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Análisis psicológico de la soledad

Entre las perspectivas conceptuales que han abordado el estudio de la soledad destacan la
filosÛfica, la social antropolÛgica y la psicolÛgica. Desde el punto de vista filosÛfico, la soledad es
entendida como una condiciÛn inescapable en la b˙squeda de la autoconciencia. De acuerdo con
Mijuskovic (18), ìla soledad est· arraigada en la realidad primaria del individuo, inmanente y
subjetivaî. Dentro de esta perspectiva, el dictum de lograr la autoconciencia enfrenta al hombre
ante el hecho de una soledad ontogenÈtica. Mijuskovic identificÛ tres modelos que asocian la
soledad con la b˙squeda de la autoconciencia: a) el funcionalista conductual, b) el intencional, c) el
reflexivo de aprehensiÛn cognoscitiva. En el primer modelo, el Ènfasis explicativo se centra en la
estimulaciÛn que proviene del exterior y causa un efecto en el organismo. Es claro que para que
exista un estÌmulo y una respuesta debe preexistir una dualidad entre el sujeto y el objeto, lo cual
nos remite a una concepciÛn primaria de separatividad y aislamiento, elementos comunes de una
nociÛn b·sica de soledad. Por su parte, el modelo intencional supone que la conciencia deriva de
un propÛsito de conocimiento de algo, que puede tener alg˙n significado o ìnoemaî. En esta
b˙squeda, la conciencia se revierte en sÌ misma. A pesar de la aparente importancia que tiene la
conciencia en estos modelos, el hecho de que suponga un movimiento hacia el exterior, como
b˙squeda de significados, o bien hacia el interior como autoconciencia, evoca nuevamente una
dualidad entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido. De aquÌ que estos modelos conciban
los ìeventos mentalesî esencialmente causales como los explica el conductismo, o bien,
inmanentemente estucturales como en la fenomenologÌa. En el tercer modelo identificado por
Mijuskovic, se argumenta que la autoconciencia ´es fundamentalmente circular, que el
pensamiento est· dotado con una habilidad para volverse sobre sÌ mismo [...]. AsÌ, la mente fue
concebida como un ìretornoî unificado, en el cual el Yo (como sujeto) puede ser expuesto para
aprehenderse a sÌ mismo (como objeto), el Yo y su pensamiento est·n presentes como un objeto
para sÌ mismos, dentro de su propia esfera de autoconcienciaª. En contraste, la aproximaciÛn
social antropolÛgica est· representada por estudios antropolÛgicos y culturales que analizan las
manifestaciones de la soledad en diversas actividades artÌsticas, tales como la literatura (5), la
poesÌa (2,9), la pintura2 , la m˙sica3 , entre otras. En MÈxico, particularmente la soledad ha sido
estudiada desde la perspectiva sociolÛgica como un concepto analÌtico a partir del cual se perfilan
rasgos culturales del mexicano (23). Finalmente, dentro de la perspectiva psicolÛgica, la relevancia
de la soledad se ve reflejada en la cantidad de bibliografÌa especializada al respecto. Prueba de ello
son los m·s de 2500 artÌculos y 118 capÌtulos de libros indexados en el Psychological Abstracts, de
enero de 1974 a diciembre del 2000 (1). Cabe seÒalar que en la dÈcada de los 80 se generaron los
primeros textos especializados sobre la soledad con un enfoque psicolÛgico (7,8,25), en donde se
exponen las perspectivas teÛricas, los mÈtodos de estudio, los hallazgos y las opciones de
tratamiento para la soledad. 1.1 La soledad como objeto de estudio en psicologÌa En tÈrminos
psicolÛgicos, existen diversas definiciones para la soledad, tal vez la m·s antigua sea la de Sullivan
(10) quien la concibiÛ como una experiencia displacentera, asociada con la carencia de intimidad
interpersonal. Continuando con esta lÌnea, Young (41) concibiÛ a la soledad como la ausencia real
o percibida de relaciones sociales satisfactorias, que pueden ser acompaÒadas por
manifestaciones de ìdistressî psicolÛgico. Para Weiss (39), quien fuera llamado ìel padre de la
investigaciÛn sobre la soledadî (29), dice que Èsta es una respuesta ante la ausencia de una
provisiÛn de relaciÛn particular. Otros autores definen a la soledad como una discrepancia entre
las relaciones interpersonales actuales y las deseadas (35). Para Peplau y Perlman (24), ìla soledad
es una experiencia displacentera que ocurre cuando la red de relaciones sociales de una persona
es deficiente en alg˙n sentido importante, ya sea cualitativa o cuantitativamenteî. TambiÈn se ha
conceptualizado a la soledad como un mecanismo de retroalimentaciÛn adaptativo que informa al
sujeto sobre el nivel de estimulaciÛn de interacciÛn social que est· recibiendo, en tÈrminos de
cantidad y forma. Tal estimulaciÛn varÌa desde la falta (soledad), hasta el exceso (hacinamiento)
(4). Con base en esta variedad de definiciones, Peplau y Perlman (25) identificaron tres
caracterÌsticas comunes de la soledad: a) Es resultado de deficiencias en relaciones
interpersonales; b) es una experiencia subjetiva que contrasta con la evidencia fÌsica del
aislamiento social; c) es una experiencia estresante y displacentera. Por otra parte, las
caracterÌsticas distintivas de las definiciones propuestas se derivan de la naturaleza de los dÈficits
interpersonales. AsÌ, pueden identificarse carencias afectivas y cognoscitivas. Las primeras est·n
asociadas con una necesidad de intimidad y/o apego, en tanto que los dÈficits cognoscitivos est·n
vinculados con una percepciÛn de estimulaciÛn social por debajo del nivel Ûptimo considerado
por el individuo. Dentro de esta perspectiva, la soledad se situarÌa en un extremo del continuo de
interacciÛn social y, en el lado opuesto, se situarÌa la invasiÛn de la privacÌa (10). En el presente
artÌculo se concibe a la soledad como un fenÛmeno con tres caracterÌsticas esenciales: 1) Es
multidimensional, pues involucra aspectos de personalidad (evaluaciones cognoscitivas,
antecedentes de desarrollo afectivo y autoestima), de interacciÛn social y de habilidades
conductuales; 2) es un fenÛmeno subjetivo y potencialmente estresante ya que depende de la
interpretaciÛn que haga el sujeto de la situaciÛn que est· viviendo para que la carencia afectiva-
social y/o fÌsica que identifique sea evaluada como una situaciÛn negativa, o bien, como una
oportunidad de autoconocimiento; 3) es secuencial, ya que puede estudiarse como un proceso
que tiene antecedentes, manifestaciones y consecuencias, que varÌa en intensidad y duraciÛn a
travÈs de factores contribuyentes fÌsico-situacionales, socio-culturales y de personalidad. En
sÌntesis: la soledad se define como un fenÛmeno multidimensional, psicolÛgico y potencialmente
estresante; resultado de carencias afectivas, sociales y/o fÌsicas, reales o percibidas, que tiene un
impacto diferencial sobre el funcionamiento de la salud fÌsica y psicolÛgica del sujeto.

La biografía puede ayudar a explicar, por alusiones y referencias, la evolución, madurez y


posible decadencia del arte de un autor, ofreciéndonos, por ejemplo, información sobre las
lecturas que el autor realizó en vida, o comentarios sobre determinados temas que el autor hizo
a otros literatos, pero es sumamente peligroso atribuirle una importancia crítica a estos factores
porque, si no hay pruebas, todo puede ser falso y destinado a fines que nada tienen que ver con
el estudio profundo de una obra y su autor. Puesto que con el transcurrir del tiempo los autores
han ido tomando conciencia de serlo y, por tanto, hablan más de sí mismos, el estudio biográfico
de los autores modernos es más sencillo, ya que nos permite generalizar dividiéndolos en dos
categorías diametralmente contrapuestas: el poeta objetivo, en el cual el arte prevalece sobre la
personalidad, y el poeta subjetivo, en el que la personalidad se manifiesta a través del arte. Pero
sólo una extralimitación del género biográfico permitiría tomar como reales los aparentemente
claros datos biográficos que haya en la obra de un autor, pues el carácter connotativo que le es
inherente al lenguaje literario está muy lejos de la mera transcripción de sentimientos y
vivencias; la obra de un autor puede haber sido inspirada por una ensoñación sin más objeto
que la evasión de la realidad, o como máscara catártica de un anti yo e incluso como proyección
de un alter ego, por lo cual el biógrafo está obligado en su trabajo a una escrupulosidad
científica que no dista de la que le es exigida al historiador. La psicología, en cuanto a términos
literarios se refiere, atiende al estudio del escritor, en tanto que oficio genérico y en tanto que
individuo concreto que crea literatura, pero también analiza la psicología el proceso creador y los
efectos de la literatura sobre los lectores. Pero si bien el estudio psicológico del autor y del
proceso creador pueden decirnos muchas cosas sobre los autores y sus obras, éstas son
competencias de la psicología del arte, no de la literatura, y los efectos psicológicos de la
literatura en el lector es competencia de la sociología, por lo cual sólo es materia de estudio de
la teoría literaria el estudio del carácter psicológico de las obras mismas y de los procesos
psicológicos que hacen evolucionar a sus personajes. Para los antiguos griegos, la naturaleza de
la inspiración poética tenía origen en un espacio indeterminado entre la neurosis y la psicosis,
entendiendo nosotros por neurosis la crisis emocional y por psicosis el trastorno de alternancia
de ánimo de los maníaco depresivos, espacio en el que la creación literaria cumpliría la función
de catarsis. La cuestión fundamental es que si el escritor es un neurótico hay que ver si es la
neurosis la que pasa a conformar la obra o es la obra la que vuelve al escritor un neurótico. Y si
esto es así, por qué una obra neurótica, creada por un neurótico, resulta a pesar de todo
inteligible para el lector.

Freud consideraba al escritor como un neurótico que por un lado es incapaz de renunciar a los
placeres instintivamente primarios, alimentando su neurosis en su obra, y por otro, pretende
solucionar el problema neurótico a través de una obra. Por ejemplo, un autor neurótico es
Dickens, quien aseguraba ver y oir a sus personajes hasta el extremo de que eran los
personajes mismos quien dirigían la acción, lo cual parece estar conectado con la sinestesia del
hiperestésico, quien por un exceso de sensibilidad es capaz de asociar percepciones sensoriales
a través de estímulos en las palabras.

Jung, por su parte, elaboró una compleja tipología psicológica del artista por la cual el carácter
extrovertido e introvertido se subdivide en cuatro tipos, en cada uno de los cuales predomina el
pensamiento, el sentimiento, la intuición o la sensación, a la vez que agrega que hay dos tipos
de creador, el objetivo y el subjetivo.

Kretschmer, importante psiquiatra alemán, realizó una compleja pero interesante tipología de
caracteres que en lo que a literatos se refiere divide en poetas con tendencias esquizofrénicas y
novelistas maníaco depresivos, lo cual parece enlazar con la visión del poeta poseso y el poeta
artífice.

Nietsche, en El origen de la tragedia también habla de esa polaridad, contraponiendo el espíritu


dionisíaco al apolíneo, ya que Apolo y Dyonisos eran dioses del arte.

Sobre los tipos y leyes psicológicas presentes en las obras literarias hay que decir que no hay
reglas fijas, aunque muchos autores, especialmente dotados para la observación, pueden
caracterizar a sus personajes de una forma lógica, aunque también hay que decir que muchas
obras infrigen esas reglas y no por eso se reciben como obras de menor calidad.

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