El Escándalo Enron, revelado en octubre de 2001, condujo a la quiebra de Enron,
una empresa estadounidense de energía con sede en Houston, Texas, y a la disolución de Arthur Andersen, que era una de las cinco sociedades de auditoría y contabilidad más grandes del mundo. Además de ser la reorganización por bancarrota más grande en la historia de Estados Unidos para la época, se le atribuyó la mayor falla en auditoría. Enron fue formada en 1985 por Kenneth Lay, después de la fusión de Houston Natural Gas e InterNorth, se convirtió en una corporación dedicada al transporte de gas natural entre diversos estados a través de una red de gasoductos de 60 mil kilómetros. En 1989 La empresa se diversificó estructurándose a partir de la combinación del gas natural, la electricidad, telecomunicaciones a través de banda ancha e Internet, distribución de agua potable y los mercados financieros, con operaciones en más de 30 países. Su principal invención fue el “trading”, como el de la bolsa, pero de energía y banda ancha (Internet), llegando a dominar el 25% del mercado de derivados de energía. Este éxito, llevó a que varias empresas siguieran su ejemplo, provocando un aumento de la competencia y causando la disminución de las utilidades de Enron. En 1989, cuando Jeffrey Skilling fue contratado, desarrolló un equipo de ejecutivos que, a través del uso de lagunas de contabilidad, entidades de propósito especial e informes financieros pobres, fueron capaces de esconder miles de millones en deudas de ofertas y proyectos fallidos. El director de finanzas Andrew Fastow y otros ejecutivos no solo engañaron a la junta directiva y al comité auditor de Enron sobre las prácticas contables de alto riesgo, sino también presionaron a Arthur Andersen (auditoria) a ignorar los problemas Los accionistas perdieron cerca de $11 mil millones de dólares cuando el precio de la acción de Enron, que llegó a un máximo de US$ 90 por acción a mediados del año 2000, se desplomó a menos de $1 a fines de noviembre de 2001. La Securities and Exchange Commission SEC (Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos) comenzó una investigación y su rival competidor Dynegy ofreció comprar la empresa a un precio de ganga. El acuerdo fracasó y, el 2 de diciembre de 2001, Enron se declaró en bancarrota bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos. Unos activos ascendentes a $63,4 mil millones convirtieron la quiebra de Enron en la mayor bancarrota corporativa en la historia de Estados Unidos Muchos ejecutivos de Enron fueron acusados de una variedad de cargos y fueron, posteriormente, sentenciados a prisión. El auditor de Enron, Arthur Andersen, fue encontrado culpable en una corte distrital de Estados Unidos; pero, para cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos revocó la sentencia, la compañía había perdido a la mayoría de sus clientes y había cerrado. Los empleados y accionistas recibieron devoluciones limitadas en juicios, a pesar de perder miles de millones en pensiones y Muchos ejecutivos de Enron fueron acusados de una variedad de cargos y fueron, posteriormente, sentenciados a prisión. El auditor de Enron, Arthur Andersen, fue encontrado culpable en una corte distrital de Estados Unidos; pero, para cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos revocó la sentencia, la compañía había perdido a la mayoría de sus clientes y había cerrado. Los empleados y accionistas recibieron devoluciones limitadas en juicios, a pesar de perder miles de millones en pensiones y precios de las acciones. Como una consecuencia del escándalo, se promulgaron nuevas regulaciones y leyes para ampliar la exactitud financiera de las compañías públicas. La ley también aumentó la responsabilidad de las empresas auditoras de permanecer neutrales e independientes de sus clientes. Sentenciados por el fraude Enron Jeffrey Skilling En el año 2006, fue hallado culpable de múltiples delitos de fraude, relacionados con el colapso financiero de Enron, por los cuales fue condenado a 24 años y 4 meses en el Correccional de Englewood, Colorado. A lo cual su abogado apelo de forma que su pena quedaba reducida en 10 años y pasaba de los 24años a los 14 años, con lo que podría abandonar el centro penitenciario en el 2017. A cambio de esta reducción de la pena, Skilling se comprometió a aportar 45 millones de dólares de su patrimonio personal para indemnizar a las víctimas de la ruina de Enron. Kenneth Lee Lay. Fue presidente de la empresa Enron, corporación que cerró por bancarrota en 2001. El 25 de mayo de 2006, fue declarado culpable de fraude. El 5 de julio del 2006 falleció repentinamente de un infarto cardíaco en su residencia de Colorado mientras esperaba la fecha en la que debía dictarse la pena de cárcel en su contra. Andrew Stuart "Andy" Fastow. Era el director financiero de Enron Corporación. Fastow fue una de las figuras clave detrás de la compleja red de entidades de propósito especial fuera de balance (sociedades limitadas que controlaba Enron). La Comisión de Valores e Intercambio de EE. UU. Posteriormente abrió una investigación sobre la conducta de él y de la compañía en 2001. Fastow cumplió una condena de seis años de prisión por cargos relacionados con estos actos. Lea Weingarten, también trabajó en Enron, donde fue asistente de tesorería se declaró culpable de evasión de impuestos y de presentar declaraciones de impuestos fraudulentas. La esposa del ex ejecutivo de Enron y el criminal convicto Andrew Fastow, fue la segunda ex ejecutiva de Enron en ir a prisión después de que Enron colapsara debido a un fraude en diciembre de 2001 En 2003, Fastow fue acusado por un gran jurado federal por conspiración para cometer fraude electrónico; conspiración de lavado de dinero y cuatro cargos de presentar declaraciones de impuestos falsas. Se declaró culpable el 14 de enero de 2004 de presentar una declaración de impuestos sobre el ingreso fraudulenta que no incluía las ganancias que su familia había recibido de las alianzas extraoficiales de su esposo. Fastow se reportó en prisión el 12 de julio de 2004 RESUMEN DEL FRAUDE DE TOSHIBA JAPON-2015 La Agencia de Servicios Financieros (FSA) de Japón impuso una multa de 7.370 millones de yenes (unos 55 millones de euros) a la empresa Toshiba por su fraude contable, lo que supone la mayor sanción impuesta por el regulador en el país asiático. La sanción responde al grave fraude contable cometido por la empresa en el cual sobrestimó entre 2008 y 2014 sus ingresos por ventas en 224.800 millones de yenes (1.706 millones de euros). La compañía también infló su resultado operativo en 155.200 millones de yenes (1.178 millones de euros), lo que supone uno de los mayores escándalos financieros en Japón de los últimos años. Toshiba se encuentra ahora sumida en un proceso de reestructuración y por el momento prevé registrar unas pérdidas récord de 550.000 millones de yenes (4.175 millones de euros) al término de este ejercicio, que concluye el próximo 31 de marzo del 2015. También prevé incurrir en unas pérdidas operativas de 340.000 millones de yenes (2.581 millones de euros). La exageración de los beneficios operativos es de US$1.220 millones, aproximadamente el triple de lo que la empresa estimó inicialmente. La investigación de Un informe de 294 páginas escrito por un comité de abogados y contables externos revela la ineficacia de los sistemas de control internos de la compañía y plantea dudas sobre el gobierno corporativo de las empresas niponas. concluyó que Hisao Tanaka, el director ejecutivo y presidente de Toshiba, estaba consciente de que la compañía inflaba sus ganancias durante esos años. (centro) es uno de ocho altos gerentes de Toshiba que dimitieron por el escándalo. Se demostró que sus antecesores, el hasta hoy vicepresidente Norio Sasaki y el asesor Atsutoshi Nishida, también jugaron un papel en la inflación de las ganancias desde el año fiscal 2008. Tanaka y Sasaki ingresaron a Toshiba en los años 70. Este último fue presidente de la compañía entre junio 2009 y junio 2013, abarcando la mayoría del período durante el cual se realizó la cuestionable contabilidad. La exageración de los beneficios operativos es de US$1.220 millones, aproximadamente el triple de lo que la empresa estimó inicialmente.
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