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EL ORIGEN DEL MAL

“El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”. (1 Juan 4:8)

"Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud: Dios de
verdad, y ninguna iniquidad en él: es justo y recto." (Deut. 32: 4)

Dios es amor, ha sido así desde la eternidad pasada y seguirá siendo así por siempre.
La creación misma es una muestra de ese inmenso amor. Pero el Soberano del
universo no estaba solo, Cristo también le acompañaba desde el principio (Juan 1: 1,
2). Era uno con el Padre, en naturaleza, carácter y propósito (PP). Así, a través de él y
por él fueron creadas todas las cosas y eso incluye a los seres celestiales (Col. 1: 16).

El fundamento del gobierno del Señor se basa en una ley de amor y quiere que todos
los seres creados la obedezcan voluntariamente y no sea una obediencia forzada, por
eso otorgó el libre albedrío, es decir, la libertad de elegir.

Mucho antes de la existencia de nuestro planeta, en el cielo había perfecta armonía,


todos estaban muy felices de cumplir los propósitos del Creador. Pero surgió un cambio
en ese estado de felicidad, hubo uno que rompió la libertad dada en amor, un ser que
después de Cristo había sido el más honrado y exaltado por el cielo, con este ser se
originó el pecado. Lucifer, el principal de los querubines, ángel de luz, santo e
inmaculado (Eze. 28: 12-15).

Poco a poco Lucifer albergó en su corazón el deseo de ser igual al Altísimo (Isa. 14: 13,
14), a pesar que toda su gloria provenía de Dios, se sentía inconforme con el puesto
que ocupaba y quería tener el lugar que solo le pertenecía a Cristo. Entonces la paz del
cielo se fracturó.

En concilio celestial los ángeles intentaron hacer que detuviera sus intenciones, pero su
envidia prevaleció y su deseo de rebelión se afirmó. Entonces, el Rey del universo
convocó a todos los seres celestiales ante Él. Millones de millones se regocijaron en la
luz que de la presencia de la Deidad caía sobre ellos (PP). Allí Dios declaró que solo el
Hijo había de ejecutar los grandes propósitos de su voluntad y tanto Él como el Padre
eran los merecedores del homenaje y la lealtad.

Todos los ángeles se postraron ante él, incluso Lucifer. Pero dentro de su corazón
había un gran conflicto, por un momento el mal parecía vencido, pero al final, el orgullo
prevaleció. “¿Por qué —se preguntaba el poderoso ángel— debe Cristo tener la
supremacía? ¿Por qué se le honra más que a mí?" (PP).
Desde entonces comenzó a difundir entre las huestes celestiales su descontento,
engañando a muchos ángeles. Ocultando sus verdaderos propósitos y tras una
máscara de preocupación por la armonía en el cielo, comenzó a sembrar dudas acerca
de la ley de Dios, asegurando que no era necesaria, ya que la propia sabiduría de cada
individuo era suficiente para guiarlos. También argumentaba que un solo gobernante
absoluto era injusto y que él debía alcanzar su verdadera posición para que el cielo
pudiera obtener grandes beneficios. Aunque la posición de Cristo no había cambiado
en ningún momento, la astucia de Satanás aunando a la lealtad que le tenían muchos
ángeles, los confundió.

Dios hizo todo lo que podía para convencerlo de su error, se le probó que su
descontento no tenía razón de ser y se le explicó cuál iba a ser el resultado si
continuaba con su rebeldía. El mismo Lucifer entendió que se hallaba en un gran error.
Pero su orgullo no le permitió someterse a la voluntad divina.

Luego de ello, muchos ángeles que habían aceptado seguir al originador del pecado
estuvieron dispuestos a arrepentirse, pero Satanás los convenció que ya era muy tarde
para retroceder y que Dios no los perdonaría, por lo cual serían degradados y
despojados de su honra. ¡Una gran mentira!

El Señor permitió que el gran adversario continuara con su rebelión, para que de esta
manera se revelara su verdadero carácter y sus verdaderas intenciones. Así, no solo
los seres celestiales, sino también los otros mundos podrían comprobar que Dios es
justo y su ley es perfecta. Satanás había fingido procurar el bien para el universo, por
ello su verdadero objetivo debía ser comprendido por todos (PP).

El engañador fue expulsado del cielo, sin embargo Dios no lo ejecutó. Esto habría
hecho que lo obedecieran por temor y no por amor. Esta rebelión sería una lección
acerca pecado y sus terribles consecuencias para el universo entero por la eternidad. Y
así ningún otro ser siguiera los pasos del maligno.

Nota para padres. Esta lección está basada en el capítulo 1 del libro Patriarcas y
Profetas. Se recomienda leer el capítulo completo y contestar junto a sus hijos las
siguientes preguntas:

¿Cuál es el fundamento del gobierno de Dios?

¿Quién fue el originador del pecado?

¿Qué posición ocupaba Lucifer en el cielo?

¿Qué sentía en su corazón Lucifer?

¿Por qué Dios permitió que Satanás continuara con sus planes de rebelión?
Completa: El que no ama no conoce a Dios, porque _________________ (1 Juan____)

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