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Boletín Cultural y Bibliográfico 95

Fecha de publicación:
Viernes, Diciembre 21, 2018
Numero:
95
Volumen:
LII
Revista:
Boletín cultural y bibliográfico del Banco de la República
EL HUMOR EN LA PRENSA COLOMBIANA

Aunque Colombia ha tenido una significativa tradición en todas las


modalidades del humor —político y de costumbres—, no hay estudios completos
que recojan ese legado. Mientras otros países hispanohablantes tienen
antologías del panfleto y de la sátira, aquí no existe nada parecido. Se ha
estudiado el género de la caricatura y hay excelentes investigaciones sobre humor
gráfico, de las que el Banco de la República ha sido importante divulgador, pero
no existe realmente una recopilación amplia y completa; su ausencia hace
evidente que hay carencias en la revisión del humor escrito en prensa, que es
fuente imprescindible para la historia. Por esta razón, el presente número
del Boletín Cultural y Bibliográfico se dedica exclusivamente a esta indagación,
recordando lo que decía el Indio Uribe: “El escritor debe aventurar por su cuenta
aunque sean disparates, que suelen ser el principio de las verdades”.

Este número del Boletín ofrece una mirada panorámica al humor en la


prensa escrita colombiana desde el siglo XIX hasta el presente, teniendo en cuenta
la evolución de los géneros en los que circuló tanto el humor político como el
de situaciones y costumbres, así como los temas recurrentes entre los autores
de estos géneros, quienes conocían a fondo la naturaleza de las emociones de
sus lectores.

Y aunque los mecanismos del humor son universales, adopta sus peculiares
rasgos de identidad según la cultura donde se incuba y se divulga. Por ello,
los lectores encontrarán la caracterización del humor tanto en la capital del
país como en otras regiones, con las figuras más representativas y las
publicaciones que son referentes en nuestra prensa. En ellas se constata que
además de entretener a los lectores, han ejercido eficaz y penetrante crítica
sociopolítica, usualmente desde el periodismo de opinión con artículos que no
siempre producen risa porque el humor es un asunto serio.

El número abre con un artículo de la editora invitada, Maryluz Vallejo, en


coautoría con Annie Gómez, titulado “Animales y otras especies del humor
satírico en la prensa del siglo XIX”, que indaga en los orígenes de la prensa
satírica en la naciente república donde casi todas las hojas y periódicos que
circularon fueron censurados y sus directores multados, enviados a la cárcel o al
exilio. Arranca con los pasquines del padre Margallo y sigue con otros géneros que
van escalando en veneno y provocación, bajo el común artificio del zoomorfismo
reconocible en las cabeceras de las publicaciones. El humor circula
empaquetado en panfletos, parodias en fábula, versos, ensaladillas, epigramas y
camafeos o retratos instantáneos.

En el segundo artículo, “Genealogía del humor cachaco”, Eduardo Arias recoge los
principales referentes del humor bogotano desde los años setenta del siglo XX. De
paso, rinde homenaje a sus maestros —Castillo Gómez, Klim, el ya casi olvidado
Hernando Martínez Rueda “Martinón” y Samper Pizano— para concluir con sus
propios aportes y los de Karl Troller a esta corriente de humor político en libros y
revistas como la desopilante Chapinero.

Esta memoria reciente del humor santafereño se complementa con “Los


imprescindibles del humor bogotano”, que presenta los perfiles de Lucas
Caballero Calderón, “Klim”, por María Teresa Ronderos; de Alfonso Castillo Gómez,
revisitado por Simón Samper, y de Ricardo Arbeláez Posada, “el Loco
Arbeláez”, desempolvado por su nieto Felipe Salazar Arbeláez.

En un sexto texto encontramos “El humor que da la tierrita”, en el que Wilmar Vera
desgrana el llamado “humor maicero” (mote de Samper Pizano) caracterizado por
el repentismo, el doble sentido y la chanza con exageración. Se remonta a uno de
sus pioneros de mediados del siglo XIX, Juan de Dios Restrepo, “Emiro Kastos”, y
pasa por los colaboradores de El Bateo, el semanario satírico más longevo, sin
olvidar a los otros paisas del Viejo Caldas, como el imbatible costumbrista Rafael
Arango Villegas.

Cierra el número Ramón Illán Bacca con “El humor que se mece en la hamaca del
Caribe”. Allí aborda, desde el periodismo y la literatura, esos chispazos del lenguaje
costeño que el propio Bacca domina con insuperable gracia madurada en más de
ochenta años.

Agradecemos a los medios, instituciones y autores que facilitaron parte del


material gráfico para ilustrar esta edición.

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