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Más de un millón de personas en España sufren esta enfermedad crónica que afecta
mayormente a las mujeres
Si hay un momento del día que la mayor parte del mundo odia ese es el de levantarse de la cama
cuando suena el despertador. Abrir los ojos y pulsar el botón de apagar la alarma puede ser una completa
odisea para muchas personas, sobre todo para aquellas a las que el simple gesto de girarse para hacerlo les
supone un dolor insoportable. Este es el caso de Ana Ballesteros, una sevillana de cincuenta y ocho años a la
que hace cinco años le diagnosticaron fibromialgia. Para ella levantarse cada mañana es un reto y para
conseguirlo tiene que luchar contra todas las partes de su cuerpo, una guerra que no siempre gana.
La fibromialgia es una enfermedad crónica de causa desconocida que se caracteriza por el dolor
musculoesquelético generalizado y el cansancio. En España son más de un millón de personas las que sufren
esta patología, un 2,4% de la población, afectando mayormente a las mujeres, las cuales representan el 90%
de los casos. Aunque el término fibromialgia está teniendo mayor repercusión durante los últimos años, ya en
1992 fue reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasificándola
como un “reumatismo no reticular”.
A pesar de este reconocimiento, uno de los mayores obstáculos que sufren las personas afectadas es la
dificultad para conseguir un diagnóstico adecuado, ya que muchas pasan años sometiéndose a diversas
pruebas hasta conseguir confirmarla. Esto se debe a que esta enfermedad no aparece en pruebas analíticas ni
radiológicas, es por ello que algunos la consideran una “enfermedad invisible”, aunque para las personas
afectadas lo único invisible que hay en ella es la parte positiva. Al ser una patología compleja y difícil de
demostrar, los enfermos que la padecen sufren en muchas ocasiones el rechazo de una parte de la sociedad
que “no les toman en serio”, incluso hay quienes la asignan a problemas psicológicos como la depresión o la
ansiedad, algo completamente erróneo según las investigaciones realizadas sobre ella.
Al ser una enfermedad crónica, los pacientes de fibromialgia han tenido que hacerse a la idea de que les
acompañará el resto de sus vidas. “Cuando me la diagnosticaron, lo único que me dijo el doctor es que
tendría que aprender a vivir con ella para siempre. El dolor se apodera de mí cada día y no puedo hacer
nada” , explica Ballesteros. Con respecto al tratamiento, los analgésicos o antiinflamatorios clásicos son los
fármacos más recetados por los profesionales, aunque también se pueden incorporar los antidepresivos o
anticonvulsionantes para modular el dolor, aunque Rubio señala que “no hay tratamiento eficaz”.
Algunos centros privados ofrecen tratamientos específicos para fibromialgia, sin embargo, normalmente los
precios no son muy asequibles. “Todo esto no es más que un sacadinero. En la asociación atendemos a
mucha gente que ha probado estos tratamientos y no les han hecho absolutamente nada, incluso algunos han
tenido que pedir préstamos para poder pagarlos y se han reído en sus narices”, expresa la presidenta.
El abogado José Ángel Muñoz explica que: “la fibromialgia es lo que se ha venido llamando una enfermedad
políticamente incorrecta, cada vez menos, pero todavía sigue siendo así. Normalmente si la patología de una
persona es exclusivamente la fibromialgia tiene muy complicado que la Seguridad Social le reconozca algún
grado de incapacitad laboral y, por tanto, le asignen una prestación económica”. Según Muñoz, los pacientes
de fibromialgia tienen “más dificultades” a la hora de ser reconocidos como incapacitantes debido a que no
hay un “diagnóstico palpable”, por ello normalmente el informe médico tiene que ir acompañado de otras
patologías “más reconocibles”. Sin embargo, en otras comunidades autónomas como Cataluña, la
fibromialgia por sí sola es reconocida en los tribunales como motivo de incapacidad permanente.
Muñoz admite que en Andalucía son pocos los casos en los que los pacientes han conseguido el grado de
incapacidad por fibromialgia y añade que el médico de familia es una pieza muy importante en este proceso.
Para que la persona afectada pueda demostrar dicha incapacidad debe acudir al Tribunal Médico con los
informes, en el caso de Andalucía, del Servicio Andaluz de Salud (SAS). “Este tribunal, para poder evaluar
una posible incapacidad permanente, exclusivamente hace caso de los
dictámenes médicos de los especialistas del servicio público de salud, si
“En Cataluña se ha llegado vas con el informe de un médico privado ni siquiera lo miran”. Es por
a reconocer la fibromialgia ello que el abogado recomienda que “si el paciente ve que su médico de
un motivo de incapacidad familia no le deriva a los especialistas solicite un cambio de médico e
permanente” intente por todos los medios que le derive a un especialista que pueda
diagnosticar la patología que tiene”.
A pesar de ello, reconoce que desde que fundaron la fundación han cambiado algunas cosas. “Antes a nivel
político no te permitían llegar a reunirte con ningún delegado. Ahora no es que nos hayan dado nada, en ese
terreno estamos igual, pero al menos nos permiten hablar con ellos. Actualmente somos la peste, pero
entonces lo éramos más aún”, expone. Rubio tiene la esperanza de que haya una transformación real y
declara que ahora que va a producirse el cambio en el Gobierno andaluz van a “aprovechar el tirón”.
Según la presidenta, los pacientes de fibromialgia reclaman tres puntos fundamentales. En primer lugar
solicitan potenciar la investigación colaborando con profesionales implicados, ya que actualmente “ todas las
investigaciones se están realizando a nivel privado”. Rubio apunta a que “aunque no presentamos daño
orgánico, algo tiene que haber, además ya hay estudios sobre ello, lo que hay es que profundizar”. El segundo
punto es que se reconozca como
incapacidad, “no a todo el mundo que tiene
fibromialgia, porque hay distintos grados”,
pero sí en los casos que la requieran. Y el
tercero es que se empleen unidades
multidisciplinares para atender a los
pacientes con esta enfermedad.
Acceder a Afibrose
Los interesados en formar parte de Afibrose y poder participar en todas sus actividades, deberán acreditar
que padecen fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica o el de sensibilidad química múltiple, aunque la
presidenta especifica que también se puede colaborar en ella sin necesidad de padecer estas enfermedades.
“Normalmente tenemos un día a la semana en el que atendemos a las personas nuevas, les damos
información sobre la enfermedad y sobre el programa que ofrecemos”, expresa.
La cuota para pertenecer a la asociación es de diez euros por la inscripción y cuarenta euros al año, aunque
Rubio añade que “el programa tiene un poco de copago, pero es bastante asequible comparándolo con lo
que se puede hacer. Por ejemplo, en cualquier otro sitio un programa de mindfunless puede costar más de cien
euros, mientras que la asociación lo ofrece por veinte euros”.
Tanto Ballesteros como Rubio coinciden en que el día a día de una persona con fibromialgia es algo
“heroico”. Sin embargo, a pesar de los obstáculos que sufren, ellas, como muchas de las millones de personas
que padecen esta enfermedad, siguen luchando frente al dolor, sin rendirse y con la esperanza de que tarde o
temprano la sociedad deje de mirar para otro lado. El sonido del despertador cada mañana les avisa de que
comienza un nuevo día lleno de dificultades, pero, aunque el dolor intente ganarles la batalla, ellas seguirán
sacando sus armas para enfrentarse a él.