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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE DERECHO

INFORME

“El SISTEMA INQUISITIVO”

Alumnos:

B.S.G

C.LL.A.

C.CH.C.

M.A.R

Asesor(a):

B.R.N.C

Línea de investigación

Derecho Procesal Penal

Chepén – Perú

2019
Índice

I. Introducción ......................................................................................................... 3

1. Historia de la Inquisición .................................................................. 4


2. Principales acontecimientos de la inquisición en Europa ................ 5
3. Principales acontecimientos de la Inquisición en América................ 9
4. Características del sistema Inquisitivo ............................................ 11
5. El tribunal de Santo Oficio .............................................................. 13
6. El Directorium Inquisitorum ........................................................... 18
7. Etapas del proceso inquisitivo ........................................................ 22
8. La inquisición en Lima .................................................................... 38

II. Conclusiones ..................................................................................................... 44


III. Bibliografía ......................................................................................................... 45
I. INTRODUCCIÓN:

El sistema inquisitivo es una forma de proceso penal en donde las facultades de


acusar y juzgar las posee una persona, su procedimiento era por escrito, de
forma secreta, carente de principios procesales y durante todo el proceso el
imputado era considerado culpable de los delitos contra la fe.

La primera inquisición se fundó en 1184 al sur de Francia y junto a ella


aparecieron los primeros manuales del inquisidor, sentándose las bases para las
posteriores inquisiciones y directorios, siendo las más conocidas los fundados
en España a pedido de los reyes católicos, estas eran el tribunal de Santo oficio
y el Directorium Inquisitorum.

La estructura del tribunal de santo oficio fue diseñada por Torquemada a través
de unos escritos denominados Instrucciones, es el semejante a las leyes
orgánicas de la actualidad, pero no se respetaban dentro de las instituciones,
siendo el consejo supremo el que obligara a las inquisiciones distritales a acatar
las normativas que le imponía el superior jerárquico. Esta estructura se llevo a
las colonias que se encontraban en América, pero estos eran muy deficientes,
generando un gran perjuicio para los procesados.
1. HISTORIA DE LA INQUISICIÓN.

El término Inquisición o Santa Inquisición hace referencia a varias


instituciones dedicadas a la supresión de la herejía mayoritariamente en
el seno de la Iglesia católica. La herejía en la era medieval europea
muchas veces se castigaba con la pena de muerte y de esta se derivan
todas las demás.
La Inquisición medieval se fundó en 1184 en la zona de Languedoc (en el
sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o albigenses. En
1249 se implantó también en el reino de Aragón, siendo la primera
Inquisición estatal; y en la Edad Moderna, con la unión de Aragón con
Castilla, se extendió a esta con el nombre de Inquisición española (1478-
1821) bajo auspicio de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se
extendió después a los territorios conquistados en lo que se denominaría
América: la Inquisición portuguesa (1536-1821) y la Inquisición romana
(1542-1965). Sus víctimas eran seres humanos, e incluso animales,
acusados de brujería, o de homosexualidad; en 1600 se emitió la orden
de no incoar más procesos 'por sodomía', por blasfemar, por practicar
bestialismo, por herejía (cristianos que niegan algunos de los dogmas
instituidos por la Iglesia romana) y por acusaciones de judaizar en secreto.
Aunque en los países de mayoría protestante también hubo
persecuciones, en este caso contra católicos, contra reformadores
radicales como los anabaptistas y contra supuestos practicantes de
brujería, los tribunales se constituían en el marco del poder real o local,
generalmente adecuado para cada caso concreto y no constituyeron una
institución específica.

ORIGEN:
En los comienzos de la Iglesia, la pena habitual por herejía era la
excomunión. Cuando los emperadores romanos convierten el cristianismo
en religión tolerada en el siglo IV, los herejes empiezan a considerarse
enemigos del Estado. En su momento San Agustín aprobó con reservas
la acción del Estado contra los herejes.

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En respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se
produce en el siglo XII en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida
contra la doctrina albigense, la cual no coincidía con los puntos de vista
de la Iglesia católica con relación a la salvación, al matrimonio y otras
instituciones de la sociedad. Como reacción, el papa Inocencio III
organizó una cruzada contra los albigenses promulgando una legislación
punitiva contra ellos. Sin embargo, los esfuerzos iniciales destinados a
someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron ineficaces.

2. PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS DE LA INQUISICIÓN EN EUROPA

 La primera Inquisición

A finales del s. XII la Iglesia Católica desarrolló el llamado procedimiento


inquisitorial para hacer frente a la rápida difusión de corrientes heréticas
que atentaban contra la institucionalizada fe católica.
En 1184 el papa Lucio III inicia este procedimiento a partir del decreto Ad
abolendam. En esa época estaban muy difundidas distintas filosofías
heréticas como el maniqueismo, el valdeismo y, posteriormente, el
catarismo.
Frente a estos movimientos heréticos, la Iglesia católica, a través de una
Inquisición primitiva y no muy bien organizada aun, respondió
contundentemente:
- Desde 1184 se empezaron a aplicar contra las herejes penas de muerte
en la hoguera.
- Desde 1199 se incorporan otras penas, como la Confiscación de Bienes,
se autoriza formalmente el empleo de la tortura en materia de fe, y se
incorpora al reglamento existente disposiciones sobre el secreto en las
actuaciones, la ocultación de testigos y la eficacia procesal.

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 La Inquisición Medieval

A instancias del papa Gregorio IX, desde 1230 el proceso Inquisitorial


primitivo se transformó en una nueva institución, controlada por el mismo
pontífice, que es creada para reprimir el catarismo (secta cristiana que se
desvía de la ortodoxia católica): La Inquisición Medieval o también
llamada Inquisición Pontificia o papal. (Azahara, 2009)
Esta nueva Inquisición se centraba con eficacia en el sur de Francia y en
la Corona de Aragón. Pero la práctica de la herejía cátara se extendió a
Italia, lo que supuso su persecución en Lombardía.
Su apogeo tuvo lugar durante la segunda mitad del s. XIII, pero la herejía
seguía extendiéndose como mancha de aceite por Europa y, ya en el s.
XV, se podían encontrar tribunales inquisitoriales en Bohemia, Polonia,
Portugal, Bosnia y Alemania... Sólo los Reinos latinos de Oriente, Gran
Bretaña, Castilla y Escandinavia. Carecían de Tribunales Inquisitoriales.
Esta presencia cada vez más notable, vino acompañado de un progresivo
desarrollo de la burocracia inquisitorial y se editaron manuales procesales
de Santo Oficio como el de Raimundo Peñafort (siglo XIII), Bernardo Gui
( s. XIV), y Nicolau Eymerich (s. XV).
Las categorías delictivas también fueron ampliándose, de modo que de
las herejías medievales, se pasó a juzgar otros delitos como las
blasfemias, la bigamia y la brujería.
En la Corona de Aragón el Tribunal inquisitorial venía funcionando desde
sus mismos inicios como consecuencia de la difusión de la herejía cátara
en sus territorios. El papel de la monarquía en la Inquisición Medieval fue
bastante pasivo y, es más, hubo tensiones entre ambos cuando la
Inquisición.
Derivada de la Inquisición Medieval, en 1478 los Reyes católicos,
impulsados por el deseo de la unificación religiosa de los reinos
peninsulares de Castilla y Aragón, pondrían en marcha una nueva
institución, que diferiría en aspectos fundamentales del Santo Oficio
Pontificio. Una institución que pasaba a servir los intereses de la
Monarquía: La Inquisición Moderna, la que habitualmente se conoce
como Inquisición española.

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 Inquisición española:

La Inquisición española fue una institución fundada en el año 1478 por los
Reyes Católicos en España. El conocimiento de esta institución es
fundamental para conocer la problemática de los judíos y de los conversos
que existía en los reinos peninsulares en la Baja Edad Media y para
conocer cómo se desarrolló la sociedad española durante la Edad
Moderna. La Inquisición española investigó a conversos, moriscos,
protestantes, etc. y todas aquellas prácticas que iban en contra de la
ortodoxia de la Iglesia católica. Esta institución funcionó durante varios
siglos, aunque será entre finales del siglo XV y el siglo XVII cuando tendrá
una mayor actividad. En esta entrada explicaré sus orígenes, su devenir
a lo largo del tiempo y su organización. De esta forma se podrá conocer
a esta famosa institución española y comprenderás mejor la vida de las
minorías étnico-religiosas en España durante la Edad Moderna.

Uno de los periodos más oscuros de la historia de España es la Inquisición


Española, que atenazó España durante 350 años. Esta era de severa
censura, paranoia, tortura, autos de fe, muerte, y la persecución general
de herejes -o, en otras palabras, cualquiera que estaba abiertamente en
desacuerdo con los principios de la iglesia católica- comenzó en 1478 y
duró hasta 1834. Tanto en su alcance como en su intensidad, la
Inquisición Española superó ampliamente a la Inquisición Medieval, en la
que se inspiraron los Reyes Católicos.
Tras su matrimonio unificador del reino, los famosos Reyes Católicos
Fernando e Isabel tenían un importante proyecto por delante. No sólo se
unificaron los dos reinos -Aragón y Castilla-, convirtiéndose en uno entre
opiniones encontradas, sino que la monarquía estaba acorralando a los
árabes que quedaban con el final de la Reconquista.
Con el fin de controlar, unificar y fortalecer su creciente y variado reino
decidieron que el vehículo de unificación sería a través de la ortodoxia
católica. Así que, en 1478, pidieron permiso al Papa Sixto IV para

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establecer una división especial de la Inquisición -un permiso que
concedió a regañadientes-, y así comenzó la Inquisición Española.
La monarquía temía especialmente la intervención de refuerzos árabes y
judíos desde el extranjero, por lo que obligaron a los no católicos a
escoger entre la conversión al catolicismo o la expulsión del país para
suprimir la posibilidad de reagrupación. Aquellos sospechosos de
practicar el protestantismo, actos sexuales no aprobados por el
catolicismo, magia negra o cualquier otra cosa que la monarquía viese
como una amenaza también se encontraban entre los perseguidos.
Tan sólo unos años después las suspicacias volvieron a surgir, esta vez
sobre la lealtad de los conversos (judíos conversos) y los moriscos
(árabes convertidos) al catolicismo. La Inquisición se obsesionó con la
sospecha de que los conversos sólo simulaban una conversión para
escapar de la persecución, y que continuaban practicando sus credos en
privado, y que planeaban, a la larga, debilitar a la iglesia. Tras años de
una acusación obsesiva y frenética, la Inquisición Española tocó a su fin
en 1834.

_Características especiales de la Inquisición Española:


La Inquisición Española se diferenciaba de la Inquisición Pontificia en
primer lugar porque a los Inquisidores los nombra el rey, no el papa, o sea
que pasan a ser funcionarios de estado y responden a las políticas del
reino; la segunda diferencia es que en que los procesos no eran apelables
en Roma. El tribunal se organizó de tal manera que Torquemada fue
nombrado Inquisidor Supremo para Castilla, Aragón y Sicilia, formando
parte del tribunal el cardenal Mendoza, Miguel Morillo y Juan de San
Martín. La sede primitiva estaba en Sevilla, trasladándose luego a Toledo.
La autoridad del Inquisidor Supremo era inapelable. El Inquisidor
Supremo presidía un consejo llamado supremo, compuesto por cinco
ministros.
La Inquisición Española se diferenciaba de la Inquisición Pontificia en
primer lugar porque a los Inquisidores los nombra el rey, no el papa, o sea
que pasan a ser funcionarios de estado y responden a las políticas del
reino; la segunda diferencia es que en que los procesos no eran apelables

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en Roma. El tribunal se organizó de tal manera que Torquemada fue
nombrado Inquisidor Supremo para Castilla, Aragón y Sicilia, formando
parte del tribunal el cardenal Mendoza, Miguel Morillo y Juan de San
Martín. La sede primitiva estaba en Sevilla, trasladándose luego a Toledo.
La autoridad del Inquisidor Supremo era inapelable. El Inquisidor
Supremo presidía un consejo llamado supremo, compuesto por cinco
ministros.

3. PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS DE LA INQUISICIÓN EN


AMÉRICA

Tribunal eclesiástico establecido para inquirir y castigar los delitos contra


la fe. Sus orígenes se encuentran en la persecución de las herejías
populares del siglo XII.
La Inquisición española desarrolló su actividad en los territorios españoles
de América a través de tres tribunales: los de Lima y México fundados en
1569, y el de Cartagena de Indias, fundado en 1610. (Medina, 1887)
La Inquisición en América En relación con una época en que los gobiernos
establecidos consideraban la unidad de la fe religiosa como base de su
política.
La primera designación legal fue la hecha por el inquisidor Adriano en
favor del obispo de Puerto Rico, Alonso Manso, en 1519. En tiempos del
arzobispo Zumárraga (1527-1548) se celebraron autos de fe en México,
con 131 procesos (13 contra indios).
Según José Toribio Medina, del análisis de unas 1.500 causas juzgadas
por el Santo Oficio en América, se especifican los siguientes casos: 243
por judaizantes, 5 por moriscos, 65 por protestantes, 298 por bígamos, 40
por aberraciones sexuales, 140 por herejía, 97 por blasfemia, y 172 por
brujería. El Santo Oficio tuvo tres centros en América: el de México, el de
Lima y el de Cartagena (Colombia). (Mejía, 1990)
El 22 de julio de 1511 el inquisidor general de España, el cardenal
Francisco Jiménez de Cisneros (figura política principal en la corte
hispana), dio una orden para que los obispos americanos actuaran como

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inquisidores en sus territorios episcopales, ordenándoles que se afanaran
en la persecución de los herejes.
En este continente habían llegado muchos judíos conversos al igual que
musulmanes, por lo tanto, la Corona era consciente del peligro que corrían
los aborígenes de ser imbuidos de doctrinas diferentes a la cristiana. Para
evitar este peligro se emite una Real Cédula, el 7 de febrero de 1569,
justificando el establecimiento de la Inquisición en las Indias: “...porque
los que están fuera de la obediencia y devoción de la Santa Iglesia
Católica romana, obstinados en sus errores y herejías, siempre procuran
pervertir y apartar de nuestra santa Fe católica a los fieles y devotos
cristianos, y con su malicia y pasión trabajan con todo estudio de traerlos
a sus dañadas creencias comunicando sus falsas opiniones y herejías, y
divulgando y esparciendo diversos libros heréticos y condenados. (Bonet,
2000)
Seguidamente agrega, que el remedio a esta situación “consiste en
desviar y excluir del todo la comunicación de los herejes y sospechosos,
castigando y extirpando sus errores, por evitar y estorbar que pase tan
gran ofensa de la Santa Fe y religión católica a aquellas partes y que los
naturales de ellas sean pervertidos con nuevas, falsas y reprobadas
doctrinas.”
Por tanto, una de las primeras razones por las que la Corona establece la
Inquisición en América, es el peligro de penetración ideológica por parte
de judíos y musulmanes llegados a las Indias.
La Inquisición se crea en el Virreinato del Perú, y en el de Nueva España,
como órgano dependiente del secretario de Aragón, por orden de Felipe
II según Real Cédula fechada el 25 de enero de 1569.
Los problemas que afrontaban los tribunales en américa era la
consecución de personal idóneo para estas prácticas y otra muy relevante
era el estado y las malas condiciones que presentaban de las cárceles lo
que llevaba a la enfermedad o incluso muerte de los reos
El tribunal afrontaba la dificultad de ejercer su jurisdicción sobre los grupos
indígenas, los cuales hablaban diferentes lenguas y tenían diferentes
culturas. Es por eso que no era claro reconocer los delitos de los cuales

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hablaba la inquisición, por lo tanto, no era fácil reconocer quienes lo
cometían.
Es por eso que los indígenas estaban exentos de ser inculpados por el
tribunal lo que no pasaba con los esclavos negros.

4. CARACTERISTICAS DEL SISTEMA INQUISITIVO

 La Inquisición era un Tribunal que tenía como misión la defensa de la fe y


la moral de la Iglesia católica, mediante la persecución de los delitos que
atentaran contra una u otra (la fe o la moral).

 -En este sistema el juez (el inquisidor) era un técnico. Se trataba de un


funcionario designado por autoridad pública, que representa al Estado,
que era superior a las partes y que no estaba sujeto a recusación de las
partes.

 El juez (el inquisidor) NO SOLO JUZGABA, sino que, antes de juzgar,


investigaba los hechos, dirigía la indagación (lo que ahora lIamaríamos la
investigación policial), era INSPECTOR POLICIAL, buscaba culpables,
acumulaba pruebas contra ellos.

 El objetivo primordial era descubrir la herejía: que el acusado confesase,


se convirtiera y finalmente fuera castigado.

 El procedimiento se caracterizó por ser secreto, escrito, descontinuado, y


falta de debate.

 En cuanto régimen probatorio impero el sistema de valoración legal de la


prueba es decir que la misma ley concedía eficacia probatoria a materiales
o elementos de prueba.

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 Durante la primera parte del proceso, la FASE SUMARIA o INQUISITIVA,
es decir durante toda la investigación policial, el sospechoso sobre el que
recaían indicios de culpabilidad ignoraba qué cargos se acumulaban
contra él. No se le indicaba de qué delitos se le suponía autor. La FASE
SUMARIA o puramente INQUISITIVA, se llevaba en secreto y por
consiguiente el reo se hallaba en este sentido enteramente indefenso
hasta la apertura del juicio o segunda fase del proceso.

 En la segunda parte del proceso, la FASE JUDICIAL, el reo continuaba


indefenso, pues aunque en la fase probatoria podía proponer pruebas a
su favor, éstas más que pruebas de su inocencia se concebían como
meros escudos para paralizar o disminuir los efectos probatorios de las
pruebas de su culpabilidad recogidas por el juez (inquisidor).

 Durante el curso del proceso, el acusado es segregado de la sociedad,


mediante la institución denominada prisión preventiva en cárceles
secretas y no públicas. El juez no llega a una condena si no ha obtenido
una completa CONFESIÓN DE CULPABILIDAD.

La CONFESIÓN DE CULPABILIDAD es considerada como prueba plena,


como la reina de las pruebas. Los indicios de culpabilidad acumulados
contra alguien a través de la Fase Sumaria impulsaban al Tribunal a
solicitar de él en la fase final del proceso la confesión de que tales indicios
eran señal cierta de su verdadera culpa.

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5. EL SANTO TRIBUNAL DE OFICIO

El tribunal inquisidor o de oficio fue una institución creada en España con el


consentimiento de los reyes católico durante el año 1478 con el fin de
combatir la herejía, la blasfemia, la hechicería y entre otras actividades que
atentaran contra la fe. Esta institución tuvo como precedentes similares
órganos que ya se habían creado en Europa desde el siglo XIII. (Peraza,
2017)

El primero tribunal que juzgaba los delitos contra la fe fue fundado por el papa
Honorio III en 1220 a petición del emperador alemán Federico II
Hohenstaufen; con el motivo de mejorar las relaciones con el papa que en
ese entonces era máximo exponente religioso.

En España un grupo de Dominicos persuadieron a los reyes católicos para


establecer un órgano que se encargue de todo aquel que fuera contra el
cristianismo; esta solicitud se realizo en un contexto de gran odio a los judíos
y a los conversos, que cada vez se volvían más influyente y ocupaban cargos
de gran importancia. (Cappa, 1888)

Este acontecimiento sería beneficioso para los reyes católicos en el


establecimiento de la unidad religioso, disminuir el poderío de los opositores,
acabar con los conversos y conseguir financiación económica; es así que los
reyes católicos piden al papa su consentimiento para introducir la inquisición
en castilla y la elección de los inquisidores ser hecha por los monarcas.

 La organización del Tribunal.

_El consejo de la suprema y general inquisición

Era el máximo órgano de la inquisición, su presidencia la poseía el inquisidor


general quien es la máxima autoridad que detentaba la autoridad del papa
para defender la fe y perseguir a los herejes. Por lo general estos son
elegidos hasta su muerte, pero en caso de llevarse mal con el rey era muy

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posible que se le destituyera por otro que sea de su confianza del rey. (Solís,
2005)

El inquisidor general tenía unos ocho consejeros que eran auxiliados por un
fiscal, un secretario, un nuncio (representante) y un portero. Estos consejeros
en su mayoría eran nombrados por el inquisidor general y unos cuantos eran
elegidos por los reyes. (Bernat, 2014)

Sus principales funciones son:

_Asesorar al inquisidor general

_Controlar el financiamiento de los tribunales de distrito.

_Resolver las dudas de los inquisidores

_Interpretar las instrucciones

_Recolectar informes mensuales de la actividad de los tribunales

_Velar que los procesos se cumplan conforme a derecho

_Controlar el rigor de las sentencias.

_Los tribunales de distrito y de indias

El territorio se dividió en distritos con el fin de poder organizar la presencia


constante de la inquisición en cualquier punto del territorio. Estaba
compuesto por:

Los inquisidores, el cual el mas preferible eran los juristas por ser más
necesario que conozcan de las leyes y no solo se dediquen a la teología.
Cada inquisidor distrital contaba con oficiales que dependiendo de la
necesidad de su servicio dentro de la inquisición, podían ser de mayor y
menor rango; también contaban con los colaboradores que no formaban
parte del cuerpo de funcionarios y no percibían salario, pero gozaban de los
mismos honores y privilegios que el resto de los funcionarios.

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El fiscal o procurador fiscal; su función era la promoción de las
acusaciones y del seguimiento del proceso hasta que el juez dictase
sentencia.

Los receptores; eran los encargados de la hacienda del santo oficio y eran
elegidos por el rey. Estos funcionarios se encargaban del secuestro de bienes
en conjunto del alguacil y el secretario, era responsable del balance
económico del tribunal y tenían que ser solo personas de buena situación
económica para en casos de desbalance, se les pueda cobrar por ese
perjuicio.

El calificador; eran los asesores teológicos encargados de emitir un


dictamen sobre las proposiciones, declaraciones o escritos de los reos; a los
aspirantes al cargo se les exigía ser catedráticos en teología.

El alguacil mayor; su función era la de realizar el arresto de las personas


dispuestas por el tribunal y a la incautación de los bienes. Asimismo vela por
la seguridad del detenido y por qué no tuviera comunicación con nadie mas
que no sean los individuos autorizados por la inquisición.

Notario de secuestros; se encargaba de dar detalle de todo los bienes


secuestrados y confiscados, al levantamiento de las actas de embargo por
incumplimiento de pagos de los rédios del censo del tribunal y a estar
presente en la venta de los bienes de los reos.

Notario de secreto; registraba los acontecimientos oficiales del tribunal y


llevando cuenta exacta de ello. Sin la presencia de estos no podían
celebrarse los actos procesales a los detenidos.

Escribano general; solo llevada la relación de lo actuado en el juzgado.

Familiares; son los laicos que tenían permitido usar armas y sus activadas
eran la de ser la policía secreta del santo oficio. Algunas de sus funciones
son: protección y acompañamiento de inquisidores, ministros y oficiales; dar
auxilio al santo oficio y a su personal, a las capturas, la custodia de los puertos
y fronteras, denunciar a los sospechosos, publicar los edictos, etc.

Los comisarios; se encargaban del control territorial y en ciertas medidas


eran jefes inmediatos de los familiares. Participaban en la recepción de
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denuncias, las sustanciaciones de las causas de fe, la publicación de los
edictos, la verificación de las genealogías de los pretendientes al cargo, etc.

Nuncio; mensajero del tribunal, encargado de llevar los comunicados de los


inquisidores dentro y fuera de su jurisdicción, con el tiempo se convirtió en
asistente doméstico.

Alcaide; su misión era el cuidado de las celdas y el cuidado de los presos


procesados por causas consideradas muy graves.

Portero; cuidaba el local controlando el ingreso y salida de las personas.

Otros cargos de inferior jerarquía:

Procurador del fisco; tramitaba el pleito en que se veía envuelta la hacienda


del tribunal, además se encargaba de obtener la información esencial como
la ubicación del testigo.

Abogado del fisco; auxiliar del receptor encargado de controlar los bienes
de los reos hasta que se pronunciara su confiscación, también estaba a cargo
de la representación de la inquisición en todas las causas en que se veía
envuelta.

Ordinario; es el juez eclesiástico que tenía el voto decisivo en las causas de


fe.

Personas honestas; ministros de la fe que actuaban de ratificadores de los


testigos.

El juez de bienes confiscados; encargado de resolver los reclamos de los


hijos de los imputados y de los pleitos en la cobranza de los censos.

Los notarios; acompañaban a los comisarios y desempeñaban las funciones


de secretario y ministro de fe, debían llevar registro de todas las diligencias
que se realizaban.

Los médicos; velaban por la salud de los reos y vigilaban en las torturas
para impedir un exceso que arriesgara la vida del imputado.

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Los barberos o Sangrador; auxiliaban a los médicos en el cuidado de la
salud de los reos.

Fuente: Wesite de Gabriel Bernat:

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6. EL DIRECTORUM INQUISITORUM

El Directorium inquisitorum o manual inquisitivo, fue el instrumento


indispensable de todo inquisidor al momento de ejercer su labor; vendría a
ser un código procesal penal, por contener dentro una recopilación de leyes
y normativas importantes para desempeñar una correcta labor dentro de la
inquisición.

El primero en escribir un directorio fue Raimundo de Peñafort a mediados del


siglo XIII, estableciendo la terminología que se utilizaría como propio de la
inquisición. Dentro de ella describía un proceso como descubrir a los herejes,
establecía las condenas, fijo las bases para ser testigo en un proceso, dedico
una parte relevante a lo que es el castigo, etc. (Maria Ordoñez, 2003)

Existieron posterior a estos varios manuales enfocados a mejorar el proceso


inquisitivo, pero solo uno de ellos sobresalió de todos estos e inclusive se
volvió el único a emplear en varios países del mundo que poseían un sistema
inquisitivo; el autor del Directorium Inquisitorum, Nicolau Eymeric, fue un
teólogo católico e inquisidor general de la inquisición de la corona de Aragón
durante la segunda mitad del siglo XIV; fue influenciado por los
acontecimientos que suscitaron en Europa con la llega de la peste negra,
dándole el concepto que el fin único del hombre era la salvación del alma y
los placeres de la vida terrenal eran puras ilusiones. (Fortea, 2006)

Su libro lo escrito en 1376, en el realizo la recolección de las leyes,


normativas, tratados anteriores del suyo y junto a su experiencia como
inquisidor fueron esenciales para el desarrollo del manual todo para correcto
proceder de la inquisición, tuvo gran acogida por su amplia codificación de
las prácticas y argumentaciones teológicas e ideológicas que amparaban la
existencia del aparato opresor de la iglesia

El libro desde su inicio nos hace detalle de los principios que son esenciales
para ser un buen inquisidor a ello se le suma varios comentarios que
complementan las ideas sobre ello; continua con menospreciar a los herejes
por considerar culpable a todo supuesto imputado como tal y negándole la

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defensa para que el proceso se lleve a cabo mucho más rápido; a la vez
argumenta a favor del proceder del santo tribunal, mencionando que este
tiene el privilegio de no emplear los requisitos que son esenciales en derecho
siempre y cuando se cumplan los requisitos para determinar la causa.
(Eymerico, 1821)

Existen 3 formas para iniciar el proceso, siendo la acusación formal el método


mas arriesgado, si a través de este medio no podías probar que el imputado
estaba en contra del cristianismo o fueras considerado testigo falso, se le
aplicaría la ley de talión. La acusación formal cayo en desuso por ser
perjudicial para la vida del testigo, si se diera el caso en que se presentara el
inquisidor tiene la obligación de ofrecer la segunda opción que se emplea
para iniciar el proceso.

La segunda forma es por delación, que se realiza de forma anónima para


proteger al acusador; esta forma de acusación fue utilizada en afán de
venganza, por desprecio a otro o también para beneficios, por motivo que
para iniciar el proceso solo basta una acusación testimonial.

La tercera forma es la pesquisa, consiste en un grupo de inquisidores


calificados, que salían en busca de los herejes, se guiaban a partir de
rumores que los pobladores formulaban acerca de una persona o ellos
mismos realizaban las investigaciones de acto que parecieran sospechosos.

Estas dos ultimas formas de abrir proceso fueron las más comunes, se
basaban únicamente de afirmaciones inexactas que se formaba en la
población o ellos mismos elaboraban tales afirmaciones a través de la
conducta que crean sospechosa.

El proceso se inicia con la notificación del imputado o su arresto, luego a ello


el juez le realiza preguntas sobre el cristianismo de lo que se tiene que creer
en general, cualquier respuesta desviada a lo que se conoce del cristianismo
es una prueba de herejía, desde el comienzo del interrogatorio el imputado
es culpable y por ello es que actuaría y mentiría para librarse de la sentencia.

El inquisidor insistirá al presunto hereje en afirmar su delito, en caso de


negación constante tomara nota de cada una de esas negaciones y buscará

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las diferencias, de ello se lo tomaría como prueba de herejía. Se le está
permitido al inquisidor obtener esa confesión a través de la manipulación
emocional, por ejemplo utilizar a sus compañeros o familiares para que le
hablen de una posibilidad de libertad si es que confiesa haber cometido actos
de herejía, cosa que no será cierto, se justica en que cualquier método para
obtener la verdad en nombre de dios es justificado e inclusive es permitido la
utilización de cada método de tortura una sola vez, es por ello que se
innovaba constantemente en novedosos métodos de tormento para utilizarlos
en el imputado frecuentemente y de esa manera obtener una confesión.

En el libro ni bien es cierto, se le prefiere no otorgarle derecho a un abogado


por considerar innecesario y por dilatar mucho el proceso, pero aun así se le
concede, de mala gana, el derecho aun abogado que atienda el caso del
imputado. El abogado solo tiene el deber de hacer que su patrocinado se
disculpe para obtener el perdón de su alma y facilitar el proceso; pese a tener
abogado es solo fachada, no existe una verdadera intención de absolver al
reo solo el propósito de sentenciarlo.

Los testigos tienen que estar libres de rumor de herejía, creer a pie de la letra
lo que es el cristianismo; caso contrario se lo considera como un falso testigo
e inclusive lo pueden procesar o aplicar la ley de Talión; en todo caso si el
imputado después de una tortura constante resultase muerto
automáticamente se procede aplicar lo mismo al testigo falso.

Los imputados que ignoran que han sido acusados y que hayan salido del
territorio de donde se los acusan, se les esperara su regreso por un año,
pasado ese periodo se les notificara para que retorne; en los supuestos casos
que no retornaban en tres años eran excomulgados y posteriormente
condenados a las penas correspondientes. Las penas que se aplican son la
muerte y la cadena perpetua, la primera se le aplicaba a las personas que se
negaban a confesar; la segunda era aplicada a los que confesaran sus
crímenes.

Dentro del proceso inquisitivo se puede destituir al juez, apelar sentencia y


pedir la absolución; aunque no son tan comunes aun se puede llegar a utilizar
alguna de estas medidas.

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El imputado podía pedir destitución del juez si su argumentación era válida,
por ejemplo si el juez no cumple con los principios cristianos establecidos
podía ser destituido, claro esto era muy difícil de suceder y en la mayoría de
las solicitudes de destitución eran rechazadas.

Se podía ser absuelto en caso de no encontrarse prueba en su contra, es que


si hay testigo será solo para sentenciar al acusado y no para beneficiarlo;
cuando es absuelto el reo no deja de ser sospechoso de herejía y si es puesto
nuevamente a disposición del tribunal, esa absolución se convertiría en una
prueba indispensable para poder sentenciarlo.

La apelación funciona como casi de la misma forma que en la actualidad, es


el medio por el cual se pide una nueva revisión caso por considerar que la
sentencia es injusta; el sistema desde el inicio del proceso sentencio a la
persona a tratos inhumanos solo por rumores o por actos que consideran
sospechosas, la apelación solo vendría a ser una dilatación del proceso, un
acto que tendrá los mismos resultados que el primero, pues el fin claro del
procedimiento es la condena de un imputado.

La ultima parte del libro hace referencia a lo que seria las multas y
expropiaciones, si lo anterior fue injustificado e inhumano esta parte del libro
demuestra lo ciego e insensible que fue la inquisición; para que se mantenga
el tribunal de santo oficio y los miembros de la iglesia, al final de cada proceso
se les imponía la multa si en caso el reo se había arrepentido; pero si no tenia
como pagar se realizaba la expropiación esta ultima era aplicada mas para
los que se hayan negado hasta el final de su vida confesar sus delitos. La
expropiación de la herencia esta en contra el derecho de los niños que no
tienen nada que ver con el padre que había sido procesado, pero esta
práctica se procede con la creencia en que los niños tienen que pagar por
los actos de sus padres, por que en ellos esta la sangre de un criminal de la
fe cristina, es tanto así la creencia que el manual también menciona que la
descendencia de todo hereje sentenciado por el tribunal, queda despojado
del derecho a trabajar, a poder casarse, a tener herencia, propiedad, etc.

El castigo es severo para las personas que sean descendiente de algún


supuesto hereje, a pesar de no tener los mismos pensamientos que el

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supuesto infractor y practicar el cristianismo como es establecido por la
iglesia, también son sancionados injustificadamente en nombre de dios.

7. ETAPAS DEL PROCESO INQUISITIVO

Fuente: Website de Gabriel Bernat

A). FASE PREPROCESAL

INICIO DEL PROCEDIMIENTO

El Procedimiento Inquisitorial se iniciaba desde cualquier de estas acciones:

- Por Acusación: una persona imputa a otra el crimen de herejía en


presencia del inquisidor.

En los primeros tiempos de la Inquisición, en caso de que la acusación no


pudiese ser probada, el acusador quedaba obligado a sufrir la pena que hubiese
correspondido al acusado. Sin embargo posteriormente y según afirma la
doctrina debido a la abolición de la pena del talión, el acusador quedaba exento
de recibirla, bastando entonces con castigarle como si hubiera proferido un falso
testimonio

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_Examen de testigos: Toda persona que tuviera conocimiento de un acto
de herejía estaba obligada a denunciarlo aunque los protagonistas hubiesen sido
sus padres, cónyuges, hermanos o hijos.

El móvil principal que originaba la mayoría de las acusaciones era que el silencio,
en estos casos, era entendido como indicio de complicidad. Por otro lado, según
las instrucciones de Torquemada, el falso denunciante debía ser sancionado con
sumo rigor.

_Calificación y decisión: Las pruebas, antes de ordenarse la detención,


se entregaban a los CALIFICADORES, quienes solían ser teólogos o expertos
en Derecho Civil o Canónico.

Estos actuaban como censores para determinar si los cargos constituían alguna
forma de herejía. En este último caso, el Fiscal redactaba una orden de arresto
y el acusado era inmediatamente detenido. Se consideraba indispensable la
existencia de indicios claros para culpar a alguien de hereje. Después del
examen minucioso de los testimonios reunidos por el Fiscal los Inquisidores
decidían si se archivaba la investigación o si había lugar a proceso.

En este último caso, se dictaba la CITACIÓN o el mandamiento de DETENCIÓN


contra los presuntos herejes.

- Por Denuncia: la persona se limita a poner en conocimiento de los


inquisidores la existencia de unos delitos.

Cualquier persona podía denunciar, y esto se podía hacer verbalmente o por


escrito, ante la presencia del notario del Santo Oficio, con las alegaciones
pertinentes, y los nombres y apellidos de la parte denunciante.

La función procesal del denunciante terminaba con la presentación de la


denuncia, ya que, al no ser parte en el proceso, éste proseguía por el juez (el
Inquisidor) o por el Fiscal.

_Examen de testigos

_Calificación y decisión

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- Por Inquisición: Este procedimiento se inicia de oficio por el juez sin
intervenir acusador o denunciante. Los tratadistas distinguen entre la Inquisición
General y la Inquisición Especial:

- Por Inquisición General: el inquisidor desconoce quién es el sospechoso.


En tales casos, el juez solamente tiene conocimiento directo y concreto de la
existencia de la irregularidad herética o hecho delictivo.

La Inquisición General se establecía bajo tres supuestos:

- Cuando había rumores de herejía en una determinada ciudad.

- En las Visitas Anuales de los obispos a sus diócesis o de los


Inquisidores a los lugares de su circunscripción.

- Cuando se establecía la Inquisición en una determinada localidad y los


inquisidores comenzaban a ejercer de oficio. En este último caso, por
medio del llamado "Edicto de Gracia", se abría un plazo de treinta a
cuarenta días, durante los cuales los fieles tienen la posibilidad de auto
denunciarse. De esta forma obtenían la reconciliación con la Iglesia, no
sufrían castigos duros y quedaban excluidos de la imposición de la pena
de muerte, cárcel perpetua o confiscación de bienes.

_Edicto de gracia/ Edicto de Fe

_Primeros indicios

_Examen de testigos

_Calificación y decisión

-Por Inquisición Especial: el juez conoce la persona autora del delito a


través de indicios legítimos, presunciones o sospechas probables de
herejía y actúa contra él, con la finalidad de castigarlo, a diferencia de la
Inquisición General, en la que el Inquisidor desconocía quién era el
sospechoso y tan solo tenía conocimiento directo y concreto de la
existencia de la irregularidad herética o hecho delictivo.

_Examen de testigos

_Calificación y decisión

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B). MEDIDAS CAUTELARES: CITACIÓN O PRISIÓN PREVENTIVA Y LA
CONFISCACIÓN DE BIENES

Después del examen minucioso de los testimonios reunidos por el Fiscal los
Inquisidores decidían si se archivaba la investigación o si había lugar a proceso.

En este último caso, se dictaba la citación o el mandamiento de detención


(prisión preventiva) contra los presuntos herejes.

En el caso de la citación, ésta se realizaba por vía notarial. La intención era hacer
comparecer al sospechoso delante de los Inquisidores para despejar dudas
sobre su conducta pero sin el propósito de detenerla en primera instancia.

La prisión preventiva era dispuesta por los inquisidores, a pedido del fiscal, para
los casos que implicasen la comisión de delitos graves y sólo cuando el hecho
fuese comprobado por las declaraciones de al menos cinco testigos.

En este caso, los Inquisidores mandaban la detención a través del Alguacil. El


Alguacil lo entregaba al Carcelero y éste encerraba al sospechoso en cárcel
secreta inquisitorial donde permanecía incomunicado y desparecía sin
preámbulos de la vida cotidiana.

El individuo quedaba completamente aislado, pero además, y esto es


singularísimo, no se le comunicaba cuál era el cargo contra él ni quién le había
acusado.

La acusación difusa e inconcreta podía colocar al reo en una situación dramática.


Porque sucedía a menudo que él no sabía por qué estaba allí, o suponía algo
distinto de lo que se le imputaba, lo que retrasaba el proceso y abría nuevas
pistas a otros complementarios.

La adopción de este sistema se justificó -si cabe usar aquí el término-- para evitar
ulteriores venganzas contra los denunciantes. Este era uno de sus rasgos más
característicos. Los falsos denunciantes o perjuros eran generalmente
castigados, pero el anonimato en la delación constituía una fuente de abusos y
una auténtica pesadilla para los presuntos heterodoxos, forzados a reconstruir

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los pormenores y motivos de una denuncia que se les planteaba en términos
bastante generales a fin de no delatar al acusador anónimo.

Al arresto seguía la confiscación de bienes, empleada entre otras cosas para


pagar las costas del proceso y los gastos del acusado en la cárcel secreta, la
cual formaba parte de ordinario del edificio de la Inquisición, facilitándose así la
audiencia del interesado -no pública-- para los diversos interrogatorios.

Las cárceles inquisitoriales no eran peores ni más duras que las que en la misma
época mantenían las jurisdicciones secular o episcopal, e incluso cabe afirmar
que fueron más benignas. Al menos constan algunos casos aislados de
individuos recluidos en aquellas cárceles ordinarias y que pretendieron pasar por
herejes o judaizantes a fin de ser trasladados a los calabozos de la Inquisición.
Desde el punto de vista espiritual, sin embargo, la rigidez era extrema, siendo
denegados de ordinario los sacramentos a los reos; esta cuestión reviste notoria
importancia si se tiene en cuenta que una buena parte de los prisioneros eran
clérigos o gente especialmente sensible a la inquietud religiosa.

Las cárceles secretas servían para custodiar a los detenidos a la espera de juicio
y a los condenados hasta que se les aplicaba el castigo, no como una pena en
sí.

C). FASE INQUISITIVA DEL PROCESO

Etapa Inquisitiva

Con la denuncia y el auto de prisión se iniciaba la fase sumarial o inquisitiva del


proceso judicial, durante la cual el juez (el Inquisidor) investigaba los hechos,
dirige las pesquisas (que hoy llamaríamos investigación policial), buscaba
culpables y acumula pruebas contra ellos.

Como es obvio, el hecho de que la indagación previa sobre el delito la realice el


mismo Inquisidor que luego habría de juzgar el delito disminuía notablemente su
posible imparcialidad, toda vez que a la hora de dictar sentencia no podría
prescindir de sus convicciones previas sobre aquellos a quienes él mismo inculpó
en la fase sumarial.

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Toda esta fase era secreta y durante la misma el reo, además de estar en prisión
incomunicada, ignoraba qué cargos se les habían hecho, encontrándose
totalmente indefenso hasta la apertura del juicio propiamente dicho.

Durante este período, se procedía al interrogatorio simple (es decir, sin tormento)
del detenido y se recogían testimonios acusadores y todo tipo de prueba contra
él, de modo que se llegaba al juicio con una firme presunción de culpabilidad
muy difícil de contrarrestar en las fases ulteriores del proceso.

Además, si la acusación difusa e inconcreta podía colocar al reo en una situación


dramática. Porque sucedía a menudo que él no sabía por qué estaba allí, o
suponía algo distinto de lo que se le imputaba, lo que retrasaba el proceso y
abría nuevas pistas a otros complementarios.

 PRIMER INTERROGATORIO (interrogatorio sin tormento)

El Interrogatorio se efectuaba dentro de los ocho días que seguían al


encarcelamiento.

Era realizado en la Audiencia, por el Inquisidor y delante de dos religiosos y un


Notario.

El interrogatorio de esta fase tenía una estructura definida:

1) Se preguntaba referente a la identidad del procesado y la de sus ancestros.


Una ascendencia judía o islámica le ponía en situación complicada.

2) Se preguntaba sobre su estancia en otros países (especialmente si eran


países protestantes) o si había tenido contacto con herejes.

3) Si el reo era extranjero o procedía de alguna ciudad herética, la situación se


complicaba aún más, y aumentaban las sospechas de herejía.

4) Se le cuestionaba sobre su forma de vida e instrucción religiosa. Se


examinaba su conocimiento de las principales oraciones católicas tales como El
Padrenuestro, el Ave María, El Credo, el rezo del Santo Rosario, etc. Desde
luego no conocerlas debidamente aumentaba considerablemente las sospechas
en su contra.

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5) Seguidamente se le preguntaba si conocía los motivos de su detención. Si la
respuesta era negativa se le informaba sobre la existencia de indicios según los
cuales habría llevado una conducta contraria a la fe católica. Tras ello le
interrogaban de modo más concreto sobre esas actividades en contra de la
Iglesia y la religión católica.

Llegados a este punto, se le informaba que si confesaba su culpabilidad, se le


ofrecía actuar misericordiosamente con él. Pero de no declarar la verdad, se
procedería contra él con rigor.

Si no se conseguía la confesión, los testigos eran insuficientes, pero los indicios


parecían tener solidez, se recurría a que le apremiaran a ello antiguos herejes
que hubieran abjurado de sus errores, que eran autorizándose a visitar al reo
para que hablaran con el buscando su confesión y arrepentimiento. En otras
ocasiones los Inquisidores fingían saber el detalle de sus acciones, etc.

Los registros notariales del Tribunal del Santo Oficio ponen de relieve que en la
práctica, lo normal era que el procesado NO confesara rápidamente los hechos
o actos de que se le acusaba y de los que había testigos en su contra.
Generalmente buscaban dar la impresión de ser buenos cristianos y de coincidir
con los intereses de la Iglesia. Gradualmente iban haciendo pequeñas
confesiones presentando excusas por no haberlas realizado desde el inicio.
Delante de ello el Inquisidor, mantenía la presión del interrogatorio con el fin de
conseguir la confesión completa del reo, lo que era indispensable para
concederle el perdón.

En algunas oportunidades los acusados se reconocían como responsables de


actos contra la fe católica en cuyo caso, unos días después, los Inquisidores les
solicitaban ratificarse en sus declaraciones. Generalmente los detenidos solo se
acusaban de hechos de escasa o ninguna gravedad por lo cual los Inquisidores
les requerían, en advertencias sucesivas, nuevas confesiones. Si el reo se
mantenía en su negativa se iniciaba la Etapa ACUSATORIA.

Pero si el reo confesaba plenamente en esta Etapa, el proceso se abreviaba


notablemente. En ese caso el Fiscal procedía a verificar la confesión y luego
presentaba sus conclusiones. A su vez, los Consultores podían revisar lo

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actuado y finalmente el Inquisidor dictaba la sentencia. Debido a la actitud de
arrepentimiento mostrada por el encausado, la sentencia solía ser benigna.

 Acusación Formal

La lectura del Acta Acusatoria desarrollaba en la sala de Audiencia del Tribunal,


básicamente en dos pasos:

1) El Fiscal acusaba formalmente al inculpado de que siendo católico había


abandonado a la Iglesia Católica convirtiéndose en hereje.

- El Fiscal detallaba los cargos por escrito y de modo muy minucioso.

- Se omitían los nombres de los testigos y aquellas circunstancias que


permitiesen identificarlos. De este modo se evitaban las represalias.

- Se añadía la petición fiscal del merecimiento de penas muy duras (incluyendo


la relajación -pena de muerte- y la Confiscación de Bienes). Esto no pasaba de
ser una mera amenaza, ya que la sentencia se daba según las pruebas reunidas
y especialmente si había confesión por parte del inculpado, que en definitiva era
lo que daría por concluido el proceso y permitiría una sentencia “justa”.

Asignación de Abogado Defensor.

A las personas conducidas ante la Inquisición se les permitía contar con la ayuda
de un abogado, así como realizar la presentación de testigos de abono y efectuar
la tacha de los testigos de cargo.

En ningún caso se negaba a los detenidos el derecho de nombrar a sus


defensores. Inclusive, cuando los reos se negaban reiterada y expresamente a
que se les nombrase un abogado defensor, los inquisidores procedían a nombrar
uno de oficio.

A partir de mediados del siglo XVI los abogados de los presos eran considerados
como funcionarios del Santo Oficio, dependiendo de y trabajando para los
inquisidores. Después de nombrarlos, estos últimos esperaban unos días antes
de ponerlos en contacto con el encausado, en espera de que tal tiempo le
sirviese para recapacitar y confesar.

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2) Contestación de la Acusación: Luego de producida la nueva lectura del acta
acusatoria los Inquisidores otorgaban un plazo de nueve días, por lo general,
para que el presunto hereje contestase por escrito a la Acusación. El Acusado
solía negar los cargos en su contra y a la vez solicitaba el sobrecimiento del
proceso, su libertad personal y el levantamiento del Secuestro de sus Bienes.

D). FASE JUDICIAL DEL PROCESO

Etapa Probatoria

Si había sido infructuosa la etapa de Acusación Formal, el Inquisidor concedía 9


días, por lo general, para que las dos partes, Fiscal y Abogado Defensor
presentaran sus pruebas.

Los principales medios eran:

1). La PRUEBA de TESTIGOS: Una vez determinados los cargos el fiscal


esgrimía las pruebas acusatorias y los testigos de cargo ante el mismo juez que
las había reunido

El testimonio de los testigos de cargo era tomado de manera reservada e


individualmente y previo juramento de decir solo la verdad.

Se mantenía en SECRETO las identidades de los declarantes con el fin de


ponerles a salvo de represalias.

Solo podían asistir al interrogatorio del testimonio, además de los testigos, los
Inquisidores (imprescindible), el Notario, el Alguacil, el Receptor y otros oficiales
y religiosos del Santo Oficio.

Tras su declaración el testigo debía ratificar la veracidad de lo manifestado


(imprescindible). La ratificación de la Declaración era considerada uno de los
elementos más importantes del interrogatorio al testigo de cargo, pero
especialmente cobraba una inusitada importancia en los casos en los que no se
había conseguido la confesión del presunto hereje. En ese caso su condena
pasaba a sostenerse en esa ratificación. En la práctica lo que se hacía es que
se volvía a convocar a los testigos con intención de que se ratificasen en sus
declaraciones anteriores.

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Ya en la Audiencia, el Fiscal leía las acusaciones de los testigos sin ningún tipo
de explicación. Seguidamente se volvía a leer pero por partes, dejando que el
sospechoso fuera contestando, igualmente por partes, a cada punto.

El reo, entonces, intentaba contrarrestar con ayuda de su defensor, quien podía


solicitar probanzas a favor del inculpado, como:

- Repudiar a los testigos de la acusación (“suministrar TACHAS” ), cosa difícil,


dado que se mantenían en secreto. El reo miraba embrollarlo todo e intentaba la
descalificación del testigo buscando identificarlo por la declaración -cosa que
muchas veces ocurría- y justificando la invalidez del testimonio basándose en
animadversión personal (por ejemplo la de un aprendiz contra su amo, por
ejemplo, muy frecuente en el gremio artesano). Es por ello que, en contra de la
opinión común, la mayor parte de las acusaciones no provenían de los enemigos
personales del reo sino más bien de las personas más allegadas al mismo. Con
ello se hacía complicado probar por parte del reo la enemistad de aquellos a los
que consideraron personas de su entera confianza.

El reo podía presentar una relación con cuantos nombres de personas quisiera,
señalándolas como personas que por motivo de su enemistad pudieran haber
testificado contra ellos. Era una de las pruebas que más les podía beneficiar
porque si acertaban en las personas que les habían delatado y podían demostrar
que existía una enemistad, los Inquisidores podían quedar convencidos de que
se había actuado por motivos personales y dar por terminado el proceso.

- Presentar lo que hoy en día se llamarían pruebas periciales (informes médicos,


por ejemplo).

- Oír a los testigos de la defensa para probar la falsedad o inexactitud de la


acusación (“aportar ABONOS”). pero como el reo desconocía los detalles de la
denuncia, sucedía a veces que se defendía de lo que no se le acusaba. En otras
palabras, al reo se le incriminaba por ejemplo que había dicho tal cosa o que se
había manifestado en tales o cuales términos heterodoxos, pero sin informarle
de quién los había oído o dónde se habían pronunciado.

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2) La CONFESIÓN DE CULPABILIDAD: No se podía condenar a los acusados
si no estaba bien probada la culpabilidad y la confesión de culpabilidad era
considerada como la reina de las pruebas.

Tampoco es que fuese imprescindible, pues se podía condenar (como muchas


veces se hizo) a partir sólo de las otras pruebas reunidas. Pero obtener una
confesión del reo era la culminación natural del proceso y si no la ofrecía libre
mente, era menester arrancársela.

3). Quistión de tormento

La cuestión de tormento era el interrogatorio bajo los efectos del tormento.

Antes de nada, conviene aclarar que en el sistema penal de la Edad Moderna, la


tortura judicial era moneda frecuente, usada como medio de PRUEBA (para que
el acusado confesase) o como CASTIGO en sí mismo (como pena por el delito
cometido).

La Inquisición sólo practicó el tormento como medio de PRUEBA y no de forma


sistemática, aplicándolo sólo a las acusaciones de herejía y no a infracciones
menores.

Cuando el Inquisidor apelaba a ella, era «ad eruendam veritatem», «para


averiguar la verdad», aunque en realidad se buscaba que el reo admitiese su
culpa (y, a ser posible, las ajenas, lo que permitía incoar nuevos procesos).

Un médico examinaba al acusado antes y después del tormento; antes para


determinar su posible resistencia, después para establecer el alcance de los
daños infligidos.

El interrogatorio se efectuaba en la cámara de tormento y a él asistían los


Inquisidores, un Ordinario (en representación del Obispo), un secretario (que
dejaba minuciosa constancia de todo lo allí dicho y hecho), el Verdugo y, claro
está, el Acusado.

En dicha cámara e «in conspectu tormentorum», es decir, a la vista de los


instrumentos de tortura, se lo amonestaba a que «por amor de Dios diga la
verdad», es decir, a confesar. De no hacerlo, se lo desnudaba, salvo «sus
vergüenzas», y se lo sometía a tormento. Sus formas venían determinadas por

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la necesidad de evitar al máximo el peligro de muerte y el derramamiento de
sangre (derivada del carácter parcialmente eclesiástico del tribunal). Se utilizaron
cuatro métodos: la garrucha, la toca, el potro y las vueltas de mancuerda.

Cada fase del tormento venía interrumpida por un nuevo interrogatorio y si este
no resultaba satisfactorio, se proseguía con aquél hasta obtener una confesión
coherente del reo o hasta llegar al límite de su resistencia, momento en que se
aplazaba para otra sesión, si se juzgaba oportuno.

E). CONCLUSIÓN DEL PROCESO

Constaba de dos fases:

- Revisión del Proceso

-Revisión y Veredicto

Concluida la Etapa Probatoria, los inquisidores trasladaban el proceso a una


Junta de Asesores.

Los Asesores realizaban las siguientes tareas consecutivamente:

1.- Hacían la REVISIÓN total de lo actuado y determinaban si todo el


procedimiento había sido efectuado correctamente.

2.- Emitían un dictamen sobre la inocencia o culpabilidad del acusado, veredicto


sin el cual los Inquisidores no podían dictar SENTENCIA. A partir de las
Instrucciones de Tomás de Torquemada se generalizó que la inocencia o
culpabilidad de los procesados NO era fijada por los Inquisidores (como
generalmente se cree) sino por sus Asesores. De este modo los Inquisidores
vieron reducidas sus atribuciones a DIRIGIR los procedimientos y los Asesores
a DETERMINAR las RESPONSABILIDADES.

- Cuando se condenaba a un procesado a muerte, la decisión debía ser tomada


por unanimidad. Si uno solo de los Asesores votaba en contra, NO se le
sentenciaba a tal pena. Esta es una de las razones que explica por qué, a partir
de las Instrucciones de Torquemada, se redujo el número de condenados a
muerte.

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- En las sentencias que NO incluían la Pena de Muerte el veredicto se decidía
por mayoría simple.

En general se establecían cuatro posibles VEREDICTOS:

1.- Si no se habían hallado pruebas concretas de la culpabilidad del procesado


este tenía que ser absuelto.

2.- Cuando no existían pruebas formalmente acusatorias pero sí indicios: Si se


sustentaban en rumores se debía someter al reo a una compurgación; Si el
acusado se había contradicho en sus declaraciones los inquisidores podían
someterlo a tormento para despejar las dudas en torno a su inocencia o
culpabilidad.

3.- Cuando los indicios eran más consistentes -más o menos inculpatorios-
debían condenarlo a que abjure como sospechoso de herejía leve, fuerte o
violenta.

4.- En las oportunidades en que existían pruebas concretas, se procedía a


imponer las respectivas sanciones canónicas. La gravedad de las mismas
dependía del arrepentimiento o persistencia del reo así como de que fuese o no
reincidente.

Con el tiempo se generalizó la remisión de las actuaciones a La Suprema.

F). Sentencia

Al menos en los primeros tiempos de la implantación de la Inquisición, los


acusados conocían su sentencia POCO ANTES de celebrarse el Auto de Fe al
que debían salir, que fue cuando los Inquisidores tenían la facultad de ejecutarlas
sin el permiso previo de la Suprema.

Los reos disponían en esa situación de un tiempo para apelar a la Suprema si


no estaban conformes con la sentencia, algo que no se llevó acabo
frecuentemente porque rara vez la Suprema desautorizó al Tribunal de Distrito
que dictaba la sentencia.

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Pero a partir del primer tercio del s. XVII fue habitual que los reos conocieran su
sentencia DURANTE la celebración del Auto de Fe en el que debían comparecer.
Los Relajados eran la excepción en este caso, ya que aquellos se les
comunicaban la sentencia con cierta ANTELACIÓN.

Este cambio obedecía a que ya desde mediados del s XVII la sentencia debía
ser confirmada por la Suprema antes de notificársele al encausado. Con este
procedimiento ya no había opción a apelación alguna.

En algunos casos, las causas fueron suspendidas y los procesados no recibían


sentencia, pero fue algo poco corriente y además los Inquisidores estaban
facultados para reabrirlas cuando quisieran. Lo habitual era que el proceso
terminara con una sentencia.

La Inquisición española terminaba sus procesos con una de estas cuatro


sentencias:

Sentencia de Absolución: el reo era declarado Inocente.

Raramente se aplicó esta sentencia (menos del 5 % los procesos), porque el


Inquisidor solía preferir suspender el proceso antes que absolver al acusado.

Siempre se “encontraba” algún “indicio-excusa” que permitiera, incluso en el más


leve de los casos, justificar la aplicación de una sentencia leve como mínimo (tipo
sentencia de abjuración).

Sentencia de Abjuración: No siempre era posible lograr demostrar la


culpabilidad del encausado y se llegaba solo a indicios o pruebas poco firmes
sobre la comisión de un delito. En esos casos, carentes de argumentos de peso,
se obligaba a abjurar de los errores. El reo era considerado un Penitenciado.

Dependiendo de la consistencia de los indicios o pruebas existían dos clases de


Abjuración:

_Abjuración de levi: Cuando se disponía de indicios leves. Implicaba el


menor grado de culpabilidad posible.

_Abjuración de vehementi: Cuando no se había podido probar pero


existían fuertes indicios de delito. Implicaba un grado de culpabilidad superior al
anterior.

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Sentencia de Reconciliación: Si durante el proceso se reunían suficientes y
sólidas pruebas contra el acusado los Inquisidores votaban sentencia de
Reconciliación. El reo era considerado un Reconciliado

La sentencia de Reconciliación era considerar que el acusado era un hereje, era


algo muy grave y eso suponía que se debían aplicar penas muy severas y
ejemplares para el resto de la sociedad.

El que era sentenciado de reconciliación salvaba la vida, pero quedaba muy claro
que si reincidía y era juzgado más adelante por la Inquisición podía ser
sentenciado a relajación (pena de muerte en la hoguera). Era una amenaza para
el resto de su vida.

Sentencia de Relajación: La sentencia de relajación a la justicia y brazo secular


(es decir a la justicia ordinaria) era la más severa porque significaba la pena de
muerte.

Esta sentencia se aplicaba cuando se daba, como mínimo, las siguientes tres
circunstancias:

- Que fuera un delito extremadamente grave.

- Que el penado fuera reincidente: Relapso. (Relapso significa “quien cae de


nuevo”).

- Que quedara plenamente probada su culpabilidad.

Si el reo persistía en negar su herejía se le consideraba Impenitente.

Las sentencias podían leerse de dos modos:

Lectura en PRIVADO: que ocurría cuando era una sentencia absolutoria

Lectura en PÚBLICO: en el curso de un Auto de Fe o de un “autillo”.

La lectura de esta sentencia podía realizarse:

Con méritos: exponiendo minuciosamente los delitos por los que había sido
procesado el acusado

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Sin méritos: reflejando el carácter del delito pero sin entrar en pormenores. Fue
la forma más habitual. El Notario era el encargado de realizar la lectura. Luego
los Inquisidores pronunciaban de modo solemne la fórmula “así lo pronunciamos
e declaramos".

Además de los juicios regulares, se establecían dos tipos de procesos


especiales:

PROCESOS INQUISTORIALES ESPECIALES: AUSENTES Y DIFUNTOS

El hecho de que no estuviera presente un sospechoso no obstaba para que éste


escapara de ser procesado. Se trataba de procesos distintos a los habituales: se
desarrollaban sin la presencia del acusado.

Podían ser de dos tipos:

A.- Proceso a AUSENTES (contumacia): El acusado había podido escapar


antes de la detención por parte del Santo Oficio. Los encausados ausentes eran
condenados a PENA DE MUERTE pero, lógicamente, por el hecho mismo de no
haberlos podido ubicar, se les CONDENABA en EFIGIE, es decir sólo se
relajaban sus “estatuas”, de modo que lo que sucedía es que terminaban
quemando un muñeco del tamaño de un ser humano en representación del
ausente. Adicionalmente se les aplicaba la excomunión mayor y la Confiscación
de sus Bienes. El que una persona fuese condenada en estatua, es decir
quemada en efigie, no significaba que si se le hallaba o se presentaba
voluntariamente se le tuviese que ejecutar. En ese caso era sometido a un
proceso en regla, pudiéndose dar el paradójico caso -que de hecho sucedía en
la realidad- de que tras el enjuiciamiento regular, el acusado saliera absuelto.

B.- Proceso a DIFUNTOS. La Inquisición al igual que los Tribunales Reales en


los delitos graves -como es el caso de traición a un soberano- estaba facultada

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no solo a juzgar a personas vivas, sino también, si es que existían pruebas
contundentes de su culpabilidad, a fallecidas.

- Si la Veredicto era de culpabilidad, se le condenaba al difunto a ser quemado


en huesos es decir a ser quemados sus restos mortuorios (se exhumaba el
cadáver y se quemaban sus despojos en ceremonia de Auto de fe), la
excomunión y la Confiscación de sus Bienes. A los descendientes también les
afectaba en cuanto a que junto a la pérdida del patrimonio heredado, se
inhabilitaban a los hijos por línea materna e hijos y nietos por línea paterna.

- Si la sentencia era absolutoria, se restituía al acusado su buena fama así como


la conservación de sus bienes por sus hijos o herederos.

8. LA INQUISICIÓN EN LIMA

En el Perú, la Inquisición fue creada por el Rey Felipe II en 1569 y no era sino
una filial provincial del Consejo de la Suprema y General Inquisición española.
La Inquisición de Lima entró en funciones en 1570, siendo Virrey del Perú
Francisco de Toledo. Los primeros inquisidores fueron el licenciado Serván de
Cerezuela y el doctor Andrés de Bustamante; pero este último, falleció cuando
se hallaba en pleno viaje desde la metrópoli hacia Lima, quedando Cerezuela a
cargo del distrito limeño. El Tribunal comenzó sus acciones en un local alquilado
que se ubicaba al frente de la Iglesia de la Merced, en el actual jirón de la Unión;
pero, como este era muy céntrico y resultaba poco propicio para su
funcionamiento, en 1584 se trasladó a la casa de Nicolás de Rivera el mozo,
donde funcionó hasta que fue abolida.

Una revisión de las cifras dadas por Escandell nos indica que en sus inicios el
Tribunal se dedicaba al control de la población blanca. En ella se incluye tanto a
los denominados "cristianos viejos" como a algunos descendientes de
conversos, principalmente los de ascendencia judía que, evadiendo expresas
prohibiciones reales, llegaban a las colonias hispanoamericanas. Hay que
reiterar que la gran mayoría de la población estaba constituida por indígenas, los
cuales quedaron fuera de la esfera de acción del Tribunal conforme a lo

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dispuesto por los reyes de España. También resulta llamativo el alto porcentaje
de procesados extranjeros, el cual supera su correspondiente participación
demográfica. Esta ha sido calculada para el período 1532-1560 entre un 8% y
12%. Ello se explica por razones de Estado que hacían indispensable controlar
a posibles espías de las potencias enemigas de España.

El tribunal limeño se dedicaba a ver asuntos relativos a la moral pública o social.


Lo que preocupaba al Santo Oficio era mantener vigente la escala de valores
aceptados por la población; es decir, los principios cristianos tales como el
respeto a Dios, a la Iglesia, a la Virgen María, al sacramento del matrimonio, al
estado sacerdotal y el consiguiente voto de castidad; a los principios morales,
etc. Cabe agregar que las herejías propiamente dichas sólo representan el
13.27% del total de los procesos, lo que demuestra la eficacia de los controles
establecidos para evitar la propagación de las sectas protestantes y la infiltración
de los falsos conversos en Indias.

Delitos entre 1571 - 1600

Delitos contra la fe (luteranos, judaizantes, moriscos, etc)

Expresiones malsonantes (blasfemos, renegados, etc.)

Delitos sexuales (bígamos, solicitantes, etc.)

Contra el Santo Oficio

Prácticas supersticiosas (invocaciones al demonio, hechicería, quiromancia, etc)

Otros delitos (no específicos)

Las mayores sanciones que aplicó el Tribunal durante sus años iniciales
recayeron generalmente en protestantes extranjeros hacia los cuales existía no
sólo animadversión religiosa sino sobre todo política. El primer condenado al
quemadero fue el francés Mateo Salado en el auto de fe del 15 de noviembre de
1573. Otros condenados a igual pena, por el mismo motivo, fueron los flamencos
Juan Bernal y Miguel del Pilar. Muchos de los procesados como luteranos en
realidad eran piratas. Cabe recordar que, por aquel entonces, Inglaterra los
utilizaba en su lucha contra España para destruir su poderío económico y militar,
establecer puntos de penetración en el Nuevo Mundo y asegurar su control sobre

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los mares. A la Inquisición fueron llevados algunos como Juan Drake (sobrino
del famoso Francisco Drake), Juan Butler, Juan Exnem, Thomas Xeroel, Richard
Ferruel, etc. Ellos fueron acusados de luteranismo así como de realizar
proselitismo a favor de las sectas protestantes. La mayoría de ellos terminó
reconciliada mientras que tres acabaron sus días en la hoguera: Walter Tiller,
Eduardo Tiller y Enrique Oxley (05-04-1592)

Entre los casos de alumbrados destaca, sobre manera, el seguido a fray


Francisco de la Cruz, el cual es considerado como uno de los más importantes
de la historia del Tribunal limeño. De la Cruz había estudiado Teología en Toro
y Valladolid, llegando a ser catedrático de la materia; además, se desempeñó
como rector de la Universidad de San Marcos. Gozaba de la confianza del
arzobispo de Lima quien lo había propuesto como coadjutor. Su doctrina, tal
como la entendieron los inquisidores, no sólo era contraria a los dogmas
católicos sino abiertamente subversiva: enfrentaba directamente al Rey Felipe II
proponiendo, inclusive, el nombramiento de otro monarca para el virreinato e
instigando a la población a alzarse contra el dominio de la metrópoli.

Juan Fernández de las Heras fue quemado vivo (17-12-1595) por mantenerse
pertinaz en sus proposiciones contrarias al dogma católico, entre otras, su
rechazo al Sacramento de la Penitencia y al culto a las imágenes. Fernández
sostenía que él era una de las personas de la Santísima Trinidad, decía tener
visiones divinas, etc.

Las supersticiones y prácticas mágicas de los españoles se multiplicaron en


contacto con el mundo americano alimentadas por las de los aborígenes.
Generalmente, se trató de procesos a mujeres que acudían a la brujería para
asuntos sentimentales, ganarse voluntades o encontrar el remedio a alguna de
las numerosas enfermedades. Entre estos cabe mencionar los efectuados a
Francisca e Inés Villalobos, mujeres españolas pertenecientes a los grupos
sociales más altos de Huamanga, que empleaban a varias indígenas para sus
actividades.

En el período 1621-1700 aumentó la represión contra los judíos los que,


comparativamente, recibían las penas más drásticas. De un total de 395
procesados, 137 lo fueron por judaizantes y 6 por luteranos. El punto más álgido

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fue el proceso seguido a los comerciantes lusitanos que controlaban la mayor
parte del comercio de la ciudad.

La etapa comprendida entre 1622 y 1641 fue la de mayor actividad del Tribunal
en este siglo. Se vieron 199 causas. Los procesos a judaizantes fueron los más
numerosos e importantes.

Durante el período 1642-1667 el número de causas sentenciadas alcanzó la cifra


de 88. Esta vez, los casos de judíos apenas llegaron a 10 correspondientes a la
culminación de las investigaciones de la etapa anterior.

El Tribunal estuvo totalmente paralizado entre los años 1725 y 1730 después de
lo cual fue reactivado.

La mayor parte de las causas del período 1700-1750 correspondieron más a


delitos contra la moral -sortilegios, bigamia, etc.- que a las herejías propiamente
dichas.

En la segunda mitad del siglo XVIII se acentuó notoriamente la decadencia de la


Inquisición, tanto en la metrópoli como en las colonias. En estas últimas, su
declive tuvo como ingrediente adicional el surgimiento de movimientos
separatistas.

Desde mediados del siglo XVIII hasta la abolición del Tribunal (1750-1820) hubo
un total de 51 causas.

La Inquisición fue abolida por decreto de las Cortes de Cádiz, el 22 de febrero


de 1813. Abascal, el 30 de julio de ese año ordenó la publicación en Lima del
decreto de abolición. Días después, al permitirse a un grupo de personas que
ingresasen al local, se produjo el lamentable saqueo de las instalaciones con la
consiguiente pérdida de valiosa documentación sobre el accionar inquisitorial.
En 1814, cuando el Rey Fernando VII fue restablecido en el trono, se dispuso
que volviese a funcionar el Santo Oficio pero su existencia ya fue más nominal
que real. Para el Perú fue abolido definitivamente en 1820 a raíz del proceso
emancipador con el cual se suprimió todo tipo de dependencia política de
España.

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CONDENADOS A MUERTE POR EL TRIBUNAL DE LA INQUISICIÓN DE
LIMA

Nombres Origen Motivo Fecha

Salado, Mateo Francés Luterano 15-11-1573

De la Cruz, Francisco Español Alumbrado 13-04-1578

Bernal, Juan Flamenco Luterano 29-10-1581

Del Pilar, Miguel Flamenco Luterano 30-11-1587

EL PRIMER CASO: MATEO SALADO

El 15 de noviembre se recuerda un hecho trascendental para la comunidad


evangélica, pues, por mandato del Tribunal de la Santa Inquisición de Lima, fue
arrojado a la hoguera, por ser protestante, el ciudadano Mateo Salado. En efecto,
el 15 de noviembre de 1573, es decir hace 438 años, fue ejecutado el primer
protestante en nuestro país, a quien la historia sólo recuerda por la huaca que
lleva su nombre en un distrito limeño.

Mateo Salado, ciudadano francés que, habiéndose embarcado en Sevilla, llegó


al Perú para buscar nuevos horizontes en estos reinos. Por supuesto, en su carta
de embarcación declaraba ser católico, apostólico y romano, sin imaginar, nadie,
que venía influenciado por las ideas protestantes que se tejían en Europa.

Tomás Gutiérrez, historiador bautista, señala que Mateo Salado fue conducido a
las cárceles de la Inquisición en 1570, por encontrarse realizando excavaciones
en un cementerio de indios en un lugar conocido como la Magdalena. Por estos
lugares Salado andaba, con apariencia andrajosa, manifestando a la gente los
errores de la iglesia católica. Su influencia luterana se debía al contacto que tuvo

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con algunos luteranos en Sevilla, de quienes recibió un ejemplar del Nuevo
Testamento en idioma francés.

El proceso de fe de Mateo Salado ha sido trascrito gracias al historiador chileno


José Toribio Medina, quien, en su libro Historia del Tribunal del Santo Oficio de
la Inquisición de Lima, registra parte del proceso. Otra parte del proceso está
registrada en el Archivo Histórico Nacional en Madrid, España. En dicha
trascripción podemos notar la fe protestante, más que luterana, de Salado, quien
tenía una forma peculiar de interpretar la Biblia.

La finalidad buscada era la conversión de los herejes y su reintegración a la


Iglesia. Por lo mismo, los métodos preferidos eran los que manifestaban mayor
misericordia, mientras que el recurso a la fuerza era considerada como una
medida extrema, que atendía más que nada al bien común de los demás
miembros de la sociedad.

Había todo un procedimiento dividido en etapas, de acuerdo al cual se llevaba a


cabo la labor de los inquisidores. Una vez llegados al pueblo donde se
sospechaba de la existencia de herejes, se proclamaba el tiempo de gracia, que
variaba de 15 a 30 días. En este tiempo, todo hereje podía confesar sus errores,
siendo a cambio tratado benignamente y recibiendo penas menores. Se
proclamaba el edicto de fe y, bajo pena de excomunión, se exigía de todos que
delatasen a los herejes o sospechosos de herejía. Terminado el mes de gracia,
se procedía a la persecución y se citaba de manera enérgica a los sujetos
acusados, que, en caso de no acudir, eran declarados contumaces, con pena de
excomunión provisional (definitiva pasado un año).

Luego seguía el interrogatorio, donde se procedía a examinar a los acusados


para verificar si procedía o no la acusación hecha. Esto generalmente se hacía
ante dos religiosos y un notario, que ponía por escrito los descargos del acusado.
En caso de que el acusado se negase obstinadamente a confesar su culpa,
habiendo indicios bastante probables de que hubiese incurrido en herejía, se
procedía a la tortura. El notario debía estar preparado para escribir la confesión
que el acusado hiciera en este caso.

Luego venía la sentencia, en la que varias personas, entre religiosos y laicos de


probada honradez, examinaban los datos que se tenían sobre el incriminado y

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emitían su opinión sobre si había culpabilidad o no. En caso de haber sido
arrancada la confesión por medio de la tortura, también se examinaba su
veracidad, es decir, si había sido hecha solamente por miedo a los castigos
corporales o si se podía considerar auténtica. En sesión pública, generalmente
en domingo para que pudiese asistir la población, se proclamaba la sentencia.

El último paso era la ejecución de la sentencia, que era llevada a cabo por la
autoridad civil («el brazo secular»). En caso de que se aplicara la pena de
muerte, ésta no debía conllevar derramamiento de sangre; por lo tanto, la
hoguera era el medio preferido. Otras penas para el delito de herejía que se
aplicaban con mucha mayor frecuencia que la pena de muerte, que era
considerada una medida extrema y excepcional, eran: remar en las galeras, el
destierro, la confiscación de bienes, la cárcel. Otras sentencias menos duras
eran las peregrinaciones, los azotes, los signos de infamia (vestidos humillantes
de color amarillo, vela verde, soga a la garganta, coroza blanca).

II. CONCLUSIONES:

a). La herejía es la Idea o conjunto de ideas religiosas contrarias a

los dogmas de una doctrina religiosa que son rechazadas por las
autoridades eclesiásticas es el sistema inquisitivo, institución de
origen medieval que fue fundada para combatir todo acto que
este en contra del cristianismo.

b). Los tribunales inquisitivos de américa no contaban con el

personal adecuado y menos con las cárceles adecuadas para los


acusados, porque en varios casos morían no por el empleo de la
tortura sino por enfermedades a causa del negligente servicio de
salud dentro de la institución.

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c). Cuando se aprueba la creación del tribunal de santo oficio,
comienza con sedes pequeñas con escasos funcionarios y
conforme a las circunstancias lo exigieran, fueron apresurándose
nuevos puestos y organizarlos jerárquicamente.

d). El manual de inquisidores es el texto más importante dentro


del sistema inquisitivo, estableciendo los principios que tienen los
inquisidores, la justificación de la inquisición, del proceso, los
delitos y las sanciones.

e). La estructura formal del Proceso Penal Inquisitivo colocaba al reo


en una clara y definitiva situación de inferioridad.
El hecho de que la indagación previa sobre el delito la realice el mismo
Juez (el Inquisidor) que luego habrá de juzgar el delito disminuye
notablemente su posible imparcialidad, toda vez que a la hora de dictar
sentencia el Juez (el Inquisidor) no podrá prescindir de sus
convicciones previas sobre aquellos a quienes él mismo inculpó en la
fase Inquisitorial.

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