se fue vaciando a lo largo del tiempo. Todavía
en la actualidad se barajan planes de renovación.

59
Tour Totem y Hotel Nikko, después Novotel.

Tour Totem.

La época contemporánea y la vuelta a la ciudad clásica.

Desde 1970, el APUR (Atelier Parisien d’Urbanisme) criticó la moda del


urbanismo sobre pavimentos elevados. La organización llevó a cabo una auditoria sobre
el París del siglo XIX para rehabilitar los restos del “haussmanismo”. François Loyer,
en concreto, opinó que estas obras habían denostado una mejor jerarquización de los
espacios públicos y privados, de las vías y las construcciones y, en resumidas cuentas,
conducían a una mejor coherencia urbana. El modelo, lejos de haber pasado de moda,
debía ser reinterpretado desde la arquitectura contemporánea.

A la vez, el público se mostraba en contra de las nuevas torres de rascacielos,


asociadas a cierta inhumanidad; especialmente, el estilo uniforme del distrito 13 que,
lejos de resarcir el estilo homogéneo del París tradicional, empobreció el paisaje.

A partir de 1974, tras la elección de Giscard d’Estaign, las grandes operaciones


fueron anuladas o frenadas en París. Sólo el área de La Défense seguiría siendo alterada
con operaciones particulares como la edificación del centro nacional de arte y cultura
de Georges-Pompidou.

60
Centro nacional de arte y cultura de Geoges-Pompidou.

Ya al final de los años 70 se construiría el conjunto de la calle des Hautes-


Formes, en el distrito 13. Se preveían dos torres, pero fueron remplazadas por un
conjunto de edificios más bajos, con formas variadas, a partir de los cuales Christian de
Portzamparc trató de organizar mejor la jerarquía entre espacios públicos, privados y
semi-privados, siempre oponiéndose al modelo de construcción en serie que se había
mostrado tan ineficaz en el barrio de Les Olympiades. Años más tarde, Portzamparc
seguiría con su lema de retomar la ciudad clásica, persiguiendo la arquitectura moderna,
con el tema del edificio autónomo y la apertura a la calle como, por ejemplo, en la
coordinación de una manzana en la calle Neuve-de-Tolbiac.

Sin embargo, la operación París Rive Gauche (rivera izquierda), alrededor del
2000, ilustró otra tendencia, hacia la vuelta de la alineación, la armonía de las alturas y
cierta uniformidad de fachadas, plazas o jardines interiores, conjugados con una
arquitectura contemporánea de pivotes y fachadas de cristal.

Concluimos este apartado con las siguientes imágenes, una prueba que permite
apreciar estos cambios, y a la vez las estructurales similitudes entre el modelo del XIX y
el más reciente.

61
El Gran Hotel en el ángulo de la plaza de la Ópera en 1890.

La avenida Pierre-Mendès-France en la rivera derecha en 2005.

62
Hemos visto la historia de la ciudad, desde sus raíces galas y romanas en la isla
del Sena hasta su exponencial crecimiento y estructuración en la época moderna.
Terminamos este análisis con una aproximación a las tendencias que se barajan en
nuestro temprano siglo XXI.

La propuesta de Bertran Delanoë, alcalde de París, de construir de nuevo ciertas


torres en los barrios periféricos, despertó entusiasmos por parte de los arquitectos y la
oposición de muchos particulares. Unos se lamentan de que consideran que París carece
de ambición arquitectónica, los segundos, en cambio, resaltan que París tiene su propia
especificidad, hecha de una herencia cultural y un urbanismo único.

Mientras que numerosos nuevos rascacielos siguen surgiendo en el barrio de


negocios de La Défense, como símbolos del capital y de la globalización, en el propio
París los grandes proyectos tienden más hacia el respeto del tejido urbano y del
patrimonio arquitectónico, especialmente respecto a las últimas trazas de la época
industrial.

El rechazo a la candidatura a la organización de los Juegos Olímpicos de París


2012, en vista de la cual la zona de Batignolles debía ser remodelada y adecuada, redujo
aún más las perspectivas de grandes proyectos en París en los años que están por venir.

Finalmente, la organización administrativa de París también es actualmente objeto


de debate en ella misma. Algunos, como el arquitecto Roland Castro, proponen poner
en lugar un “París Grande”, resaltando que la mayoría de las grandes capitales han
absorbido parte de sus afueras mientras que París se ha quedado sin evolucionar
sustancialmente desde 1860, sin ni siquiera participar en una estructura intercomunal.

En cualquier caso, lo que es evidente es que París tiene un importante y simbólico


pasado arquitectural y urbano, que dota a esta ciudad de una identidad particular. En
consecuencia, los cambios son observados con mayor recelo que en otros lugares.

63
Plano 13. París en el presente. Fuente: Google Maps.

45
AYUNTAMIENTO DE PARÍS, disponible en el siguiente enlace:
http://www.paris.culture.fr/fr/ow_chrono.htm.

AYUNTAMIENTO DE PARÍS. Portal de cultural. Disponible en:


http://www.paris.culture.fr/.

BARTHOLOMEW, J.G. Atlas Europeo de Literatura e Historia. 1912.

BARTHOLOMEW, J.G. Atlas Europeo de Literatura e Historia. 1912. Disponible


en: http://historymedren.about.com/library/atlas/natmapmedparis.htm.

Bibliothèque nationale de France (BNF).

BRUNET, George. France, le trésor des régions. Sitio web:


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BUSSON y CHARLANNE, V. Plan D. Cliché IGN Photothèque Nationale - 1999.

GAILLARD, Arnaud. Greatpatton.

GOOGLE MAPS.

GRIMAL, Pierre. Les Villes romaines. PUF, Que sais-je? n° 657, PUF, 1954, 7ª
edición 1990, (ISBN 2130433685), p. 18.

HISTORIC CITIES (sitio web). Disponible en: http://historic-


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LUCAN, Jacques. Généalogie du regard de Paris. Disponible en:


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65
PANERAI, Philippe. CASTEX, Jean. DEPAULE, Jean-Charles. Formes urbaines,
de l'îlot à la barre. Edición Parenthèses, 1997.

PANERAI, Philippe. CASTEX, Jean. DEPAULE, Jean-Charles. Formes urbaines,


de l’îlot à la barre. Edición Parenthèse, 1997.

PARIS DIGEST (portal turístico). Historia de París. Disponible en:


http://www.parisdigest.com/history/paris_history.htm.

TEXIER, Simon. Paris contemporain. Parigramme, 2005.

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WIKIMEDIA COMMONS. (Wikimedia.org).

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