Está en la página 1de 2

ALUMNO: Alexis Gabriel Sanabria

LOS “NO LUGARES”


Jorge Halperin

Los “no lugares” son más bien espacios marcados. Al instalarse en algún lado, los grupos
humanos y las sociedades, trabajan el espacio, lo simbolizan y lo marcan. Existen fronteras entre
el espacio social y el espacio salvaje, entre el espacio profano y el espacio sagrado. Hay planos
de la ciudad, hay planificaciones para su distribución, hay reglas de residencia.

El lugar es algo muy simbolizado, de él se extrae una identidad individual y colectiva. La


relación entre los individuos tiene también una historia. Los “no lugares” son espacios donde no
existe identidad alguna, ni relaciones, ni historia. Podrían nombrarse espacios de comunicación
tales como los aeropuertos, las rutas o los medios de transporte, los espacios de intercambio,
como las grandes superficies comerciales, los shoppings centers, y también las redes de
comunicación invisibles, como los cables y los cajeros automáticos. Es posible concebir la
ausencia de relaciones en estos espacios, ya que cuando uno toma un medio de transporte, es
para ir a algún lado. Cuando uno está en un aeropuerto, debe mostrar su identidad antes de
partir, y luego vuelve a mostrarla a la llegada. Pero en esos dos puntos uno es un pasajero
anónimo.

Una cancha de fútbol es un lugar de rito, donde puede haber una noción de lazos en común,
como lo son por ejemplo, los cantitos y las olas de la tribuna. Existe una idea de pertenencia a
un grupo. A diferencia, en una sala de espera de un aeropuerto, no se percibe una conciencia
colectiva, sino que se trata de sucesiones individuales. Es cierto que puede haber un lugar dentro
de un “no lugar”, y un “no lugar” en un lugar. Esto está referido a los vínculos, por ejemplo, en
un aeropuerto hay comercios y gente que trabaja y se ve todos los días. El turismo, en su forma
actual, es esencialmente la práctica del “no lugar”.

En una autopista, por ejemplo, hay carteles que indican lo que uno va a ver, lo que habría que
ver, lo que uno vería si se detuviera, pero nunca se detiene. Hay nombres de distintos lugares,
pero en el fondo es como si no hubiese nada. Uno es como un turista que lee una guía. La
relación con un espacio abstracto también es la idea de “no lugar”.

El turismo es un viaje narcisista a uno mismo. Por ejemplo, Chateaubriad, en sus relatos de
viajes se relata él mismo. Hay muchas escenas bellas de cuando él se aleja de Grecia, cuando
llega a Oriente. Es él mismo como una imagen de publicidad turística. El shopping es el turismo
de los pobres, con muchos productos que vienen de todo el mundo y que, a veces, tienen una
pequeña referencia del lugar de origen. La circulación es la característica común.

Es cierto que hay calles donde la gente pasa regularmente, donde hay habitués que circulan,
donde está el canillita, el lustrabotas, etc. Pero puede llegar alguien del exterior y percibir a la
calle como un lugar cuyos atributos no comprende de inmediato. Y también está el caso de las
ciudades nuevas de Francia, donde se diseñaron espacios y a veces no consiguieron hacer
lugares de vida, donde la simbolización sea posible.

Los “no lugares” son un fenómeno exclusivamente contemporáneo. Si tomamos, por ejemplo,
a las sociedades nómadas, podemos notar que ellas se desplazaban de un lugar a otro y tenían
recorridos extremadamente precisos. Cuando se detenían, distribuían sus carpas siguiendo
ciertas reglas. Llevaban el lugar consigo, sobre sus espaldas. En cambio, hoy, no se puede
ALUMNO: Alexis Gabriel Sanabria

imaginar el mundo moderno sin estos grandes espacios de distribución, información y


circulación. Hay “no lugares” que son esenciales para la definición de nuestro mundo, y esto es
lo nuevo.

El optimista podría decir que en los lugares muy simbolizados hay mucho sentido, pero poca
libertad. En las ciudades tribales los deberes de cada uno son muy precisos en función de la
edad, el sexo, etc. No predomina la idea de una libertad individual. El pesimista podría decir que
en la cumbre de la liberación ya no hay más sentido en nada, y que la desaparición total de
sentido sería otra forma de alineación.

La individualidad no es pensable en forma absoluta. Todos los estudios de los sistemas rituales
demuestran que el pensamiento del individuo pasa por sus relaciones con el otro. Desde el
momento en que se hace un sistema donde hay una relación obligatoria con el otro, el papel del
individuo se reduce. El papel de la política es esencial, definir la libertad individual es una
cuestión política. Hay que crear espacios donde se pueda garantizar la libertad sin perder por
completo el sentido.

También podría gustarte