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La madrugada avanzaba, mientras caminaba en la selva escuchando crujir las hojas secas que

descansaban a mis pies. Si ponías atención podías oír los movimientos, el fluir de la naturaleza. Poco
a poco y de lejos, se percibía el sonido de la caída de agua con mucha fuerza.

- ¡Es mi salvación! ¡Agua, bendita Agua! – pensé.

Traté de seguir rápidamente el sonido que me daba esperanza. Choqué con ramas, hojas, esquivé
animales largos y venenosos, luché contra lianas que me aprensaban como si no quisieran que
llegara a tomar un poco del líquido vital.

Caminé sin cesar, sin lograr llegar a mi destino. En algunos momentos el sonido se volvía más claro,
mi corazón aceleraba; pero en otros, se oía tan lejos que perdía la esperanza. Confundido y
desesperado me encontré en medio de la espesa selva.

- ¿Qué tratas de hacer?

Escuché una aguda y pacifica voz… dí un salto y me froté mis ojos.

- ¿Quién eres tú?


- Mi nombre es Tochtli, soy el guardián de este lugar.

No podía creer que una criatura de orejas largas con ojos tan negros como esa espesa noche,
imponentes e hipnotizantes estuviera hablándome. Lo único que logré hacer fue quedarme
paralizado con la boca entreabierta. Un hormigueo recorrió todo mi cuerpo. No podía asimilar lo
que estaba pasando.

- Quieres ir a ese arroyo, ¿cierto? Conozco un lugar con mucha más agua de la que puedes
encontrar ahí. Es un lugar blanco, muy brillante y si sabes buscar, encontrarás más agua de
la que puedas imaginar. He escuchado que en este lugar dicen que es redondo como una
pelota.
- ¡Sí quiero ir! ¿Cómo llego ahí? ¿Tú me puedes ayudar?
- Si en verdad quieres llegar, debes buscar y beber el líquido que proviene de aquellos
animales alargados con dientes afilados, únicamente beberlo. Con esto serás juzgado por
tus actos y si tu corazón es puro y eres digno, podrás llegar al lugar de donde provengo, pero
si no lo eres, solo te quedará descansar eternamente.

Mi sed y desesperación eran tantas, que acepté sin pensarlo. Busqué obsesivamente a aquel animal
que momentos atrás había rechazado y alejado de mí; lo sostuve fuerte y de pronto tomé el líquido
directo de su boca, la criatura me observaba y solo reía como si supiera lo que estaba a punto de
pasar. Sentí una sacudida en el cuerpo, el frio me invadió, comencé a sentir que volaba, veía aquella
estructura grande, redonda, blanca y brillante cada vez más cerca, pensé que lo había logrado, pero
de pronto dejé de avanzar. Y de un solo golpe caí a la tierra de nuevo. Muchas imágenes vinieron a
mi mente en ese momento, sentí un gran vacío al recordar aquel accidente, ¡esa persona me pidió
ayuda!, ¡esa persona tenía miedo de morir y no me atreví a salvarla! ¡Fui egoísta y no pude salvarla!
Ahora nadie podrá salvarme…

No fui digno. Encontraron mi cuerpo 3 días después, enredado entre lianas y con una mordedura de
serpiente en el cuello. A unos cuantos metros más, se encontraba aquel arrollo que la luna
alumbraba, aquel arrollo que todos anhelaban, aquel arrollo que solo los dignos podrían alcanzar...

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