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Taniguchi Masaharu Lecciones para El Cotidiano Opt PDF
Taniguchi Masaharu Lecciones para El Cotidiano Opt PDF
Este libro es una transcripción de las conferencias radiales que fueron y transmitidas a
todo Japón y tuvieron gran repercusión.
Como el objetivo era llegar al mayor número de oyentes, el lenguaje empleado es
simple y el contenido se basa en casos verídicos de personas que tuvieron experiencias
sorprendentes a través de la Fe.
Al escuchar estas conferencias, muchas personas solucionaron problemas de diversa
clase. Incluso hubo casos “milagrosos” como la recuperación de enfermos
desahuciados por la Medicina.
En Brasil, la retransmisión de tales programas también provocó curaciones súbditas
que despertaron el interés del periodismo y de los intelectuales de muchos países.
La lectura de este libro, además de ser interesante, proporcionará a cada lector
valiosas lecciones de Vida.
Dados Internacionais de Catalogaçâo na Publicaçâo (CIP)
(Cámara Brasileira do Livro, SP, Brasil)
Taniguchi, Masaharu. 1893-19825.
Lecciones para el cotidiano / Masaharu Taniguchi;
[Traducción SEICHO-NO-IE DO BRASIL].
— Sao Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, 2003.
Título original: Hoso Jinsei Tokuhon.
ISBN 85-7156-207-5
Verdad I. Título.
Conducta de vida 2.
Fe 3.
Seicho-No-Ie 4.
03-5782 CDD-181.0956
Índices para catálogo sistemático:
Conducta de vida: Seicho-No-le:
Filosofía de vida 181.0956
Fe: Seicho-No-Ie
Filosofía de Vida 181.0956
Traducción: Gabriela Elina Rodriguez Dávila
Revisora: Lidia Ben
LECCIONES PARA
EL COTIDIANO
1a edición 2003
SEICHO-NO-IE
LECCIONES PARA EL COTIDIANO
Dr. Masaharu Taniguchi
Título: LECCIONES PARA EL COTIDIANO
Traducción: SEICHO-NO-IE DO BRASIL
Publicación:SEICHO-NO-IE DO BRASIL Sao Paulo - SP - BRASIL
Propiedad del Derecho Autoral:
Seicho Taniguchi, Emiko Taniguchi Tokio - Japón
Del original en japonés:
HOSO JINSEI TOKUHON
Autor: Masaharu Taniguchi
Publicado por NIPPON KYOBUNSHA CO„ LTD.
Propiedad del Derecho de autor del original en japonés:
Seicho Taniguchi, Emiko Taniguchi
Tokio – Japón
Este libro es publicado bajo licencia condicionada de:
Seicho Taniguchi & Emiko Taniguchi.
© Seicho Taniguchi, Emiko Taniguchi 2003
Impreso en Brasil
Editado por
SEICHO-NO-IE DO BRASIL
Av. Eng. Armando de Arruda Pereira N° 1266
CEP 04308-900 - Sao Paulo, SP
Teléfono: (Oxx 11) 5014-2222
WebSite: http://www.sni.org.br
E-mail: sni@sni.org.br
LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
PREFACIO
En este libro han sido reunidas mis conferencias radiales que fueron trasmitidas a
través de nueve emisoras de Japón.
En esta obra se abordan los más variados problemas de la vida cotidiana, y
muestra mediante ejemplos concretos, la manera de solucionarlos
La primera característica de este libro está en el hedió de que es claro y de fácil
comprensión, ya que es la transcripción de las conferencias que fueron proferidas para
ser escuchadas. La segunda característica es que lodos los ejemplos y los personajes
citados son verídicos. Se puede decir, por lo tanto, que la presente obra es una lección
viva para el cotidiano.
Innumerables personas se curaron de enfermedades tan solo escuchando estas
conferencias radiales, que ahora están reunidas en este libro. También en Brasil, cuando
fueron retransmitidas, muchas personas vieron desaparecer, súbditamente sus males.
Algunos de los capítulos son respuestas a cartas de crítica de los oyentes.
Estaré muy satisfecho si los lectores, mediante la lectura de esta obra, pueden
mejorar algún aspecto de su Vida. Deseo que todos sean felices y prósperos.
Tokio, 1° de junio de 1954.
El autor.
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
INTRODUCCIÓN
(POR EL RE-EDITOR)
En esta obra, se refleja una vez más la enseñanza trascendental del Dr. Masaharu
Taniguchi: Lo más importante en la vida del ser humano es el reconocimiento de Su
verdadera esencia, el Jisso, el aspecto esencial, la parte del Todo o El Altísimo, que es
conocido como la Mónada para los teósofos, el Ángel Solar para los Esoteristas serios,
la Divina Presencia Yo Soy o el Santo Cristo Propio (SCP) en la Metafísica y las Nuevas
dispensas de la Corriente “New Age”, etc. Siendo así, el Dr. Masaharu Taniguchi,
desglosa y aplica a mi juicio, el Principio Fundamental de los Siete Principios del
Kybalión: El Principio del Mentalismo, en cuya introducción se señala:
“Este principio encierra la verdad de que «EL TODO ES MENTE, EL UNIVERSO ES
MENTAL». Explica que El TODO, que es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas
las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de «universo material»,
«fenómenos de la vida», «materia», «energía», etc., y en una palabra, todo cuanto es
sensible a nuestros sentidos materiales, ES ESPÍRITU, quien en sí mismo es incognoscible e
indefinible (El Jisso), pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y
viviente. Explica también que, TODO EL MUNDO FENOMENAL O UNIVERSO ES UNA
CREACIÓN MENTAL DEL TODO EN CUYA MENTE VIVIMOS, NOS MOVEMOS Y TENEMOS
NUESTRO SER. Este principio, al establecer la naturaleza mental del universo, explica
fácilmente los varios fenómenos mentales y psíquicos que tanto han preocupado la atención
del público, y que sin tal explicación no son comprensibles y desafían toda hipótesis
científica. La comprensión de este principio hermético de mentalismo habilita al individuo a
realizar y conocer la ley que rige el universo mental, aplicándola a su bienestar y
desarrollo…”
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Pero obviamente, todo esto podría quedar en teoría; y no tendría mayor sentido,
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a no ser que, lo comprobemos en nuestra vida cotidiana, que de eso se trata esta obra.
Por eso el Dr. Masaharu Taniguchi señala con acierto: “El valor de una enseñanza no
puede ser comprendido a través de teorías, sino cuando lo ponemos en práctica”.
En el epílogo (Al final de este libro), podéis acceder a los LINKS de descarga
gratuitos de los libros que han sido colgados en la red, por invitación del propio Dr.
Masaharu Taniguchi, antes de su partida éste plano fenoménico (1893-1985).
EL RE-EDITOR (MEIREM).
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ÍNDICE
Prefacio …………………………………………………………………………………………………………. 8
Introducción por el re-editor …………………………………………………………………………. 9
Capítulo 1 La pedagogía de Seicho-No-Ie …………………………………………………. 15
Capítulo 2 Trasmisión mental entre la pareja ………………………………………….. 20
Capítulo 3 Solución de la desarmonía conyugal ……………………………………….. 25
Capítulo 4 Autocastigo ………………………………………..…………………………………… 30
Capítulo 5 La armonía mental para obtener la curación …………………………… 35
Capítulo 6 La finalidad de la vida ………………………………………..…………………… 41
Capítulo 7 La fuente de la “Vida” ………………………………………..…………………… 45
Capítulo 8 Abandonando el “principio de la insuficiencia” ………………………. 49
Capítulo 9 El secreto de la victoria infalible …………………………………………….. 54
Capítulo 10 El poder de la sugestión ………………………………………..………………… 58
Capítulo 11 El tesoro interno ………………………………………..…………………………… 61
Capítulo 12 Relaciones conyugales y enfermedad ……………………………………… 66
Capítulo 13 La Imagen Verdadera de una madre ……………………………………….. 70
Capítulo 14 El relato de una víctima de la bomba atómica ………………………… 76
Capítulo 15 Cuando abandonamos los sentimientos de odio y rencor
estamos libres de las desgracias …………………………………………….. 81
Capítulo 16 El “pensamiento de crítica” y las enfermedades dolorosas …….. 86
Capítulo 17 El pecado no existe ………………………………………………………………… 92
Capítulo 18 El cuerpo carnal es proyección de la mente …………………………… 96
Capítulo 19 La desarmonía de los padres también es el reflejo de la
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CAPÍTULO 1
LA PEDAGOGÍA DE SEICHO-NO-IE
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año, ante todos los alumnos que estaban reunidos en el salón de clase, antes de explicar
el tema, a manera de introducción, dijo:
- Todos ustedes son respetables hijos de Dios. Ninguno de ustedes es un mal
elemento. Todos son personas dignas porque son hijos de Dios. Yo creo que es así. Si
proceden de manera incorrecta, La culpa no será de ustedes, sino mía, pues yo soy el
profesor. En este caso mi ineficiencia como educador y mi falta de preparación espiritual
serán Las causas que se proyectarán en cada uno de ustedes, lo que puede dar como
resultado una situación en la cual ustedes de ninguna manera serán los responsables.
Por lo tanto, si practican actos reprobables, pueden castigarme y hasta agredirme.
Hasta ese momento, los otros educadores acostumbraban decir cosas totalmente
opuestas: “Yo soy el profesor y sólo enseño lo que es correcto, la verdad y la verdadera
moral. Pero ustedes son malos elementos, pues no siguen lo que les trasmito. De ahora
en adelante, deben preestar atención a mis palabras y cumplirlas siempre.” De esta
manera se expresaban los demás educadores. Los sermones que predicaban podrían ser
sintetizados así: “Los alumnos son malos, pero los profesores son buenos”.
El poder de la palabra es extraordinario. Si alguien afirma: “Ustedes deben mejorar
porque son malos”, será muy difícil que alguna mejora ocurra. Incluso, tratándose de la
educación de los hijos, si los padres les dicen: “Ustedes deben estudiar bastante
aritmética porque no tienen buena cabeza, efectivamente el niño demostrará poca
inteligencia debido al poder de esas palabras. Esto ocurre porque los hijos respetan y
confían en sus padres, y creen que todo lo que ellos les dicen es verdad.
Si la madre le dice a su hijo: “Tú no eres muy inteligente y por lo tanto debes
estudiar mucho”, el niño pensará “Ya que mi madre lo dice, debe ser cierto. No soy muy
hábil y esto es de nacimiento...” Esta idea fija, de que no es muy inteligente, se grabará
en su subconsciente y aunque el niño se esfuerce mucho en sus estudios no tendrá un
resultado estupendo.
El ejemplo citado se refiere a los estudios, pero se puede aplicar la misma
orientación a los problemas de conducta y actitudes de los alumnos. Si el maestro en la
escuela piensa o expresa: “Ustedes son malos elementos, pero yo, el profesor, soy
bueno, nunca logrará obtener resultados satisfactorios.
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El Prof. Eizaburo Watanabe dijo lo contrario: “Ustedes son hijos de Dios, son
personas excelentes. Si ustedes son malos, yo seré el responsable; y si esto sucede hasta
pueden agredirme”. Entonces, los alumnos se volvieron personas dignas de representar
al hijo de Dios, respetaban al Prof. Watanabe, y en lugar de atacarlo, todos lo admiraban.
El mérito del Prof. Watanabe fue reconocido. Por tradición, en el régimen,
educacional era muy difícil que un profesor que no ha seguido estudios superiores,
llegase a ocupar el cargo de director. Sin embargo, el Prof. Eizaburo Watanabe fue
nombrado director de la escuela, un hecho extraordinario que raramente ocurre.
Después de relatar esta experiencia pedagógica, el Prof. Eizaburo Watanabe se
dirigió a mí con estas palabras:
-Profesor, yo he obtenido mucho éxito en la escuela como educador. Sin embargo,
hay un detalle en mi vida que no marcha muy bien.
Entonces, le pregunté
-¿Cuál es su problema?
-Es difícil decirlo. Me siento inhibido...
-Aunque sienta vergüenza, le pido que cuente su problema, incluso delante de los
seminaristas, pues también podrá servir de ejemplo a los presentes - expresé.
Entonces, él confesó:
- Prof. Taniguchi, no me llevo bien con mi esposa.
Yo le respondí:
- Si vive mal con ella, trate de llevarse bien.
Esta respuesta causó risa entre los oyentes. Sin embargo, para el Prof. Watanabe
fue como un balde de agua helada en la cabeza que lo hizo despertar. Él comprendió:
“¡Yo soy el culpable!” Si se llevaba mal con su esposa, era suficiente que se reconciliase
con ella. Esto es algo natural, lógico y sencillo. Si todos lograran colocar en práctica lo
que es natural y lógico, en este mundo no habría problemas. Sin embargo, el hombre
busca los conflictos y después se atormenta pensando en cómo se reconciliará. Cuando
se da cuenta de: Yo estaba equivocado...”, básicamente a partir de ese momento, el
problema ya está resuelto.
Lo que sucedía, era que en esa época, cuando el Prof. Eizaburo Watanabe recibía
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su sueldo de la escuela, entregaba sólo una parte a su esposa para los gastos de la casa
y no le decía el monto total de lo que percibía. El resto, él lo depositaba en una cuenta
de ahorro a su nombre y siempre llevaba consigo la respectiva libreta de depósito. Hasta
en los seminarios, él la portaba como si fuese un objeto precioso.
La razón de esta economía era para el eventual caso de que fuese expulsado del
hogar por su esposa, por lo menos, en esa circunstancia tendría su libreta de ahorro.
Este era su pensamiento.
Sin embargo, cuando le di aquel golpe verbal. Si está en desarmonía, trate de
armonizarse”, el Prof. Watanabe reaccionó así: “Mi actitud es la causa del problema. Yo
soy el que está en desarmonía. Yo quería tener mi ahorro particular sin la participación
de mi esposa. Yo le estaba escondiendo a ella los depósitos que efectuaba. Yo era quien
me había apartado espiritualmente de ella, como si fuésemos una pareja separada.
Obstinadamente, yo mismo no admitía que mi esposa conociese el mundo en que yo
vivía. La culpa era sólo mía y de nadie más, pues mi propia conducta era la que
ocasionaba la desarmonía. Yo estaba equivocado y voy a corregirme”. Así lo decidió en
ese momento.
Quien sigue una enseñanza debe colocarla en práctica al instante.
Inmediatamente, el Prof. Watanabe envió a su casa por correo la libreta de ahorro y
escribió una carta a su esposa, expresándole: “Hasta ahora yo estaba equivocado. Hoy,
en el seminario, escuché una conferencia excelente y cambié mi manera de pensar. Tú
y yo somos una pareja. La pareja es un solo cuerpo. Te pido perdón por haber mantenido
mi corazón y mis ahorros separados de ti, cuando en realidad, somos un único ser. El
dinero depositado en la cuenta de ahorro es todo tuyo. Mis cosas también son tuyas.
Por eso, puedes gastar el dinero, cuando y como quieras. Tú y yo somos un solo ser”.
Más o menos así era el contenido de la carta que envió a su casa, en Takada.
Mientras ocurría esto, allá en Takada su esposa, llamada Fumoe, sintió un cambio,
un nuevo estado del alma, en el mismo momento en que el Prof. Watanabe decidía
transformarse espiritualmente.
Doña Fumoe, la esposa del profesor, era hija única y, por lo tanto, la única
heredera de la familia. Por eso, ella pensaba: “Esta fortuna es la herencia de mis padres
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y, por lo tanto, me pertenece. Mi esposo es una persona que entró a mi casa, él vino de
afuera para casarse conmigo. Entonces, si no me agrada, lo puedo echar a cualquier
momento”.
Este pensamiento era captado inconscientemente por su esposo, quien llevaba
siempre su libreta de ahorro para poder disponer de algún dinero en el caso de que
fuera expulsado. Sin embargo, cuando se produjo el cambio espiritual del Prof Eizaburo
durante el seminario que se realizaba en Tokio, simultáneamente se transformó el
estado espiritual de la esposa que estaba en el hogar.
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CAPÍTULO 2
Hablemos ahora de la esposa del Prof. Watanabe, la Sra. Fumoe, que se había
quedado en casa.
Como ya mencionamos anteriormente, era la única heredera de la familia y tenía
una asombrosa facilidad para comunicarse. Una vez vino a Tokio a participar de una
reunión de la Asociación Paloma Blanca (Asociación de las Damas de Seicho-No-Ie) y, en
un momento, contó al público su estado espiritual. Lo que voy a exponer es la historia
que ella misma relató.
La Sra. Fumoe se casó con el Prof. Watanabe, pero debido a que tenía orgullo por
ser heredera, no lograba sentirse perfectamente unida a su esposo, a quien consideraba
un intruso, un elemento que había llegado de afuera. A ella no le agradaba mucho, pero
lo había aceptado como esposo porque una hija que es heredera debe cuidar a los
padres y está sujeta a quedarse solterona si es muy exigente y caprichosa al escoger a
su cónyuge. Como era heredera, siempre pensaba arrogantemente (aunque
abiertamente no lo expresara): “Si él hace algo que me disguste, lo podré expulsar a
cualquier momento”. Cuando los sentimientos de la pareja están distanciados, el
ambiente familiar pierde la atmósfera de afecto, armonía y comprensión, volviéndose
conflictivo y agresivo.
El niño que nace en un ambiente conyugal de esta clase, difícilmente se
desarrollará saludablemente. La razón es que, en este caso, no hay armonía entre el
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nacido de e a misma. Sin embargo, las dos hijas habían fallecido. E a no se resignaba con
tanta soledad y tristeza. Al recordar a su hija, las lágrimas brotaban de sus ojos. Por el
contrario, su esposo mantenía una fisonomía serena que le causaba envidia “¡Ah! Yo
también quiero estar tan serena como el, ¡Oh! ¡Cómo sufro! ¡Me siento tan
desesperada! ¿Porque él está tan tranquilo a pesar de que nuestra hija ha muerto;
Quizás porque conoce las enseñanzas de Seicho-No-Ie. ¡O tal vez porque lee La Verdad
de la Vida!. Yo también voy a leer La Verdad de la Vida y conocer Seicho-No-le; pensó
finalmente la Sra. Fumoe.
El esposo siempre le insistía que leyese el libro La Verdad de la Vida, pero ella se
rehusaba, porque pensaba que “hacer lo que él manda significa la derrota. Sin embargo,
con la muerte de las dos hijas, nacidas de su propio vientre, no soportaba más la tristeza.
Entonces, aprovechó las ausencias del esposo que iba a dar clases a la escuela, y
comenzó a leer el libro La Verdad de la Vida que estaba en el estante. Tan pronto como
escuchaba sus pasos llegando, rápidamente colocaba el libro en su lugar y trataba de
disimular, pues pensaba que hacer lo que él le había recomendado era lo mismo que
admitir su derrota. Esta situación duró hasta que llegaron las vacaciones.
Como habría un seminario de verano en la Sede Central de Seicho-No-Ie durante
las vacaciones, el Prof. Watanabe decidió participar y se fue a Tokio.
“¡Ahora es el momento! ¡Mientras mi esposo está ausente!” - pensando de esta
manera, la Sra. Fumoe tomó el libro, lo abrió sin recelo y prosiguió su lectura. Así lo hizo
todos los días. A medida que iba leyendo, su manera de pensar se iba modificando. Hasta
que finalmente se dio cuenta de su error; entonces, se colocó con las manos unidas en
posición de oración en dirección a Tokio y pidió perdón a su esposo: “Yo estaba
equivocada. No sé cómo pedirte perdón a ti y a nuestra hija. Perdón. Yo fui la que mató
a nuestra hija. Te pido mil perdones. Yo fui la responsable. Perdóname”.
Fue en ese exacto momento que el Prof. Watanabe, en la Sede Central de Seicho-
No-Ie, dijo: “Prof. Taniguchi, yo no me llevo bien con mi esposa” y yo le respondí
espontáneamente lo que era natural: “Si no se lleva bien, trate de llevarse bien”, lo que
lo emocionó profundamente como si hubiese recibido un balde de agua fría en la cabeza.
Sucedió de este modo, porque hubo una trasmisión mental entre los dos. La esposa
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estaba emitiendo allá en Takada esta vibración mental: “Yo fui la responsable; yo estoy
equivocada; perdóname querido. Al captar estas ondas, el esposo también sintió
espontáneamente lo mismo. “¡Oh, yo fui el responsable. Querida, perdóname,
perdóname!”.
La pareja de esposos originalmente son una sola Vida. De esta manera, el
pensamiento del esposo se transmite infaliblemente a la esposa, aunque este muy
distante y viceversa.
Así; el hogar del matrimonio Watanabe alcanzó el estado de verdadera armonía y
a partir de ese momento comenzaron a suceder muchos hechos milagrosos. En los
próximos capítulos trataremos este asunto.
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CAPÍTULO 3
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Ustedes tienen una vaga conciencia de esto, pues se expresan de esta manera:
"Aquella persona tiene un corazón grande; aquel sujeto tiene la mente estrecha, fulano
tiene una mente aguda; éste tiene una manera de pensar cuadrada, etc.”. A través de
las palabras que pronuncian inconscientemente, ustedes demuestran que saben que
mente tiene diferentes formas: grande, estrecha aguda, cuadrada, etc. Sólo que estas
formas no son visibles a los ojos. Y el cuerpo carnal, es la manifestación de esta forma
invisible en forma visible. De esta manera, el estado físico de una persona, jamás logra
esconder la mente de la propia persona. Tanto el rostro, como el cuerpo, son la fiel
manifestación de la forma de la mente.
Por lo tanto; si una persona está enferma, su mal es la proyección de su mente;
por eso, si logramos cambiar la mente de esa persona, mostrándole cómo es su mente,
él se curará. No es nada difícil; todos pueden lograrlo (EM: Otra ley mental
importantísima que reza: ‘Tal como piensas así eres; o en eso te conviertes’. Christian
Barnard lo popularizó: ‘Si piensas que estás vencido, lo estás; si piensas que no puedes,
no podrás; si piensas que perderás, ya has perdido. Porque en la vida, todo está en la
actitud mental de las personas…’). Son incontables los casos de personas que se curaron
de sus enfermedades repentinamente, cuando cambiaron su mente por la auto-
reflexión y el arrepentimiento: “¡Ah! Yo me enfermé debido a tal pensamiento...
realmente estaba equivocado...”.
Volvamos al asunto. El subteniente Omori veía la fisonomía melancólica de su
cónyuge y pensaba: “Es una desgracia tener una esposa como esta”. Este sentimiento
de tristeza se acumuló en su pecho y, como consecuencia, allí se acumuló líquido que
resultó en una pleuresía. A su vez, la esposa, que vivía siempre triste por ser considerada
una desgracia” por su esposo, sufría constantemente de varias enfermedades:
peritonitis, problemas ginecológicos y neurosis cardíacas.
De esta manera, era como si el esposo y la esposa mantuvieran una competencia
para ver quién sería más veces internado en el hospital de la Marina. Por eso, él no era
ascendido, a pesar de ser un oficial competente y graduado en la Escuela de Ingeniería
Naval. Como necesitaba internarse a todo momento, no había la menor posibilidad de
un ascenso. Consecuentemente, él continuaba como un eterno subteniente.
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CAPÍTULO 4
AUTOCASTIGO
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sino de un autocastigo. Según explica Seicho- No-Ie, tanto nuestro cuerpo como el
ambiente son proyecciones de nuestra mente. Las situaciones incómodas que vienen
de fuera, suceden como reflejo de nuestra mente (EM: El Todo es mente, el universo
es mental; y como es arriba, es abajo; entonces, resulta lógico que nuestros vehículos
o cuerpos, y nuestro ambiente; sean proyecciones de nuestra mente).
Cuando aprendí este principio yo entendí: “Oh, entonces yo mismo corté mis
dedos”. Profesor, ¿Este dedo meñique no representa la mujer? El dedo anular, también
simboliza la mujer, porque allí se coloca el anillo de compromiso. Como yo deseaba
cortar las relaciones con las dos mujeres, terminé por cortar los dos dedos que
representan a la mujer. Entonces, comprendí que la idea que tenía en mi mente fue la
que apareció en la forma.
Caminando a mi lado, el Sr. Omori iba contando los hechos, mostrándome los
dedos que estaban un poco más cortos.
Como en el caso mencionado anteriormente, la herida externa que parece que fue
causada desde fuera, nunca es provocada desde el exterior. Es la misma persona quien
lleva su cuerpo a donde le puedan ocurrir accidentes. Este asunto es tratado con varios
ejemplos en las obras de Introducción al Psicoanálisis y Psicopatología de la Vida
Cotidiana del creador del psicoanálisis, Sigmund Freud, las que nos brindan mayores
esclarecimientos.
Nosotros, en la vida diaria sufrimos algunos fracasos. Generalmente, somos
llevados a pensar que dichos reveses son simplemente casualidades; sin embargo, tales
situaciones son provocadas por nuestra mente.
Entre los seguidores de mayor mérito que más desarrollaron el psicoanálisis de
Freud hasta llegar a la Medicina Psicosomática, un campo nuevo de la Medicina,
podemos citar al Dr. Karl A. Menninger, de Estados Unidos. En su libro O Homem Contra
Si Mesmo (El hombre contra sí mismo), cita el siguiente caso:
Un director de colegio, de 30 años de edad, fue internado porque sufría de
hipocondría. El motivo por el cual se internaba era el odio que sentía hacia su propia
madre. Como él la detestaba no quería verla, y por lo tan- lo, se refugiaba en el hospital.
Existen muchos enfermos de esta clase, es decir, se recluyen en el hospital para librarse
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De la misma forma que este caso de amputación, son muchas las situaciones en
que nuestra mente presenta diferentes enfermedades en nuestro propio cuerpo como
autocastigo. En el caso de colocar la mano en una máquina, se nota claramente la auto
punición, pero tratándose de los órganos internos se acostumbra pensar que se trata de
una simple enfermedad interna que no tiene ninguna relación con la mente. Sin
embargo, sí existe una relación bastante profunda. El Dr. Menninger lo clasifica como
“suicidio de los órganos internos”.
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CAPÍTULO 5
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querer ver la luz. Esta “luz” de la que hablamos, significa las gracias que son
proporcionadas al hombre en el cielo y en la tierra. El alma que no ve estas gracias, está
cerrando los ojos a la “luz”. Las personas que se quejan constantemente están con los
ojos del alma cerrados, y por eso, dicen que “todo está oscuro”. Sus pensamientos
oscuros se manifiestan en el cuerpo, y por eso, tales personas ven un mundo oscuro;
realmente el mundo fenoménico es proyección de la mente. El mundo que nuestros
ojos ven, al final, es la manifestación de nuestro propio mundo mental.
En cierta ocasión, cuando yo hacía una conferencia en la Sede Central, me buscó
la propietaria de un hotel. Su rostro estaba tan lleno de heridas que me hacía recordar
una piña. Ella me preguntó:
-Profesor, ¿Qué debo hacer para que mi rostro se cure? - Cuando se sana una
herida, enseguida aparecen dos más. Por eso, estoy con este aspecto. ¿Qué debo hacer
para quedar bien?
Le respondí:
—Ese aspecto es exactamente igual a su mente. Usted siempre se lamenta y se
queja, tiene el espíritu impregnado de asperezas. Su cuerpo refleja sus pensamientos de
esa forma.
Entonces, ella me habló de otro mal que la atormentaba:
-Profesor, también tengo catarata. Me examinaron en la Clínica Oftalmológica
Nakamura, y me dijeron que para este tipo de catarata todavía no se han descubierto
medios para curarla y que en un año perderé totalmente la visión. ¿No habrá ninguna
manera de sanarme?
-Eso, también se debe a su espíritu que se niega a ver la luz, pues vive
lamentándose y usted carece de espíritu grato. Debe empezar a agradecer a todas las
personas que están a su alrededor, a todo el mundo y a todas las cosas.
La orienté en pocas palabras.
Después de una semana, esta señora regresó para agradecerme. Al principio, aun
observando detenidamente su rostro, no la reconocí. Es que su fisonomía había
cambiado totalmente. El rostro que antes parecía una piña se había transformado: su
piel estaba tan suave y linda.
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CAPÍTULO 6
LA FINALIDAD DE LA VIDA
Conozco a una señora llamada Hanako Yoshikawa, que hasta hace algún tiempo
vivía en Gifu. A los 16 ó 17 años comenzó a sentir una gran necesidad de conocer la
verdadera finalidad de la vida en este mundo. Además, en esta fase de la vida, la mayoría
de las adolescentes se cuestiona sobre este asunto. Creo que una persona que nunca se
preocupó con este problema debe ser poco reflexiva. Bueno, como decía, la joven
Hanako pasó mucho tiempo buscando una respuesta a la pregunta “¿De dónde vienen
y a dónde van todos los hombres?”. Y, concluyó, que el objetivo final del hombre en este
mundo debería ser la muerte, ya que todos sin excepción son mortales. Hay hombres
que realizan grandes negocios y se vuelven ricos; otros, que se vuelven famosos; otros,
incluso alcanzan altas posiciones. Pero todo esto no pasa de acontecimientos que sólo
retardan la jornada, pues todos acaban llegando inevitablemente a la meta final que es
la muerte. Convencida de esto, aquella joven de corazón puro y sincero tomó la decisión
de “no demorarse más en el camino” y seguir directamente a la meta final, es decir, a la
muerte. Como vivía cerca al lago Hamana, se dirigió a él, escogió el lugar que creyó era
el más profundo y se lanzó al agua. Como pensaba que había alcanzado el objetivo de la
vida, sentía dentro de sí una inmensa satisfacción. Sin embargo, extrañamente no se
sentía sofocada. Súbitamente, se dio cuenta de que estaba flotando. Era natural que no
se sintiese ahogada. En ese momento, pasaron unos pescadores que la rescataron.
¿Cómo pudo ella quedarse con la cabeza sobre la superficie del agua, si no sabía
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nadar? - En realidad, no hay ningún misterio en esto. El peso específico del cuerpo
humano es menor que el del agua; luego, es natural que el cuerpo flote. Sin embargo, la
mayoría de las personas no flota cuando se tira al agua. Claro que me refiero a las
personas que no saben nadar. Generalmente, ellas se van al fondo. ¿Por qué? - Como
ellas no se quieren ahogar - pues saben que eso significa la muerte - se agitan
desesperadamente y justamente por eso se van cada vez más al fondo. El hombre, como
es más leve que el agua, debería flotar; pero se ahoga porque lucha. Lo mismo sucede
en nuestras vidas. Cuanto más combatimos intentando curarnos de una enfermedad,
más nos enfermaremos. Y si fracasamos en nuestros proyectos, cuanto más nos
esforzamos en recuperar el dinero perdido y obtener lucros, más aumentarán los
perjuicios.
Por lo tanto, lo más importante en esta vida es no precipitarnos, no luchar en
vano. Creo que ustedes conocen la expresión “estado natural del alma”; cuando se
vuelve a ese “estado natural”, lo que es leve flotará infaliblemente. Ya que el hombre
es “vida”, es natural que él viva. Dios, de quien el hombre recibe la Vida, jamás fracasa.
Él es el Eterno Vencedor. No obstante, el hombre que tiene dentro de sí la vida de ese
Dios eternamente victorioso, sufre muchas veces desdichas como enfermedades,
fracasos en los trabajos, etc. ¿Cuál es la razón de esto? - Es que las personas, cuando
juzgan que están en una situación adversa, se esfuerzan desesperadamente para
revertirla. En el caso de la joven Hanako, como su intención era morir, no se desesperó
cuando estuvo en las aguas del lago. Por el contrario, se sintió grata por haber alcanzado
su objetivo, se abandonó en las aguas, lo que evitó que se ahogara. Cuando apareció un
barco y los pescadores la salvaron, se irritó mucho. “Ellos se entrometen donde no son
llamados; yo quería morir para alcanzar la meta final y ellos no me dejaron”. Pensando
de esta forma, Hanako sentía que hervía de cólera. Se dice que, el cuerpo es el espejo
de la mente y que las cosas que la mente siente se manifiestan en el cuerpo. Fue
exactamente lo que le sucedió a la joven cuando se puso furiosa porque la salvaron. Ella
contrajo una enfermedad que era la manifestación de su estado del alma: el tifus. Tuvo
fiebre altísima y su rostro se puso rojo. El sentimiento de cólera se manifestó en el
cuerpo en la forma de fiebre tifoidea. Al diagnosticar el doctor tal enfermedad, Hanako
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vemos con los ojos carnales; de hecho, la idiotez existe, existen personas con coeficiente
intelectual inferior al normal. Aquí surge la aparente contradicción entre la enseñanza
“la idiotez no existe y el fenómeno de la existencia de la idiotez. Normalmente, las
personas no entienden bien este punto. Para comprenderlo bien, es necesario saber
que, el mundo que vemos con nuestros ojos carnales; es decir, el mundo fenoménico,
el inundo aparente, no es la realidad (EM: mundo fenoménico es el mundo de la
personalidad, el mundo ilusorio, el del espejismo, el de la falsedad). El mundo del
fenómeno no tiene sustancia. Lo real está detrás de las cosas visibles. El hombre no es
cuerpo carnal, no es materia, ni es cerebro. Detrás de este cuerpo carnal, detrás de esta
materia, detrás de este cerebro, encontramos la infinitamente sublime Vida de Dios y
esta es la Imagen Verdadera, el Aspecto Real. Es necesario contemplar verdaderamente
la Vida de Dios, que es la Imagen Verdadera del hombre, el Aspecto Verdadero del
hombre. Este Aspecto Verdadero (Imagen Verdadera), no puede ser visto por los ojos
carnales. Por este motivo, se acostumbra pensar que no existe el aspecto perfecto, que
es el hijo de Dios. Pero; en realidad, solamente el aspecto perfecto (e invisible) del hijo
de Dios es el Aspecto Verdadero. (EM: Una vez más, refiérase al Jisso o nuestro Ser
Interior, a la Mónada o Presencia Divina Yo Soy, al Ángel Solar o Santo Cristo Propio).
Los aspectos visibles a los ojos carnales, son la manifestación de los aspectos de la
mente de la propia persona o de los padres (cuando se trata de niños); por eso, cuando
la mente de la Sra. Hanako cambió, su hijo se transformó en un niño inteligente. Sobre
esto hablaré en una próxima ocasión.
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CAPÍTULO 7
LA FUENTE DE LA “VIDA”
¿Qué piensa usted acerca del nacimiento del hombre? En mis libros, he afirmado
que el hombre jamás nació del vientre de una mujer. Ante esta aseveración, tal vez,
ustedes pregunten, ¿Entonces, como yo, el autor, Masaharu Taniguchi he nacido?
Quizás, ustedes piensen: ¿El Sr. Taniguchi habrá nacido de un árbol, habrá llegado a
través de un grifo? - Si lo vemos con los ojos carnales, pudiera ser que yo hubiese nacido
del útero de una mujer; más aún, conforme he afirmado en los capítulos anteriores, el
mundo que vemos con los ojos físicos no es el mundo real, sino el mundo del fenómeno,
el mundo de las formas aparentes. En el interior de este mundo aparente, existe algo
infinitamente maravilloso y sublime que es la Vida del hombre. Esta Vida jamás nació
del útero de una mujer.
“Entonces, ¿De dónde nació el hombre?, se preguntarán ustedes. En
contraposición, me gustaría preguntarles: “¿De dónde piensan que proviene el agua del
caño?” - Tal vez, ustedes crean que surge de la boca del grifo. Aparentemente, sí; pero
en realidad, ella viene de la represa, que tampoco es la fuente, pues más allá, un gran
río vierte sus aguas en la represa. Sin embargo, el verdadero origen del agua no son los
grandes ríos, ni sus afluentes que nacen en los valles. Las lluvias que alimentan estos
afluentes tampoco son el origen. Las lluvias se originan en las nubes, pero ellas no son
el origen del agua. El verdadero origen del agua es el vapor, invisible a nuestros ojos
carnales, que todavía no se ha transformado en nube. Este vapor se transforma en
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lluvia que alimenta los riachuelos de los valles. Esos riachuelos se unen al gran río que
lanza sus aguas en la represa; el agua de la represa corre a través de las cañerías y,
finalmente, sale por los grifos. Por lo tanto, de ninguna manera la boca del grifo es el
lugar de donde nace el agua. Tan sólo es uno de los lugares por donde pasa. De igual
manera, el hombre no nace del útero de una mujer, aunque lo pareciera. El útero
simplemente es un lugar por donde pasa la Vida del hombre. Entonces, ¿De dónde viene
nuestra Vida? No hay un asunto más trascendental que este.
A los 16, 17 ó 18 años, muchas personas se afligen con esta interrogante. Hay
personas, como la Sra. Hanako mencionada en el capítulo precedente, quien después
de mucho buscar la respuesta a su pregunta “¿De dónde viene y a dónde va el hombre?,
decidió suicidarse por creer que el objetivo de la vida fuese la muerte. Muchas personas,
como resultado de ese tormento, empiezan a pensar que el hombre es un ser vulgar
que; en último análisis, fue obligado a nacer en este mundo como víctima de los placeres
sensuales de sus padres. Yo mismo pensaba así cuando era estudiante de secundaria.
Después de haberme atormentado mucho tratando de encontrar la respuesta que
esclareciese el origen del hombre, concluí que si yo vivía ton esa angustia, era porque
vine al mundo como una víctima de los placeres sensuales de mis padres. Entonces, pasé
a pensar que no había ninguna necesidad de cumplir mi obligación filial. En aquella
época, yo era estudiante del Colegio Ichioka de Osaka y como siempre sacaba buenas
notas, había obtenido una beca de estudio. Cierto día, escribí en el pequeño periódico
del colegio un artículo titulado “Teoría de la Desobediencia Filial”; donde exponía: “No
hay necesidad de cumplir el deber filial, porque no hay ningún motivo para ello”. Al leer
esto, el Prof. lúsaku Watanabe ordenó que fuese a la sala de los profesores. Allí, él me
llamó la atención con las siguientes palabras: “¡Qué atrevimiento el tuyo!, piensa lo que
desees pensar, pero publicar tal cosa en el periódico del colegio ¡es imperdonable!” A
pesar de todo, este tipo de pensamiento no puede ser eliminado con una simple
reprimenda. Por más que me obligasen a cumplir el deber filial no podía aceptarlo de
todo corazón; no veía ninguna razón lógica para amar a los padres.
Tal es el pensamiento de muchas personas, especialmente de los jóvenes. Algunos
no manifiestan abiertamente este pensamiento, pero lo tienen bien enterrado, oculto
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CAPÍTULO 8
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el hombre como las cosas, se mueven debido a la carencia de algo. Pero, según la
filosofía de la Imagen Verdadera, todas las cosas y todos los hombres se mueven para
manifestar su aspecto original que ya es completo. Expliquemos: Entre los lectores,
debe haber muchas personas que les gusta fumar. Quienes tienen ganas de fumar, con
toda seguridad, son los que tienen en su interior (en su mente) el gusto por el humo,
pues una persona que desconoce el cigarro, no siente el deseo de fumar. Por lo tanto,
es válido si pensamos que el hecho de desear una determinada cosa significa que
nosotros ya poseemos esa cosa. En otras palabras, sentimos el deseo de obtenerla
porque todavía no se manifestó ante nosotros lo que es nuestro originalmente. Por
ejemplo, la mujer desea al hombre y el hombre desea a la mujer, porque ambos saben,
intuitivamente, que su “otra mitad” existe en algún lugar. El objeto de nuestro deseo ya
existe y es por eso que nosotros lo buscamos. Buscamos el camino de la salvación y de
Dios a través de la religión. Sentimos el deseo de religarnos a Dios, justamente porque
en el interior de nuestro ser tenemos la conciencia de que “originalmente somos
divinos”.
Un eminente sacerdote budista llamado Kobo escribió: “Todas las criaturas ya
están en el estado de Buda; sin embargo, no se dan cuenta”. Con esto, él quiere decir
que todos los seres, a pesar de que originalmente son hijos de Dios perfectos, ignoran
esta verdad, simplemente no la perciben. Es suficiente que ellos noten lo siguiente: “Yo
ya soy un ser búdico, ya soy perfecto; la ilusión ya no existe, el pecado ya no existe; ya
soy perfecto y completo; ya soy hijo de Dios, hijo de Buda”.
Se puede decir Dios o Buda, porque la esencia es la misma. Buda significa
“liberación”. En la sutra del Nirvana está escrito: “El estado de Buda consiste en la
liberación”. “Liberarse” significa soltar las ataduras, es decir, ser libre de todas las
restricciones. Cuando el hombre se libera de todas las limitaciones y desaparecen todos
los “nudos” que lo ataban, se manifiesta una situación de total libertad, como si hubiese
sido abierta la envoltura que cubría el diamante. Ese estado de total libertad es el estado
de Buda.
El hombre, a pesar de ser originalmente “hijo de Dios” y totalmente libre, se siente
un prisionero. Lo que lo aprisiona, sin embargo, no es una fuerza externa; si él está
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prisionero es por sus propias cadenas, es decir, él mismo se encadena. Esto es semejante
a una pesadilla. Por ejemplo, soñamos que un ente diabólico está sobre nuestro pecho,
nos oprime con una fuerza terrible, nos sentimos sofocados y desesperadamente lo
apartamos de nosotros, pero no lo logramos. Cuando llegamos al punto de no soportar
más su peso, nos despertamos. Entonces, nos damos cuenta que no hay ningún diablo
y que lo que apretaba nuestro pecho eran nuestros brazos. Nosotros mismos
oprimíamos nuestro pecho con toda fuerza. Lo mismo sucede con el hombre que se auto
limita. A pesar de que originalmente tiene dentro de sí la Vida de Dios Todopoderoso, el
hombre la mantiene encubierta, porque no percibe su propia naturaleza divina y se
considera una simple masa hecha de materia, un ser débil e insignificante, susceptible
de enfermarse. Este pensamiento sofoca la Vida de Dios que hay en su interior. Lo que
mantiene preso al hombre no es el “diablo”, sino sus propios “brazos”, los “brazos de su
mente”. La fuerza que aquí fue comparada al “diablo” de la pesadilla no es una fuerza
externa; es la fuerza que existe dentro del mismo hombre. Cuando el hombre dirige esa
fuerza hacia afuera y la aplica libremente en el mundo exterior, él es capaz de realizar
cualquier obra. Atándose a sí mismo con tal fuerza, él disminuye su propia capacidad. A
esto llamamos “ilusión”. Este “empleo negativo de la mente” es lo que amarra la vida
del hombre. A esto llamamos tsumi (pecado). La palabra tsumi se originó de tsutsumu
(encubrir). En verdad, no existe una “cosa” llamada pecado. Tan sólo sucede que el
hombre encubre su Imagen Verdadera (Aspecto Real) y no lo manifiesta. El hombre,
como originalmente es hijo de Dios, es completamente libre; él no es un cuerpo carnal,
ni una insignificante masa hecha de materia susceptible de ser atacada por microbios o
alcanzada por calamidades. No obstante, lo olvida y piensa que es real el aspecto que
ve con los ojos carnales y cree que es algo hecho de materia, un simple cuerpo carnal.
Cuando piensa de esta forma, él se encubre y se ata a sí mismo. Esto es tsumi (pecado).
Pero, cuando despertamos a la conciencia de que el hombre no es materia ni cuerpo
carnal, sino un ser divino, totalmente libre, se dice que llegamos a la comprensión de
la Verdad. En otras palabras, cuando sucede este despertar, se deshace lo que lo
envuelve y él pasa a presentar el “estado de Buda”, llega a ser totalmente libre. Esto
quiere decir que, originalmente, debajo de la “envoltura” existe su Imagen Verdadera.
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CAPÍTULO 9
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impresionante era que el maestro Naito, cuando luchaba, movía la espada lentamente
y lograba golpear con mucha facilidad la cabeza, el antebrazo, la garganta o el tronco de
su eximio contrincante, aun del 5° ó 6° grado. Para golpear, es necesario gran agilidad
en el movimiento, pero él lo lograba con acciones bien lentas. ¡Realmente era
admirable!. Un día, el Sr. Hotta le preguntó cuál era el secreto de su habilidad, y la
respuesta del maestro fue:
-Es simple. Según el estilo “Sin Enemigo”, él y yo somos uno solo; de esta manera,
golpear la cabeza de la pareja es lo mismo que golpear mi cabeza. Si la cabeza de él es
la mía, yo puedo acertar por más lento que sea mi movimiento. Si las manos de mi
adversario son las mías, i yo no seré golpeado, por más rápidas que ellas sean.
El Sr. Hotta dijo que, en aquella ocasión no entendió el significado de esas
palabras, pero que las comprendió perfectamente al conocer la filosofía de la Verdad de
la Vida. Cuando él se reconcilió “con todas las cosas del cielo y de la tierra”, todo se
volvió su amigo. Y así comprendió que, realmente, el enemigo no existe.
En la provincia de Nagasaki, hay una persona llamada Morio Shirayama que es
profesor de Kendo en el gimnasio de Shimabara. Antes de conocer Seicho-No-Ie, él sólo
pensaba en derrotar a su rival. Su preocupación constante era descubrir el punto
vulnerable de su adversario y castigarlo. Con este método, él llegó hasta el 5a grado.
Cierto día, leyó en un tratado de Kendo lo siguiente:
‘‘Entender la esencia del Kendo consiste en comprender que el enemigo no
existe”. ¿Cómo?- pensó él -Si no existe enemigo, no se puede luchar. En consecuencia,
no se puede practicar más el Kendo.
Sin embargo, también comprendió la esencia del Kendo al leer en el libro La
Verdad de la Vida las siguientes palabras: “Reconcíliate con todas las cosas del cielo y de
la tierra. Cuando te reconcilies con todas las cosas del cielo y de la tierra, todo será tu
amigo. Cuando todo el Universo sea tu amigo, ninguna cosa del Universo podrá
perjudicarte”. Comprendió que la esencia del Kendo consiste en transformar todo en
amigo a través de la reconciliación con todas las personas y cosas del Universo. El
adquirió toda la colección La Verdad de la Vida y durante un mes completo lo leyó y
reflexionó.
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asombrosamente. ¿Entrenó bastante este último mes? - Y la respuesta del Sr. Shirayama
fue: “No señor, no entrené ni siquiera un poco. Tan sólo leí la obra La Verdad de la Vida”.
El maestro Tsuruta se sorprendió con esta respuesta y, entonces, se interesó en
La Verdad de la Vida, se convirtió en un asiduo lector y ejerció hasta hace poco tiempo,
la jefatura de la organización de Seicho-No-Ie en la Regional de Kumamoto.
¿Cómo es posible que una persona del 5° grado derrote a otra del 8° grado? - Eso
se debe a que él no ve al enemigo; al no ver al enemigo, no hay miedo. En el Antiguo
Testamento leemos las siguientes palabras de Job: “Aquello que temo me sobreviene,
y lo que recelo me sucede”. Esta es una de las leyes de la mente. Si usted enfrenta el
mundo con miedo, le sucederán las cosas temidas. Si tiene miedo a la enfermedad, se
enfermará. Si teme a la muerte, la muerte vendrá. Si teme que sus hijos vayan mal en
la escuela, ellos irán mal. TODO LO QUE SE TEME, SUCEDE. Por lo tanto, el que desea
vencer en la vida no debe tener miedo. Y el miedo aumenta cuanto más se intenta
dominarlo. Entonces, ¿qué hacer? Basta comprender que todos los hombres son hijos
de Dios y hermanos entre sí. Si todos son hijos de Dios y nuestros hermanos también,
nada existe que nos pueda dañar. Entonces, no hay motivo para tener miedo.
(EM: Una vez más, recordemos lo que nos dijo Christian Barnard):
Si piensas que estás vencido lo estás.
Si piensas que no te atreves, no lo harás;
Si piensas que te gustaría ganar pero que no puedes, no lo lograrás;
Si piensas que perderás, ya has perdido.
Porque en el mundo encontrarás que el éxito comienza con la voluntad del
hombre.
TODO ESTÁ EN EL ESTADO MENTAL:
Porque muchas carreras se han perdido, antes de haber corrido.
Y muchos cobardes han fracasado, antes de haber su trabajo empezado.
Piensa en grande y tus hechos crecerán;
Piensa en pequeño y quedarás atrás,
Piensa que puedes y podrás.
TODO ESTÁ EN EL ESTADO MENTAL,
Si piensas que estas aventajado, lo estas.
Tienes que pensar bien para elevarte;
Tienes que estar seguro de ti mismo, antes de intentar ganar un premio.
La batalla de la vida, no siempre la gana el hombre más fuerte o el más ligero;
Porque tarde o temprano, el hombre que gana es aquel que cree poder hacerlo.
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CAPÍTULO 10
EL PODER DE LA SUGESTIÓN
Hoy les contaré cómo una famosa geisha (1) de la Villa Hanakuma, en Kobe, tuvo
su primer contacto con Seicho-No-Ie. El nombre de esa geisha es Satokoma y el hecho
sucedió hace alrededor de 20 años. En aquel tiempo, ella estaba aprendiendo el
tokiwazu (un género de canción japonesa), pero no progresaba. Por este motivo, su
profesora la reprendía diciéndole: “Tú no tienes sensibilidad para la música. No tienes
talento”.
Un día, ella se dirigía a la casa de la maestra imaginando las observaciones y
llamadas de atención que recibiría una vez más. La Villa Hanakuma, en Kobe, es un lugar
donde hay varias casas de geishas. En aquel tiempo, la sede regional de Seicho-No-Ie,
en Kobe, era en esa misma villa. A la entrada de esa sede había un mural, donde
diariamente se fijaba un papel con diferentes “palabras de sabiduría”. Pues bien, en
aquel día en que la geisha Satokoma pasaba por allí, el papel colocado en el mural decía:
“En lugar de pensar: yo quiero, piense: yo puedo. Esta frase despertó su curiosidad y se
detuvo por un momento para analizar su sentido. Súbitamente, comprendió. Hasta
entonces, ella siempre pensaba: “Yo quiero mejorar en mis clases de tokiwasu. Yo quiero
cantar mejor”. Y, sin embargo, bien en el fondo de su corazón pensaba que “no iba a
mejorar”.
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Al leer aquella frase, se dio cuenta dónde estaba su error. “Sí”, pensó, “es eso
mismo; en lugar de querer, debo pensar yo puedo. Es suficiente tener la seguridad de
poder lograrlo. Hasta hoy, yo me esforzaba con la intención de cantar bien; pero por
otro lado, vivía pensando que de ninguna manera lo lograría. ¡Allí estaba mi error!”.
Entonces, hasta llegar a la casa de su maestra, ella fue repitiendo para sí misma: “¡Yo
puedo cantar bien!, ¡Yo soy capaz de cantar bien!”; y cuando terminó la clase, la maestra
la elogió diciéndole: “¡Hoy me sorprendiste!, Siempre pensé que no tenías aptitud para
la música, pero ahora me doy cuenta de que tienes talento”. A partir de ese día
Satokoma progresó rápidamente.
Este hecho nos enseña que, el grado de manifestación de la capacidad de cada
uno varía de acuerdo con la actitud mental. Mucha gente fracasa en sus realizaciones
porque a pesar de “querer hacer”, no cree realmente que “puede hacerlo”. Por
ejemplo, muchos estudiantes quieren ingresar a la facultad, pero, por otro lado, temen
ser reprobados y terminan por “amarrarse” a sí mismos con esa idea de “incapacidad”.
En otras palabras, terminan impidiendo la manifestación de la fuerza infinita que
poseen. Y el resultado es que, de hecho, no logran alcanzar lo deseado. La misma verdad
sirve como base tanto en la educación de nuestros hijos como en la curación de las
enfermedades.
Supongamos que los padres, con el deseo de lograr que su hijo estudie, le digan
constantemente: “¡Estudia, hijo!, tienes mala cabeza para la aritmética. ¡De esa manera,
no vas a progresar a no ser que estudies bastante!” Todo niño considera mucho la
opinión de los padres y cree que ellos no se equivocan en lo que dicen. Por eso, si sus
padres dicen “Debes estudiar mucho porque no eres inteligente”, el niño pensará: “Mis
padres tienen razón. Creo que en verdad soy tonto, soy pésimo en aritmética”, y ese
pensamiento se va infiltrando cada vez más en su subconsciente. Entonces, por más que
el niño estudie, sus esfuerzos serán inútiles.
Pensamientos como “Voy a estudiar”, “Lo haré con perfección”, etc., indican la
voluntad; y los pensamientos como: “Yo logro”, “Yo soy capaz” indican convicción.
Además, cuando nosotros tenemos la convicción de que “somos capaces”, nace un
sentimiento de alegría. El poder de la “convicción” y del “sentimiento” es mucho más
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fuerte que el de la “voluntad”. Las experiencias de hipnosis demuestran esto muy bien:
si entregamos una taza a una persona que está en trance hipnótico y le decimos: “Esta
es una piedra muy pesada... Pesa 150 Kg... No puedes levantarla. Intenta”, esta persona
no logrará levantar la taza que pesa sólo algunos gramos, porque sentirá como si pesase
150 Kg. Si le decimos: “Cuando yo dé palmadas, esta piedra se transformará en una
taza”, y enseguida damos las palmadas, la persona hipnotizada sentirá que lo que está
ante ella es tan sólo una taza de algunos gramos y podrá levantarla fácilmente. Como
podemos ver, el mismo objeto se vuelve pesado, cuando la persona piensa que es
pesado, y se hace liviano, cuando ella piensa que es liviano. William James dijo: “En
circunstancias normales, el hombre emplea sólo el 25% de su fuerza”. Podemos
concluir, por lo tanto, que el 75% restante de nuestra capacidad es exteriorizada
solamente cuando nos concientizamos que en nuestro interior existe la fuerza infinita,
la propia Vida de Dios.
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CAPÍTULO 11
EL TESORO INTERNO
En la Sutra de Loto se encuentra la parábola del Keihoju que es una joya tan
preciosa como el diamante. Es una parábola que enseña que dentro de todo hombre
está escondido un tesoro fabuloso constituido de Sabiduría, Amor, Vida y Dádiva
infinitos.
Cierto día, un hombre muy rico al salir de viaje se encontró con un amigo suyo,
vestido con harapos, con rostro demacrado, sucio y muy delgado.
-¿Cómo estás? -le preguntó el hombre rico.
-Muy mal. Estoy sin trabajo y sin un céntimo en el bolsillo. Hace cuatro o cinco días
que no me alimento.
-¡Qué cosa! En este momento estoy viajando y tengo muchos compromisos y, por
eso, no puedo demorarme mucho tiempo, pero vamos a mi casa. Quiero ofrecerte un
buen almuerzo.
Lo llevó a su residencia, le dio lo mejor para comer y beber. El amigo que estaba
con mucha hambre, pues no probaba alimentos desde hacía varios días, comió de lo
mejor, bebió en abundancia, se sintió satisfecho y allí mismo se quedó profundamente
dormido. El hombre rico, como tenía compromisos no podía permanecer con su amigo.
Pero pensó para sí mismo: “Me gustaría dejarle algún dinero”. Trató de despertarlo,
pero no lo logró.
-¡Qué tal hombre!, ¿Qué puedo hacer? Si dejo mucho dinero junto a él, se lo
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de las enfermedades o de los problemas de la vida, como para una excelente formación
de los hijos. Debemos no sólo j conocer esta Verdad, sino también trasmitirla a nuestro
prójimo.
Cuando se dice “Hijo de Dios” se puede tener la impresión de que el hombre es
algo infinitamente menor que Dios, pero no es así; significa que somos el centro de la
manifestación de la propia Vida de Dios que brota bajo la presión de Su fuerza infinita.
Detrás de nosotros está la Gran Vida infinita. Surge en nosotros la ilimitada fuerza de la
Vida cuando concientizamos esta realidad. También debemos tomar conciencia de que
ya somos prósperos.
La Sutra de Loto dice: “Estábamos satisfechos con la pequeña inteligencia, cuando,
en verdad, ya habíamos recibido la Sabiduría de Buda”. Debemos releer esta frase y
reflexionar al respecto, varias veces.
Usted ya ha recibido la infinita Sabiduría, la infinita Vida y la infinita Riqueza;
pero piensa que es insignificante, allí está el error, darse cuenta de esto es la base para
alcanzar el éxito de todo lo que usted desea realizar.
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CAPÍTULO 12
Cierta vez, el Sr. Koichiro Murase, profesor de Sei- cho-No-Ie, fue a la ciudad de
Tsuruga para hacer una conferencia. Como ya conté anteriormente, el Sr. Murase y su
esposa vivían peleando antes de conocer Seicho-No-Ie. Por este motivo, aunque ya
estaban casados 13 años, no tenían hijos. Sin embargo, después de conocer Seicho-No-
Ie, pasaron a vivir en gran armonía y luego fueron bendecidos con el nacimiento sucesivo
de tres niños. Fue sobre esa experiencia que el Sr. Murase habló en su conferencia, aquel
día en Tsuruga. Al final, las personas se fueron retirando del auditorio una a una y el Sr.
Murase se dirigió a la sala de conferencias para descansar. Una señora lo siguió y entre
lágrimas le dijo:
-¡Oh! ¡Profesor!, ¡La culpa es mía!, ¡Yo soy la culpable!.
-Pero ¡señora mía! ... ¿Qué le sucedió?.
-¡Oh! Por favor, ¡Dígame que perdonará todas mis faltas!. Mi esposo... él está en
el hospital, ¡Se está muriendo!, ¡El médico dice que él no va a pasar de cinco días!, ¡Todo
por mi culpa!. Comprendí esto al escucharlo. Perdóneme, por favor.
-Pero no es a mí a quien debe pedir disculpas. Si necesita de perdón, diríjase a su
esposo y pídale perdón a él...
-Pero él está internado y...
-Señora, vaya al hospital y hable con él.
El Sr. Kijuro Tomita, esposo de aquella señora, estaba sufriendo de cálculos en la
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vesícula desde hacía 10 años. Se trata de una enfermedad en la que se forman piedras
en la vejiga. Cuando son pequeñas, ellas son eliminadas a través de la orina, y a pesar
de ser doloroso, la enfermedad no es tan grave al punto de que sea necesario la
intervención quirúrgica. El caso del Sr. Tomita se estaba presentando de esta forma,
durante unos diez años. Pero después de este período, comenzaron a formarse piedras
grandes. Su estado se agravó, porque las piedras se fueron acumulando en el punto de
la vejiga donde comienza la uretra, y además de causarle terribles dolores al atravesarse
en las paredes de las mucosas, acabaron por obstruir el canal de la orina. De no haberse
tomado rápidas medidas, él podría haber muerto de uremia. De esta manera, fue
inmediatamente sometido a una cirugía para eliminar los cálculos. La operación fue un
éxito y, en poco tiempo, él ya estaba totalmente restablecido. Pero después de un año,
la enfermedad reapareció. El estado del Sr. Tomita se agravó nuevamente. El mismo
médico que lo interviniera anteriormente volvió a extraerle las piedras acumuladas. Sin
embargo, en esta ocasión surgió una complicación después de la operación. El corte no
cicatrizaba y la orina era eliminada en pequeñas cantidades constantemente ya que la
vejiga no podía retenerla. Lo peor fue que el corte se inflamó y provocó una fiebre
altísima. El estado del Sr. Tomita era tan grave que su médico diagnosticó: “Lo lamento
mucho, pero él no va a durar más de cinco días”.
Esta era su situación, cuando uno de sus amigos, miembro de Seicho-No-Ie, fue a
visitarlo al hospital. Como quería ayudarlo, el amigo le dijo:
Las enfermedades del aparato urinario o de los órganos sexuales se manifiestan
como resultado de la desarmonía conyugal. Para curar tales males es absolutamente
necesario que se restablezca la armonía entre la pareja. Por eso amigo mío, si usted se
quiere curar, le aconsejo que pida perdón a su esposa por los sinsabores que, por
ventura, le hubiera ocasionado...
El Sr. Tomita indignado le dijo:
-¡Qué tontería!, ¡¿Pedirle yo perdón a ella?!, ¿Por qué?, ¡Nunca!, ¡No lo haría así
me estuviera muriendo!. Sepa que detesto esa tal filosofía Seicho-No-Ie que enseña
semejante disparate: Que no me curaré si no le pido perdón a mi esposa, ¡Imagínese!
No quiero más volver a escuchar hablar de esa tal “Seicho-No-Ie”.
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Momentos después, la esposa del Sr. Tomita fue a escuchar la conferencia del Sr.
Murase y llena de remordimiento pensó: “¡Oh! ¡Estoy muy arrepentida, he sido muy
mala con mi esposo!, le he causado muchas tristezas... Ahora me doy cuenta que yo
contribuí para que se enfermara tan gravemente”.
Las ondas mentales de una pareja son de la misma frecuencia y, por eso, se
sintonizan. El pensamiento de uno se trasmite al otro con mucha facilidad; fue lo que
sucedió con el matrimonio Tomita. Cuando la esposa se sintió arrepentida por todas las
fallas que había cometido con su esposo, él también comenzó a sentir remordimiento
por muchas cosas equivocadas que había hecho hacia ella.
Tendido en su lecho del hospital, él pensaba: “¡Cuántos sinsabores le di!, Desde
que nos casamos hace 20 años, ambos hemos provocado problemas, pero reconozco
que ella se ha esforzado mucho, cuidó de la casa, de la familia. Nunca le agradecí. No
puedo morir en paz sin decirle una palabra de gratitud. Apenas llegue le agradeceré.
Solamente así podré morir con la conciencia en paz, sin resentimiento, sin odio, sin
ningún problema”.
En ese exacto momento llegó su esposa. Ella que había escuchado la conferencia
del Sr. Murase estaba ansiosa por pedirle perdón.
Se arrodilló a la cabecera de su cama y le suplicó: -Perdóname querido... ¡Yo me
he equivocado tanto! Ahora sé que fui la culpable. Te pido que me perdones...
Y él, que también pensaba en pedirle perdón a su esposa, le respondió conmovido:
-No, no fuiste solamente tú que erraste... Yo también me equivoqué. Y ahora te
pido que me perdones. Sé que me estoy acercando al final. Cuando llegaste, pensaba en
morir con la conciencia en paz, pidiéndote perdón. Cometí muchas injusticias...
Perdóname, por favor.
Se abrazaron y lloraron juntos. Y todos los resentimientos que había en sus
corazones se desvanecieron. Ese mismo día, sucedieron cosas sorprendentes: la
inflamación desapareció, el corte cerró completamente, la uremia cesó. Contrariando el
diagnóstico médico, el Sr. Tomita se recuperó rápidamente y le dieron de alta después
de cinco días.
Veamos cómo esto fue posible. Como todos saben, un médico observa los
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CAPÍTULO 13
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quedo en casa, tengo que ver a mi madrastra que me odia”. Pensaba que no podría
quedarse en la casa ni tampoco asistir a la escuela.
Sintiéndose profundamente afligida, la jovencita decidió poner fin a su vida.
Adquirió un frasco de calmantes y tomó todo el contenido de una sola vez. Entró en
estado de coma, pero no murió porque fue encontrada a tiempo y medicada de
inmediato. Su intento de suicidio fue noticia del periódico del lugar. Por eso, más tarde,
cuando la jovencita regresó a la farmacia para intentar, comprar otro frasco de
somníferos, determinada a llevar a cabo otra vez su intento, el farmacéutico no quiso
vendérselo. Ahora, desesperada y sin saber qué hacer, la joven había ido a pedirle un
consejo al Sr. Murase.
La primera cosa que le dijo después de escucharla fue:
-Todas las personas tienen en su interior la Vida de Dios. Por eso, es imposible que
exista una madre perversa en este mundo.
-Usted dice eso, pero en realidad, sí existe gente como mi madrastra...
-No, esa madrastra perversa “no existe”. Se trata tan sólo de una “manifestación”,
una “apariencia falsa”. Detrás de esa figura aparente de madrastra perversa, se esconde
la verdadera Vida de una madre, y esa Vida es “perfecta y absolutamente armoniosa”
porque es la misma Vida de Dios. Realmente, tu madrastra es tan tierna y tan llena de
bondad como una santa mujer. Cuando eras niña, debes haber leído alguna historia de
una madrastra que maltrataba a su entenada y, probablemente, quedó grabado en tu
subconsciente la idea de que todas las madrastras son desalmadas. Entonces, cuando tu
padre se casó nuevamente tú pensaste: “¡Oh! Ahora tendré una madrastra y ella me va
a maltratar”. Este mundo, mi estimada joven- cita, es un mundo donde todo se
manifiesta exactamente como las personas piensan. Porque pensaste de este modo, tu
madrastra se manifestó como una mujer perversa. En realidad, no existe ninguna
“madrastra perversa”.
A esta altura de la conversación, el Sr. Murase escribió los dos ideogramas que
conforman la palabra “madrastra” en japonés y le explicó:
-Observa los ideogramas: el de abajo, como sabes, expresa una única idea, la de
“madre”. Ahora, el de arriba expresa no sólo la idea de “sustituir” como también la de
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“unir” o “ligar”. Casi toda la gente piensa que estos dos ideogramas juntos quieren decir
“sustituía de la madre”. Pero, en realidad, deberíamos “leer” -o interpretar- como
“madre por la unión espiritual”. Tu primera madre te dejó en este mundo terrenal a una
cierta altura de tu existencia. Entonces, una segunda madre fue “unida” en el punto en
que ocurrió la “interrupción” para ser tu “mamá verdadera”. Por ejemplo, tú ya debes
haber visto, un duraznero que fue injertado, ¿no? Por supuesto, él da duraznos
deliciosos... Bien, imaginemos un hermoso durazno en una rama de un duraznero
injertado. Si el durazno está allí es porque la vida del tronco en que se hizo el injerto se
manifiesta en esa fruta. Debes comprender que la “verdadera madre” no es un simple
cuerpo carnal, sino la “esencia”, es decir, la “maternidad espiritual” que trasciende el
cuerpo. Ella es eterna, inmortal... El mundo de las formas está en constante cambio, y
ahora tú tienes una mamá, cuya figura y fisonomía son muy diferentes de los de tu
“mamá anterior”. Pero la “esencia de la madre” que existe en ella es la misma que existió
en tu primera mamá. Por lo tanto, esa persona que llamas de madrastra, no es una
simple “sustituía de tu mamá”, sino la “continuación de tu primera mamá”.
No debemos considerar el vínculo entre madre e hijo desde el punto de vista
meramente físico. Es decir, no debemos pensar que la “madre verdadera” es solamente
la “persona hecha de materia” que nos dio todo el alimento necesario mientras
estábamos en su vientre y nos amamantó. Si fuese así, se podría decir que si una persona
es alimentada con carne de vaca, podría ser considerada como hija de aquel animal; y si
es alimentada con carne de gallina, sería considerada como hija de aquella ave. Como
ves, es un error pensar que padres e hijos son únicamente los que están unidos por el
“vínculo carnal”. El verdadero vínculo entre padres e hijos es el vínculo espiritual. Sea
cual fuese el aspecto externo de la persona, ella será “papá” o “mamá” si tiene dentro
de sí la “esencia de padre o madre”. Por eso, debes reverenciar a tu madrastra
considerándola como tu mamá verdadera, llena de bondad y ternura. De esta manera,
ella se manifestará como tal. La teoría es esa. Ahora, veamos como llevarás esto a la
práctica. Por ejemplo, podrás hacer lo siguiente: Ya que durante el día, tú y tu madrastra
deben tener muchos quehaceres, escoge un horario después de la cena y ofrécete para
hacerle masajes en los hombros. Di más o menos lo siguiente: “Madre, trabajaste mucho
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hoy y tus hombros deben estar doloridos. Permíteme que te haga unos masajes...” Y,
mientras lo haces, mentaliza lo siguiente: “Mamá, perdóname. Perdóname porque te
consideré como una simple madrastra. Pero ahora sé que eres mi mamá verdadera.
Comprendí que la Vida de Dios se manifiesta a través de ti, en la forma de ‘mamá’. Por
eso, estoy profundamente agradecida”. De esta forma, tus ondas mentales serán
captadas por tu madrastra y ella pasará a manifestar su verdadero aspecto perfecto,
pleno de armonía y bondad, que es la personificación del mismo amor de Dios.
Estos fueron los consejos que el Sr. Murase le dio. Ella los escuchó atentamente y
siguió la orientación.
Esa misma noche, después de la cena, se colocó detrás de su madrastra y le dijo:
-Mamá debes estar cansada. ¿Te gustaría que te haga masajes?
Y colocó sus manos en los hombros de ella. La madrastra, con un gesto de rechazo,
le dijo:
-No me fastidies. Retira tus manos de mis hombros que me incomodas y siento
más dolor. ¡Me provocas repugnancia!
No permitió que la entenada le diese masajes. Entretanto, la joven miró a su papá
que con una expresión irritada, trataba de controlarse. Tal vez, quería decir: “¡Querida,
no hable de esa manera! ¿No ve que ella sólo quiere ser amable?” Pero no dijo nada,
pues sabía que su esposa lo criticaría y podría reñirle: “¡Tú la defiendes porque quieres
más a la hija de tu primera esposa que a mí!” Para evitar discusiones, él no decía nada.
Pero los sentimientos se fueron acumulando y se manifestaron “tísicamente” en forma
de asma. Una o dos veces por semana le daban crisis violentas.
Ella notó, una vez más, que su padre observaba todo en silencio. Ya que su
ofrecimiento había sido rechazado por su madrastra, sin saber qué hacer con las manos,
la jovencita se colocó detrás de su padre y comenzó a darle masajes. De esta forma,
terminó el episodio de ese día.
Al día siguiente, al terminar la cena, la joven se levantó y le dijo a su madrastra:
-Permíteme hacerte masajes.
La respuesta fue casi tan áspera como la de la noche anterior.
-¡No me molestes! ¡Qué fastidio! ¡Nunca vi gente tan obstinada! ¿No te dije
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anoche que cuando pones tus manos en mis hombros hasta me dan escalofríos y me
aumentan los dolores? ¡Deja de ser tan impertinente!
Así también fue el tercer día, pero la joven no se rindió. Nunca habría armonía
entre ella y la madrastra si desistiese; no importaba si fue rechazada dos o tres veces.
Necesitaba armonizarse con su madrastra porque sentía que sólo de este modo podría
salir de la situación en que se encontraba. En la escuela tenía que escuchar las bromas
de sus compañeros sobre su “hábito de dibujar mapas” en el colchón; en su casa, tenía
que aceptar la forma en que la madrastra la trataba; no podía morir, porque había fraca-
sado en su primera tentativa y las personas ya estaban a la expectativa; y seguir viviendo
del mismo modo era imposible... Para mejorar su situación, necesitaba llegar a una
buena relación con su madrastra. Por eso, la muchacha se mantuvo firme, decidida a ser
amable con ella, a pesar de que, sistemáticamente, era rechazada en su ofrecimiento.
Así pasaron el 4a, el 5a y el 6a día. En la noche del 7a día, no se sabe por qué, la madrastra
dejó que la entenada le diera masajes en sus hombros. “¡Al fin!”, pensó. Mientras hacía
los masajes, repetía mentalmente: “Tú eres mi verdadera mamá. Tú no eres una ‘madre
sustituía’ sino ‘la madre que se manifestó a mí, por la unión espiritual con mi primera
mamá’. Eres una madre tierna y bondadosa”. De repente, la espalda de su madre
comenzó a temblar convulsivamente y ella rompió en llanto.
-¡Hija mía, perdóname!
La entenada, llorando también, envolvió a su madrastra con un fuerte abrazo y le
susurró:
-¡Muchas gracias, mamá! Gracias...
-Perdóname por haberte maltratado, hija mía...
En el momento en que las dos se abrazaron y lloraron juntas, los sentimientos
hostiles de mucho tiempo fueron completamente lavados por las lágrimas. A partir de
ese día, no sólo la jovencita dejó de sufrir de enuresis nocturna, sino que su padre se
curó completamente del asma que lo atormentaba desde hacía tiempo. Y hasta su
hermanito (hijo de la madrastra), que sufría de tuberculosis, sanó totalmente.
Tan sólo era una joven de 15 ó 16 años... Pero cuando se dedicó de cuerpo y alma
para que se manifestase, a través de la oración, la “Imagen Verdadera de su madre”,
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CAPÍTULO 14
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totalmente expuestas, las personas que trabajaban sobre el tejado fueron lanzadas a
gran distancia y murieron instantáneamente. La única que escapó con vida fue la Sra.
Hirano. Fue lanzada contra el muro, se fracturó el pulgar de una de las manos, pero logró
levantarse, y comenzó a correr desesperadamente... Vio que había muchas personas
detrás de ella que también corrían como locas... Y sus rostros, ¡qué espantoso!
Hinchados y deformados, ¡con un extraño color, mezcla de amarillo, azul, rosado y rojo!
“¿No estaré yo también así?”, pensó vagamente. Sintió que su cara se hinchaba. Podía
notar que todos los rostros estaban terriblemente deformados. Siguió corriendo, veía a
las personas heridas por todos lados. También vio a alguien corriendo junto a ella, con
uno de los antebrazos totalmente en carne viva: ¡la piel completamente suelta tal como
un guante que hubiese sido desprendido hacia abajo, balanceándose horrorosamente,
tan sólo sujetado por los extremos de los dedos! Cerca de un puente la Sra. Hirano
perdió el sentido.
Más tarde, ella se enteró que fue recogida por algunas personas y que pasó nueve
días en una sala donde eran colocados los cadáveres. La llevaron allí porque su cuerpo
estaba enteramente quemado, prácticamente muerta, aunque todavía respiraba.
Incluso, la dejaron un poco apartada de los cadáveres por respeto al resquicio de vida
que aún había en su cuerpo quemado. Milagrosamente, la Sra. Hirano permaneció con
vida durante nueve días en aquel tétrico lugar. Desde la explosión, el marido de la Sra.
Hirano (quien se había salvado por estar lejos del área afectada) fue muchas veces a
aquel lugar para buscar el cuerpo de su esposa, pero debido al estado en que se
encontraban los cadáveres, todo parecía inútil. Al noveno día, volvió otra vez, y entonces
reparó en un pedazo de paño amarrado en el cabello de una de las víctimas. En la época
de la Segunda Guerra, era común que los japoneses caminasen con un pedazo de paño
sujeto a la ropa donde se indicaba su nombre, dirección, etc. Alguien había encontrado
ese pedazo de tela en la ropa de la Sra. Hirano y para hacerlo más visible, lo había
amarrado a su cabello. De esta forma, el Sr. Hirano logró identificar a su esposa.
¡Sorprendido notó que ella aún respiraba! Inmediatamente, llamó al médico:
-¡Doctor, esta es mi esposa! ¡Ella todavía está viva! ¡Sálvela por el amor de Dios!.
-¿Cómo? ¿Ella no está muerta?.
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-¡Todavía respira!.
-Pero su estado... No hay esperanza...
-¡Doctor, aun así haga algo, ella todavía está viva! ¡Por favor!.
Allí, extendida semimuerta, la Sra. Hirano oyó vagamente lo que decían su esposo
y el médico.
-Bien, no va a servir de mucho, pero le voy aplicar una inyección salina.
Después de la inyección, el Sr. Hirano hizo todo lo necesario para llevarla a su casa.
Pasaron varios meses. Gracias a la dedicación del esposo, la Sra. Hirano fue
mejorando poco a poco. Cuando finalmente logró moverse por sí misma, ella por
primera vez, se miró en el espejo, después de aquel terrible día. ¡Fue un verdadero
shock!, ¡Su rostro estaba monstruoso! Totalmente cubierto de cicatrices rojizas. ¡Parecía
el de un ser repugnante que había salido del intierno! La Sra. Hirano se desesperó. No
podía aceptar la idea de tener que pasar el resto de su vida con aquel aspecto horrible.
“¡Dios mío!, ¡Debí haber muerto!, ¿Por qué mi esposo me salvó?, ¿Tendré que vivir el
resto de mi vida con este rostro horrible?, ¡No lo puedo soportar, no puedo!”- repetía
ella desesperadamente. Por eso, muchas veces deambuló cerca de la vía férrea, con la
intención de lanzarse frente al tren, pero algo se lo impedía a último instante.
Un día, invitada por un conocido, asistió a una conferencia de Seicho-No-Ie en la
ciudad de Kure. Aquel día, yo había proferido una conferencia sobre la armonía
conyugal. Entre otras cosas, había explicado que muchos hombres se lanzan a aventuras
extraconyugales porque sus esposas no los tratan con el debido amor y cariño.
Posteiormente, ella contó que al escuchar mi disertación comprendió cuán grande y
profundo era el amor que su esposo le dedicaba... Hasta entonces, ella mantenía
resentimientos hacia él y pensaba: “Él no debía haberme salvado. Sólo porque me salvó,
yo tengo que pasar el resto de mi vida soportando la vergüenza de mostrar mi rostro
repugnante a los demás. Si me hubiese dejado, yo habría muerto sin saber de nada y no
estaría pasando por este horrible sufrimiento”. Pero al oír mi conferencia, se le abrieron
los ojos del alma. “Aunque hayan muerto muchas mujeres con la explosión de la bomba
atómica en Hiroshima, en Japón están sobrando mujeres y mi esposo encontraría
fácilmente quien quisiese casarse con él. Sin embargo, él hizo de todo para curarme y
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me conservó como su esposa, a pesar de este rostro horroroso que ni yo misma quiero
mirar. ¡Cuán grande es su amor!, ¡Yo estaba equivocada!, ¡Sumergida en mi sufrimiento,
nunca me detuve a pensar en el gran y profundo amor de mi esposo, que está dispuesto
a quedarse conmigo para el resto de la vida, a pesar de este aspecto repugnante!, ¡Estoy
profundamente arrepentida... Tan pronto como llegue a mi casa, le pediré perdón de
todo corazón!”.
Con este pensamiento, al concluir la conferencia, la Sra. Hirano salió por el portón
de aquella escuela femenina, cuando se sorprendió al darse cuenta que también podía
mover libremente su brazo izquierdo. Ese brazo lo tenía semiparalizado desde el día en
que la explosión de la bomba atómica la había tirado violentamente contra el muro. De
repente, ese brazo había recuperado totalmente la libertad de movimiento. También su
pulgar izquierdo (que estaba torcido) había recuperado el movimiento, pero esto lo notó
más tarde. Al llegar a su casa, comenzó a preparar la cena. Cuando su esposo llegó del
trabajo y la vio descascarando arvejas, exclamó admirado:
-¡Oh! ¿Qué te sucede querida? ¡Estás moviendo normalmente el pulgar que estaba
torcido y paralizado!.
-Sólo en ese momento, la Sra. Hirano percibió que estaba descascarando las
arvejas sin ninguna dificultad con el pulgar izquierdo que hasta hacía algunas horas no
podía mover. Invadida por una gran emoción, pensó: “¡Gracias Dios mío, por hacerme
comprender que el cuerpo material es proyección de la mente! Todo lo que me ha
sucedido está exactamente de acuerdo con las enseñanzas que recibí durante la
conferencia a la que asistí. Explicaron que el brazo izquierdo simboliza al hombre,
mientras que el brazo derecho representa a la mujer. Yo estaba resentida con mi esposo
porque él me salvó y dejó que viviese con este aspecto horrible. Hubiera preferido morir.
Yo lo culpaba por el sufrimiento que tenía que soportar. Estos pensamientos se
manifestaron en mi brazo izquierdo en forma de parálisis. Cuando guardamos rencor
hacia los demás, este sentimiento se vuelve contra nosotros mismos; y cuando
queremos castigar a los demás, nosotros somos los castigados. Yo sentía mucho rencor
hacia mi esposo, ese rencor se volvió contra mí misma y paralizó mi brazo izquierdo que
simboliza el esposo. Y ¿con relación al pulgar izquierdo? Tal dedo simboliza la cabeza del
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CAPÍTULO 15
En otra ocasión, ya relaté el caso de la esposa del Sr. Soichi Nozawa quien no se
recuperaba de problemas auditivos debido a que guardaba rencor hacia su suegra.
Cuando se mantienen sentimientos negativos como rencor, tristeza, etc., se impide la
curación de las enfermedades. También ocurrió así con la Sra. Hirano - citada en el
capítulo anterior - que sufrió graves quemaduras en el cuerpo y en el rostro al explotar
la bomba atómica en Hiroshima, y cuyas feas cicatrices permanecieron en su faz
mientras ella maldecía el conflicto mundial, la bomba atómica, los americanos, en fin,
todo lo que contribuyó para causarle daño.
Paradójicamente, toda persona que guarda rencor hacia alguien que le perjudicó
tiene el deseo inconsciente de que “ese mal permanezca”, pues también piensa
inconscientemente: “Si este mal desaparece, dejará de existir la prueba de que Fulano
es malo y de que yo tengo una razón para odiarlo”. En resumen, “piensa” que no debe
eliminar de su cuerpo la marca de los daños sufridos ya que es la prueba evidente para
justificar su odio hacia “aquella persona mala que lo perjudicó, de tal modo que lo dejó
en aquel estado”. He aquí la razón por la cual los males sufridos no desaparecen
mientras mantenemos rencor, odio, etc., contra quienes los puedan haber ocasionado.
Por consiguiente, llegamos a la conclusión que si sufrimos alguna desgracia y queremos
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eliminarla, necesitamos no sólo perdonar a la persona que lo causó, sino también amarla
y agradecerle. Mientras no lo logremos, el mal no desaparecerá.
Cuando la Sra. Hirano terminó su relato de experiencia diciendo que a pesar de las
feas cicatrices de su rostro se sentía grata por el hecho de haber recuperado el
movimiento del brazo izquierdo, yo me levanté y conté el siguiente caso, que había
presenciado hacía algún tiempo:
En aquella época yo dirigía una “Escuela para Novias”, y aproximadamente 200
alumnas estaban siempre presentes en las conferencias que profería en la Sede Central
de Seicho-No-Ie. Acostumbraba hablar alrededor de una hora, y reservaba los 30
minutos siguientes para orientaciones y esclarecimientos de diversos asuntos que
podrían preguntar los participantes. Cierto día, cuando terminé una conferencia, una
señora se acercó a mí y me expresó su agradecimiento por la curación milagrosa que
había alcanzado. Era la propietaria de un pequeño restaurante en el barrio de Shinjuku.
Hacía algún tiempo, el jefe de una “banda” de aquel lugar se había enamorado de ella y
la perseguía insistentemente; pero como ella no lo quería, hacía de todo para evitarlo.
Entonces, él pensó que había sido rechazado a causa de que había otro hombre en la
vida de la joven. Por eso, decidió vengarse y hacer que ella dejase de ser amada por el
supuesto enamorado. Cierta tarde, la esperó en una esquina de la calle que
acostumbraba transitar y le tiró ácido sulfúrico en su rostro. El terrible líquido causó
graves quemaduras en toda su faz. Como saben, el ácido sulfúrico tiene un poder
corrosivo tan violento, que cuando es derramado sobre una mesa, deja una marca negra
como la de un fierro caliente. Esta señora recibió el ácido directamente en el rostro.
Naturalmente debe haber sido horrible. Pero a pesar de sus sufrimientos, esta señora
que era miembro de Seicho-No- le, no odió al agresor; al contrario, ella deseó hasta
pedirle perdón por haberlo inducido a practicar aquel acto de violencia. Sin guardar un
mínimo de rencor hacia quien la hirió, fue capaz de orar: “Oh Dios, te pido que perdones
a aquel hombre, fue mi culpa y no la de él”.
Inmediatamente, fue llevada al médico, pero en el ínterin el ácido había quemado
bastante su faz. Sin embargo, la recuperación se efectuó con una rapidez extraordinaria
y en poco tiempo se restableció totalmente. El día en que ella nos relató este caso, ya
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destruida por un siniestro. Pues bien, la Escuela para Novias de Seicho-No-Ie (que yo
cité) funcionaba en aquel local y según decían mis alumnas, eran constantes los
conflictos en la casa vecina. Como el edificio de la escuela estaba prácticamente al lado
de aquella casa, a todo instante se escuchaban voces exaltadas de personas que
discutían. Y esos alborotos y riñas se repetían todos los días. Después de un tiempo, un
incendio destruyó totalmente aquella casa. Como vemos, el “incendio en el mundo de
la mente” se manifestó como incendio en el mundo de las formas.
El principio es el mismo también en relación con la paz mundial: Cuando todos los
hombres del mundo se reverencien los unos a los otros y creen en sus mentes un mundo
sin peleas, se establecerá la verdadera paz en este mundo de las formas.
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CAPÍTULO 16
Cierta vez, conocí un señor llamado Jo Shimizu que vivía en la provincia de Gifu.
Como era practicante de Seicho-No-Ie, mensualmente realizaba una reunión de adeptos
en su propia residencia. Eran muchas las personas que asistían a esas reuniones. Y eran
muchos lo que encontraban el camino escuchando las conferencias del Sr. Shimizu. Unos
se sanaban, otros lograban la armonía en el hogar. De esta manera, el Sr. Shimizu curaba
los sufrimientos de muchas personas. Pero había una, a quien él no lograba curar de
ninguna manera: era justamente su esposa. Ella sufría de reumatismo en todo el cuerpo.
Se trataba de un reumatismo bastante grave: dolores muy fuertes le recorrían todo su
cuerpo como si fuesen rayos, y no había medio de aliviarlos. Como el Sr. Shimizu sanaba
a mucha gente mediante la orientación espiritual, vivía explicando a su esposa que “la
causa de las enfermedades está en la mente de la misma persona”.
-En tu mente hay pensamientos de odio y crítica a los demás. Estos pensamientos
que hieren y causan dolor al prójimo se manifiestan en tu cuerpo en la forma de dolor
físico. Necesitas abandonar estos pensamientos y tratar de agradecer a todos. Cuando
seas capaz de sentir gratitud por todo y por todos, te curarás.
De este modo, le hablaba a su esposa. Pero por más que repitiese este “sermón”,
ella no daba la menor señal de mejoría.
Un día, le pidió a su esposo:
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de reflexionar de esta manera y con el deseo de volver a ser tratada con más afecto, ella
piensa: “Si yo me enfermase, quizás él me prodigaría más cuidado y amor...” Entonces,
su cuerpo comienza a manifestar un estado enfermizo. Y constata que “estar enferma”
es realmente conveniente, porque él que ya no le daba atención, repentinamente se
vuelve muy cariñoso con ella. Pero sucede que en el caso de una enfermedad crónica
como el reumatismo, es imposible que el esposo permanezca proporcionando cuidados
a su cónyuge, o dándole masajes diariamente. Entonces, él la abandona a su propia
suerte. Y como ella no es satisfecha en su deseo de ser amada, continúa enferma
indefinidamente.
En casos como este, ocurrirá la curación si la propia esposa hace un examen de
conciencia, se da cuenta de que “no debe tener tal conducta mental”, y abandona en el
a su deseo secreto de enfermarse. Pero en la mayoría de los casos no recuperará la
salud, si no se satisface completamente su deseo de “ser tratada con cariño por el
esposo.
Regresemos al caso del Sr. Shimizu. Las palabras de su cónyuge le hicieron
reflexionar más profundamente sobre las enseñanzas de Seicho-No-Ie:
-¡Ahora me doy cuenta de la verdad! Mi esposa está enferma porque yo no sabía
amarla. Vivía dándole sermones Aprendí que “Dios es Amor”, y que el amor tiene que
ser manifestado mediante palabras y actos. Los sermones no sirven de nada. Es
totalmente inútil predicar el amor. El amor tiene que ser expresado mediante nuestras
acciones. Me enseñaron que el esposo y la esposa son una sola vida, alojada en dos
cuerpos separados; y que vi bajo un mismo techo, uno refleja los pensamientos del otro,
como si fuesen dos espejos colocados frente a frente. Me explicaron que el hogar es una
escuela del alma donde los esposos deben buscar juntos el perfeccionamiento espiritual,
cada cual examinando su actitud mental reflejado en el otro y tratando de corregir sus
propios errores. De este modo, si el hombre ve un aspecto imperfecto en la esposa debe
comprender que ese aspecto es un reflejo de su propia mente y esforzarse en mejorar,
y si la mujer ve un defecto en el esposo, debe comprender que es su propia mente la
que se refleja en él y tratar de corregirse. A pesar de haber leído y escuchado todas estas
enseñanzas, yo no vivía en conformidad con ellas. Sólo sabía predicar sermones; no
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-Querida, dime una cosa: mientras te hacía los masajes, despertaste tres veces, y
en las tres ocasiones me miraste sorprendida y me dijiste: “¡Oh! ¡Eras tú!” Después te
dormías como si te hubieses tranquilizado. ¿Por qué?
Y la esposa explicó:
-El masaje me daba una sensación tan agradable que terminé por dormirme.
Entonces, vi a un anciano de cabellos y barba blancos, envuelto en una aureola, de
aspecto majestuoso como si fuese un dios. Él se me acercaba y me acariciaba con
suavidad. Profundamente emocionada, me despertaba y vi que quien me tocaba eras
tú. En ese momento, otra vez, llegó el sueño. Y lo mismo sucedió tres veces...
Como ya lo expresé anteriormente, a partir de este acontecimiento, la Sra. Shimizu
nunca más volvió a sufrir de reumatismo. Pero veamos como sucedió este milagro.
Originalmente, Dios es un ser invisible. Sin embargo, en casos como este, en que el amor
de una persona hacia otra se vuelve tan intenso hasta el punto de manifestarse “con-
cretamente”, este amor comienza a constituir una especie de “aparato receptor” que
capta, de manera concreta, las “vibraciones de amor” emanadas de la Vida de Dios que
se “irradian” en el Universo, y hace que ellas aparezcan, asumiendo una determinada
imagen. Es exactamente como un aparato de radio que capta las ondas radiales, o de un
televisor que capta las ondas electromagnéticas y hace que aparezcan en la pantalla las
imágenes de las personas y las cosas. Las ondas electromagnéticas que recorren el
espacio, son invisibles a nuestros ojos. Pero mediante el aparato receptor de televisión,
ellas se hacen visibles y aparecen en la pantalla en las más variadas formas (personas,
animales, objetos, paisajes, etc.). Análogamente, la imagen de Dios, de un ángel, de
Kanzeon Bosatsu (Dios de la misericordia), etc., que aparecen en las visiones, son la
materialización de las ondas espirituales del Amor de Dios que llenan el Universo.
Sabemos que Dios, como “Ley que rige el Universo”, está en todas partes. Su
inteligencia Se manifiesta en forma de leyes de la naturaleza y hace que todo el Universo
se mueva según un riguroso orden. Sin embargo, recordemos que Dios no es sólo la
“Sabiduría” presente en todo el Universo; simultáneamente, Él es el “Amor” presente
en todo el Universo; y Se manifiesta no sólo como “Ley”, sino también en forma
personificada. En el caso de la pareja Shimizu relatado aquí, lo que sucedió fue la
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CAPÍTULO 17
EL PECADO NO EXISTE
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CAPÍTULO 18
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hasta allá, a pesar de la nieve que caía, del viento helado que me daba en el rostro o de
la gripe que me debilitaba. ¡Fue por eso profesor que me he enfermado y estoy con
neumonía! Me enfermé porque me dediqué demasiado a mi esposo. ¡Y usted me dice
que no he sido abnegada! ¡Oh! ¡Es demasiado!...
La Sra. B hablaba con la voz entrecortada por los sollozos. Entonces, el Prof.
Watanabe le respondió en tono alentador:
-Pero ¿Qué palabras son estas? Dice que “decidió corregir a su esposo con su
dedicación” ¡Sus palabras indican que usted cree ser superior a su esposo; y lo
descalifica, por considerarlo inferior! ¿Usted piensa que un hombre se pueda sentir bien
en su hogar, percibiendo que su esposa se cree superior a él; y que siempre,
íntimamente, lo desaprueba? ¿No es natural que él prefiera estar lejos de casa, en
compañía de alguien que no tenga actitudes de crítica o desaprobación?
Así, le explicaba detallada y pacientemente el Prof. Watanabe, pero la Sra. B
acometida de una crisis de nervios lloraba convulsivamente y no podía comprender el
significado de esas palabras. Como no paraba de llorar, él pensó que sería mejor
retirarse. Pero antes le entregó el libro titulado La Verdad de la Vida, diciéndole:
-Usted está demasiado alterada para comprender lo que deseo decirle. Por eso,
voy a dejarle este libro, para que lo lea cuando esté más tranquila. Le ayudará mucho...
Aun después de que el Prof. Watanabe salió, la Sra. B continuó llorando por algún
tiempo. Pero en su mente agitada e insomne, las palabras del Prof. Watanabe
comenzaron a resonar con claridad, y ella se sintió motivada a leer el libro que le había
dejado. A medida que lo leía, se sentía como magnetizada por su contenido. Había allí
muchas cosas que la tocaban profundamente, que la hacían reflexionar...
Había amanecido. La puerta se abrió; y entró la empleada, llevando la bandeja con
el desayuno. En ese momento, se dio cuenta de un hecho sorprendente: su oído
izquierdo, que no oía debido a la otitis provocada por la fiebre altísima que acompaña a
la neumonía, captó claramente las palabras de la empleada.
-¡Es milagroso! -pensó la Sra. B. -Hasta ayer, vivía en conflicto con mi esposo. Pero
al leer el libro La Verdad de la Vida, me di cuenta que yo era demasiado orgullosa e
incapaz de comprenderlo realmente. Me arrepentí y me prometí a mí misma que me
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esforzaría en ser más dócil y trataría de envolverlo con más amor y comprensión. Pienso
que fue en ese momento que mi oído izquierdo recuperó la audición. Esto quiere decir
que no es una mentira la filosofía de la Imagen Verdadera, la cual predica que el cuerpo
carnal es proyección de la mente...
Entusiasmada, la Sra. B comenzó a leer repetidas veces el libro La Verdad de la
Vida. En pocos días, la neumonía que casi la había llevado a la muerte, comenzó a ceder;
y lo mismo sucedió con las demás complicaciones. Cuando el agradable calor de sol
primaveral ya se hacía sentir hasta en aquella región de clima frío, la Sra. B había
mejorado tanto que ya podía salir a pasear.
En aquellos días llegó a la ciudad de Takada, el profesor Midori Kaneko enviado
por la Sede Central de Sei- cho-No-Ie. Al ser informada de que una reunión de adeptos
de Seicho-No-Ie se iba a realizar en un auditorio cercano a su casa, ella decidió participar.
Finalizada la conferencia del Prof. Kaneko, muchas personas se acercaron a él para
hablar de sus problemas personales, enfermedades, etc. Entre ellas, estaba una joven
señora con su hijo de aproximadamente seis años de edad que no podía caminar
normalmente porque tenía las piernas defectuosas.
-Profesor, ¿Cuál es la causa de la anormalidad de mi hijo? -preguntó ella.
-¡Es la desarmonía conyugal! -respondió el profesor, subiendo el tono de la voz. -
Los hijos son como espejos que reflejan la mente de los padres. Y perciba que la mente
de la madre es la que más nítidamente se refleja en ellos. Dígame, ¿Usted no se lleva
bien con su esposo? Pues sepa que el lado izquierdo simboliza al marido, y el derecho
simboliza a la esposa. Como usted y su esposo viven peleando, esa desarmonía se
manifiesta en su hijo en la forma de ese defecto en las piernas que no le permite caminar
armoniosamente. Usted necesita comprender que la esposa debe ser dócil, ser capaz de
anularse cuando es necesario, y aceptar serenamente las palabras del esposo... Puede
estar segura de que cuando usted y su esposo dejen de discutir, ¡su hijo se curará!.
La Sra. B escuchaba pensativa estas palabras que el Prof. Kaneko le dirigía en tono
enérgico a aquella joven madre. “Usted necesita comprender que una esposa debe ser
dócil, ser capaz de anularse cuando es necesario y aceptar serenamente las palabras del
esposo”. Estas palabras fueron las que más profundamente penetraron en el corazón de
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CAPÍTULO 19
En cierta ocasión, conocí a una linda jovencita llamada Ayame Enomoto que vivía
en una ciudad de la Provincia de Wakayama. Para describir su belleza, yo diría que me
hacía recordar la imagen de una monja solitaria, tal era la pureza y el aire de soledad
que la envolvía. La fisonomía es el reflejo de la mente; por eso, cada persona
“manifiesta” una belleza particular, según su mente. En el caso de la Srta. Ayame, su
belleza y el aura de soledad que la envolvía reflejaban su deseo de mantenerse apartada
del mundo que ella consideraba lleno de impurezas. Este deseo de fuga tenía como
causa la desarmonía entre sus padres. Muchas veces, ellos llegaron a discutir acalorada-
mente delante de las hijas. En las riñas de parejas quien termina la discusión con una
victoria aparente es casi siempre el hombre. Era también lo que sucedía con los padres
de la Srta. Ayame. En esas ocasiones, la madre se dirigía a las hijas y les decía que su
padre era un tirano, un malvado, etc. La Srta. Ayame sentía que su corazón se partía al
ver la desarmonía entre sus progenitores. Cada vez que su madre se quejaba de las
arbitrariedades de su padre, más la joven se convencía de que esposo y esposa eran
eternos enemigos, y que la vida conyugal significaba una batalla sin fin. Generalmente,
las jóvenes que crecen en un ambiente doméstico como el descrito terminan por crear
aversión al matrimonio. La vida conyugal de los padres influye decisivamente en el
destino de los hijos. Por lo tanto, si los padres aman verdaderamente a sus hijos deben
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Comenzó a leer y la hermana la escuchó con gran interés. Y así, gracias a la lectura
de este libro, las dos jóvenes iban conociendo el verdadero objetivo de la vida y
sintiendo una gran alegría en el alma. Conforme proseguía la lectura de La Verdad de la
Vida, se iba procesando una gran transformación en la mente de la Srta. Ayame. Hasta
entonces, sus sentimientos con relación al padre eran de crítica y rechazo, porque lo
consideraba un hombre intransigente, obstinado y tirano, que atormentaba a la familia.
Allí comenzó a darse cuenta que la obstinada e intransigente era ella misma y no su
padre. Comprendió que todo cuanto sucede en la vida de un individuo es el reflejo de
su propia mente. Comprendió que este mundo está formado por vibraciones semejantes
a las ondas de radio, y de esta manera, las personas y cosas cuyas “ondas” no se sin-
tonizan con nuestra mente no pueden acercarse a nosotros. Aunque por ventura ellas
se aproximen, nosotros no las podemos captar. En otras palabras, si logramos sentir o
ver determinados aspectos de las personas o cosas que nos rodean, es porque estos
aspectos existen también en nosotros, es decir, nuestras “ondas” se sintonizan con las
suyas. Eso fue lo que la Srta. Ayame llegó a comprender a través de la lectura del libro
La Verdad de la Vida. Reflexionó sobre su actitud con su padre, y reconoció que en
ciertos aspectos, era mucho más obstinada e intransigente que él.
Recordó hasta lo que había sucedido hacía algún tiempo: Su padre, al ver el
anuncio de un libro de Seicho- No-Ie (en aquella ocasión ella no había prestado atención,
pero ahora recordaba que se trataba del mismo libro La Verdad de la Vida) se interesó
y le dijo: “Me parece que es un libro maravilloso. ¿No podrías ir a la librería y comprarme
uno?”
"Mi papá creyó sinceramente en aquel anuncio con la simplicidad de un niño. Sin
embargo, yo le repliqué: ‘Mira, papá, ese libro debe ser uno más de aquellos llenos de
tonterías’. Resistiéndome al pedido de mi padre no fui a comprar el libro. Finalmente,
¿quién es más obstinado e intransigente? Debo admitir que en aquel momento yo fui
más obstinada e intransigente que él. A pesar de que ni conocía el libro La Verdad de la
Vida afirmé que se trataba de un libro lleno de tonterías. ¿No fui más arbitraria,
prepotente y obstinada? Entonces, como reflejo de mi mente, mi padre manifestó ante
mí la imagen de la arbitrariedad, prepotencia y obstinación. ¡Oh! ¡Papá, perdóname! En
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verdad, tú siempre has sido un hombre bueno, de corazón simple y sincero. Pero como
mi mente era terca e intransigente, Dios me quiso llamar a la reflexión y conducirme a
la salvación. Por eso, usó a mi padre como intermediario e hizo que en él se reflejaran
mis defectos. Y yo en lugar de analizarme, vivía criticándolo, juzgándolo obstinado e
intransigente. ¡Perdón, papá! Ahora sí, puedo verlo como un padre bueno y amoroso”.
En una oración silenciosa, la Srta. Ayame dirigió a su padre estas palabras de
sincero arrepentimiento; mientras, también diseñaba mentalmente su imagen llena de
bondad. A partir de ese momento, comenzaron a ocurrir cosas milagrosas. La figura del
padre terco e irreductible que vivía atormentando a la madre, desapareció por com-
pleto; y, en su lugar, surgió la figura de un padre de familia bueno y amoroso. Se
terminaron las discusiones de la pareja y el hogar de la Srta. Ayame se transformó en un
paraíso lleno de felicidad. Su hermana, que desde hacía mucho tiempo venía padeciendo
de gastroptosis, se curó totalmente. Como consecuencia, sus cabellos que estaban
resecos y rojizos, posiblemente por la desnutrición, recobraron su antiguo brillo y se
volvieron negros y brillantes. Realmente, el cuerpo carnal es la proyección de la mente.
Además de gastroptosis, esta joven sufría de “fobia a los microbios”. Aun después de
haber leído La Verdad de la Vida, le tomó algún tiempo más liberarse de ese miedo
mórbido a los microbios, pero también terminó sanándose de este mal. Sobre esto
hablaré en otra oportunidad.
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CAPÍTULO 20
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abiertos?” -pensó la Sra. Otani que continuaba observando la imagen. Luego, entró un
poco de viento por la ventana y el vapor comenzó a disiparse. Y juntamente con el vapor,
también se disipó la imagen del anciano.
En la tarde, tan pronto como llegó a su casa, el Prof. Otani le entregó a su esposa
un pequeño paquete diciéndole:
-Se trata del libro La Verdad de la Vida que la profesora Enomoto había prometido
prestarme.
Inmediatamente, la Sra. Otani abrió el paquete y comenzó a hojear el libro. En la
página que abrió al azar, leyó algo sorprendente: “A veces, el Ángel de Seicho-No- Ie
aparece a los hombres en la forma de un anciano de cabellos y barbas blancos, largos,
vistiendo una túnica blanca hasta los pies. Originalmente, Dios no tiene forma, pero
tiene el poder de manifestarse libremente mediante las más variadas apariencias,
conforme cada circunstancia, para elevar la fe de los hombres. A esas formas se le da el
nombre de aparición divina".
Era lo que resumidamente estaba escrito en aquella página que la Sra. Otani abrió.
El haber abierto justamente aquella página, entre las cuatrocientas y tantas que tenía el
libro, era demasiado extraño para que pudiera ser considerado una simple casualidad.
Era como si estuviese allí la explicación de la imagen del anciano de cabellos y barbas
blancos que vio en la mañana. “Fue Dios, el creador del Universo, que apareció delante
de mí en la forma de Ángel de Seicho-No-Ie para conducirme a la salvación. Sí... ¡yo vi
una aparición de Dios!- Este pensamiento permanecía en la mente de la Sra. Otani,
mientras leía con más fervor La Verdad de la Vida.
A medida que iba leyendo, sus “ojos espirituales” se fueron abriendo, y finalmente
comprendió que el hombre es originalmente “hijo de Dios”, inmune a las enfermedades;
que el cuerpo carnal no es simple materia, sino la proyección de la mente, y de esta
manera, cuando ocurre una transformación total de la mente y desaparecen todos los
pensamientos equivocados también desaparecen las dolencias; que las enfermedades
se manifiestan en el cuerpo cuando la persona “agarra” en la mente la idea de la en-
fermedad; y que la enfermedad de los niños es el reflejo de la mente de los padres.
La Sra. Otani comprendió que lo que estaba “reteniendo” las enfermedades de sus
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hijos era justamente su idea de que “ellos eran débiles por naturaleza y necesitaban
tomar muchos remedios y tónicos”. Entonces, decidió deshacerse de todos los
medicamentos que todavía mantenía en su casa.
Sorprendentemente, desde ese día los niños no se enfermaron más.
Pero por favor, no interpreten equivocadamente el caso que acabo de relatar. No
me habrán comprendido correctamente si ustedes comienzan a difundir que “Masaharu
Taniguchi dice que las enfermedades sanan cuando se abandonan los remedios”. Lo que
yo quise destacar fue el hecho de que la Sra. Otani alcanzó la verdadera conciencia de
que “el hombre es hijo de Dios”, y como consecuencia, de manera muy natural, llegó al
estado espiritual capaz de prescindir de los remedios. Como vemos, lo importante es la
conciencia de que “el hombre es hijo de Dios”. Cuando las personas alcanzan esa
conciencia, esta se manifiesta naturalmente en su modo de proceder. Fue por eso que
la Sra. Otani pudo deshacerse de todo aquel stock de fármacos con tanta naturalidad.
Pero no debemos interpretar equivocadamente el caso de la Sra. Otani, y pensar que
“cualquier persona se curará si deja de tomar remedios”. El mismo procedimiento,
cuando no es acompañado de la conciencia verdadera, puede hasta producir efectos
negativos. “El hombre no es materia, no es cuerpo carnal, es la grandiosa Vida eterna
inmanente en el cielo y en la tierra que se manifiesta aquí, ahora”. Cuando despertó a
esta Verdad y comprendió que era su mente en ilusión, constantemente afligida y
preocupada, que estaba reflejándose en sus hijos y que los hacía manifestar
enfermedades, decidió abandonar las preocupaciones y deshacerse de todo aquel
arsenal de remedios. Gracias a esta transformación mental, sus hijos dejaron de
enfermarse y se volvieron saludables.
Inmensamente grata a la Srta. Ayame por haberla ayudado a comprender la
Verdad, la Sra. Otani fue a decirle:
-Gracias a ti Ayame, se terminaron las enfermedades en nuestra casa. Tú salvaste
mi hogar y me gustaría mucho retribuirte por todo el bien que nos ha hecho. Sabes,
estuve pensando en conseguirte un buen novio... Déjame buscarte un buen partido,
¿está bien? Dime, qué tipo de joven te gustaría...
La respuesta de la Srta. Ayame fue realmente digna de admiración:
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-Sra. Otani, si me presentan un joven que Dios creó como “la otra mitad de mi
alma”, yo lo aceptaré de todo corazón, aunque él no tenga ni un centavo o sea portador
de algún defecto físico.
Ese era un estado espiritual realmente admirable, que pocas personas logran
alcanzar. En una ocasión como esa, la mayoría de las jóvenes pediría un novio con
condiciones como esta: “Mi futuro esposo tiene que ser un joven profesional egresado
de una de las mejores universidades del país”, “Sólo me voy a casar con un joven que
perciba mensualmente una buena cantidad de dinero, etc.”.
Cuando creamos estos y otros requisitos es muy difícil unirnos con nuestra “otra
mitad”. Aunque nuestra "otra mitad” se esté acercando, no podrá llegar hasta nosotros
si insistimos en las condiciones creadas por nuestro “yo”, lo que equivale a levantar a
nuestro alrededor un muro muy difícil de ser traspuesto. De este modo, a pesar que
nuestros amigos intenten presentarnos alguien (que podría ser justamente nuestra
“otra mitad”), las cosas no saldrán bien. Por eso, es fundamental tener la mente libre de
egoísmo, la mente que no crea requisitos.
Era exactamente ese el estado espiritual de la Srta. Ayame al decir que, si le fuese
presentado un joven que era la “otra mitad de su alma”, lo aceptaría aunque no tuviese
ni un centavo o fuese portador de algún defecto físico.
Fingiendo enojarse, la Sra. Otani replicó:
-¿Qué es eso, Ayame? ¿Piensas que no soy capaz de encontrar un joven
maravilloso para ti?
A partir de ese día, la Sra. Otani comenzó a orar fervorosamente pidiéndole de
esta forma a Dios: “Oh Señor, haz que yo encuentre la ‘otra mitad del alma’ de la Srta.
Ayame, que en verdad, ya le está destinada y se encuentra en algún lugar de este
mundo”. La Sra. Otani siempre que efectuaba la Meditación Shinsokán tenía el don
especial de lograr rápidamente la concentración espiritual. Según ella misma relata, ya
sucedió que durante la concentración espiritual veía la imagen de Kanzeon Bosatsu (Dios
de la misericordia en el Budismo) y hasta mi imagen, antes de conocerme. Un día, que
había orado fervorosamente para encontrar la “otra mitad del alma” de la Srta. Ayame
y mantenía su mente en un estado de completa serenidad, sintió que sus “ojos
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espirituales” se abrían y vio surgir la escena de una ceremonia matrimonial. Primero, los
novios estaban de espaldas. Después, se voltearon hacia ella. La novia era la Srta. Ayame
y el novio era un joven desconocido, de aspecto distinguido que usaba lentes. ¡Ah!
Entonces este es el joven que está destinado a la Srta. Ayame desde el principio...”,
pensó la Sra. Otani y comenzó a buscar un joven con el mismo aspecto de aquel que ella
había visto durante la Meditación Shinsokán. Finalmente lo encontró y se lo presentó a
la Srta. Ayame. Todo salió bien y, después de algunos meses, se fijó la fecha de la boda.
Los esposos Otani fueron invitados a ser los padrinos. Cuando llegó el día y asistieron al
local de la ceremonia, la Sra. Otani se sorprendió, porque la escena que estaba viendo
era exactamente igual a la que había visto durante la Meditación Shinsokán. Los colores
y los estampados del kimono y obi (faja larga que acompaña al kimono) de la novia; el
orden en que estaban dispuestos los invitados; en fin, todo era exactamente igual a la
visión que ella había tenido...
Este hecho nos conduce a la comprensión de que todas las cosas que se
manifiestan en este mundo suceden primero en otro mundo, el cual puede ser visto a
través de los “ojos de la mente” durante una intensa concentración espiritual. Todo lo
que aparece en este mundo es la proyección de lo que existe en la otra dimensión. En
otras palabras, este mundo fenoménico está constituido de imágenes proyectadas del
mundo mental; es un mundo semejante a la “proyección cinematográfica”. Para que las
imágenes sean proyectadas en una pantalla cinematográfica es necesario que haya un
filme a ser proyectado. El mundo que corresponde al “filme cinematográfico” a ser
proyectado es un mundo que ya existe antes de manifestarse fenoménicamente y que,
a veces, puede ser visto durante una intensa concentración espiritual, cuando la persona
está con los “ojos carnales” cerrados, como sucedió con la Sra. Otani. Ella no vio esa
escena con sus “ojos camales”, pues estos estaban cerrados; sino con sus “ojos de la
mente”. Un mundo visible a los “ojos mentales” es, con toda seguridad, un mundo
formado por vibraciones mentales. Esto nos lleva a deducir que antes de que se
manifieste en el mundo físico, existe el “mundo formado por vibraciones mentales”, el
cual en la comparación mencionada anteriormente, correspondería al “filme
cinematográfico” a ser proyectado en la pantalla.
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CAPÍTULO 21
En el capítulo precedente, vimos que cuando la señora Otani dijo que iba a
conseguir un novio para la Srta. Ayame y le preguntó cómo lo deseaba, la joven
respondió: “Si se trata del hombre que Dios me destinó como la otra mitad de mi alma,
yo lo aceptaré de todo corazón, aunque no tenga un centavo o tenga algún defecto
físico”.
Pero el joven que le presentaron y con quien ella se casó no era ni pobre ni
defectuoso. Era un joven de futuro prometedor, graduado en ingeniería en la
Universidad de Waseda, con un buen trabajo en el Departamento de Electricidad en la
Prefectura de Tokio. Como ya dije, no tenía ninguna deficiencia física grave, pero sufría
de un pequeño problema de salud: debido a una rinitis persistente se veía obligado a
sonarse la nariz cada 10 ó 15 minutos. Claro que no era una molestia seria que obligue
a alguien a permanecer en la cama, pero no dejaba de ser un mal crónico que lo
incomodaba bastante. Además de ese problema, el marido de doña Ayame tenía el
hábito de fumar y beber. Si bien eso es común y no constituye un defecto, ella se
preocupaba mucho. Como creía en las enseñanzas de Seicho-No-Ie, según las cuales
“todo lo que sucede a nuestro alrededor es la concretización de lo que creamos en
nuestra mente”, pensaba que tanto la enfermedad como los hábitos de su marido eran
reflejos de su actitud mental. Estaba segura de que era suficiente que ella transformase
su propia mente para que desapareciesen las dificultades de su esposo. Por eso, dejó de
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encarar el aspecto fenoménico del caso y comenzó a contemplar, con los “ojos de la
mente”, sólo su Imagen Verdadera, “libre de enfermedades y vicios”.
En circunstancias semejantes, muchas esposas buscarían eximirse de la
responsabilidad diciendo:
-Si la enfermedad y los vicios de mi esposo hubiesen surgido después de nuestro
matrimonio, tal vez, podrían ser reflejo de mi mente. Pero ya que todo esto viene desde
el tiempo en que él era soltero, no puede tener ninguna relación con mi actitud mental.
Pero ella no pensó así. Entendió que si el hombre que llegó a ser su esposo sufría
de rinitis y tenía los vicios del cigarro y la bebida debería ser porque ella misma tenía
ondas mentales que “sintonizaban” con aquella enfermedad y aquellos vicios. De esta
manera, meditó seriamente, y se esforzó para descubrir y eliminar todo y cualquier
pensamiento equivocado que pudiese existir en su mente. Esta actitud es realmente
admirable.
Diariamente, practicaba la Meditación Shinsokán y con los “ojos del alma”
contemplaba firme e intensamente el aspecto verdadero de su esposo: un hijo de Dios
perfecto, sin ninguna enfermedad ni vicio. En un corto período de tiempo, su esposo se
curó de rinitis y abandonó el hábito de beber. Pero del cigarro no lograba liberarse.
Cierto día, al leer el libro La Verdad de la Vida, reparó en la siguiente frase: “el humo es
una especie de droga, a la que muchas personas acuden para aliviar alguna aflicción o
para “entorpecer” y olvidar, por un momento, sus frustraciones...”
Esto la dejó muy pensativa. “Si mi esposo no se siente realmente satisfecho, ¿no
será porque yo no he sido capaz de corresponder plenamente a sus expectativas? o ¿me
falta el verdadero amor que haga que mi alma se funda con la de él y le proporcione la
alegría total?”
Con estas reflexiones, ella proseguía la lectura de La Verdad de la Vida decidida a
corregirse con la ayuda de las enseñanzas allí contenidas. En uno de los capítulos está
escrito que el “principio masculino” (polo positivo) y el “principio femenino” (polo
negativo) son manifestaciones de una única Vida: Dios, por lo tanto, son una sola vida y
no vidas distintas. En aquel momento, comprendió que la “Vida” que se aloja en el
esposo y la “Vida” que se aloja en la esposa “son originalmente una Vida” y que ella y su
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esposo eran “el hombre eterno” y “la mujer eterna” que están aquí, ahora, juntos para
manifestar la gloria de Dios. Esa comprensión le vino repentinamente, tal como una
inspiración, una señal de los cielos o un destello y penetró en lo más recóndito de su
alma. ¡Oh! Ahora sé que la Vida de mi esposo y mi Vida son originalmente una sola e
inseparables. Yo soy parte de él y él es parte de mí, juntos formamos un todo”. Cuando
comprendió esto, una inexpresable alegría -profunda y sublime- que fluía como de una
fuente inagotable, invadió todo su ser.
Al día siguiente, su esposo un tanto perplejo expresó:
-Es extraño... Creo que el sabor de este cigarro cambió. No le estoy sintiendo el
mismo gusto...
Tal vez, alguien piense que es imposible que la transformación de la actitud mental
de la esposa influya tanto en el marido, al punto de que él sienta que el sabor del cigarro
cambió.
Pero eso puede suceder -como de hecho sucede- y es perfectamente explicable:
como todos saben, la mente humana es muy compleja. Además del “consciente”, que
es más o menos superficial, existe el “subconsciente”. Y en las camadas más profundas
de nuestro “subconsciente” se quedan escondidos los más variados y complicados
problemas emocionales. Estos se transmiten a las personas que amamos debido a la
estrecha relación entre su subconsciente y el nuestro. En el caso de Ayame, esa persona
querida era su esposo.
Durante la infancia y la adolescencia, doña Ayame presenció, repetidas veces, las
violentas discusiones entre su padre y su madre, y esto hizo que fijase fuertemente en
las camadas más profundas de su subconsciente, la idea de que “esposo y esposa -
hombre y mujer- son eternos enemigos y mantienen una lucha sin fin...”. Así, a pesar de
amar realmente a su esposo y de esforzarse sinceramente para proporcionarle la
máxima felicidad, ella no había logrado eliminar totalmente de su subconsciente la idea
de la “eterna lucha entre el hombre y la mujer”.
Sin embargo, al leer aquel trecho del libro La Verdad de la Vida, comprendió que
esposa y esposo, aunque estén manifestados en este mundo fenoménico como dos
personas distintas, originalmente es un solo ser. En otras palabras, son “el hombre
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eterno” y “la mujer eterna” que constituyen una sola persona. Cuando se concientizó de
esto, su subconsciente se “purificó” totalmente. Desapareció completamente la idea de
la “eterna enemistad entre el hombre y la mujer” que hasta entonces venía causando
conflicto entre su subconsciente y el de su esposo. Gracias a esta transformación
ocurrida en su mente, se estableció una total armonía entre ella y su esposo, y comenzó
a existir entre ellos una perfecta comprensión, incluso a nivel de las camadas más
profundas del subconsciente de ambos. Y al desaparecer totalmente aquella vaga sensa-
ción de ansiedad que existía en la mente del esposo, él dejó de sentir la necesidad de
engañarse a sí mismo, es decir, de intentar olvidar aquella inquietud íntima con la ayuda
de la “droga” llamada nicotina que estaba contenida en el humo. Fue por eso que el
gusto del cigarro le pareció que había cambiado -ya no le agradaba como antes. Pero
por hábito, continuó llevando un paquete de cigarros en el bolsillo y fumando la misma
cantidad. Así ocurrió durante aproximadamente una semana. Un día, tan pronto él llegó
a casa, dijo:
-¡Imagínate querida! Hoy perdí mi cajetilla de cigarros. Debe haberse caído en
algún lugar. Lo interesante es que hace ya algún tiempo no sentía el menor deseo de
fumar. Me parecía que los cigarros habían cambiado de sabor... Sólo seguí fumando por
fuerza del hábito. Creo que Dios resolvió esconder los cigarros, al ver que yo ya no los
necesito.
Si bien el esposo de doña Ayame manifestó esto en tono de broma, a partir de ese
día abandonó el vicio de fumar.
Como vemos, tanto la enfermedad como los vicios de un hombre pueden
desaparecer completamente cuando la mente de su esposa se transforma. Pero si esa
transformación es incompleta y no se extiende a las camadas del subconsciente, el
resultado no será notorio. Es esencial que se solucionen completamente los
complicados problemas emocionales reprimidos en las camadas más profundas del
subconsciente, los cuales en el psicoanálisis reciben el nombre de “complejos”. Estos
“complejos” desaparecen cuando la persona alcanza la comprensión de la Verdad. Sin
embargo, hay personas que no logran librarse de sus complejos, por más que lean los
libros que hablan de la Verdad. Generalmente, es porque todavía no llegó el momento
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CAPÍTULO 22
LA MENTE Y EL CUERPO
Cuando proferí una conferencia en Kobe, ciudad donde nací, estaba presente el
gobernador de la provincia, Sr. Shuzo Okada. Después de la conferencia, él me invitó a
cenar a un restaurante llamado Otowa. La geisha que nos sirvió se llamaba Satokoma.
Era una gei (arte) sha (ista) que además de ser eximia intérprete de Tokiwazu (3), sabía
muy bien conducir el ambiente en un nivel de “arte” y no dependía de sus atributos
físicos. Por eso, ella era frecuentemente llamada a las recepciones del gobernador.
Durante una de las cenas, la geisha Satokoma sorprendió al gobernador Okada,
pues adivinó su estado mental. Sucedió más o menos lo siguiente. El gobernador, que
era una persona de hábitos sobrios, no comía pescado en esas ocasiones. Tan sólo
tomaba un poco de saqué (4) y comía lentamente alguna verdura. Una vez Satokoma le
preguntó:
-¿A usted no le agrada el pescado?
No es así. Es que mi organismo no acepta el pescado. Es un alimento que me
provoca urticaria en la parte inferior de mi cuerpo y me causa una irritación insopor-
table. El médico afirmó que mi organismo no aceptaba pescado, pero que no había razón
para preocuparse porque nadie se muere por no comer pescado.
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
Es por eso que ni siquiera lo pruebo. Si como, por poco que sea, lo paso muy mal
debido a la picazón insoportable que siento desde la cintura hacia abajo.
-Sr. Gobernador, usted está equivocado. ¿Usted quiere saber la verdadera causa
de esa molestia? -le preguntó Satokoma.
-¿Cómo, la verdadera causa?
-Eso es porque usted no se lleva bien con sus subordinados y siempre está irritado
con ellos. ¿No es así?
Ella acertó totalmente.
-¿Cómo sabes eso?
-¿Cómo lo sé? Bueno... es que el secreto está en este libro.
Pronunciando estas palabras le ofreció al gobernador un volumen de La Verdad de
la Vida.
Este episodio fue publicado en el periódico Kobe Shimbun, cuyo reportero también
estaba presente en la cena, juntamente con el presidente de la cámara municipal, Sr.
Kunizo Kanamitsu.
En la recepción siguiente, el gobernador Okada estaba presente y, esta vez, comió
todo el pescado que deseó. Las urticarias no se manifestaron más después de aquel
episodio.
El hecho de que ella haya logrado “adivinar” lo que le sucedía sorprendió al
gobernador. Sin embargo, eso no es un misterio porque se explica a través del principio
básico: “el cuerpo carnal es sombra de la mente”. Si se observa la sombra
(consecuencia), se puede descubrir la mente (causa). Ante tal afirmación, alguien podrá
objetar: “¡¿Cómo?! Si el cuerpo fuese sombra, tendría que ser como una mancha oscura,
pero él se presenta con varios colores”. Sin embargo, la palabra “sombra” aquí está em-
pleada en el sentido de “símbolo”. Para representar una “forma” invisible utilizamos una
forma visible llamada símbolo. Por lo tanto, cuando decimos que “el cuerpo es la sombra
de la mente”, deseamos significar que “la forma invisible de la mente está representada
en forma visible en el cuerpo carnal”. Pero ¿la mente tiene forma? La mente es invisible
a los ojos carnales, pero esto no quiere decir que sea inexistente o desprovista de
formas. Posee formas invisibles a los ojos carnales. Por ejemplo, se dice que fulano tiene
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
un gran corazón, zutano tiene la mente estrecha, mengano tiene la mente cuadrada,
etc. Como vemos, existen mentes grandes, estrechas, cuadradas y de diversos formatos.
Estas formas mentales no son percibidas por los ojos carnales, pero se proyectan y se
manifiestan en el cuerpo y en las actitudes de las personas.
Puede ser que entre los oyentes haya alguien que sufra de tuberculosis. El estado
tuberculoso manifestado en el cuerpo de una persona también es el reflejo de su estado
mental; es un fenómeno donde está simbolizado o representado el estado mental. En
otras palabras, la “forma” mental se volvió una forma perceptible a los cinco sentidos.
De ninguna manera Seicho-No-Ie está contra la Medicina. Esta cuida de la parte
que ya está manifestada en el plano visible, es decir, de la consecuencia. La Medicina
tiene su utilidad y razón de ser. Pero la religión y la ciencia mental se ocupan de la causa,
es decir, del estado de la mente antes de que aparezca en el mundo de la forma material,
y orientan a las personas en el sentido de cambiar su actitud mental a fin de evitar que
aparezcan las consecuencias negativas. Ya que el estado mental es la causa del
surgimiento de las formas materiales es suficiente que corrijamos la mente para
transformar el mundo de las formas materiales. Esta es la función de la religión y de la
ciencia mental.
Cuando una persona está con la mente afligida, la aflicción aparece en su rostro.
Todos saben esto; si ella tuviera un pensamiento triste, su rostro se entristecerá. Si está
con miedo, empalidecerá. El estado mental se manifiesta en el mundo de las formas. Sin
embargo, si se le da alcohol a esa persona pálida, su rostro se enrojecerá. Fue la
Medicina que actuó. Pero pasado el efecto de la bebida, su faz volverá a su palidez inicial.
Sin embargo, al corregirse a nivel mental, es decir, si se le enseña que no hay nada que
temer, aquella persona estará bien sonrosada aun sin ingerir ni una sola gota de alcohol.
El rostro no es el único instrumento de expresión del hombre, también todas sus
células lo son. Es decir, todas las células se mueven de acuerdo con el cambio mental.
Por lo tanto, si cambia el estado mental, cambiará el estado o el aspecto corporal sin
usar remedios.
Entonces, ¿cuál es el estado mental de las personas tuberculosas? La mayoría de
los que sufren de este mal son personas muy buenas. Podemos decir que todas ellas son
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
personas de bien. Sin embargo, ese bien que ellas sujetan es un bien muy estrecho y no
aceptan otro bien que no sea lo que ellas consideran como tal. Además, en realidad, son
correctas, justas y puras; pero tienen “mente que rechaza” lo que consideran
“equivocado” y repelen todo aquello que no esté de acuerdo con su “estrecho concepto
de bien”. Es, por así decir, la enfermedad del "pecho estrecho”. Las personas de este
temperamento suelen tener la caja torácica estrecha de nacimiento. Nuestra alma no es
algo que se forma en el momento de la concepción o del parto. El alma de una persona
ya pasó por varias reencarnaciones, y cuando nace, las características de esta alma ya
está impresa en su constitución física. Por lo tanto, generalmente, el tipo de pecho
estrecho y delgado de nacimiento es la “sombra” de un estado mental que el alma vino
acumulando desde el pasado. Es muy importante que personas que tienen esta
constitución reflexionen bien sobre ellas mismas y traten de ser más tolerantes y
comprensivas. Es necesario que adquieran un espíritu magnánimo, capaz de perdonar y
aceptar cualquier equivocación y defecto. De esta manera, al desaparecer el “espíritu
de rechazo”, dejarán también de expeler secreciones y sangre.
En Estados Unidos hay un gran psicoanalista llamado Karl A. Menninger, doctor en
Medicina, que tiene una clínica de tratamiento psicosomático. En su libro titulado O
Homem Contra Si Mesmo, (El hombre contra sí mismo), que fue traducido por la Nipón
Kyobunsha (editora de Seicho-No-Ie), él cita el caso de un paciente que comenzaba a
escupir cuando se aproximaba una persona- que no le agradaba. No se trataba de
ninguna enfermedad física. ¿Ustedes también no dicen que se quedan con las ganas de
“escupir en la cara” cuando se encuentran con alguien que les disgusta? Este
sentimiento de rechazo y¡ repulsión escondido en el fondo de la mente es el que hace a
la persona expulsar la saliva.
El temperamento de las personas que sufren de tuberculosis se caracteriza, por lo
tanto, por las ganas de rechazar siempre a las personas y cosas que no son de su agrado.
El hecho de eliminar sangre también se debe al “espíritu que hiere al prójimo”. Ellas
tienen un agudo espíritu de crítica y son muy inteligentes. Por eso, critican y hieren no
sólo a sí mismas, sino también a los demás. Como consecuencia, según el principio de
que “la herida sangra”, ellas comienzan a expeler sangre. Si se quieren curar, deben
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
corregir tal tendencia. Es necesario que perdonen a todos. Es necesario que tengan
“pecho amplio”, es decir, un espíritu magnánimo que perdona a todas las personas.
También es importante pensar en la situación de los demás, en vez de pensar solamente
en la suya.
Todos son hijos de Dios. Todos son buenos. Seamos amables con el prójimo.
Enviemos pensamientos de bondad a todas las personas y agradezcamos a todas las
cosas diciendo: “gracias”. De esta manera, la enfermedad desaparecerá por sí misma.
Sobre por qué las enfermedades desaparecen, pretendo hablar en la próxima
oportunidad.
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
CAPÍTULO 23
Creo que hay muchas personas que tienen miedo a los microbios, creen que ellos
atacan, hieren y enferman al hombre. Sin embargo, los microbios no son tan peligrosos.
Todo ser vivo fue creado por un único Dios. A algunas personas quizás no les guste
la palabra “Dios”. Entonces, podemos decir “Gran Vida” o “Gran Fuerza de la Na-
turaleza”. Sea cual sea el nombre que Le damos, Él es una “Fuerza”. A partir de esta
“Única Vida” nacen todos los seres vivos; por lo tanto, todos los seres son hermanos
entre sí, no entran en conflicto, ni necesitan luchar para sobrevivir. Esta es la Imagen
Verdadera, es decir, el aspecto real de la naturaleza. De este modo, en el aspecto
verdadero no existe ningún conflicto entre los seres vivos. Pero en este mundo aparecen
aspectos imperfectos: los seres vivos luchan, se matan los unos a los otros, provocan
enfermedades, etc. ¿Cómo pueden suceder tales cosas? Esto tan sólo es un fenómeno,
es decir, la imagen manifestada como proyección de los pensamientos negativos del
hombre. La esencia del hombre es la “Vida de Dios” y todo cuanto se refiere al “mundo
de las formas” es “proyección de la mente”, este es nuestro concepto de la vida.
La UNESCO mantiene la misma concepción. Según tal organismo, las guerras
empiezan en la mente de las personas. Todas las cosas, inicialmente, son creadas en el
mundo de la mente y después aparecen en el mundo de las formas. Hay quien piense
que eso se refiere solamente al mundo de los hombres, pero también se aplica al mundo
de los microbios.
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
solamente con la leche materna. Sin embargo, comienzan a aparecer tan pronto como
el niño empieza a ingerir otros alimentos. Sucede así, porque el colibacilo es una
creación de Dios destinada a ejercer una función útil a los hombres y a los animales.
Expliquemos: el intestino grueso funciona como una especie de “tanque” donde se
retiene por algún tiempo el alimento que vino del intestino delgado. Dios colocó las
bacterias fermentativas llamadas colibacilos, que provocan la fermentación, para que se
complete la última etapa de la digestión. Al mismo tiempo que concluyen la digestión
no terminada en el estómago y en el intestino delgado, estas bacterias también trabajan
para producir vitamina B. Además las bacterias, como son seres vivos, son capaces de
emitir alguna “onda mental”. Sin embargo, sus vibraciones son tan insignificantes que
pueden ser fácilmente controladas por las fuertes ondas mentales del hombre. Los
colibacilos que Dios creó y alojó en el colon de los hombres y de los animales, son
inofensivos y necesarios para la digestión y fermentación de los alimentos. Sin embargo,
cuando el hombre comienza a pelear, odiar, guardar resentimientos contra el prójimo,
o cuando se siente fastidiado por algo; por ser fácilmente influenciabas por las ondas
mentales del hombre, estas bacterias también comienzan a emitir vibraciones hostiles.
Ellas, que hasta entonces eran inofensivas al organismo humano, empiezan a producir
una sustancia nociva y, finalmente, se transforman en agentes que causan disentería,
tifus o diarrea. Esta opinión la presenté en el libro Shin-yu e no Michi (Obra aún no
publicada ni en portugués ni en español; título provisorio: Camino para la Curación
Divina), como tesis mía. En aquella oportunidad, yo había colocado la salvedad: “según
mi punto de vista”, pero en enero del año de 1952, uno de los adeptos de Seicho-No-Ie
residente en Iwate me envió un recorte de periódico con la siguiente noticia: “El Dr.
Yoshio Shikinami, director del Hospital Morioka, después de realizar experiencias
clínicas, descubrió que el colibacilo, cuando sufre ciertas transformaciones, comienza a
producir una toxina idéntica a la producida por las bacterias de la disentería y del tifus.
Esta experiencia publicada en una revista médica de Japón, llegó al conocimiento del
Instituto Pasteur de Francia, el cual solicitó informaciones detalladas del asunto, pues
ellos también están efectuando experiencias idénticas. Para atender a este pedido, el
Dr. Shikinami prepara un informe”. De esta manera, aparecía la publicación en el
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
periódico el día 13 de enero de 1952, incluso con la foto del Dr. Shikinami.
Como se puede apreciar por este ejemplo, los médicos ya comenzaron a reconocer
como un hecho la transformación de los microbios inofensivos en microbios nocivos. El
referido artículo nada explica sobre cómo se produce esta transformación, pero el hecho
es que los médicos la reconocen. Nosotros de Seicho-No-Ie, basados en los estudios que
hicimos sobre este asunto, explicamos el porqué de esta alteración en la naturaleza de
la bacteria del siguiente modo: todo lo que presenta una determinada forma está sujeto
a alterarse de acuerdo con la mente. Así, si cada ser vivo tiene una determinada forma
es porque su mente hace que conserve tal apariencia. Si la mente lo abandona, él se
desintegra y deja de existir como un ser vivo con forma propia. Todo lo que tiene forma
puede conservarla gracias a su mente. Por lo tanto, los microbios pueden presentarse
ya sea en la forma de una bacteria trasmisora de un mal, ya sea en estado inofensivo, ya
sea en forma de bacteria útil al hombre -ayudando en la fermentación de vinos, vinagres,
etc.- dependiendo de la reacción de su mente ante nuestra actitud mental. Al com-
prenderlo de esta forma, es fácil entender que mediante la mente podemos alterar las
características de los microbios y hasta transformarlos en un bacilo que causa la tuber-
culosis. El BCG que es una vacuna contra la tuberculosis, como todos saben, también es
una bacteria viva: es una variedad atenuada del mismo bacilo de la tuberculosis,
desarrollada por cultivos sucesivos. Para obtener esta variedad “inofensiva” fue
necesario cultivar con gran cuidado 150 generaciones de bacilos de tuberculosis. Por así
decirlo, el hombre benefició a los bacilos ayudando a criar a sus descendientes.
El hecho es que gracias al cultivo repetido, estos bacilos se volvieron inofensivos
al hombre. El BCG actualmente utilizado es el resultado del cultivo sucesivo de más de
250 generaciones; por lo tanto, aun cuando se introduce en nuestro cuerpo no nos
puede ocasionar ningún daño. Al contrario, actúa como un guardián y nos protege.
Entonces, podemos comprender que es inútil temer a los microbios. El problema más
importante es “cómo influir en ellos a través de nuestra mente”. Si consideramos a los
microbios como nuestros enemigos y les tememos, de hecho, comenzarán a actuar
como enemigos, volviéndose realmente peligrosos. Pero si apartamos el miedo y
pensamos firmemente que “no existen microbios patogénicos que en esencia sean
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
malos, todos ellos son microorganismos benignos y tienen su utilidad”, con seguridad
no nos causarán daño y hasta pueden darnos un gran auxilio como en el caso del BCG y
otras vacunas.
Por lo expuesto, es evidente que el verdadero enemigo no es el microbio, sino el
“miedo” que le tenemos. Por ejemplo, vean como una persona tuberculosa puede
perder la capacidad de resistir a la enfermedad cuando es dominada por el miedo: “¡Ay
de mí! ¡Mis pulmones fueron atacados por los bacilos de tuberculosis! Estoy perdido...”
Si piensa de esta forma, el temor terminará por vencer su fuerza de voluntad que dice:
“Voy a restablecerme” y la persona no se curará. “Contraje la tuberculosis y no tengo
fuerza suficiente para combatirla”- si la persona desprecia de este modo su propia
capacidad no logrará manifestar los 75% de fuerza que está almacenada en su interior.
O mejor dicho, no podrá exteriorizar la fuerza infinita del “hombre hijo de Dios”.
Por consiguiente, cuando nos sentimos amenazados por alguna enfermedad
debemos mantener firme la convicción: “Los microbios no son tan temibles. Si parece
que ellos me quieren atacar, es porque yo creo esa situación con mi propia mente. Si
cambio mi actitud mental, ellos también cambiarán y no me perjudicarán”. Cuando
adquirimos esta convicción, se desarrollará más abundantemente la poderosa fuerza
vital en nuestro interior.
Existen varias “técnicas” para eliminar el miedo a la enfermedad y aumentar la
resistencia física; pero antes que nada, es necesario leer un libro que presente la teoría
de que los microbios no son tan temibles como parecen serlo.
Después de descubrir el bacilo que causa el cólera, El Dr. Robert Koch comenzó a
cultivarlos en un vaso para mostrarlos a sus colegas. Cierto día, apareció un amigo suyo,
el Dr. Pettenkofer, que dijo: “No creo que este sea el único factor que causa el cólera.
¡Voy a tomarlo para que veas que no me sucede nada!”. Expresándose de este modo, él
bebió todo el contenido del vaso. Y por más increíble que parezca, no contrajo la
enfermedad. Tan sólo tuvo una diarrea pasajera porque ingirió algo que su organismo
no necesitaba. Dicen que el bacilo del cólera es terrible, y aun ingiriendo por
equivocación una cantidad mínima de esta bacteria que por casualidad haya contami-
nado el alimento, inevitablemente el hombre contraerá el cólera. Sin embargo, aquel
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
colega del Dr. Koch tomó un vaso lleno de un cultivo puro de esta bacteria y no se en-
fermó. ¿Por qué? En primer lugar, porque no tuvo miedo. Pero también hubo otro
factor: eran bacterias cultivadas. Las bacterias cuando son cultivadas se van haciendo
menos nocivas, como ya expliqué anteriormente, al citar como ejemplo el BCG. Vimos
que, después de ser cultivado durante más de 150 generaciones, el temible bacilo de la
tuberculosis, gradualmente va perdiendo su virulencia y resulta en el BCG, muy útil al
hombre.
Hace mucho tiempo fue publicado en el diario Osaka un hecho bastante singular
que también cité en una de las páginas de La Verdad de la Vida. Me refiero al caso de
un funcionario del Instituto de Microbiología de Kyoto que intentó suicidarse tomando
un cultivo de bacilos de fiebre tifoidea, pero no contrajo el mal ni tampoco murió. Esto
demuestra que las bacterias no siempre producen el mismo efecto en los organismos.
El efecto varía mucho, conforme el estado mental del hombre.
Hace algunos años hubo una polémica entre la Facultad de Medicina de Chiba y la
de Keio, de la cual tomé conocimiento a través de la prensa. Se trataba de lo siguiente:
El bacilo del tifus ingerido por una rata, ¿es digerido por el organismo de este animal o
es expelido sin sufrir alteraciones? Este era el interrogante. Ambas facultades
experimentaron innumerables veces, pero nunca llegaban a un acuerdo porque en todas
las pruebas realizadas por una de las facultades, los bacilos eran expelidos vivos y sin
ningún tipo de alteración, mientras que en las de la otra facultad, los bacilos eran
siempre totalmente digeridos. Este hecho, sin embargo, sirvió para demostrar que, no
obstante, se realicen experiencias iguales, los resultados pueden diferir, en función de
las “ondas mentales” de quien las realiza. La citada discusión entre las dos facultades
terminó sin llegar a ninguna conclusión. A pesar de que ambas realizaron la misma
prueba incontables veces, no lograron obtener el mismo resultado. Por lo que acabamos
de ver, podemos comprender que las bacterias reciben la influencia de la mente del
hombre. De esta manera, aunque los bacilos de la tuberculosis estén presentes en
nuestros pulmones, no será difícil transformarlos a través del cambio de nuestra actitud
mental.
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CAPÍTULO 24
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
espeso. -¿Está viendo? El hueso ya está comprometido. Si se deja así su vida corre
peligro. ¡Es necesario operar inmediatamente!.
De esta forma habló el médico, con expresión preocupada. Y, enseguida, añadió
en tono enérgico:
-Si usted es la madre de este niño, le aconsejo que autorice una operación urgente.
Hoy no va a ser posible intervenirlo porque necesitamos hacer los preparativos
necesarios; pero para mañana todo estará listo para la cirugía. Por eso, tan pronto como
llegue a su casa prepare al niño y mañana tráigalo aquí para la operación.
La Sra. Ueno y su hijo salieron del hospital y tomaron un tranvía para regresar a su
casa. En una de las estaciones subió una persona que la Sra. Ueno conocía: era el Sr.
Kamata, un profesor de Seicho-No-Ie que en diferentes oportunidades ya le había
hablado de las enseñanzas (actualmente ese señor vive en Osaka).
Al ver a la Sra. Ueno, el Prof. Kamata se le acercó:
-¿Cómo está Sra. Ueno? ¿De regreso a casa después de las compras?
-¡Oh, profesor! Yo estoy bien, gracias. Pero aquí, mi hijo no está nada bien. Está
con otitis y acabo de llevarlo al Hospital de la Cruz Roja. El médico examinó sus oídos y
dijo que su estado es muy grave; que hasta los huesos están afectados y ¡qué necesita
ser operado mañana mismo!
-Cuando la Sra. Ueno terminó de hablar, el profesor habló en tono tranquilo, pero
firme:
-Sra. Ueno, la enfermedad “no existe”.
-¡¿Cómo no?! -replicó. -Es evidente que existe, y ¡El mal de mi hijo es grave!. Usted
no sabe, pero ¡todas las mañanas la almohada de su cama aparece manchada de pus
que el oído elimina durante la noche!. El médico dijo que la enfermedad ya comenzó a
afectar hasta los huesos del oído.
-El hombre es hijo de Dios, y por eso, en realidad, él es saludable. La enfermedad
no existe realmente, reafirmó categóricamente el Prof. Kamata, como si quisiera animar
a la Sra. Ueno.
-Sí, existe -dijo ella tercamente.
-Parece que existe, pero realmente no existe -dijo el Prof. Kamata. -La enfermedad
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
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a perdonar a mi esposo por más graves que sean sus errores...” -esta fue la disposición
mental que comenzó a surgir en ella.
Entonces, empezó a recordar las enseñanzas de Seicho-No-Ie que había escuchado
en diferentes ocasiones:
-Si el hombre tiene aventuras extraconyugales es porque su esposa no le da la
suficiente atención -así le había explicado el Prof. Kamata. -El hombre ama a su esposa
y quiere que ella también lo ame. Desea escuchar de ella palabras cariñosas, llenas de
calor y comprensión. Es evidente que no quiere verla renegando ni enojada. Pero si la
esposa casi nunca lo trata de manera afectuosa, expresándole palabras comprensivas,
ni demuestra alegría; y por el contrario, casi siempre está irritada, con la “cara
disgustada” y contrariada, entonces el esposo siente la falta de amor en su hogar y esta
frustración lo llevará a buscar a alguna “vendedora de amores clandestinos”. Cuando la
encuentra, se deja envolver por ella y termina por mantener una relación amorosa.
El recuerdo de estas palabras despertó en la Sra. Ueno la docilidad espiritual que
estaba dormida desde hacía mucho tiempo.
-Pensándolo bien, quien se equivocó fui yo y no mi esposo, reflexionó. Hasta ahora
yo vivía resentida con él, le atribuía la culpa de todo mi sufrimiento, pero ahora me doy
cuenta que soy yo la que me comporto de manera equivocada. ¡Oh! ¡Cuánto daño he
causado! ¡Tan pronto como él llegue, voy a pedirle perdón desde el fondo de mi corazón!
Y así, cuando su esposo regresó del trabajo, ella lo abrazó y entre lágrimas le pidió
perdón por no ser comprensiva con él.
A la mañana siguiente, se produjo algo sorprendente: la almohada del niño no
tenía ninguna mancha, lo que significaba que la supuración había cesado.
-¡Mira querido! ¡Creo que sus oídos ya sanaron!,- dijo la Sra. Ueno a su esposo. Y
enrollando un algodón en la punta de un palito, lo colocó con cuidado en uno de los
oídos de su hijo, lo hizo girar lentamente durante un instante y lo retiró enseguida. El
algodón estaba seco y limpio.
-¡Querido, creo que él está curado!.
-Sí, parece que ya está mucho mejor. Pero ¿El médico no había dicho que su
enfermedad ya había afectado hasta la parte ósea del oído?. Es mejor pedirle al doctor
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
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relaciones con otras mujeres”. Pensando de esta forma, ella debe arrepentirse
sinceramente y esforzarse en reverenciar el “aspecto real”, el “verdadero ser” de su
esposo que es la propia Vida de Dios. Si procede así, la Imagen Verdadera de su cónyuge,
su perfección, original se manifestará; y al mismo tiempo, los hijos serán saludables. Es
lo que sucedió con la familia Ueno. Sería innecesario añadir que a partir de este hecho,
el esposo de la Sra. Ueno cambió totalmente y comenzó a manifestar su “aspecto
verdadero” de hombre bueno, cariñoso y muy dedicado a su hogar.
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CAPÍTULO 25
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
día peor, ¡ya casi va a morir! Aunque usted diga que no me preocupe, ¿cómo puede una
madre dejar de preocuparse, si ve con sus propios ojos que su hija se debilita poco a
poco, empeora cada vez más y se dirige hacia la muerte? Si no debo preocuparme
enséñeme la manera para poder dejar de sentirme así.
-Está bien, entonces yo le enseñaré. Considere a su hija muerta a partir de este
momento.
La Sra. Okada empalideció, pero yo proseguí con firmeza:
-Si la considera muerta, no tendrá que preocuparse más de que ella pueda
empeorar.
Esta actitud puede parecer indiferencia, pero se trata del “desprendimiento que
es el resultado de un gran amor”.
Con los ojos cerrados, haciendo un gran esfuerzo, la Sra. Okada meneó la cabeza
afirmativamente unas tres veces como si intentase convencerse a sí misma. Lágrimas
brotaron de sus ojos y corrieron por su faz. Entonces, ella abrió los ojos y mirándome
entre lágrimas manifestó:
-Creo que entendí, profesor. Muchas gracias.
Y serenamente, se despidió. La seguí con la mirada, e imaginando el sufrimiento
de su corazón de madre, oré conmovido. Aproximadamente una semana después, la
Sra. Okada volvió a buscarme.
-Profesor, gracias a usted mi hija se salvó.
-¿Para qué lado ella se salvó? -le pregunté. -¿Para la vida o para la muerte?
-Se salvó para el lado de la vida, -respondió, lo que me hizo sentir aliviado.
-¿Qué hizo usted después, aquel día?
-Sabe profesor, después de escuchar sus palabras decidí liberar a mi hija, y la liberé
de mi mente. En el camino de regreso compré una cantidad enorme de los dulces que a
ella le gustan y también muchas frutas. Me dije a mí misma, que ya que debía considerar
a mi hija como muerta, que esos dulces y frutas serían como una ofrenda a su alma.
Hasta aquel día, yo tomaba la máxima precaución en cuanto a su alimentación; tenía
una lista de cosas que le prohibía comer, pues prácticamente todo cuanto ella ingería le
provocaba diarrea. Pero después de escuchar sus palabras, profesor, consideré a mi hija
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
como muerta, la liberé, decidí dejarla comer todo lo que ella quisiese. Naturalmente, a
ella no le dije que “yo ya la consideraba como muerta” porque le causaría una fuerte
impresión. Simplemente, coloqué los dulces y las frutas ante ella, diciéndole: “Hija mía,
ya puedes comer cualquier cosa. Mira, te traje todos los dulces y frutas que a ti más te
agradan. Come los que desees”. Sin embargo, en aquel momento estaba inapetente y
no comió nada. Pero súbitamente, a partir del día siguiente, recobró el apetito y ahora
está comiendo igual a un adulto normal. Todavía no ha transcurrido una semana desde
aquel día, pero dejó la cama y ya camina animadamente dentro de casa. Creo que si
continúa así, podrá volver a la escuela más o menos dentro de un mes. Muchas gracias,
profesor.
Esto fue lo que de hecho sucedió. Desde entonces, esta jovencita se volvió fuerte
y se desarrolló extraordinariamente. Tuve la oportunidad de verla durante una
conferencia de Seicho-No-Ie realizada en el Salón Kyoritsu que desbordó de público y
casi 500 personas tuvieron que marcharse sin poder asistir. Ese día, ella relató su
experiencia antes de mi conferencia. Era robusta, tal vez, hasta demasiado para una
jovencita de aquella edad, tenía los músculos de los hombros bastante desarrollados.
Actualmente, ella es la madre de 3 hijos, vive en un lugar llamado Matsunaga cerca de
la ciudad de Onomichi y tiene un hogar feliz y saludable.
Como acabamos de ver, una hija enferma y desengañada por los médicos se curó
simplemente cuando la madre desató la “cuerda mental de la preocupación’. Esta es la
Ley de la Mente. Cuando se teme, sucede lo temido; y cuando la mente se tranquiliza,
se manifiesta el aspecto verdadero y perfecto de la Vida del hombre.
Muchas veces, las enfermedades de los niños son provocadas por la mente
preocupada de la madre que los amarra y piensa: “¿No se enfermará? o ¿No
empeorará?”. Por eso, cuando un niño se enferma, la madre debe reflexionar bien y
apartar las inquietudes de su mente. Un caso idéntico está citado en el libro del Prof.
Glen Clark. Él fue profesor de literatura en la Universidad de Illinois,
Estados Unidos, durante 30 años. Más tarde, inició un movimiento de iluminación
de la humanidad semejante al de Seicho-No-Ie, conocido como “Movimiento de los
adeptos del New Thought”. Actualmente, se dedica a la salvación de la humanidad y
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LECCIONES PARA EL COTIDIANO DR. MASAHARU TANIGUCHI
edita una revista titulada Clear horizon parecida a la de Seicho-No-Ie. Además, realiza
oraciones para curar las enfermedades o eliminar las infelicidades de las personas que
recurren a él, que lo han hecho famoso por su eficacia.
El caso citado en el libro del Prof. Clark, al cual nos referimos anteriormente es el
siguiente:
Cierto día, él recibió una llamada telefónica y oyó la voz afligida de una joven
señora.
-Profesor... -decía ella, llorosa -mi hijito está enfermo y ahora está con una fiebre
de ciento y tantos grados.
Naturalmente, estaba hablando en términos de grados Fahrenheit, que son los
que se usan en Estados Unidos. En grados Celcius, la fiebre del niño correspondería a 41
ó 42 grados.
La joven prosiguió:
-El niño es asistido por cinco médicos, pero todos ellos ya lo desahuciaron. Él tiene
muchas convulsiones, seis en un minuto. Ahora está en estado de coma y da la impresión
de que está muerto. Los médicos dicen que va a morir en cuestión de horas. Profesor,
como oí decir que usted cura a través de la oración, ¡Por favor, rece por mi hijo!
¿Ustedes creen que el Prof. Clark, al escuchar esto, respondió así: “Está bien, haré
la oración”? No, la respuesta fue diferente. Él dijo:
-Mire, voy a hacer la oración, pero usted también necesita orar.
-¿Cómo debo rezar, profesor?
-Debe hacerlo así: “Señor Dios, si es Tu Voluntad recibe a este niño en Tu Reino
Celestial”.
Mal terminó de hablar el Prof. Clark, cuando se escuchó la voz nerviosa de la joven
señora:
-¡No, profesor, eso es imposible!, ¡Por favor, no diga ese absurdo!. Si es para
mandar a mi hijo al Cielo, no le pido que haga la oración. Incluso, sin esa oración él está
casi a ir para allá. Pero yo no quiero que él se vaya, ¡Pues lo amo!, ¡Profesor, ore para
que él se cure!
-Usted dice que ama a su hijo. Pero por lo que veo, no lo ama de verdad. Lo que
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espiritual del cual usted me habló. Entonces, recé. Recé así: -“Señor, si esta es Tu
Voluntad, recibe a mi hijo en Tu Reino Celestial”. A partir de aquel momento el pulso de
mi hijo se normalizó. Los médicos se sorprendieron y dijeron: “Este niño ya superó la
crisis; ahora sólo puede mejorar”. Ellos ya tienen la seguridad de que mi hijo recuperó
la salud. Muchas gracias, profesor. Todo se lo debo a su orientación.
Este caso es realmente idéntico al de la Sra. Takeko Okada que yo orienté. Creo
que quedó bien claro que, para mantener la salud de los niños es importante que los
padres los amen, sin amarrarlos mentalmente, sin apegarse a ellos, pues Amor no es
sinónimo de apego.
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CAPÍTULO 26
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ellas no están juntas. Al contrario, están separadas entre sí por una distancia equivalente
a 1.500 (un mil quinientas) veces su tamaño. Lógicamente, este número es una media,
sin embargo, el hecho es que ellas están bastante distantes entre sí. ¡Las moléculas tan
minúsculas, invisibles hasta con un microscopio, se encuentran separadas entre sí por
una distancia equivalente a 1.500 (un mil quinientas) veces su tamaño!. Para formarnos
una idea, supongamos que aquí exista un salón con capacidad para 1.000 (un mil)
personas y en medio de él haya una pelota de 10 cm de diámetro. Supongamos que esa
pelota sea una molécula y que la otra molécula esté a una distancia 1.500 (un mil
quinientas) veces mayor que su tamaño, esta segunda ya estaría fuera del salón, es
decir, a 150m de la primera. Por lo tanto, para tener la idea de cómo las moléculas están
distantes unas de las otras, podemos imaginar un salón cuya capacidad es de 1.000 (un
mil) personas, con una sola pelota de 10cm en el centro. La materia es así, vacía, con
moléculas tan distantes unas de las otras.
La molécula está formada de átomos, y estos a su vez, están constituidos de protón
y electrones. La distancia entre el protón y los electrones es de 10.000 (diez mil) veces
el tamaño del electrón. Entonces, podemos ver que ellos están mucho más distantes
uno del otro que las moléculas entre sí. Por lo tanto, podríamos afirmar que la materia
es casi inexistente, casi vacía. No digo vacía, porque si comprimimos todas las moléculas
y átomos del cuerpo humano sin dejar ningún espacio vacío entre ellos, una persona con
peso normal de, digamos; unos 60 Kg. podrá transformarse en un corpúsculo
equivalente a un polvo de tiza. Eso es el contenido neto de su cuerpo. Estas moléculas
están colocadas de modo que se presentan como un cuerpo humano. Por lo tanto, en
realidad, este cuerpo es más o menos un vacío. Según los libros de Física, el sustrato de
un cuerpo material es igual a la octava trillonésima-ava parte de su volumen visto por
los ojos humanos. Las moléculas y los átomos de la materia están así de separados.
No sería ningún misterio que miremos estos corpúsculos, invisibles hasta con un
microscopio, si ellos estuviesen agrupados formando un cuerpo compacto y mayor; pero
la verdad es que todos ellos están dispersos, unos muy distantes de los otros. De esta
forma, debería ser imposible mirar esta materia a simple vista. Sin embargo, nosotros
decimos que miramos las “cosas” con nuestros ojos. ¿Cómo se explica esto? Nosotros
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miramos cosas invisibles y esparcidas con nuestros ojos carnales, y decimos que
miramos formas, pero en realidad, es nuestra mente que ve la forma atribuida por la
mente y no la forma material en sí. “Ríos, montañas, hierbas, árboles, tierra, todo es la
manifestación de Buda” -así dijo Sakyamuni cuando despertó espiritualmente.
Despertar espiritualmente significa reconocer que todo aquello que parece ser materia,
en realidad, es la manifestación de la propia Vida y Sabiduría de Dios o de Buda y no la
“materia” en sí. Todos los elementos de la naturaleza son la manifestación de la
sabiduría omnipresente de Dios que llena el Universo. Las formas imaginadas en la
Mente de Dios se proyectan como montes, ríos, hierbas, árboles o tierra. Y esa misma
Vida de Dios, que hizo que se manifestaran, se aloja también dentro de cada uno de
nosotros. Por eso, nosotros podemos mediante la Mente Divina que está en nuestro
interior ver las imágenes (de montes, ríos, hierbas, árboles...) que Ella misma formó en
su Mente con Su sabiduría. Si la mente y la materia fuesen de naturalezas diferentes, la
primera no podría reconocer a la segunda.
Si la mente y la materia fuesen completamente diferentes, sus vibraciones serían
de categorías distintas y sería imposible que la mente reconociera o sintiera la materia.
Pero ellas no son cosas totalmente diferentes, porque aquello que parece ser materia,
en realidad, no es materia y sí la forma manifestada por la mente. Por lo tanto, es
perfectamente natural que la mente sintonice con la materia, pueda sentirla y
reconocerla.
Por lo expuesto anteriormente, podemos comprender que todas las
enfermedades que aparecen en nuestro cuerpo, así como cualquier alteración en las
condiciones físicas de nuestros hijos son la manifestación de nuestra actitud mental.
Denominamos “Mundo de la Imagen Verdadera” al mundo constituido por la luz
de la Sabiduría de Dios que llena el Universo. Este es el mundo de la existencia real, es
decir, el Mundo Original que surgió de la Mente de Dios Eterno, es decir, el Mundo
constituido por la idea “presente y eterna” de Dios. El “presente eterno” o el "eterno
ahora” trasciende el tiempo y está presente en el "ahora” de cualquier instante; por lo
tanto, el Mundo Original, que está constituido de Idea “presente y eterna” de Dios, es
el mundo que existe desde el principio, es el mundo de la Realidad. Nosotros como hijos
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resplandece con la divina luz desde el principio. Usted puede hacer esta mentalización
a cualquier hora y en cualquier lugar. Lo importante es que usted se concentre,
imagínese totalmente lleno de la Vida de Dios y brillando gloriosamente y grabe en el
subconsciente su aspecto físico totalmente saludable... De este modo, usted recuperará
realmente la salud, según la ley que dice: “Todo lo que se mentaliza, se manifiesta en el
mundo de las formas”.
Esto es una especie de Meditación Shinsokán y cualquier persona puede
practicarlo independientemente de la religión a la que pertenece, pues Seicho-No-Ie no
es una enseñanza limitada que se reduce a una secta o a un grupo. De esta manera, si
usted es cristiano dirá: “La Vida de Dios fluye hacia mi interior y brilla
resplandecientemente”; si es budista dirá: “La Vida de Buda fluye en mí...” Ya los
sintoístas dirán: “La Vida de la diosa Amateratsu fluye hacia mí...”, y así según
corresponda. Los nombres con que designamos al Ser Supremo pueden variar, pero lo
importante es que la mentalización sea hecha de esta manera: “Yo no soy existencia
material, soy existencia espiritual. El espíritu es inmune a los microbios y virus; por lo
tanto, es imposible que yo enferme”.
La curación de las enfermedades por medio de la Meditación Shinsokán se basa
en el uso de dos tipos de instrumentos: “palabras de afirmación” y “palabras de
negación". Las palabras de afirmación, son como estas: “Yo soy la Vida de Dios”, “Yo soy
hijo de Buda”, “La Vida de Dios fluye hacia mi interior, se vuelve una con mi vida y brilla
resplandecientemente”. En suma, son palabras que afirman que el hombre es una
existencia espiritual. “Palabras de negación” son aquellas que mentalizadas
enérgicamente, impiden que el mal aparezca (o borran los males manifestados), tales
como: “Es imposible que yo enferme”, “Ningún microbio me podrá atacar”, “Ninguna
infelicidad me podrá alcanzar”, etc. Para que sea más determinante la “negación” de la
enfermedad o de la infelicidad ya manifestada es necesario mentalizar: “Yo soy
existencia espiritual y estoy protegido por Dios. Por lo tanto, este aspecto de ‘persona
enferma’ que manifiesto, no es mi aspecto verdadero, tan sólo es una ‘ilusión’ o falso
aspecto. Y como no es realidad y sí una ‘ilusión, este aspecto inevitablemente
desaparecerá. Ya está desapareciendo...”
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CAPÍTULO 27
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“piensa que debe torturar su cuerpo para dominarlo. Y tal pensamiento comienza a
manifestarse en la vida real en la forma de fracaso en los proyectos, infelicidades,
enfermedades, accidentes, etc.
En cierta ocasión, yo afirmé que las enfermedades y las infelicidades son
productos de nuestro deseo de auto- castigo por los pecados cometidos, lo que es una
verdad. También es verdad que las enfermedades y las infelicidades son medios que el
“espíritu en conflicto con el cuerpo” usa para torturar y dominar al cuerpo. En último
análisis, todo hombre tiene, en lo más recóndito de su subconsciente, el secreto deseo
de volverse completamente libre, subyugando y anulando al cuerpo carnal incómodo,
hecho de materia. De esta manera, mientras albergue en su mente la idea de que “el ser
humano es simple materia”, el hombre no podrá huir de la inclinación -o tendencia- de
enfermar, de sufrir, de ser infeliz...
De ahí, la trascendental importancia que asume el interrogante: “¿El hombre es
un ser espiritual, o no pasa de materia, de un simple cuerpo carnal?” Después que
comencé a realizar las conferencias radiales, abordé este tema. Recuerdo bien que fue
en el 7mo. Programa -lanzado al aire el día 11 de octubre de 1953. En aquel día, hablé
de la “Fuente de la Vida” y expliqué “De dónde nace el hombre”. Pues bien, más tarde
me informaron de una persona que se recuperó de una enfermedad al escuchar mi
conferencia radial. Quien me contó el caso fue el Sr. Tokichi Kikuchi que participó en un
seminario realizado en nuestra Sede Central en el mes de enero de 1954.
Pero antes de contarles este caso de curación, me gustaría hablar un poco del
mismo Sr. Kikuchi. Antes de conocer Seicho-No-Ie, él era militante del Partido Comunista
Japonés y actuaba como presidente del “Comité de Huelgas de un gran sindicato laboral
en la provincia de Hokkaido. Es y siempre fue una persona muy seria, realmente
interesada en el destino de la humanidad. Sinceramente creía que para salvarla era
necesario cambiar el régimen (o sistema de gobierno), porque sólo así, sería posible
distribuir equitativamente los bienes materiales entre los hombres y todos serían felices
sin excepción. Estaba convencido de que “la felicidad del hombre era proporcional a la
cantidad de sus bienes”, pues como todo comunista era materialista, y creía que en este
mundo lo más importante es la materia. Sinceramente imaginaba que para mejorar el
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mundo (que él creía hecho de materia) y que toda la humanidad fuese feliz era
fundamental cambiar el aspecto material, es decir, destruir el sistema vigente y
sustituirlo por otro que proporcionase la distribución equitativa de los bienes materiales
a todos los hombres. Por lo tanto, el propósito del Sr. Kikuchi al dedicarse a las
actividades partidarias era honesto. Pero, cuando conoció la filosofía de Seicho-No-Ie
comprendió que este mundo, en realidad, no era tan sólo un aglomerado de cosas
materiales; y que todas las cosas en él existentes, a pesar de que parecen “materiales”,
en realidad, son proyecciones de los pensamientos del hombre, es decir, la manifes-
tación de su “aspecto mental”. Finalmente, comprendió que a pesar de que se mudara
el aspecto material (las formas de gobierno), la humanidad no encontraría la verdadera
salvación mientras no despertase espiritualmente. A partir de ese momento, él se
transformó completamente y comenzó a divulgar las enseñanzas de Seicho-No-Ie en la
calidad de profesor.
Hace poco, él brindó una conferencia en la ciudad de Takino-Ue, provincia de
Hokkaido. Al terminarla, bajó del estrado y se dirigió a la sala de descanso. Entonces,
alguien se le acercó y lo saludó:
-¡Hola, Kikuchi!
-¡Shimoyama! ¡Hace cuánto tiempo! -dijo el Sr. Kikuchi, al reconocer a un viejo
amigo de la época en que ambos militaban en el Partido Comunista en Hokkaido.
-Supe, por casualidad, que darías hoy una conferencia y añoré los viejos tiempos.
Entonces, decidí asistir para saludarte. Tenía curiosidad en saber sobre qué disertarías.
¿Sabes algo? Tu conferencia fue muy parecida con la que un cierto Taniguchi profirió
días atrás, si no me equivoco, el día 11 de octubre en un programa llamado “La Fuente
de la Esperanza”.
-Claro que sí, pues ahora participo en un movimiento llamado Seicho-No-Ie que lo
inició y lo conduce justamente el Prof. Masaharu Taniguchi.
-Pero ¿por qué decidiste entrar en ese movimiento ?
-Yo te explico, respondió el Sr. Kikuchi. Ven conmigo, vamos a conversar un poco
mientras tomamos té.
Así, los dos entraron en un salón de té y allí él le informó al Sr. Shimoyama de las
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profundamente. A cierta altura, él dijo: “Todos los hombres son hijos de Dios y
cualquiera que sea su aspecto aparente, en realidad, son perfectos”. Cuando mi esposa
escuchó esto, comenzó a llorar diciendo: “¡Yo estoy equivocada! Yo vivo intentando
corregirlo, con la idea fija de que él es malcriado, rebelde... Justamente por eso, él no
mejora. ¡Ahora he comprendido que, en realidad, él es perfecto, pues es hijo de Dios!
¡La imperfección no existe! ¡Entonces, no existen ni niños imperfectos, ni malcriados!”
Al escuchar a mi esposa, yo también me conmoví. Como sabes, aquí en Hokkaido no es
posible escuchar nítidamente las trasmisiones de Tokio. Hay interferencias, y muchas
veces sucede que súbitamente aumenta o disminuye el volumen de la voz del locutor.
Repentinamente, en aquel momento el volumen disminuyó. Por eso, yo estiré
inmediatamente el brazo derecho y giré el botón para aumentar el sonido. En ese
momento, mi esposa exclamó: “¡Moviste tu mano derecha!”. Ella ya no lloraba y
observaba mi mano con una expresión de asombro. Yo también estaba sorprendido.
Estaba sufriendo de un fuerte reumatismo y desde hacía casi tres meses no lograba
mover la mano derecha. Siempre que intentaba moverla sentía dolores terribles. Puedes
imaginar cómo quedé cuando me di cuenta de que estaba girando con la mano derecha
el botón de control de volumen sin sentir ninguna dificultad ni dolor... Para terminar su
relato, el Sr. Shimoyama agregó: -pero en aquella ocasión, a pesar de que me impresioné
con la repentina curación, no reflexioné seriamente sobre el hecho. Hasta pensé que se
tratase de una casualidad. Pero ahora que escuché tus explicaciones de la Verdad
predicada por Seicho-No-Ie comprendí por qué sucedió aquella curación repentina.
Cuando el Prof. Taniguchi dijo: “El hombre no es materia, no es cuerpo carnal sujeto a
pecados ni enfermedades. Cualesquiera que sean los aspectos aparentes, en verdad
todas las personas son perfectas, porque son hijas de Dios”, yo y mi esposa quedamos
profundamente conmovidos, y creo que en aquel momento sucedió una gran
transformación en nuestras mentes. Como resultado, se manifestó en mí la perfección
original de “hijo de Dios” y ocurrió la milagrosa recuperación...
Esto fue lo que el Sr. Shimoyama me contó. Su caso es un ejemplo que corrobora
la afirmación hecha en el prefacio del volumen 1 del libro La Verdad de la Vida: “Cuando
concientizamos que la Vida es la propia perfección y armonía, esa concientización se
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CAPÍTULO 28
LA MEDICINA Y LA RELIGIÓN
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incontables hechos, y los explicamos: “Al tener como causa tales y tales
transformaciones mentales, como consecuencia natural sucede esto o aquello”. Por este
motivo, a esta enseñanza también la denominamos “ciencia mental”.
Bien, voy a relatarles aquel caso de curación de reumatismo de un oyente de
Brasil. Tengo aquí la carta que él mismo me escribió. En el dorso del sobre está escrito:
Remitente - Minoru Hayashi, Vila Matilde - Sao Paulo - Brasil.
Un trecho de esta misiva dice así:
“Al enterarme de que las grabaciones de sus conferencias enviadas acá, a través
de los Sres. Yoshitaro Miyamoto y Shiro Endo, serían trasmitidas los domingos por una
emisora de esta ciudad, sentí un sincero deseo de escucharlas. Pero, yo no tenía radio
ni tampoco estaba en condiciones de adquirir una. Oré para que me fuese posible
obtener uno de esos aparatos. Entonces, el hermano mayor de un joven que trabajaba
en mi casa se ofreció para armarme una radio y me dijo que lo podría pagar en pequeñas
cuotas. Muy contento la encomendé inmediatamente. De esta manera, pude comenzar
a escuchar sus conferencias radiales a partir de la tercera trasmisión.
“Estoy inmensamente grato a usted, pues ya en el primer día que escuché su
programa, recibí una gracia.
Voy a narrarle como sucedió: En aquella época, no hacía mucho tiempo que yo
había comenzado a trabajar como tintorero, después de haber dejado la agricultura a la
cual me dediqué durante muchos años. Como todavía no estaba acostumbrado a mi
nueva ocupación, me demoraba mucho al planchar la ropa. Por eso, tenía que trabajar
desde las 4 horas de la madrugada hasta las 11 horas de la noche y sólo por una hora
interrumpía mi labor para alimentarme. Después de algún tiempo comencé a sentir un
fuerte dolor en el hueso del talón izquierdo. Cuando pasaba el peso de un pie al otro o
cuando me levantaba de la silla después del almuerzo, el dolor era tan intenso que
necesitaba apoyarme en alguna cosa. ¿Qué actitud mental equivocada me ocasiona este
mal?”, me preguntaba sin lograr encontrar una respuesta. Así, transcurrieron cerca de
dos semanas. Entonces, tuve la felicidad de escuchar por primera vez su conferencia
radial. Cuando terminó, fui al baño y al regresar a la sala, súbitamente me di cuenta de
que estaba caminando normalmente, sin cojear. Sorprendido, probé pisar firme con el
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pie izquierdo varias veces y no sentí ningún dolor. Presioné el talón izquierdo con la
mano y tampoco sentí malestar. Hasta pocas horas antes, una simple presión en la
planta izquierda me hacía encogerla de dolor. Entonces, percibí que la repentina
curación fue posible gracias al hecho de haberme sintonizado con su amor a la
humanidad. Narré el hecho a mi familia y todos juntos ante su fotografía le agradecimos
con profunda emoción. Como notamos que en aquella conferencia usted no dijo nada
respecto a las causas de los dolores en los pies, creo que mi planta izquierda se sanó
gracias a su gran amor y noble deseo de salvar a la humanidad. Sus ondas espirituales,
profesor, penetraron en mí cuando yo estaba con el corazón repleto de gratitud por la
felicidad de poder escuchar su voz. Como usted sabe, no es la primera vez que recibo
gracias a través de sus palabras. Conforme le relaté en la carta anterior, también me
curé de una hemorroides que padecía por más de 20 años, cuando leí por la tercera vez,
el libro de su autoría La Verdad de la Vida, que un conocido mío tuvo la amabilidad de
prestarme. Ahora, vivo feliz y tranquilo con el corazón lleno de gratitud...”
El Sr. Minoru Hayashi es un asiduo lector de la revista Seicho-No-Ie desde los
primeros tiempos de su difusión.
Mientras mantenemos la creencia de que el “hombre es un simple cuerpo carnal
y que las causas de las enfermedades no pasan de desarreglos del organismo” e
insistimos en tratar sólo el cuerpo, no podremos obtener la verdadera curación. No
quiero decir que las enfermedades no puedan curarse a través de remedios,
tratamientos médicos u operaciones. Lo que yo quiero explicar es lo siguiente: El cuerpo
carnal, en realidad, es una “imagen proyectada por la mente”. En otras palabras, nuestro
aspecto material llamado “cuerpo carnal” se manifiesta exactamente de acuerdo con
nuestra mente. Por lo tanto, el cuerpo carnal es simple “consecuencia” y no la “causa”.
Si lo sometemos a un tratamiento con remedios o cirugías, este cuerpo que es la
consecuencia de la mente puede, por supuesto, presentar otra “consecuencia”, es decir,
la curación. Sin embargo, no sirve de mucho cuidar sólo la “consecuencia” (es decir, el
cuerpo), sin tratar de mejorar la mente que es la “causa”, porque en este caso si se
continúa emitiendo los mismos pensamientos equivocados aparecerá nuevamente la
misma consecuencia. Podemos comparar esto, al hecho de que si contaminamos el
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de los órganos internos, huesos, ojos, nariz, boca, etc., es la mente. Todas las personas
tienen los ojos y la boca en horizontal, la nariz en vertical, en fin cada órgano en su
debido lugar y en la posición correcta; y aunque, existan pequeñas diferencias
individuales, las estructuras de estos órganos obedecen siempre a un patrón general ya
definido. Es imposible que todo eso sea sólo el resultado de una simple “agrupación
casual” de las moléculas de la materia. El hecho de que aparezca una estructura
compleja, un proyecto bien elaborado, sólo es posible cuando algo dotado de “mente”
dispone ordenadamente las partículas componentes de la materia.
Si alguien aún está inclinado a creer que “el cuerpo es el resultado de la reunión
casual de ciertos elementos materiales” y que “no pasa de un mero acaso el hecho de
que su forma general sea común a todas las personas”, debo recordarles que las
casualidades no suceden con tanta frecuencia y en número tan elevado.
Ustedes pueden constatarlo fácilmente si realizan la siguiente experiencia en sus
hogares: Tomen un puñado de arroz o frijol y desparrámenlo sobre la mesa. Al caer los
granos, cada uno va a ocupar un lugar. Pero por más que ustedes repitan esta misma
operación, no lograrán que los mismos granos caigan en los mismos lugares. E incluso
más: al caer los granos al azar, jamás formarán figuras geométricas como un círculo, o
un cuadrado, o un triángulo, etc., ni mucho menos los trazos de un rostro humano, ni
cualquier otra figura. Ante esta prueba, creo que ustedes llegarán a la conclusión de que
el hecho de que todas las personas tengan ojos, nariz, boca, en fin, todos los órganos
del cuerpo en sus debidos lugares y en determinadas posiciones, (es decir, en el sentido
vertical u horizontal, en dirección a la derecha o a la izquierda, etc.), no puede ser
resultado de una agrupación casual de las moléculas de materia.
Entonces, surge el interrogante: si las moléculas no tienen la capacidad de
disponerse ordenadamente por sí mismas, ¿qué o quién las dispone en un determinado
orden? Sabemos que la materia no es capaz de moverse por sí sola. Por ejemplo: el vaso
y el micrófono que están sobre esta mesa, no pueden desplazarse por sí mismos. Sin
embargo, si yo quisiera que ellos estén alineados ante mí o, mejor dicho, si la Vida que
palpita en mi interior concibe tal idea y actúa inmediatamente, mis manos colocarán
estos objetos en la posición deseada. Así también es nuestro cuerpo. No es por simple
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CAPÍTULO 29
Cité en la revista Josei no Riso (Ideal de la Mujer) el caso de un niño que orinaba
en la cama casi todas las noches. Como ningún tratamiento surtía efecto, sus padres
buscaron al vidente Edgar Cayce. Él, con su poder de clarividencia, descubrió que en la
encarnación anterior este niño fue pastor y perseguía implacablemente a los médium y
sacerdotisas. Él los encadenaba y los lanzaba al agua. El karma que resultó de ese acto
cruel se manifestaba en la actual encarnación en la forma de enuresis nocturna. A pesar
de que ya estaba grande, mojaba todas las noches su cuerpo.
¿Dónde estarían ocultos los karmas acumulados en la vida anterior a esta? Están
en la mente. La “mente” es una especie de recipiente donde se acumulan los karmas,
tal como una pila eléctrica que acumula energía eléctrica. El karma no es una energía
acumulada en algún lugar fuera de nuestra “mente” y que aparece independientemente
de nuestra voluntad; todos los tipos de karma están en nuestra “mente”.
En el ejemplo referido, la “mente” de ese niño que en la encarnación anterior fue
un pastor cruel, siempre tuvo conciencia de las malas acciones cometidas. Incluso,
cuando él lanzaba al agua a los médium y a las sacerdotisas encadenados, su mente
reconocía la perversidad de tal acto. Sin que alguien le dijese: “Usted es un pecador, su
“mente” era consciente de eso y ese sentimiento de culpa se grabó allí profundamente.
La “mente” no termina con la muerte del “cuerpo”. De esta forma, en la presente encar-
nación, él nació con la “mente” cargada de ese sentimiento de culpa, es decir, cargada
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ayuda sincera a todas las personas que están a tu alrededor. Tú eres bondadoso, tú eres
muy cariñoso”. Esa misma noche, el niño dejó de “mojar la cama”. Esto sucedió porque
desapareció de su mente el sentimiento de culpa, que lo llevaba a pensar muy
íntimamente: “Yo soy malo, soy pecador; debo quedarme mojado y sufrir para pagar
por todos los pecados que cometí”.
En este caso fue suficiente sugestionarlo una sola vez para obtener el efecto
deseado, pero no todos logran soltar el “karma” de su “mente” con apenas una sola
sugestión; por eso, es necesario que lo hagamos repetidas veces para obtener un
resultado satisfactorio. Se nota que, en el ejemplo citado, se obtiene un efecto positivo
porque las palabras usadas para sugestionar al niño fueron; “Tú eres bueno y cariñoso”
y no “Tú vas a dejar de mojar la cama”. Mediante este hecho podemos comprender que
el mejor método para que nuestro hijo sea saludable e inteligente es leer la sutra Lluvia
de néctar de la Verdad a su cabecera cuando esté por quedarse dormido y grabar en su
mente el pensamiento siguiente: “Tú eres hijo de Dios; en el mundo creado por Dios no
existe ningún mal, pecado o karma”, que así, se extinguirán todos los karmas negativos.
Los karmas negativos encubren el aspecto perfecto del hombre, tal como nubes
oscuras ocultan la luna llena. Cuando se disipan las nubes, la luna aparece redonda y
clara. De la misma manera, cuando se extinguen los “karmas” negativos, aparece el
aspecto perfecto del hombre: bueno, saludable e inteligente.
En una conferencia realizada el año pasado en la ciudad de Urawa, un señor
llamado Terutaro Kambayashi dio testimonio de fe, al hablar de la cura milagrosa de la
ceguera de su pequeño nieto. Este niño nació con una grave anomalía en ambos ojos: la
esclerótica cubría totalmente el iris. El oftalmólogo dijo que tal vez podría aparecer el
iris, si efectuaba un corte en la esclerótica, pero que aún no podía hacer nada debido a
la corta edad de la criatura. Entonces, el Sr. Terutaro leyó diariamente la sutra sagrada
Lluvia de néctar de la Verdad, practicó fervorosamente la Meditación Shinsokán,
mentalizando las siguientes palabras: “todas las personas son hijas de Dios, por lo tanto
son perfectas. También mi nietito, en realidad, es un niño perfecto. Su ceguera no pasa
de un aspecto fenoménico”. Al mismo tiempo, visualizaba en su “mente” la “Naturaleza
Divina” de su nieto. Por increíble que parezca después de algún tiempo, las membranas
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su mente.
Si analizamos los métodos educativos convencionales, constatamos que todos
ellos consisten básicamente en decir a los niños: “Tú eres tonto, por eso debes estudiar
bastante” o “¡Eres muy perezoso! Si no te controlo, tú de ninguna manera estudias”, y
así, apuntan solamente sus aspectos negativos. Por eso, a pesar de los esfuerzos de los
educadores en el sentido de “mejorar” a los estudiantes, ellos no corresponden.
Situaciones como esta no sólo se observan en el área educativa, sino también en los
demás sectores, lo que constituye un grave problema.
Por ejemplo, refirámonos a las relaciones entre las naciones: ¿Cuál es la causa de
tantas guerras, no obstante que han aparecido grandes maestros religiosos como Jesús,
Sakyamuni y otros? Según el Dr. Karl Menninger, “la guerra es una forma de autocastigo
del hombre”. Pero entonces, ¿Por qué el hombre no cesa de auto punirse?
¿Por qué la humanidad no termina con la guerra que hace que los hombres se
torturen o se maten los unos a los otros? Porque la humanidad aprendió que “El hombre
es pecador” y tiene en su subconsciente el deseo de redimirse a través de la auto
punición, por eso recurre a la guerra para flagelarse.
La mente superficial del hombre no toma conciencia de esto, pero en su
subconsciente está escondida la idea: Yo soy pecador y debo sufrir para pagar mis
pecados.”
Esta es la razón por la que no cesan las infelicidades y las guerras en este mundo.
Retomando el tema de la educación, veamos cómo es posible regenerar a los niños
delincuentes y mejorar a los que sufren de deficiencia mental. Deseo sinceramente que
nadie tenga hijos delincuentes o débiles mentales. Pero si alguien tiene este problema,
le recomiendo lo siguiente: Todos los días tan pronto como el niño se duerme, susurre
a su oído, durante 5 a 10 minutos las siguientes palabras: “Tú eres hijo de Dios, por
eso eres bondadoso, cariñoso y te va bien en los estudios. Tú eres sano y eres una
persona maravillosa que puedes realizar cualquier cosa”. Esto traerá excelentes
resultados, porque como se sabe; EN EL MOMENTO EN QUE LA PERSONA ACABA DE
DORMIRSE, SU SUBCONSCIENTE AFLORA A LA SUPERFICIE Y LAS SUGESTIONES QUE SE
HACEN EN ESE MOMENTO SE GRABAN PERFECTAMENTE.
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Mejor aún sería leer la Sutra Sagrada Lluvia de néctar de la Verdad a la cabecera
del niño cuando estuviera por dormirse, porque en él se explica claramente que el
hombre es hijo de Dios y lo maravilloso que es él. Es natural que de esta manera se
obtengan resultados mucho mejores.
Hay personas que piensan que es inútil leer la Sutra Sagrada Lluvia de néctar de
la Verdad a la cabecera del niño porque al ser muy pequeño no la comprende. Sin
embargo, cuando el adulto la lee y entiende su significado, en su mente surge la
vibración que se une a aquellas palabras divinas y esa vibración va al encuentro del
subconsciente del niño. Por lo tanto, no es indispensable que el niño entienda el
significado de las palabras que se le leen. Si el adulto lee para el niño la Sutra Lluvia de
néctar de la Verdad con la mente concentrada, meditando profundamente el significado
de las palabras, se obtendrán resultados excelentes.
El hombre renace en este mundo material en numerosas ocasiones. Hay personas
que actualmente están aquí y millares que están en el mundo espiritual preparándose
para un futuro renacimiento. En la época en que vivían nuestros antepasados, no existía
una religión que enseñase: “El hombre es hijo de Dios y no hay pecado alguno que haya
cometido, consecuentemente es innecesario castigarse”. Por eso, cuando nuestros
antepasados, renazcan en este mundo y escuchen por primera vez tal enseñanza,
alcanzarán la salvación al desligarse de la idea de “pecado” que sus “mentes” retenían.
No hay virtud más elevada que trasmitir esta gran Verdad: La naturaleza divina del
hombre y la inexistencia del pecado, porque de esta forma estaremos salvando a la
humanidad a través del pasado, presente y futuro.
Uno de los libros de Edgar Cayce que habla de la clarividencia, cita el caso de una
persona que nació ciega en esta encarnación porque en la anterior encegueció a un
adversario, hiriéndolo en los ojos. Hay muchas personas en semejantes situaciones, a
quienes debemos transmitirles la Verdad. Si salvamos a una persona trasmitiéndole la
Verdad y “abriéndole los ojos”, es decir, explicándole que su Imagen Verdadera
(verdadera naturaleza) es eternamente perfecta y, por lo tanto, libre de cualquier
pecado, sin duda, estaremos acumulando una gran virtud. Ustedes que están salvando
a mucha gente a través de la divulgación de esta Verdad, con seguridad, surgirán como
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“nuestra mente”. De la misma manera que la energía de una pila desaparece cuando
se manifiesta como “luz” o “calor”, nuestro karma también comienza a desaparecer
en el momento en que se manifiesta en alguna forma lo que se acumuló en nuestra
mente. Por lo tanto, aunque nos sucedan hechos desagradables, debemos agradecer y
pensar que así está desapareciendo el karma negativo del pasado; pero lo mejor sería
extinguir el “karma negativo del pasado” sin que nos ocurran “hechos desagradables”.
¿Cómo podremos lograrlo?: Concientizándonos y acumulando karmas positivos.
1) CONCIENTIZÁNDONOS a través de la lectura de la Sutra Sagrada Lluvia de
néctar de la Verdad, que “en realidad, el karma negativo no existe”, pues la Imagen
Verdadera del hombre es hijo de Dios; y
2) ACUMULANDO “KARMAS POSITIVOS”. Para acumular “karmas positivos, es
necesario que salvemos a nuestro prójimo cada vez que tengamos la oportunidad.
Alegrarse sólo con la propia salvación es señal de egoísmo. Aquel que actúa de este
modo será, a su vez, rodeado de personas egoístas, no podrá contar con la bondad de
los demás, y también en la próxima encarnación, nacerá en un ambiente donde existan
personas que sólo piensan en su propia salvación. Tendrá una vida triste, sin nadie que
le ofrezca amor. Si nosotros salvamos a muchos, seremos amados por muchos. Esta es
la ley de la causa y efecto (Ley de la Acción y de la Reacción).
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CAPÍTULO 30
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que todos esos pecados “no tienen existencia real”, porque Dios no creó pecados ni
pecadores. Esto no pasa de “sombras” proyectadas por la mente humana, comparables
a las imágenes proyectadas en “una pantalla de cinema.” Y ¿por qué se proyectan esas
“sombras” en la pantalla de la vida? Porque los hombres- por desconocer su propia
perfección original mantienen en su mente la idea de que el “pecado existe y que todos
los hombres son pecadores”. Esta idea es proyectada en el mundo de las formas, porque
este mundo es una especie de pantalla de tres dimensiones. Y el hombre, al ver estas
“sombras” proyectadas, vuelve a grabar en su mente la idea de pecado y de pecador; y
de esta manera, da lugar al círculo vicioso de proyecciones de los karmas negativos. Sin
embargo, a partir del momento en que comprendemos que “en realidad, no existen ni
pecados ni pecadores, que existen únicamente Dios y los hijos de Dios”, lograremos
alcanzar un mundo de total libertad, trascendiendo las imperfecciones manifestadas en
el plano fenoménico.
Cristo dice: “... y la Verdad los hará libres” (Juan 8, 32). Y también: “Yo soy el
Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14, 6) “La Verdad” es lo que realmente existe: no se
trata del aspecto manifestado provisoriamente, sino el Aspecto Verdadero (Imagen
Verdadera). La mayoría de las personas, equivocadamente, cree que es existencia verda-
dera, lo que se manifiesta temporalmente. Sólo existe lo que de verdad existe; y las
demás cosas, que no son existencias verdaderas, no existen. Lo que es existencia falsa
no puede ser considerado existencia. El fenómeno es una cosa manifestada y, por eso,
no podemos decir que él existe. Esto es comparable a las escenas de una pieza teatral o
de una película, por más auténticas que puedan parecer, nunca son escenas reales. Por
ejemplo: aunque un actor “mate” a cien personas en el escenario, es sólo una acción de
la pieza teatral. En realidad, él no ha matado ni una sola persona lo que puede ser
constatado fácilmente, si miramos los camerinos de los artistas. Lo mismo sucede res-
pecto al cinema: por más auténticas que parezcan ser las escenas de una batalla
sangrienta en que mueren millares de personas, ellas no son reales. No pasan de ser
creaciones de las mentes de los productores de la película, que son captadas por las
mentes de los espectadores. Podemos decir, que ellas son sólo “imágenes” proyectadas
por la mente y que no existen de verdad.
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En la Sutra de Loto del Budismo encontramos este trecho: “Todos los fenómenos
son lo mismo que nada”. Realmente, fenómenos son sólo fenómenos y no son
sustanciales. El aspecto fenoménico de este mundo no es su aspecto verdadero. Lo que
existe realmente es el “mundo pleno de luz creado por Dios”. Y todos sus habitantes son
perfectos y viven en armonía, pues son hijos de Dios. He ahí, la Imagen Verdadera de
este mundo y de las personas que lo habitan.
¡Escuchen todos los que lloran porque sufren de enfermedades e infelicidades!
Levanten los ojos y graben la luz de la Imagen Verdadera. Por más reales que parezcan
las enfermedades, las infelicidades y las tragedias “manifestadas” en sus vidas, crean
que ellas “no tienen existencia real”, pues son sólo fenómenos. Es esencial que todos
nosotros mentalicemos constantemente esta Verdad.
En la conferencia anterior, relaté el caso de un niño que dejó de “mojar la cama”
a partir de la noche en que su madre, sentándose a su cabecera después que él se quedó
dormido le susurró durante el sueño alrededor de 10 minutos, las palabras: “Tú eres un
niño bueno y cariñoso”. Como podemos ver por este ejemplo, la manifestación de los
aspectos imperfectos del hombre cesan cuando se graba en su subconsciente la Verdad
que dice: “El hombre, por ser hijo de Dios, es bueno, es generoso, es perfecto”.
Comúnmente, los padres cuyo hijo tiene el problema de “mojar la cama” intentan
curarlo a través de severas reprimendas, diciéndole constantemente: “Tú ya estás muy
grande para orinarte en la cama. ¡¿No tienes vergüenza?! De alguna manera tienes que
dejar esa fea costumbre, ¿me escuchaste?” Pero, cuanto más los padres lo regañan, más
profundamente se graba en la mente del niño la idea de “mojar la cama”, por lo que él
no puede dejar la mala costumbre.
Tal vez, ustedes piensen que le doy demasiada importancia a un caso tan
insignificante como la curación de la enuresis. Quiero que comprendan que me referí a
este caso sólo como un pequeño ejemplo de cómo podemos mejorar a las personas a
través de la mentalización de las palabras positivas. De igual forma, que una simple
experiencia de laboratorio puede comprobar una gran verdad científica, también un
caso, aparentemente sin importancia, puede mostrarnos la Verdad y ser la base para
comprender cómo podemos mejorar realmente a la humanidad.
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“Todas las personas son hijas de Dios. Por lo tanto, no existe ni una sola persona
siquiera que sea mala, pecadora, perversa”. Debemos dirigir estas palabras no sólo a los
oídos del niño que está a punto de dormirse, sino también a la mente de toda la
humanidad. Debemos hacer que la humanidad despierte a la Verdad, mentalizando
firmemente: “¡Todos los hombres de la faz de la Tierra, despierten!. Despierten a la
Verdad de que todos son hijos de Dios, seres bondadosos y generosos. No hay nadie que
desee eliminar al prójimo”. Cuando la humanidad despierte a esta Verdad, mejorará;
desaparecerán las enfermedades, la miseria y las guerras. Si la humanidad no ha
mejorado, a pesar de su vehemente deseo de concretizar la paz y la felicidad, es porque
todavía no eliminó de su subconsciente la idea equivocada de que “el hombre es
pecador”, y por eso intenta mejorar, pero no lo logra.
Esta idea provoca el deseo de expiación que lleva a la humanidad a torturarse a sí
misma, desencadena guerras crea infelicidades, favorece la aparición de las
enfermedades Con seguridad, la humanidad mejorará si hacemos que concentren que
“Todos los hombres son perfectos, pues son hijos de Dios”. En realidad, no existe ni un
solo pecador siquiera. También, en lo que se refiere a la educación esta concientización
es esencial. Mientras los padres profesores y educadores insistan en señalar los puntos
negativos, será imposible que se obtengan buenos resultados. Por más imperfecto que
sea el aspecto fenoménico de un niño, debemos creer que su Imagen Verdadera es
perfecta, y orientarlo de modo que él mismo lo comprenda así. De esta forma, él
comenzará a manifestar la perfección de la Imagen Verdadera y será una persona
extraordinaria.
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CAPÍTULO 31
LIBERÁNDOSE DE LA POBREZA
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pensar en suicidarse. Pero reflexionó y se dijo a sí mismo: “Tengo una cosa que hacer
antes de morir”. Recordó que hacía mucho tiempo, su abuelo se había curado de
catarata, orando fervorosamente ante la imagen de Kanzeon Bosatsu (6) que era la
reliquia de la familia.
Posteriormente, esa reliquia había llegado a sus manos, a través de un tío suyo.
Él la colocó en el oratorio de su casa y le ofrecía fervorosas oraciones desde hacía
alrededor de 15 años. “Kanzeon Bosatsu tiene un poder milagroso. Voy a pedirle que
me ayude”. Pensando de esta manera, él se dirigió al oratorio, se arrodilló ante la ima-
gen y rezó fervorosamente:
-Aquí estoy ante ti, misericordiosa Kannon (7) para pedirte auxilio. Te he
consagrado ofrendas y ofrecido oraciones todas las mañanas desde hace más de diez
años, y nunca te he pedido nada. Pero, ahora necesito tu ayuda porque estoy en una
gran dificultad.
Si ustedes piensan que él pidió dinero a Kanzeon Bosatsu para pagar sus deudas
están engañados. Él suplicó:
-Ayúdame, te lo ruego. Sufro mucho por esta deuda de cincuenta mil yenes. Estoy
tan confundido y desesperado y me siento tan inútil, que me pongo a pensar por qué
nacemos en este mundo. Enséñame, Kannon, el significado de esta vida.
Los días fueron pasando sin que nada de extraordinario sucediese. Entonces, en la
madrugada del 18° día, el señor Yoshimura tuvo un sueño extraño (más tarde él recordó
que ese día era la fecha consagrada a Kanzeon Bosatsu). Este fue el sueño: Kanzeon
Bosatsu apareció a la cabecera de su cama y en silencio le mostró la página de un
periódico con una enorme propaganda de un libro.
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a una tribu de salvajes de alguna isla del Pacífico y lo conectamos ante estos aborígenes
que nunca tuvieron contacto alguno con la civilización, ellos quedarán asombrados al
escuchar la voz humana que sale de una “cajita” y dirán que eso es un milagro. Es que
esos indígenas no conocen la “Ley de la Trasmisión de las Ondas Hertzianas”. De la
misma manera, las personas que ignoran la “Ley de la Mente” dicen que “es un milagro”
cuando alguien obtiene fortuna a través de la transformación de su actitud mental.
Antes de leer La Verdad de la Vida, el Sr. Yoshimura se creía un hombre, pobre,
débil e inútil; y se consideraba “cincuenta mil yenes inferior a un obrero”. Y las ondas
mentales negativas provocadas por este “complejo de inferioridad” estaban atrayendo
acontecimientos que sintonizaban con ellas. Por eso surgían dificultades y más
dificultades en su vida, de acuerdo con la Ley de la Mente que dice: “se acercan a
nosotros y se concretizan en nuestra vida todas las cosas que sintonizan con nuestras
ondas mentales”. De esta forma, mientras el Sr. Yoshimura pensaba: “Soy pobre, soy
incapaz, soy un fracasado, soy más miserable que un vagabundo sin un centavo”, era
imposible que la fortuna se acercase a él. Pero todo se transformó cuando él concientizó
que su vida era “una sola” con la “Gran Vida de Dios”, el cual es la Fuente de riquezas
ilimitadas y Creador del Universo. Al tener esa consciencia, él comenzó a emitir “ondas
mentales que se sintonizaban con la riqueza”, y una serie de acontecimientos felices
comenzaron a surgir en su vida.
En primer lugar, narraré cómo obtuvo el dinero para pagar sus deudas. En la
ciudad de Ube, vivía un señor muy rico que tenía una mina de carbón en Kyushu. Él
pretendía formar una sociedad anónima con un capital de cinco millones de yenes para
explotar esa mina. Intentó llevar a cabo su plan, pero fracasó. Más tarde, recordó al Sr.
Yoshimura, fue a buscarlo y le explicó el asunto:
-Sr. Yoshimura, como usted entiende bien de títulos y acciones, creo que es la
persona indicada para este trabajo. Estaré muy contento si acepta mi propuesta.
El Sr. Yoshimura aceptó la oferta, logró reunir a varios interesados, eligió el
número necesario de accionistas, tomó todas las providencias y cumplió con éxito la
tarea que se le confió. Satisfecho con el excelente trabajo del Sr. Yoshimura, el rico
propietario de la mina le pagó la elevada suma de ochenta mil yenes. Como vemos, este
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Como acabamos de ver, cuando el Sr. Yoshimura entró en contacto con las
enseñanzas de Seicho-No-Ie, dejó de ser “cincuenta mil yenes inferior a un obrero”, y se
volvió poseedor de “abundante y creciente fortuna”. Se sentía inmensamente grato a
Seicho-No-Ie. Algún tiempo después, cuando él se enteró que yo iría a proferir una
conferencia en su ciudad, pensó en invitarme para que me hospedase en su residencia,
en señal de gratitud. Pero como su casa también funcionaba como oficina era muy
bulliciosa, el teléfono sonaba constantemente, y las personas entraban y salían.
Entonces, él decidió separar su residencia de su oficina, y comenzó a buscarla en un lugar
sosegado. Por suerte, supo de una persona que estaba vendiendo una casa localizada
en una calle tranquila, frente al Templo Hachiman. Inmediatamente, él se contactó con
el propietario y le hizo una oferta para comprarla. Como la fecha de mi llegada a la
ciudad de Ube estaba próxima, era necesario que la casa fuese desocupada
inmediatamente. Entonces, el Sr. Yoshimura ofreció 50% más que su valor real. Claro
que el propietario no lo pensó dos veces y el negocio fue cerrado en el momento.
Sólo porque quería adquirir urgentemente una casa tranquila para hospedarme,
él había pagado por aquel inmueble una cantidad muy superior a su valor real. En
aquella ocasión, todos pensaron que él había hecho un pésimo negocio. Sin embargo,
más tarde, cuando los conflictos (Segunda Guerra) se intensificaron y la ciudad de Ube
fue bombardeada, la nueva morada del Sr. Yoshimura no sufrió ningún daño. Además,
él lucró con ese negocio, porque hubo una enorme valorización de los inmuebles.
Como ya mencioné, cuando el Sr. Yoshimura pagó 50% más por tal propiedad,
motivado únicamente por el deseo de obtener un lugar calmo para hospedarme, todos
pensaron que él había sufrido un enorme perjuicio. Pero los hechos posteriores
probaron que esa transacción devino en beneficiosa para todos: la persona que vendió
la casa quedó satisfecha porque obtuvo un precio mucho más alto del que esperaba; yo
estuve muy contento porque fui hospedado en aquella casa confortable y tranquila; y el
Sr. Yoshimura no sólo escapó del bombardeo, como también, más tarde, tuvo una
enorme ganancia a causa de la valorización de su inmueble. Como vemos, cuando
actuamos con sentimiento de amor y deseo de ser útil al prójimo, y no con la intención
de “obtener ventajas”, logramos resultados maravillosos como en este caso.
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CAPÍTULO 32
Diariamente recibo innumerables cartas con consultas sobre los más variados
asuntos de la vida. Al leer las que relatan enfermedades, siempre observo la presencia
de un conflicto en la mente de esas personas. La Sra. A, por ejemplo, escribe:
“Muchas gracias Prof. Taniguchi, por su incansable esfuerzo en trasmitir la Verdad
a todas las personas. Sé que no debería tomar su precioso tiempo, pero le escribo para
pedirle orientación, porque me encuentro desesperada. Después de la guerra, yo me
casé en Manchuria, y en octubre de ese mismo año, regresamos a Japón, mi esposo, mi
mamá y yo. Como mi única hermana estaba viviendo en Kobe, fuimos a hospedarnos a
su casa. En ese tiempo yo estaba embarazada y en marzo del año siguiente di a luz a un
niño. El parto fue muy difícil, después fui operada cuatro veces y permanecí internada
durante más de cien días. Como mi esposo era económicamente incapaz, mi hermana
se vio obligada a asumir todos nuestros gastos. Ella tenía una tienda y financieramente
estaba muy bien. Inmediatamente después del nacimiento de mi hijo, yo me separé de
mi esposo por varios motivos; y cuando me dieron de alta, nuevamente fui a vivir con
mi hermana y la ayudaba en la tienda. Mi hermana siempre había tenido problemas con
mi madre, aun cuando ella cuidaba de su casa. Por eso finalmente prefirió que se fuese
a vivir al campo. Entonces, yo me encargué de los quehaceres domésticos; al mismo
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sangre. Estuve en reposo alrededor de dos meses. Cuando regresé al trabajo, todos los
síntomas se presentaron otra vez, y mi propia jefa me obligó a que descansase más
tiempo. Pero si yo dejo de trabajar, no tendremos con qué vivir. Tengo la seguridad de
que volveré al trabajo tan pronto baje la temperatura, pero por el momento, las
circunstancias no me lo permiten. Si me internan, siento que me voy a morir de
tristeza...”
La primera cosa que podemos observar claramente en esta carta es la presencia
de la “mente que ataca al esposo” como lo muestra el trecho: “El parto fue muy difícil;
después fui operada cuatro veces... Mi esposo era económicamente incapaz y mi
hermana se vio obligada a asumir todos los gastos...” Esta señora no se daba cuenta de
que la “mente que ataca al esposo” fue la que hizo difícil su “parto” e hizo “cortar” su
cuerpo, llevándola a “someterse a cuatro operaciones”.
Los órganos genitales de la mujer no pertenecen sólo a ella; en cierta forma,
también “son del esposo”. La “mente que ataca” es la mente que hiere a los demás y,
por lo tanto, si ella tiene una “mente que hiere al esposo”, inconscientemente desea,
herir a sus órganos genitales que también “son del esposo”. En el caso de esta señora,
las cuatro intervenciones quirúrgicas con la materialización en el mundo de la forma de
su “mente agresiva”.
De cualquier modo, una persona que sufre de alguna enfermedad ginecológica por
mucho tiempo debe reflexionar y analizar bien su mente, y transformar la “mente que
ataca al esposo” en “mente que agradece al esposo". Al proceder de esta forma, todos
los síntomas de la enfermedad ginecológica desaparecerán rápidamente.
En otro trecho de su carta, la Sra. A dice: “...Proseguí haciendo trabajos de tejido.
Pensaba en una eventual necesidad. Me esforcé tanto, que terminé agotada con fiebres
constantes. Y, finalmente, mis pulmones resultaron afectados...” Este trecho n os da a
entender que ella terminó por contraer la tuberculosis por haberse dedicado exa-
geradamente a tejer, lo que no es verdad. Si fuese cierto, todas las amas de casa que se
dedican al tejido deberían terminar tuberculosas; eso no sucede y sólo una minoría es
atacada por este mal. Entonces, el hecho de que esta señora haya contraído tuberculosis
no puede haber sido “resultado de la dedicación al tejido”; debe haber alguna otra
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“causa” que produjo tal “efecto”. Según su carta, ella recibió de su hermana todo el
apoyo necesario para sobrevivir desde el tiempo en que regresó a Japón y, sin embargo,
escribe: “... no soporté más y hui de casa”.
Esta confesión revela cuán profundo era el conflicto interno que tenía con su
hermana que tanto hizo por ella. Fue exactamente ese violento conflicto en su corazón
que provocó la mala circulación sanguínea en la región torácica e hizo de sus pulmones
un foco para el desarrollo de los bacilos de tuberculosis.
Recordemos los ejemplos de dos grandes religiosos: el maestro del budismo
Hakuin y el fundador de la secta Kurozzumi, que contrajeron tuberculosis a consecuencia
de violentas conmociones sentimentales. Ambos tuvieron hemoptisis varias veces, pero
en el momento en que serenaron la mente dirigiéndola totalmente hacia la luz,
milagrosamente se curaron sin siquiera tomar vitaminas u otros elementos nutritivos.
Estos dos ejemplos confirman mi aseveración de que el estado mental de una persona
influye poderosamente en las enfermedades de la región torácica.
La Sra. A escribió que su hijo aún pequeño se quemó “la parte superior de su
cuerpo”. En este caso, no se trata de una enfermedad de los órganos internos y sí de
una quemadura provocada por un agente externo, pero desde el punto de vista del
“mundo mental”, no hay interno ni externo. La “parte superior del cuerpo”, en este caso,
simboliza las personas mayores. Como la “vida de un niño” está unida directamente a
“la vida de su madre”, el violento conflicto en la mente de la madre con una persona
mayor (su hermana, en este caso) se manifestó en forma de quemaduras en la “parte
superior del cuerpo” de su amado hijo. Todo lo que aparece en este mundo es
manifestación de nuestra mente.
He aquí, otra de las cartas recibidas de los lectores y mi apreciación:
“Profesor, aunque no lo conozca personalmente, me tomo la libertad de escribirle
esta carta para pedirle orientación. Soy una asidua oyente de sus conferencias radiales
trasmitidas todos los sábados. El año pasado, perdí a mi hijo de nueve meses a causa de
un mal que yo le trasmití. Yo había contraído tuberculosis, pero no lo sabía y debido al
contacto directo con mi hijito lo contaminé. Fue muy grande mi tristeza por la pérdida
de mi pequeñito, pero me apoyé en el ejemplo de fe demostrado por mi padre, que es
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CAPÍTULO 33
Supongamos que usted esté enfermo desde hace mucho tiempo y desee curarse
lo antes posible, o que usted esté frente a una dificultad económica y desee superar esa
situación lo más rápidamente, o incluso que usted no tenga ninguno de estos problemas,
pero sienta que le falta alguna cosa en su vida, que esté triste o aburrido y ya recurrió
en vano a todo lo que pudiese llenar ese vacío.
Pero, cierto día alguien le habla de Seicho-No-Ie. Le dice que allí hay un método
para solucionar los problemas totalmente diferente s de los que usted conoce, que
consiste en utilizar la fuerza de la “mente”. Usted se interesa, va a Seicho-No-Ie y
escucha los relatos de personas que resuelven sus dificultades utilizando la fuerza
“mental” y decide hacer la prueba. Entonces, le informan que la explicación detallada
de ese método se encuentra en los 40 volúmenes de la colección La Verdad de la Vida
y en los demás libros que he escrito. Sin embargo, usted tiene mucho apuro, quiere
salvarse rápidamente. Si hablamos más claramente, quiere encontrar la llave maestra
con la cual pueda solucionar todo y cualquier problema lo más fácil y rápidamente
posible. En la conferencia de hoy quiero explicar especialmente a todos los que se
encuentran en esta situación, el método más simple para encontrar la salud, la felicidad
y la prosperidad.
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A través de estos ejemplos, creo que usted percibió cuáles son las palabras que
debe “sembrar”. Son palabras alegres, constructivas, entusiastas, optimistas, pacíficas y
reconfortantes. Exprese siempre estas palabras y nunca las que constituyen “malas
semillas”, es decir, palabras sombrías, ásperas, destructivas, pesimistas, de
desconfianza, llenas de inseguridad y miedo. Usted no necesita ser un erudito para
seleccionar las palabras, tan sólo se trata de manifestar únicamente las que se asemejan
a las de la lista de “buenas semillas”. Es suficiente tener consciencia de la importancia
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del efecto de las palabras. Por eso, Jesús dijo: “No es lo que entra por la boca lo que
contamina al hombre, sino lo que sale de su boca”. Es mucho más importante examinar
“lo que sale de la boca”, es decir, las palabras que proferimos para ver si ellas contienen
los “elementos vitales” que nos fortalecen, que examinar nuestros alimentos para ver si
ellos contienen vitaminas. Jamás pronuncie palabras como: “Ya no hay esperanza”, “La
crisis se agudiza cada vez más”, “Fulano es un desgraciado”, etc. Emitir palabras de este
tipo equivale a esparcir semillas de hierbas malas.
Analice bien el tipo de palabras que acostumbra manifestar. Si usted no goza de
buena salud es porque tiene el hábito de expresar “malas palabras” sin darse cuenta.
Quien acostumbra decir: “Esto es perjudicial para mi estómago”, sin duda alguna,
contraerá alguna enfermedad gástrica.
Hay personas que logran vivir contentas en cualquier circunstancia. Por ejemplo,
si hay sol expresan alegremente: “¡Qué hermoso día! ¡Me siento bien!”; si llueve lo
consideran una bendición: “Esta lluvia es benéfica, humedece la tierra reseca”; y si hace
frío, manifiestan con optimismo: “Con este frío, habrá una abundante cosecha de trigo
y los agricultores van a estar muy contentos. ¡Gracias Dios, todo está perfecto!”. Con
certeza, tales personas serán vencedoras, saludables, bendecidas por todos y tendrán
excelentes amigos.
El modo más simple de transformar su destino es cambiar primero sus expresiones
verbales, y luego su comportamiento y la expresión de su rostro. En sentido estricto,
“Palabras” son manifestaciones verbales o escritas de nuestros pensamientos, pero
nuestras actitudes y la expresión facial también son “palabras” que expresan nuestra
mente. ¿No tiene usted el hábito de poner la “cara de mal humor” por cualquier cosa
que no le agrade? ¿No acostumbra a manifestar en la mirada el desprecio o el fastidio
que siente por las personas? ¿No gesticula para mostrar que está molesto? ¿No tiene el
hábito de morderse los labios como si estuviese soportando un gran sufrimiento?
Autoanalícese y si se da cuenta que tiene alguna de estas manías, deshágase de ellas
inmediatamente.
¿No tendrá usted la fea costumbre de rebajar el mérito de alguien que haya
practicado actos elogiables, señalando sus fallas y criticándolo?; ¿No siente envidia
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cuando ve que alguien prospera?; ¿No acostumbra ser un “aguafiestas ’ cuando ve a una
persona entusiasmada con algo y le dice en tono reprobador: “Pero ¿puede ser que no
sea tan bueno como piensas...?.
Las personas que acostumbran comportarse de esta manera no alcanzarán
grandes triunfos en la vida. Por eso, antes de expresar alguna palabra, piénselo dos
veces; y si nota que estaba a punto de colocar un defecto” en alguna cosa, manténgase
callado para evitar que sus labios expresen “palabras dañinas”. “Personas de mala
suerte”, son las que tienen el lamentable hábito de resaltar sólo el lado negativo de
todo lo que escuchan o ven. Ellas viven profiriendo palabras negativas como: “Esto me
parece bueno, pero tiene un inconveniente; Fulano tiene ‘cara de santo’, pero en reali-
dad, no es nada de eso”, etc. Yo dije “lamentable hábito” porque tales personas, al
comportarse de esta manera, cierran “con sus propias manos” la puerta que conduce a
la felicidad. Hay un viejo proverbio que dice: “Aquel que maldice al prójimo también
cava su propia sepultura”. No piense que esto se refiere sólo a los que “maldicen” a
alguien al extremo de desearle un gran mal, pues de cierto modo, también tiene que ver
con los que tienen la costumbre de desprestigiar a los demás hasta en asuntos de poca
importancia.
Por lo tanto, si usted quiere mejorar su destino, debe, primeramente, abandonar
radicalmente el mezquino hábito de hablar mal de los demás y de minimizar las
cualidades ajenas.
Otra cosa es necesaria: dejar de recordar los asuntos desagra dables. Deje de
preocuparse por las enfermedades del pasado o la hereditariedad negativa, deje de
pensar o decir que porque sus padres o antepasados cometieron esta o aquella maldad,
o porque practicaron esta o aquella inmoralidad, usted también puede terminar
siguiendo el mismo camino. Expulse de su mente todo y cualquier recuerdo de fracasos
o errores, así como la más leve inclinación al pesimismo. En la noche, antes de dormir,
analice bien el comportamiento que tuvo durante todo el día y en caso que constate que
todavía posee el hábito de recordar cosas negativas, cierre los ojos y mentalice lo
siguiente, durante unos quince minutos: “Este mundo es hecho por Dios y no hay nadie
que sea infeliz o que tenga algún defecto. Sólo veo las cualidades de todas las personas.
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Sólo veo que todos son felices. El mundo fue hecho por Dios y todo lo que existe en él
es perfecto. Por lo tanto, yo también soy perfecto, no tengo un pasado negativo, ni
caracteres hereditarios adversos. Mis aspectos negativos no pasaban de productos de
mi “mente en ilusión”, que me hacía ver cosas inexistentes. En verdad, yo soy perfecto
y por lo tanto, sólo puedo ser feliz, saludable, rico y simpático”.
De esta manera, dormirá con el espíritu sereno. Por la “fuerza de la palabra”, esta,
autosugestión realizada antes de dormir se graba en el subconsciente, y hará que
desaparezcan los hábitos indeseables.
El hombre tiene el consciente y el subconsciente. El consciente es la parte que está
pensando y reflexionando en este momento. Sin embargo, usted debe saber que existen
muchos recuerdos, casi imposibles de ser evocados en un instante, escondidos debajo
de la capa del consciente de la mente. Esta parte oculta es el subconsciente. Usted debe
saber también que existe una “parte misteriosa de la mente” que hace trabajar los
órganos como el corazón y los pulmones a un determinado ritmo por minuto. Esta
“parte misteriosa de la mente” es el subconsciente. Aunque el consciente no piense en
mover el corazón y los pulmones, el subconsciente los mueve. El subconsciente, en su
estado natural, es decir, cuando está totalmente libre de las interferencias del
consciente es como un “almacén” de la Sabiduría de Dios. Por eso, comanda
internamente los procesos fisiológicos de nuestro cuerpo y externamente trae buenas
soluciones a nuestros problemas, nos orienta de tal manera que conduce todo a un buen
final, guiándonos hacia la salud, felicidad y prosperidad. El subconsciente es receptivo y
también trabaja conforme las impresiones y sugestiones recibidas de afuera,
reproduciéndolas constantemente.
Por esta razón, mientras nuestro subconsciente trabaje bajo la orientación
exclusiva de Dios, los procesos fisiológicos de nuestro cuerpo se realizarán
perfectamente, también nuestros proyectos se concretizarán y progresarán
constantemente, pues buenas ideas surgirán naturalmente. Pero si nosotros
expresamos en palabras cosas malas o pensamos en asuntos desagradables y sombríos,
nuestro subconsciente recibirá la influencia de estas palabras y pensamientos
perjudiciales y comenzará a trabajar de acuerdo con ellos. El proceso es más o menos el
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confianza mutua entre todos los seres vivientes, constituyen el camino para la solución
de todos los problemas, sin lucha y sin violencia.
Supongamos que usted tenga en su vida algún obstáculo en su camino. Por
ejemplo, que su superior no lo aprecie, no lo trate con respeto, no confíe en usted y le
haga algo que lo perjudique. Usted puede pensar que él es libre de proceder como él
quiera, y que por eso, no hay medio de que él cambie. Sin embargo, no es así. Usted
puede hacer que la mente de su superior cambie como usted quiere, porque aunque
usted y su jefe sean personas físicamente diferentes, su “Vida” y la de él están ligadas a
través de la “Gran Vida”, y por esta razón, al emitir las ondas mentales apropiadas, usted
podrá llegar a una perfecta comprensión con él. Usted puede pensar que su superior lo
maltrata, pero si hace una auto reflexión verá que su resentimiento, su desconfianza y
su miedo se proyectan en su superior y hacen parecer que él no lo aprecia a usted.
Por lo tanto, si usted quiere tener una buena relación con su superior, comience
por agradecerle, empiece por apreciarlo realmente. Son inútiles los servilismos o las
falsas demostraciones. Usted debe tratar de estimarlo y agradecerle con toda
sinceridad. Este es el mejor medio para resolver los problemas. Cuando usted comience
a proceder como he dicho, se operará un repentino cambio en la actitud de su superior,
él comenzará a confiar totalmente en usted y lo elevará a las más altas e importantes
posiciones. Porque, en realidad, la esencia de su Vida y la de él están unidas en un único
origen, ellas son “una”.
Puede ser que a pesar de haber hecho la auto reflexión y haber llegado a la
conclusión de que la causa de la mala relación con su superior está en su propio resenti-
miento hacia él, sin embargo, aún así usted no logra agradecerle o demostrarle simpatía
por considerar que eso sería servilismo. Si ese es su caso, no es necesario expresar
abiertamente su gratitud y simpatía. En su lugar, proceda así: en su propia casa haga la
Meditación Shinsokán, visualice la figura de su superior y ore: “En Dios, yo y él somos un
solo cuerpo”, y como si estuviese hablando con él, diga mentalmente: “Plasta hoy yo
alimentaba resentimientos hacia usted. Le pido que me perdone. Ahora yo anulé ese
resentimiento. Yo le agradezco profundamente. Muchas gracias por todo lo que ha
hecho por mí.”
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Haga este tipo de mentalización durante unos veinte minutos, por lo menos, una
vez por día. Si coloca en práctica este método, rápidamente obtendrá excelentes
resultados.
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CAPÍTULO 34
LA VERDADERA RECONCILIACIÓN
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impresión de que el bebé está por nacer, pero tú sabes cómo nace una criatura? ¿Si de
arriba, de abajo, de la boca o del ombligo?” A mi nuera le pareció tan gracioso lo que yo
le dije, que comenzó a reír. Y fue así que, súbitamente, el trabajo del parto comenzó.
Cuando nos dimos cuenta, el bebé ya había nacido. Fue un parto provocado por la risa.
Como la partera estaba ausente, quedamos un poco confusas. Cargando al bebé, sin
cortar el cordón umbilical, la mandé llamar urgentemente.
Al recordar esta historia, sonrío sin querer, debido a su matiz humorístico. Pero si
analizamos este episodio, veremos que contiene una valiosa lección. Nos hace
comprender que lo normal es que todo parto sea así: fácil e indoloro, y eso siempre es
posible cuando la madre mantiene su estado espiritual de forma correcta. Cualquier
mujer puede tener un parto sin dolor, si está reconciliada con todas las cosas de
universo.
En la “Revelación Divina de la Gran Armonía” está escrito: “ Reconcíliate con todas
las cosas del cielo y de la tierra”. Pero eso no quiere decir que debemos reconciliarnos
con las “cosas falsas”, nada más que por condescendencia. La idea de que el parto es
doloroso no pasa de una equivocación, es decir, una “idea falsa”. Por lo tanto, tomar por
verdadera esta “idea falsa” y aceptarla sumisamente no es “reconciliarse”, sino
“condescender”. En la medida en que somos condescendientes, el parto será doloroso.
Reconciliarse realmente con todas las cosas significa reconciliarse con la Imagen
Verdadera (aspecto verdadero y perfecto) de esas cosas abandonando el pensamiento
equivocado. De esta manera, reconciliarse con el acontecimiento llamado “parto” es
reconciliarse con la Imagen Verdadera del parto, es decir, comprender la verdad de que
el hombre es hijo de Dios, y que por lo tanto, es imposible que su nacimiento ocasione
dolor. Reconocer la Imagen Verdadera de todas las cosas y creer plenamente en ello -
esto sí es reconciliarse de verdad. No se trata de admitir la existencia real de los aspectos
negativos y aceptarlos por condescendencia, sino saber que tales aspectos son
inexistentes; y creer sólo en el aspecto positivo y saludable de todas las personas y cosas.
Aunque alguien esté enfermo y nos hable de sus sufrimientos, debemos rechazar
estas quejas y decirle: “¡Tenga valor! ¡Eso no es nada!” Esta es la actitud de la “verdadera
reconciliación”.
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CAPÍTULO 35
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“sombra” y la “sombra” es pasajera. Por eso, si buscamos cosas que tienen forma, en
realidad, buscamos cosas pasajeras.
En lugar de buscar las cosas que tienen forma definida, debemos buscar la fuente
de donde las cosas se originan. Y para ello, debemos pensar en la “riqueza” y en “Dios”
como un todo. Jesucristo combatió la “riqueza” que se opone a Dios con estas palabras:
“No puedes servir a Dios y a las riquezas”. También, cuando Jesús ayunó a la orilla del
río Jordán por cuarenta días y cuarenta noches, se le apareció Satanás que desde la cima
de un monte muy alto, le mostró todas las riquezas y le dijo: “Todo esto te daré si de
rodillas, me adoras”. Jesús le respondió: “Retírate Satanás, porque está escrito: Al Señor
tu Dios adorarás y sólo a Él rendirás culto”. Este episodio muestra claramente que
Satanás simboliza la tentación de los sentidos. La búsqueda de la “riqueza” que se
percibe a través de los sentidos se contrapone a la búsqueda de Dios.
Entonces ¿buscar la “riqueza” es oponerse a la voluntad de Dios? No. Lo que Jesús
dijo fue que no se debe buscar la “riqueza que se opone a Dios”. La equivocación está
en el hecho de que las personas sirven a Dios, que es la fuente de toda la belleza y la
abundancia y, simultáneamente buscan la “riqueza” en otros lugares y a ellos sirven,
ignorando que la verdadera riqueza y Dios son una sola unidad.
Como Dios es el todo de todo, la riqueza está contenida en Él. Por lo tanto, es
innecesario buscar la “riqueza" aisladamente. Es suficiente que busquemos a Dios. Este
es el motivo por el cual Jesús respondió: “Retírate Satanás porque está escrito: Al Señor
tu Dios adorarás, y sólo a El rendirás culto”. No es necesario que adoremos a Satanás
que nos promete todas las riquezas del mundo, pues si adoramos a Dios, que es el todo
de todo, tendremos todo, incluso la riqueza. Al respecto, Jesús dijo: “Busca, pues, en
primer lugar, el reino de Dios y Su justicia y todas las demás cosas te serán dadas por
añadidura”. Esto significa que si buscamos las cosas del Mundo de la Imagen Verdadera,
las otras cosas, es decir, las cosas del mundo fenoménico también llegarán.
Dios es el todo de todo. Nosotros nacemos de Dios y somos hijos de Dios. El
hombre es la suprema auto realización de Dios y por eso tiene dominio sobre todas las
otras cosas creadas por Dios. Por lo tanto, como suprema autorrealización de Dios,
podemos ordenar y determinar dónde debe permanecer la “riqueza”. Si mentalizamos:
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Stevens Hatfield interpretaba de esta manera el siguiente trecho bíblico “Dijo Dios:
que haya luz y hubo luz”: “Luz es comprensión, es pensamiento. Nosotros también
tenemos en nuestro interior esa misma luz, es decir, el pensamiento. Sin embargo, el
mayor drama es que los pensamientos que tenemos son más tiniebla que luz, más
negativos que positivos”. Por esta razón, nuestro pensamiento crea la infelicidad, la
pobreza o la enfermedad; y muchas son las personas que sufren con esto. Debemos
pensar en la felicidad, en la prosperidad y en la salud.
Lo que pensamos durante mucho tiempo es lo que se materializa en el mundo
fenoménico. Por eso, es natural que se materialicen las infelicidades, la enfermedad o
la pobreza, si pensamos en ellas constantemente. Si tenemos más pensamientos
negativos como: “¿Se enfermará mi hijo?”, “¿Perderé mi trabajo?”; “¿Desaprobaré los
exámenes?”, serán mayores las probabilidades de que tales situaciones se
materialicen. Como dijo Cristo: “Que sea conforme tu fe”, se concretiza lo que creemos
firmemente, porque la “fuerza de la imaginación” es reforzada por la creencia y,
entonces, se vuelve “fuerza creadora”.
Antes de más nada, debemos creer que Dios es nuestro Padre, que Él es Amor
infinito, Sabiduría infinita, Riqueza infinita; y que Él nos protege, nos orienta y nos
beneficia en el sentido de proporcionarnos una vida con salud y prosperidad.
Visualicemos esta escena.
Es inherente al hombre, como hijo de Dios, el derecho a ser feliz, saludable y
próspero. Tal vez, alguien piense equivocadamente que “visualizar que el hombre es hijo
de Dios” significa imaginar como “real” una cosa que “es irreal”. Sin embargo, el hecho
de que el hombre sea hijo de Dios no es una simple fantasía, es la pura verdad. El hombre
es el ser más elevado entre todos los seres creados por Dios y sólo a través de él, podrá
concluirse la obra de Creación de Dios en sus mínimos detalles. Por eso, Dios protege al
hombre, lo orienta, lo beneficia y le da todos los recursos y fuerzas necesarias. Debemos
pues, creer que la Voluntad de Dios Padre es ver al hombre próspero.
Para que podamos prosperar, necesitamos eliminar todo y cualquier
pensamiento de carencia o de fracaso, y visualizar siempre en nuestra mente el
aspecto de la Imagen Verdadera donde ya recibimos la dádiva infinita como hijos de
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alegres. Imaginemos todo esto, agradeciendo (no debemos olvidar que imaginar es
“crear”). Hecho esto, entreguemos el resto en las manos de Dios.
“Entregar el resto en las manos de Dios” no quiere decir “quedarse con los brazos
cruzados, sin hacer nada”. Dios está trabajando dentro de nosotros. Por eso, “entregar
en las manos de Dios” significa que usted debe, como “representante autorizado” de
Dios, colocar en práctica inmediata y espontáneamente las ideas de Dios que surgen
naturalmente de su interior.
En este sentido, podemos decir que este mundo fenoménico es una obra de arte
realizada conjuntamente por Dios y el hombre. Quien mueve el “pincel” de acuerdo con
la Sabiduría de Dios logrará pintar el más lindo “cuadro” de la vida.
La Sabiduría de Dios jamás fracasa. Su provisión infinita nunca se agota por más
que la utilicemos. Si nosotros tenemos la verdadera fe en la provisión y sabiduría infinita
de Dios, nos entregamos totalmente a Él y actuamos según Su voluntad, no habrá
necesidad de temer a la pobreza, infelicidad o enfermedad.
Dios desea que el hombre prospere porque Dios es la fuente de la riqueza infinita
y el hombre es el centro consciente de la manifestación de Su fuerza creadora. En otras
palabras, la provisión infinita de Dios podrá ser manifestada solamente a través del
hombre. Concienticemos que el hombre tiene la misión de prosperar. No pensemos que
solamente los pobres podrán entrar en el Reino de los Cielos. Cuando Jesús dijo que la
condición para entrar en el Reino de los Cielos es “ser pobre”, se refería a las personas
de corazón humilde y sin astucia. Por eso, en otra oportunidad, él manifestó: “Si no se
vuelven como niños, de ningún modo entrarán en el Reino de los Cielos”. Ser “pobre de
corazón” es, por lo tanto, tener el corazón dócil y obedecer como un niño las enseñanzas
del Padre. Para realizar algún proyecto en sociedad con Dios es necesario que nos
movamos conforme Su voluntad, como si fuésemos un lápiz o un pincel en Sus manos;
por lo tanto, el deseo de prosperar sólo mediante la oración sin trabajar, es
equivocado.
Por último, el acto más importante y necesario consiste en destinar la décima
parte de la riqueza que recibimos para las obras de Dios. Hay religiones que piden a sus
fieles que ofrezcan espontáneamente la décima parte de sus ingresos a Dios (si en el
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momento no hay ingresos, se ofrece de otra forma la décima parte de lo que posee).
Esto constituye la primera manifestación de la gratitud del hombre al Ser Supremo por
todas las gracias que ha venido recibiendo hasta ahora. De esta forma, sintonizamos con
la vibración de la provisión infinita de Dios y manifestamos el progreso y la prosperidad
en nuestra vida fenoménica.
En el diario “Chugai Nippo” del día 28 de noviembre de 1950 se publicó la
siguiente nota de una adepta de cierta religión:
Vivía en Kyoto una viuda que trabajaba como costurera, quien a muy duras penas
lograba ganar para vivir. Sin embargo, cuando se hizo adepta de esta religión,
súbitamente, su clientela aumentó de tal manera que ella ya no lograba atender a todos
los pedidos. Para manifestar su alegría y gratitud a Dios hizo la promesa de ofrecer todos
los días una gran suma de dinero a la iglesia a la que pertenecía y pasó todo un año
cumpliendo la promesa. Ahora, se volvió una verdadera empresaria y ofrece trabajo a
las personas necesitadas...”
Muchas instituciones religiosas se sustentan solamente con donaciones y ofrendas
de sus adeptos. Pero Seicho-No-Ie no exige a sus adeptos que hagan donaciones. Yo vine
manteniendo el movimiento de Seicho-No-Ie cediendo todas las ganancias obtenidas de
los seminarios y publicaciones. Por consiguiente, ella es sustentada exclusivamente por
mis donaciones. Consecuentemente, hubo adeptos de Seicho-No-Ie que solamente
“recibían” las gracias y, por eso, no prosperaban. Esas personas decían: “En Seicho-No-
Ie me curé de una enfermedad, pero no hizo ningún milagro en mi situación económica”.
Esto sucedió porque solamente yo practicaba el acto de “dar” y no motivaba a los
adeptos a hacer lo mismo, pues me incomodaba tener que solicitarlo. “DA Y RECIBIRÁS”
ES LA LEY DE LA CIRCULACIÓN ECONÓMICA. Esta es la razón por la que Buda decía a sus
discípulos: “Justamente en la época de hambre es que ustedes deben pedir ofrendas a
las personas”, porque la carencia es el resultado de no haber practicado el “acto de dar”.
Más detalles respecto a cómo prosperar podrá ser encontrado en el libro
Invitación a la Prosperidad, Vol. 1 y 2 de mi autoría (Solamente está publicado en
español el volumen.
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EPÍLOGO
No creo equivocarme si señalo que este libro, similar a las obras de Connie
Méndez, está escrito “en palabras de a centavo”; es decir, como es una transcripción de
las enseñanzas radiales que diera el Dr. Masaharu Taniguchi en los años 60’; eh, allí su
verdadero valor: “Está al alcance de la comprensión de todas las personas, por poco que
sea su nivel intelectual”; y es eso lo que me ha motivado a escanearlo y colgarlo en la
red, como una contribución a la gente más humilde que poco conoce sobre estos temas
realmente “liberadores” (No libra del “pecado o karma”, la “enfermedad”, la “pobreza”
y “el miedo a la muerte”; que no son sino ilusiones, espejismos o falsedades, porque no
tienen “existencia real” como nuestra verdadera esencia o Jisso).
En ese sentido y con las disculpas del caso a quienes lucran con los libros del Dr.
Masaharu Taniguchi, contraviniendo la voluntad del Dr. Taniguchi para la libre difusión
de los temas espirituales y de actualidad; vuelvo a indicarles los LINKs de descarga
gratuita de los libros del Dr. Taniguchi y del Dr. Katsumi Tokuhisa colgados hasta el
momento; siempre recordándoles que: Si podéis comprar un original, hacedlo; pero si
estáis atravesando un duro momento económico (temporal e ilusorio, por supuesto);
entonces podéis descargarlo, comunicando de éste hecho a vuestros amigos y
familiares, que bien podrían encontrar en estos libros, la solución a la infinidad de
problemas que aqueja a ésta sociedad moderna. Los LINKs, son:
1) PEDAGOGIA SEICHO NO IE - MASAHARU TANIGUCHI:
https://es.scribd.com/doc/299063671/Taniguchi-Masaharu-Pedagogia-de-
Seicho-No-Ie ó https://es.scribd.com/doc/299063671/
2) LA LLAVE DE LA PROVISIÓN INFINITA - MASAHARU TANIGUCHI:
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https://es.scribd.com/doc/256058761/La-LLave-de-La-Provision-Infinita-
Masaharu-Taniguchi?post_id=100002551280857_796792787082423#_=_
ó https://es.scribd.com/doc/256058761/
3) TU PUEDES CURARTE A TI MISMO DE MASAHARU TANIGUCHI:
https://es.scribd.com/doc/241850703/TANIGUCHI-Masaharu-Tu-puedes-
curarte-a-ti-mismo-pdf ó https://es.scribd.com/doc/241850703/
4) EL LIBRO DE LOS JOVENES - MASAHARU TANIGUCHI:
http://es.scribd.com/doc/175882830/TANIGUCHI-Masaharu-El-Libro-de-los-
Jovenes ó http://es.scribd.com/doc/175882830/
5) LA VERDAD DE LA VIDA - MASAHARU TANIGUCHI:
http://es.scribd.com/doc/190159052/Taniguchi-Masaharu-La-Verdad-de-La-Vida
ó http://es.scribd.com/doc/190159052/
MEIREM.
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