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Cambio de foco—10
tony wood
ESPEJOS OSCUROS
Las películas de Andréi Zviáguintsev
E
n un paisaje rocoso y despoblado del lejano noroeste de Rusia,
donde la península de Kola penetra en el círculo ártico, un
pequeño grupo celebra el cumpleaños de un amigo bebiendo
alcohol y disparando a una fila de botellas vacías. Cuando uno
de los del grupo deshace las botellas con una metralleta, alguien coloca
un nuevo conjunto de blancos: varios retratos de antiguos dirigentes del
país. Vemos las fotografías enmarcadas de Brézhnev, Lenin, Gorbachov
(aunque no Stalin), y se oyen risas nerviosas fuera de pantalla. «¿No tie-
nes alguien más actual?», pregunta Kolia, el protagonista de la película.
«Demasiado pronto para los de ahora», responde Stepánich, un policía de
tráfico local: «No hay suficiente perspectiva histórica. Déjalos que madu-
ren otro poco en la pared». La conversación se produce hacia la mitad
de Leviafan (Leviatán, 2014), la cuarta película de Andréi Zviáguintsev.
Condena implacable de la corrupción cotidiana y la brutalidad del poder
en la Rusia de provincias, sigue los intentos de Kolia Serguéyev de impe-
dir que lo desahucien de su casa por orden del alcalde, enfrentando a un
individuo aislado contra un sistema estatal dirigido principalmente a pro-
tegerse a sí mismo. Hay una ambigüedad deliberada, tal vez táctica, en el
diálogo sobre los retratos, que por una parte evita colocar a los actuales
gobernantes rusos ante el simbólico pelotón de fusilamiento; y por otro,
no les garantiza la inmunidad: al final les llegará la hora.
Quizá Zviáguintsev sea el director de cine ruso con más éxito internacio-
nal de la generación postsoviética: obtuvo el León de Oro en Venecia en
2003 por su primera película, Vozvrashchenie (El regreso) y, desde entonces,
ha sido galardonado y aclamado en Cannes y otros festivales del circuito
mundial. Pero aunque los cuatro largometrajes que ha realizado hasta el
Comienzos
1
Andreia Zviaguintsev, «Master-klass Andreia Zviaguintseva» (2007), en V.
Gasparov Anokhina (ed.), Dykhanie kamnia: Mir fil’mov Andreia Zviaguintseva,
Moscú, 2014, p. 20; «Rezhisser Andrei Zviaguintsev: iz dvornikov v laureaty
Kann», página digital de bbc Russkaia sluzhba, 25 de mayo de 2011.
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2
A. Zviaguintsev, «Master-klass Andreia Zviaguintseva», cit., pp. 59, 72.
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3
Ibid., p. 64.
wood: Zviáguintsev 65
La huida a la alegoría
Hasta el título de El regreso –la palabra rusa izgnanie hace también refe-
rencia a la expulsión del paraíso– señala de inmediato su fuerte carga
alegórica. El guion toma su material de The Loughing Matter, una novela
de William Saroyan publicada en 1953, pero convierte una historia de
infidelidad conyugal en una desalentadora fábula moral sobre el distan-
ciamiento entre los dos miembros de una pareja. Poco después de llegar
al campo con sus dos hijos, Vera le dice a Álex que está embarazada, y
que el niño no es suyo; tras un silencio prolongado y furioso, Álex –inter-
pretado por Konstantin Lavronenko, el padre de El regreso– la golpea y
finalmente le pide que aborte. Vera acepta, y la operación se realiza en
el campo mientras a los niños los envían a otra parte; se deduce que la
intervención es ilegal o que Álex no desea llamar la atención (él y su
hermano Mark parecen involucrados en alguna actividad ilícita no espe-
cificada). Vera muere poco después, aparentemente por una sobredosis
de analgésicos. Álex busca al hombre al que cree el padre, y descubre por
él que Vera ya había intentado antes suicidarse. Descubre, asimismo,
que el niño era de hecho suyo; resulta finalmente que la afirmación de
ella solo había sido cierta en el plano más abstracto de que ya no tenían
nada en común como pareja, mucho menos la vida que podían traer
al mundo. Si los giros de la trama son muy artificiosos, la disyuntiva
moral parece también extrañamente enrevesada: ¿por qué son estas las
únicas opciones, incluso para personajes tan cegados por el orgullo o
la desdicha? ¿De quién es, ante todo, la culpa de que la pareja se esté
4
Ibid., pp. 23-24.
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Un giro social
5
Ibid., p. 150.
6
Ibid., pp. 149, 145.
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aún afirmar que se trataba de un cine «en esencia asocial», cuyas obras no
«establecen un vínculo directo con un entorno, unos acontecimientos y
unas realidades concretas», ni pretenden abrir «un análisis de la estruc-
tura social»7. Pero esto ya había empezado a cambiar: películas como
Kremen’ (Pedernal/corazón duro, 2007) de Aleksei Mizguirev, Shul’tes
(2008) de Bakur Bakuradze, Iur’ev Den’ (El día de San Jorge, 2008) de Kiril
Serebrenikov, o Drugoe nebo (Otro cielo, 2010) de Dmitri Mamulia, fueron
ejemplos de la tendencia creciente a un mayor compromiso crítico con
las realidades sociales contemporáneas. (Un dato interesante es que todos
estos directores son una década más jóvenes que Zviáguintsev, y que toda
su vida adulta ha transcurrido en tiempos postsoviéticos). Allí estaban los
comienzos de un interés más fuerte, por ejemplo, por representar perso-
nas y lugares marginados durante los años de auge de los primeros dos
mandatos de Putin: desde pensionistas y desempleados hasta antiguos
convictos, trabajadores migrantes y rateros, y desde los grises extrarradios
de Moscú a las deprimidas zonas rurales. Este giro social no hizo más que
acentuarse después de 2008, cuando el impacto de la crisis financiera
empezó a sentirse en Rusia, sacando a la luz los desequilibrios del modelo
económico del país8.
7
Vera Kotelevskaia, «Rossiiskoe Kino boitsia byt’ sotsial’nym», Ekspert lug, 8 de
diciembre de 2008.
8
La obra definitiva sobre el crecimiento de las protestas sociales a partir de mediados
de 2000 es la de Karine Clément et al., Ot obyvatelei k aktivistam, Moscú, 2010; puede
verse un resumen basado en esa investigación en «Mobilisations citoyennes en Russie:
Le quotidien au coeur des protestations», La vie des idées, 11 de diciembre de 2012.
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solo parecen converger en el desayuno y, una vez que veamos, para man-
tener relaciones sexuales; la función de ella es mucho más la de ama de
casa o criada que la de esposa, una desigualdad que refleja tanto los orí-
genes de su relación (se conocieron en un hospital en el que ella le ayudó
a recuperar la salud unos años antes) y la diferencia socioeconómica
entre ambos. Cada uno tiene un hijo de un matrimonio anterior: la hija
de Vladimir, Katia, tiene el descuidado nihilismo de los excesivamente
privilegiados, mientras que el hijo de Elena, Serguéi, holgazanea en el
atestado apartamento que comparte con su mujer y sus dos hijos en
Biriulevo, al extremo sur de la ciudad.
Polaridades
9
Evgenii Vasil’ev, «Sobach’e serdtse», en V. Gasparov Anokhina (ed.), Dykhanie
kamnia: Mir fil’mov Andreia Zviaguintseva, cit., p. 344. Corazón de perro, debería
señalarse, ha sido durante mucho tiempo popular entre los intelectuales rusos,
al expresar una combinación de desdén y temor hacia las masas; podría conside-
rarse el texto original de la orientación antipopular de los intelectuales a finales del
periodo soviético y en el postsoviético, que recuperó la importancia tras una adap-
tación cinematográfica de 1988 (Gracias a Ilia Budraitskis por esta puntualización).
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10
A. Zviáguintsev, «Otkrytie imen: interv’iu s rezhisserom Andreem Zviaguintsevym»
(2008), en V. Gasparov Anokhina (ed.), Dykhanie kamnia: Mir fil’mov Andreia
Zviaguintseva, cit., p. 432.
11
Zdes’i seichas, 24 de diciembre de 2011; disponible en YouTube.
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2014.
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Fuera de Rusia, la película fue recibida en general como una crítica feroz
al putinismo como sistema, algo que realmente es, representando las
coerciones habituales mediante las cuales dicho sistema opera a escala
local. También capta con mucha eficacia de qué modo combina el ejer-
cicio de la autoridad formal con el uso del poder informal. El alcalde
puede obtener cualquier sentencia que desee de los tribunales –oímos
al juez pronunciándolas a gran velocidad y en tono monocorde, vacío
de todo significado o expresión–, pero también tiene a mano bandidos
que se encargan del trabajo sucio; el límite entre la legalidad y la ilega-
lidad es inexistente para él, un lazo en constante movimiento tendido a
sus enemigos14. ¿Pero permite el encuadramiento localizado de la pelí-
cula deducir que sus críticas se ciñan exclusivamente a este lugar, o se
supone que debemos inferir la naturaleza del todo de esta parte podrida?
La ambigüedad es sin duda deliberada por parte de Zviáguintsev. Para
el teórico político Oleg Kharkhordin, la falta misma de una perspectiva
sistémica amplia –«vemos solo la estructura del poder en una ciudad
de provincias»– hace precisamente que deje de ser una descripción del
Leviatán en el sentido hobbesiano, a pesar de que Zviáguintsev insista
en que se ha inspirado en este15. En la película hay, sin embargo, claras
referencias a la famosa «vertical del poder»; el alcalde se sitúa en un
extremo de esta larga cadena, y no podría existir sin ella. En la pared de
su despacho cuelga un retrato de Putin, pero es el Putin de comienzos de
la década de 2000, no el actual; esto podría dar a entender que la ciudad
va sencillamente por detrás de los tiempos, pero podría estar destinado
a señalar el momento en el que se originó el sistema. (Es revelador,
desde este punto de vista, que Stépanich se refiera al de Yeltsin como
un «tiempo pequeño», como si él no tuviese una verdadera responsa-
bilidad en la creación del sistema). La ciudad en sí, por otro lado, no es
excepcional: podría ser cualquiera de las miles esparcidas por Rusia,
cada una de las cuales tendría más probabilidades que menos de tener
un alcalde similar, en buena medida con el mismo modus operandi. Lo
que vemos es en algunos aspectos la unidad celular básica de la geo-
grafía política rusa.
14
Una asombrosa descripción de cómo funciona el sistema es la de Alena Ledeneva,
Can Russia Modernise? Sistema, Power Networks and Informal Governance, Cambridge,
2013.
15
Oleg Kharkhordin, «Andrei Zviaguintsev kak zerkalo russkoi evoliutsii»,
Vedomosti, 11 de febrero de 2015.
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16
Mansur Mirovalev, «Russia’s anti-Russian film?», Al-Jazeera, 29 de enero de
2015. El Ministerio de Cultura aportó el 45 por 100 de la financiación de la película.
17
«V OP prizvali Zviaguintseva publichno pokaiat’sia za “Leviafan” na Krasnoi plos-
hchadi», página digital de Govorit Moskva, 20 de enero de 2015.
18
Que la película llegase a proyectarse en Rusia se debió en parte a que más de un
millón de personas se habían descargado ya una versión por internet, destruyendo
de algún modo el objetivo de los intentos de los organismos locales pertinentes
de bloquear su distribución interna: Alec Luhn, «“Anti-Putin” Oscar nominee
Leviathan gets wide Russian release», The Guardian, 30 de enero de 2015.
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19
V. Kichin, «Kak “Batia” stal “Leviafanom”», cit.