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ADORACIÓN EUCARÍSTICA

MONICIÓN DE ENTRADA:
Guía: En este clima fraterno en torno a la mesa del Señor, en la noche en
la que él les dio el Pan único y partido de su Cuerpo, nosotros los jóvenes
venimos a ti Señor Jesús para adorarte pues eres la causa de nuestra
unidad
(Canto de entrada).

VENIMOS ANTE TI SEÑOR.


D A G D A
Venimos ante ti Señor, para adorarte, para exaltarte, mi Rey.
D A G D A
Venimos ante ti Señor, a tributarte, toda la gloria, mi Dios.

b A D
/ MEJOR ES TU PRESENCIA QUE LA VIDA,
G A D
ES UN DELEITE CONTEMPLAR TU HERMOSURA
G A D A
ESTAR RODEADO DE TU SANTIDAD Y AMOR,
G A D
TU PRESENCIA ES LO MEJOR./

Diacono: Sea alabado y reverenciado en todo momento


Todos: El Santísimo y divinísimo sacramento.
Diacono: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.

Diacono: Te damos gracias, Cristo, nuestro Dios y Señor; por tu


bondad nos has dado tu cuerpo en este sacramento para permitirnos
vivir en santidad. Dirige nuestros pasos y los de muchos jóvenes por
el camino de tu voluntad. Haz que, escuchando sólo tu voz, te
sigamos a ti, Pastor omnipotente y justo. Gloria, honor y bendición a
ti, Señor, Redentor nuestro Jesucristo, glorificado con el Padre y el
Espíritu, ahora y siempre, por los siglos. T: Amén.

Guía: Creemos, Señor, que estás aquí realmente presente en este


sacramento admirable en que Tú, Creador del universo, vienes a nosotros
como pan que nos fortalece en el camino. Creemos, Señor. Pero, aumenta
nuestra fe, creemos que estás aquí con nosotros, que nos escuchas, que
nos hablas interiormente sin ruido de palabras y que, indefenso desde el
altar, eres un signo elocuente de amor, de donación, de entrega sin límites.

1
3 minutos de meditación

Diacono: Señor Jesucristo, amigo nuestro, sabemos que vivimos en


una sociedad rodeada de una cultura llena de muerte, ayúdanos a
discernir el camino para estar más cerca de ti.

MINISTERIO DE DANZA

JESUCRISTO: CAMINO, VERDAD Y VIDA


LECTOR: En la vida hay tantas cosas que nos entristecen. Vivir es un
enfrentarnos continuamente a aquello que nos causa pena, dolor y
sufrimiento.
Diacono: La alegría y la juventud sólo tú la das Señor
LECTOR: Algunos jóvenes luchan y vencen, otros se dejan llevar por la
tristeza y viven sumidos en la oscuridad, están enfermos del alma.
Diacono: La alegría y la juventud sólo tú la des Señor
LECTOR: Algunos jóvenes buscan la alegría desesperadamente en
fuentes falsas que sólo producen falsa alegría, quisiera comprar alegría
embotellada bajo prestigiosas etiquetas y sólo adquieren vacío.
Diacono: La alegría y la juventud sólo tú la das Señor
LECTOR: El tener no remedia la soledad; los cachivaches no pueden
sustituir la compañía humana; el consumismo que nos aqueja es el signo
de una juventud que busca la alegría por caminos equivocados.
Diacono: Danos juventud y alegría Señor Jesús
LECTOR: La alegría no se puede fingir por mucho tiempo; es un estado,
una actitud de vida permanente y responsable, una situación de ánimo; la
alegría no se pierde ante la adversidad, sino que nos ayuda a superarla.
Diacono: Danos juventud y alegría Señor Jesús
LECTOR: Una alegría natural la encontramos en los niños, ellos no
pueden estar mucho tiempo tristes a no ser que ya estén enfermos del
alma.
Diacono: Danos la alegría natural de los niños, Jesús.
LECTOR: La alegría de los niños viene de la seguridad que les da el tener
en quien confiar, viene de la capacidad de asombro ante un mundo que
todavía no conocen.
Diacono: Los jóvenes tenemos deseos de seguir viviendo a pesar de
las adversidades, por eso queremos confiar ciegamente en ti Jesús

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LECTOR: Dios es la fuente de la alegría porque es la causa de la felicidad
del hombre, sólo en Dios podremos encontrar una alegría auténtica y fe
sobre la adversidad y los fracasos permanentes.
Diacono: Los jóvenes queremos tener un encuentro real y definitivo
con Cristo porque Él es, la causa de la felicidad del hombre.
LECTOR: La prueba más real de Dios es la alegría del hombre, se ha
manifestado a través de la historia, por medio de cada mártir y en cada
auténtico cristiano que en momentos de tribulación y a la hora de la muerte
respondieron sólo con una tierna y agradable sonrisa, esperando siempre
en Dios, como único consuelo.
Diacono: Danos valentía y fortaleza en las tribulaciones; que los
jóvenes no perdamos de nuestra mente que tú eres nuestro único fin
y que siempre nos esperas con los brazos abiertos por medio de la
reconciliación, aunque nuestro pecado haya sido muy grande.
Los jóvenes queremos afirmar que únicamente Dios hace al hombre
feliz, porque «sólo Dios basta» y proclamaremos a cuantos
encontremos en nuestra vida y no nos cansaremos de ser camino de
acogida, de fiesta y de amistad, para cuantos encontremos sentados
en el aburrimiento y la soledad.

TE ALABO EN VERDAD M. Valverde.

F C Bb C F
Aún en la tormenta, aún cuando arrecie el mar.
Bb C F
Te alabo, te alabo en verdad.
C Bb C F
Aún lejos de los míos, aún en mi soledad.
Bb C F
Te alabo, te alabo en verdad.

Bb C
/PUES SÓLO A TI TENGO, SEÑOR,
F d
PUES TÚ ERES MI HEREDAD.
Bb C F
TE ALABO, TE ALABO EN VERDAD. ///

Aún sin muchas palabras, aún cuando no sé alabar.


Te alabo, te alabo en verdad.
Minutos de meditación

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VOCACIONAL
Diacono: sabemos Señor que somos indecisos en seguirte, A ti aquí
presente queremos alabarte y acogiendo tu palabra que nos dice
“Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 38),
agradecer las diversas vocaciones que regalas a la iglesia y pedirte
por ellas

Venimos a pedirte, en espíritu de profunda súplica, por el mundo, por


todas las vocaciones: por tus sacerdotes, por los hombres y mujeres
de vida consagrada, por los misioneros y laicos. De manera muy
especial, te imploramos que Tú, oh Señor y dueño de la mies, envíes
obreros para que cosechen lo que Tú mismo has sembrado en el
corazón de las personas.

Guía: a cada invocación repetimos “Envía, Señor, obreros a tu mies”


Todos: Envía, Señor, obreros a tu mies

G.: Necesitamos hombres que presten sus labios para hablarnos de Ti,
sus pies para recorrer todo el mundo predicando tu Evangelio, sus manos
para bendecirnos, sus ojos para ver en ellos reflejada tu mirada de Padre
amoroso. Te necesitamos, Señor. Te necesita el mundo y la Iglesia. Por
eso, te pedimos envíanos sacerdotes, depositarios de tu poder salvador;
envíanos misioneros, hombres y mujeres consagradas que sean luz y sal
del mundo.
T.: Envía, Señor, obreros a tu mies.

G.: Los hombres y mujeres consagrados dejan todo para seguirte, viviendo
los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, siendo así
testimonio de tu presencia sanadora y liberadora en medio del mundo. Por
eso te pedimos sigas suscitando estas vocaciones en el seno de tu iglesia
T.: Envía, Señor, obreros a tu mies

G.: Los misioneros y misioneras, en los lugares más remotos de la tierra,


a veces en medio de la persecución y con riesgo de sus vidas, predican tu
Evangelio a quienes todavía no han oído hablar de ti. Fortalécelos en su
misión, sostenlos en las dificultades para que sigan siendo alegres testigos
de tu Resurrección en todos los rincones de la tierra donde sean enviados
T.: Envía, Señor, obreros a tu mies

G.: Inspira y ayuda, Señor, a los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos


que trabajan en los seminarios y en las casas de formación para que
colaboren en la formación de los nuevos sacerdotes, consagradas y
consagrados que la iglesia necesita para que con nuevo ardor misionero
se anuncie la Buena Noticia en una misión permanente como nos invita el
documento de Aparecida
T.: Envía, Señor, obreros a tu mies,

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G.: Te pedimos, Señor, por todos aquellos que consagran sus vidas a la
pastoral vocacional para que en nombre de Cristo no dejen de lanzar las
redes para dar a la Iglesia las vocaciones que necesita para cumplir con
su misión.
T.: Envía, Señor, obreros a tu mies

CANTO: REY DE REYES

ORACIÓN FINAL
Oh, Jesús eterno Sacerdote, no dejes de enviar nuevos sacerdotes, y
hombres y mujeres consagrados a tu Iglesia, pastores según tu
corazón. Necesitamos tus ministros. Necesitamos tus enviados. Ellos
son los instrumentos de tu gracia y de tu amor. Ellos nos consuelan
en tu nombre, alimentan nuestra esperanza, robustecen nuestra fe,
fortalecen nuestro amor. Los necesitamos, Señor, porque te
necesitamos a Ti, porque necesitamos tu amor. No nos dejes solos,
Señor. Envía obreros a la mies del mundo. Envía pescadores de
hombres que nos atrapen con las redes de tu misericordia. Envía, te
lo rogamos con humildad y confianza, pastores según tu corazón. La
mies es mucha. Los obreros, pocos. Envía, Señor, obreros a tu mies.
Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

ACLAMACIONES:
 Bendito sea Dios nuestro Padre.
 Bendito sea su santo Nombre.
 Bendito sea Jesucristo, el Hijo de Dios hecho Hombre.
 Bendito sea el Nombre de Jesús.
 Bendito sea su Corazón, hoguera siempre viva de amor.
 Bendita sea su sangre, por la que nos salvó.
 Bendito sea Jesús, presente en la Eucaristía.
 Bendito sea el Espíritu Santo, fuente de toda santidad.
 Bendita sea la Feliz Madre de Dios, María Santísima.
 Bendita sea la Virgen María, concebida sin pecado original.
 Bendita sea la Virgen María, elevada a los cielos.
 Bendito sea el nombre de María, Virgen y madre.
 Bendito sea San José, esposo de María, hombre bueno.
 Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

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