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Lo esencial es invisible a los ojos
Comentario de texto de Manuel Ballester
Profesor de Educación Secundaria del IES «Tirant lo Blanch». Elche (Alicante)
Lo esencial es invisible a los ojos
XVI. La multitud
Resumen.
Resumen. El séptimo planeta son escasos, quizá inexistentes.
fue la Tierra. Se trata más que de personas real-
Los planetas anteriores estaban mente existentes, de tendencias;
habitados cada uno por un tipo de es decir, aspectos de la personali-
persona. En la Tierra se encuen- dad que en unas personas están
tran juntos multitud de personas más acentuados que en otras, o de
diferentes: cientos de reyes, miles un determinado modo de ser en el
de geógrafos, etc. que destaca una cualidad sobre las
otras. No obstante el conocer los
Comentario. Este capítulo es tipos puros ayuda a entender
muy breve. Pienso que es debido mejor la realidad.
a que Saint-Exupéry quiere destacar que aquí hay La Tierra presenta una multitud de modos de
un cambio de ritmo. Hasta ahora habíamos visto ser, se nos presentan como modelos. Podemos
que el Principito, como fruto del amor, es cons- constituir a cualquiera de ellos en ejemplo de
ciente de que debe madurar y para eso debe salir nuestra acción. Los modos de ser aludidos en
de si para aprender. Inicia por eso el análisis de los capítulos anteriores eran, en mayor o menor
una serie de modos de ser adultos que nos ha ocu- medida, defectuosos. Así ocurre en la realidad:
pado los últimos capítulos. la gente que tenemos a nuestro alrededor está
Ahora estamos en la Tierra. La Tierra es un plane- plagada de defectos, de aspectos que no acaban
ta especial. En un sentido es muy distinto a los de ir bien.
planetas anteriores: es muy grande y en ella caben Pero entonces, ¿cómo maduraremos? Igual que
muchos tipos humanos diversos. vimos que el Principito obligó al aviador a
Desde este punto de vista, la Tierra sim- rechazar los distintos dibujos, hasta que
boliza el mundo real. Hay personas en
«La fue creativo. Se trata de ver lo que hay
las que predomina un determinado
tipo de rasgos, pero los tipos puros
Tierra de malo, procurando evitarlo y cons-
truyendo (inventando) nuestra vida.
simboliza el
mundo real»
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mal es saber de la vida, pues la vida humana se fra- resuelve. La razón nos pone ante el bien y el mal, y
gua en esa tensión. así nos hace capaces de elegir uno u otro (ya lo
Reparemos en un detalle importante: conocer el bien vimos, al tratar el tema de la libertad, en el capítulo
y el mal no es lo mismo que hacer el mal. Obrar mal 3). Esa es una dimensión de la razón.
es malo, pero saber qué es bueno y qué es malo, no Sabemos lo que es bueno y lo que es malo. Vemos
es malo. La serpiente -identificada con el diablo en gente dominante, vanidosa, egoísta, cegada por el
la tradición bíblica- aparece como la que propicia ansia de placer, etc. Pero vemos que eso es malo. Y
que Adán y Eva se decidan a iniciarse en el conoci- vemos también que podemos elegir ser así. Somos
miento del bien y del mal. Y eso no implica obrar libres. Podemos querer ir siempre a la nuestra, y
mal, pero es algo malo. Es malo porque el conoci- podemos "justificarlo" diciendo que muchos (o
miento del bien y del mal supone haber perdido la todos) obran así. Es igual. Si elegimos esa opción,
inocencia. Tras la caída, Adán y Eva son conocedo- nosotros estamos convirtiéndonos en ese tipo de per-
res del bien y del mal, pero no son puros (como apa- sona. Y somos responsables. Responsables de nues-
rece el Principito ante la serpiente en este capítulo): tra vida (los demás de la suya).
han perdido la inocencia, el Paraíso. Pero otra dimensión de la razón es la que viene sim-
En cualquier vida humana ocurre lo mismo. La bolizada en la segunda aparición de la serpiente. En
infancia es la edad de la pureza, de la inocencia, tam- el Apocalipsis, la Virgen María (nueva Eva) aplasta
bién de la ingenuidad. Pero eso es así hasta la cabeza de la serpiente. En la siguiente apa-
que el niño empieza a calibrar lo que está «El rición de la serpiente, el Principito
bien y lo que está mal. Entonces va muere. Ya hablaremos de eso más ade-
perdiendo la inocencia, o lo que es lo
conocimiento lante. No obstante, me parece de
mismo, empieza a tener uso de del bien y del interés observar desde ahora la
razón. Pienso que, en este sentido, nueva coincidencia: en ambos
la serpiente es símbolo precisa- mal supone haber casos la serpiente-razón provoca la
mente de la razón. muerte, la destrucción de la ino-
La razón plantea enigmas y los
perdido la cencia.
inocencia»
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XVIII. El respeto
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co) estoy en disposición de ponerme en su lugar, nueva dimensión igualmente importante: la necesi-
considerar el valor intrínseco de que el bebé está dad de valorar y de acoger. El hombre está hecho
dotado. Y eso es respetar. El respeto tiene su base para encontrarse con sus semejantes, para acoger-
en la comprensión de la diferencia de la persona a los amorosamente. Cuando esta tendencia se trun-
la que se respeta. ca, se amará a sí mismo y despreciará a los demás.
Por eso, cuando alguien no se siente comprendido, La mitología griega desarrolla este asunto con la
no se siente tampoco res- historia de Narciso, el
petado. El pretendido «La flor de este capítulo hermoso joven que no
respeto sin compresión tenía ojos ni oídos para
parece pobre. está sola, su incapacidad nadie que no fuese él
La flor de este capítulo mismo. Narciso se
está sola, su incapacidad
para acoger los diferentes caracteriza por la com-
para acoger los diferen- modos de ser o su placencia en sí mismo,
tes modos de ser o su la autosuficiencia que le
desinterés, la aíslan. desinterés, la aíslan» lleva a aislarse de tal
Capítulos atrás señala- modo que es incapaz
mos la necesidad que todo hombre tiene de ser incluso de reconocer el amor que la ninfa Eco le
acogido y valorado. Habría que añadir ahora una profesa.
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llena tiempo pero no enriquece a quienes dialogan, estriba en hablar con todo el mundo igual, puesto
donde no hay verdaderas preguntas ni respuestas. que eso es signo de no haber distinguido adecua-
Y no hay preguntas porque no se anhela el encuen- damente las personas con quienes nos relaciona-
tro con el otro, como ocurre con Narciso. O hay mos, de no haber creado distinto tipo de lazos, y,
preguntas que sólo son apariencias, ya que «cuan- en definitiva, de no tener un verdadero amigo…
do el que pregunta no se interesa en el asunto, es Si, por el contrario, establezco distintos planos y
que desprecia» , como ocurre una vez más con tengo un nivel de conversación dependiendo de la
Narciso y la personalidad narcisista. persona o el momento, es decir, con mi vecino
Incluso hay esquemas de conversación, es decir, hablo de fútbol, con la persona que coincido en el
conversaciones absolutamente predecibles. Baste ascensor, hablo del tiempo, pero con mis amigos
pensar en el intercambio de palabras entre dos hin- hablo de asuntos que tocan mi intimidad, entonces
chas de equipos de fútbol rivales, o los militantes la cosa cambia.
de partidos políticos diversos, o sobre el buen o El Principito, siempre pensando en su flor, se da
mal tiempo que hace últimamente, y así hasta la cuenta de que ella, la persona a la que ama, no es
saciedad. Este es un tipo de conversación no inte- así: siempre hablaba la primera, ella era original,
resante, vacía, que puedo tener con mi vecino en el creativa. El Principito va descubriendo aspectos
ascensor o con el camarero del bar. que, ciertamente son negativos y muy extendidos.
Como la realidad humana está cualitativamente Pero esos aspectos negativos no le llevan a la des-
diferenciada, podemos establecer en un esperanza sino a ver con mayor nitidez,
plano una conversación vacía, pero «El por el contraste, lo positivo que hay
si con una persona con la que se en el mundo. El Principito está
posee intimidad también man- Principito está madurando y por eso descubre
tenemos fundamentalmente
este tipo de conversaciones
madurando y por eso cualidades en la gente a la que
quiere. Está aprendiendo y
vacías, entonces hay peli- descubre cualidades en por eso está capacitado para
gro. El verdadero problema ver cosas que antes no veía.
la gente a la que quiere»
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La idea expresada en este capítulo no es más que realzado. Si se deprecia al otro, el yo también
una concreción de lo que hemos dicho repetidas sufre.
veces: el hombre es un ser relacional y la rela- Por eso el Principito, tendido en la hierba, lloró.
ción tiene, por así decirlo, dos extremos: el yo y Porque el llanto expresa el hundimiento del mundo
el tú. Si se valora y aprecia al tú, el yo queda espiritual en el que había vivido.
«Ocurre que la rosa, la
persona amada, pasa de
ser única en el universo
a ser una más, una del
montón»
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