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Universidad Católica de Cuyo

-Sede San Luis-


-Derecho Internacional Privado- 2015-
Trabajo Práctico N° 1.
Fallo Nº2: D., O. A. c. C., T. M. s. cesación de cuota alimentaria.

Modo de trabajo:
El presente trabajo practico de la Cátedra se realizan de forma grupal, los
alumnos deberán colocar su nombre y número de matrícula, al final del
mismo su firma y aclaración.
Respecto del tiempo de entrega, es de una semana.
En cuanto a la forma, los mismos deberán ser presentados en hoja A4, con un
interlineado de 1.5, tipo de letra Times New Roman n°12, en carpeta o
anillado.
Respetar los siguientes márgenes:
Superior: 3.8 cm.
Interior: 4.2 cm.
Inferior: 2.5 cm.
Exterior: 1.5 cm.

Resolver:
Examine Fallo: D., O. A. c. C., T. M. s. cesación de cuota alimentaria. CNCiv.,
sala I, 31/08/04:
1) Determine las partes en el fallo.
2) Señale que Instituto del Derecho Internacional Privado se ve afectado en el
fallo.
3) Detalle en forma sucinta los hechos.
4) Señale, por que el tribunal realiza una aplicación analógica del art. 138 del
código civil.
5) Indique que tipo de recurso se interpuso a dicha sentencia.
6) La doctrina del “caso Berman”, a la que hace referencia el presente fallo
¿puede aplicarse en los arts. 2614 y 2616 del Código Civil y Comercial? Si
es así fundamente su respuesta.
7) Explique la sentencia del tribunal.
CNCiv., sala I, 31/08/04, D., O. A. c. C., T. M. s. cesación de cuota alimentaria.
2º instancia.- Buenos Aires, 31 de agosto de 2004.-
Autos y vistos: para resolver sobre el recurso de apelación interpuesto por la
parte actora contra la sentencia interlocutoria de fs. 119/20. El memorial de
agravios obra a fs. 128/33 y fue contestado a fs. 135/9.
La cuestión centra en la discusión que entablan las partes acerca de si M. D.,
de nacionalidad francesa, nacido el 6 de mayo de 1983, en Maisons Alfort (Val
de Marne), Francia, del matrimonio que formaban T. M. C. y O. A. D. ha
arribado a la mayoría de edad, conforme al derecho francés que la fija en los
18 años o bien continuaba, al tiempo de los hechos litigiosos, siendo menor de
edad, conforme al derecho argentino, hasta los 21 años.
Como bien señala el Señor Defensor de Menores de Cámara a fs. 145, M. D.,
entretanto, ha alcanzado esta última edad y adquirido la mayoría, por lo que se
abstuvo de dictaminar. Empero, la cuestión no por ello resulta abstracta, habida
cuenta la existencia de cuotas alimentarias que la madre reclama impagas en
el incidente sobre ejecución de alimentos, que comprenden períodos durante
los cuales M. no () era mayor conforme al derecho argentino.
La llegada a la mayoría de edad se rige, en principio, por el derecho del
domicilio de la persona de cuyo arribo a la mayoría se trate, conforme al criterio
general que respecto de la capacidad adopta el Derecho Internacional Privado
argentino, según resulta de los arts. 6 y 7 del Código Civil.
Cuestiones singulares se articulan ante el cambio de domicilio entre diversos
países, cuyos derechos materiales (derecho privado, derecho civil) poseen
soluciones diversas acerca del momento de la emancipación por mayoría de
edad. La cuestión no presenta problemas cuando el menor de cuyo arribo a la
mayoría de edad se trata muda domicilio conjuntamente con sus progenitores o
quien ejerce la patria potestad, representantes legales. En ese caso, se aplica,
desde el cambio de domicilio, el derecho del país de ese nuevo domicilio, y si
conforme a estas leyes el menor adquiriría mayoría a una edad menor, a la
cual ya ha arribado el sujeto, así ocurrirá desde el cambio de domicilio.
No es el caso de autos el del traslado de domicilio por parte de quien siendo
mayor o emancipado según las leyes de su domicilio anterior (Francia o Italia,
v.gr., donde la mayoría es a los 18 años), lo traslada, por ejemplo, a la
República Argentina, según cuyas leyes la mayoría se adquiere a los 21 años.
El tema está resuelto en el art. 139 del Código Civil, según el cual quien "fuese
ya mayor o menor emancipado según las leyes de su domicilio anterior, y no lo
fuese por las leyes de este Código, prevalecerán en tal caso aquéllas sobre
éstas, reputándose la mayor edad o emancipación como un hecho irrevocable".
AmbosTratados de Montevideo de Derecho Civil Internacional, de
1889 y 1940 resuelven la cuestión de manera similar, disponiendo sus arts. 2
que "el cambio de domicilio no altera la capacidad adquirida por emancipación,
mayor edad o habilitación jurídica" (1889) y que "el cambio de domicilio no
restringe la capacidad adquirida" (1940).
La cuestión es más compleja si la persona tiene su domicilio de derecho en el
país donde se domicilia su representante legal, según cuyas leyes sería menor
de edad y domicilio de hecho o residencia estable en otro en el cual ya habría
arribado a esa mayoría. Como enseña la doctrina, se presenta en este caso
una suerte de círculo vicioso como señala Berta Kaller de Orchansky (Manual
de Derecho Internacional Privado, Plus Ultra, Buenos Aires, 1979, pág. 176 y
ss.) autora que explica con relación a este problema la superioridad de la
concepción objetiva del domicilio por sobre la clásica y señala además que, con
un criterio estricto y fiel a esa concepción clásica, los menores y los no
emancipados no podrían mudar domicilio porque son incapaces, pudiendo
operar el cambio sólo sus representantes legales. Se configura, pues, tal
círculo vicioso. Esto así, por cuanto la llegada a la mayoría de edad se rige,
como se dijo, por el derecho domiciliario de la persona de que se trata, en tanto
por otro lado, el establecer domicilio supone la existencia de capacidad y, por
ende, ya resuelto el tema de su minoridad o el arribo a la mayoría. En efecto,
de ser aún menor la persona, tendría el domicilio de su representante legal y
carecería de aptitud para establecer domicilio. En cambio, de ser mayor o
emancipado, podría fijar domicilio propio según su voluntad. Este tema es
resuelto en el art. 138 del Código: "el que mude su domicilio de un país
extranjero al territorio de la República, y fuese mayor o menor emancipado,
según las leyes de este Código, será considerado como tal, aun cuando sea
menor o no emancipado, según las leyes de su domicilio anterior".
En el que Salvat narra al escribir su obra como el único caso de jurisprudencia
por él conocido sobre el punto, la hija del famoso literato español, Ramón del
Valle Inclán, María Beatriz, dejó España donde se domiciliaba con su madre
viuda que allí permanecía, para dirigirse a París y luego a Chile en el año 1939,
entrando luego a nuestro país en calidad de turista, donde se suscitó una
cuestión por la repatriación que había dispuesto su madre. Encontrándose ya
embarcada enfermó, por lo cual se procedió a su internación en un
establecimiento de salud, cumpliendo 22 años (límite entonces de la ley civil
argentina) solicitando la interesada al Asesor de Menores tramitase el
reconocimiento de su mayoría ante el juez argentino. Denegada la petición en
primera instancia, esta Cámara, mediante intervención de su Sala 2a., el 7 de
mayo de 1942, revocó el pronunciamiento, por los fundamentos del señor
Fiscal de Cámara, Jorge Figueroa Alcorta. Se argumentó que la circunstancia
de que la interesada cambiase domicilio por sí misma, mientras fuera menor de
edad según las leyes de su anterior domicilio, no impedía que rigiese el caso el
art. 138 antes transcripto, teniendo en cuenta, además, que no se trataba de
una evasión ya que el alojamiento de su país de origen lo había sido con
fondos suministrados por su madre. Se añadió que la circunstancia de que los
incapaces tengan el domicilio de sus representantes y no puedan, por ende,
crearse uno propio, no tiene el mismo alcance en el orden internacional, desde
que cuando un individuo llega a los 22 años cesa precisamente su incapacidad
para la ley argentina, quedando por tanto habilitado para establecer aquí su
domicilio, con todas las consecuencias que de ese hecho derivan (Raymundo
M. Salvat "Tratado de Derecho Civil Argentino - Parte General, 10a. edic.,
actualizada por Víctor N. Romero del Prado, Tipográfica Editorial Argentina,
Buenos Aires, 1958, I, nros. 1167/9 y nota 24, págs. 643 a646). El fallo se
encuentra publicado en LL 26-573 y en JA 1942-II-789).
Argumento capital del Dr. Figueroa Alcorta fue señalar que el art. 138 carecería
de aplicación práctica si, como se pretendía, el directamente interesado no
tuviera capacidad para cambiar por sí mismo su domicilio de un país extranjero
al territorio de la República mientras fuera menor, según las leyes de aquél, y a
pesar de haber alcanzado aquí el límite de edad fijado por nuestro Código Civil.
Al referirse al problema, Goldschmidt señala la justicia de la solución
contemplada en el art. 138, "porque la adquisición de la mayoría de edad mira
hacia lo por venir y da al joven la facultad de organizar a partir de ese momento
su vida por actos propios, mientras que la cancelación de la patria potestad no
deja de ser un subproducto" (Werner Goldschmidt "Derecho Internacional
Privado - Derecho de la tolerancia", novena edición, Lexis Nexis Depalma,
Buenos Aires, 2002, nros. 200, 204 y 205, págs. 216 y ss.).
Es decir que al tránsito de la minoría a la mayoría de edad no se aplica lisa y
llanamente la ley domiciliaria, sino que debe atenderse al cambio de estatutos
que implica la mudanza del domicilio de hecho o residencia estable, debiendo
aplicarse en todos los casos, la ley más favorable a la mayoría de edad o la
emancipación (autor citado, op.cit. y "Sistema y Filosofía del Derecho
Internacional Privado", segunda edición, Ediciones Jurídicas Europa-América,
Buenos Aires, 1954, t. II, pág. 139).
Explica Boggiano que el art. 138 puede ser considerada como una norma que
resuelve el caso del cambio de estatutos o conflicto móvil, determinando el
momento decisivo del punto de conexión en el domicilio actual de la persona y
que en el caso de la persona que no tiene capacidad para mudar por actos
propios su domicilio, según la ley de su domicilio anterior, para apreciar si la
posee no es aplicable el derecho del anterior domicilio sino las normas
materiales del derecho internacional privado argentino, concretamente el art.
138 (Derecho Internacional Privado, segunda edición, Depalma, Buenos Aires,
1983, t. II, págs. 132 y ss. y Curso de Derecho Internacional Privado, segunda
edición, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2000, págs. 358 y ss.).
Los arts. 138 y 139 suponen un traslado a la Argentina desde el extranjero. No
contemplan, en cambio, la mudanza de domicilio desde la Argentina al
extranjero, ni la que se produce desde un país que no es la Argentina a otro
que tampoco lo sea. Tampoco contemplan traslados que involucren a tres
países.
La doctrina iusprivatista es unánime en señalar que corresponde la aplicación
analógica de esos artículos (Goldschmidt, "Derecho… cit.", pág. 224; Víctor N.
Romero del Prado, "Derecho Internacional Privado", ed. Assandri, Córdoba
1961, t. II, págs. 46/8 autor que recuerda la opinión favorable de Carlos María
Vico para el supuesto que plantea, "porque hay identidad de motivos y
entonces, esa persona deberá ser considerada capaz, deberá reconocérsele,
no obstante la incapacidad del primitivo domicilio, la capacidad para cambiar de
domicilio"; Kaller de Orchansky, op. y loc. cit., implícitamente, al referir y
comentar los casos Valle Inclán y Berman; igualmente Sara L. Feldstein de
Cárdenas, "Derecho Internacional Privado", Parte Especial, ed. Universidad,
Buenos Aires, 2000, págs. 64 a 67, Carlos Alberto Lazcano, "Derecho
Internacional Privado", Editora Platense, La Plata, 1965, pág. 202; Boggiano,
"Derecho…" cit., págs. 335/6 y "Curso…" cit., pág. 363; Diego P. Fernández
Arroyo, en la obra colectiva "Derecho Internacional Privado de los Estados del
Mercosur", que lo tiene por coordinador, Zavalía, Buenos Aires, 2003, cap. 13,
n° 494, pág. 522/3).
Similar criterio se encuentra en la doctrina de los autores de Derecho Civil (por
ej., Julio César Rivera en la obra colectiva bajo la dirección de Belluscio y
coordinación de Zannoni, "Código Civil y leyes complementarias…", Astrea,
Buenos Aires, 1978, t.1, pág. 544).
Así aconteció esa aplicación analógica en el caso de Evelina F. G. Berman,
que encontrándose en Israel, país donde la mayoría de edad se adquiere con
18 años, deseaba contraer matrimonio, a lo que se oponían sus padres. En las
actuaciones iniciadas para obtener la venia judicial supletoria del
consentimiento que los padres le negaban a efectos de regresar al país con la
finalidad de tramitar la venia aetatis, el asesor de Menores de esta Cámara,
Alberto M. Justo, sostuvo que la supuesta menor no lo era tal para el
ordenamiento jurídico israelita como tampoco para el sistema legal argentino,
en función de lo previsto en los arts. 138 y 139 del Código Civil. La Sala C, con
firma de los Dres. Chute, Boffi Boggero y Gondra, resolvió el 30-12-1957, en el
mismo sentido, destacando que "si bien es cierto que ambas normas solamente
tienen en vista el cambio de domicilio existente en el Estado extranjero al
territorio de la República, la doctrina acepta también y, generalmente, la misma
solución para los casos de cambio de domicilio existente en la República al
territorio de un Estado extranjero al territorio de otro Estado extranjero"
(sentencia publicada en JA 1958-IV-27 y en LL 91-439; también en la
Revista de Derecho Internacional y Ciencias Diplomáticas, Rosario, VII, n° 14,
1958, págs. 81 y ss. Y 169 y ss., con comentario de Werner Goldschmidt,
"Enseñanzas del caso Berman para el Derecho Internacional Privado y el
Derecho Consular Argentino").
Es importante advertir que el caso Berman motivó, según señala variada
doctrina (Goldschmidt, Feldstein de Cárdenas), un cambio en las "Normas de
aplicación del Reglamento Consular", estableciéndose que cuando los
funcionarios consulares procedieran a expedir, renovar o prorrogar pasaportes
a menores de veintidós años (desde la ley 17.711, 21), deberán tener en
cuenta lo dispuesto en los arts. 138 y 139 del Código Civil, respetando las leyes
del domicilio que determinan los mismos.
En el caso de autos no puede discutirse que desde el mes de febrero (según la
madre), o marzo de 2001 (según el padre) M. D. vive en Montpellier, República
de Francia, país del que tiene la nacionalidad, al igual que sus padres. En dicho
país vive, estudia (si bien no está claro el objeto de sus estudios, francés o
ecología según discrepan las partes, punto sobre el que no se ha producido
prueba), goza de una beca del gobierno francés y según refieren testigos, en
prueba no del todo sólida, habría alquilado vivienda, tendría una novia
ecuatoriana y efectuaría cuando menos algunos trabajos o actividades
lucrativas durante el receso en sus estudios. Ello basta para considerar,
apreciando además el tiempo transcurrido desde entonces, que M. tiene en
Francia su residencia habitual, su centro de vida, un domicilio de hecho. Sobre
el concepto de residencia habitual, el Tribunal se remite a su sentencia
interlocutoria del 14-9-1995, publicada en El Derecho 165-499. Esa residencia
habitual o estable, a tenor de la aplicación analógica del art. 138 del Código
Civil autoriza a considerarlo allí domiciliado a los efectos de la aplicación de
ese precepto en consonancia con el del art. 7 del Código Civil, con la
consecuencia de que ha adquirido capacidad conforme al derecho francés. En
su participación en la obra colectiva "Código Civil y normas complementarias.
Análisis doctrinario y jurisprudencial", (tomo 1, publicado por Hammurabi en
Buenos Aires, 1995 bajo la dirección de Alberto J. Bueres y coordinación de
Elena I. Highton), dice Berta Kaller de Orchansky al comentar los arts. 138 y
139: "Los menores y los no emancipados no pueden mudar su domicilio,
porque son incapaces; sólo pueden operar el cambio sus representantes
legales, padres o tutores. Por ello, hay que acudir a la concepción objetiva que
le atribuye domicilio a la persona en el lugar de su residencia principal o
permanente, y señala así, sin mayores dificultades, mediante una conexión de
hecho, que prescinde del elemento subjetivo, cual es la ley que rige la
capacidad de esa persona para cambiar domicilio.
La conclusión a la que se arriba precedentemente no varía si en lugar de
considerar la remisión al derecho francés como efectuada a su derecho civil se
toma en cuenta el derecho internacional privado francés, que somete el
estatuto personal a la ley nacional, desde que M. posee dicha nacionalidad.
Aunque el contenido del derecho extranjero (que conforme viene resolviendo
este Tribunal desde tiempo ha, debe aplicarse de oficio y del mismo modo
averiguarse su contenido) no depende de las afirmaciones que en sentido
concordante pudieran efectuar las partes del juicio, salvo la excepción que
corresponde hacer respecto de cuestiones que dependan de la autonomía de
la voluntad, no está en discusión que la adquisición de la capacidad en el
derecho francés (al igual que en otros numerosos países que fueron puestos
como ejemplo al proyectarse un criterio similar para nuestro derecho civil en
numerosos proyectos legislativos; Luis Moisset de Espanés, ¿Beneficia a los
jóvenes que la mayoría de edad se fije a los 18 años?, ED 111-843; Gustavo A.
Bossert y Marisa A. Graham, Mayoría de edad a los 18 años, LL 1991-E-1028;
Guillermo A. Borda, La mayoría de edad a los 18 años, LL 1992-D-1096), se
produce a los dieciocho años. Así ocurre desde que por ley 74-631 del 5 de
julio de 1974 se modificó el art. 488, primer párrafo, del Code. La reducción
seguía una recomendación del Comité de Ministros de Europa del 19-9-1972,
sobre la reducción de edad para la plena capacidad jurídica por debajo de los
21 años y fijarla, si se lo estimase oportuno, en 18 (sobre el punto puede verse
María A. Leonfanti, "Capacidad civil a los 18 años en Francia e Italia", La Ley,
29 de septiembre de 1975).
Sólo adicionalmente cabe señalar que si, como hemos resuelto, la patria
potestad (cabe acotar ahora, incluso su extinción) se rige por el derecho del
lugar de su ejercicio y éste es el lugar de la residencia habitual del hijo, pues no
puede ejercerse tal poder sino en el lugar en que se encuentra la persona
sujeta a la patria potestad (sentencia del 26-12-1997, LL 1998-D-144), este es,
en el caso, derecho francés.
A igual resultado se arribaría si se considerase que si bien los menores tienen
el domicilio derivado de la persona que determina su residencia, cuando con
autorización de esta persona o de la autoridad competente reside en otro país
en el que tiene su centro de interés, se presume que tiene su domicilio en esa
nación (cfr. Sugerencias del Comité de Ministros del Consejo de Europa para
unificar el concepto de domicilio, cit. por Inés M. Weinberg, Derecho
Internacional Privado, Lexis Nexis Depalma, Buenos Aires, 2002, pág. 149).
Por lo expuesto, doctrina y jurisprudencia citadas, el Tribunal resuelve: Revocar
la sentencia interlocutoria de fs. 119/20 y, en consecuencia, hacer lugar a la
demanda incidental promovida, decretando el cese de la obligación alimentaria
a que se obligara el demandante por el convenio homologado en los autos
sobre divorcio, desde la fecha de notificación de la demanda. Costas en el
orden causado habida cuenta la complejidad de las cuestiones de derecho
internacional privado articuladas.- E. L. Fermé. J. N. Ojea Quintana. D. M.
Borda.

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